Escrito en las Estrellas (+18)

Autor: Fanfiction Addiction
Género: Ciencia Ficción
Fecha Creación: 29/03/2013
Fecha Actualización: 30/08/2014
Finalizado: SI
Votos: 15
Comentarios: 18
Visitas: 110139
Capítulos: 33

Traducción: Edward es el rey de una raza en extinción, su planeta es desgarrado por la guerra civil. Bella es secuestrada y llevada a convertirse en su esposa.De estudiante de la universidad a reina... ¿Podrá aprender amar a este hombre extraño y ayudar a salvar a su pueblo?

 

Escrito en las Estrellas es un fanfic original de Lissa Bryan y traducido por Fanfiction Addiction con el debido permiso de su autora.

 

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Capítulo 29: Didyme

Historia escrita por:Lissa Bryan

Traducido por:Sasita LLerena (FFAD)

Beta:Constanza Moreno Inostroza (FFAD)

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Jasper debería estar liderando el ejército de Volterra en el asalto contra LaPush, pero en lugar de eso, se encontraba en medio de una llanura rocosa, viendo como el Emperador recorría los restos del Volvo una docena de veces. Edward era incapaz de liderar algo en este momento y Jasper tenía miedo de pensar en lo que él podría hacer si es que lo dejaba solo. Envió instrucciones desde su comunicador a un Emmett aterrado (que lo estaba haciendo mejor de lo que él mismo creía posible) mientras veía a Edward desmoronarse.

Desde que Jasper le dijo sobre el choque del Volvo en una de las lunas de Fenix, Edward se volvió… un poco demente. Él había mantenido la compostura hasta dejar todo en orden y pasar el mando a Jasper, quien inmediatamente lo había transferido a un quejoso Emmett y habían partido a la escena del accidente. Él no había dicho una palabra en horas y tampoco parecía estar consciente de que Jasper lo acompañaba.

El hedor del metal chamuscado y del combustible quemado flotaba en el aire. La atmósfera de la luna era apenas tolerable sin un respirador, el humo de incendio estaba impregnado por todas partes. Edward quitó pedazos retorcidos fuera del camino, ni siquiera se dio cuenta cuando el metal caliente le quemó las manos.

Los recolectores de algas que habían descubierto la nave habían movido los tres cuerpos que habían encontrado, cubriéndolos con lonas de algas que estaban hechas para protegerlos de la abrasadora radiación UV que penetraba a través de la delgada atmósfera. Todos estaban muy quemados, Tanya era la única reconocible, gracias solo a su altura. —No es Bella —Edward había dicho cuando vio el pequeño cuerpo de una mujer. Sin un lector de ADN, no había manera de que pudiera estar seguro. Jasper en privado pensaba que simplemente estaba en negación, pero no dijo nada, dejando que Edward siguiera buscando si eso era lo que necesitaba hacer.

La tripulación del Volvo estaba de vuelta en Volterra. Todos habían recibido un mensaje de que el vuelo se había retrasado debido a problemas mecánicos descubiertos por la tripulación de reabastecimiento de combustible, y como cualquier marinero del universo, habían estado suficientemente contentos como para permitir que se extienda su partida. Solo el capitán había sospechado, y su cuerpo fue descubierto dentro de un armario en el hangar.

Edward había llegado al final del campo de escombros. Se movía como un sonámbulo iba hasta los restos de la cola de la nave y empezaba de nuevo, sus movimientos menos metódicos esta vez, con las manos llenas de ampollas seguían escarbando a través de la ceniza caliente.

—Edward. —Jasper se acercó a su amigo poniéndole una mano en el hombro. Hablaba suavemente, preparando mentalmente palabras que reconoció que él mismo ignoraría si fuera Alice quien hubiera estado en esa nave.

Edward se lo quitó de encima, sin detenerse en su búsqueda. —No puedo encontrarla —dijo, con la voz tensa y desesperada—. No puedo encontrarla.

—Tal vez ella tomó otra unidad —ofreció una de las cosechadoras de algas que habían estado observando la maniática búsqueda del Emperador, en sus rostros mostraban la misma expresión de compasión solemne.

Edward se congeló y se colocó frente al muchacho en un instante. — ¿Qué? —preguntó.

