Obligada a amar

Autor: Melii
Género: Romance
Fecha Creación: 28/06/2012
Fecha Actualización: 01/09/2014
Finalizado: NO
Votos: 30
Comentarios: 157
Visitas: 104624
Capítulos: 44

 OBLIGADA A AMAR

 

Me llamo Isabella Swan, pero todos me llaman Bella, tengo 22 años y siendo tan joven mi madre ya arruino mi vida por completo. Yo lo tenía todo, dinero, amor, felicidad y una familia muy unida. Pero mi familia quiebra, y pierde todo su dinero, quedándole solamente, mi casa y ahorros de una pequeña herencia. Al verse sin dinero, mi madre me ha hecho casar, enamorar, desenamorar, y lastimó lo que yo mas amaba en el mundo, mi novio Jacob. Ese hombre es Edward Cullen, un hombre de debo admitir que es muy apuesto, pero en fin, él junto con mi madre acabaron con la poca felicidad que me quedaba.

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Capítulo 30: Tiempo

Quiero mas votitos... que dicen?? puedo tener mas votos??

 

La alarma sonó y Bella se apresuró a apagarla.

Se levantó, se duchó y se vistió para el viaje.

Salió de la habitación y fue directo a la cocina donde ya la esperaba Clara haciendo el desayuno. Clara, todos se habían olvidado de avisarle a ella lo ocurrido.

—Señorita. — Dijo exaltada. —Aun no está listo su desayuno, ya sabe que los empleados desayunamos cuando ustedes todavía duermen.

— ¿Señorita? ¿Desde  cuándo? Bella, además ya soy Señora.

—Lo olvidé, es que es tan jovencita.

—Igual soy la Señora Cullen, ¿no crees que queda hermoso decirlo? Señora Cullen.

— ¿Así que Señora Cullen? — Interrumpió una nueva voz en la cocina “Maldición”.

—Sí ¿cuál es el problema…?

—Lautner, Taylor Lautner.

—¿Lautner? Un placer, Isabella Cullen. — Dijo extendiendo su mano.

—El placer es mío.— Isabella soltó bruscamente su mano ya vio las intensiones de Jacob, iba a besar su mano y hoy en día ¿quién es así de caballero además de Edward?, Clara podía sospechar.

—Reúna a todo el personal, los quiero en 10 minutos aquí en la cocina.

Jacob dio media vuelta y salió de la cocina.

— ¿Pasa algo Bella?

—Sí. — Isabella le contó todo lo que había pasado desde que se fue Carlisle, hasta la reconciliación con Edward y a la muy tonta se le escapó en nombre Jacob, pero ni modo ya lo había dicho.

—Tranquila, tu sabes lo que haces, aquí uno se entera de más cosas que todos.

—Solo no comentes, en la habitación de Tanya te puedes enterar de cualquier cosa.

Ambas rieron hasta que llegaron todo los empleados, que por cierto eran solo cinco: Clara, Alec quese encargaba de la entrada de la casa, “Taylor” que sería el nuevo administrador, Rosa que se encargaba de la limpieza y a veces ayudaba a Clara, pero no se  la veía mucho en casa porque trabajaba los fines de semana solamente y Jane, la hermana de Alec que ella misma había contratado, ella ayudaba a Bella a mantener el jardín, nunca quiso un jardinero siempre prefirió hacerlo ella misma, pero Jane realmente necesitaba el dinero para sus estudios, cosa con la que Edward ayudó consiguiéndole turnos para prácticas en el hospital, ya que según ella sería una gran cirujana.

Les comentó los últimos sucesos, les explicó los deberes que tenían que hacer durante su ausencia, les advirtió que ella tendría todo controlado y que el hecho de que se fueran no le daba rienda suelta a hacer cuanto quisieran.

Tomó el desayuno que Clara había preparado, mientras ella les explicaba las órdenes a los demás y se lo llevó a Edward.

Como se lo esperaba aun seguía dormido, pero lamentablemente tenía que despertarlo, en tres horas salía su vuelo y tenían que estar todos preparados.

