Primero y Diez (+18)

Autor: nicoli
Género: + 18
Fecha Creación: 18/03/2013
Fecha Actualización: 26/10/2014
Finalizado: NO
Votos: 33
Comentarios: 191
Visitas: 133931
Capítulos: 35

Bella Swan es una aspirante a reportera de deportes cuando le es asignado entrevistar al más grande de la liga, por no mencionar al mas caliente, el quarterback Edward Cullen ¿Le enseñará Edward Cullen las reglas del juego? O ¿ella le enseñará una o dos cosillas? 


Esto es una traducción y su autora es Nolebucgrl, podéis encontrar el fic original en esta página: http://www.fanfiction.net/s/5874934/3/First-Ten

Estoy autorizada por la autora a traducir esta historia.

 

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También os invito a pasaros por mi otra traducción conjunta, Words With Friends, junto a CARLAROBPATT. Aquí os dejo el link: http://www.lunanuevameyer.com/sala-cullen?id_relato=3920

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Capítulo 33: Ganando terreno

EPOV

 

-Creo que ya está todo.- Coloqué el último libro de Bella en las nuevas estanterías que había montado durante esa tarde y la miré. Estaba sentada con las piernas cruzadas en el suelo, mirando algunas fotos que había traído con ella. Sonreí al ver una de Alice y ella en una cama de la universidad. Eran muy jóvenes y guapas. Me hubiera gustado conocerlas en ese entonces. Me sorprendió pensar que había estado en el mismo estadio que ella un par de veces. Me había visto jugar y yo no sabía ni que existía. Por supuesto, pateé el culo e su equipo un par de veces, así que es bueno que no me hubiera conocido entonces. Ahora estaba conmigo, y eso era lo que importaba.

-Bien-, murmuró distraídamente, sacando otra fotografía, esta vez una de sus padres. Bella era una mezcla de ambos, blanca como su padre y guapa como su madre. Hablando de...

-Hey, ¿cuándo vas a llamar a tus padres para decirles que estás viviendo aquí?

Apartó los ojos de la foto y me miró con una mueca.

-Pronto, supongo. Tal vez después de Acción de Gracias.

Me reí mientras iba hacia ella, rodeándola por atrás.

-No estas muy ansiosa por contárselo, ¿verdad?- Besé un lado de su cuello y dejó escapar un suave gemido, mientras apretaba la foto que sostenía entre las manos.

-Bueno, hmm, me gusta esto. Sabes que mi padre no va a estar muy emocionado.

Sonreí ante su cuello mientras pasaba la lengua a lo largo de este.

-Todos los padres me quieren. Me conocerán y me les ganaré con mi ingenio y encanto, y todo irá bien.

Se volvió y me miró con incredulidad.

-Te llama el enemigo.

Lo hacía. Era impresionante.

-Eso sólo lo dice porque gano a su equipo. Ahora que su hija vive conmigo, tendrá que empezar a animarme a mí.- La atraje hacia mí.

-Tu lógica es deficiente,- me dijo con sequedad, pero luego me besó. Estaba besando a mi novia en nuestra casa. Tal vez teníamos que tener nuestra primera relación sexual como una pareja que vive juntos, aquí mismo, en la biblioteca. Sería una buena forma de celebrar el traslado. Por fin nos habíamos librado de los demás agradeciendo su ayuda y diciéndoles una y otra vez que no necesitábamos su ayuda para colocar todo esto.

Bella se apartó de mí y se volvió de nuevo hacia la caja.

-Hay mucho que colocar. Creo que podríamos celebrarlo ahora.- Deslicé mis manos hasta su culo y lo apreté sugestivamente.

Se rió y me dio un codazo en el estómago, no me dolió.

-Luego. Ahora me muero de hambre. ¿Tienes algo en la nevera? ¿O tenemos que pedir algo para cenar?

-Um, no creo. Algunos huevos y queso. ¿Quieres una tortilla?- gimió y sacudió la cabeza.- Puedo ir a por los menús.- Empecé a ponerme de pie y se rió.- ¿Qué es tan gracioso?- Sacudió la cabeza y se rió con más fuerza, las lágrimas rodaban por su cara.- ¿Qué te pasa, Bella?- ¿Qué la divertía tanto sobre la cena?

-Lo siento,- me quedé en silencio, tendiéndole la mano. La puse en pie y puse las manos en su cintura, vi cómo respiraba hondo varias veces.

-¿Ya estás tranquila?- Asintió con la cabeza- ¿Vas a decirme lo que es tan gracioso?- ¿Emmett había escondido lubricante en un cuadro? No había estado vigilándole. Había murmurado a Rose algo sobre que ella no sabía todo y se metió en la habitación de Bella otra vez, cuando los demás estábamos llevando cajas al coche. A saber que estaría haciendo.

