Un beso inolvidable. (+18)

Autor: crepusculonov2
Género: + 18
Fecha Creación: 10/01/2011
Fecha Actualización: 23/02/2011
Finalizado: SI
Votos: 27
Comentarios: 118
Visitas: 123970
Capítulos: 35

 

Bella estaba decidida a sacar definitivamente de su mente el recuerdo de Edward Cullen. Habían pasado ya nueve años desde que aquel atractivo amigo de su hermano le había robado el corazón con un beso.
Pero ya había llegado el momento de poner fin a aquella locura, de dejar de comparar a cada hombre que conocía con Edward. Había llegado la hora de dejar que algún hombre la amara.
Justo entonces apareció inesperadamente Edward, anunciando que había puesto fin a su matrimonio y convirtiéndose en una tentación irresistible para Bella.

 

__________________________________________


Hola! esta novela no la escribir yo ni nada, esta basada en una novela llamada Un beso inolvidable escrita por lee miranda y me gusto mucho la historia asi que se me ocurrio hacerla con Edward, Bella y los demas de Twilight, la adaptare un poco para hacerla mas larga. 
+ Añadir a Favoritos
Leer Comentarios
 


Capítulo 13: El gran dia.

 

-¡A las once!

-Sí, a las once.

-¿Por qué tan pronto?

-¿Tienes alguna otra cosa que hacer?

-No...

-Entonces estate lista a las once.

Bella se volvió, pero antes de dar un solo paso, llamó a Edward.

-¿Qué quieres? -le preguntó él.

-No tienes mi dirección.

-Se la pediré a Jake.

Bella hizo una mueca.

-Pero yo... yo no quiero que se entere.

La mirada de Edward le hizo sentirse vagamente avergonzada.

-Ya veo -le dijo con frialdad-. Muy bien, entonces dime tu dirección. Te aseguro que no la olvidaré.

En cuanto Bella se la dijo, se volvió y se dirigió hacia la casa. Aunque no dijo una sola palabra, era evidente que estaba enfadado. Posiblemente, se había tomado su última petición como un nuevo insulto, pensó, y el portazo que dio Edward nada más entrar en la casa confirmó sus sospechas. Bella gimió con desmayo. No había nada que le hubiera gustado más que poder decirle a todo el mundo que Edward iba a ser su amante. Pero sólo si él realmente la amara, si hubiera alguna garantía de que después de lo que ocurriera al día siguiente, podrían empezar una relación verdadera.

Bella no se engañaba. Las quejas de Edward no cambiaban en absoluto el tipo de relaciones que mantenía con el sexo opuesto. Quizá hubiera dejado de tener noches locas en cuanto había salido de la universidad, pero eso no significaba que no hubiera tenido un montón de novias. El hecho de que su matrimonio hubiera fracasado a los cuatro años, tampoco lo hacía especialmente recomendable para iniciar con él una relación.

Aunque la promiscuidad en la que había vivido durante años quizá no fuera solamente culpa suya, admitió. Su herencia, más la cantidad de cualidades que tenía, lo convertían en un objetivo deseable para cualquier mujer. Posiblemente, ni siquiera le hubiera sido fiel a su esposa. En realidad, Bella dudaba de todo lo que Edward le había dicho. Se metió en el coche suspirando. Ya era hora de irse a casa e intentar dormir un poco. Al cabo de muy pocas horas, Edward pasaría a buscarla. Y no quería hacerle esperar.

-¡Me estás tomando el pelo! -exclamó Alice. Eran las nueve menos cinco y las dos jóvenes se habían levantado de la cama minutos antes y estaban en la cocina, esperando a que se hiciera el café. Mientras tanto, Bella le había contado a su compañera de piso lo que había ocurrido la noche anterior.

-Estoy empezando a desear que no fuera verdad -repuso Bella, sintiendo los nervios que habían anidado en su estómago-. Estoy empezando a encontrarme tan mal que creo que no voy a ser capaz de desayunar siquiera.

-Ahora, déjame ver si me he enterado -comentó Alice, una vez estuvieron sentadas con sus respectivas tazas de café-.Ese Edward ha dejado a su esposa...

-Su esposa lo ha dejado a él.

-¿Y sabes por qué?

-Había otro hombre. De hecho, por lo que Edward me ha contado, debe de haber más de uno.