—¿Amor?

—Mmmm.

—Tenemos que irnos, toma el desayuno.

—No quiero Bella.

—Vamos Edward, por favor come algo.

—Está bien.

Se incorporó y comió en completo silencio mientras Bella iba a despertar a todos con el mismo proceso que con Edward, llevándoles el desayuno y obligándolos a comer, y luego metió a todos a rastras, cada uno a su baño.

Tanya no opuso resistencia alguna, aunque tampoco le agradeció el desayuno, pero ya era un avance que siendo las nueve de la mañana no haya hecho reproche alguno.

Regresó a su habitación y le ordenó a Edward a que se metiera a la ducha y se diera un buen baño, le preparó la ropa sobre la cama y salió hacia la habitación de Esme que ya se había comido todo el desayuno, y se había volteado para dormir de vuelta.

—Esme, nos tenemos que ir, por favor, ve a darte un baño.

Dijo mientras le tocaba el hombro.

—No quiero Isabella, por favor déjame.

—Hay que ir, yo tampoco quisiera que esto estuviera pasando.

— ¿Cómo está mi hijo?

—Él se encuentra  bien, se está bañando.

Esme se levantó y se fue al baño acompañada de Bella, que le abrió la canilla y le templó el agua, salió y le preparó la ropa sobre la cama al igual que Edward, tomó las dos maletas que le había preparado a Esme y las bajó al living, hizo lo mismo con las maletas de todos, trató de reducir lo que más pudo el equipaje, de todas formas tuvo que bajar las seis maletas una por una, recién eran las diez de la mañana y ya estaba cansada de subir y bajar tantas veces las escaleras.

Le pidió a Clara que llamara a todos, y así lo hizo, a los cinco minutos estaban todos junto a ella.

Había distintos rostros, el de arrogancia de Tanya, el de sufrimiento y confusión de Kate, y los dos rostros afligidos de Edward y Esme, ya ninguno tenía ese hermoso brillo en sus ojos.

—Bueno, ya todos saben lo que está pasando, así creo que no queda nada por decir, en una hora sale nuestro vuelo.

Bella agarró una de las maletas y salió hacia el garaje, seguida de Edward que cargaba otras dos.

—No es necesario, yo puedo.

—Déjame hacerlo.

—Está bien.

Ambos guardaron todas la maletas, los demás se quedaron en el living hasta que Bella los llamó para que se subieran al coche, que ella manejaría, detrás de ella iban Alec y Jane en otro de los autos, para después llevarse de regreso el coche en el que ella y los demás iban.

.

.

.

Aterrizaron en Nueva York donde ya los esperaban Alice y Jasper abrazados, Emmett y Rose, besándose, nada raro en ellos, ni siquiera se percataron de su llegada, y atrás de ellos cuatro Charlie y Renée.

— ¡Bella!— Gritó Renée yendo hacia ella, la abrazó fuerte haciendo que ella soltara su maleta, aunque ella le hubiera provocado dolor en el pasado, le agradecía eso, porque gracias a ella ahora estaba junto a Edward.

—Hola Renée.

Isabella se separó de su mamá y miró su entorno.

Esme abrazada a Edward y Emmett, mientras Rosalie le acariciaba la espalda a su novio, detrás de ellos Alice llorando mirando la misma escena consolada por Jasper. Y detrás Kate y Tanya sintiéndose ajenas a todo y totalmente incómodas.

—Bella, mi princesita ven aquí. — Isabella rodó los ojos, pero era su padre y siempre había amado la forma en que la trataba, esta vez no sería la excepción.

—Pa, no pensé que vendrías a buscarme.

—Claro que sí, ¿Cómo no lo haría?

—Le dije que no viniera, debería estar en cama pero ya lo conoces. — Contestó Renée haciendo muecas.

— ¡Hay papá!, bueno ven a darme un abrazo.

Ambos se abrazaron.

Una vez que todos se saludaron, se separaron y las miradas de reproches de parte de los chicos hacia Bella haciendo pesado en ambiente.

