Obligada a amar

Autor: Melii
Género: Romance
Fecha Creación: 28/06/2012
Fecha Actualización: 01/09/2014
Finalizado: NO
Votos: 30
Comentarios: 157
Visitas: 104637
Capítulos: 44

 OBLIGADA A AMAR

 

Me llamo Isabella Swan, pero todos me llaman Bella, tengo 22 años y siendo tan joven mi madre ya arruino mi vida por completo. Yo lo tenía todo, dinero, amor, felicidad y una familia muy unida. Pero mi familia quiebra, y pierde todo su dinero, quedándole solamente, mi casa y ahorros de una pequeña herencia. Al verse sin dinero, mi madre me ha hecho casar, enamorar, desenamorar, y lastimó lo que yo mas amaba en el mundo, mi novio Jacob. Ese hombre es Edward Cullen, un hombre de debo admitir que es muy apuesto, pero en fin, él junto con mi madre acabaron con la poca felicidad que me quedaba.

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Capítulo 28: Ganas de mas

Antes de que empiecen a leer las quiero "chantajear" jaja...

Quiero mas votos tenemos solo 14 y voy a subir el proximo cap. cuando tenga mas.. sino me voy a enojar :(

 

Igual saben que las quiero....

.

.

.

 

— ¿Tu… tu madre, te tuvo… en la panza?

Preguntó Bella titubeando.

Edward soltó una pequeña carcajada.

—Se supone que las madres tienen al hijo en la panza 9 meses ¿o me equivoco?— Contestó algo gracioso.

—No te rías, solo que… ¿Y Esme?

—Bella, para mi ese siempre fue un tema vetado pero creo que ya tienes que saber la verdad.

—Te escucho.

—Bueno, aquí voy. Mi mamá y mi papá, que sí es Carlisle…

— ¿El Carlisle que yo conozco?— Él solo sonrió, esto iba a ser más difícil de lo que pensó.

—Bella, por favor evita ese tipo de preguntas.

—Pero quiero sab… — Edward la calló poniendo su mano sobre la boca de Isabella.

—Ya sé, pero es algo serio o por lo menos no es gracioso así que evita preguntarme cosas obvias nena, por favor y cuando termine me preguntas lo que quieras.

—Está bien. — Trató de decir Isabella, ya que aún la mano de Edward estaba sobre su boca. —Pero quita tu mano o te lambo. — Él sonrió y quitó su mano pero la reemplazó por su boca, hacía mucho que no la besaba y simplemente quiso hacerlo.

—Sigo... — dijo para luego aclararse la garganta y comenzar con su relato.

Vivía con mis padres  aquí en Forks, Carlisle era médico en el hospital Clallam,  en el centro de Forks; Elizabeth, ella era maestra pero yo era muy pequeño y me cuidaba a mí, también se encargaba de la casa, Carlisle amaba el hospital, se pasaba gran parte del día por no decirte que todo el día allí dentro, en las noches mi mamá se peleaba con él, a veces no dormía en casa y ella me despertaba para ir a buscarlo pero siempre estaba ocupado con alguna emergencia o simplemente haciendo turno, por días no se hablaban, luego había una reconciliación pero volvía a pasar lo mismo otra noche.

Un día mi mamá me llevó, no sé a dónde y no vi a Carlisle por un tiempo, yo lo extrañaba por más que se ausentara mucho tiempo de casa, lo quería a diferencia de mi madre, ella vio puerto seguro con Carlisle al saber que su padre ser el mejor médico del país y con buena economía, sabía que Carlisle también la tendría.

