Escrito en las Estrellas (+18)

Autor: Fanfiction Addiction
Género: Ciencia Ficción
Fecha Creación: 29/03/2013
Fecha Actualización: 30/08/2014
Finalizado: SI
Votos: 15
Comentarios: 18
Visitas: 110127
Capítulos: 33

Traducción: Edward es el rey de una raza en extinción, su planeta es desgarrado por la guerra civil. Bella es secuestrada y llevada a convertirse en su esposa.De estudiante de la universidad a reina... ¿Podrá aprender amar a este hombre extraño y ayudar a salvar a su pueblo?

 

Escrito en las Estrellas es un fanfic original de Lissa Bryan y traducido por Fanfiction Addiction con el debido permiso de su autora.

 

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Capítulo 14: Emancipación

Historia escrita por:Lissa Bryan

Traducido por:Miranda Pattinson (FFAD)

Beta:Verito Pereyra (FFAD)

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Bella sacó un pedazo de papel de su bolsillo y lo leyó en voz alta: —Todos los drones en los planetas de la Federación actualmente en rebelión son a partir de ahora, y para siempre, libres. Cualquier drone que se levante en defensa de la Federación, se le concederá en su totalidad todos los derechos y privilegios de la ciudadanía.

Hubo un largo silencio. Emmett fue el primero en hablar. —No podemos hacerlos ciudadanos en pleno. Eso significaría que tendrían el derecho a inscribirse en la base de datos de búsqueda de pareja.

—Estar inscripto en la base de datos, nunca fue garantizado como un derecho de ciudadanía—, corrigió Edward. —Eso es estrictamente para los Volturi fértiles. No incluimos ciudadanos de otras razas o Volturi que son demasiado viejos para reproducirse.

— ¿Qué sobre los derechos al voto?

—Soy una firme creyente en el sufragio universal—, dijo Bella. —Pero supongo que eso dependerá de si el país en que viven es una monarquía o una democracia.

— ¿Sufragio? —Emmett dijo, parpadeando. — ¿Quieres decir que deseas extender el sufrimiento a partes iguales entre todos?

Bella se preguntó si el chip traductor de Emmett tenía un mal funcionamiento, o si se trataba de su cerebro. —No, sufragio significa "permitir". Es posible que hayas visto en esa estatua de Jesús que está en frente del hospital de los niños: "Permitid que los niños vengan a mí".

— ¡Oh! —Emmett dijo. —Esa frase tiene mucho más sentido ahora.

Carlisle se frotó la barbilla, pensativo. —Bella, ¿cuáles son tus intenciones en emitir esta proclamación?

—Para comenzar a liberar los drones, obviamente, pero pensé que ellos podrían ayudarnos a anular la rebelión si luchaban con nosotros. Los rebeldes, se encontrarán luchando en dos frentes: Tanto las fuerzas de la Federación, como los drones que están dentro de su territorio.

—Por lo tanto, son carne de cañón —, dijo Rose.

— ¿Qué? ¡No, Dios, no! No es eso lo que yo quise decir.

—Eso es lo que estás haciendo —, respondió Rose. —Piensa en ello, B. Estás diciéndole a esa gente sin armas que se levanten contra sus opresores. ¿Qué crees que pasará? E incluso si se las arreglaran para ganar una pelea, ¿adónde irían? ¿Cómo vivirían? Eso no es como si ellos pudieran conseguir trabajo.

— ¿La oferta de servicio por ciudadanía se extiende a los otros ocho planetas? ¿Qué pasa si los dueños de los drones quisieran retenerlos? — preguntó Esme.

Bella sacudió sus manos sin poder hacer nada. —Yo-yo… no estoy segura. Hay algunos detalles que trabajar —. Se frotó las sienes. —Diooos. Creo que necesito un trago.

—Voy a traerte un poco de agua —, ofreció Jasper, deseoso de estar en servicio.

Bella se rió entre dientes. —Yo quería decir algo alcohólico, y era una broma.

—Te puedo conseguir un poco de vino, si lo deseas.

Bella no había tenido ningún vino desde que llegó a Volterra. Edward no bebe y por lo tanto, nunca había tenido en su entorno algo que ella pudiera probar. —Sí, me gustaría una copa de vino —, dijo ella. ¿Por qué no?

