Obligada a amar

Autor: Melii
Género: Romance
Fecha Creación: 28/06/2012
Fecha Actualización: 01/09/2014
Finalizado: NO
Votos: 30
Comentarios: 157
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Capítulos: 44

 OBLIGADA A AMAR

 

Me llamo Isabella Swan, pero todos me llaman Bella, tengo 22 años y siendo tan joven mi madre ya arruino mi vida por completo. Yo lo tenía todo, dinero, amor, felicidad y una familia muy unida. Pero mi familia quiebra, y pierde todo su dinero, quedándole solamente, mi casa y ahorros de una pequeña herencia. Al verse sin dinero, mi madre me ha hecho casar, enamorar, desenamorar, y lastimó lo que yo mas amaba en el mundo, mi novio Jacob. Ese hombre es Edward Cullen, un hombre de debo admitir que es muy apuesto, pero en fin, él junto con mi madre acabaron con la poca felicidad que me quedaba.

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Capítulo 25: Que sea mi imaginación

El vuelo estaba tranquilo, demasiado para ambos, les faltaba hablar, estaban aburridos y ninguno de los dos quería hablar con el otro.

Isabella ya no quería hablarle, tenía miedo que todo desaparezca, “Me estaré volviendo loca, tengo que volverlo a conquistar” Se decía mentalmente. Aun tenía esas palabras en su mente, esas que “le dijo” Edward en su último sueño, para ella no había sido solo una ilusión o su imaginación, eso había sido tan real, ella había sentido a Edward.  “Conquistarme como lo haces cada día”

Y así lo iba a hacer, no sabía cómo pero lo iba a lograr.  

Edward no quería hablarle, por obvias razones, su enojo no se había esfumado aun seguía, por más que le había hablado ya, seguía enojado y también consigo mismo por querer seguir con esta locura, quería dejarla para que pudiera hacer su vida, aunque fuese con otro, pero no podía la amaba demasiado para dejarla, era egoísta de su parte pero no le importaba, era SU esposa y con él se quedaría.

Cuando el vuelo aterrizó Edward se quedó observando a Bella que se había dormido hacía apenas unas horas.

Decidió despertarla, no podía ser muy bruto o la asustaría pero tampoco quería ser tan amable.

Y sabía como hacerlo, si la llamaba por su nombre entero ella sabía que su enfado seguía.

—Isabella hemos llegado. —Dijo sacudiendo apenas su hombro.

Cuando sintió que la despertaba, no quiso abrir los ojos, “¿Y si es uno de esos hermosos sueños?” “No, me llamó Isabella”. Abrió los ojos lentamente para encontrarse con la verdad, el semblante enojado de Edward, ese Edward que ella había creado con su indiferencia y estupidez, no el que ella había conocido y maltratado como una estúpida.

Se incorporó en el asiento y se paró para recoger su bolso de mano y poder salir.

—Toma, ponte mi saco tendrás frio. —Dijo Edward quitándose su saco para dárselo a ella, por más que estuviera enojado o quería que ella tuviese frio.

Cuando la vio vestida así supo que ella quería “Reconquistarlo” no era normal que ella vistiera vestidos y tacones. Le gustó su atuendo, pero no le pasó desapercibido su anillo, ese no era el anillo de matrimonio, ni de compromiso, sino que era el primer anillo que él le había regalado, cuando todavía eran novios.

Isabella sabía que tendría frio y por eso mismo no había desempacado una campera, para que él le prestara la suya, cosa que creyó difícil, pero ahora veía que lo había logrado.

Tomó el saco y se lo puso, bajaron del avión y ella sintió un frio tremendo al bajar, y el viento que recorría sus piernas, tuvo que sujetarse el vestido porque se le levantaba de tanto viento que había.

Oportunidad perfecta para pegarse a Edward, que no dudo ni un segundo en abrazarla hasta que hubiesen  llegado a dentro del aeroparque.

— ¿Estamos en Seattle?

—Si, donde más, vamos a nuestra casa. —Dijo autoritario, luego de haberla abrazado tenía que volverse a poner firme ante ella.

— ¿Por qué no me dijiste antes? Me hubiese cambiado por otra ropa, hace mucho frio para estar vestida así en Forks.

—Llegamos y te cambias.

—Sí, como digas.

Llegaron al Volvo “¿Cuándo demonios tuvo tiempo de organizarlo todo?”

—Fue Alice.

—Haa. —Pudo decir, ¿cómo es que lograba saber que pensaba? “¿Tan obvia soy?”

Llegaron a su casa luego de un largo viaje, Isabella no tenía tanto frio como antes, la calefacción del auto estaba encendida.

Cuando se bajó del auto, fue rápido hacia el techo que cubría la entrada de la casa, unas pequeñas gotas comenzaban a caer “Y yo con vestido de verano”

Edward corrió tras ella, sacó las llaves y la hizo pasar.

Cuando entraron, el olor a comida los embriagó, Isabella tenía hambre, lo único que había comido en dos días había sido el desayuno que había preparado hoy en la mañana.

Y Edward también estaba hambriento, hoy en la mañana había tomado solo un jugo de naranjas. Ya que desechó el desayuno que ella le había hecho, no lo quería.

Ella entró a la cocina donde estaba Clara cocinando, hacía más de un mes que no venía a esta casa y que no la veía.

—Señora mucho gusto volverla a ver. —Dijo ella un poco avergonzada, no sabía si abrazarla, extenderle la mano o que hacer.