Bella sonrió y envolvió sus brazos a mi alrededor.

-Me acabo de dar cuenta de que vamos a vivir juntos y nunca hemos tenido una cita.

Mierda, era cierto.

-Oh, carió, lo siento mucho.- Tenía razón. Habíamos pasado un montón de tiempo en mi casa o en la de ella, pero la única vez que habíamos salido fue para ir al supermercado, lo que fue un desastre. Joder, ni siquiera había dicho que iba a llevarla por ahí a cenar, fui directamente a lo que quería, que estuviera siempre conmigo.

Alzó la vista y me sonrió.

-No lo sientas. Somos nosotros. No hemos tenido exactamente la relación más normal del mundo, pero no creo que eso sea posible contigo.- Fruncí el ceño. Había tenido citas con otra mujeres en mi vida, esas mujeres no habían significado nada en comparación con Bella. Esto era inaceptable.

-Podemos hacer que sea normal. Creo que te debo una cita. Tienes hambre, tengo hambre, vamos a salir.

Bella se apartó el pelo sudoroso de la cara.

-Estoy casi lista para salir a un restaurante de lujo, Edward. Soy una bruta. La gente de Taco Bell me mirarán y pensarán que soy horrible. Necesito una ducha y una pizza. Ya saldremos otro día. No lo he mencionado para que salgamos ahora. Estoy contenta de estar aquí ahora, contigo, solos.

Estar aquí era cómodo. No quería que pensara que me avergonzaba de que me vieran con ella y no quería que nuestro hogar se destruyera antes de haber vivido un mes juntos.

-No he dicho nada de un restaurante de lujo. Dúchate, ponte unos vaqueros y una camiseta y vallamos a comer algo, y a divertirnos un poco. Quiero enseñar a mi chica.

Bella arrugó la nariz de forma adorable.

-Nadie me hará caso,- se quejó.

La calmé antes de que se alejara de mí.

-Eso no es cierto. Eres hermosa, incluso ahora, en pantalones cortos y camiseta. Tendría que pelearme con los hombres para que estén lejos de ti.- Como Dan Muller.

Soltó un bufido.

-Eres ridículo. ¿Te acuerdas de lo que pasó en el supermercado? Era como si yo ni siquiera estuviera allí.

-Bella, yo sabía que estabas allí. Eras todo lo que podía ver. Siempre eres lo único que veo.- ¿Por qué no entendía eso? Podía entrar en una habitación de mujeres desnudas y que no me importara ni lo más mínimo.

Sus ojos se oscurecieron y se puso de puntillas, para besarme con fuerza.

-Me encanta lo que haces. Pero sé lo que hay y me acostumbraré a eso, con el tiempo.- Odié la renuncia que escuché en su voz. No debería tener que acostumbrarse a que la trataran como si no estuviera allí y ya me encargaría yo de eso.

-No vas a tener que hacerlo, te lo juro.- Tenía la esperanza de que escuchara lo que le había dicho.- Ahora, ¿podrías salir conmigo esta noche, aunque no hasta muy tarde? Mañana tengo entrenamiento muy pronto y tengo muchas ganas de esa cita, antes de dedicarnos por completo a tu primera noche aquí.- Eso era de vital importancia.

Bella asintió con la cabeza, lentamente.

-Esto es importante para ti, ¿verdad?

-Lo es.- Era un novio de mierda, no la había llevado a ningún lado, haciéndola sentir como que quería esconderme de todo el mundo, corriendo para vivir con ella y poderme aferrar a ella para siempre.

-Muy bien, entonces, salgamos. Voy a ducharme. ¿Vienes?

La sonreí.

-Si lo hago, sabemos que no saldremos de aquí.

Sonrió con nostalgia.

-Eso estaría bien.

-Cualquier otra noche, podría parecerme bien. Pero esta noche voy a llevar a mi novia a nuestra primera cita pública. Será divertido, Bella. Te lo prometo.- Me devolvió media sonrisa y se escapó de mis brazos hacia la habitación. Saqué mi teléfono y miré la información que necesitaba. Bella iba a disfrutar esta noche.

 

.

 

Me fui al dormitorio y me puse unos vaqueros y un polo verde. Había mantenido mi palabra y me fui a la ducha solo, sin Bella, optando por utilizar la otra ducha, aunque fue difícil saber que estaba desnuda a solo dos habitaciones de distancia.

