Obligada a amar

Autor: Melii
Género: Romance
Fecha Creación: 28/06/2012
Fecha Actualización: 01/09/2014
Finalizado: NO
Votos: 30
Comentarios: 157
Visitas: 104620
Capítulos: 44

 OBLIGADA A AMAR

 

Me llamo Isabella Swan, pero todos me llaman Bella, tengo 22 años y siendo tan joven mi madre ya arruino mi vida por completo. Yo lo tenía todo, dinero, amor, felicidad y una familia muy unida. Pero mi familia quiebra, y pierde todo su dinero, quedándole solamente, mi casa y ahorros de una pequeña herencia. Al verse sin dinero, mi madre me ha hecho casar, enamorar, desenamorar, y lastimó lo que yo mas amaba en el mundo, mi novio Jacob. Ese hombre es Edward Cullen, un hombre de debo admitir que es muy apuesto, pero en fin, él junto con mi madre acabaron con la poca felicidad que me quedaba.

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Capítulo 41: Cumpleaños de Tony y algo mas...

Bueno....

Primero quiero agradecerle a Vhica (https://www.facebook.com/groups/betasffaddiction/ )mi beta que hace cosas increibles... Es una bea genial !!!!...       No fue tanta espera, fueron 13 dias.. espero que el proximo este en 10 dias como haciamos antes :)

Espero que les guste y antes que nada no se enojen, pero... ALGUIEN MAS VA A MORIR...

Matenme si quieren.. Si adivinan quien es, subo un adelanto del proximo capitulo en 5 dias...Un adelanto bien larguito...

 

—¿Edward?

—¿Qué?

—¿Por qué me respondes así? Te llamé hace media hora para ir a comer, ya acosté a Tony ¿vienes?

—No tengo hambre.

—Hace días que casi no comes.

—Porque no tengo hambre.

—Edward, por favor vamos. —Dijo tomando a su marido del brazo para que lo levantara del sillón donde llevaba sentado toda la tarde mirando nada en especial.

—¡No! ¡Déjame! —Gruñó zafándose.

—Oh claro que no, vienes a comer ahora.

—¿Para qué? Ni siquiera merezco que me hayas cocinado.

—Deja la novela para después y ven a comer.

—No es una novela. No estoy cumpliendo con lo que te prometí.

—Si mal no recuerdo es en la riqueza y en la pobreza. Y no deberías preocuparte tanto, estamos bien.

—¡Ahora Bella, ahora! Hace tres meses que estoy buscando trabajo y no consigo, tantos hospitales y ninguno necesita un pediatra, es el colmo. ¿Cómo quieres festejarle el primer cumpleaños a Tony? ¿Debajo de un puente?

Isabella no pudo evitar reírse ante el melodrama que armaba su marido.

—No le encuentro la gracia.

—Lo siento mi amor, estás exagerando un poco, aún nos queda dinero de la venta de la casa de Forks. También quiero que sepas que hablé con mi padre y las cosas en la hacienda suya están yendo bien y todo gracias a la ayuda que tu le diste, él no tendrá problemas en ayudarnos y si le hablaras a tu madre ella...

—No, sin ayuda Bella, quiero que cuando salgamos de esta estés orgullosa de mi y no decepcionada.

—Eso es una tontería, yo estoy orgullosa de ti mi amor. —Dijo sentándose sobre las piernas de Edward.

—No me mientes ¿verdad?

—Para nada. —Sonrió orgullosa, estaba logrando persuadirlo.

—No lograrás convencerme de todas formas. —Automáticamente su sonrisa decayó.

 

Se levantó negando con la cabeza, lo tomó del brazo y lo llevó a comer, comida recalentada, pero comida al fin.

 

Obviamente su marido exageraba un poco, por no decir mucho, estaban viviendo de lo que habían vendido en Forks, la casa que tenía varios terrenos y parte de la hacienda, a un conocido de allí.

 

Hacía tres meses que estaban viviendo con lo obtenido, pero era suficiente para unos

meses más, si Edward no lograba conseguir empleo; al parecer no tenía la experiencia suficiente como para ser contratado, ya que su único empleo fue en Forks, un pueblo sin mucho movimiento como pasaba en Nueva York, también puso en su historial que había hecho las prácticas en Nueva York pero no parecía ser muy importante.

