Obligada a amar

Autor: Melii
Género: Romance
Fecha Creación: 28/06/2012
Fecha Actualización: 01/09/2014
Finalizado: NO
Votos: 30
Comentarios: 157
Visitas: 104614
Capítulos: 44

 OBLIGADA A AMAR

 

Me llamo Isabella Swan, pero todos me llaman Bella, tengo 22 años y siendo tan joven mi madre ya arruino mi vida por completo. Yo lo tenía todo, dinero, amor, felicidad y una familia muy unida. Pero mi familia quiebra, y pierde todo su dinero, quedándole solamente, mi casa y ahorros de una pequeña herencia. Al verse sin dinero, mi madre me ha hecho casar, enamorar, desenamorar, y lastimó lo que yo mas amaba en el mundo, mi novio Jacob. Ese hombre es Edward Cullen, un hombre de debo admitir que es muy apuesto, pero en fin, él junto con mi madre acabaron con la poca felicidad que me quedaba.

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Capítulo 31: ¿Ilusiones otra vez?

La mañana siguiente llegó y Edward se vio obligado por su esposa a levantarse, bañarse e irse a hacer sus dos últimos exámenes, serían con los que finalizaría su carrera como pediatra.

—Listo. —Dijo Edward saliendo del baño con la toalla envuelta en la cadera.

—Edward, no me pones las cosas fáciles.

—¿Yo?

—Si tu, no te hagas, vístete, te preparé tu ropa, ahí está.— Dijo señalando una silla enfrente del tocador de Bella.

—Gracias, te amo.

—Yo también. —Dijo ella para luego darle un corto beso y salir de la habitación. —Ya está tu desayuno.— Le gritó unos metros afuera de la habitación.

Una vez que Edward hubo desayunado se despidió de su esposa y se fue a realizar sus exámenes, estaba feliz de por fin ya terminar de estudiar y poder comenzar  a trabajar, ya tenía hechas las prácticas solo tenía que hacer lo que más le gustaba y sería todo un médico Pediatra.

—Señora Cullen.— Escuchó Bella una voz a lo lejos, mientras estaba afuera en el patio trasero haciendo lo que todos los días, arreglando el jardín. No tuvo que darse vuelta para saber quién era, conocía a la perfección esa voz.

—¿Qué quieres Jacob? —Dijo una vez que se había parado y sacudido las manos en el delantal que llevaba puesto.

—¿Qué? ¿así tratas a todos tus empleados?

—No estoy para juegos, le voy a decir la verdad a Edward, así que yo si fuera tú me iría antes de que él sepa quién eres.

—Dísela, me mandó a investigar, lo tienes atrapado Bells, aunque no lo culpo.— Dijo él acercándose, casi tanto que pudo sentir su aliento rozar su cara, pero no podía moverse, atrás suyo había rosas y a sus costados, nada pero él intentaría retenerla. —Ahora sí, podemos irnos.

—¿De qué estás hablando? Retrocede Jacob.

—¿De qué estoy hablando? Me prometiste que vendrías conmigo antes de casarte con ese idiota, y también me prometiste un día que no serías de nadie más y no cumpliste ninguna de esas dos promesas Bells.

—No me llames así, y te dije que retrocedas, no quiero tener problemas por tu estúpida actitud rebelde.

—¿Yo soy el de la actitud rebelde? Tú fuiste la que armó todo este circo del casamiento, nunca te debiste casar con él, yo era tu prometido. ¿Cuándo cambio todo entre nosotros?

—¿Por qué estás aquí? — Preguntó ignorando su anterior pregunta.

—Trabajo.

—¿Y no eres tan valiente como para decir tu nombre o qué?

—Vine para buscarte, pero veo que tu ya estás encandilada por ese idiota, ¿por qué es? ¿Su dinero? ¿Por eso te casaste con él y no conmigo?

Isabella alzo su mano y sin pensarlo dos veces se la estampó contra su mejilla.

—¿Quien te crees que eres para venir a hablarme así a mi casa Jacob?, te tienes que ir, yo no te quiero en mi vida, estoy enamorada de mi marido y eso no lo puedes cambiar.

—¿No me quieres más? Pues lo lamento, trabajo aquí y no me iré, si ya no sientes mas nada por mi entonces no te será difícil ignorarme ¿o sí? ¿Aún causo ciertas emociones en ti? ¿En tu cuerpo?—Preguntó casi rozando la mejilla de Bella con la suya para hablarle cerca del oído.