Alice llamó después de que su compañero se había retirado, —Sí, gracias por preguntar si me gustaría uno también.

Él se volvió y le dirigió una mirada perpleja. —Pero yo no te pregunté a ti.

Rose soltó un bufido. —Ese es el punto, imbécil. Cristo, estos chicos son tan literal.

—Sólo ve a buscar la bebida de Bella. Yo no quiero una de todos modos —, dijo Alice, sentándose en su asiento y cruzando sus brazos con una rabieta.

— ¿Entonces por qué te enojas? —Preguntó Jasper.

— ¡Sólo vete! —gritó ella.

—Alice, no creo que él entiende lo que hizo mal —, dijo Bella suavemente. — Tal vez deberías explicarle…

— Y tú tal vez deberías cerrar la jodida boca.

Edward le gruñó a Alice, y simultáneamente, Rose replicó, — ¡Cuidado! — Alice se veía horrorizada y se llevó la mano a la boca.

Bella se sintió como si Alice la hubiera abofeteado. —Lo siento. No quise decir que... —. Se calló, mirando sus manos entrelazadas.

—Oh Dios, Bella, lo siento. No quise decir eso.

—Lo sé —, dijo Bella. Ella se acercó y tomó una de las manos de Alice en la suya.

Jasper regresó con la copa de vino, y era una copa alta estilo Collins, no una copa de vino. Ella estaría borracha hasta el culo si se bebía todo eso. Ella le dio las gracias cortésmente y tomó un sorbo. ¡Wow! Esta cosa era deliciosa. Mucho mejor que el vino que sus padres utilizaban para ofrecer en las fiestas. Ese había sido seco y vinagroso con un fuerte sabor a alcohol, supuestamente de lujo, pero Bella en secreto siempre pensó que era horrible y se preguntaba cuántas de las personas que lo tomaban sólo pretendía que le gustaba, para parecer que tenían un gusto sofisticado. A ella le gustaba este vino. Era ligero, dulce y picante, más como una bebida de jugo. Ni siquiera podía sentir el alcohol. Ella tomó un gran trago de él.

—Bella, ¿cómo vamos a proteger a los drones liberados? —preguntó Esme. —No quiero verlos abusados y maltratados de la manera en que lo fueron los esclavos después de la Guerra Civil en nuestro mundo.

—También tenemos que considerar lo que la repentina entrada de trabajadores, le haría al mercado laboral —, dijo Edward. Él estaba tomando notas en su libreta electrónica. —Creo que podemos esperar que eso podría bajar los salarios, al menos en el corto plazo.

Oferta y demanda. Bella lo consideró y salió con una sugerencia. — ¿Tal vez podríamos bajar la edad de jubilación o algo para compensarlo?

Edward asintió con la cabeza. —Eso es digno de examinar. Voy a hablar con el Ministro de Finanzas mañana.

— ¿Qué va a hacer eso a los fondos de pensiones? —Preguntó Emmett.

Bella suspiró. Le parecía tan fácil para ella al principio. Liberar a los esclavos. Y todos vivimos felices para siempre. Fin. Ella recordó la historia que Tanya le había dicho hoy acerca de las ondas en el estanque. Ella tenía que comenzar a pensar en ese sentido, teniendo en cuenta las consecuencias de sus acciones, porque lo que ella haga podría ondular a través de toda una sociedad, lo que podría afectar a miles de millones de personas. Ella tomó otro sorbo de vino.

—En primer lugar, como una protección, no podemos ofrecer nada en La Push, no hasta que retomemos el control del planeta. En segundo lugar, los drones deben ser automáticamente incluidos en cosas como las leyes de salario mínimo, ¿verdad? Muchos de los abusos que los afro-americanos sufrieron en nuestro país fue por cosas que ya eran ilegales, pero nadie hizo cumplir la ley para ellos. Tenemos que dejar claro que nosotros vamos a hacer cumplir la ley.

—La gente va a estar enojada si sus drones salen corriendo para ser soldados —, dijo Rose. —Tienes que pensar en una forma de reembolsar a los propietarios si vamos a estar alentando, a su valiosa propiedad a escapar.