Su intensidad lo intimidó. Cuando volvió a hablar, su voz era precavida y pequeña. —Esta es una clase-M 676 Aueron. Vienen equipadas con dos unidades de escape, pero sólo veo una por allí.

Jasper dijo una oración silenciosa de agradecimiento por el muchacho y su obsesión con las naves espaciales lo que les brindó una memoria enciclopédica de sus detalles.

Edward hizo un pequeño sonido. Sus ojos revelaban su lucha: deseaba tanto poder tener esperanzas pero al mismo temía tenerlas.

— ¿Tenían dos unidades de escape? —Jasper preguntó.

El muchacho lo consideró, dándose golpecitos con el dedo sobre sus labios mientras pensaba. —Sé que las hicieron con la Serie J, pero había un defecto en el software que hacía que las unidades aparecieran en los radares de los misiles así que las descontinuaron por un rato. No sé si habrían arreglado ese problema para la Serie M.

El comunicador de Jasper sonó, el sonido que le avisaba que tenía un importante mensaje en espera. Lo sacó de su bolsillo y lo encendió, se quedó con la boca abierta ante la imagen que apareció en la pantalla.

—Tengo que llamar a mi compañero —dijo Bella cuando regresaba caminando lenta y dolorosamente de la letrina de Didyme. Llevaba un conjunto de ropa de ella, vieja y desteñida pero limpia y confortable. Eran un poco anchas pero era porque Didyme es un poco más redondeada que Bella, pero ella apreciaba la falta de restricción alrededor de su cuerpo dolorido.

—Pronto —Didyme prometió—. Por favor siéntate. Necesitas comer.

—No creo que pueda —Bella confesó—. Pero gracias por tu oferta.

—Debes hacerlo. Tienes que comer para que tu cuerpo pueda recuperarse. Has perdido mucha sangre, y la fiebre casi te mata.

— ¿Cuánto tiempo estuve inconsciente? —Bella preguntó.

—Cuatro días.

Bella sintió como si la hubieran golpeado de nuevo. — ¡Edward! ¡Tengo que llamarlo! ¡Debe estar frenético!

—Vas a tener que esperar hasta que Quil venga —dijo Didyme, inclinándose para revolver la olla sobre el fuego—. No tengo ningún comunicador. La única manera de hacer llegar un mensaje es enviarlo con el chico que trae mis suministros una vez al mes. Probablemente venga hoy o mañana, en algún momento.

— ¿A qué distancia está la ciudad más cercana? —Bella preguntó.

Didyme negó con la cabeza. —Si estás pensando en llegar caminando, olvídate de eso. Apenas puedes ir de ida y regreso desde la letrina, mucho menos caminar diez millas a través del bosque. Siéntate y come. Tu compañero va a estar bien.

Bella se dijo a sí misma que Didyme no quería parecer tan insensible e indiferente con los sentimientos de Edward, pero de nuevo, tal vez lo hacía a propósito. Él había matado a su hijo después de todo. — ¿Vives aquí sola? —le preguntó.

Didyme se sirvió un cucharón de guiso en un tazón de madera. Ella se lo ofreció a Bella, la cual no lo aceptó. La idea comida revolvía su estómago. —Sola desde que se llevaron a mi hijo —dijo Didyme. Sorbió el líquido de la taza mientras utilizaba una pequeña cuchara de madera para apartar pequeños trocitos de comida del borde de su boca.

Bella miró alrededor de la pequeña casa de campo. Era rústica y sencilla, pero estaba escrupulosamente limpia, perfumada dulcemente con los racimos de hierba seca que colgaban de las vigas. Un par de botas de gran tamaño estaban al pie de una silla junto a la puerta, su piel descolorida y agrietada... de Jacob, Bella estaba segura, esperando eternamente para que regrese y se las vuelva a poner.

Un pensamiento se le ocurrió. —Tú eras una de Las Seis, ¿no es así? —Bella preguntó—. ¿Por qué dijiste que eras una anciana?

—Mírame, Bella. Con la forma en que me veo, todo el mundo me trata como si yo fuera anciana y la Diosa sabe que me siento como una. Mi vida se siente como si fuera una novela que es demasiado larga, incluso ha perdido la trama dejando solo a personajes que parecen fantasmas rondando entre las páginas sin ningún motivo.