—Nada de señora, por favor tengo casi 24 años no soy tan vieja, sabes que puedes llamarme Bella. —Dijo abrazándola.

Edward entró detrás de Bella y vio a las dos mujeres abrazadas.

Saludó a Clara y se fue a duchar.

Isabella no se sorprendió por la actitud de su marido en cambio Clara no sabía que decir, nunca había sido así, siempre la había saludado con un abrazo y ella lo había aprendido a querer al igual que a Isabella.

Trabajó para ellos, solo un mes pero de todas formas aprendió a quererlos, ellos le pagaban bien y además la dejaban vivir en la casa, con su propia habitación y baño, cosa que no es fácil de conseguir.

Isabella rodó los ojos ante el comportamiento de Edward y se sentó en uno de los taburetes que estaban alrededor de la isla para conversar con Clara.

— ¿Necesitas ayuda?

—No, dentro de poco termino, gracias.

—No es nada, y dime, ¿desde que nos fuimos te quedaste aquí? —Isabella solo quería conversar con alguien y ella era una mujer discreta y podía ser su confidente.

—Si niña, el señor Cullen me ha pagado para que mantenga la casa siempre en orden y también me avisó que vendrían hoy y que les preparara la cena, hice su favorita, pasta niña.

—Se ve bien, gracias, ¿le puedo hacer una pregunta?

—Claro niña ¿que desea?

—Es solo...Que… bueno, es obvio que usted ya sabe algo o si no, algo intuye, porque nos volvimos 3 días después de habernos ido de Luna de miel.

—De hecho sí me imagino, nadie se vuelve de la luna de miel a los tres días. —La cara de Isabella cambió, ella podía ser su “ayuda” para poder reconquistar a Edward. — ¿Le pasa algo niña? ¿Fue algo que dije?

—No… no pasa nada es solo que necesito su ayuda.

—Si, en lo que sea.

—Necesito que me ayude a reconquistar a Edward.

—Pero eso no es necesario, se nota a kilómetros que él está enamorado de usted.

— ¿Si? Pero va más allá de eso.

—No la comprendo. —Isabella no tuvo más remedio que contarle todo, sí, absolutamente todo, desde cuando ella se comprometió con Jacob hasta el día de hoy.

Clara no la corto en medio de su discurso, era una mujer pacífica y bastante tranquila, Isabella sabía que ella no la iba a juzgar.

— ¿Y bien?

—Te ayudaré, aunque no necesitas mucho ese muchacho esta más que enamorado de ti.

—Ojala así sea, Clara estoy arrepentida, no sé cómo le hice caso a Jacob, siendo que me mintió ya muchas veces, ¿pero sabes? Creo que él solo odia a Edward y por eso nos quiere separar.

—Eso no lo sabemos, basta con que tu estés arrepentida.

—Sí, le hice mucho daño a Edward, haría cualquier cosa por no haberlo hecho pasar por eso. —Dijo con lágrimas en los ojos.

—Shh… Niña no se ponga así, es obvio que él sufrió, pero todo se puede arreglar y puede ser que los empleados que lleguen mañana también la puedan ayudar, tengo entendido que  en hombre que contrató su esposo tiene dos hijas que también vivirán aquí, una niña de 15 y otra de 24, se harán buenas amigas.

—Sí, sería bueno tener amigas aquí.

—Supongo que pasarán la mayor parte del tiempo juntas, en Forks no hay centro y están solas, usted sería buena compañía para ellas.

— ¿Y la mamá?

—Yo conozco a la familia hace mucho, antes trabajaba para ellos, pero cayeron en banca rota hace poco tiempo y la que mantenía la familia, su madre, era la única que tenía estudios, falleció en un accidente con su otra hermana y desde entonces el padre vive solo con sus dos hijas, también Edward los conoce desde pequeño, él solía ir a la casa cuando yo trabajaba ahí.

— ¿Usted conoce a Edward desde pequeño?

—Conozco a toda la familia hace mucho, son todos muy adorables, de hecho fue Edward quien me buscó para trabajar con él, aunque si es por él se hubiese traído a su nana, pero la dejó en casa de sus padres.

—Sí, lo sé, es adorable también.

—Bueno niña, la comida ya esta lista, vaya a cambiarse hace frio para lo que trae puesto.

—Sí, gracias Clara.

—No es nada, vaya.

Bella corrió escaleras arriba y fue a la habitación a cambiarse. Pero cuando entró Edward estaba hablando por teléfono.

—Luego te llamo. —Dijo para luego cortar la llamada, no era una llamada importante, era de Esme pero cuando habló con ella no le quedó más que mostrarse “súper” contento en su luna de miel, si Esme se enteraba de la verdad le hubiese roto el corazón.

— ¿Con… con quien hablabas?

—Eso no importa, me voy a cambiar. —Dijo entrando al baño aun tenía la toalla envuelta en la cintura.

Salió cambiado y Bella todavía estaba en el mismo lugar pensando en la llamada “¿Quién demonios era?”

—No tiene caso mentirte, de seguro revisarás mi celular, era Esme.

— ¿Qué?

—Que era Esme.

Ella no contestó, estaba feliz de que así sea, se dirigió al vestidor para agarrar una muda de ropa cómoda.

Pero cuando llegó, la mitad del vestidor estaba vacío, solamente estaba la ropa de Edward, no la de ella.

