Primero y Diez (+18)

Autor: nicoli
Género: + 18
Fecha Creación: 18/03/2013
Fecha Actualización: 26/10/2014
Finalizado: NO
Votos: 33
Comentarios: 191
Visitas: 133941
Capítulos: 35

Bella Swan es una aspirante a reportera de deportes cuando le es asignado entrevistar al más grande de la liga, por no mencionar al mas caliente, el quarterback Edward Cullen ¿Le enseñará Edward Cullen las reglas del juego? O ¿ella le enseñará una o dos cosillas? 


Esto es una traducción y su autora es Nolebucgrl, podéis encontrar el fic original en esta página: http://www.fanfiction.net/s/5874934/3/First-Ten

Estoy autorizada por la autora a traducir esta historia.

 

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También os invito a pasaros por mi otra traducción conjunta, Words With Friends, junto a CARLAROBPATT. Aquí os dejo el link: http://www.lunanuevameyer.com/sala-cullen?id_relato=3920

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Capítulo 6: Empezando

BPOV

 

Era surrealista ver al hombre con el que iba a pasar la noche en la televisión. Por un lado, le observaba como atleta, lanzando espiral perfecta tras espiral perfecta, al mando del campo, con una imperturbable calma. Por otro lado, pude ver esos hermosos ojos verdes, entrecerrados por la concentración, la mandíbula apretada, un mechón de pelo salvaje que se remueve por la brisa cuando él estaba sentado en el banco hablando con su entrenador de mariscal de campo, era increíblemente sexy. ¿Cómo podría esa persona pasar la noche conmigo? No sabía muy bien cómo hacerme a la idea.

Intenté ver el partido como cualquier otro, en serio, observando los ajustes de línea, las evaluaciones de las formaciones, catalogando las llamadas de juego... pero siempre mis ojos fueron atraídos hacia él. El número diez. El perfecto diez... ¿qué vio en mi?

Si no fuera por mi repentina incapacidad para concentrarme en otra cosa que no fuese Edward Cullen, no hubiera podido apreciar de verdad el partido, no con Alice sentada a mi lado, rebotando en mi sofá con entusiasmo cada vez que Jasper salía o que le nombraban. Me encanta Alice, de verdad, pero no sabía nada de deportes. Ella gritaba a la parte posterior defensiva que cubría a Jasper.

-¡Quita las manos de mi hombre! ¡Arráncale la cabeza, Jazzy!- No importa cuántas veces traté de explicar el concepto de cobertura y lo que es legal y lo que no, ella no me escuchó.

-No entiendo por qué a ese hombre se le permite golpear a mi Jazzy en el suelo y el no puede hacer lo mismo.- Se cruzó de brazos y miró a la televisión, una expresión rebelde cruzó por su cara. Parecía adorable, llevaba una camiseta del equipo de Jasper que le había prestado de su armario.

-Él puede hacerlo en intercepciones,- señalé por quinta vez.- Y él puede dedicarse al bloqueo del corredor, pero no sólo se le puede golpear contra el suelo.

-¿Por qué no? Ese gran hombre que golpeo a Edward ¿no quieres entrar ahí y darle una patada en el culo?- Negué con la cabeza, pero no podía negar sus palabras. Cuando Freeney bloqueó a Edward sentí que mis puños se cerraban y el miedo se apoderó de mí hasta que Edward se levantó y vi que estaba bien. Esa fue una experiencia completamente nueva para mí al ver un partido. Nunca había sido emocionalmente de esta manera antes.

-Por supuesto que si... ¿y si estropean su bonita cara?- Una expresión de horror se apoderó de su rostro.- ¡No puedo verlo! Voy a hacerle un casco mejor... tiene que haber algo que le cubra toda la cara. Podría usar algo como la que Iron Man lleva.- Tuve una imagen mental de Jasper con el casco gigante de metal con aberturas pequeñas para que viera y reí tanto que casi me caigo del sofá. Ella resopló y me metió en el lateral, pero vi que contraía los labios y se rió conmigo.

Cuando por fin me quedé sin aliento me sonrió.

-Jasper ha estado jugando al fútbol durante mucho tiempo y que parece que su cara sigue bastante bien. No creo que haya de que preocuparse. Además, si tiene una cicatriz, tal vez, se vería sexy.- Edward tenía una, una pequeña línea en su mandíbula derecha que sabía que procedía de un golpe casco a casco en la universidad. Era hermoso y quería lamerlo. Maldita sea, espero que no se lo dijera.

Alice suspiró.

-A él le haría atractivo, como cualquier cosa. Es hermoso, mi Jasper.- Sus ojos se pusieron como si estuviera soñando y le pedí que no me dijera lo que estaba pasando por su cabeza en ese momento. Lo había visto sin camiseta y había sido un espectáculo bastante agradable, pero no me hacía falta saber mas.