Estaba frente al espejo, poniéndose el colgante de corazón que la había regalado. Llevaba un vestido de verano de color azul claro. Era la mujer más hermosa que había visto nunca. No llevaba maquillaje y su pelo lo llevaba suelto, cayendo sobre sus hombros casi desnudos, ya que el vestido se sujetaba por unas diminutas tiras. Sus atractivas piernas estaban a la vista y llevaba unas sandalias marrones que dejaban ver sus pequeños dedos de los pies. Le había dicho que podía ponerse unos vaqueros, pero no me había escuchado.

-Estás impresionante.- La rodeé con los brazos y me sonrió por el espejo.

-Es algo informal pero aún así...

-Fantástica,- terminé por ella, besando su hombro derecho. Su sonrisa se hizo más amplia y se la devolví. Se dio la vuelta y me miró de arriba abajo.

-Tu eres el que está guapo, aunque eso no es nada nuevo.- Me reí y cogí mi cartera y las llaves, metiéndolo todo en los bolsillos y extendiendo una mano hacia ella.

-¿Estás lista para salir?- Entrelazó los dedos con los míos y me llevó fuera de la habitación.- Pensé que podríamos ir a cenar y ver una película.- Todo en un solo sitio. Espero que la gustara. El sitio era bastante nuevo, pero para una primera cita estaría perfecto. No podía creer que fuera nuestra primera cita pública. Era un estúpido.

-Si, estoy...- Bella se interrumpió cuando sonó el teléfono. Lo sacó de su bolso y frunció el ceño.- Mis padres.

¡Ja!

-¿Vas a responder?

Suspiró, pero lo hizo.

-Hola.

-Si. Mamá. No tengo tiempo de hablar ahora, Edward y yo vamos a salir.- Se interrumpió y puso los ojos en blanco.- Vamos a cenar y a ver una película.- Me eché a reír al ver la expresión de exasperación en su rostro.- No, no se lo que vamos a ver. Edward lo ha planeado.- Golpeó su pie contra el mío.- Si, es muy dulce, mamá.- Lo siguiente que hizo fue jadear. Verla hablar con su madre era mejor que cualquier película.- No, no voy a decirte lo que lleva puesto.- Me perdí. A su madre le fascinaba y a Bella le irritaba, lo que siempre me hacía reír.

-¿Qué quieres decir? ¿Sabes que estás casada? Y es mi novio. No es apropiado que digas lo que estás diciendo al fantasear con él. ¡Es asqueroso, mamá!- Bella se estaba poniendo nerviosa y no podía dejar de reír a pesar de que me estaba mirando a mi mientras gritaba con su madre.

-No es tu tipo. ¡Es el hombre al que amo! Estamos viviendo juntos, por el amor de Dios, no estamos hablando de un modelo sin nombre.- Dejé de reír y Bella dejó de reír mientras sus ojos se abrieron como platos.

-¿Qué? Si, me refiero a que no, quiero decir, sí.- Dejó escapar un suspiro de frustración.- Si, me he ido a vivir con él. Hoy.- Otra pausa.- Si, te lo iba a decir, estaba esperando hasta Acción de Gracias o en otro momento. Quizás en Navidad, para que papá no le disparara.- Hice una mueca. Iba a tener que comprar un buen regalo de Navidad si no quería se disparado.

-Oh, no, no hagas eso, ¡Mamá! Mierda.- Bella maldijo y puso su teléfono en altavoz.- Está haciendo lo mismo con mi padre. Piensa que si le damos la noticia juntos, se lo tomará mejor.- Intenté parecer despreocupado.

-¿Qué me quiere decir? ¿Está embarazada? Si lo está, iré allí y dispararé a ese chico entre los ojos.- Me moví nerviosamente a pesar de que no estaba cerca de mi en este momento. Tal vez debería tener guardaespaldas. Para que no me dañara.- ¿Hola?- Charlie gruñó al teléfono.

Bella se apoyó a mi lado y le habló.

-Hola, papá.-

-¿No me llamas papi? Algo pasa. Tu madre está revoloteando a mi alrededor como si alguien le hubiera dicho que Brad Pitt iba a venir a Forks. Si me vas a hacer abuelo antes de tiempo, voy a convertir a tu hombre en eunuco.

Bella suspiró.

-No estoy embarazada, papá.

-Bueno. Eso es bueno, Bella. Ahora, ¿qué me quieres decir que no me va a gustar? No me digas que te vas a casar ya. Apenas os conocéis.

-Oh, ¡Charlie, cállate! No se va a casar aún. Lo he visto en mis cartas. Pero estarán casados en menos de dos años.- Bella puso su mano sobre su boca, completamente mortificada, me reí.

-Eso espero, señora Swan.- Por lo menos uno de sus padres me aprobaban, tal vez demasiado, pero me valía.