—Ya no causas nada en mi, solo ganas de reírme de lo patético que  eres.

—Mi niña, Edward acaba de llamar para hablar con usted.— Interrumpió una voz ya conocida por Bella.

—Gracias Clari.

—Adiós Señora Cullen.

—Déjate el circo, para hoy al mediodía te quiero fuera de aquí Jacob.

Bella entró a la casa, se quitó el delantal de la jardinería y lo colgó en un mueble con las demás cosas que usaba para las plantas.

Entró a la cocina a buscar el teléfono que de seguro tendría Clara.

—Siéntate ahí Bella.— Dijo Clara ni bien la vio pasar la puerta.

Ella se sentó sin decir una palabra, sabía que venía el regaño de su parte y tenía toda la razón en hacerlo.

—  Comienza a hablar, se que no soy tu madre ni nada por el estilo pero me debes una explicación, y no digas que no fue nada porque soy vieja pero no tonta.

—Es Jacob… — Comenzó a contarle Bella, cada palabra de su conversación con él hace unos minutos. —¿Edward no llamó?

—No, él no llamó, pero esa conversación iba por mal camino y terminaría peor  si no la detenía.

—Gracias.

—No tienes que agradecérmelo para eso estoy demás de para cocinar.

Ambas rieron.

—Toma hija, no has desayunado, te enfermarás.

—No tengo hambre.

—No te pregunté y además sino comes nada tendré problemas yo.

—Edward.

—Sí, ese mismito que tienes como marido, te quiere más que nada y me hizo prometerle una y mil veces que te daría de comer, que desde que pasó lo de Carlisle te has querido hacer la fuerte por todos, ¿pero sabes hija? No lo eres, así que ahora come.

—No quería que me viera llorar o decaer en algún momento, necesitaba mi apoyo no yo el de él.

—Son un matrimonio y como tal se tienen que apoyan entre los dos, no pretendas superar una situación tan fuerte como esa.

—Está bien, comeré.

—Bien, entonces ya no digo nada.

—Gracias por todo lo que haces Clara, la casa no sería lo mismo sin ti.

A Clara le cayeron unas pequeñas lágrimas ante las palabras de Isabella.

—No llores que me harás llorar  a mí también.

—Es de la emoción, nadie me había dicho algo así antes.

—Clara, ¿tienes hijos?

—Sí, uno

—¿Dónde está?

—Murió cuando era chiquitito.

—¡Ay!, yo… yo lo siento, soy una idiota…

—No, no lo eres, yo lo soy.

—¿Por qué dices eso?

—Es la verdad.

—¿Clara?

—¿Si? — Dijo ella mirándola sobre el hombro al tiempo que levantaba la vista de la comida que estaba preparando.

—Creo que estoy embarazada, pero no quiero anticipar nada, ya van muchas veces que he ilusionado a Edward y no ha sido cierto.

—Sí, aún recuerdo la primera vez.

—Yo también, es que en verdad queremos tener un hijo y no llega.

—¿Cuándo fue tu último periodo?

—Hace 5 semanas

—Hija, eso es solo una semana de retraso, es poco tiempo para que tengas sospechas.

—Lo sé, pero… deben ser las ganas de tener un hijo.

—Seguro, pero no te pongas mal, ya verás que cuando menos lo pienses tendrás un hermoso bebé en tus manos.

—Es lo que más quiero.

Isabellla, tenía que terminar su desayuno pero no tenía hambre, hacía ya tres horas y media que Edward se había ido y aun no volvía, agarró el jugo de naranjas, lo único que le quedaba y lo tomó todo.

—Muy bien Isabella, tomaste todo  tu desayuno, eres una buena niña. — Susurró esa hermosa voz, mientras sentía como sus brazos se enredaban a su cuerpo, deteniéndose en su abdomen, y sin poderlo evitar su mente comenzó a imaginarse un hermoso bebé, de pelo cobrizo y ojos verdes igual a su padre, luego unas imágenes del mismo niño pero más grande, corriendo por el jardín, aunque sabía que no estaba embarazada, no podía evitar que esas imágenes se colaran en su mente.

—¿Por qué lloras mi amor? — La voz de Edward la hizo volver a la realidad, estaba en frente de ella, limpiando son sus dedos las lágrimas que salían de sus ojos, ya colorados.

Isabella rápidamente miró a Clara para buscar ayuda, pero ella negó con la cabeza, Isabella le hizo la pregunta con los ojos “¿Le digo?” A los que Clara solo asintió.