Me llamó la atención la acción de la pantalla de nuevo, Edward evitó a un defensa y dio un pase largo, el balón fue a mitad del campo y a los brazos de Jasper. Corrió hacia la zona de anotación sin tocar. Alice se sacudió de su letargo y comenzó a gritar por su hombre, saltando en mi sofá y haciendo un baile loco por el touchdown, que involucró mover el culo y lanzar las manos como hicieron los árbitros para indicar la llamada. Me reí al verlo y ella me dio un tirón para que me levantara y me uniera a ella, las dos estábamos bailando y sacudiendo el culo mientras veíamos a Edward y Jasper que se daban golpes en el pecho.

-Eso es tan caliente,- susurró Alice, tirando de mi mano.- ¿Viste eso?- Por supuesto que lo había visto y si, era bastante caliente.

Nos sentamos de nuevo a ver el cuarto. El partido era apretado y Peyton Manning estaba moviendo bien el balón contra la defensa de la tarjeta, cerró un touchdown. Edward salió al campo con calma y sabía que tenía que mantener la pelota en movimiento dejando correr el reloj para que Manning no tuviera oportunidad para empatar. Nunca necesitó mucho tiempo para hacerlo, un minuto fue suficiente.

Miré con asombro como Edward llevó a su equipo metódicamente por el campo, recogiendo primeras oportunidades casi sin esfuerzo. El reloj corría y él cambió las llamadas en la línea, sorprendiendo a la defensa al lanzar para un primer down y luego volver con una obra de ejecución y recogió trozos de metraje. Dejé escapar un suspiro de alivio cuando el reloj llegó a dos y cortaron para anuncios.

-¿Cómo pueden cortar? Ya casi ha terminado ¿no? ¿Vamos a ganar?- Alice preguntó, agarrando mi brazo, sus ojos azules lucían de emoción.

-Si, se acabó. Edward sólo tiene que tomar una rodilla y van a correr el reloj.

Alice rebotó de nuevo y corrió a mi habitación.

-¿A donde vas?- Le pregunté nerviosamente. Había venido con el pretexto de ver el partido, pero sabía que era sólo cuestión de tiempo antes de que...

-Estoy sacando tu ropa para la cita,- respondió, con voz amortiguada por mi armario. Contuve un gemido y me dejé caer en el sofá. Mi irritación se desvaneció cuando el juego volvió y vi a Edward con la pelota. Se quitó el casco y me sentí ridícula revoloteando la vista hacia él, brillaba por el triunfo y el sudor, felicitó a sus compañeros y se dirigió hacia la barrera.

La reportera de Fox, Pam Oliver, metió su micrófono en la cara y preguntó por su opinión sobre ganar el primer partido de la temporada. Puse los ojos en blanco por la originalidad de la pregunta y puse atención en su voz sin aliento mientras ella se movía tan cerca de él como era humanamente posible sin saltar al campo. Puta. Me dije que estaba bien sentirse así porque siempre la había odiado, incluso antes de que ella se pusiera a escasos centímetros de distancia del chico con el que iba a salir dentro de algunas horas como una pareja. Tenía la costumbre de coquetear con lo jugadores, hasta el punto de que ni siquiera podía ver sus entrevistas. Lo estaba viendo porque quería ver a Edward.

Alice entró en la habitación y envolvió un brazo alrededor de mí mientras veíamos a Edward, que se veía tan precioso que debería ser ilegal, responder a sus preguntas estúpidas como el profesional que era. No se inmutó al escuchar el tono insinuante, ni respondió con el mismo tono, acababa de dar sus respuestas y sonrió con una sonrisa torcida a las cámaras antes de correr fuera del campo. Dios, era impresionante. Mierda. Uh, no del todo, pero podría esperar, el poder del pensamiento positivo y todo eso.

-¿Por qué no hablar con Jasper?- Alice preguntó, haciendo un mohín.

-Le van a formular preguntas en la conferencia de prenda, suelen ir el mariscal de campo, los entrenadores y otros jugadores después del partido,- le dije para tranquilizarla.

-¡Pero yo quiero verlo sudoroso y sexy con su uniforme!- Ella frunció el ceño y luego lo deshizo con una sonrisa.- Voy a tener que ir al siguiente partido y saltar sobre él. Me dejarán verlo desde el banquillo, ¿no?- Negué con la cabeza y no se molestó en llevarme la contraria, sobre todo porque yo sabía que era improbable, pero si había una manera, Alice la encontraría.- Vamos, tienes que prepararte.

No me resistí cuando me tiró hacia mi cuarto.

-Sabes que vamos a comer en su casa, ¿no? No necesito usar vestido y...- Me paré en cuanto vi lo que había en mi cama. Era simple, era algo de mi estilo y definitivamente no lo esperaba de Alice. Miré los vaqueros negros, camiseta roja y blanca de botones y levanté una ceja.

Alice se dejó caer en la cama y me sonrió.

-¡Son los colores del equipo! ¿Pensabas que iba a hacer que te pusieras Armani para ir a cenar en casa? Por favor, dame un poco de crédito. Vamos a hacer una excepción para que la primera cita sea de verdad.

-Esto va en serio,- le dije en voz baja. ¿No era así? Me preguntaba lo mismo desde el viernes por la mañana.

Alice saltó de la cama y me rodeó con sus brazos.