— ¿Edward por qué no está mi ropa? ¿Y por qué si esta la tuya y no la mía?

—Alice se encargó de llenar el vestidor, pregúntaselo a ella.

—No voy a hablar con ella, y ¿cuándo llegan las maletas?, mi otra ropa está ahí.

 —Mañana por la mañana.

— ¿Y cómo me cambio?

—No lo sé Isabella, ¿no puedes hacer algo por ti misma y todo tengo que resolverlo yo? —Gritó Edward, cosa que dejó a Bella petrificada en su lugar, él jamás le había gritado.

—No te preocupes, Clara ya hizo la cena, nos está esperando para servirla. —Dijo ella agachando la cabeza, no quería que él la viera a punto de llorar.

Cuando Edward se fue de la habitación, se fue pensando en si había hecho bien o no, ella lo había engañado, ni siquiera se merecía su trato.

Isabella quería llorar, pero no se lo permitió ella merecía eso y mucho mas, no podía culpar a Edward, ella no sabe como hubiese reaccionado si él la hubiese engañado de esa forma.

Fue al vestidor y comenzó a abrir todos los cajones, revisar los estantes y ver si por lo menos había quedado algo, pero no, nada.

Fue al lado de Edward y sacó una camisa, se quitó el vestido, se puso la camisa y se miró al espejo.

La camisa le llegaba hasta abajo de las caderas, tenía puesto un mini short, que ella siempre usaba cuando se ponía un vestido.

Se sacó el maquillaje, los odiosos zapatos y se puso unas pantuflas también de Edward, cuando estuvo dentro de todo lista, salió de la habitación. Hacía frio, así que fue a la cocina a buscar a Clara para que subiera la calefacción “Mierda Isabella, tiene razón ¿Qué no puedes hacer algo por ti misma?”

En la cocina no estaba, supuso que estaba en el comedor, así que fue al comedor, cuando entró ambos estaban hablando pero se callaron cuando Bella entró, “Otra vez lo mismo”

Edward se quedó mirando a Isabella y Clara miraba los dos con una gran sonrisa en la cara.

Bella se sentó en la mesa un poco intimidada por la mirada de ambos, además de que solo traía un pequeño short y una camisa que no era suya.

—Niña su ropa llegará mañana en la mañana, ni bien llegue se la ordeno en su vestidor.

—No es necesario, puedo hacer cosas por mi misma sin la ayuda de los demás. —Dijo levantando la vista hacia Clara, por un momento Clara pensó “¿Y a esta niña que le pasa?” Pero luego entendió sus palabras, hace un rato ella misma había escuchado el grito que le dio Edward a Isabella y sabía que ella hablaba mas para Edward que para ella.

—mmm… ya veo. —Musitó Edward.

Bella solo miró a Clara y con asentimiento de cabeza, ella se retiró.

Comenzaron a comer y lo único que se escuchaba era el ruido de los cubiertos golpear los platos.

A ambos eso le molestaba pero ninguno quería hablar.

Ambos terminaron de comer y se levantaron, no sabían a donde ir, si a la habitación principal o a una de huéspedes.

Ambos se fueron a la principal, Bella iba a delante por lo que no se volteó a ver si Edward la seguía o no.

Entró a la habitación y dejó la puerta abierta y cuando estaba por entrar al baño habló.

— ¿Dónde vas a dormir?

—Aquí ¿dónde más? ¿Tú dónde vas a dormir?

—Es mi habitación ¿no?

—Sí pero también es mía.

—Le dije a Clara que te prepare una de las habitaciones de huéspedes.

—Pero Edward yo quiero dormir aquí.

—Me voy yo entonces. — “Mierda” pensó Isabella.

Cuando Edward estaba por salir ella gritó.

— ¡NO!, por favor.

— ¿Por favor qué?

—Quédate… esta noche solamente, por favor.

—No Isabella.

—Entonces quédate en la habitación, yo iré a la de huéspedes.

Dijo saliendo de ahí.

—Que voy a hacer contigo Isabella. —Dijo una vez que la vio salir.

Edward necesitaba tiempo para pensar bien las cosas y no quería dejarse llevar por el momento, quería estar con ella, pero el problema no era él si no que era la confianza que  había depositado en ella y le sería difícil volverla a tener.

Se acostó y se quedó dormido ni bien apoyo la cabeza sobre el almohadón.

Bella no podía dormir, necesitaba recuperar a Edward, sabía que eso sería difícil, ni siquiera quiso dormir con ella una noche.

“Piensa, piensa”

Agarró una hoja y comenzó a anotar

“Recuperando a Edward”

  1. Hacerle caso siempre “Bella no seas idiota y no lo contradigas”
  2.  

“¿2?” No había dos “Vamos Bella piensa, así no lograrás nada”

Dejó la libreta  a un lado, no podía hacer una lista, algo más se le tenía que ocurrir.

Esperaría hasta mañana a que llegara su ropa y tiraría toda la ropa holgada y fea que ella solía usar, y se quedaría con la ropa que Alice le había comprado para estrenar en su Luna de Miel.

Se metió a duchar, pero cuando salió y estaba envuelta en la toalla se dio cuenta que no tenía ropa que ponerse, salió de la habitación y sin hacer ruido, se coló en la habitación de Edward para pasar al vestidor y agarrar otra camisa y algo más que ponerse abajo.