 

...los meses pasaron y ya estaban a días del cumpleaños de Tony, por decisión de Bella y para la tranquilidad de su marido, decidió hacer algo íntimo, solo ellos tres y Esme, no estaba incluida pero obviamente Bella no pudo negarse. —Esto no es lo que esperaba para el primer cumpleaños de mi hijo. —Se quejó Edward.

—Yo sí, es su primer cumpleaños quiero disfrutarlo solo con ustedes dos, que mejor que eso.

—Bien, pero tengo la sensación de que Renée preparó algo grande y con muchos invitados para que sus amigas puedan asistir y presumir como hace el cumpleaños de un bebé con todo lujo.

—Me encanta ver como amas a mi madre, Edward. —Rió Bella.

—Lo siento.

—Estoy bromeando tonto y más te vale sonreír de ahora en adelante o me verás enojada.

—Dios no lo permita. —Dijo con un poco más de ánimo Edward, la situación que vivían lo ponía de mal humor.

—Te escuché. —Replicó Bella, pero no tuvo tiempo de decir otra cosa ya que Edward la besó y la empujó suavemente hacia el sillón.

—Eres un tramposo.

—Shhh, hay que aprovechar que Tony está tomando su siesta en la cuna.

Y así Isabella no se quejó más.

.

.

.

Hoy el "gran" día, como le había llamado Renée, había llegado. El primer cumpleaños de Anthony.

 

El timbre sonó en la casa Cullen, haciendo llorar al pequeño.

—Es tu mamá. —Dijo Bella con una voz ronca y aún con los ojos cerrados y la cabeza apoyada en el pecho desnudo de Edward.

—¿Y por eso tengo que ir yo? —Dijo Edward levantándose y buscando su ropa por el piso—. ¿Bella, y mi ropa?

—La puse a lavar.

—¿En qué momento? —Dijo dándose vuelta —¿Y a qué horas te vestiste? La última vez que te vi anoche estabas dormida y desnuda.

—Edward, —gruñó reprendiéndolo— no podía dormir y fui a lavar la ropa, apúrate.

Se vistió rápido, fue a calmar al bebé y a abrirle la puerta a su madre.

—Al fin abres, no importa, sé que cuesta más vestirse estando dormido.

—Mamá.

—Dame esa cosita, y no me mires así, soy una mujer casada y te... — Se calló de repente y bajó el rostro al pequeñito en sus brazos— ...entiendo.

 

Edward vio el rostro de su madre, si para él era difícil pensar en su papá, no se imaginaba lo que era para su madre.

—¿Qué? ¿No vas a felicitar a tu nieto? —Dijo cambiando de tema, no quería ver mal a su madre aunque sabía que probablemente lloraba por las noches.

—Qué tonta, claro que sí, feliz cumple, es el bebé más hermoso que haya visto. —Bella entró a la sala justo para escuchar el carraspeo de su marido— ¿No me digas que estás celoso hijo? Es el bebé más hermoso después de ti, no me dejaste terminar. —Bella rió ante la conversación—. Bella cariño, que agradable verte, estás hermosa. No, no, estás radiante. Sí, eso te define bien, hasta parece que estuvieras embarazada. —Soltó como si nada.

—¿Quéééé? no Esme, se equivoca—. Ojalá que no. —Dijeron Edward y Esme al mismo tiempo.

—Edward toma, ve a traer las tortas, son dos, ten cuidado que no te caigan. —Dijo tendiéndole las llaves de su auto.

 

Esme se había empeñado en cocinar ella y por eso mismo había ido a las diez de la mañana a la casa de su hijo, rara vez Edward e Isabella dormían hasta esa hora ya que el pequeñín no lo dejaba pasar de las ocho de la mañana por mas cansados que estuvieran, esa era la hora de su comida y no dejaba de llorar hasta que se la dieran.

 

—¿Aún le das pecho a Tony? —Preguntó Esme mientras cocinaba y Bella limpiaba lo que su suegra iba desocupando, al menos se sentía útil.

—Sí, Edward dice que a los dos años se lo comenzara a quitar, aunque ya no es como antes, ahora solo lo quiere toma por la noche y por la mañana, el resto del día come papilla, sopa, y aunque no lo creas, le encanta el puré de verdura.