-¡Por supuesto que lo es! En realidad es una cita perfecta para vosotros. No hay putas que puedan interrumpir, no los aficionados que quieren autógrafos... Jasper no recibe tanta atención como Edward pero la recibe cuando estamos fuera. Nuestros mejores momentos son cuando estamos solos. Ahora tú y Edward tienen esa oportunidad. Y es por eso que vas a utilizar esto... eres tú y también su equipo. ¡Le encantará! Entra en la ducha, ¡venga!

Me empujó hacia el cuarto de baño y me apresuré a prepararme, me corté las piernas dos veces mientras me las afeitaba, me asusté, pero luego me recordé que no importaba, no iba a acostarme con él esta noche, así qué no verá los cortes. Si eso es lo que buscaba, había dado con la chica equivocada. Si eso es lo que él quería, se habría ido a casa con Pechos Magee la otra noche, en vez de pasar la noche viendo la cinta de juego. Eso era cierto. Estaba siendo una idiota.

Me vendé las heridas y salí del baño envuelta en una toalla. Alice me tendió un sujetador negro push-up, que me hacía tener mas escote, y unas braguitas negras.

-Por si acaso.- Respondió a mi pregunta no formulada.

-No me voy a acostar con él.

Puso los ojos en blanco y se rió.

-Se que no lo harás, pero te hará sentir sexy y poderosa. Sabrás lo que hay debajo de la ropa y él no, pero te garantizo que se lo va a estar preguntando.- Magnifico. Le arrebaté la ropa interior y me la puse por debajo de la toalla para luego dejarla caer para ponerme el sujetador. Me deslicé en los pantalones vaqueros negros y me puse la camiseta sin mangas rojas, la camisa era blanca con capas de gasas sobre ella. Empecé a abotonarla hacia arriba pero Alice me empujó las manos y los abrochó ella.- Casualmente sexy,- murmuró con aprobación. Me dio un empujón y caí sobre la cama con sorpresa cuando ella salió corriendo a la sala de estar.

-Ahora vas a usar tus sandalias negras, así dejaremos ver esos dedos.- Ella regresó con un esmalte de uñas color rojo brillante. Se sentó en la cama y se puso a trabajar en mis pies mientras yo estaba soñando despierta con Edward. Habían pasado años desde que me pinté las uñas por ultima vez, no había razón para hacerlo.

-Perfecto.- Se sentó y me sonrió.- ¿Quieres que haga algo con tu pelo o maquillaje?- Me encogí de hombros. ¿Seria demasiado? No quería que pensara que era una chica femenina cuando no lo era. Además, ya me había visto en mis peores momentos y no se había asustado por lo que era mejor ser yo misma, ¿no?

Alice solo esperó pacientemente mientras pensaba.

-¿No lo crees?- Salió mas como una pregunta y sonrió.

-Esta bien, te ves muy bien de todas formas y eres una de esas mujeres que se ven mas guapas sin maquillaje. Debo odiarte. ¿Por qué no lo hago?- La empujé con un pié que cogió y me miró fijamente.- ¡Cuidado que mancha!- Se inclinó y deslizó mis pies en las sandalias, con cuidado para no arruinar su obra maestra. Sonrió con satisfacción y me dio unas palmaditas en la rodilla.- Estas muy guapa.

Lo estaba, para mí, pero ¿y para el? Estaba acostumbrado a modelos y a actrices, no a las hijas normales como yo, con rodillas huesudas y manos y pies con dedos largos.

-Alice, ¿por qué iba a estar interesado en mi?- Expresé finalmente la pregunta que estaba arrastrando en mi mente.

Sus ojos se entrecerraron y me golpeó la pierna.

-¡Bella Swan! No quiero oírte dudar de ti misma. La mejor pregunta seria ¿por que no querría? Eres inteligente, hermosa, graciosa, sarcástica, tienes muy buen gusto para los amigos...- Me reí cuando ella cuando posó una mano detrás de su cabeza y sus mejillas aspirando. Se rió conmigo y luego puso su brazo alrededor de mí.- Eres la mejor persona que conozco. Sería un tonto si no te quisiera y por lo que sé de Edward, no es tonto.

Mi móvil sonó en la mesilla de noche y me incliné para cogerlo. Tenía un mensaje de texto y sonreí al ver que era de él. Bella por fin voy hacia casa. No puedo esperar a verte. ¿Vienes a las siete? Le mostré el mensaje a Alice y ella soltó un bufido.

-¿Ves? ¡Te lo dije! Ahora deja de decir tonterías y simplemente se quien eres, Bella. Él te ayudara, pero se tu misma.

La abracé y le di las gracias por todo lo que había hecho. Sabía que se quería ir para estar con Jasper pero que estaba aquí, conmigo, apoyándome porque sabía lo nerviosa que estaba. Pasar de no salir en absoluto a tener citas con Edward Cullen era un gran salto. Cada llamada telefónica o mensaje de texto me hacía sentir como si estuviera flotando cada vez mas y me gustaba bastante la sensación de ser libre y tan ligera como el aire. ¿Y si me besa?

Alice se levantó de la cama y me llevó con ella.

-¿Vas a estar bien?

-Si. Estoy nerviosa y eso, lo mas probable, es que no desaparezca hasta que vuelva a casa, pero estoy bien. Gracias por estar aquí conmigo.