Cuando entró Edward estaba dormido, se metió al vestidor y sacó una camisa, se la puso, buscó algo que ponerse abajo pero no encontró nada, así que abrió el cajón de la ropa interior y tomó un bóxer de Edward y se lo puso, con la camisa puesta no se le notaba ya que esta se lo tapaba.

Salió del vestidor y se quedó observando a Edward unos minutos, ojalá pronto pudiera estar durmiendo a su lado.

Se salió de la habitación sin hacer ruido y se acostó a dormir una vez que se había peinado.

A la mañana siguiente Edward debía levantarse temprano para ir a buscar a sus nuevos empleados al aeropuerto, no quería que ellos trabajaran para él, pero Carlisle con su gran alma de bondadoso, le pidió una y mil veces que lo contratara, ya él no necesitaba más empleados y no quería echar a los que ya tenía para contratar otro nuevos.

Cuando llegó al  aeropuerto los reconoció en seguida, Eleazar, Tanya e Irina.

Cuando ellos lo vieron Tanya como siempre corrió a abrazarlo colgándose de su cuello y dándole muchos besos en toda su cara.

Edward sin sonar grosero se la quitó de encima, saludó a Kate, ella no tenía nada que ver a su hermana, era más callada y mucho más normal, Eleazar era una persona que vivió siempre de arriba (igual que sus hijas) y aun no se acostumbraba a la situación en la que estaba.

Los llevó a la casa, le mostró la habitación suya a Eleazar, a Kate  y Tanya les preguntó si querían una juntas o separadas… Ambas contestaron al mismo tiempo, pero era más que obvio la respuesta.

—Juntas.

—Separadas.

—Tanya no, no quieres una mansión para ti sola también. —Dijo Kate regañando a su hermana mayor.

—Te callas, yo soy tu hermana mayor, yo decido, Eddie nos dio a elegir.

—Edward, danos una habitación juntas, no es necesario una habitación para cada una, además no me gusta dormir sola.

—Kate.

—Síganme, Tanya esta será tu habitación. —Dijo Edward abriendo una puerta, era una habitación pequeña, la más pequeña de la casa, era obvio que Edward se lo hacía a propósito.

—Y tú, dormirás en una habitación con Bella quieres, así no duermes sola. —Le dijo a la niña.

Ella solo asintió.

— ¿Quién es esa Bella?, ¿harás dormir a mi hermana con una empleada?

—Tanya.

—Es mi esposa.

— ¿Es... esposa?

—Sí, esposa.

— ¿Pero como esposa? ¿Estás casado Eddie?

—Las personas casadas suelen estarlo Tanya. —Dijo su hermana con obviedad.

—Te callas, ¿y que tu no duermes con tu esposa?

—Problema mío, no tuyo.

– ¡Oh! ya veo, problemas de pareja.

—Vamos Kate, te muestro tu habitación.

La llevó a la habitación de Bella y antes de entrar…

—Shhh, todavía está durmiendo. —Ella asintió.

Entraron a la habitación y la chica no se sorprendió, estaba acostumbrada a ese tipo de lujos y más.

Vio a Isabella durmiendo, toda tapada, y con el almohadón sobre su cabeza.

— ¿Se durmió enojada? —Preguntó Irina con voz bajita a lo que Edward sonrió y asintió.

— ¿Cómo lo sabes? —Preguntó una vez que estaban afuera.

—Yo me tapo la cabeza con el almohadón cuando me duermo enojada.

—Bueno, ahora si te quieres cambiar puedes ir a nuestra habitación, dudo que Bella se despierte, pero mejor ve a cambiarte allá.

—Gracias, “nuestra” ¿quien más duerme aquí? —Preguntó curiosa, no era con la misma intención que su hermana, esa intención de indagar hasta lo más profundo.

—Por el momento yo solo, pero también es de Bella.

— ¿Por qué están peleados? Si me dices prometo no contarle a nadie.

—Son cosas difíciles de contar, no las entenderías.

—Tengo 11 años casi 12 no soy tan pequeña.

— ¿11? Clara me dijo que tenías 14.

— ¿Parezco de 14?

—Jaja, no, pero igual vivirás aquí y te darás cuenta como son las cosas.

—Sí, odio ver a la gente pelear, nunca saben cuándo serán la última vez que se vean. —Le dijo Kate agachando su mirada, se sentía tan dolida por la muerte de su mamá y de su hermana, ella insistía en que era su culpa, aunque no era ella sola quien lo decía, su hermana terminaba confirmándoselo cada vez que podía.

Edward no sabía que hacer en ese momento, no se sentía bien él mismo como para consolar a alguien y mucho menos a una niña de 11 años adolorida por la muerte de su madre y hermana.

—Bueno Kate, te dejé un juego nuevo de toallas en el baño y me trajeron esto para ti. —Dijo sacando de su ropero una caja y entregándosela a la chica. —Es de mi hermana, le gusta regalarle ropa a la gente, también me dio otro para Tanya.

—Gracias, pero no debió molestarse yo no…

—Sabía que tu dirías eso, y también se que va a decir Tanya.

—Bueno, gracias.

—De nada, me voy en una hora estará el desayuno, pueden bajar si quieren.

—Gracias.

Edward salió de la habitación y se fue a la cocina.

—Clara pon cuatro platos más para el desayuno.

— ¿Cuatro señor?

—Sí, desayunaremos todos y también lo hará usted con nosotros.