Bella nunca se había dado cuenta de que la voz de Rose tenía una extraña cualidad de eco en la misma. Ella tomó otro trago y golpeó el borde del vaso. El sonido fue enorme. Bella miró a su alrededor pero nadie pareció darse cuenta.

—Tal vez alguna forma de recorte de impuestos en promedio a lo largo de unos años —, dijo Edward y eso fue la maldita cosa más divertida que Bella había oído nunca. Ella soltó un bufido. Él solo parecía tan serio. Ella rompió en carcajadas, riéndose más fuerte ante la mirada que todo el mundo daba. Y, aún más divertido, ellos no parecían darse cuenta de que los colores de sus ropas se estaban derritiendo en su piel.

Edward tomó el vaso de sus manos y lo olfateó. — ¡Jasper! ¡Le diste lysca!

Jasper asintió con la cabeza. —Pensé que ella se merecía lo mejor.

Edward saltó poniéndose de pie y corrió hacia el comunicador en la pared, golpeando el botón de emergencia. —Los humanos no pueden beber lysca.

— ¿No lo sabías? —le preguntó Emmett a Jasper. —Está en tu manual de Cuidado y Alimentación de Humanos —. Emmett metió la mano en el bolsillo trasero del pantalón y sacó su propia copia desgastada. — ¿No lo has leído?

Jasper estaba comenzando a verse preso del pánico. Su cola se agitaba rápidamente en el aire. Bella se sorprendió al verlo, ya que parecía que Jasper tenía un centenar de colas extendiéndose en forma de abanico, como un pavo real. La cara de Edward entró en su línea de visión. Él le estaba diciendo algo a ella, pero su voz era demasiado baja para ella entenderlo. Él se veía tan triste y asustado, y ella se preguntó por qué. —Tienes unos ojos tan hermosos —dijo. —Nessie tiene tus ojos.

— ¡Bella! ¡Bella! —Su voz se hizo eco a miles de kilómetros de distancia.

Bella se sentó, mirando a su alrededor en confusión. Estaba tumbada en un prado cálido y soleado. Mariposas bailan en la hierba alta y pudo oír el sonido del balbuceo de un arroyo cercano. Miró a su alrededor y vio... a sí misma... sentada bajo un árbol, leyendo un libro. Bella se levantó y se acercó a la sombra del árbol. La Otra Bella la miró y sonrió. — ¡Hola, Isabella!

— ¿Quién eres tú? —Preguntó Bella, y luego casi se rió de la naturaleza existencial de hacer esa pregunta a su imagen en el espejo.

—Me han llamado un montón de cosas —, dijo la mujer. —Incluso me han llamado tú, en este momento, por lo que veo. Ven aquí y siéntate un momento. Me gustaría hablar contigo.

Bella se hundió en la hierba. — ¿Eres tú... eres tú la Diosa?

La Otra Bella se encogió de hombros. —Podría ser. También podría ser un producto de tu demasiado-activa imaginación. La parte divertida es que tú nunca lo sabrás a ciencia cierta, de un modo u otro. Como la mayoría de los humanos, si te gusta lo que tengo que decir, lo puedes llamar una "visión" y si no te gusta lo que tengo que decir, lo puedes desechar como un sueño loco.

Una línea de ese poema de William Blake que había estado pensando antes resurgió en su mente. ¿Fue él quién te hizo el Cordero?

La Otra Bella se rió como si hubiera escuchado el pensamiento. — ¿Hubieras preferido que me apareciera como un hombre con una larga barba blanca? —Ella sacó una manzana del bolso a su lado y se la ofreció a Bella, en el hueco de las palmas de sus manos. — ¿Quieres una?

Cuando un dios te ofrece una manzana, es mejor que la tomes. Bella la aceptó y le agradeció a la Otra Bella, mordiendo la piel crujiente de la manzana. Estaba deliciosa, dulce y fría.

—Tienes un largo y difícil camino delante de ti, Isabella —. La Otra Bella pulió su propia manzana en su camisa y la mordió con gusto. —Mmm. Me encantan estas cosas. No se pueden conseguir en Volterra —. Ella le dio otro mordisco y habló mientras masticaba. —Vas a tener que confiar en ese hombre tuyo.