Carlisle me fue a buscar y me trajo sin impedimento alguno de mi madre, yo era muy chico y bueno en ese momento no me di cuenta, ella no me quería si no hubiese pelado por mí, o al menos yo lo hubiese hecho, no dejaría que nadie me quitara a mi hijo, —Las lágrimas de Bella ya eras incesantes, tenía la mano unida a la de Edward que quería mostrarse firme pero era en vano, Bella sabía muy bien que él quería llorar y abrazarla, poder descargarse.— Mi mamá fue a casa alegando que me quería de vuelta pero Carlisle sabía que era mentira, ella solo quería vivir plenamente sin esfuerzo alguna de su  parte, pero él la amaba y la cobijó nuevamente en casa, el día de mi cumpleaños número 5 mi madre me regaló una medalla, llamaba mucho mi atención, era grande, ovalada y de oro, aunque eso yo no lo sabía, se abría en dos, una mitad tenía una foto mía y la otra mitad estaba vacía, tenía espacio para una foto, solo decía “LOVE”, yo era muy chico aún, así que mi mamá la guardó en una cajita de cristal junto con una carta y me dijo que leyera la carta cuando aprendiera a leer y que no me enojara.

Al tiempo se encontró su coche destrozado contra una árbol,  aquí en Forks, nunca se encontró su cuerpo, Carlisle la buscó, pero yo se que ella se fue y montó esa escena, cuando me mudé a Nueva York encontré el relicario y su carta, solo decía ”Él te cuidará mejor que yo, no fui hecha para ser madre, ni tampoco para esperar, solo quiero alguien que me trate como una reina y que me dé amor y ese no es tu padre, espero que sepas perdonarme, cuando seas padre me entenderás, te dejé en buenas manos”.

Volviendo a Forks, mi padre dejó el hospital para dedicarse por completo a mí, aunque sé que por la noche estudiaba y me dejaba con una señora, ella me cuidaba como si fuera una madre, Carlisle puso una empresa con la herencia de su padre, la misma empresa de editoriales que tiene hoy en día, cuando entre al colegio la mujer que cuidaba de mi por las noches ya no hacía, ella comenzó a venir durante el día, y por noche se quedaba a dormir, fue así como conocí a Esme, al principio cuando ella empezó a vivir en casa yo no la quería, nadie podía ocupar el lugar de mi madre, que en ese momento todos creíamos muerta.

Tiempo después de casados Esme y Carlisle no tenían hijos, yo les había pedido un hermanito pero cuando crecí me enteré que ella no podía tenerlos, así que mis papás adoptaron a Emmett cuando yo tenía 9 años, él tenía 10.

Nos mudamos a Londres, donde mi madre y yo nacimos, Carlisle me contó que ahí conoció a Elizabeth; Carlisle y Esme quisieron cambiar de aires hace dos años que fue cuando volvimos y mírame ahora, casado con una mujer hermosa, una madre inigualable y un padre  a la misma altura que ella.

Esme no es ni mi madre ni de Emmett y sé que eso le parte el corazón, ella siempre quiso un hijo y nunca lo pudo tener, pero eso no me importa ni a mí ni a mi hermano, ella es y será siempre nuestra madre, al igual que Emmett siempre será mi hermano.”

—Te amo, ¿por qué nunca antes me lo habías dicho?

—Será porque el día de nuestra boda…

—Edward, por favor no lo digas, ¿sí?

—Está bien y ahora ¿qué esperas para hacer crecer la familia?

Bella automáticamente comenzó a morderse en labio inferior, mientras su rostro tomaba un “leve” color  escarlata.

— ¿Pondrás de tu parte para ello?

—Haré lo que esté a mi alcance.

Ella rio. –Ya, qué más quisiera un hermoso bebé de cabello dorado y ojos verdes, igualito a ti.

—No Bella, será una nena igualita a ti, de cabello castaño, ojos marrones, que se sonroje cuando tenga vergüenza y…

—Ya entendí, igualita a mí ¿he? Pues Cullen, yo quiero un nene así que te esmeras.

— ¿Quién eres tú y que hiciste con mi Bella?

—No seas tonto, ya quiero escuchar las cargadas que te dará Emmett.

 —Pues entonces menos charla nena.

Dijo Edward tomando de la cintura a Isabella, la besó lentamente, estaba decidido hacerla suya allí mismo, en el sillón del living.

—Edward para.

— ¿Qué pasa? ¿No quieres a los mellizos?

— ¿Mellizos?

—Sí, será una nena igual a ti y un nene igual a mí. —Ella rio suavemente.

—No es eso, Edward desde antes de la boda que no… ya sabes.

— ¿Acaso te da vergüenza? Eres hermosa no tienes porque.