—¿Si? No me extraña, Edward lo comía, le encantaba, en cambio Emmett nunca logré meterle verdura en la boca y dudo que coma algo de verdura ahora, lo único que devora es carne.

—¿Emmett? ¿Cómo están todos?

—Lo siento, no debí hablarte de Emmett, están bien, me van a visitar seguido.

—No se preocupe, al fin y al cabo es mi cuñado aunque me odie.

—No digas eso, son unos tontos, también están enojados con Edward, deberían aprender a escuchar y a confiar en las personas, Yo nunca dudé de ti.

—Gracias Esme.

—Sí, gracias mamá. —Dijo Edward desde la puerta sobresaltando a las dos mujeres.

—No sean tontos, como no voy a confiar en ti Bella, ¿de quién más podría ser este bomboncito mío? No necesito nada para ver lo mucho que se aman, lo de esta mañana lo confirma.

—Mamá.

Esme rió, mientras le quitaba a su nieto de los brazos de su hijo.

—¿Puedo darle su papilla Bella?

—Cla...

—Mamá dijo que sí, vamos dejemos a mami y papi solos, la mesada puede ser muy cómoda a veces. —Dijo de forma rápida cortando a Bella.

—Mamá.

Esme salió de la cocina con su nieto en un brazo y el plato de comida en otro.

Isabella también rio mientras iba tras ella, pero se detuvo en la puerta para cerrarla y trabarla con pestillo—. Quizá podamos seguir el consejo de tu mamá.

—¿Estás loca? ¿y con mi mamá del otro lado de la habitación? Como no. —Vamos Edward, ella no vendrá, será emocionante.

—Sí, lo imagino, Bella no te acerques más. —Dijo al ver como su esposa se acercaba hacia él.

—Aguafiestas, bien pero terminemos de cocinar, quizás me manche la falda y la camisa con salsa y tenga que quitármelas.

—Chau —soltó Edward saliendo alterado de la cocina.

Isabella solo rio por el comportamiento de su esposo.

—¿Ya? Ustedes sí que son rápidos.

No pudo evitar romper en carcajadas cuando escuchó a Esme, ya podía imaginarse a Edward avergonzado.

El almuerzo pasó rápido, charlaron, para suerte de Edward su madre no hizo ningún comentario sobre su vida sexual con Bella, por otro lado, le alegraba ver así a su madre, alegre.

Comieron la torta más pequeña que había hecho Esme, para tres personas era algo grande, bueno tres personas y media ya Esme le dio un pequeña porción a su nieto al verlo llorar.

A eso de las dos de la tarde, después de la sobremesa con café y de que Tony se hubiera despertado en los brazos de su padre y lo cambiaran, salieron hacia la casa Swan.

 

—No olvides el pastel, y no tarden mucho que tiene que estar en la heladera, tiene crema y fresas dentro.

—Mamá, este pastel el muy grande, tengo miedo de que te hallas puesto de acuerdo con Renée.

—No fue así tesoro, simplemente me hablaron tanto de ella, que sé qué tipo de fiesta hará, aunque con las pocas veces que la vi también me bastan para saberlo.

—No hables así de Renée, aunque me pese es la madre de Bella.

—Tesoro, no tiene sentido, Bella sabe cómo es su madre.

.

.

.

Y Esme no se equivocó, ni siquiera estaba segura que el pastel fuera a alcanzar.

—Edward esto no me gusta, mira cuantos carros hay aquí.

Dijo Bella al ver la parte delantera de la casa, parecía un estacionamiento.

—Sabíamos que no dejaría festejar el cumpleaños de Tony en privado e íntimo.

—Bien, vamos

Los dos se bajaron con Tony, que dormido se acomodó en los brazos de su padre al reconocer su aroma. Esperaron a Esme y los tres se encaminaron hacia la puerta.