-Bueno, hola, Edward. ¡Felicidades! Dime, ¿tu casa tiene buena distribución feng sui? Porque es muy importante para que Bella se centre. Es una persona precavida por naturaleza y cómo la convenciste de que se fuera contigo, está más allá de mi comprensión.

Hubo un momento de silencio y luego:

-¿¿¿QUE???- tronó en nuestros oídos. Bella se mordió el labio y se aferró a mí como si su padre la fuera a arrastrar a través del teléfono y la llevara a Whashington. Estaba un poco preocupada y la apreté las manos con las mías.

-Bella está viviendo conmigo, Jefe Swan. Hoy hemos acabado de traer todo.

-Bella, ¿es verdad?- Asintió con la cabeza y la apreté la cintura.

-Tu padre no puede verte, cariño.

-Si, papá, me vine a vivir con Edward-, se sumió en silencio.

-¿Estás viviendo con el enemigo? ¿Qué te pasa? Tienes demasiado de tu madre, tu cabeza se derrite por una cara bonita.

-No hay nada malo con una cara bonita, querida.- Renee suministró.

-Oh, ya se que no tienes ningún problema con su cara. He visto tu teléfono. Tiene una foto de tu novio de fondo, Bella.

-¡Eso no es verdad! Tengo una foto de Edward y Bella. Edward y el perrito es el salvapantallas.- No sabía si reír o correr.

-Dios, mamá,- murmuró Bella.

-¿Qué? Esa es mi forma de decir que estoy orgullosa de tu hombre. Tengo que mostrar a las vecinas lo que mi hija ha hecho, ¿no? Edward, no te importa, ¿verdad?

-Uh, ¿no?- Me importaba, pero no la iba a enfadar diciéndoselo. Bella se rió y me besó la mejilla.

-En otras palabras, lo hace, pero tiene miedo de decírtelo.

-Oh, por favor, Bella, es sólo una foto.

-Hum. No sé lo que has hecho a mis niñas, Cullen, pero no me gusta.

-Lo siento, jefe Swan. No intentaba hacer nada.

-Claro que no. ¿No has hecho que mi hija viva contigo? Se presentó con las maletas en tu puerta, ¿verdad? No intento ser grosero y presuntuoso, pero, ¿estás diciendo que la he educado mal?

Mierda.

-Claro que no. Es perfecta. Es la mujer más maravillosa que he conocido y sería un tonto al dejarla escapar, así que le pedí que se mudara tan pronto como pudiera.

-¿Así que crees que puedes vivir en pecado con ella indefinidamente? ¿Va a ser tu ama de casa, mientras tu tendrás a una chica en cada ciudad en la que juegues?

Eso fue insultante.

-Claro que no. Bella viene a todas las ciudades donde juego, y me encanta tenerla allí. Es todo lo que siempre he querido. Y tengo pensado casarme con ella cuando estemos listos. Su mujer dijo que en menos de dos años, por lo que me aferraré a eso.- Bella se quedó sin aliento y la sonreí.- ¿Qué? Sabes que quiero casarme contigo. Te lo he dicho antes. Lo ha dicho mi madre, Alice y Rose. ¿Tengo que arrodillarme para que al final te lo creas?- Lo haría, a pesar de que no era el momento ni el lugar y no tenía ningún anillo ni nada.

-¡Edward!- chilló al mismo tiempo que Renee gritaba.- ¡Si- Y que Charlie dijera.- ¡No!

-Es suficiente chico. Vive contigo, no la empujes ha hacer nada más. Bella, creo que es hora de que nos visites. Puedo hacer que te contraten en The Times. Puedes cubrir a los Seahawks, que será mucho mejor que cubrir a los Cardinals. Así descubres a alguien mas. ¿Sabías que JP Losman es el mejor?

Comencé a reír tan fuerte que no podía respirar. ¿JP Losman? Esa fue buena.

-Bella seguramente podría lanzar un pase mejor que Losman.- Dije con voz áspera.

-¿Estás diciendo que no es sexy que una chica lance, Cullen? Sabrás que enseñé a mi hija como lanzar una espirar perfecta. Si no lo aprecias, no la mereces.

Por Dios, este hombre sacaba punta a todo.

-No estoy diciendo que no fuera sexy. Esa imagen es muy sexy. Me encantan los conocimientos futbolísticos de Bella. Si eres responsable de eso, muchas gracias. Dudo que estuviéramos juntos si no amara el deporte y se lanzara a hablar de ello muchas veces.

Charlie resopló.

-¿Así que me estás diciendo que esto es mi por mi culpa?