—Yo confío en él.

—No del todo. Y un poco de fe en ti misma no estaría mal, tampoco.

Bella picó en la piel de la manzana y no dijo nada.

—Tu corazón está en el lugar correcto. Tú quieres lo que es correcto y bueno, pero estas cosas no vienen fácilmente. A menudo, tienen un terrible precio. ¿Estás tú dispuesta a pagarlo?

Bella se estremeció a pesar del caluroso día de verano. Era fácil tener sueños e ideales, ¿pero sufrir tú mismo por ellos? ¿Estaba ella dispuesta a aceptar a sacrificarse, por la libertad de los drones sin saber siquiera qué era lo que tendría que soportar?

—Sí —, dijo ella.

La Otra Bella sonrió. —Buena chica —dijo con la boca llena de manzana. —Vete ahora —. Ella sacudió su mano y Bella salió volando, dando vueltas, cayendo. Ella aterrizó en su propio cuerpo con un suspiro tembloroso.

—Bella. ¡Oh, gracias a Dios! —, lloró Alice.

Ella levantó la vista y vio el rostro de Edward por encima de ella, sus ojos llenos de preocupación y amor. Tenía la cabeza apoyada en su regazo. Nessie estaba posada sobre su hombro, viendo a su madre mientras se mordía nerviosamente su cola. Alrededor del sofá estaban Esme, Carlisle, Rose y Emmett, cada uno la miraba con expresión de consternación.

— ¿Cuánto tiempo estuve fuera? —Preguntó Bella, empujándose a sí misma a una posición sentada.

— Tú no estabas fuera —, dijo Alice. —Tú solo estabas tiesa y empezaste a balbucear tonterías acerca de las manzanas.

—Te colgaste* —,dijo Rosalie.

—El doctor está aquí —, anunció Jasper, torciendo su cola entre las manos.

—Bien —, respondió Edward. —Fuera de aquí.

—Edward, lo siento, yo no sabía…

—Fuera. De aquí —. Edward señaló a la puerta.

Jasper lanzó una mirada desesperada a Bella y luego salió de la habitación, sus hombros encogidos y su cola arrastrada por el suelo.

Alice no parecía darse cuenta de que él se había ido. Abrazó con fuerza a Bella. — ¡Estábamos tan preocupados!

Bella abrió su boca para responder, y el vino escogió ese momento para abandonar el barco. Esme rápidamente tomó un bote de basura y Alice salió corriendo a buscar una toalla mojada. Una y otra vez, Bella vomitó en él y eso le trajo de vuelta los desagradables recuerdos de las primeras semanas de su embarazo. Cuando la pelea finalmente pasó, ella se echó hacia atrás, débil y temblorosa. Rosalie le ordenó a Emmett darse la vuelta y ayudó a Bella con una túnica limpia. Irónico, ya que Rose tenía probablemente más interés en el cuerpo desnudo de Bella que Emmett.

El doctor escaneó a Bella y pronunció que estaba saludable. Él miró el vaso sobre la mesa, la mitad de su contenido se había ido, y dijo simplemente que fue una buena cosa que ella se hubiera detenido donde lo hizo. Le dio unas cuantas tabletas para tragar que él dijo que podría absorber cualquier resto en su sistema.

— Gracias, doctor... —Bella se detuvo abruptamente, avergonzada de que ella nunca había aprendido su nombre a pesar de la cantidad de veces que la había atendido.

—De nada, Emperatriz —. Hizo una reverencia y se fue, ignorando con mucho tacto el hecho de que ella se interrumpió en su corta frase.

Edward preguntó a Alice si ella podía hacerse cargo de los niños, y llevó a Bella a su nido. Él subió con ella, envolviendo su cuerpo alrededor del de ella, como si tuviera miedo de que ella se pudiera caer de sus manos en cualquier momento. Ella escuchó el abrir y cerrar de la puerta según los otros se iban.

—Edward, tengo que decirte algo... —La voz de Bella era suave y vacilante mientras ella describía lo que había visto.