—Pero Señor Cullen, yo debo desayunar en la cocina.

—Por hoy desayunará con nosotros, tengo que presentarle a Bella a los nuevos empleados.

—Sí, vi a Tanya está muy grande, más de lo que la recuerdo.

— ¿Hace cuánto no trabajas para ellos?

—Hace ya casi 5 años, espero que me quieran de la misma forma.

—Claro que si, ¿las maletas no han llegado?

—No.

—Llamaré a Alice para preguntarle que sabe.

—Ya lo hice, dijo que llegarían en una horas, pero que solo las suyas señor. —Mierda Alice

—Mierda, Isabella no tiene ropa y odia salir de comprar.

—Tanya puede ayudarla con eso.

—Tienes razón gracias.

—No es nada, ya está el desayuno.

—Está bien te yudo a poner la mesa.

—No, no nada de eso.

—Sí, claro que si te ayudaré, hoy no se trabajará en esta casa.

—Bueno está bien.

Edward ayudó a Clara a poner la mesa para los 6, una vez lista la mesa se sentaron a esperar a que bajaran todos.

—No le avisé a Bella.

—No importa se  puede presentar más tarde, ayer llegó muy cansada.

—Está bien.

Primero llegó Kate con una camisa simple, unos jeans azules y unas zapatillas viejas. Edward la miró extrañado pero sin omitir comentarios, él sabía que ella ya no estaba en la misma situación que antes, pero hacía apenas poco tiempo que habían caído en crisis y es raro que no conservara esa ropa, y se vistiera como una chica normal, las Denali jamás lo habían sido.

—Hola. —Saludó Edward.

— ¿Nana? — Preguntó Kate corriendo hacia ella para abrazarla.

— ¿Niña, cómo estás? Ya estás tan grande.

—Bien, ¿trabajas aquí?

—Sí.

—Genial.

Al rato bajaron Tanya y Eleazar, ella traía cara de pocos amigos, como siempre y él negando con la cabeza.

—Eddie. —Gritó Tanya  —grito que despertó a Isabella. —corriendo hacia Edward con los brazos abiertos, y dispuesta a sentarse sobre él mientras lo abrazaba.

—Exagerada. —Musitó Kate por lo bajo. —Lo acabas de ver.

—Te extrañé tanto. —Dijo ella ignorando a su hermana y llenando la cara de Edward de besos.

—Tanya por favor. —Dijo Edward intentando quitársela de encima, pero ella estaba bien agarrada con sus garras a su cuello.

—Déjalo en paz puedes traerle problemas con su esposa, tonta.

—Ella no se enojará, ¿no sabes tonta que cuando una pareja esta enamorada no se ofenden por pequeñeces? Como cuando yo era novia de Edward.

—Nunca fuiste mi novia Tanya.

—Es cierto, nunca fuiste su novia solo lo fastidiabas.

—Hija, no le hables así a tu hermana.

—Perdón papi.

Bella se había levantado por el horrible chillido que sintió, pero no era solo un ruido, era un grito que casi la deja sorda.

No entendía nada, pero últimamente estaba tan loca que ni ella misma se podía dar créditos de lo que veía o escuchaban.

Se miró al espejo, ni modo no tenía otra ropa, por más que le pese tendría que ir de compras, Alice le mandaría solamente la ropa de la Luna de miel y era toda ropa de verano.

Se lavó la cara, los dientes, se peinó y se maquilló un poco, no estaba del todo presentable con respecto a la ropa pero por lo menos Edward debía mirarla y estar bien.

Bajó despacio las escaleras para no caerse, quería sorprender a Edward y disculparse por la discusión de la noche anterior.

Pero cuando llegó al comedor, se asomó y vio a Edward y Clara desayunando, pero eso no le llamó la atención sino las otras 3 personas que comían a su alrededor, o mejor dicho encima de SU marido.

No sabía por qué razón, ella sentía celos, no debería sentirlo cuando hacía menos de una semana se había querido fugar con otra persona que no era su marido. “Idiota”

Pero al menos logró escuchar parte de su conversación.

—Déjalo en paz puedes traerle problemas con su esposa, tonta.

—Ella no se enojará, ¿no sabes tonta que cuando una pareja esta enmarada no se ofenden por pequeñeces? Como cuando yo era novia de Edward.

–Nunca fuiste mi novia Tanya.

—Es cierto, nunca fuiste su novia solo lo fastidiabas.

—Hija, no le hables así a tu hermana.

—Perdón papi.

—Tanya bájate. Dijo Edward, pero ella no se bajó. “Momento de actuar Bella”

Bella fue hacia el comedor haciéndose la dormida, frotándose los ojos.

Cuando Edward vio a Bella, sacó a Tanya de encima rápido, para que Isabela no los viera, no quería tener más problemas de los que ya tenía, pero él no sabía que ya era demasiado tarde, ya los había visto y estaba que echaba humo por las orejas.

—Amor ¿por qué no me despertaste? — Dijo ella sentándose en el regazo de Edward, donde segundos atrás había estado Tanya. Ella hablaba como si no hubiese visto a nadie y Edward lo sabía, de otro modo ella no se hubiese comportado así.

—No quería despertarte anoche llegamos muy cansados los dos.

—Bella quiero presentarte a la familia Denali, ellos trabajaran para nosotros a partir de ahora.