—Tengo un retraso y creí que podría ser…

—Que estés embarazada  —Contestó con una enorme sonrisa.

—Sí, pero llevo solo una semana de retraso, es muy temprano para saberlo.

—No importa y si no resulta, lo intentaremos, no nos costará mucho trabajo ¿o sí?

A instante Clara carraspeo la garganta para hacerte notar y vetar esos temas frente a ella.

—Lo siento. — Dijo Edward con apenas un sonrojo, y apenado por su anterior comentario.

—Vamos. — Dijo Bella agarrando la mano de Edward.

Lo llevó a la habitación.

—¿Cómo te fue?

—¿Me trajiste aquí para preguntarme eso?

—Contesta Cullen.

—Bien, ya soy médico pediatra mi amor. — Dijo él con una hermosa sonrisa en su rostro, mientras la alzaba y la hacía girar.

—Edward bájame.

En cuanto Edward la bajó y Bella corrió al baño de la habitación y tirar todo el desayuno por el inodoro.

—Bella cariño lo siento, te maree.

—No, estoy bien.

—¿Sabes? Los vómitos son síntomas de embarazo.

—Lo sé. — Contestó Bella en un suspiro, se lavó lo sientes, se echó agua en la cara y salió a la habitación con Edward siguiéndola.

—¿Y si no resulta? No es la primera vez que es una falsa alarma.

—No pasará nada en ese caso, seguiremos intentando.

—Pues empecemos, si ya estoy embarazada no me podrás embarazar otra vez y si no lo estoy haz bien las cosas Cullen que me urge un hijo. — Edward solo rio por la frase revuelta que había armado su mujer.

Pero luego la miró y su cara le decía que estaba hablando en serio.

—Así que para eso me trajo aquí, Señora Cullen.

—No, lo traje para celebrar que ya es el Doctor Cullen, y que será el mejor doctor pediatra que exista, además de ser el más hermoso, fuerte, apetitoso, follable y todo mío.

—¿Apetitoso y follable? ¡Eh!

—Sí y todo mío.

—Solo tuyo mi amor.

Ambos se acercaron y comenzaron a besarse, era un beso sin urgencias, demostrándose todo el amor que se tenían, tranquilo y pausado.

Él la tomó en brazos y la llevó a la cama, dejándola sutilmente sobre ésta, se dedicó unos segundos a observarla, era tan hermoso que no podía creer que estuviera allí mismo es su cama, con él.

Comenzó a quitarle el saco que traía puesto, luego la camisa, dejándola solo el corpiño, luego siguió por desabrocharle lentamente los pantalones y bajarlos rozando sus piernas, una tortura para ambos.

Ella se sentó sobre la cama y comenzó a desabrocharle la camisa, una vez que se la quitó, le desabrochó el pantalón que llevaba puesto y  lo deslizó con facilidad  por las piernas.

Ambos se miraron con deseo, ninguno dijo nada, las palabras sobraban en ese momento.

Edward se acostó en la cama, sobre ella pero sin depositar un solo gramo sobre su cuerpo.

Ella arqueó su espalda cuando metió sus manos por detrás para desabrocharle el sostén, el cual quitó de la misma forma que toda la ropa: lentamente.

Luego siguió con sus braguitas, para Bella fue lenta la tortura, pero si él quería que fuera lento así sería.

Luego él se quitó el bóxer y lo tiró por algún lugar de la habitación.

Él comenzó a besarla, y poco a poco fue bajando hasta toparse con su sexo que lo esperaba más que dispuesto.

Comenzó con pequeños círculos en el clítoris con sus dedos, mientras que con su lengua lo acariciaba lentamente, haciendo esto la peor tortura para Bella.

Le dio pequeños mordiscos a su clítoris ya hinchado de la excitación, poco a poco fue introduciendo uno de sus dedos dentro de ella, que fue recibido con su calidez ya conocida por él y por nadie más.

Luego introdujo otro dedo, y comenzó a bombear un poco más rápido de lo que lo estaba haciendo, en ningún momento dejó el trabajo con su lengua y sus dientes, hasta que sintió como Bella se corría en su boca con pequeños jadeos, que pronunciaban su nombre.

—Cada vez te amo más Bella.

—Y yo a ti.

Ambos se besaron y no quisieron prolongar más el momento, Edward se posicionó en su entrada y poco  a poco comenzó a penetrarla, haciendo el movimiento cada vez mas frenético por la necesidad de ambos.