A Edward no le importaron las miradas y salió del aeroparque con uno de sus brazos enganchados a la cintura de su esposa.

Ambos decidieron que lo mejor sería que Edward se quedara en la casa de su madre y ella con sus padres, Bella no podría soportar mucho tiempo con las constantes miradas de los chicos en la casa Cullen.

—Te amo. — Dijo Edward antes de dejarle un beso en los labios a su mujer, en la puerta de la casa para  ir a la suya y apoyar a su madre.

—Yo también, mañana a primera hora voy. Dormí una sola noche contigo en los últimos tres meses y ya no sé si podré dormir esta noche sin ti.

— ¿Segura que no quieres que me quede contigo?

—Esme te necesita más que yo, las chicas también estarán bien aquí.

—Gracias Bella, te amo ¿lo sabes?

—Claro, igual que yo.

—No, más.

Dijo dándole un beso, no le importó que sus amigos y su madre estuvieran esperándolo en el auto o sus suegros, en el umbral de la puerta, nada le importó.

Una bocina los hizo separarse de ese hermoso beso.

—Edward vámonos. — Grito Rosalie desde el auto, ya que la escena no le gustaba, ni a ella ni a ninguno de sus amigos.

—Ya voy. — Dijo volteándose, volvió la cabeza y se dirigió a Bella. —Te amo. — Dijo dándole un pequeño beso en los labios. Soltó su cintura y se fue.

Bella entró bajo la mirada de sus padres.

— ¿Donde están las chicas?

—Les dimos dos habitaciones, las del último piso junto a la tuya.

—Gracias, voy a verlas.

Bella a pesar de odiar a Tanya no poda dejarla de lado, tenía que darle casa, comida y educación, eso era lo necesario, pero a pesar de eso también trato de darle afecto y cariño que obviamente fue rechazado.

Saludó y habló con ambas, tuvo una larga conversación con Tanya, y habían hecho algo así como un trato, se tratarían bien, aunque sea no por ellas sino por la paz que necesitaba el momento por el cual estaban pasando.

 .

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La mañana siguiente llegó con un brillante sol, estaban en junio cerca del cumpleaños de Edward, a unos días de que la primavera terminara  y dé comienzo al verano.

Isabella se levantó, y fue a la cocina por su desayuno, nadie se había levantado, pero ella quería irse temprano a la casa de Edward y ya quería verlo.

— ¿Yessica?

—Volvemos a vernos Isabella.

—Si mal no recuerdo tú ya no trabajabas aquí.

—Sí pero tienes un papá muy generoso y quiso que me quedara, dijo que sería difícil que consiga trabajo en otro lugar como aquí y  me tendrás que seguir viendo.

—Ya lo veo, ya que sigues aquí, prepara mi desayuno y hazlo rápido que llevo prisa.

Yessica hizo un gesto de desprecio pero era su trabajo y por más que le pesara, tenía que hacerlo.

—Y si se despierta Kate hazle una leche achocolatada, y unas tostadas con queso, le va a gustar y si Tanya despierta…

— ¿Que le hago?— Preguntó al ver que se quedaba callada.

—Nada, indícale donde queda la cocina.

—Sabes que tu padre me hará hacerle el desayuno de todas formas.

—Tienes razón, no sé, quizás un palo de apio verde esté bien para ella.

—Ya entendí, algo light.

—Me voy a preparar, quiero mi desayuno para cuando baje.

Subió hasta la habitación de sus padres, golpeo la puerta pero nadie le abrió, así que siguió hasta el despacho de su padre, él solía despertarse temprano.

—Pasa Bella.

— ¿Cómo sabías que era yo?

—Te tienes que ir, y te conozco, veo cuanto quieres a ese chico, apuesto a que si es por ti ya te hubieses ido.

Isabella solo sonrió y fue a saludarlo.

— ¿Cómo estás?

—Bien, me cuesta un poco mas caminar pero estoy contento que estés aquí a pesar de las circunstancias.