—Oh... Lo siento, no los vi. —Se defendió ella, extendiéndole su mano a  Eleazar. —Isabella Cullen.

—Eleazar, es un gusto.

—Yo soy Kate, eres muy hermosa.

 —Por favor. —Dijo Tanya más para ella que para los demás.

Bella ignoró a la rubia, apodo que acababa de darle Bella por el momento.

—Gracias, puedes llamarme Bella.

La niña solo asintió y llegó el turno de que la Barbi rubia se presentara, pero esta no lo hacía.

—Eddie no me la presentas. —Dijo mirándola de arriba a bajo.

—Papá  y yo lo hicimos ¿no puedes hacerlo tú?

—Cada vez que hablo me vas a reprochar, tu hermana mayor soy yo.

— No lo pareces. —Dijo Isabella.

— ¿Perdón?

—A la niña le tienes que pedir perdón, no a mí, es tu hermana  ¿cómo la tratas así…?

—Tanya Denali, ex de Edward. —Isabella inmediatamente se volteó a Edward que también la veía.

—Tanya pero tu nun…

—Te callas y subes a tu cuarto que tú y yo tenemos que hablar. —La nena se levantó obediente ante la orden de su hermana.

Isabella miró a Edward otra vez al ver a Kate “¿Cómo puede hacerle tanto caso?” “¿Y su padre? ¿A caso no le dice nada?” Edward solo le negó con la cabeza, sabía que Isabella tenía ganas de correr a la nena y decirle que no suba, no podía ser tan sumisa ante una orden de su hermana.

—NO. —Grito Isabella. —Se quería levantar pero Edward no la soltaba, esto acabaría en una batalla.

—Isabella será mejor… —Pero Isabella no lo escuchó  y se quitó las manos de Edward de encima para detener a la nena.

—Kate.

—No importa Bella.

—Sí, si importa ven vamos a mi habitación.

—No, ella es mi hermana y hace lo que yo le diga. —Dijo Tanya posicionándose frente a Bella, mientras la frenaba con una de sus manos con uñas esculpidas, con una perfecta manicura francesa y pequeños diseños en ella

—No, las cosas no son así, tú tienes un problema, lindas uñas. —le contestó Bella con sarcasmo.

—Gracias debes envidiarme dudo que las puedas tener así.

—Sí, lo dudo.  —La muy tonta de Tanya sonrió. “Acaso no da cuenta de mi sarcasmo” —Dudo que pueda estar sin hacer nada para mantenerlas, Edward y yo siempre tenemos muchas cosas que hacer, no estoy hecha para no hacer nada. —Cuando dijo esto Kate se rio.

—No me da gracia a mi tonta.

Bella se acercó a Tanya para decirle algo al oído. Todos se acercaron, pero era obvio que no iban a escuchar nada.

Pero a Edward no le pasó desapercibido cuando Bella tapó sigilosamente los oídos de Kate.

—Además te imaginas como quedaría la espalda de Edward cada vez que lo araño cuando esta sobre mí. —Dijo Bella un poco más fuerte de lo que debía para que se escuchara.

—Perra. —Dijo Tanya bajo mientras subía las escaleras.

— ¿Quieres venir a mi habitación?

—Sí, pero tu habitación ahora será de las dos, espero que no te moleste, es que Tanya quería una habitación para ella sola y yo no quería dormir sola.

—Está bien así no dormiré sola tampoco.

—Tu si me dirás porque tú y Edward están peleados, te prometo que no le diré a Tanya.

—Son cosas complicadas.

—Las entenderé.

—Está bien, siéntate. —Le dijo Bella una vez que llegaron a la habitación.

— ¿Cuántos años tienes Kate?

—Casi 11.

—11. —Dijo Bella sonriéndole. —Eres muy madura para tu edad, pareces más grande  ¿sabes?

—Sí, me lo han dicho.

— ¿Porque tu hermana de trata así? —Bella solo buscaba el problema de la niña, se veía triste y decaída, además que demostraba sumisión a su hermana que lo único que hacía era pelearla. Más que problema ella buscaba algún trauma, podía ser alguna pelea de pequeñas, el trato desigual de sus padres hacia ellas.

—Me culpa de la muerte de mi mamá y mi hermana y sé que tiene razón, es mi culpa. —“Eso es”

—Oh, ya veo.

— ¿Qué?

—Verás, yo soy psicóloga y me di cuenta de tu trato con Tanya y…

— ¿Psicóloga? Yo quiero serlo cuando sea grande, podría ayudar a Tanya.

—No podrás.

— ¿Por qué? No es tan mala como parece.

—No es eso, solo que ella es tu hermana y no puedes psicoloanalizar a las personas cercanas a ti, mucho menos a Tanya es alguien con quien viviste desde que naciste.

—Oh ya veo.

— ¿Qué  pasó con tu mamá y tu hermana?

—No quiero hablar de eso, me pone triste  y lloro cada vez que pienso en ella y Tanya me dijo que no tengo que llorar porque fue mi culpa.

—Pero si no hablamos de eso tu herida jamás sanará y seguirás llorando  ¿además sabes qué? Tanya es una tonta, tú no tienes la culpa de nada.

—Claro que si, mamá murió en un accidente de auto con mi hermana por comprarme algo que yo le pedí, si no le hubiese pedido nada ella no hubiese salido y nada hubiese pasado.

—Shhh, ¿sabes que no estás sola? Esta tu papá y tu hermana que estoy más que segura que te adora con el alma nena.