— ¿Creciste en la Federación?

Didyme asintió con la cabeza, ella todavía tenía gestos humanos. —Yo era solo una niña cuando se llevaron a mi madre de Roma, en el segundo año de Vespasiano. Ella era la viuda de un comerciante de oliva y siempre estuvo muy agradecida de que nos hubieran rescatado de lo que probablemente hubiera sido una vida de pobreza terrible. Su esposo tenía un hijo de un matrimonio anterior el cual heredó la casa y negocio de su padre. Madre dependía de su caridad y él no era terriblemente generoso.

—Mi madre y yo veníamos de una tierra donde había esclavitud, y yo crecí en esta galaxia donde la esclavitud drone era aceptada como parte de la vida, por lo que nunca se me ocurrió cuestionarme el orden de la vida. Admito que era alguien superficial que no se preocupa de esos asuntos a menos que me afectaran personalmente.

—Marcus y yo no nos habíamos conocido hasta que la computadora nos puso como pareja, pero la primera vez que lo vi, estaba completamente segura que me había enamorado, cegada por las estrellas que cubrían mis ojos. Era guapo, maduro, un sofisticado e importante hombre, un presidente. De hecho me vi como una chica muy afortunada, la heroína de mi propia historia. —Didyme se quedó en silencio por un momento, alargó la mano y revolvió el guiso antes de continuar con su relato. Golpeó la cuchara a un lado de la olla y la puso encima de la tapa—. El enamoramiento murió rápidamente y no creo que Marcus me haya amado realmente tampoco. Éramos muy diferentes para eso, pero pensé que al menos lo atraía.

—Ocurrió antes de que me quedé embarazada. No me importó porque me estaba divirtiendo mucho con la atención, la ropa, las fiestas, los aduladores que creí, eran verdaderos amigos. Sin embargo, le molestaba a Marcus. Él pensaba que probablemente había algo mal en mí. De la manera en la que era, nunca se le ocurrió preguntarse sobre su propia fertilidad. Finalmente di a luz después de casi dos años desde nuestra ceremonia de apareamiento, un tiempo bastante largo para un Volturi. Para ese punto, Marcus y yo apenas pasábamos palabra, y solo pasaba tiempo con él cuando visitaba mi nido.

—Cuando Jacob nació de su durice, miré a su pequeño rostro, y por primera vez en mi vida, sentí amor real, no la pálida imitación de la emoción a la que siempre había llamado por ese nombre. Entonces sentí verdadero odio por primera vez, cuando Marcus dijo que tenía que deshacerse del bebé antes de que alguien se enterara de que era un drone. Incluso anunció públicamente que Jacob había muerto. Los Presidentes de Ailezme no eran elegidos de por vida y tenía miedo de cómo esto afectaría a su carrera. —Ella escupió la última palabra como una obscenidad.

—Ninguno de mis supuestos amigos querían ayudarme y por fin vi lo que era para ellos: simplemente era un camino para acercarse al hombre que tenía el poder. Los susurros y sus sonrisas detrás de sus manos, regocijándose maliciosamente de mi mala fortuna. Pero yo amaba a mi bebé y no me avergonzaba de él, sin importar lo cruel que llegaban a ser. Sabía que tenía huir y no tenía mucho tiempo. Marcus estaba acercándose a la violencia ante mi negativa de renunciar a Jacob y tenía miedo de que le hiciera daño. Empaqué todas mis joyas y huí. Lograrlo fue de milagro. La bolsa con mis joyas fue robada en el puerto espacial y me arrestaron cuando traté de comprar una identificación falsa. Si no hubiera sido por un granjero y su esposa desde Fenix, quien se apiadó de una chica joven con un bebé llorando en un puerto espacial, no sé qué habría sido de mí.

—Charlotte y Garrett me ayudaron a establecerme aquí. Charlotte me enseñó a tejer, lo que trajo un poco de ingresos, y sobre las hierbas medicinales que podía recoger y vender. Los médicos son escasos aquí. Garrett me enseñó a utilizar una resortera para que pudiese cazar la carne que mi bebé necesitara. No fue una vida fácil, sobre todo para alguien que nunca había siquiera recogido su propia túnica del piso, pero nunca me arrepentí de mi decisión. Mi Jacob valió la pena.