—Al fin llegaron. —Gritó Renée cuando los vio por la ventana del costado de la puerta principal—. Quil, ábreles —Dijo a su nuevo mayordomo, ahora Heidi solo se ocupaba de la limpieza. El muchacho les abrió y Bella fue recibida por el abrazo de Renée al cual no respondió. —Abrázame Isabella, están todas mis amigas... —susurró, al ver que su hija no le correspondía— ...y tu padre. Isabella sin más remedio la abrazó y buscó a su papá, pero no lo encontró así que dio por finalizado el abrazo alejándose de ella. —Hija, qué gusto verte, estás... radiante. —Dijo con una sonrisa falsa. Se dio vuelta y habló en general. —Llegó el cumpleañero, DJ la música.

—Mamá, esto no es apropiado para un primer cumpleaños.

—Soy la última de mis amigas en ser abuela querida, el de mi nieto tenía que ser mejor que el de los suyos.

—Sí, lo imaginé. ¿Dónde está papá?

—En su cuarto, no le permití bajar, ya sabes que no puede hacerlo.

—Imagino que es eso y no que no quieres que amigas lo vean enfermo. Iré por él, enseguida regreso Edward, Esme.

—No déjalo.

Isabella ignoró a su madre y fue por Charlie, el cual estaba muy contento por poder bajar. El tiempo comenzó a pasar lento, Esme se sentía fuera de lugar así que prefirió ir a ver el pastel.

Y Charlie sólo hablaba con Edward, para nada contento, mirando a su esposa yendo de un lado a otro sin siquiera voltearse a verlo. Esa no era su Renée, la mujer de la que él se enamoró cuando eran jóvenes. Ella era el amor de su vida, ahora dudaba de que lo fuera, esa mujer fría no era la misma que conoció a los 17 años, ni siquiera dormían juntos y no por decisión de Charlie sino de ella. Desde que se enteró que había golpeado a su hija no sentía nada por ella, quería hablar con Bella y pedirle que se lo llevara con ella, pero sería mucha carga para su pequeña, ya era un desgaste de tiempo cuidar a un bebé, mucho más a un viejo como él.

—Charlie, ¿está bien?

—¿Qué? Lo siento, estaba viendo a Renée, sabes ella no era así cuando la conocí, ella era la chica más dulce del mundo, aunque desde un principio nuestro matrimonio estaba acordado, a mi no me importó y ella tampoco se opuso, supongo que estaba enamorada de mi pero ahora lo dudo, sólo iba detrás de mi dinero. —Dijo con la mirada perdida.

—Yo no creo eso, estoy seguro de que ella lo ama, es un buen hombre Charlie; empezando por el primer día que lo conocí y no sacó su arma para matarme. Algo que yo si haré el día que tenga una hija. —Bromeó para levantarle un poco el ánimo, esa conversación sobre Renée probablemente no le haría bien a su débil corazón.

—Sé que tratas de cambiar de tema Cullen y no creas que no olvido el hecho de tratabas de persuadir a Bella para no conocerme.

—Era estúpido, algún día tenía que hacerlo.

—Edward, hablando en serio quiero hablar contigo de algo más serio, sé que Renée abofeteó a Bella la última vez que se vieron, que también discutieron, ambas dieron versiones distintas; pero mi fiel cocinera Yessica me contó la versión verdadera y sé que es la verdadera porque a ella no le cae bien mi hija y adora a Renée, jamás me hubiese dicho que golpeó a mi hija.

—Se supone que no debería alterarse por nada y siempre termina enterandose de esas situaciones.

—¿Como también de la pelea con Bella y sus amigos?¿o de la pelea entre tú y ella? Es el motivo y tampoco me voy a meter solo que siempre me ven como un debilucho y nunca me entero de nada.

—Ya veo que como sea, siempre va a saberlo todo. —Me distraes muchacho, yo quería pedirte un favor, sé en la situación en la que se encuentran tú y mi hija, te dije lo sé todo, y conociéndote sé que no querrás dinero aunque sabes que puedo darte. Quiero hospedaje por un tiempo.

—¿Hospedaje?

—Sí, esto es difícil para mí, nunca antes pedí ayuda de este tipo, pero esta situación me pone al límite, ¿y sabes? quiero seguir disfrutando de mi nieto y mi próxima nieta. Sé que falta para eso, unos meses nueve quizás.

—Es la segunda persona que nos dice eso. Bella no está embarazada.

—Solo espero que esta vez no tarden tanto como Tony.

—Se supone que no es algo que deba hablar con mi suegro.