-¿Me estás diciendo que la mujer del hombre más irresistible del mundo ha tenido otras aventuras? -le preguntó Alice con escepticismo-. ¿Después de sólo cuatro años?

Bella se encogió de hombros.

-A lo mejor es una mujer que necesita mucho sexo.

-Y quizá su super marido estuviera tan ocupado atendiendo a cada una de las mujeres atractivas con las que se cruzaba que no tenía tiempo para la mujer que lo esperaba en casa.

-Él dice que ya no es como antes.

-Por el amor de Dios, Bella. A la hora de haberse encontrado contigo, ya han estado a punto de acostarse. No me parece muy propio de un marido que ha sido fiel hasta hace dos días.

-Pues a mi me parece lo más lógico en un marido que ha sido fiel hasta hace dos días -repuso Bella, con el rostro ardiendo de indignación. Bajo la fría luz de la mañana, veía las cosas de forma diferente-. Si no tuviera ningún tipo de conciencia, no se habría detenido al enterarse de que era virgen. Alice la miró con compasión.

-Eso no te lo crees ni tú. Lo único que ha hecho Edward ha sido cambiar unos segundos de placer pasajero por toda una noche de sexo.

Bella dejó la taza en el plato con gesto de enfado.

-¡Eh! ¿No eras tú la que decías que ya era hora de que me acostara con alguien? Pues bien, voy a hacerlo. Esta misma noche. Y Edward va a hacerme los honores.

-Todavía estás enamorada de él, ¿verdad? -le preguntó Alice, mirándola con compasión-. ¿Esa es la razón por la que te vas a someter a esa tortura?

-¿Qué tortura? Hacer el amor con Edward es un sueño. Anoche ya tuve un anticipo en el coche.

-Es posible que hacer el amor con él sea como un sueño, pero lo que vas a pasar después va a ser una pesadilla. Caramba, Bella, has estado suspirando por culpa de un solo beso durante nueve años. Dios sabe cómo te va afectar el pasar toda una noche haciendo el amor con un experto en esas cuestiones. Supongo que te vas a pasar otros noventa años recordándolo. A Bella se le llenaron los ojos de lágrimas.

-¿Y crees que no lo sé? -se levantó de un salto y corrió a su dormitorio. Cuando se derrumbó en la cama, estaba llorando desconsoladamente. Alice fue detrás de ella.

-Cariño -se sentó en la cama y posó la mano en el hombro de su llorosa amiga-, deberías dejar de llorar, te lo digo en serio. Se te van a poner los ojos rojos. Mira, no me hagas ningún caso. Probablemente lo que me ocurre es que estoy celosa. Ve y disfruta todo lo que puedas. ¿Quién sabe? Es posible que de esa forma consigas sacártelo de la cabeza. Y si no lo consigues, a lo mejor logras meterte definitivamente en la suya. Quizá, cuando acabe la noche, no quiera que termine todo.

Bella se dio la vuelta y pestañeó a la misma velocidad a la que latía su acelerado corazón.

-¿De verdad piensas que es posible, Alice?

-Cariño, si yo fuera un hombre y tú te me ofrecieras en bandeja de plata, procuraría conservarte en esa bandeja mucho más que una noche. Eres una persona muy especial, Bella, y eso no es algo que se encuentre a menudo.

Bella se sentó en la cama y abrazó a Alice con fuerza.

-Gracias por decir eso -exclamó emocionada-. Gracias, gracias.

-Caramba -repuso Alice, separándose de ella-, bajo ese frío exterior se esconde una persona muy sentimental, ¿verdad?

Bella sonrió mientras se secaba las lágrimas.

-En nuestra familia somos muy dados a los abrazos, eso es todo.

-¿Sabe nuestro querido Edward lo que va a conseguir esta noche?

-¿Qué quieres decir?

-No importa -musitó Alice-. ¿Qué piensas ponerte para esa ocasión tan especial?

-No tengo ni idea. Edward va a venir a buscarme a las once.

-¡A las once! -Alice arrugó la nariz-. ¡Puaj! No hay nada peor que hacerlo durante el día. Se pierde todo el romanticismo. Bella soltó una carcajada.

-Estás de broma. Pero no creo que sea ese el plan de Edward. Quiere que antes tenga oportunidad de conocer hasta qué punto ha cambiado.

-¿De verdad? Eso suena prometedor.

-A mí también me lo pareció anoche, cuando me lo dijo...