-¡Hey! Necesito que me enseñes todo sobre el fútbol. Voy a impresionar a Jasper con todos mis conocimientos sobre blitzens y ruidos.

Me reí hasta que me dolían los costados, las lágrimas corrían por mi rostro mientras Alice me miraba con asombro. Una ventaja de no llevar maquillaje, después de todo.

-¿Blitzens y los ruidos? ¿Reno y peleas? Puedo ver cómo encaja la lucha con el fútbol, pero ¿de dónde viene el ciervo?

Alice frunció el ceño.

-Bueno, ¿que es entonces?

-Blitzes y fumble,- le dije, mordiéndome los labios para tratar de evitar otra carcajada.

-Me gusta mas mi nombre,- dijo ella, sonriendo y luego riéndose conmigo.- Sería genial si hubiera renos en la cancha, Jasper podría subirse a uno hasta la zona de anotación.

-Zona final,- jadeé.- Así se llama la zona de anotación.

Ella levantó las manos en señal de frustración.

-¡Cuántos términos! ¿Y anotan cuando cruzan esa línea?

-Si.

-¡Entonces es la zona de anotación! Estaría muy sexy montado en un animal... por ejemplo.. un caballo.

-Esta bien, Alice, lo que digas.- Jasper estaría entusiasmado de enseñarla.

-Es hora de que me vaya a prepararme para mi propia cita.- Movió las cejas hacia mí.- Llamame en cuanto salgas de su casa, no importa la hora, aunque mejor si fuera a las 10 de la mañana.- La fui a coger pero bailó fuera de mi alcance.- Hey, ¡pasa un buen rato por una vez!

-No toda la gente está cómoda al acostarse con extraños como tu,- la recordé, sonriendo para demostrar que la estaba tomando el pelo.

-Tal vez, pero sólo lo hago con chicos que merecen la pena. ¿por qué hacer un esfuerzo si al final no sois compatibles en la cama?- Sonrió mientras nos dirigíamos a la sala de estar. Genial, otra cosa de que preocuparme, como si no tuviera ya preocupaciones. Se detuvo y me abrazó.- Estoy bromeando, Bella. Edward seguro que es muy sexy en la cama, según me han dicho. Así que no hay necesidad de apresurarse.- Empecé a preguntarla sobre eso de que según la han dicho, pero ella ya estaba en la puerta.- Llamame.- me dijo por encima del hombro.

Un vistazo al reloj me dijo que era hora de irme a casa de Edward, así que tomé una respiración profunda, recogí mi bolso y traté de calmar mis nervios. No es una persona normal. Claro que lo es. Cállate. Cerré la puerta y enderecé mis hombros. Podría hacer esto. Era sólo una cita, no el fin del mundo

 

.

 

Vamos, Bella, solo tienes que tocar el timbre. Él ya sabe que estás en la puerta, por el amor de Dios. Había quedado sorprendida al encontrar un sistema de intercomunicación en la puerta, sólo demostraba lo borracha que iba el jueves por la noche, cuando me trajeron Alice y Jasper. Llamé al piso de Edward y su suave voz se apoderó del intercomunicador, y me dijo que me dirigiera arriba a la derecha. Ahora estaba aquí, parada en su puerta como una idiota, respirando para calmarme. En situaciones normales, mis citas me ponían nerviosa, y esto era lo más anormal que podía ser. Probablemente esté mirando por la mirilla, reina del drama. Adelante.

Llevé la mano al timbre y la puerta se abrió, confirmando mi sospecha de que me había visto merodeando por el pasillo. Estaba mucho mejor que por televisión, su cabello ligeramente húmero por la ducha. Llevaba unos vaqueros azules que probablemente costaran lo que yo pagaba por mi alquiler al mes y sus pies estaban descalzos. Joder, incluso sus pies eran atractivos. ¿Cómo era posible? Los pies probablemente era la parte mas fea del cuerpo humano, Bueno, con excepción del pene. Pero de alguna forma sentía la sospecha de que eso tampoco lo tenia feo. ¿Por que no lo tratas de averiguar esta noche? Ahh, la pervertida adolescente estaba de vuelta. “Encantadora”.

Edward sonrió y me tendió una mano. Mierda, ¿Tenía que traer algo? ¿Vino? ¿Flores? ¿Lo debería de haber sabido? ¿Por que Alice no me había dicho nada? Y eso era una miga... ME quedé allí como una estatua y Edward siguió avanzando la mano hasta que tomó mi mano derecha y tiró de ella suavemente para meterme en su apartamento. Sentí un misterioso calambre de nuevo a su contacto y no quería que me dejara ir nunca.

-Bella, me alegro de verte de nuevo. ¿Quieres vino?- El alcohol haría que dijera o hiciera algo embarazoso y ahora que estaba preguntándome por su pene no me iba a arriesgar, asique no.

Me guió por el pasillo hasta el salón, donde un televisor de pantalla plana gigante estaba en la pared frente al sofá. El sofá era...

-¡Es el sofá de Jasper!- Me senté en él y sentí mi cuerpo inmediatamente envuelto en la comodidad, el cuero negro era tan suave que parecía que estaba en una nube.