—Yo no sé ni cómo estar, ¿por qué estás aquí? deberías estar acostado.

—No puedo pasarme todo el día acostado.

—Pero es lo que el doctor te ha dicho.

—Hija, hablemos de otra cosa.

—Está bien.

Ambos estuvieron hablando hasta que Charlie ya estaba agitado, algo que no le hizo gracia a Bella, por lo cual regañó a su padre, se supone que debería estar acostado y andaba deambulando por la casa.

Luego de regañar a Charlie y dejarlo en su habitación,  se fue a preparar.

— ¿Mi desayuno?—Preguntó entrando a la cocina.

—En la mesada.

Tomó su desayuno y se fue.

Edward no había podido dormir en toda la noche al igual que su madre, que decidió dormir en la habitación de huéspedes, no quiso dormir en la que era suya con Carlisle.

Isabella llegó, antes que Edward se decidiera salir de su habitación.

RING—RING.

Una Rosalie muy cansada y con ojeras debido a que estuvo consolando toda la noche a Emmett abrió la puerta.

— ¿Qué quieres?

—Vengo a ver a Edward no a ti, así que déjame pasar.

— ¿Encima tienes la desfachatez de hablarme así?

—No es momento para pelear, así que déjame pasar.

Rosalie se hizo a un lado y la dejó pasar, ella tenía razón, no era el momento.

Isabella sin decir palabras subió las escaleras casi corriendo y de la misma forma entró a la habitación de Edward, donde estuvieron el resto de la tarde, él llorando y ella siendo fuerte para él.

Isabella decidió que era mejor salir afuera y aprovechar el día, aunque Edward se resistió, no le quedó de otra que salir.

Se pasaron lo que les quedaba del día allí afuera, donde comieron, hablaron y lloraron.

Mañana sería otro día, un día más duro que el de hoy, el velorio, el maldito velorio, todos albergaron la esperanza de que estuviera vivo pero sabían que eso no era posible.

Isabella se llevó a Edward de vuelta a su habitación donde lo ayudó a cambiarse por otro pijama y a acostarlo.

Estaba acomodando la ropa de la valija, pasándola toda hacia el ropero cuando vio una caja de madera encima de este.

Sin pensarlo dos veces la tomó, dentro había otra caja pero esta era de cristal y más pequeña, la abrió y tenía dentro un relicario antiguo de oro, no quiso inmiscuirse mas pero le fue imposible así que lo tomó en sus manos y con un pequeño movimiento lo abrió, tenía una foto en el interior, Edward de pequeño y del otro lado estaba vacío, en la cajita había un sobre, lo abrió y pensó en leerlo.

En ese momento llegaron a su mente las palabras que Edward le había dicho días atrás con respecto a Elizabeth

El día de mi cumpleaños número cinco, mi madre me regaló una medalla, llamaba mucho mi atención, era grande, ovalada y de oro, aunque eso yo no lo sabía, se abría en dos, una mitad tenía una foto mía y la otra mitad estaba vacía, tenía espacio para una foto, solo decía “LOVE”, yo era muy chico aún, así que mi mamá la guardó en una cajita de cristal junto con una carta y me dijo que leyera la carta cuando aprendiera a leer y que no me enojara.”

Cerró la carta, no quería leerla, no era correcto, es algo íntimo de él, un recuerdo suyo.

Pero su curiosidad era mayor así que volvió a abrir la carta y la leyó.

“Hijo:

            Ni siquiera sé si vas a leer mi carta, espero que lo hagas y que no me odies, ¿pero sabes? El día que tengas hijos me entenderás.

Me fui, no quería esta vida para mi, Carlisle no me da todo lo que yo necesito, se que él te cuidará bien, más que bien porque te ama, yo también te amo, pero no es suficiente.

Quiero vivir en serio, y esto no es vida, cuida de tu padre, que aunque parezca estúpido, lo amo.

Todavía no sé que voy a hacer de mi vida, pero es mejor que Carlisle piense que estoy muerta a que sepa que me fui, el accidente no sé como lo voy a simular, pero así será.