Edward escuchaba los jadeos de su esposa y veía cuando se mordía lo labios para evitar soltar algún grito.

—No te contengas grita, mi amor, grita.

— Clara.

—No está, le mandé a hacer algo fuera, no hay nadie.

—Por eso te amo. — Él la besó, mientras seguía aumentando el ritmo de sus caderas.

Era placentero escuchar los jadeos, gritos y suspiros del otro.

—Te amo.

Gritaron ambos cuando llegaron al tan esperando orgasmo. Él aún con la respiración agitada apoyó su cabeza sobre el pecho de su mujer, escuchando su corazón y su respiración agitada que poco a poco se fue calmando.

—Fuiste muy suave, pero me gusto.

—Quiero hacer un bebé con mucho amor y paciencia. — Dijo al tiempo que salía de ella y bajaba para besar su vientre.

—Sería hermoso, saldría igualito a ti.

—No, será una hermosa niña como tú, igual de hermosa, testaruda y caprichosa.

—Yo no soy caprichosa.

—Si tú lo dices.

—¿Me estás tomando el pelo?

—No mi amor jamás, ven. — Dijo atrayéndola hacia él una vez que se acostó sobre la cama.

Ella se acomodó a su lado y apoyó la cabeza en su pecho mientras él hacia dibujos con sus dedos en la espalda desnuda de ella y ella hacía lo mismo sobre su pecho.

—¿Y si no puedo quedar embarazada?

—Claro que si mi amor, ya verás que sí.

—Edward hace más de tres meses que lo estamos intentando y nada.

—Yo no tengo problemas en seguir intentándolo.

—Edward estoy hablando en serio.

—Lo siento, verás que si mi amor, estoy seguro.

—Hoy me encontré con Ja… Taylor.

—¿A si?

—Sí, me dijo que habías mandado a investigar a Jacob, Edward dime que quieres saber de él.

—¿Qué es de su vida ahora?

Ella solo se cayó.

—¿Qué te dijo?

—No le pregunté sobre Jacob.

—Creí que para eso lo buscaste.

—No, yo estaba arreglando las rosas del jardín y él estaba trabajando, no sé qué hacía tan cerca de la casa, ese hombre no me inspira confianza.

—Taylor demostró ser de confianza los tres meses que estuvo trabajando conmigo.

—Está bien.

—¿Quieres comer? Ya debe ser mediodía.

—No, no tengo hambre.

—Creo que formulé mal la oración, tienes que comer.

Isabella rodó los ojos pero se levantó y fue con su marido a comer.

—¿Que recado le mandaste a hacer a Clara?

—Compras.

—¿Cuando fue que no te vi?

—Soy muy eficaz.

—Si claro.

—Mañana es sábado, sé que tenemos el fin de semana para nosotros, pero conseguí una cita con el Doctor Banner, el director del hospital.

—¿Para?

—Te quiere contratar Bella, ya pasaron casi tres meses desde que hablé con él sobre ti, te quiere conocer y además quiere que lo ayudes a contratar más especialistas para la nueva planta de terapias.

—¿Y porque yo?

—Supongo que te cree capaz.

—Si no me conoce.

—Le hice llegar tus documentos de la universidad, dice que tú le serías de mucha ayuda.

—Eres el mejor.

—Demuéstremelo Señora Cullen.

—Estamos en la cocina Edward.

—Mejor, más excitante.

—Y en cualquier momento puede llegar Clara.

—Mucho más excitante.

Susurró el sobre su oído, Bella dio un respingo, pero dejó los platos y la comida en la mesada y se volteó.

—¿Que has hecho conmigo Edward?

—Lo mismo me pregunto.

Ambos se besaron, Edward la tomó de la cadera y ella enredó sus piernas alrededor de él, una vez que ella estuvo segura y que no se cayera, él la soltó para acariciar su cuerpo sin dejar de besarla, se volteó y la apoyó sobre la isla de la cocina, pero era muy hermoso para ser verdad, tuvieron que dejar de besarse por una interrupción de quien sabe.

Juntaron sus frentes y acompasaron su respiración y  se voltearon a ver quien había interrumpido tan hermoso momento.

—Lo siento, no quería interrumpir.

—No importa Taylor.

—Es que es hora de mi almuerzo y Clara dijo que estaría en la cocina.

—Si claro. — Edward tomó a Bella de la cadera y la bajó al piso. —Ve al dormitorio, yo llevo la comida allí.

