La desolación se apoderó inmediatamente del vacío que al separarse de su lado dejó no sólo en el cuerpo, sino también en el alma de Bella. Era evidente que había dicho algo que lo había ofendido, ¿pero qué?
Cuando Edward apareció desnudo en el marco de la puerta, Bella lo estaba esperando sentada en la cama.
-¿Qué he hecho? -le preguntó nada más verlo-. ¿Por qué estás enfadado conmigo?
-Me alegro de que me lo preguntes - gruñó Edward, se acercó a la cama y la levantó sin ningún tipo de ceremonia, de la misma forma que podría haber levantado un saco de patatas-. Vamos a darnos un buen baño juntos, Isabella Swan, y mientras, vamos a hablar de unas cuantas cosas.
-¿A hablar?
-Si, a hablar -repuso mientras la metía en el baño-. ¿Tú qué te creías? ¿Que íbamos a probar una nueva forma de hacer el amor? A lo mejor quieres añadir a tu lista de experiencias del día el hacerlo también en la ducha, o en el suelo, o contra el tocador, si lo prefieres. Los espejos pueden añadir una nueva dimensión al sexo. Ah, sí, se me olvidaba, todavía tenemos pendiente la experiencia de la fruta de la pasión...
-¿Por qué...? -empezó a golpearle la espalda con los puños para que la soltara-. Tendrás que enterarte de que yo... -pero se interrumpió y soltó un chillido cuando Edward la metió de pronto en la bañera, que había llenado de agua y burbujas.
-¿De qué tengo que enterarme? -le preguntó de malhumor, mientras se metía en la bañera, a una distancia prudente de ella, y se cruzaba de brazos. Bella lo miró enfadada.
-Eres un maldito hipócrita, Edward Cullen -le espetó Bella levantando la barbilla con indignación-. Has disfrutado libremente de todo lo que has querido durante toda tu vida y a mí se me ocurre disfrutar un solo día y me lo echas en cara.
-Es cierto. Porque tú no eres como yo. Tú eres mi dulce Bella, y quiero que sigas siéndolo.
-¡Paparruchas!
-¿Paparruchas?
-Sí, paparruchas -repitió cruzándose de brazos-. No había oído tantas tonterías en toda mi vida. Has hecho todo lo posible para traerme aquí y hacerme perder la virginidad, Edward, y ahora, porque me ha gustado y quiero seguir disfrutando de lo que he descubierto, te pones todo estirado. ¿Qué pasa? ¿De pronto te pesa la conciencia? ¿O quizá temes volver a Melbourne y que otro hombre pueda beneficiarse de tu espléndida iniciación?
-¡No vas a acostarte con ningún otro hombre! ¡Jamás!
-¿De verdad? ¿Y se puede saber cómo vas a impedírmelo?
-¡Convirtiéndote en mi esposa!
(tss picante8-) han comentado mucho y les agradezco ahorita subire otro capp)
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