Él pensó durante un largo rato. — ¿Crees que era real, Bella? ¿Crees que la Diosa, realmente te habló?

—Creo que lo más probable sea que se trataba de mi propio subconsciente diciéndome lo que necesitaba oír. De cualquier manera, eso me ayudó a decidirme. Quiero hacerlo. Quiero libre a los drones de La Push, y reclutar drones para nuestro ejército. Creo que es lo correcto a hacer.

Edward besó su frente. —Entonces vamos a hacerlo.

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.

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En la mañana, ellos se reunieron con Félix, el Ministro de Finanzas, quien era el primer Volturi nerd que Bella había visto. Era delgado, hasta el punto de emaciación*, y su pobre cola era casi calva por la forma en que él nerviosamente arrancaba su cabello. Ella se preguntó si sufría de la misma ceguera al color, como los drones, porque la túnica marrón que vestía con pantalones azules, no combinaban.

Cuando Edward le dijo la idea de Bella, para liberar a los drones, y la sugerencia de una devolución de impuestos para reembolsar a los propietarios de los drones, Félix suspiró y tiró su bolígrafo. Se frotó los ojos mientras hablaba. —Emperador, yo simplemente no tengo los fondos. Cualquier reducción en los ingresos en este momento sería catastrófico, cuando nosotros todavía no nos hemos recuperado de perder La Push. Ya estamos teniendo dificultades para pagar nuestras obligaciones, eso sin hablar de las cosas que necesitamos para pelear esta guerra. Necesitamos naves, pero construirlas tomaría demasiado tiempo, y los comerciantes no están dispuestos a vender las suyas a una tarifa decente. Sigo diciéndoles que de todos modos no van a tener negocio alguno si la Federación se desmorona, pero como quiera, o no me creen o no les importa. Necesitamos armas. Necesitamos suministros para las pocas tropas que tenemos. Nosotros simplemente no podemos…

Edward intervino. —Estamos suspendiendo búsquedas de parejas mientras estemos en guerra.

Los ojos de Félix sobresalían. Una gran parte de su presupuesto estaba atado a las búsquedas de pareja. La energía que tenía que ser gastadas con el fin de doblar el espacio era enorme, al igual que el poder que tomaba para ejecutar las computadoras. -Esta necesidad de grandes cantidades de energía es la razón por la que los Volturi, no usan transporte motorizado de suelo-. Añádase a esto la gran cantidad de personal necesario para ejecutar el sistema y hacer la búsqueda, y el costo ascendía a casi el 20% del presupuesto anual.

—Perdóneme, Emperador, pero ¿puede nuestra especie darse el lujo de hace eso?

—No va a ser una especie, si James gana esta guerra —dijo Edward.

Con la repentina liquidez en el presupuesto, Félix y Edward fueron capaces de llegar a un compromiso aceptable. Los propietarios de drones, serían compensados si dejaban a sus drones para servir en el ejército, obteniendo el valor de su drone deducido de sus obligaciones fiscales durante un período de cinco años. Ellos discutieron la idea de Bella sobre la reducción de la edad de jubilación, pero al final decidieron esperar hasta que ellos supieran qué clase de efecto los drones podrían tener sobre la economía. Después de todo, señaló Félix, más gente siendo pagada significaba más dinero siendo gastado en las tiendas, creando más trabajos.

Antes de ellos irse, Edward se volvió hacia Bella y le preguntó si él podía pedirle prestado dinero a ella para comprar naves. — ¿Qué dinero? — preguntó Bella, desconcertada.

—Las arcas personales de la Emperatriz —, explicó Edward. —No voy a ser capaz de devolver el dinero de inmediato, pero…

—Espera, ¿tú has tenido suficiente dinero para comprar naves todo este tiempo y no lo has usado? —Ella tenía ganas de pegarle en la parte de atrás de la cabeza. Ella aconsejó a su yo interior tener paciencia; él no piensa como un terrícola, después de todo y lo que parecía "sentido común" para ella, a veces no cruzaba la mente de él.

—Es tú dinero, Bella. Yo no puedo gastarlo sin tu permiso.

—Tú deberías haberme preguntado antes de esto —, reprendió Bella. —Úsalo. Yo no lo necesito. Ciertamente, no tanto.