—Este siempre ha sido un planeta amistoso con los drones, probablemente debido a su escasa población y economía agrícola. Los drones que han escapado son mano de obra barata. Pero tiene sus peligros. Los cazadores de drones vienen varias veces al año para obtener mercancía más barata para la subastas, por lo que a veces hay partidas de caza.

Didyme vio la expresión en el rostro de Bella en la última parte. —Sí, cazar. Jacob recibió un disparo cuando era un niño, pero logró esconderse en un tronco hueco antes de que lo atraparan. He escuchado de cazadores que cuelgan las garras de los drones en collares como si fueran trofeos.

—Hace poco más de una década, Jacob no volvió después de un día de trabajo en la granja. Charlotte me dijo que había sido atacada por cazadores y enseguida supe qué es lo que había pasado. Intenté seguirle la pista. Intenté ahorrar mientras lo hacía, esperaba poder comprar su libertad cuando lo encontrara. Hace tres años descubrí que su dueño era el Emperador y supe que nunca podría tenerlo de vuelta. Un drone que había trabajado para tan ilustre dueño costaría más que una nave espacial. Lo único que podía hacer era esperar a que él lograra escapar y encontrara su camino de regreso a casa.

—Y luego me enteré de que el Emperador lo había matado. —Los ojos de Didyme se desbordaron de lágrimas, las cuales caían marcando líneas en sus mejillas—. Dime la verdad: ¿Lo estabas usando para eso?

— ¿Qué? ¡No! —Bella se quedó sin aliento—. No, no fue así, lo juro. Jacob era mi amigo.

Amigo —se burló Didyme—. ¿Quién tiene a un drone como amigo?

—Alguien que piensa que la esclavitud es algo moralmente incorrecto, y que las personas no valen menos por algunas diferencias en su código genético —respondió Bella—. En mi época, la esclavitud está prohibida y se supone que todos tienen los mismos derechos. En la práctica, no estamos tan avanzados como nuestros ideales. Todavía hay racismo y xenofobia, pero esas opiniones son ampliamente ridiculizadas por ser ignorantes y arcaicas. El prejuicio parece ser parte de todas las culturas que he encontrado, tanto en la Tierra y aquí en Forx... prejuicio basado en el status social, religión o raza... hay cientos de variantes, pero son parte se un todo, en el fondo es lo misma enfermedad que infecta el alma .Cuéntame, Didyme, ¿tu madre te llamó así por el poema de Asclepíades? Encaja perfectamente con este tema.

"Didyme mis ojos me han arrebatado

Por desgracia, al ver tu belleza,

Como la cera ante el fuego, me derrito

A pesar de que eres negra, ¿y qué?

También lo son los carbones, pero cuando ellos encienden,

Brillan como capullos de rosa."

—No lo sé —dijo Didyme, pero entendió lo que Bella quería decir. Los prejuicios contra los drones no eran diferentes a los prejuicios basados en el color de piel o cualquier otra característica.

—Desde que llegué a la Federación, mi objetivo ha sido poner fin a la esclavitud, por eso es que se dio la emancipación a los drones a cambio de su servicio en defensa de la Federación.

—Yo no sé qué creer —dijo Didyme—. He oído historias contradictorias. Pensé que estabas tratando de conseguir reclutas y no creo ni por un segundo el que mantengas tu promesa.

—La emancipación de los dones en territorio rebelde es solo el primer paso —Bella admitió—. Una vez que la rebelión se haya terminado, voy a trabajar para liberar a todos los drones de todos los Nueve. Solo puedo gobernar si puedo serle fiel a mi conciencia. Se lo dije al Emperador cuando nos apareamos. Dios sabe que no soy perfecta, pero quiero ser una buena Emperatriz. Quiero lo mejor para la Federación, pero para toda la gente de la Federación, no solo los Alphas o Betas, y no solo para los ricos y poderosos. Tengo una oportunidad especial aquí, Didyme. No me tengo que preocupar de una reelección por lo que no me tengo que comprometer para seguir siendo popular y mantener mi posición.

