Escrito en las Estrellas (+18)

Autor: Fanfiction Addiction
Género: Ciencia Ficción
Fecha Creación: 29/03/2013
Fecha Actualización: 30/08/2014
Finalizado: SI
Votos: 15
Comentarios: 18
Visitas: 110122
Capítulos: 33

Traducción: Edward es el rey de una raza en extinción, su planeta es desgarrado por la guerra civil. Bella es secuestrada y llevada a convertirse en su esposa.De estudiante de la universidad a reina... ¿Podrá aprender amar a este hombre extraño y ayudar a salvar a su pueblo?

 

Escrito en las Estrellas es un fanfic original de Lissa Bryan y traducido por Fanfiction Addiction con el debido permiso de su autora.

 

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Capítulo 32: Ad Astra Per Aspera

Historia escrita por:Lissa Bryan

Traducido por:Miranda Pattinson (FFAD)

Beta:Verito Pereyra (FFAD)

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—Santo jodido Cristo Jesús —dijo Rose. Ella gimió y se inclinó sobre el inodoro otra vez—. Voy a asesinar a ese hombre, lo juro por Dios.

—Raíz de meithnil —dijo Bella—. Voy a subir hacia el templo y ver si Esme tiene alguna a la mano.

Emmett estaba en el pasillo, retorciendo su cola. Corrió hacia Bella, sus cejas fruncidas en preocupación. — ¿Está bien Rose?

—Sí, Emmett. No te preocupes. Sólo es malestar mañanero.

—Rose dijo que pensaba que iba a morir.

—Ella estaba exagerando, Emmett.

—Oh. ¿Estaba exagerando sobre estar enojada conmigo, también? —preguntó esperanzado—. Ella me dijo que fuera a joderme a mí mismo y yo le dije que no creía que eso fuera posible, y ella dijo…

Bella lo interrumpió. —No, estoy bastante segura de que lo decía en serio. Realmente deberías haberle preguntado, Emmett.

—Yo le pregunté —protestó—. Le pregunté si ella había pensado en tener un bebé y ella dijo "sí". La última vez que le pregunté, me dijo:"Déjame pensar acerca de ello"así que esperé hasta que me dijo que lo había hecho.

Bella negó con la cabeza. —Oh, Emmett. Ella no pensaba que te referías a tratar de dejarla embarazada en ese momento.

—Oh —, Emmett miraba a sus pies—. Ella va a echarme del nido de nuevo, ¿no?

—Yo diría que eso probablemente es una suposición segura —, coincidió Bella—. Si yo fuera tú, comenzaría a planificar alguna búsqueda seria. El chocolate usualmente ayuda.

Bella se detuvo en la oficina que compartía con Edward y asomó la cabeza por la puerta. —Tengo que ir al templo. ¿Quieres venir conmigo?

—Esa es una idea maravillosa —, admitió él, poniéndose de pie y estirándose, su largo cuerpo arqueándose hacia el techo. Los músculos de su estómago tensos, esa línea sexy que se curvaba alrededor de la parte delantera de sus caderas, sus fuertes muslos...

—No me mires así —, susurró Edward—, o no vamos a visitar el templo por algún tiempo.

¿Había alguna razón por la que ella iba al templo? Se le había olvidado por completo. No debía haber sido importante.

Emmett bajó por el pasillo, aún retorciendo su cola. —Bella, Rose dijo que no quiere ningún chocolate. ¿Qué debo hacer ahora?

Bella cerró los ojos y contó hasta diez.

— ¿Trataste de frotar sus pies? —Edward sugirió—. A Bella le gusta eso.

La frente de Emmett se arrugó. — ¿Sus pies, dices? Nunca nos enseñaron eso en la escuela...

—Oh, no es con fines sexuales —, dijo Edward—. Pero, hablando de sexo, existe un punto que encontré con el que-

— ¡Alto! —Bella dijo—. Tenemos que irnos.

—Espera un momento, se trata de información útil.

— ¡Ahora, Edward! —Ella lo agarró del brazo y lo arrastró por el pasillo.

— ¡Hablaremos más tarde! —gritó Edward—. ¿Por qué estás toda roja, Bella?

—Por nada —, murmuró Bella.