—Se ha ido acumulando desde la muerte de mi madre —. Edward parecía un poco incómodo. —Bella, si algo me ocurriera, quiero que tú y los niños estén seguros.

—No hables así. Nada te va a pasar a ti —. Ella dijo con firmeza, como si pudiera hacer que así fuera por pura fuerza de voluntad. —Además, yo podría vender un collar y las ganancias serían suficiente para sostenernos durante años.

Eso fue incorrecto de decir. La punta de su cola cayó tristemente. — ¿Tú venderías mis regalos para ti?

—Sólo si fuera absolutamente necesario, por el bien de los niños —, le aseguró Bella y parecía un tanto apaciguado.

Ellos pasaron el resto del día en "tiempo familiar", acurrucados en el nido, jugando con los bebés. Edward dijo que fijar una hora para eso era muy importante, pero por lo que ella sabía de sus padres, ella dudaba de que él hubiera tenido mucho de eso cuando niño. Pero ambos estaban decididos a no repetir los errores de sus padres. Nessie y el pequeño Carlisle -e incluso Victoria- sabían que ellos los amaban.

Los bebés estaban a punto de caminar, dando pasos cautelosos mientras se aferraban a objetos fijos para mantener el equilibrio, lo que sorprendió a Bella porque cada uno de ellos no era más grande que el tamaño de un rollo de toallas de papel. Edward dijo que sus chips traductores les serían instalados tan pronto como el centro de idiomas de su cerebro se hiciera más maduro. El primer año de vida de un bebé Volturi era uno de rápido desarrollo. Al final de ese primer año, ellos eran tan mentalmente capaces como un terrícola de unos cinco años, aunque sus cuerpos fueran aún muy pequeños.

Edward sostuvo a Nessie al final de sus brazos, precipitándola a su alrededor como un avión mientras ella gritaba de alegría. El pequeño Carlisle y Victoria eran abrazados en el estómago de Bella. Ella se preguntó qué iban a hacer ellos cuando llegara el momento para ser enviados a la escuela. Nessie ciertamente se beneficiaría de las lecciones en el gobierno y las habilidades personales de combate, pero Bella dudaba que ella quisiera las lecciones de "complacer a la mujer" y si ella tenía el carácter posesivo de la mayoría de los Volturi, ella probablemente no le gustaría que el pequeño Carlisle tomara esas clases tampoco.

—Tuve una oferta del rey de Por Tangeles —, dijo Edward. —Creo que ya sé lo que será tu respuesta, pero pensé que debería discutirlo contigo primero.

— ¿Cuál es la oferta?

— Él quiere a Nessie para aparearse con su hijo, uniendo nuestros reinos bajo su dominio.

—Pero ella es Volturi —, protestó Bella. —Ella no puede casarse con nadie más que su pareja.

—A él no le importa si Nessie ama a su hijo —, dijo Edward en voz baja. —Su felicidad no es su principal motivación.

— ¿Siquiera pueden ellos ser compatibles? —Preguntó Bella. — ¿Sería ella capaz de tener hijos con él sin ser verdaderos compañeros? —Los hombres Alpha Volturi sólo pueden ser despertados por su pareja y ella asumió que para las mujeres sería el mismo, pero por otra parte, la excitación no era necesaria para que una mujer pueda quedar embarazada. Bella se estremeció ante la idea de que su hija esté obligada a someterse a un hombre que nunca sería capaz de complacerla, que no sería capaz de hacerla feliz.

—Unas pocas mujeres Por Tangelo se han emparejado con un Volturi, pero no muchos de ellos. Yo no sé si Nessie sería capaz de quedar embarazada o no. Hay viejas historias de princesas siendo capturadas y obligadas a apareamientos, pero ni idea de si alguna vez resultó en niños —. Edward trajo a su hija a descansar en su pecho y puso sus brazos alrededor de ella. Nessie ronroneó y bostezó, acurrucándose para una siesta. —Él ofreció apoyarnos contra los rebeldes. El suyo es un reino muy rico, utilizado para la guerra. Tienen naves, armas, soldados, y él nos daría todas estas cosas si estamos de acuerdo con el apareamiento.