-¡Papá! No es culpa de nadie. Edward me quiere y yo le quiero. Estamos viviendo juntos. No te tiene que gustar, pero tienes que aceptarlo. Ahora, si nos disculpas, íbamos a salir a cenar y al cine. Y no voy a salir con JP Losman o cualquier otro Seahawks.

-Mierda, Bella, sabes muy bien como apuñalarle el corazón a tu padre.

-Lo siento, papá, pero Edward es todo para mi. ¿Quieres que me una a un convento y no te de nunca netos, si siquiera después de cumplir los cincuenta años?- Bella me guiñó un ojo y me sonrió. Me encantaba que hablara de niños, nuestros hijos.

-Está bien, Bella. Cullen, pórtate y será mejor que no la dañes o la presiones.

-No pienso hacerlo, señor.

-Claro que no lo harás.- ME reí en voz baja.

-Nos vamos, papá. Ya hablaré con vosotros.

-Vale.

-¡Adiós Bella! ¡Adiós Edward! Necesitaré tu dirección para mandaros piedras espirituales para producir energía positiva para la próxima vez que mi marido te grite. Puedo ver las auras rojas por teléfono.

-Mamá, por última vez, no puedes ver nuestras auras por teléfono.

-Por favor, Bella, ¡se lo que veo!

Bella rodó los ojos.

-Vale, mama. Nos vamos. Adiós papá.

-Adiós Bella. Adiós Cullen. Espero que no le pase a tu brazo nada este fin de semana.- Su tono indicaba que esperaba lo contrario.

-Aunque me pase, puedo vencer a los Hawks.

-¿Por qué...?- Bella apagó el teléfono rápidamente.

-Has colgado a tu padre.- La advertí mientra nos dirigíamos hacia la puerta.

-Le has provocado diciendo que podías vencer a su equipo con el brazo mal-, respondió, poniéndose a mi lado.

-Bueno, seguramente podría.- No era ambidiestro pero podía tirar con mi izquierda. No muy bien, pero no tenía que tirar muy bien, sólo para que Fitz y Jas lo cogieran.

Se rió y me besó la mejilla.

-Tal vez, pero no le puedes decir eso.

-Le caeré bien, Bella, algún día.

Sonrió mientras cerraba la puerta.

-Si firmas con los Seahawks te amaría.

ME eché a reír.

-Creo que me mantendré en mi equipo, si te gusta.

Asintió con la cabeza.

-Esta es tu casa.- Si, lo era. El lugar al que había llevado a esta increíble mujer.

-Vamos, antes de que comience la película.- La llevé al ascensor y la atraje hacia mi lado mientras lo esperábamos.- Ya sabes que todo lo que he dicho era verdad ¿no?

Me miró y levantó la mano para trazar el lado de mi cara.

-Lo sé. Menos de dos años, ¿eh?

Sonreí hacia ella.

-Lo han dicho las cartas.

-Eso espero. Siempre he sido buena con las cartas.- Era una buena reacción sobre el matrimonio.

-Yo también, cariño.- El ascensor llegó y entramos.- Vamos a ser una pareja normal.

Sonrió.

-Ya veremos.

 

.

 

-Entonces, ¿dónde vamos?- Bella preguntó por quinta vez desde que habíamos llegado en el coche. Me encogí de hombros y me volví a la radio. Golpeó mi mano y la bajé de nuevo.- Venga, Edward. Dijiste que íbamos a cenar y a ver una película, pero ¿tenemos tiempo? Son casi las ocho.

-Teneos tiempo, confía en mí.- Giré a la izquierda en Scottsdale Road y aminoré la marcha mientras me ponía en la entrada de iPic, esperando al valet. Bella dejó escapar un suspiro para mirarme.

-¿iPic? ¡Este sitio es nuevo!

Salí del coche y lo rodeé, abriéndola la puerta antes de que el valet lo hiciera.

-Si, he querido venir desde que lo abrieron, y no podía pensar un mejor lugar para nuestra primera cita. Bueno, nuestra primera cita fuera. Creo que nuestra primera cita fue perfecta.- Le entregué al valet mis llaves y tomé el tique.

Bella sonrió y me besó en la mejilla.

-Si, lo fue.- Mi mente se alimentó de las imágenes y sentí a Zeus moverse. No es el momento, amigo. Enlacé mis dedos con los de Bella y la llevé a la entrada. Pasamos junto a un grupo de diez personas y su conversación se detuvo abruptamente cuando pasamos a su lado. Puse mi mejor cara de 'no os acerquéis' y caminé más rápido.

Las puertas se abrieron como por arte de magia y un hombre con un traje de color beige se acercó a nosotros.