Era un día tan agradable que ellos decidieron caminar. La nueva guardaespaldas de Bella, Leah, una alta mujer Kebiande color rojo púrpura con cabello negro, los seguía. Llevaba dos espadas cortas en su cinturón que destellaban luz mientras caminaba. Hubo muchos candidatos para el cargo, pero Edward se había negado rotundamente a tener un macho de cualquier especie cuidando a su compañera, lo que había eliminado a más de la mitad de los aspirantes. Al resto, Edward les había hecho una audición peleando contra él mismo. Leah fue la única que estuvo a punto de golpearlo y así fue ella la que obtuvo el trabajo. Bella no pensaba que fuera del agrado de Leah dado que rara vez hablaba con ella, pero tal vez esa distancia era una cosa buena.

Pasaron junto al Palacio Plaza y todo el monumento conmemorativo. Esme había hecho un trabajo estupendo con el diseño y se había convertido no sólo en un lugar de solemne recuerdo, sino también en un lugar donde la vida era celebrada. Los niños jugaban en la fuente que Esme había instalado y los bancos eran un lugar favorito para reunirse a comer el almuerzo para los trabajadores gubernamentales de las oficinas en la calle. Por supuesto, ellos no utilizaban los bancos para sentarse, como Esme había previsto. Ellos se sentaban en el suelo de piedra de la plaza y usaban los bancos como mesas.

El monumento a Tanya brillaba a la luz de la mañana. Una escultura tamaño real de piedra color azul de ella arrodillada sobre un pedestal de piedra, su bastón al lado listo para ser usado. En su base, una llama eterna ardía y las mujeres a menudo llegaban allí a quemar oraciones por sus hijos. Bella sintió la creación de un santo; unos pocos miles de años después, Tanya probablemente sería el recipiente de las oraciones a sí misma como Guardiana de Niños y Madres. Su leyenda ya estaba creciendo.

Otro monumento había sido agregado: una piedra plana color púrpura en el centro de la plaza que tenía dos nombres, "Jacob" y "Didyme". Didyme había muerto poco después que la rebelión fuera aplastada, la palabra "TRAIDOR" pintado sobre la puerta con su propia sangre. Lamentablemente, podría haber sido cualquiera de los lados quien lo hiciera, leales o rebeldes quienes pensaban que era un traidor. Bella realmente lloró por ella, pobre Didyme, quien había tenido una vida tan triste, pero al menos podía consolarse con la idea de que ella se reunió con Jacob ahora.

Uno de los niños en la fuente, una pequeña niña con el pelo castaño claro, salpicó a Bella y corrió hacia ella. — ¡Bendición! ¡Bendición! —llamó ella. Bella sonrió y dijo unas palabras sobre ella y la pequeña niña corrió de vuelta a la fuente, su cola balanceándose detrás de ella. Nacimientos de mujeres Volturi eran comunes ahora y "Bella" era uno de los nombres más populares que se daban, hasta el punto que las niñas solían tener dos nombres: Bella, y luego un segundo nombre por el cual eran llamadas, de la misma manera que los seres humanos solían utilizar el nombre "Marie".

Nunca habían descubierto por qué los Volturi habían dejado de tener bebés del sexo femenino, ni por qué habían comenzado a darse de nuevo. "Milagro" era sólo una explicación tan buena como cualquier otra, aunque a Bella no le gustaba que la gente pensara que ella había sido la causa de la misma. La veneración era algo que había crecido lentamente hasta aceptarla a regañadientes, aunque ella nunca estaría totalmente cómoda con eso. Algunas de sus citas habían sido sacadas de discursos y entrevistas que concedió en los últimos años y que habían sido compiladas en algo así como una biblia Bellite y aunque hizo a Bella temblar interiormente, ella había finalmente aceptado el consejo de Rosalie de: "Rueda con ello, B. Puedes hacer un montón de mierdas buenas."Ella estaba usando su influencia para tratar de dirigir la Federación a la tolerancia y la igualdad.