—Quiero mudarme a la habitación contigo pero Kate, no creo que quiera dormir sola después de lo que le pasó.

—Ya pensaremos luego en eso, tengo algo más que hacer. — Dijo para volverla a besar, esta vez Isabella no se resistió y anudó sus manos entre el suave y cobrizo cabello de su amante.

La puerta se abrió de golpe, pero ninguno de los dos se separó, no habían captado ruido alguno ni tampoco se percataron del viento que entró por la puerta principal dando directo al salón de estar donde ellos se encontraban.

Un carraspeo se escuchó en la sala y ambos se sobresaltaron ante este.

—Aquí a nadie le importa lo que le paso a mi papi, ustedes dos andan besuqueándose por la casa y la estúpida de mi hermana llorando por los rincones. — Chilló Tanya corriendo escaleras arriba.

Atrás de ella se encontraban Esme y Carlisle que era el que se había aclarado la garganta para separar a ese par.

—Mañana regresamos Edward.

—Ha no querido, tú te regresas, hace meses no veo a mi hijo y me voy a quedar más tiempo, también quiero disfrutar de mi nuera.

—Pero Esme… — Suplicó Carlisle. Edward e Isabella se miraron aguantando la risa, Carlisle suplicándole a Esme una escena digna de grabar.

—Nada.

—Está bien.

Ante la derrota de su padre, Edward no pudo evitar soltar una carcajada que fue seguida por una de Esme e Isabella.

—Ustedes dos ríanse, que lo que acabo de ver no quedara así. — La risa de Isabella se paró, y su rostro pasó por tres tonalidades en menos de diez segundos, el rojo por la risa de hacía un momento, el blanco total antes las palabras de Carlisle y luego el rojo fuego ante las vergüenza de lo que su suegro había visto.

—No pasa nada Bella, ven vamos a preparar algo para tomar, enseguida venimos.

Ambos asintieron y ellas se fueron.

—Lo siento tanto Esme, yo…yo no quería…

—Tranquila nena, te entiendo también soy mujer.

—Hola Clarita.

—Cariño,  ¿necesitas algo?

—No, no te preocupes yo preparo algo.

—No, yo puedo hacerlo.

—Clara, dije que yo lo preparo, haré un exprimido de naranja, no es tan difícil.

—Ahora si disculpa Esme.

—No pasa nada.

—Carlisle está hablando con Edward sobre lo que vio ¿verdad?

Esme solo asintió.

—Créeme, no lo dejara pasar, tienen a una niña en la casa, los podría haber visto y Clara también.

 —No volverá a pasar, Kate no sale de su cuarto, hace semanas que esta así, desde el accidente  sale para el hospital y nada más. Mis conocimientos como psicóloga no sirven con ella, le tomé mucho cariño, no puedo ir como si nada y psicoanalízala, no está bien.

—La quieres mucho ¿verdad?

—Sí, sé que suena estúpido pero... la quiero como una hija aunque yo no sea su madre.

—Te entiendo. — “Estúpida, claro que te entiende” Se reclamó Isabella mentalmente.

—Edward y yo queremos un hijo.

—Eso me hace feliz nena. — Dijo abrazándola.

—A mí también.

—Solo traten de evitar los sillones. — Dijo alegre.

Isabella comenzó a limpiar la mesada donde había volcado casi la mitad del exprimido por la hiperactividad, casi parecida a la de Alice, que tenía su suegra.

—Hay que diseñar su habitación, tiene que estar cerca de la suya, la haré de colores cremas y amarillos pasteles, hasta que se sepa que será, no... Y también le tendré que hacer una habitación en mi casa de Nueva York, porque piensas ir a visitarme ¿verdad? Será grande, la puedo hacer al lado de mi habitación, y del otro lado habrá una para ustedes.

Isabella solo reía, debía tener algún parentesco con Alice, se llevarían muy bien juntas sin duda.

Puso todo en una bandeja mientras Esme le seguía relatando que le haría a la habitación del bebé que ni siquiera venía en camino.