—Sí, no quiero tener que matarte por este tipo de conversaciones contigo —Dijo riendo.

—No Charlie, no quisiera que mis nietos se quedaran sin padres. —Se escuchó una voz detrás de ellos.

—Mamá, por favor.

—¿Qué hijo? No puedes negármelo, mírala, está radiante, hasta Renée se lo dijo.

—¿Tú crees? ¿No es muy ponto para otro bebé ahora? Bella se volvería loca.

—No lo creo.

—No conoces a mi hija Edward, paciencia infinita.

—Suele perderla muy a menudo Charlie.

—La debes sacar de quicio tú. Anda muchacho y piensa en lo que te dije, háblalo con mi hija.

—No hay nada que pensar y creo que será una linda sorpresa para Bella.

—Gracias, ahora sé por qué no saqué mi arma el día que te presentaste.

—Voy a rescatar a mi familia.

 

Charlie y Esme rieron, pero se callaron al ver que Bella estaba rodeada de mujeres que intentaban agarrar los cachecitos de un muy molesto y llorón Tony.

.

.

.

—Así que estás en la ruina querida hijita.

—Evita el sarcasmo Renée, ¿Para eso me llamaste?

—Si querida, deberías buscarte alguien para ir reemplazando al bueno para nada.

—¿Qué? ¿Renée, estás loca? Amo a mi marido, esta vez no te vas a meter en mi vida.

—No seas melodramática hija, sólo es una sugerencia.

—Dime una sola cosa Renée. ¿Amas a Charlie?

—¿Qué pregunta es esa? Claro que lo amo. Aunque quizás no tanto, si tuviera otra cuenta en el banco…

—Si es así, entonces sabes lo que es amar a alguien, esta vez no voy a hacer lo que se antoje a ti.

—Lo mismo dijiste la primera vez, aseguraste amar a Jacob.

—Amo a Edward, no te metas.

 

Isabella salió del despacho de su padre, ahora de su madre, azotando la puerta.

Buscó a su marido y lo vi hablando, no muy animado, con su hermano Emmett, hacía un rato habían llegado sus "amigos" y su cuñado.

—Edward, —llegó interrumpiendo la conversación sin mirar a su cuñado, por lo que no se percató de la mirada de pena que le envió— me quiero ir.

—¿Te sientes mal? Esme y Charlie fueron por la torta, tu padre no quería que su enemiga entre con la torta, ya lo conoces.

—Bien, te espero en el coche, no quiero seguir aquí, Tony es muy pequeño para recordar todo esto.

—Sólo lo hago por Charlie y Esme, se veían emocionados con traer el pastel.

—Bien, me quedo solo un rato más.

—¿Me disculpas Emmett?

—Claro hermano ve. Adiós Bella.

Isabella se limitó a mirarlo con una ceja alzada

—¿Qué te dijo mi amor?

—Ed, en verdad no quiero hablar de mi charla con Renée, cuando lleguemos te cuento.

—Bien, ahora permíteme abrazar a mi mujer, estuvo todo el día con mi hijo de un lado a otro y no he podido tenerla un segundo.

—Con quien está ahora. —Preguntó mientras sentía como Edward la abrazaba por detrás.

—Con Heidi, quiso ella misma darle su comida. Aunque fue interceptada unas 10 veces en el trayecto de aquí a la cocina.

—Teniendo un hijo tan guapo como el padre, no me extraña. —Dijo meditando un segundo lo que había dicho—. Mierda.

—¿Qué? ¿Te duele algo?

—No Ed, ¿Te das cuenta que voy a tener que ahuyentar a las chicas? Ya sé, voy a armar un álbum de fotos ahora que es bebé, una de cuando lo bañe, eso le dará vergüenza.

—Mi mamá lo hizo contigo.

—Pero eras una preciosura de bebé.

—Eso dolió.

—Bien puede que ahora también lo seas, solo un poco.

—¿Solo un poco? —Ronroneó volteándola para poder besarla, pero no duró mucho ya que un carraspeo los hizo separarse.

—Lo siento, Edward te traigo al chiquitín, está por llegar la torta. —Dijo una catarina voz.