-¡Sr. Cullen! Estamos encantados de que pueda unirse a nosotros esta noche. Soy Benjamín Amón y soy el encargado de iPic.- Solté la mano de Bella para estrechar la suya, y luego volví a poner mi brazo a su alrededor por la cintura.

-Gracias, ¿está todo listo?

-Si, señor, tal y como lo especificó.- Bella me miró con curiosidad y me sonrió.

-¿Quiere un tour rápido o sentarse ya?

-¿Qué quieres, Bella?

Bella arrugó la nariz y luego tomó una decisión.

-Un recorrido estaría bien.

-Cómo usted quiera, señorita Bella.- Nos llevó a través de la entrada y hacia la sala de estar, donde se encontraba el bar. Era elegante y moderno, sillas oscuras y una barra de madera de lujo con una televisión gigante. Había gente congregada alrededor bebiendo y hablando.

-Esta sala es el bar del hotel y lo llamamos sal porque utilizamos diferentes sales para mejorar el sabor de las bebidas. ¿Les gustaría tomar algo?

Miré a Bella, quién parecía bastante impresionada por el lugar. Tan asombrada que no se dio cuenta de como nos miraba la gente.

-Um, ¿un margarita de fresa?- preguntó. Benjamín hizo un gesto y una camarera inmediatamente apareció a nuestro lado, sus ojos vagaron arriba y abajo de mi cuerpo.

-Un margarita de fresa y...- me miró expectante.

-Sólo agua para mí, conduzco.- Ella se detuvo un momento, sin dejar de mirar hasta que Benjamín se aclaró la garganta.

-Eso es todo, Maggie. ¿Queréis las bebidas en sus asientos?- Asentí con la cabeza y lo seguí hasta el final de la barra. Hubo varias personas que gritaron mi hombre pero fingí no darme cuenta.- Este es nuestro restaurante. Iremos derechos a sus asientos.- El restaurante era tan elegante como el resto del lugar y la comida olía de forma maravillosa. Otro gesto y un camarero apareció y nos entregó los menús.

Bella miró el menú y luego a mí.

-Creo que el shish quebab de pollo es lo mejor para comer en la oscuridad.

Me reí y seleccioné el mismo.

-Y después un chocolate con fresas.- Bella dejó escapar un pequeño chillido y la sonreí. Mi chica y el chocolate eran dos de mis sabores favoritos.

Benjamín dijo al camarero donde estaban nuestros asientos y nos llevaron al teatro.

-Conforme lo solicitaste, las dos últimas filas son suyas.

Bella levantó una ceja hacia mí.

-¿Dos filas? ¿Estamos en una fiesta?

Me sonrió y me incliné para susurrarle al oído.

-Una fiesta privada para dos, cariño.- Sus ojos se abrieron y nos reímos mientras Benjamín nos llevaba a las dos últimas filas.

-Los asientos son reclinables. ¿Quieren unas almohadas o mantas?- Benjamín se detuvo junto a una mesa llena de mantas y almohadas en colores marrones.

-Solo una manta-, le dije. Bella me miró pero no discutió y subió las escaleras hasta las dos últimas filas. Di a Benjamín mi tarjeta platino que guardó en el bolsillo con un movimiento de cabeza.

-Ustedes pueden elegir los asientos-, nos dijo. Tomé a Bella y la llevé a la última fila, a una esquina. Me senté junto a la pared, lo cual no ocultaba la vista al completo, pero hacía que fuera más difícil mirar. Ya había un número de personas que estiraban el cuello para ver si era yo, pero hasta ahora nadie se había acercado. Bella se sentó a mi lado y se alisó el vestido sobre sus sexys piernas.

Benjamín hizo un gesto a un ujier que estaba de pie en la parte inferior. No había solicitado ningún guardaespaldas, pero parece ser que iba a recibir uno y no podía decir que no lo quisiera. Bella se hundió en su sillón y tomó la manta que nos daba Benjamín.

-Su comida estará aquí en breves momentos, mientras aquí tenéis las bebidas.- La camarera se dirigió hacia nosotros con nuestras bebidas. Saqué mi bandeja y Bella me imitó. La camarera me recorrió de nuevo con los ojos mientras dejaba mi botella de agua frente a mi con un vaso de hielo. Apenas miró a Bella, solo cuando puso su bebida enfrente de ella. Bella se rió en voz baja y deslicé mi brazo por sus hombros, mirando a la camarera. Finalmente apartó la vista de mí cuando Benjamín le dio las gracias por traernos las bebidas y le dijo que eso era todo. Me lanzó una sonrisa sensual y se alejó con Benjamín, meneando las caderas intentando parecer seductora. Bella se rió un poco más fuerte cuando vio eso último.