—Edward de seguro te asfixiará de tanto cuidarte, pero créeme lo mejor del embarazo es tener alguien que te cumpla los antojos, Edward se volverá loco pero te los cumplirá, o espera, te pones un poco sentimental y llorona pero lo mejor es cuando te consuela y mi hijo sin duda lo hará.

“Acaso dijo lo mejor del embarazo…” “Ella como lo sabe si no tuvo hijos, mierda Bella deja de pensar”

De pronto se quedó callada observando el rostro de Isabella mientras esta pensaba.

—Sabes la verdad — Dijo más como afirmación que como pregunta.

—Yo…no… como…

—Sí, la sabes.

—Lo siento Esme, él solo quiso contarme sobre su madre, pero fui la que se lo preguntó, no quise…

—Tranquila Bella, no pude tener hijos cuando estuve con Carlisle pero si tuve uno nena, no es tu culpa, no tienes que afligirte. Soy feliz con mis dos hijos porque eso es lo que son.

— ¿Puedo preguntarte algo Esme?

—Me la robaron, ¿es por él bebé que ibas a preguntar? Me lo robaron, tiempo después me enteré que fue dada en adopción, pero nunca me la dieron por más demostré ser su madre, yo era madre soltera y tenía que estar casada para que den su custodia, la buscamos con Carlisle pero ya era tarde, ya la habían adoptado.

—Yo, lo siento.

—No te preocupes, yo sé quién es y ella también sabe quién soy yo, la encontré hace menos de un mes, pero ahora la veo casi a diario, ni ella misma sabía que era adoptada, pero su madre bueno, ella es un amor de persona, me reuní con ella, pero vive lejos y dejó a mi hija en mis manos,  sé que no seré su madre y a la que llamará de esa forma será a otra mujer, pero soy feliz por haberla encontrado.

—Me alegro mucho Esme, ¿y el padre? Siento preguntarlo yo solo quiero…

—No te preocupes, te haces demasiado problema ¿sabes?, fui abusada y no se quien sea, ¿pero sabes? Estoy muy feliz, voy a ser abuela, encontré a mi hija, ¡oh!... Edward la tiene que conocer.

—Esme no voy a ser madre todavía, quien sabe si quede embarazada. — Dijo Isabella tomando la bandeja para dirigirse al living.

—Yo quiero ser abuela, así que más te vale niña esmerarte en dame nietecitos hermosos. — Su comentario hizo reír a ambas, que ya habían llegado al living.

—Sí, más te vale Edward, ya escuchaste a Esme, esmérense en hacer nietos hermosos.

—Papa, no es una conversación de padre e hijos esa. —

—Ambos ya estas grandecitos…—

—Carlisle mejor déjalos.

Isabella vio a Carlisle a la cara y pudo ver sus ojos rojos, ella instantáneamente se giró a ver a Edward que estaba del mismo modo, luego le preguntaría que tan malo había sido.

La noche llegó, la conversación entre los cuatro no había sido muy buena, Carlisle se había puesto un tanto melancólico cuando Tanya bajó a llamar a Clara, que había tomado como sirvienta personal. La realidad no era la que había atravesado Esme y Bella en la cocina, tampoco se basaba en la decoración de una habitación de bebé, sino que era otra totalmente distinta. Isabella no sufría en absoluto, solo le dolía el alma partida de Kate, Edward estaba casi del mismo modo que Carlisle, la felicidad de haber hablado con Isabella sobre un hijo se había esfumado, había forjado cierta amistad con Eleazar y le dolía su muerte.

—Hijo es hora de irme, ya que tu madre no me acompaña creo que es mejor irme ahora, llegaré a Nueva York por la mañana.

—Está bien papá, yo al cuido por ti. — Dijo abrazando a su madre, la conversación de la esa misma tarde había removido más sus sentimientos y sabía todo lo que Esme había hecho por él, era su madre a pesar de todo.

—A las dos, ¡quiero nietos!  —Dijo risueño, le gustaba hacer sonrojar a Isabella, Edward solo soltó a su madre y la abrazó.

—Ve, antes de que mi esposa se ponga más colorada. — Solo hizo que ella ocultara su rostro en el pecho de su esposo.

Carlisle se despidió de todos dejando a Esme para el final.

