Un beso inolvidable. (+18)

Autor: crepusculonov2
Género: + 18
Fecha Creación: 10/01/2011
Fecha Actualización: 23/02/2011
Finalizado: SI
Votos: 27
Comentarios: 118
Visitas: 123952
Capítulos: 35

 

Bella estaba decidida a sacar definitivamente de su mente el recuerdo de Edward Cullen. Habían pasado ya nueve años desde que aquel atractivo amigo de su hermano le había robado el corazón con un beso.
Pero ya había llegado el momento de poner fin a aquella locura, de dejar de comparar a cada hombre que conocía con Edward. Había llegado la hora de dejar que algún hombre la amara.
Justo entonces apareció inesperadamente Edward, anunciando que había puesto fin a su matrimonio y convirtiéndose en una tentación irresistible para Bella.

 

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Hola! esta novela no la escribir yo ni nada, esta basada en una novela llamada Un beso inolvidable escrita por lee miranda y me gusto mucho la historia asi que se me ocurrio hacerla con Edward, Bella y los demas de Twilight, la adaptare un poco para hacerla mas larga. 
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Capítulo 17: Llego el momento!

-SI, también nos llevaremos ése -dijo Edward desde la silla en la que estaba sentado mientras observaba a Bella y saboreaba el café que la dependienta le había ofrecido.

Estaban en una de las mejores boutiques de Sydney, situada en Centrepoint Building y, naturalmente, a Edward le habían brindado un tratamiento de primera desde que había entrado seguido de Bella. Ella frunció el ceño. El vestido que se estaba probando costaba una fortuna, mucho más que el de terciopelo negro que ya había decidido comprarle Edward. A Bella no la preocupaba que le comprara el de terciopelo porque no era excesivamente caro y, al fin y al cabo, había sido él el que le había destrozado el vestido de seda verde.

Cuando Edward le había sugerido que se probara un conjunto de brocado dorado que estaba expuesto en el escaparate, había aceptado pensando que quería que tuviera más oportunidades entre las que elegir. En realidad, a ella le gustaba más el segundo traje. La falda y la chaqueta le sentaban como un guante. A Bella le había encantado hasta que en el probador se había fijado en el precio. Sin dejar de fruncir el ceño, se acercó a donde estaba Edward y le susurró al oído:

-Edward... este traje es carísimo. No puedo permitir que me lo compres. Edward dejó la taza en el plato suspirando con paciencia.

-Claro que puedes -repuso con firmeza, pero sin levantar la voz-. Puedes hacer lo que quieras, Bella; de hecho, tienes que hacer lo que quieras. Hoy estás viviendo como si fueras mi mujer, y yo soy un hombre rico. Sé indulgente conmigo, querida. Déjame mimarte un poco. Vestirte me produce casi tanto placer como el que me va a producir desnudarte esta noche -el último comentario lo hizo dirigiendo una mirada nada discreta al valle que se escondía entre sus senos. Bella se sonrojó violentamente.

-No... no deberías decirme esas cosas -le dijo, estremeciéndose por las imágenes que aquellas palabras habían evocado en su mente. Sentía en su interior un fuego que se extendía rápidamente por sus venas. El deseo se apoderó de ella a una velocidad extraordinaria. Edward le dirigió una sonrisa triunfante.

-Quizá no -contestó arrastrando las palabras-. Pero simplemente no he podido resistirlo. Nunca había estado con una mujer que reaccionara como lo has hecho tú. Es encantador. Tú eres encantadora, mi dulce Bella. En todos los sentidos.

-Yo... te pedí que no me llamaras así -le dijo, intentando imprimir un tono severo a sus palabras, pero fallando miserablemente.

-¿Pero por qué, si te sienta tan bien? -sonrió y Bella no pudo evitar brindarle otra sonrisa.

-Eres un hombre terrible, Edward Cullen.

-Bueno, no se puede tener todo. La riqueza y la bondad no suelen ir juntas.

Algo de lo que Bella ya se había dado cuenta. La joven se preguntó si estaría preparando el terreno para convertirla en su amante. Quizá estuviera intentando corromperla invitándola a utilizar cosas a las que ella jamás tendría acceso pero que él podría proporcionarle si estaba dispuesta a continuar ofreciéndole lo que le iba a entregar aquella noche.