Como ella había confesado a Didyme, Bella no pensaba que lo vería en su vida, pero las cosas están mejorando para los drones. Después que la esclavitud fuera abolida, ha habido algunos momentos difíciles y las turbulencias económicas implicadas en introducir tantos nuevos obreros en la fuerza laboral, pero eventualmente, se había suavizado, ya que más asalariados significaban más consumidores. Le había costado sólo unos pocos procesos para que la gente entendiera que Bella y Edward hablaban en serio cuando dijeron que no iban a tolerar a nadie que abusara de los drones y harían cumplir las leyes que impedían su explotación. No podían legislar para sacar el prejuicio y la ira que se escondía en los corazones de algunas personas, pero sí podían castigar a los que actuaran sobre ella.

Entraron en el interior del santuario del Templo. Edward besó la frente de Bella y se fue al altar de la Diosa, sacando una tira de papel de su bolsillo. Bella sonrió mientras lo veía alejarse. Ella a veces deseaba ser capaz de encontrar fe, pero a pesar de todo lo que había pasado, todavía se le escapaba. Carlisle dijo que en última instancia, no importaba si ella creía en la Diosa o no, siempre y cuando creyera en sí misma. Y tal vez ella nunca llegaría a ese punto, tampoco, pero ella creía que con Edward a su lado, podía hacer cualquier cosa, enfrentar cualquier adversidad, hacer frente a cualquier desafío.

Ella regresó a la vivienda detrás del templo, siguiendo el sonido de voces familiares. —No, Nessie, escribiste autocrático incorrectamente. ¡Carlisle! ¿Estás pasando notas a Victoria otra vez? ¡Dame eso!

Pobre Esme, sonaba exasperada. Bella abrió la puerta y vio a los niños sentados en sus escritorios. Nessie se mordía el rabo, sumida en sus pensamientos. Bella le compadecía; ella misma nunca había llegado a dominar las complejidades de la ortografía Volturi. El pequeño Carlisle había quedado congelado en su lugar cuando fue sorprendido pasando la nota, su cola caída por la culpa. Esme tomó la nota de su mano, sonriendo brevemente a Bella y la desdobló. Ella suspiró. —Victoria nunca va a aprender por sí misma si sigues dándole las respuestas, Carlisle.

— ¿Qué importa? —preguntó el pequeño Carlisle, sus cejas se unían en confusión—. Sólo uno de nosotros tiene que saber. Ella puede aprender la materia de matemáticas ya que es mejor en eso, y yo voy a aprender las cosas de historia.

—Cuando estés en el Consejo, ¿realmente vas a detener una sesión de tal forma que puedas encontrar a tu compañera para calcular la cantidad de ingresos tributarios que necesitas para un programa que desees implementar? —le preguntó Esme.

El pequeño Carlisle parecía aún más confundido. — ¿Por qué no iba ella a estar ya en la reunión?

—Me rindo —, dijo Esme, moviendo sus manos en el aire—. Sólo confía en mí en que ambosnecesitan aprender, no pueden confiar en compartir un cerebro entre los dos.

Bella se mordió el interior del labio para no reírse. El nieto de Esme, Tyler, sentado a su mesa, en silencio e inmóvil, su papel ya lleno de respuestas. Era brillante y pronto Esme se quedaría sin lecciones que pudiera enseñarle y tendrían que contratar tutores avanzados para él. Bella esperaba que él entrara al servicio del gobierno porque Nessie sin duda sería capaz de utilizar un Consejero brillante, pero Tyler parecía destinado a unirse al sacerdocio. Era profundamente religioso y tenía la tranquila serenidad de quien estaba en paz total con el misterioso funcionamiento del universo.

—Esme, ¿puedo verte un momento? —preguntó Bella.

—Por supuesto. Nessie, escribe autocráticoveinte veces, y Carlisle, mantén tu mente en tu propio trabajo. Vuelvo en un momento —. Esme salió al pasillo y cerró la puerta detrás de ella.

—Parece que Rosalie está embarazada —, dijo Bella—, y más enferma que un perro, también. ¿Tienes alguna raíz meithnilen tu armario de almacenamiento?

—Creo que sí. Vamos a ir a ver —. Esme la llevó unos pasos por el pasillo y abrió la puerta de su cuarto de trabajo. Bella amaba el aroma en este lugar, madera y verde. Esme rebuscó en su armario y sacó un paquete envuelto en papel. Echó un vistazo adentro y se lo tendió con aire de triunfo. — ¡Aquí estás! ¿Quieres que siga adelante y prepare una taza de té para que la lleves contigo?