Edward y Bella subieron las escaleras una vez que despidieron de Carlisle, dejándoles privacidad, ambos sabían que se amaban con locura, ninguno de los dos quería sentirse incómodo, Edward no quería ver a sus padres besándose y Bella automáticamente se ruborizaría.

—Te amo. — Dijo Edward una vez llegaron a la habitación de Edward, desde que se habían casado no habían dormido juntos.

—Yo también. — Dijo para luego besarlo, esta vez sería ella la que llevaría el ritmo, dejaría atrás toda vergüenza “Vergüenza, ¿por qué? Es mi marido ¿no?”

Comenzó poco a poco a desabotonar la camisa de Edward rosando “Sin querer” su pecho, estaba nerviosa y él se había dado cuenta, así que una vez que ya estaba sin la camisa, la tomó por la cintura haciendo que ella riera, la besó mientras ella enroscaba sus piernas alrededor de su cintura, haciendo que su intimidad se rozara, Bella no pudo evitar soltar un gemido y Edward… Él no pensaba, su mente estaba concentrada en disfrutar del momento.

Toc—Toc.

—Edward no vayas, si es tu mamá nos entenderá por favor.

—Bella, mi amor, por favor, hay gente en casa, no podemos hacerlo nena, no ahora.

Isabella desenredo sus piernas de mala gana,  se abotonó los únicos dos botones de la chamarra y se metió bajo las cobijas con ropa.

Mientras Edward se colocaba la camisa y la acomodaba.

—Eddie. — Chilló Tanya colgándose de Edward. —Necesito alguien que me consuele, por favor, abrázame.

Tanya había visto minutos atrasa la feliz parejita entrando muy acaramelados en la habitación, decidió esperar unos minutos e interrumpir el momento.

Isabella al escuchar la voz chillona y falsa de Tanya salió de la cama, no tuvo reparo en ver si la veían, Tanya estaba embobada mirando a Edward.

Se quitó la ropa y se quedó en ropa interior, aunque eso no se vería.

—Amor, ¿quién es? — Preguntó inocentemente, mientras con las sabanas se tapaba hasta arriba de los senos.

Edward retrocedió los dos pasos que había dado afuera de la habitación para contestarle a su mujer.

—Es Tanya.

Tanya entró en la habitación.

—Isabella, préstamelo un rato, no acapares toda su atención, a demás veo que ya se divirtieron. Dijo señalándola “Idiota, si cree que va a tocar a mi Eddie está loca” Pensó Tanya largándose de la habitación.

— ¿Por qué lo hiciste?

— ¿Hacer qué?

—Bella. — Dijo a modo de reproche. —Quitarte la ropa, sabías muy bien quien era, su grito debe haberse escuchado en todo Forks.

—Tiene que saber que eres mío, yo solo se lo recuerdo.

—Soy solo tuyo nena.

—Deja de hablar, ¿en qué estábamos?

Preguntó ella arrodillándose sobre la cama para alcanzarlo a los pies de la misma.

Cuando ella llego, él la tomó por la cintura haciéndola pegarse a sí mismo, restregándole su virilidad  en su abdomen.

—Edward, no hagas eso. — Le susurró en su oído, era incapaz de pronunciar otra cosa.

— ¿Hacer qué?— Dijo restregándole su ya duro miembro.

—Eso. — Dijo gimiendo.

Lo tomó por la nuca llevándoselo con ella para besarlo, Edward solo atinó a  estirar sus brazos para no dejar caer su peso sobre el de ella.

Él quedó en medio de sus piernas, así que aprovechando la posición y metió su mano entre las bragas de Isabella sin compasión alguna.

—Edward, espera, por favor, hoy quiero hacerte disfrutar yo. — Dijo hablando entrecortado al sentir su mano masajeando lentamente su clítoris.

—Créeme nena, lo estoy disfrutando.

—No Edward, hay algo que siempre quise hacer. — Dijo más tranquila una vez que Edward paró sus movimientos con esos dedos mágicos que solo él poseía.