Prométeme que no me vas a odiar, soy tu madre a  pesar de todo, algún día voy a volver pero no sé cuando, quizás encuentre la vida que si sea para mí y pueda volver por ti.

Cuida a tu padre, él te cuidará mejor que yo, no fui hecha para ser madre, ni tampoco para esperar, solo quiero alguien que me trate como una reina y que me dé amor y ese no es tu padre, espero que sepas perdonarme y que me entiendas, te dejé en buenas manos”.

 

“Hay por Dios que mujer” Pensó Isabella.

Era una locura.  ”Te amo, pero no es suficiente”

“¡Los abandonó!”

Volvió a guardar las cosas en su lugar y subió la caja a donde estaba y salió del guardarropas para ver a Edward que dormía tan tranquilo, parecía ajeno a todo su entorno.

Le dejó un beso en la frente y salió de la habitación, quería ver a Esme, en todo el día no había salido de la habitación.

Pasó sin tocar, allí estaba acostada al igual que hijo con enormes ojeras, los ojos hinchados, pero dormida con semblante tranquilo.

La arropó bien y se quedó pensando que harían con ella, no podía quedarse en esta gran casa sola, no luego de lo que había pasado.

La siguiente semana pasó lenta, las mismas caras por toda la casa Cullen.

Edward ya no lloraba todo el día, y estaba más al pendiente de su madre.

Decidieron que lo mejor sería quedarse un buen tiempo.

El tiempo en la casa Cullen llegaba a su fin, ya llevaban casi dos semanas, por petición de Esme se quedaron hasta después del cumpleaños de Edward, nadie tenía ganas de festejarlo, pero parecía que era lo único en lo que Esme ponía su atención, en organizar algo grande, donde centrar todo su tiempo.

El cumpleaños de Edward llegó y con ello, el ambiente de la casa cambió, no era el de un cumpleaños pero  si menos denso que los días anteriores.

Luego del cumpleaños solo quedaban los padres de Bella, los chicos y Esme.

Edward se levantó y se dirigió al despacho que era de su padre, necesitaba estar solo por lo que Bella no lo siguió, cosa que Charlie si hizo, bajo la atenta mirada de todos.

Hacía ya unos días que quería hablar con su yerno y no encontraba el momento para hacerlo.

— ¿Podemos hablar Edward?

—Sí, pase Charlie.

—No sé porque todos se empecinan que ocultarme las cosas, no sé qué fue lo que hizo mi hija, pero dímelo por favor, Renée nunca me lo diría.

—No sé a qué te refieres.

—Tú estuviste peleando con mi hija, escuché una conversación telefónica con Renée y Bella, dime porque fue.

—Bella intentó fugarse el día de la boda con Jacob.

Charlie se quedó callado, no dijo nada, su respiración comenzó a agitarse, quiso pararse pero no pudo, así que aferró sus manos a la silla.

—Charlie, lo siento, no debí decírtelo, Bella y yo estamos mejor que nunca.

— ¿Por qué nadie me lo dijo, es por eso que Bella y las chicas no se hablan?

—Sí, pero a mí no me importa, estamos bien ahora, yo la amo y sé que ella también.

—Tendré que hablar con mi hija…

—No es necesario, ese tema ya lo hablamos  y es mejor dejarlo así.

—Eres muy bueno con ella. Gracias.

—No es nada. ¿Puedo hacerle una pregunta?

—Claro

—Más bien quiero pedirle que  se cuide. Bella lo quiere mucho y se preocupa por usted, también está preocupada porque usted no está siguiendo las indicaciones de su médico.

—Lo haré, aunque no pueden postergar lo inevitable.

—No hable así.

Isabella no pudo soportar todas las miradas envenenadas que recibía y se fue a la habitación de Edward a esperarlo.

Esa misma noche salía su vuelo, solo les faltaba pasar a recoger a Kate y a Tanya, la primera no quiso ir a ninguna fiesta y Tanya no sabía nada, solo le habían dicho que salían, no querían ninguno de sus berrinches.