—Probablemente es una buena idea—, dijo Bella. Ella nunca había dominado la habilidad de Esme de recrear brebajes a base de hierbas. Victoria tenía un verdadero talento para ello y probablemente sería un curandero cuando crezca, por lo que sería capaz de tenerlo a la mano en casa.

Esme encendió un mechero y puso una olla de agua a hervir sobre ella. — ¿Están tú y Edward aún reacios en tener otro hijo?

Bella asintió con la cabeza. —Aún no estoy lista todavía —. Tantos años han pasado desde que perdió el bebé, pero su corazón aún no había sanado completamente. Ellos tenían tiempo; no había prisa. Sabía que Edward amaba a los niños y deseaba tener más, pero él se limitó a esperar hasta que ella estuviera lista.

Esme le dio una mirada tímida a Bella. —Carlisle y yo...

Bella dejó escapar un chillido. — ¿En serio?

Esme se pasó una mano por el abdomen. —Él finalmente estuvo de acuerdo. Creo que estaba viendo lo que es un chico maravilloso, Tyler es quien lo convenció.

Bella la abrazó. —Oh, Esme, ¡estoy tan feliz por ti!

Cuando el té estuvo terminado, se dirigió con Esme de nuevo al aula. Nessie había terminado de escribir la palabra y estaba con un total puchero. No le gustaba la escuela y preferiría estar cazando con su padre. Insistía en que aprendía más de él cuando hablaban acechando a su presa que en un mes de clases en la escuela, pero Bella no cedió. La familia había decidido por unanimidad enviarlos a una escuela regular (Victoria probablemente habría superado su timidez natural y destrozado el lugar si hubiera tenido que tolerar las lecciones sobre complacer a las mujeres del pequeño Carlisle), pero Bella sintió que la educación estructurada era importante. Bella dio un beso a cada niño, incluyendo a su futura nuera y a Tyler, antes de salir de nuevo al santuario.

Encontró a Edward todavía de rodillas ante el altar de la Diosa y esperó a que terminara. Al otro lado de la habitación, su huella colgaba todavía en la pared y un montón de ofrendas le rodeaban. Una vez por semana, Bella las recogía y los distribuía en silencio a la caridad. Leía las cartas dejadas para ella, aunque a veces era una tortura leer sobre el sufrimiento de los demás. Deseaba realmente tener el poder de ayudar a estas personas como ellos creían.

El conflicto entre los Puristas y los Bellistas no se había resuelto. En todo caso, era peor. Había habido unos cuantos enfrentamientos violentos entre algunos de los grupos. A Bella le preocupaba que pudiera terminar con una reforma en sus manos y se estremeció al recordar lo que había sucedido en la Tierra. No había mucho que pudiera hacer para detenerlo, sin embargo. Estaban viviendo en una época de grandes cambios sociales para los Volturi y eso siempre venía con un precio. Los costos pueden llegar a ser altos pero Bella creía firmemente que la igualdad hacia la que se movían, valía la pena.

Edward golpeó con los nudillos su frente y luego los besó. Se levantó, su cola bailando de placer cuando vio a su compañera. Él le dedicó una sonrisa todavía un poco torcida después de tantos años de práctica, y todavía tenía el poder de hacer su corazón aletear. Ella le devolvió la sonrisa y se acercó a sus brazos abiertos, apretando la cara contra su pecho. Felicidad. Este fue un verdadero "felices para siempre". Sus vidas no eran perfectas; nunca lo sería. Pero ellos se tenían el uno al otro, y tenían a su familia, su amor y su alegría protegiéndolos de cualquier otra cosa que estuviera escrito en las estrellas.

~ Finis~

 

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PRIMERO Y DIEZ:
Traducción:Bella Swan es una aspirante a periodista de deportes y su primera gran tarea es entrevistar al más grande de la liga.El mariscal de campo Edward Cullen...
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LA ESPOSA SELKIE:
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CULPA:
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CODIGO PENAL:
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"Porque aquí entendemos tu adicción"

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