-No voy a ser tu amante, Edward -le advirtió. el pareció desconcertado.

-¿Crees que es eso lo que estoy intentando?

-¿Estoy equivocada?

-Sí, estás equivocada -contestó, sin dar ninguna explicación. La sorpresa de Bella se transformó inmediatamente en incredulidad.

-¿Entonces a qué viene todo esto?

-Estamos divirtiéndonos -esbozó una cautivadora, pero enigmática sonrisa-, que es lo que querías que hiciéramos hoy.

-Divirtiéndonos -repitió Bella.

Y de pronto cayó en la cuenta de lo que le quería decir. Por supuesto, ¡qué tonta había sido! A Edward no se le había ocurrido nada tan serio como convertirla en su amante. Aquella noche iba a ser una noche única, pero iba a disfrazarla de otra cosa. Cuando había dicho que a partir de entonces no querría estar con ningún otro hombre, se refería a eso. Aquella declaración era una muestra de su arrogancia, no encerraba ninguna promesa sobre el futuro. Lo único que pretendía decir era que jamás olvidaría aquella noche. Pero aun así, Bella estaba deseando que llegara aquel momento. Al mirar a Edward, sentía deseos de suplicarle que terminara con todas aquellas tonterías y que fueran a la suite nupcial inmediatamente. No quería perder ni un segundo más jugando a disfrazarse como una muñeca Barbie o en comidas estúpidas de las que ni siquiera podía disfrutar.

-¿Y qué pasaría si te dijera que a mi esto no me parece demasiado divertido? ¿Si te dijera que yo preferiría... que preferiría... que quiero que tú...? -no fue capaz de confesar lo que realmente deseaba, pero debió dárselo a entender con sus mejillas sonrojadas y sus ojos relucientes.

Edward se quedó mirándola fijamente por encima del borde de la taza, manteniéndola cautiva de sus ojos y emocionándola con la repentina pasión que en ellos se adivinaba. Era como si su fracasada confesión hubiera servido para eliminar la fachada bajo la que Edward había estado escondiéndose durante todo el día y de pronto le estuviera permitiendo ver cuánto deseaba hacer el amor con ella.

-Edward -susurró con voz sedosa, olvidándose de todo lo que los rodeaba y centrando en él toda su atención.

-Sí, lo sé -dejó la taza en la mesa y, con evidente esfuerzo, apartó los ojos de Bella y se levantó-. Las señora se va a llevar el traje puesto -le dijo a la dependienta con una voz repentinamente autoritaria- .-No se va a cambiar de ropa, así que guárdele el traje naranja con el negro. Aquí tiene mi tarjeta de crédito. Cuando se volvió de nuevo hacia la joven, ésta estaba temblando.

Se había apoderado de ella una mezcla de nervios y excitación que la hacia desear de una forma casi enfermiza que llegara cuanto antes el momento. Había algo increíblemente emocionante en aquella espera de algo totalmente desconocido... y también algo aterrador. Le dirigió a Edward una mirada cargada de angustia. Él la agarró del brazo y la condujo fuera de la tienda.

Cinco minutos después, estaban metidos en un taxi, recorriendo él corto trayecto qué los separaba del hotel. Edward no dijo ni una sola palabra ni durante el viaje ni mientras subían a la suite nupcial y Bella le agradecía infinitamente aquél silencio, consciente de qué sería incapaz dé mantener una conversación sensata.

Las puertas del ascensor sé abrieron y sé encontraron frente a una enorme puerta dé madera en la qué Edward insertó la llave. Por primera vez a Bella sé le ocurrió pensar en el aspecto qué tendría la suite nupcial. No sabia muy bien lo que debía esperar después dé haber visto la decoración del piso dé abajo, pero desde luego no era lo qué se encontró cuando Edward empujó la puerta y la acompañó al interior.

Aviso: Terminare de adaptar la novela y ya que tenga todos los caps los subire! ya casi se acabaa :( !! asi que disfruten mientras puedan

Capítulo 16: ¿laa... la sss...la sui-sui suite nupcial? Capítulo 18: Mejor momento de mi vida.

 
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