Edward  fue a buscar a Bella y juntos salieron, él con su pequeña valija de una mano y con la cintura de Bella en la otra.

Se despidieron de todos, Renée y Charile se quedarían un rato mas a hacerle compañía a Esme y los chicos simplemente abrazaron y saludaron a Edward ignorando a Bella.

Bella trataba de desviar la mirada de Rosalie pero al encontrarse con la de su padre, la volvía a desviar, la miraba con cierto enojo, pero cuando se despidieron ese enojo de esfumó.

—Te quiero hija, se lo que hiciste pero eso no cambia lo orgulloso que me siento por ti. ¡Cuídalo! él te ama.

—Lo sé, yo también te quiero.

Una vez que todos se despidieron, se fueron, pasaron por las chicas y salieron en un taxi al aeroparque de Nueva York.

 Una vez en el avión, Edward sacó de su bolsillo un sobre, Bella solo lo vio de reojo, pero supo bien que sobre era.

— ¿Bella?

— ¿Sí?

—Léemelo.

 Tomó el sobre con las manos temblorosas y lo abrió.

—Edward no creo que sea bueno leerlo,  es mejor dejar las cosas como…

— ¡La leíste! — Afirmó.

—Fue sin querer, yo estaba acomodando tu ropa y no pude evitar leerla, yo lo siento…

—No importa, solo hazlo, léemela por favor.

Isabella con un nudo en la garganta le leyó la carta, Edward no dijo nada, en el fondo sabía que ella lo había abandonado.

.

.

.

El tiempo pasaba y la casa poco a poco comenzaba a ser lo que era antes.

Jacob día a día espiaba a Bella y sus constantes muestras de cariño hacia Edward,  sentía celos de no ser él que recibiera esa atención.

La empresa de Edward estaba yendo muy bien, Carlisle le había dejado un gran aporte, él siempre pensó en todo, lo demás había sido heredado a Emmett, y Esme.

La compañía  de Edward comenzó a crecer poco a poco, llenándose de gente trabajando,  mas casas para los trabajadores, cosechas y animales.

Isabella nunca había ido, quedaba a uno o dos kilómetros atrás de la casa, pasando por un enorme jardín en medio de la casa y la empresa.

—Bella.

—Mmmm. — Dijo algo adormilada.

—Estaba hablando con Taylor, ¿lo recuerdas no? Es el chico que contraté hace tres meses.

Isabella abrió los ojos de golpes. Mataría a Jacob si decía algo.

—Sí, lo recuerdo.

—Bueno quería avisarte que comenzara a trabajar definitivamente, ya pasaron los tres meses que le di para demostrarme que tan bueno era y la verdad es que quedé sorprendido, hizo un excelente trabajo.

— ¡Qué bueno! — Dijo con poco entusiasmo.

— ¿No te cae bien o qué? Tú me has ayudado con los demás empleados y siempre te pones contenta cuando contrato uno nuevo.

—No, no es eso.

—Demostró ser una buena persona, me dijo que conoce a tu ex.

Isabella se sentó de un golpe sobre la cama.

— ¿A Jacob?

—Sí, a ese.

—Le dije que lo mande a investigar.

— ¿Que tú qué?

—Todavía te importa. — Afirmó dándose vuelta para no mirarla.

Isabella no sabía qué hacer, si contarle a Edward quien era en realidad “Taylor” o ir ella misma y sacarlo a patadas.

Se acostó nuevamente en la cama y se dio vuelta, ya sabía que debía hacer, no era momento de darle más problemas y disgustos a Edward.

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Bueno para empezar saludos a mi hermosa Beta Vhica que deja el cap mas que hermoso...

Y a todas mis hermosas lectoras!!

Maya, Erika, Jazz, Monica, MinelCullen, Yez, y a mi nueva lectora Mimabells...

Gracias a todas, y un besito a mi mami Alba.... Te amo ma!!!

 

Capítulo 29: Felicidad interrumpida Capítulo 31: ¿Ilusiones otra vez?

 
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