-No es divertido-, le susurré.

-Si, lo es. Mira a tu servilleta.

Mierda. Por favor, dime que no lo hizo. Cogí mi vaso y efectivamente allí estaba el nombre de Maggie con un corazón junto a un número de teléfono. Hice una bola con el papel y lo iba a tirar al suelo cuando Bella agarró mi mano y me lo quitó.

-No hay nada mejor que la simetría,- dijo.

-¿Qué quieres decir?

Se echó a reír mientras alisaba la servilleta y se la metía al bolso.

-Simplemente me recuerda a la noche que nos conocimos.- Me quejé y ella se rió y me dio un codazo.- Por lo menos esta vez no estoy amenazando con exponerte a la prensa.

-Eso es porque tu eres la prensa y me estás exponiendo demasiado.

Se echó a reír.

-Muy cierto. Y prefiero que no estés expuesto a nadie más.- La sonreí de forma lasciva y me golpeó la pierna.- Deja de ser un pervertido.

Nunca iba a dejar de ser eso, y ambos sabíamos que la encantaba que lo fuera.

-¿Qué vas a hacer con la servilleta?

-Guardarla para la posteridad, para recordar nuestro primer encuentro.- Levanté una ceja y apoyó la cabeza en mi hombro.- Eso o se lo daré a Emmett para que se divierta con algo.- Me reí y la besé la parte superior de su cabeza.

-Te vas a vengar, ¿no

-Hey, he tenido que soportar a bastantes mujeres actuando como si yo no estuviera aquí. Tal vez si pongo a Emmett al teléfono, dejarán de ir a por mi hombre.

Levantó la cara hacia mí y la besé suavemente.

-Nadie se interpondrá entre nosotros, Bella. No lo dejaré.

Sonrió y se pasó los dedos por el pelo.

-Lo sé. Acabas de comprar medias butacas del cine.

-Si quieres uno, lo tendrás.- Se rió y me besó de nuevo. Un camarero se acercó y colocó nuestro pollo en nuestras bandejas.- Come, para que te traigan las fresas. ¿Puedes traer el postre justo antes de que empiece la película?.- El camarero asintió y volvió a la cocina.

Bella probó el pollo.

-Oh, ¡está tan bueno!- murmuró cuando terminó de masticar. Probé el mío, dándome cuenta de lo hambriento que estaba. Había sido un largo día y se sentía bien sentarse en un sillón, a comer y beber o simplemente pasar el tiempo con mi chica. Aspiré mi comida y Bella terminó justo un minuto después que yo.

-Tenías hambre.- Se rió y asintió con la cabeza, tomando un sorbo de su margarita.

-Estaba bueno. Y esto igual. ¿Quieres?- Me ofreció de su copa y di un trago. Estaba perfectamente equilibrado lo dulce y lo salado.

-Muy buena.- Bella se inclinó y me besó, pasándose la lengua por los labios. Abrí la boca y su lengua se deslizó en el interior para encontrarse con los míos.

-Mmm, si, lo está.- Rompió el beso y me dio una sonrisa fresca mientras se recostaba. Apreté el brazo en su costado y se apretó contra mi pecho.

-Coge la manta.- Se acercó al asiento de al lado y me la entregó. La despegué y tiré de ella a mi regazo de nuevo, dejando que pusiera también su pierna derecha encima de mi.

-No tengo frío.- Sonreí. No, no tenía frío y no lo tendría con lo que la iba a hacer.

-Solo quiero que siga siendo así.- Nuestro camarero reapareció con una bandeja de fresas cubiertas de chocolate. La colocó frente a Bella, quién dejó escapar un gemido al verlo. Su gemido fue directo a mi polla, como siempre, y me moví para cubrirme más con la manta.

Extendí la mano y cogí una fresa, sujetándolo contra los labios de Bella. Los abrió y la mordió, mientras Zeus se removía ante la vista. Bella terminó su fresa con otro gemido que hizo que deseara que estuviéramos solos. Cogió otra fresa y me alimentó a mi, tuve que contener mi propio gemido cuando el sabor explotó en mi lengua. Estaba jodidamente bueno. Necesitábamos fresas en casa, mientras estuviéramos desnudos. O, tal vez, podría poner el chocolate sobre Bella, y luego sacar algunas fresas.

-Edward, ¿estás bien?- Miré a Bella, quién me miraba con preocupación.

Te cogieron en Fansilandia, Cullen.

-Si, me imaginaba a nosotros alimentándonos de lo mismo pero desnudos.

Bella se rió y tomó otro sorbo de su margarita.

-Eso no pasará aquí.