—En mi planeta siempre he visto a idealistas entrar en el gobierno, gente que entra con las mismas esperanzas y sueños que yo tengo. Estoy segura que se dijeron a sí mismos que un poco de compromiso valía la pena porque podía hacer un gran cambio si se quedaba en la oficina. Pero con el tiempo, se encuentran más y más comprometidos hasta que su visión se ve tan grande que se pierde pronto, y se convierten en otro traje vacío, alguien que dice cualquier cosa para contentar al público del momento y pone toda su atención en ganar favores especiales de los que pagan la campaña de su reelección.

—Tengo la capacidad de concentrarme en hacer lo que pienso que es correcto sin tener que preocuparme por encuestas o en los grupos con intereses especiales. Me gustaría que todo el mundo pudiera ver al menos que mis intensiones son buenas, porque las críticas a veces me duelen mucho, sobre todo cuando vienen de gente que no entiende lo que estoy haciendo ni por qué. Pero no voy a dejar de hacer lo que creo que es correcto simplemente porque no le gusta a la mayoría. No puedo.

Bella respiró hondo y dejó la taza de té. —Desde que llegué aquí, me han dicho que todo sucede por una razón, que la Diosa tiene un plan. Dios sabe que he visto bastantes y sorprendentes coincidencias que hacen que me pregunte si tal vez eso es verdad. No puedo decir que creo en algo de eso, lo que probablemente suena bastante extraño viniendo de una mujer que muchas personas creen que es la Diosa misma, pero si hay algún tipo de plan divino debí ser elegida por una razón y no creo que fuera para liderar el sentido de moda de la Federación y cortar listones.

Bella se quedó mirando el fuego crepitante y se frotó la cara con las manos. —He estado buscándola, Didyme. No sé si me cree, pero lo hice.

— ¿Esa fue usted? —la voz de Didyme fue aguda por la sorpresa—. Mis amigos me habían advertido de que alguien estaba buscándome. Pensé que tal vez era Marcus, con la esperanza de arrastrarme de vuelta ahora que Jacob había muerto.

Bella negó con la cabeza. —Era yo. Quería encontrarte, contarte acerca de Jacob, porque me horroriza que cualquier madre pueda perder a su hijo de la manera en que lo hiciste, sin que nadie siquiera se molestara en informarte de lo que había sido de él. Soy una madre también, Didyme.

—Lo sé —dijo Didyme—. Y entiendes lo que se siente que te arrebaten a un hijo.

—Es indescriptible... —susurró Bella, con la garganta apretada—. Yo... no tengo palabras. —Ella parpadeo rápidamente, tratando de volver al tema—. Jacob fue... como dije, fue mi amigo. Me agradaba. Su muerte fue un accidente. Tropecé y vomité, el Emperador vio a su drone sosteniéndome... reaccionó exageradamente y lo que hizo estuvo mal, pero está verdaderamente arrepentido de ello. Lo dejé por lo que hizo y trató de cortarse la cola para mostrarme lo profundamente arrepentido que estaba.

— ¿Arrepentido de que lo dejaste o arrepentido de que mató a mi muchacho? —Didyme interrumpió.

—Al principio, fue solo porque lo dejé y él estaba tan arrepentido de haberme molestado tanto, pero ha cambiado. No puedo culparlo por ver a los drones como algo que vale menos que las personas cuando su cultura le introdujo esa visión desde su nacimiento. Tú, tú misma no lo viste así hasta que nació Jacob. ¿Vas a culparlo por compartir tu ceguera hasta que alguien le abrió los ojos?

Didyme abrió la boca y volvió a cerrarla sin decir nada.

—Quieres odiarlo por eso, lo sé —dijo Bella—. No puedo culparte. Aún no he procesado por completo que mi bebé se haya ido, aun así ya puedo sentir el odio y la rabia dentro de mí. Quiero a alguien que sufra por lo que pasó, pero las personas que la causaron están muertas. Incluso estoy luchando para no culparla, como si hubiera podido hacer algo para salvar a mi bebé.

Didyme dejó escapar un sollozo. —Yo no hubiera hecho eso. Nunca dejaría que un niño muriera si pudiera evitarlo.