Bella comenzó a desabrochar la camisa de Edward mientras acariciaba su pecho, lo hacía de forma lenta, tan solo el hecho de pensar que con esta unión podrían traer un hermoso bebé, quería apurarse pero quería hacerlo de forma lenta.

Edward desabrochó sus pantalones y logró quitárselos.

—Bella, ¿puedes con los botones? —Dijo un tanto gracioso cuando vio que a Bella le faltaban desabrochar 5 de los 10 botones de la camisa.

—No me desafíes Cullen. — Dijo ella para luego tirar de su camisa haciendo que todos los botones saltaran en distintas direcciones y quedar dispersos por el suelo.

—No la haré esperar Señora Cullen.

—Más te vale, llevo prisa tengo que dar a luz a dos bebés hermosos Cullen. — Dijo atrayéndolo hacia su boca.

—TOC-TOC.

—Tiene que ser una broma.

—No importa Bella, sigamos en lo nuestro. — Dijo volviéndola a besar.

—TOC-TOC.

—Si no abres esa puerta y la sacas de los malditos pelos teñidos y llenos de extensiones que tiene, lo hago yo.

—No te detengo. — Dijo con una sonrisa tan suya, una sonrisa ¿cómo llamarle? Una sonrisa “moja bragas”.

La siguió besando como si detrás de la puerta no hubiese nadie.

TOC-TOC.

Bella se escabulló de la prisión en la Edward la tenía entre su cuerpo y el colchón, para dirigirse a la puerta.

Edward la tomó del brazo.

—Deja, yo la saco.

— ¿Y qué te vea así? ¿Estás loco? — El muy maldito volvió a sonreír de la misma forma.

Abrió la puerta y palideció.

—Oh, por dios Edward tapate, como me abres así. — Dijo Esme de forma exagerada tapándose los ojos, ya que Edward solo estaba con la camisa, rota por cierto y el bóxer que por suerte tenía puestos aún.

Bella se revolcaba de risa sobre la cama, Edward moría de la vergüenza, últimamente sus padres estaban hechos unos descarados.

—Vístete, te buscan. — Sin más salió escaleras abajo.

— ¿Están todos en contra de nosotros o qué?

—Bella amor, espérame ¿sí? No tardo. — Dijo comenzando a cambiarse.

Se sentó al borde de la cama para ponerse la última prenda que faltaba ponerse, las zapatillas, pero Bella aprovechó la ocasión y se arrodilló sobre el colchón detrás de él, comenzó a hacerle masajes en los hombros para luego ir pasando sus manos por su pecho.

Apoyó la pera en el hombro derecho de Edward y comenzó a masajearle el pecho, luego empezó a derramar besos por todo su cuelo hasta llegar a su oreja donde se detuvo y comenzó a jugar con ella, mordía su lóbulo haciendo que pequeñas descargas viajaran por el cuerpo de Edward y se depositaran sobre su miembro más que dispuesto.

Bella seguía jugando con el lóbulo de su oreja, con un movimiento rápido se volteó para sentarse a horcajadas de él y seguir con el juego.

Edward instintivamente depositó sus manos sobre las caderas de Isabella que aún estaba en ropa interior.

Él comenzó a acariciar su espalda mientras ella lo atraía desde la nuca para besarlo.

Isabella se encargó de hacer frotar sus sexos logrando unos gemidos de parte de Edward.

Sonrió victoriosa, había logrado su cometido, hacerlo desear mas, su cuerpo se lo decía, así que se bajó de las piernas de Edward y se dio la vuelta para acostarse de su lado de la cama.

— ¿No te ibas? — Preguntó la muy descarada.

—No juegues con fuego nena. — Dijo antes de besarla sutilmente y bajar antes de quitarse la maldita ropa y coger a Bella en ese mismo momento.

—Al fin hijo estaba por subir a buscarte, sé que están ansiosos pero déjala respirar la tienes para ti todos los días. — “¿Qué le pasa, me cambiaron a la dulce Esme por una descarada Esme?”

— ¿Que has hecho con la verdadera Esme?

Ella solo rio, la conversación iba a seguir si no hubiese sido por el carraspeó de alguien más.

—Lo siento, que maleducada, hijo viene a buscarte, necesita trabajo, los dejo solos para platiquen.