Edward rió entre dientes.

-En realidad, yo lo tuve el primero. Mi madre diseñó mi casa. A Jasper le encantó y le pidió uno para su apartamento.

-Dile a tu madre que le daré a mi primer hijo si me dice donde conseguir uno.- Niño, sexo, sexo con Edward... mierda, Bella, buena línea de pensamiento.- Quiero decir... me gusta mucho. Es él sofá mas cómodo del mundo.

Edward se sentó a mi lado y cogió un mando a distancia, pulsó algunos botones y empezó a fluir música instrumental y sentí como me relajaba poco a poco entre la música y el sofá.

-Jasper me dijo que te negaste a dormir en su habitación después de sentarte en el sofá. Esperaba que también te gustara el mío.

-Me gusta más,- solté y sentí que mi cara enrojecía con la enorme sonrisa que apareció en su rostro.- Quiero decir, tu sofá, eso es lo que me gusta más.

Me toó mi barbilla con su mano y pasó su pulgar por mi pómulo.

-Esperaba que también te gustara más.- Bajó la mirada a mis labios y sentí la boca seca. ¿Me iba a besar ahora? Me limité a asentir tontamente y me mordí el labio, sonrió con tristeza y me soltó. Eché de menos su contacto al instante.- Voy a por la bebida. ¿Vino? ¿Cerveza? ¿Agua? Creo que también tengo alguna soda...- se interrumpió, mirándome con expectación.

-Agua está bien.- Necesitaba tener la cabeza clara.

Me lanzó una sonrisa y se dirigió a la cocina. Miré a mi alrededor y sonreí al ver las fotos familiares de la pared; Edward con su uniforme de la universidad, con los brazos alrededor de cada uno de sus padres, Edward con traje, Dios estaba guapísimo en traje, de nuevo con sus padres, los tres trofeos de Heisman que había ganado. Bueno, él en realidad ganó dos, el tercer y el cuarto año, así que no estaba segura de cuál era. Regresó y me entregó un vaso de agua e hice un gesto hacia la fotografía.

-¿Donde los guardas?

Parecía avergonzado y se pasó una mano por el pelo mientras se sentaba a mi lado, esta vez mas cerca. Podía sentir el calor de su cuerpo junto al mío y me resistí a la tentación de alejar la mano y tocarlo, quería hacerlo.

-Están en casa de mis padres. No sé... me parece extraño mostrarlos aquí. Tienen un cuarto lleno de cosas de desde que que empecé en la universidad.

Incliné mi cabeza y lo estudio, su pelo desordenado, sus ojos verdes y brillantes, su alto y musculoso cuerpo. ¿Cómo es posible que alguien como él sea tan humilde? No lo entiendo.

-Vamos, no me digas que no estás orgulloso de lo que has logrado. ¿Por qué no enseñar un poco?

Edward sonríe y niega con la cabeza.

-Por supuesto que estoy orgulloso de ello, pero eso es el pasado. Prefiero enfocarme en lo que todavía tengo por hacer que en lo que ya he hecho. Cuando gane la Super Bowl, te prometo que mostraré mi anillo.

Al final sonó como yo esperaba que lo hiciese.

-¿Cuando ganes?

Él se encogió de hombros.

-No tiene sentido jugar si no creo que ganaré.

-Hay gente que juega por el dinero, la fama, la gloria.

-No soy de esas personas que juegan únicamente por ganar todo eso, si tuviera que jugar de forma gratuita lo haría... Mientras tenga un buen equipo que creyera que pueden llegar a la cima conmigo.- Sus ojos ardían de pasión y sabía que cada palabra que decía era verdad.

-Es bueno ver que te gusta jugar y que no piensas en él como un trabajo.

-Algunas personas lo hacen, supongo. Ellos son los que, inevitablemente, se encuentran fuera de si, sin embargo. No tienen el hambre y alguien más joven que tiene movilidad llega y le sustituye, al estar mas cuidado, nunca perderé mi puesto de titular porque pierda la pasión, pero alguien puede venir a lo largo de una lesión o me pueden sustituir, pero nunca dejaré de preocuparme por mi equipo y ganar. La convicción en sus palabras me hicieron sentir un cosquilleo por dentro y antes de darme cuenta me inclino hacia él dándole un beso en los labios.

Se quedó sin aliento por la sorpresa y empecé a retroceder, pero sus manos atrapan mis hombros y me atraé hacia él y me besa con más firmeza. Sentí el calambre desde la punta de mis dedos y me aferré a sus brazos, eso hizo que no me cayera al suelo, por que de repente sentí como si no tuviera huesos. Nos besamos durante un tiempo indeterminado, sin lengua, pero seguía siendo el mejor beso de mi vida, hasta la fecha. Se apartó y me regaló esa sonrisa torcida que le brindó a la cámara en el extremo del campo hoy.