—Gracias. — Dijo ella y salió corriendo de ahí ante la mirada de Jacob, que creía  que ella lo seguía amando a él.

Una vez en la habitación Bella, se lanzó  la cama haciendo que el colchón se moviera, eso le dio un horrible mareo, tanto que la hizo correr al baño para arrojar, nada, lo que sea que tuviera en el estomago, su última comida ya la había vomitado.

Se lavó la cara y los dientes, luego comenzó a buscar en el botiquín, y en el mueble del baño algo que le serviría en este momento.

Comenzó a desesperarse cuando no lo encontró, pero allí estaba, atrás de todo, en el estante más alto, se subió a una silla y lo agarró, lo había dejado allí metido dentro de una caja de jabones para que Edward no se diera cuenta.

Abrió la caja y lo sacó, el test, eran varios tests caseros y desechables, no quería que Edward los viera, se ilusionaría al igual que ella, pero quería guárdaselo para sí misma hasta que estuviera segura.

Hizo el mismo procedimiento que ya había hecho unas cuatro veces, leyó las instrucciones una y mil veces como cada vez que realizaba la prueba, se sabía cada paso de memoria.

Hasta había leído las precauciones, modo de uso, fecha de caducidad, todo.

De vez en cuando se asomaba por la puerta de la habitación para ver si venía Edward por el pasillo que lo traía de las escaleras, pero no.

Esos cinco minutos que tenía que esperar se le hacían eternos como cada vez que tenía que esperar lo mismo.

El tiempo del cronometro de su celular había llegado a cero ya era momento de ver los resultados, estaba nerviosa, ella ante la mas mínima sospecha de embarazo se hacía ilusiones y esta vez Edward también las tenía, así que esta vez esperaba que no solo fueran ilusiones.

No sabía cuánto tiempo había estado allí frente al pequeño cartoncito que le diría si su sueño se cumpliría o  no.

Tomó el test en sus manos y se le quedó viendo, hasta que sintió la presencia de su marido detrás de ella, no era necesario voltearse o ver al espejo que había enfrente para saberlo.

—¿Qué haces? — Dijo acercándose para ver qué era lo que su esposa traía en las manos.

Cuando estuvo lo suficiente cerca de ella pudo ver el pequeño test.

—Edward yo… — Tartamudeó Bella.

—Está bien Bella, ven aquí. — La atrajo hacia él al ver los ojos llorosos a través del espejo que había en frente.

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—No sé cómo reaccionar.

—Yo por mi parte estoy feliz.

—Yo también, ¿Edward lo puedes creer? Un bebé, un bebé tuyo y mío.

—¿Estás feliz?

—Más que eso, no puedo describirlo.

Edward le quitó el test de la manos y lo apoyó sobre el lavado, las dos rayitas que Bella tanto había esperado ver, por fin aparecían.

Él se agachó hasta quedar a la altura del vientre de su esposa y lo besó.

—Serás la bebé más hermosa y mimada del mundo.

—El bebé.

—Es la bebé, hay que hacerte una cita con la ginecóloga; mi amor me vas a dar una hija estoy tan feliz.

Dijo el abrazándola.

—Ahora si come, te traje el almuerzo, tienes que alimentarte el doble, vas a tener una bebé muy fuerte.

Bella estaría feliz con una nena o un nene, lo amaría fuese lo que fuese.

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Bueno un beso a mi mami, que siempre me apoya en todo, me ayuda y me lee!!!

A mi hermanita Fanny.

A bueno a todas mi queridas lectoras...

GRACEPATTINSON123, ROSSE_CULLEN, JAZ_CULLEN, MONICA_SWAN38,, ERIKA, YESS, MIMABELLS, MARTHA, KIMBERLYCULLEN, KARENITZ3LVULTURI,ROBSESIONADA2013, 

Y a Maya y MinelCullen que siempre me dejan sus recomendaciones , me dicen que les gusto, que no, me corrigen y gracias a eso puedo progresar en cada capitulo..

Bueno,nose cuando va a terminar el fic, solo se que todavia falta y bastante.. no va a terminar por ahora... lo aclaro porque me preguntaron si era cortito, pero para serles sinceras el final ya esta escrito en mi cabeza pero esta jaja.. y nose de cuantos capitulos lo voy a terminar!!

 

LAS AMOOOOO

Sofii

Capítulo 30: Tiempo Capítulo 32: Cerca de la verdad

 
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