—Ellos me odian por la muerte de mamá, papá ni siquiera reta a Tanya por las estupideces que hace y me reta  a mi cuando me defiendo de ella, antes todo era distinto, a ella la retaban y a mí también, ahora ni me habla mi papá y tiene razón, como puede quererme si soy la culpable.

–Ey, hermosa, no estás sola. Sé que no es lo mismo pero puedes encontrar en mí una gran amiga, me puedes contar lo que sea. —Dijo Bella acariciando su cabello color dorado y llevando su cabeza hacia su pecho, “dicen que el latido del corazón es tranquilizador, eso espero” cuando vio que la nena comenzaban a aguarse sus ojos.

—Gracias, ¿te puedo decir algo?

—Nadie va a remplazar a mi mamá, pero tú eres muy parecida a ella.

— ¿En qué sentido?

—Era la única que me podía transmitir paz, y ella hacía lo mismo cuando me sentía mal, me acariciaba el pelo y me hacia escuchar su corazón.

—Ven, necesito tu ayuda. —Dijo después de un rato, una vez que Kate estuvo tranquila.

—Lo que necesites.

—Ropa. —Dijo estirando la camisa que traía puesta.

—Ven saquémosle algo a Tanya.

—No, no quiero más problemas, estoy segura que Edward ya debe estar enojado por lo de hace rato.

—Bueno yo se la pido.

Kate salió de la habitación y fue a la de su hermana.

TOC-TOC

—Pase. —Dijo en un tono sensual.

—Soy yo. — Dijo ella entrando

—Ha, ¿qué quieres?

—Que me prestes algo.

— ¿Que, la otra tonta no tiene nada para prestarte o ya te cansaste de ella y te acordaste de tu hermana?

—No seas mala Tanya, por favor.

— Está bien  ¿qué quieres?

—Ropa.

— ¿Estás loca?  —Dijo gritando

—Vamos por favor, aunque sea la peor ropa que tengas, no importa si esta pasada de moda.

—Está bien te daré un conjunto, no me gusta que uses mi ropa para jugar Kate.

—Lo siento, estoy pensando en volver a ser la misma de antes. —Mintió la chica para que su hermana le prestara la ropa.

— ¿En serio? Ya hasta me das vergüenza  vestida así, pareces una mendiga.

—Pero no tiene nada de malo, sabes que no pediré nunca más ropa.

—Si tiene razón, mejor no le pidas que nadie te compre nada, haber si por tu culpa alguien muere en el intento, toma.

Kate ya tenía lágrimas acumuladas en los ojos por el comentario de su hermana.

—Y no llores, si no fueras tan caprichosa solo por un conjunto espantoso, ella no hubiese muerto y tú lo sabes.

—Sí, perdón. —Dijo ella tomando la ropa, mientras corría por el pasillo chocó con alguien pero no cayó por que este la sostuvo.

— ¿Qué pasó?  —Preguntó Edward.

—Nada. —Dijo ella antes de alejarse y correr a la habitación.

—Shhh, nena  ¿qué pasó? —Dijo Bella abrazándola y acariciando su cabello.

—Es Tanya siempre saca a la luz el accidente.

— ¿Sabes qué? Yo odio salir de compras pero iremos y te comprarás lo que quieras así despejas tu mente un  poco.

—No quiero me compres nada.

—Está bien, no te compraré nada, pero ¿me quieres acompañar a comprar mi ropa?

—Sí, toma. —Dijo ella extendiéndole la ropa.

— ¿Qué es esto?  —Dijo Bella mientras veía la ropa.

—Según Tanya lo puedo usar “para disfrazarme” porque esta pasado de moda.

Le había dado un jean blanco con una musculosa que se ataba al frene haciendo que se vean los abdominales.  http://www.polyvore.com/cgi/set?id=67078357&.locale=es

— ¿A caso no sabe que estamos en Forks, el lugar más frio de los Estados Unidos?

—Lo siento, ella es así.

— ¿Y zapatillas no te dio? —Kate se largo a reír, haciendo que el dejo de tristeza que había en su rostro hacia unos minutos atrás se fuera por completo.

— ¿Tanya? ¿Zapatillas? Olvídate ella no usa nada que no tenga por lo menos 13 centímetros de altura.

—Okey creo que entendí, puedo soportar un día con tacos.

—Okey y ¿bolso tienes?

—Compartiré un secreto pero solo contigo. —Ella asintió.

—Si  ¿cuál?

—Ven. —Dijo agarrando a la chica del brazo y levándola hacia el vestidor de la otra habitación, la que compartía con Edward.

Abrió el vestidor y luego dentro del este abrió una placard, donde había bolsos y pequeñas carteras de todo tipo.

—Wooow, Tanya ve esto y se muere.

—Voy a mostrárselo entonces.

—Ambas rieron, hasta que el rostro de Kate cambio para remplazarlo por uno de tristeza.

— ¿Qué pasa?

—A mi mamá también le gustaban los bolsos, ella era muy sencilla, pero era una afición para ella.

—Para mí también lo son. —Se acercó a abrazarla, mientras acunaba su rostro en su pecho y acariciaba su rostro.

— ¿Bella?

— ¿Sí?

—Serás buena madre. —Ese comentario la dejó tensa, era imposible que Edward quisiera tener un hijo con ella, ni siquiera sabía cuánto tiempo le quedaba junto a él.