-Si eso es todo lo que necesito para que me beses con mucho gusto te empezaré a contar algunos de los discursos de mi entrenador en el descanso.- Me puse nuevamente roja y me tomó la barbilla con la mano.- No te sientas avergonzada, por favor. He pensado en besarte desde que empezamos ha hablar en el club. Me alegro de que lo hicieras, así no me como la cabeza durante la cena.- Me sonrojé, pero esta vez no de vergüenza. Me dio un beso y me cogió de la mano para tirar de mi suavemente.- La cena debe estar ya, tuve que recalentarla al horno.

Me condujo por el pasillo hacia e comedor. Sonreí cuando vi la mesa de cerezo, con nuestros asientos preparados, uno al lado del otro, en vez de estar en frente. Candelabros de cristal con velas largas y blancas la decoraban.

-Es precioso y huele de maravilla.- Era verdad. Estaba tan atrapada en Edward que no había notado el olor proveniente de la cocina.- ¿Qué vamos a comer?

Edward sacó mi silla para ayudarme a sentarme y me deslicé sobre el asiento, soltó mi mano y encendió las velas.

-Creo que me trajeron filetes de Fleming.- Mi boca comenzó inmediatamente a salivar. Fleming era el mejor restaurante de carnes de la ciudad y solo había estado allí una vez con Alice por mi cumpleaños.

-Feming no lleva a domicilio,- señalé.

Se rió entre dientes y se pasó la mano por el pelo otra vez.

-A mi si que me entrega a domicilio.

Puse los ojos en blanco. Debe ser agradable ser Edward Cullen en esta ciudad.

-Bueno, suerte entonces.- Sonrió y desapareció de nuevo en la cocina, a por los platos. Apareció momento después con los platos llenos de carne y patatas al horno y deslizó delante de mí uno. Salió de nuevo y regresó con una botella de vino y una ensalada.- Tienes todas las bases cubiertas, ¿no? ¿Qué hay de postre?

Se rió y sirvió vino antes de sentarse a mi lado.

-Deporte equivocado, doña periodista. Estoy avergonzado de ti.- Le doy un puñetazo en el brazo izquierdo y me miró con una sonrisa burlona.- Tienes suerte de que no sea mi brazo de lanzar. En cuanto al postre, espera y veras.- Yo quería que fuera mi postre, pero por suerte no lo dije en voz alta. O bien, podría ser el tuyo, eso sería mucho mejor.

Edward repartió a cada uno un plato de ensalada y me pasó un rollo de mantequilla y patata. No podía evitar sentirme impresionada por su capacidad de organización y se lo dije.

-Estas siempre preparado.- Apuesto que también tiene preservativos. ¡Maldita sea! ¡Cállate! No me acostaré con él. Sólo sigue diciendo eso a ti misa. Ya veremos lo que pasa cuando te ponga las manos encima. Se ven, envueltos alrededor de ese vaso de vino. Podía sentir cómo se moverían en por mi piel...

-No me acuesto con él.- Oh, mierda, ¡acabo de decir eso en voz alta! El tenedor de Edward resonó al chocar contra la mesa cuando se le cayó de la mano y se volvía hacia mí para perforarme con su verde mirada.

-¿Qué?

Joder, ¿qué hago? ¿Qué le digo?

-¡Jasper! No me acuesto con Jasper. Se que bromeé sobre so, pero no lo haría, sólo quería que lo supieras.- Me miró por un momento tenso antes de recoger el tenedor y pinchó un poco de ensalada casi con enojo. Juro que le oí murmurar algo acerca de “ver a alguien desnudo”, pero probablemente me lo imaginé-

-Nunca lo pensé.- Se metió a la boca la ensalada y masticó. Comimos en silencio, mientras trataba de recuperarme de mi diarrea verbal, otra vez. Corté el filete y dejé escapar un gemido de placer cuando explotó el sabor en mi boca. Cerré los ojos y lo mastiqué con reverencia un momento antes de tragar. Cuando los abrí, me encontré con los ojos de Edward que me miraban con antelación.

-Um, ¿qué?.- Yo solo puedo tener un orgasmo en su mesa con la cena, ¿cómo era eso de malo? Tenía que conseguir otro beso antes de terminar la cena, porque seguramente me eche por la puerta tan pronto como termine de comer.

-Nunca he visto a nadie,- hizo una pausa, buscando la palabra correcta-... disfrutar tanto de su comida.

Estaba mortificada. Puse mi cuchillo y mi tenedor en el plato y me empiezo a levantar de la silla.

-Tengo que irme.

-¿Qué? ¿Por qué?- Su mano salió disparada capturando la mía antes de que pudiera levantarme

-Porque sólo hago el ridículo delante de ti. Primero por ponerme territorial y actuar como una perra en el club, y luego con la resaca en casa de Jasper y ahora esto, sé que es el deporte equivocado de nuevo, pero a los tres avisos, Bella está fuera.

Sus ojos se estrecharon y se volvió hacia mí, con las rodillas tocando mi muslo.

-En primer lugar, me gustó que te pusieras territorial el la discoteca. En segundo lugar, no hiciste el ridículo en ningún momento, ni siquiera ahora. Nunca sé lo que va a salir de tu boca, Bella, pero me gusta, aunque no lo entiendo. Estoy interesado en ti y todo lo que piensas. Sé que no quieres a Jasper, que no eres el tipo de persona que haría eso con un amigo y eso me gusta de ti. Me gusta la forma en que la comida te hace gemir y espero escuchar ese sonido en otras condiciones...- Parecía bastante sorprendido por su propio vómito verbal pero no soltó mi mano.- Por favor, no te vayas.