Bella cerró sus ojos. Ella entendió la tensión en su voz. Si ellos se unieran con Por Tangeles, la guerra podría ser terminada más rápido. Miles de vidas podrían ser salvadas.

—Si fuera yo el que tuviera que sacrificar su felicidad personal por mi reino, por mi pueblo, lo haría —, dijo Edward en voz baja. —Eso podría matarme, pero yo tendría que hacerlo. Pero yo no puedo hacerle eso a Nessie. No puede ceder su vida.

—Estamos luchando para poner fin a la esclavitud —, coincidió Bella. —No podemos hacerlo accediendo a vender nuestra hija, en esclavitud.

—Estoy tratando de tener fe —, dijo Edward. —Estoy tratando de confiar en que la Diosa nos ayudará.

Bella no esperaba la intervención divina, pero ella no lo dijo a Edward.

Ambos saltaron cuando se produjo un golpe en su puerta. Edward gruñó y se puso de pie, poniendo a la dormida Nessie abajo en las almohadas al lado de Bella. Él fue a abrir la puerta, refunfuñando. Algunas de las palabras flotaron de regreso a Bella, —...mejor que sea importante...

Alice estaba en el otro lado de la puerta, lágrimas cayendo por sus mejillas. —Sé que ustedes dos no eran mis testigos, pero… ¿puedo tener santuario aquí?

Edward estaba sorprendido, pero dio un paso atrás para permitirle entrar.

— ¿Qué pasó? —gritó Bella, sentándose y desalojando a los bebés quienes se dejaron caer sobre las almohadas. — ¿Has dejado a Jasper?

Alice lloró y enterró su rostro entre sus manos. Bella se acercó y la abrazó, frotando círculos suaves en su espalda y murmurando tonterías suaves, hasta que Alice se calmó lo suficiente como para hablar.

—Hemos tenido una pelea terrible —, dijo Alice, e hipó, limpiándose la cara con el pañuelo que le ofreció Edward. —Todo empezó cuando le dije que estaba cansada de su forma de acaparar a Victoria cuando ella y el pequeño Carlisle están con nosotros. Él no me deja darle de comer, o bañarla, o incluso llevarla al exterior para ir al baño. Él ni siquiera me permite sostenerla muy a menudo. Él dijo que era un regalo de la diosa y que si no era atendida adecuadamente, la diosa podría llevársela de regreso. Y le dije, ¿no confías en mí para cuidar de ella apropiadamente? ¡Y él no respondió!

—Lo siento —, dijo Bella en voz baja. —Pero muchos nuevos padres…

Alice sacudió la cabeza. —Gracias por intentarlo, pero va más allá de eso. Y entonces discutimos acerca de ti, Bella. Lo siento por eso, pero no puedo evitarlo. Yo sé que él no tiene, algo así como, sentimientos románticos por ti pero yo no puedo soportar la forma en que te sigue a todas partes como un perrito, colgado de ti en cada palabra. No puedo... no puedo vivir así —. Alice empezó a sollozar de nuevo.

Hubo otro golpe y Bella llamó la atención de Edward y le sacudió la barbilla hacia la puerta. Era Jasper, por supuesto, y Tanya se había levantado de estar de rodillas junto a la puerta a ponerse de pie detrás de él, sus manos agarrando su bastón. La actitud desconsolada de Jasper hizo a Bella sentirse casi afligida por él. Edward, aparentemente, estaba mucho menos simpático. —No, tú no puedes entrar. Alice tiene santuario aquí. Bella y Alice pueden que no estén relacionadas por sangre, pero son hermanas del corazón, lo que significa que mi casa siempre será su refugio en su momento de necesidad.

—Alice, por favor —, llamó Jasper estirando la cabeza por sobre el hombro de Edward para buscar por la habitación a su compañera. —Por favor, permíteme tratar de hacer esto de la forma correcta. Siento mucho el haberte lastimado.

Alice levantó la barbilla. —No, Jasper. Te dije cómo me sentía y me ignoraste. Por lo tanto considero esto, mi Proclamación de Emancipación.

Capítulo 13: El Palacio y la choza Capítulo 15: Forevermore Free

 
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