—¿Qué haces tú con mi hijo? —Replicó Bella dándose vuelta y tomando a su bebé de los brazos de Alice, bajo la mirada reprobatoria de Rosalie y Jasper.

—Lo tenía Heidi, pero tu mamá la necesitaba, me ofrecí a tráelo, solo eso.

—Bien, puedes irte, ya lo trajiste.

—Estás siendo muy injusta Bella.

—Si lo imagino, ustedes desconfiaron de mí y yo soy la injusta, por favor Alice, no me interesa nada de ti, así que vete. —Miró a sus acompañantes— Ustedes también.

—No mereces que Edward te halla perdonado.

—Alice —Esta vez fue el turno de Edward de hablar— Estamos en el cumpleaños de Tony, Isabella fue muy clara contigo, creo que tiene derecho a decidir quién se queda en el cumpleaños de su hijo, también y quién no.

—Bien, adiós Edward, es una lástima que arruinaras nuestra amistad.

.

.

Luego del pastel y de que los niños nietos de las amigas de Renée comenzaran a llorar por que los niños más grandes ocuparan en enorme pelotero, Bella decidió ir a saludar a los invitados que realmente importaban e ir a buscar a su marido y su hijo.

—Amor, Charlie viene con nosotros.

—Pero Edward, son las ocho de la noche amor, ¿tú lo traes más tarde?

—Esta noche y por un tiempo se quedará con nosotros.

—Me sorprende, pero me parece bien. Renée dijo que lo ama, pero ella solo ama el dinero y no otra cosa.

—¿Entonces, la decisión está tomada?

—Claro, papá se viene a casa.

.

.

.

Y así pasaron los días, Charlie en casa de su hija, Esme más celosa que nunca por el otro abuelo consentidor de Tony: lo cual hacia que los visitara más seguido, siempre con algún juguete nuevo.

—Esme, basta de juguetes, llenarás la casa.

—Bien, solo un tiempo. ¿Puedo pedirte algo?

—Si claro.

—Convence a Edward de que acepte el dinero que le ofrecí o el deCharlie, sé que cuando salgan de esta él lo devolverá centavo por centavo y si no fuera así no me

importa, es dinero que jamás usaré.

—Le he dicho mil veces que acepte el dinero que mi papá le ofrece, pero el muy terco no quiere, suspendió la búsqueda de empleo la semana pasada, el día del cumpleaños de Tony, tampoco quiere que yo trabaje, está preocupado y sin razón.

—No creo que sea sin razón Bella, esos mareos son síntomas de embarazo, pero mi hijo no ve eso.

—No estoy embarazada Esme, no tuve anormalidad en mi periodo, además de la píldora.

—Esta vez coincido con la abuela acaparadora —Dijo una voz grave desde la puerta de la cocina.

—Papá, que vergüenza, Dios, no se supone que debes escuchar esas conversaciones.

—Hija, vamos, soy un hombre grande, también tuve una hija, aunque no halla sido yo el del embarazo, también lo pasé.

—Hombre grande, ¿Sí? ¿Y por qué estás de pie?

—Edward dijo que estoy mejor, no debería confiar en él, está del lado del enemigo.

—Papá, mejor siéntate.

—¿Edward está mejor?

—No, para nada, mismo ánimo; si seguimos así, el dinero de la venta volara en un par de meses, es tan terco.

—Lo entiendo hija, a veces todos somos así de orgullosos. Pero todo va a estar bien.

—Gracias pa, los dejo, voy a ver como está Ed, anoche tenía temperatura.

—Ve con cuidado.

 

Charle y Esme se quedaron charlando, se habían hecho buenos amigos, siempre jugando con esa rivalidad por el cariño de Tony. Isabella fue a cuidar de su marido que tenía un pésimo ánimo y un poco de fiebre.

 

Pronto el dinero se acabaría pero ellos seguirían juntos y aunque las palabras de Renée atormentaban a Bella, ella simplemente la ignoró sin saber que su madre sería capaz de cualquier cosa.

Hola nuevamente, tuve varios comentarios y votos nuevos, y nuevas lectoras, espero tener mas y que las que siempre me leyeron lo digan haciendo..

LAS QUIERO MUCHO

SOFII...

Capítulo 40: Perdiendo Capítulo 42: Dolor

 
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