Le gusto, realmente le gusto. Lo cual demuestra que Edward Cullen no era tan perfecto después de todo, ya que tenía un gusto bastante deficiente. Pero no iba a mirar los dientes a un caballo regalado. Me senté de nuevo en la silla y traté de dejar mi mano libre. La sostuvo unos segundos antes de soltarla y estábamos de nuevo sentados.

-Eres extraño,- le dije, cortando mi carne y tomando otro bocado, esta vez sin banda sonora porno que lo acompañe.

-¿Yo soy el raro?- Sus ojos brillaban mientras agitaba su tenedor hacia mí.- Creo que habíamos dicho que tú eras la rara.

-Si, pero tu quieres que me quede, a pesar de mi rareza, por lo que te hace demasiado extraño,- le dije, como siempre con lógica.

Se rió y levantó su copa hacia mí. Levanté la mía y brindamos.

-Para encontrarnos los extraños unos a los otros.

Me reí.

-Eso esta bien.- Tomé un sorbo de vino y volvía comer.- Esto esta realmente muy bueno. ¿Crees que podrías usas tus contactos para que me trajeran la comida todos los días al periódico?

Edward sacudió la cabeza enfáticamente.

-¿Estás bromeando? ¿Crees que quiero que hagas esos ruidos alrededor de amigos y otros chicos? No, eso lo dejamos sólo para mí. Te enviaré pan y agua durante el trabajo.

-Eso es demasiado para ti, Cullen. Eres un príncipe en la realidad. Me sonrió y cogió un poco de patatas al horno.- Puedes quedarte con tu pan y agua, yo me quedo con sándwiches de pavo.

-Siempre y cuando no tenga ese efecto en ti.- Le golpeo con la pierna y me sonríe.- ¿Qué se siente al trabajar en un periódico?

Pensé por un momento antes de responder.

-No es tan glamuroso como me imaginé en su momento. Me siento en un escritorio con un monitor que es una vieja caja y paso el día mirándolo y comparando estadísticas de los hechos. Gente, móviles sonando, reuniones... lo que hago no es establecer el mundo del periodismo, pero me gusta salir, ver los partidos, hablar con jugadores...

-¿Se cubren los deportes de la secundaria? ¿Todos ellos?

-En su mayoría, sí. Ahora mismo el fútbol y la lucha libre, aunque prefiero la de primera división.

-Por supuesto, es la mejor,- dijo con mucha naturalidad.

-No puedo evitar estar de acuerdo es divertido, también, hablar con los jugadores de secundaria, no son egocéntricos... están aun emocionados por el juego, supongo que sabes a lo que me refiero.

-Lo hago, lo llevo en la sangre y me encanta.- Hizo una pausa y me miró por un momento, como pensando si decir algo.- Has estado en mi mente desde la noche del jueves.- Me complacieron sus palabras.- Y pensé en ti el viernes mientras entrenábamos en el campo y el sábado durante los descansos y el sábado por la noche cuando estaba allí colo.- Me derretiría si seguía hablando así.- Y esta mañana, todavía estabas en mi mente. Pero cuando salí a ese campo... todo lo que pensaba era en fútbol hasta que se terminó el partido.- Me podía haber sentido ofendida, pero lo entendía y, francamente, su mente debe estar siempre en el juego cuando esté en el campo. Me sonríe con dulzura.- Justo después del partido, estaba corriendo como un loco para salir de allí y llegar a casa para poder pasar la noche contigo. Así que, supongo que lo que estoy tratando de decir es que el juego es todo para mí cuando estoy en el campo, pero cuando no lo estoy, otras cosas capturan mi interés. Tomó un sorbo a su vino y pasó la lengua por los labios. Me resistía lanzarme encima suya, porque probablemente acabaría mi comida en el suelo y ya había hecho demasiado el ridículo esta noche.

Comimos en silencio durante un rato y empujé mi plato cuando logré comerme todo. Él sonrió.

-Amo a una mujer con apetito. ¿Tienes espacio para el postre?- Depende, ¿estas en el menú? Cállate.

-No sé...- Había hecho hecho ya bastante esta noche pero él no parecía apagado por mi. ¿Estaba jugando con mi suerte al comer tanto? Su ex era supermodelo y probablemente mordisqueaba una hoja de lechuga y luego se iba a vomitar después de unos bocados.

-Es pastel de chocolate caliente,- me dijo, mirándome fijamente, pensando probablemente si estallaría otro gemido de mi garganta por sus palabras. No estaba lejos tampoco, pero me las arreglé para que no saliera.

-Me tenías chocolate.- Dejó escapar una risa y tomó los platos llevándolos a la cocina. Me sentí un poco tonta dejando que me sirviera pero parecía muy contento con eso. Estaba de nuevo conmigo nos minutos después, trayendo con él un pastel humeante de chocolate relleno de helado, deshaciéndose en el plato.