-¿Y ahora?

-Ahora me siento enferma.

-Siempre puedes echarte atrás. Llámalo y dile que has cambiado de opinión.

Bella sacudió la cabeza con vigor.

-Si hiciera una cosa así, jamás me lo perdonaría.

-¿Y vas a ser capaz de perdonarte el haber vivido durante todos estos años sin haber disfrutado de nada más que un beso?

-Tendré que hacerlo, porque no hay forma de dar marcha atrás en el tiempo, Alice. Pero no voy a cambiar de opinión. Sé que podré sobrevivir aunque vuelva a perder a Edward, pero no sé que sería de mí si no aprovechara esta oportunidad.

-Supongo que la experiencia añadirá una nueva perspectiva a tus habilidades como consejera -respondió Alice secamente-. Mi madre siempre dice que hay que aprender a sacar lo positivo de cualquier acontecimiento negativo. 

-No creo que muchas mujeres consideren que acostarse con Edward sea algo negativo.

-¿De verdad? Creo que voy a tener que echar un vistazo a ese tipo cuando venga a buscarte. ¿No te importa que sea yo la que le abra la puerta?

-En absoluto. Supongo que para entonces ya me estarán temblando las rodillas.

-Qué va. Estoy segura de que vas a aparecer con un aspecto absolutamente frío, porque esa es tu forma de ser. O al menos eso parece... -un brillo travieso iluminó los ojos de Alice-. Me encantaría poder convertirme en mosca y posarme en la pared de la habitación cuando ese tipo te lleve a la cama. Estoy segura de que debajo de esas frías ropas con las que vas siempre se esconde una persona muy apasionada.

-Supongo que no te refieres a como iba vestida ayer -le recordó Bella a su amiga.

-No, y mira para todo lo que ha servido. ¡Estuviste a punto de ser violada en el asiento de un coche!

-¡No fue una violación en absoluto! Hasta el último momento fui totalmente responsable de lo que hacía.

-Lo cual me recuerda algo. Tómate un par de copas de champán o algo equivalente antes del momento cumbre. La relajación es lo más importante.

-De acuerdo, lo haré.

-Y yo te meteré lo que tú ya sabes en el bolso, por si Casanova ha sufrido un lapsus mental. Creo que no hay nada que acabe más rápidamente con la pasión que tener que ir a una farmacia en el último momento.

-Sí, maestra.

-No te burles. A mí me encantaría haber tenido una compañera de piso que pudiera darme todos estos consejos antes de hacerlo por primera vez. En cualquier caso, es bastante difícil tener una compañera de piso a los catorce años.

-¡Catorce años!

Alice se encogió de hombros.

-Fui una niña precoz. Ahora, ¿no crees que deberías ir pensando en meterte en la ducha? A un hombre no se le puede hacer esperar, entre otras cosas porque casi nunca se quedan esperando.

Bella todavía estaba sonriendo cuando cerró la puerta del baño, pero cuando se desnudó y vio su cuerpo desnudo reflejado en el espejo, su sonrisa se desvaneció.

Un cuerpo bonito no era suficiente para atrapar el corazón de Edward. Ya había tenido suficientes durante toda su vida. Y ser una mujer apasionada tampoco; estaba segura de que eran muchas las mujeres que se hablan derretido en sus brazos.

No, no tenía sentido que Bella intentara vestirse de una forma especialmente sensual aquel día. Ni que intentara superar a las mujeres con las que se había acostado. Además no seria capaz de hacerlo. Seria como intentar ganar una medalla en los Juegos Olímpicos compitiendo en un deporte para el que no estaba entrenada. Pero podía darle a Edward algo que quizá no le habían dado nunca. Podía ofrecerle un amor sincero. Aquella seria una noche llena de ternura, afecto y gratitud. Porque Bella le estaba profundamente agradecida. Por el motivo que fuera, Edward iba a hacer realidad uno de sus sueños más anhelados, el mismo que había expresado en el poema que le había regalado nueve años atrás. Bella todavía seguía abrazando aquel sueño de adolescencia en su corazón, y aquella noche... aquella noche se iba a cumplir una pequeña parte de él.

 

Capítulo 12: Que noche. Capítulo 14: Edward conoce a Alice.

 
14439787 visitas C C L - Web no oficial de la saga Crepúsculo. Esta obra está bajo licencia de Creative Commons -
 10757 usuarios