-¿Puedo abrazarte también a ti? - preguntó suavemente, y sin esperar a que le diera permiso, la rodeó con los brazos y la estrechó contra él.
Cuando superó la primera impresión, Bella cerró los ojos, disfruntado al sentir la firmeza de aquel abrazo en cada poro de su piel. Era una experiencia que no se parecia a nada de lo que hasta entonces había vivido. Sentía arder su rostro y las piernas parecían tener dificultades para sostenerla.
Temiendo desmayarse entre sus brazos, intentó apartarse, pero entonces, Edward la estrechó más decididamente contra él, haciéndola violentamente consciente de las diferencias entre un hombre y una mujer. Sus senos se aplastaban contra su pecho ancho y duro y sentía una vaga presión debajo del abdomen.
-Ahora déjala que se vaya -dijo Jake, palmeándole a Edward en el hombro-. Y espero que no se te ocurra ninguna idea extraña en la que incluyas a mi hermana. Sólo tiene quince años.
Edward se separó ligeramente de ella, apoyó las manos en sus caderas y la observó con atención. -Parece mayor -dijo con una voz grave que hizo estremecerse a Bella. -
¿Quién, Bella? -preguntó Jacob con escepticismo.
-Ella es hermosa -dijo su madre con orgullo-. Ha salido a su padre. Sin embargo Jakie-añadió alborotando cariñosamente el pelo a su hijo-, ha salido a mi.
-Mamá, ya basta -protestó Jake-. Y deja de llamarme Jakie. Sabes que lo odio.
-Antes de que cumplieras dieciocho años, te encantaba, muchacho. No dejes que la vida de la ciudad te haga darte demasiada importancia, Jakie, siempre has sido un chico sencillo. ¿No tendrás algo que ver tú con esos aires de grandeza, ¿eh, Edward?
Por fin, Edward apartó las manos de las caderas de Bella. Esta hizo todo lo que pudo por recuperar la compostura, pero era consciente de que estaba completamente roja.
-No, señora Swan -contestó Edward,-desviando la mirada del rostro de Isabella.
-Sí, no creo que tengas nada que ver. Pareces un chico estupendo, a pesar de que procedas de una familia podrida de dinero.
-¡Mamá!-gimió Jacob.
-Bueno, todo el mundo sabe que la gente de dinero mima demasiado a sus hijos. Así que el hecho de que Edward sea tan buen muchacho habla muy bien acerca de sus padres. ¿A dónde se hablan ido, Eddie?
-Creo que a Europa, señora Swan.
-¿No lo sabes? -preguntó Renee, totalmente desconcertada.
-No les gusta sentirse atados a un calendario -respondió Edward, encogiéndose de hombros-. Prefieren dejarse llevar por el curso de los acontecimientos.
-No me parece la mejor época para marcharse, justo antes de Navidad -susurró Renee con el ceño fruncido. Bella estaba totalmente de acuerdo con ella. La Navidad había que pasarla en familia.
-Pero no te preocupes -continuó Renee, agarrando a Edward del brazo y dirigiéndole una enorme sonrisa-. Nosotros te cuidaremos, ¿verdad, Bella?
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