—Sería hermoso tener un hijo, pero dudo que Edward quiera uno conmigo.

—Las cosas se arreglarán, los dos son buenos, ¿me contarás que pasó?

—Me da pena hacerlo, algún día te lo contaré.

— ¿Pero se quieren?

—Sí, yo lo hago.

— ¿Y él?

—Yo misma me lo pregunto todavía.

—Bueno, voy por lo zapatos, ¿quieres un abrigo también?

—No, tomaré algo, de Edward.

Kate se fue y Bella agarró una campera ¿Justo esta campera tonta?” Había agarrado en saco que Edward le había prestado hacía ya un año, cuando se dieron su primer beso.

— ¿Qué haces? —Dijo la voz de Edward a sus espaldas, sonaba enojado, demasiado enojado.

—Busco una campera, iré de compras con Kate, necesito ropa.

— ¿Y esa ropa?

—De la Barbi con uñas esculpidas.

— ¿A qué hora vuelves?

—No sé.

— ¿A qué hora Isabella?

— ¿Qué estás de detective hoy?

—Solo te estoy preguntando.

—Bueno no lo sé Edward. —Decidió voltearse a verlo pero fue una mala idea, el tenía su pelo revuelto, signo de que había estado nervioso por algo y se lo revolvió, tenía los ojos un poco más oscuros que solo significan dos cosas para Isabella, excitación, que la descartaba o enojo, lo más probable.

— ¿Qué te pasa? Estás enojado.

Tomó a Isabella de la cintura, la cargó en el hombro y la llevó a la cama.

— ¿Edward qué haces?

—Así que quieres tener hijo y yo no.

— ¿Edward de qué hablas? —“Mierda me escuchó

—Ya estoy cansado de tu actitud Isabella.

—De… perdón yo…

—Cállate. —Le gritó muy cerca de ella.

—Pero Edward.

—Nada, te comportas como si fueras la víctima, y lo único que eres…

—No te atrevas a decirlo. —Dijo Isabella en tono desafiante.

—No me desafíes Isabella, lo único que eres es culpable de todo lo que está pasando y encima andas de víctima y andas compadeciendo a todos en la casa, — ¿pero sabes? A mí no me das lástima, lo único que causaste en mi todo este tiempo fue dolor y lo vas  a pagar.

— ¿Que… que… quieres decir… con eso?  —Dijo ella tragando saliva sonoramente, está nerviosa, demasiado, Edward no cabía en sí mismo, jamás lo había visto así.

— ¿Qué quiero decir? Acaso no fui muy claro. —Ella intentó liberarse de las manos de Edward que las tenía atrapadas sobre su cabeza.

—No te podrás ir a ningún lado.

—Pero Edward… —No la dejó terminar porque atacó sus labios con los de él.

Cuando él la dejó libre le dio tiempo de hablar.

—Edward suéltame, no hagas estupideces.

— ¿Quien te entiende?, anoche querías dormir conmigo, estuviste todo un día en la Luna de miel en un maldito pijama corto y esa misma noche habías dormido con un diminuto conjunto azul de encaje, — ¿Qué era lo que querías con eso? — ¿Cuánto tiempo creías que podía aguantar?

Dijo cerca de su cara, Isabella logró sentir el olor a alcohol que salía de su boca, era temprano ya para que tome, además él no toma, ¿Isabella qué le has hecho?”

—Yo Edward… No quiero que pase de esta forma, además en cualquier momento vendrá Kate y…

—Cerré con llave, no vas a evitar nada Isabella.

—Edward no por favor. ¿?

El comenzó a desabrochar el pantalón que ella traía y comenzó a bajarlo, con una mano y sin sus cinco sentidos se le hacía un poco más difícil.

Isabella seguía forcejeando con sus manos y las de él para que la liberara, pero sabía que no podría él tenía más fuerza que ella.

Logró sacarle el pantalón, para luego comenzar el a desabrocharse el suyo.

Isabella sabía que iba a pasar, pero no quería que fuera de esa forma, quería tenerlo otra vez, pero con amor como solía ser antes ¿Antes de qué? De que yo como muy idiota traicionara a Edward” “Ahora idiota de jodes” Bella no podía dejar de pensar en la estupidez que había hecho, todo sería distinto ahora.

Volvía a la realidad y salía de sus pensamientos, pero prefería volver la realidad era… eso… realidad y por mas que le pese, todo era su culpa.

Edward había logrado desabrochar su pantalón. Se acercó a ella y la besó bruscamente, luego fue bajando, hizo un camino desde atrás de su oreja hasta su cuello, donde se detuvo a hacer figuras con su lengua.

Isabella no pudo evitar que una lágrima se le escapara, era algo que ella no quería, ella solo quería recuperarlo no sacar a la fiera que había dentro suyo.

“Edward jamás haría algo así” “Que sea mi imaginación, que sea mi imaginación”

 

 Capítulo beteado por Vhica...., Betas FFAD.
https://www.facebook.com/groups/betasffaddiction/

 

Un saludo enrome a todos, gracias por leerme!!

Y bueno no me maten se que se las deje picando pero ya vamos a ver que pasa!! CHAN..

Bueno espero sus votitos y comentarios, saben que con eso me conformo y me hacen super feliz!!

LAS QUIERO

Sofii

Capítulo 24: Volviendo a la realidad Capítulo 26: Es mi turno de hacerte sufrir

 
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