-Claro que no, pero podemos hacerlo en nuestra casa. Desnudos. Ese es el elemento importante.

Se rió y me besó la mejilla mientras las luces se apagaban.

-Desnudos siempre es tu elemento importante.

-¿Estás diciendo que no te gusta estar desnuda conmigo?- La desafié.

-Sabes que lo hago.- Apoyó la cabeza en mi hombro de nuevo y me acarició el hombro derecho con los dedos.

-Bueno. Tengo la intención de hacerlo realidad en cuando lleguemos a casa.

Bella se rió.

-Estás muy presuntuoso para ser una primera cita. ¿Qué tipo de chica crees que soy?

-Mi chica-, la dije, besando su cabeza.

-Eso es verdad.- Los anuncios estaban puestos y Bella se relajó contra mí.- ¿Qué vamos a ver?

-Una película del que hace Resacón en Las Vegas. Una película para chicas.- Tenía que tener más puntos por eso, ¿no? No me importaba lo que viéramos, sólo quería pasar un buen rato y hasta ahora parecía que iba bien.

Bella se echó a reír.

-¿Bradley Cooper? Es muy guapo.- Gruñí suavemente y me besó la mejilla.- No está tan bueno como tu. Todas las chicas en este teatro desearían estar en mi puesto.

-Estoy con la única a la que quiero.- Bella movió las fresas al otro asiento, empujó su bandeja para poder estar mas cerca de mí y me apretó las manos. Los créditos iniciales de la película comenzaron y las luces se apagaron del todo. Moví mi mano izquierda debajo de las sábanas y la puse sobre la pierna de Bella. Podía sentirla mirándome pero seguí con mi cara hacia adelante, fingiendo estar interesado en las cosas románticas que pasaban en ella. Siempre vería a Cooper como Phil de Resacón en Las Vegas. Seguí acariciándola mientras que estaba completamente viendo la película, pasando mis dedos sobre su cuello y la espalda.

Cuando la película llevaba unos diez minutos, deslicé mi mano izquierda más arriba de su pierna, moviéndose debajo de su vestido y tocando la cara interna de su muslo. Bella contuvo una fuerte bocanada de aire, pero no dijo nada. De hecho, acercó más su pierna izquierda hacia mí. Me reí mientras movía mis dedos más arriba, manteniendo mis ojos en su cara.

-No vas a ver la película-, susurró ella, mirándome y luego volviendo la vista a la pantalla.

-No, estoy viendo algo mucho más entretenido.- Moví más mis dedos, presionándolos contra sus bragas, acariciando su raja. Bella gimió y separó más las piernas. Moví mis dedos por debajo de su ropa interior, colocándolos contra la humedad, pellizcando su clítoris ligeramente antes de presionar haciendo círculos rápidos contra él. Bella se quedó sin aliento y metió la mano debajo de la manta, para presionarla contra mi y guiarme al ritmo que ella quería. Sus caderas se empujaron contra mi mano y no pasó mucho antes de que sus muslos se apretaran a mi alrededor, sus dedos se clavaron en mi brazo mientras se vino silenciosamente, por suerte. Sus gemidos eran solo míos.

Bella se desplomó contra mí mientras movía mi mano para apartarla de su perfecto coño y puse bien su vestido por debajo de la manta.

-Eres un niño malo, Edward Cullen.

La sonreí.

-Sólo de vez en cuando. Quería que nuestra cita fuera memorable.

Se rió.

-Lo has conseguido.

-¿Si? ¿Te lo estás pasando bien?- Era todo lo que quería.

-Me vine en una habitación llena de cientos de personas y nadie lo sabe. Claro que me lo estoy pasando bien. Un gran día.

Me eché a reír.

-Siempre quise hacerlo en el cine.- Se unió a mi risa y me besó.- Lo siento si te distraje de la película.

Bella tocó mi mejilla.

-¿Quién necesita una película de amor? Nuestra película juntos es mucho mejor.

-Si que lo es.- Tiré de ella contra mí y la abracé con fuerza. La realidad era mucho mejor que la ficción, sobre todo ahora que tenía a Bella en mi vida. La besé de nuevo. Me aseguraré que fuera así.

 

 

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Siento la tardanza, pero han sido unos meses en los que no he parado de un lado para otro. De ahora en adelante este fic se actualizará los 15 de cada mes y el otro fic que tengo, WWF, junto a WWS se actualizará el día 30.

Gracias por vuestros comentarios, sabéis que siempre son bien recibidos, tanto buenos como malos, al igual que vuestros votos.

¿Qué tal vuestros verano?

Un beso a todas!

 

 

 

 

Capítulo 32: Modificación del campo Capítulo 34: Celebrando la bandera

 
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