—Mucho gusto Señor Cullen. — Dijo el extraño hombre estrechándole la mano. —Lamento la hora.

Edward se fijo la hora en su celular, no era tan tarde, por lo general en Forks el sol se pone temprano, pero eran las 7:30 de la tarde.

—No es nada, siéntese por favor, no me ha dicho su nombre.

—Taylor, Taylor es mi nombre.

—Muy bien Taylor tome asiento y dígame ¿en que es bueno?

—En contabilidad, yo llevaba la cuenta sobre la contabilidad en la hacienda que queda justo al lado de la suya.

Edward tenía una hectárea de campo, obviamente esto Bella no lo sabía, y pensaba hacer con ella, por así decirlo una hacienda, donde pudiera contratar muchos empleados y que entre todos se hagan un pequeño pueblecito dentro de la misma, tener  grandes cultivos y animales.

—Pues por el momento puedes llevar la contabilidad durante tres meses, te encargarás de mi empresa, estarás supervisado por mi contador, podrás entender que acabas de llegar y a él lo conozco de mucho antes y la economía de una empresa lo es todo, no puedo así sin más dejarla a tu completa responsabilidad, él se encarga de informarme de todo.

—No hay problema Señor Cullen, es más de lo que yo esperaba.

— ¿Tienes donde pasar la noche?

—No Señor yo…

—La pasaran aquí, en el fondo hay una pequeña casa con dos habitaciones, y un solo comedor, puedes pasar la noche allí, ocupa una de las habitaciones la otra está ocupada por…

—Eddie. – Chilló Tanya bajando las escaleras.

—…Ella. — Terminó de decir Edward.

Ambos se despidieron, Edward llamó a Alec, el chico que se encargaba de la reja principal, para avisarle sobre el nuevo empleado que estuviera atento, no podía confiar en el ciegamente, acababa de llegar y podría ser un lunático.

—Tanya esta noche duermes en la casa, ocupa tu antigua habitación.

—¡¡¡Sí!!! — Dijo volviendo a subir las escaleras.

Isabella en su habitación estaba cansada de esperar, pasaron 20 minutos y él no regresaba, así que decidió vestirse y dirigirse al living, estaba bajando las escaleras cuando vio una imagen que la dejó totalmente impactada, abajo en la sala.

Edward sentado con… él.

Edward hablando con Jacob, que demonios hace él acá, pensó Isabella llena de coraje.

Subió a su habitación, se desvistió y se acostó a pensar, solo a eso.

Isabella se preparó mentalmente para enfrentar a su marido que de seguro vendría furioso, “El muy maldito lo vino a buscar y seguro le conto la verdad.”

 

“Vino por mí,

Maldita sea,

Soy feliz ahora,

Comenzando a formar una familia,

Mía y de nadie más,

Amo a Edward

¿Por viniste Jacob?,

Soy feliz,

Soy feliz sin ti,

Te dije que no volvieras,

Yo ya no te pertenezco,

Ni mi cuerpo,

Ni mi alma,

Él es mi vida ahora y

Tu ni nadie…

Me alejarán de él”

 

 

 

 

 

 

 Bueno ya les habia dicho que hiba a tardar en actualizar el cap. 

Un beso enorme a Maya que siempre esta firme al pie del cañon y tambien por siempre dejar su comentario y en esta ocasion por entenderme (fuiste una de las unicas que no se quejo por la tardanza jaja)

 

Este cap y el que viene seran dedicados a mi hermanita hermosa!!!

Y a mi mami que prometio leerlo..

Alas dos las amo!!!

Un saludo enorme tambien a Jazz_Cullen que siempre comenta y me deja su opinion.

A minelCullen que dice que soy Malvada muahaha.. por dejarlas tan intrigada pero yo se que ama!!

A Erika, que a pesar de que hace mucho que no veo sus comentarios se que me lee!!

Y un beso a TDO@S los que leen sin comentar.. (aunque estaria bueno que comenten....)

 

Soffy

 

 

  

Capítulo 27: ¿Quien es ella? Capítulo 29: Felicidad interrumpida

 
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