Bella asintió con la cabeza. —Lo sé. Pero te conozco un poco mejor ahora. Tal vez me conoces un poco mejor, también, y sabes que no hubiera permitido que le pasara algo a Jacob si hubiera podido evitado. Edward no es un hombre malo, Didyme. No es más que un producto de su cultura, pero al menos está dispuesto a cambiar cuando alguien le mostró un camino diferente.

—No vamos a vivir para ver el tiempo en el que los drones sean verdaderamente iguales, ¿lo haremos? —Didyme preguntó.

—Probablemente no —dijo Bella con honestidad—. Cambios como este se dan poco a poco y va a haber gente que va a luchar contra ella en cada parte del camino. Pero yo voy a hacer todo lo que pueda para que mis hijos y nietos puedan disfrutar de una sociedad mejor y más equitativa.

—Gracias —dijo Didyme. Se puso de pie y caminó por la habitación, Bella notó de pronto el comunicador viejo y maltrecho que Didyme había apoyado en el alféizar de la ventana. Ella le había mentido cuando le dijo que estaban incomunicadas. Didyme lo cogió y golpeó un par de botones.

—Pensaba que tenía que engañarte para que confesaras —dijo Didyme—. Esperaba capturarte en el video, admitiendo que no te preocupabas por los drones, o de tu gente, ni nada más que tú misma. Hubiera sido mejor si era capaz de que admitieras que usabas a mi hijo para tu placer. No fui capaz de entregarte a los rebeldes, pero al menos podía dejar que la galaxia vea qué tipo de persona eres. Ahora, estoy muy contenta de haberlo hecho.

— ¿Edward?

Pasó un rato antes de que la voz de Jasper penetrara la espesa capa de agonía. Pasó sus garras a través de las cenizas. Tenía que encontrarla. Cuatro días había buscado en este sitio. Cuatro interminables días sin dormir o sustento. Cuatro días sin ningún alivio del dolor, que lo carcomía como si fuera ácido.

— ¿Edward? —Edward alejó sus ojos reticentemente de las cenizas y miró a Jasper sin mucho interés. Pero los ojos de Jasper brillaban, su cola bailaba alegremente detrás de su cabeza. Le dio la vuelta al comunicador y mostró la imagen que se reproducía en la pantalla, un video de Bella, hablando con una mujer que no conocía. Una espada ardiente de dolor se hundió en su pecho y miró a Jasper sin comprender. ¿Por qué le mostraba la imagen de Bella cuando él estaba…?

Se quedó helado. Sus ojos se abrieron. Miró el sello de la fecha. Lo volvió a hacer. Miró a Jasper sin poder respirar o parpadear.

—Está viva —dijo Jasper. Las dos palabras más hermosas que Edward había escuchado en su vida.

Bella estaba teniendo el sueño más maravilloso. Edward vertía besos sobre su cara mientras la apretaba contra su pecho y la balanceaba, jadeos salían de su garganta como si fueran sollozos.

—Oh, Edward, Edward —susurró—. Te amo.

—Pensé que nunca más iba a escuchar esas palabras de nuevo —dijo con voz áspera, y la agarró con más fuerza. Le dolía su abdomen lastimado y ella se dio cuenta de que no era un sueño. Presionó sus manos a los lados de su cara y dio un grito ahogado. Él lucía como si hubiera envejecido décadas durante la noche, con el rostro pálido y sus ojos hundidos en sombras oscuras. Incluso había algunas hebras de plata en sus desordenados y rojizos cabellos. El corazón de Bella dolió solo de ver con el sufrimiento que él había pasado.

—El bebé...— Bella susurró.

—Lo sé —dijo—. Lo sé. Observé el video y de nuevo durante el vuelo aquí. Lo siento mucho. Pero todavía te tengo. Todavía te tengo. Oh, Bella, gracias a la Diosa que todavía te tengo. —Enterró la cara en su cuello, temblando violentamente.

Bella todavía no estaba segura de si había un Dios o una Diosa u otra Bella, sin embargo dio una plegaria de agradecimiento.

Capítulo 28: Desenlace Capítulo 30: El largo camino

 
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