-Pensé que podíamos compartir.- Cogió un trozo de tarta con helado y me la llevó a los labios. La abrí y dejé deslizar el postre por mi boca. Una vez mas, mis ojos se cerraron, pero no dejé escapar el gemido que quería salir. Lamí mis labios y abrí los ojos encontrando su cara muy cerca de la mía.

-Sexy,- murmuró. Extendí la mano y le toco la mano, tomando la cuchara y cogiendo un poco para él. Repetí su movimiento, levantando la cuchara a los labios y dándole de comer. Tenía razón, era sexy. Sentí cómo el calor comenzaba a propagarse a través de mi cuerpo y quería que me hiciera ese caso y pasar de la precaución y sólo acostarme con ese hombre. Si lo hago y luego entro en razón, siempre me arrepentiría el no estar con él.

Tomó la cuchara y me dio de nuevo y esta vez dejé escapar un pequeño gemido, mas a la idea de acostarme con él que por el chocolate. Sus ojos se abrieron y estaban oscuros, casi negros, se inclina hacia mi y me besa de nuevo, esta vez la lengua entra en mi boca mientras dejaba caer la cuchara y envolvió sus brazos alrededor de mi cintura, atrayéndome mas cerca. Antes estaba equivocada... este era el mejor beso de mi vida. Él sabía a chocolate y vainilla y un poco de sabor a canela... tal vez. Fuera lo que fuera, estaba muy buena.

Puse mis brazos alrededor de su espalda y dejé que mis manos fueran hasta su cabello grueso y hermoso para dejarlas allí. Su lengua se movía contra la mía experta, utilizando la cantidad justa de presión mientras sus manos se movían arriba y abajo por mi espalda, enviando escalofríos por mi espina dorsal. Me gustó la sensación de sentir el intenso deseo que comenzaba a brotar dentro de mí.

Se separo a regañadientes y los ojos de Edward se abrieron, ya que ambos estábamos luchando por recuperar el aliento. No quería nada mas que besarle otra vez, pero si lo hago, no tendría la fuerza de voluntad para no dejarlo y no me quería precipitar las cosas, no me importaba lo mucho que quería tener sus manos sobre mí.

-Debería irme.- Dije de mala gana pero me felicito por haberlo dicho. Tenía que ir mañana temprano al trabajo y se estaba haciendo tarde.

-Supongo que tienes razón. Te acompaño al coche.

-No tienes por que hacerlo,- empecé a protestar, pero negó con la cabeza y me ayudó a levantarme.

-Mi madre me enseñó buenos modales.- Se puso un par de zapatos y tomó mi mano mientras caminábamos hacia la puerta y la sostuvo mientras esperábamos al ascensor.- ¿Puedo verte de nuevo, Bella?

-Claro.- No pude conseguir que la palabra no saliera demasiado precipitada y me sonrojé en mi afán, pero él me sonrió y me apretó la mano con suavidad.

-Estamos el próximo fin de semana en Seattle y no podría esperar dos semanas. ¿Puede ser entre semana? Tenemos libre el lunes y el martes.

¿Él quería volver a verte tan rápido? Hice un baile emocionado en mi cabeza, gracias a Dios sólo en mi cabeza.

El ascensor llegó y entramos, Edward pulsó el botón del estacionamiento y se volvió para mirarme.

-Me encantaría. ¿Qué tal el martes? Puedo hacer yo la cena esta vez.

Su sonrisa brilló.

-Yo no la hice hoy.

-No, pero aún así estaba muy bien. La mejor cena que he tenido.- Estaba hablando de algo mas que la comida y los dos lo sabíamos.

Se llevó mi mano a los labios y la besó en la parte posterior.

-Me encantaría probar tu cocina.- Mi mente empezó a girar cuando dijo probar y me hubiera gustado que él quisiera más que mi comida. Demasiado pronto, demasiado pronto.

El ascensor se abrió y Edward me acompañó a mi coche.

-Este es el mio,- le dije, avergonzada por mi viejo coche. No se inmutó y besó mi mano se nuevo y presionó sus labios con los míos de nuevo en un suave beso.

-Conduce a casa con cuidado y llámame cuando llegues, ¿de acuerdo?- Me conmovió su preocupación y le besé de nuevo, un poco mas de tiempo esta vez. Se retiró y me quitó el pelo de la cara.- Hablamos pronto y nos vemos el martes.

Me ayudó a subir al coche y cerré la puerta, viendo como me alejaba mientras levantaba una mano. Quería volver a verme. Edward Cullen iba a venir a cenar a mi casa. En mi apartamento pequeño con un cutre mobiliario y aire acondicionado de forma esporádica. Él no se preocupa por eso, Bella. No, no lo hacía. Eso me gustó por alguna razón que no entendí. El martes por la noche sera...

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Bueno chicas aquí otro capítulo. Al final si que lo pude subir jaja. Espero que os haya gustado la primera cita tanto como a mí.

¿Qué creéis que pasará en la segunda cita?

Espero sus comentarios como siempre. Un beso.

 

Capítulo 5: Sobre el juego Capítulo 7: Segunda ronda

 
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