Primero y Diez (+18)

Autor: nicoli
Género: + 18
Fecha Creación: 18/03/2013
Fecha Actualización: 26/10/2014
Finalizado: NO
Votos: 33
Comentarios: 191
Visitas: 133924
Capítulos: 35

Bella Swan es una aspirante a reportera de deportes cuando le es asignado entrevistar al más grande de la liga, por no mencionar al mas caliente, el quarterback Edward Cullen ¿Le enseñará Edward Cullen las reglas del juego? O ¿ella le enseñará una o dos cosillas? 


Esto es una traducción y su autora es Nolebucgrl, podéis encontrar el fic original en esta página: http://www.fanfiction.net/s/5874934/3/First-Ten

Estoy autorizada por la autora a traducir esta historia.

 

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También os invito a pasaros por mi otra traducción conjunta, Words With Friends, junto a CARLAROBPATT. Aquí os dejo el link: http://www.lunanuevameyer.com/sala-cullen?id_relato=3920

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Capítulo 32: Modificación del campo

BPOV

 

Iba a vivir con Edward. Estaba tendida en sus brazos, en su cama, espera, en nuestra cama. Intenté envolverme con ese hecho, pero era demasiado. Podía oír cómo una parte de mi cabeza, con una voz muy parecida a la de mi padre, me decía que era demasiado, demasiado pronto y que me iba a quedar sin casa, sin novio y sin corazón. Pero esa voz se equivocaba. Esto sólo sería algo bueno, no importaba lo asustada que estuviera. Aún así, mi naturaleza era ser planificada y tenía la necesidad de ser cuidadosa. Me quedé atrapada en sus palabras y en la expresión de su rostro cuando me pidió que me quedara aquí siempre. ¿Cómo no iba a estarlo?

Pero había cosas de las que necesitábamos hablar y sólo tenía que pensar un poco en eso antes de que golpearle con mis preocupaciones.

-¿Edward?

Me miró desde su posición, descansando en mi hombro y me sonrió con esa sonrisa devastadora que hizo que mis entrañas se convirtieran en papilla.

-¿Si, Bella?- Dios, su voz fue directamente a mi sexo. Pasé los dedos por su pelo.

-Hay algunas cosas de las que tenemos que hablar.- Tenía que decirle que había intentado de volver a cubrir los partidos de la secundaria, y que necesitábamos hablar de su temperamento este fin de semana, en la mudanza. La mano de Edward se deslizó hasta mi estómago y pasó el pulgar justo debajo de mi pecho. ¿Quién necesitaba hablar? Tal vez deberíamos dejarnos llevar. No, no, sólo intenta distraerme, y estaba haciendo un buen trabajo.

-¿De qué?- Me besó la clavícula y sentí que se me contraía el bajo vientre, lo que me hizo olvidar sus piernas extremadamente cansadas y lo tomaba de nuevo. Después de todo, no le hacían falta si le montaba, ¿verdad? No, pensamientos peligrosos, Bella. Saca a tu desnudo y sexy novio de tu mente. Aunque eso no es que fuera muy posible.

Al final vas a estar desnuda delante de él todo el tiempo. Para y actúa como un adulto. Y no te olvides del hecho de que vas a tener que decirles a tus padres que estás viviendo con tu novio muy pronto. Esto será divertido.

Bueno, esa fue una forma eficaz para extinguir el fuego de mi lívido. La voz y el pensamiento de le dijera a mi padre que su niña estaba viviendo en pecado con su enemigo era una forma de apagar el fuego. Me encogí y cogí la mano de Edward de mi pecho, juntando nuestros dedos. Frunció el ceño, pero suspiró y se sentó.

-Bueno, por lo que veo vamos ha hablar. Por favor, no me digas que has cambiado de opinión.- Su voz estaba tensa y sus ojos ansiosos. Le acaricié la mejilla y negué con la cabeza, intentando tranquilizarle.

-Claro que no he cambiado de opinión. Pero tenemos que hablar de lo que pasó este fin de semana y ver cómo podemos evitarlo en el futuro. Y de lo que pasará con mi apartamento cuando me mude y todo eso.

Edward suspiró y se apoyó en la mano.

-Está bien, podemos hablar en vez de hacer cosas mejores.- Me reí y sus ojos brillaron de nuevo hacia mí. Bien, tenía que estar seria.

-¿Me vas a contar lo que hizo que perdieras los estribos?- Frunció el ceño y empezó a abrir la boca, pero lo paré con mis dedos sobre sus labios.- No tienes que repetir lo que te dijo.- Me encogí un poco.- No quiero escuchar ese detalle. Lo que no entiendo es por qué dejas que te afecte. Sabes que no voy a estar con Julius Peppers o cualquier otra persona. Sé lo que se dice en el campo, Edward, he cubierto muchos partidos. Y estoy segura de que esta no es la primera vez que te atacaron con tu vida personal.

Sus ojos estaban ardiendo por la ira de nuevo y sentí cómo me mojaba con el calor de su mirada. No podía evitarlo, estaba muy sexy cuando se enfadaba.

-No, por supuesto que no es la primera vez, pero fue la primera vez que te mencionaron a ti, Bella. ¿No ves la diferencia?- Realmente no la veía y negué con la cabeza.- Eres toda para mí y eres demasiado buena como para que hablen de ti de esa forma.

Incliné la cabeza y lo estudié, trazando mis dedos sobre su pómulo de nuevo, intentando que se calmara un poco.

-¿Quieres decir que nunca oíste nada sobre Tanya?

Resopló y sacudió la cabeza.

-Claro que sí, pero no la amaba. No sentía por ella ni una centésima de lo que siento por ti. ¿Por qué habría de importarme lo que decían?- Si, fue maravillosos escuchar eso, pero aún así, no podía pasar esto todos los fin de semana. Tenía que estar concentrado en el juego.

-¿Y Esme? Sé lo que los jugadores dicen de las madres.- Apreté los dientes ante la idea del nombre de Esme sexualizado por el otro equipo, pero sabía que había sucedido.

Edward dejó escapar un suspiro enfadado y cerró los ojos.

-Si, claro que ha pasado, pero lo absorbo y lo utilizo en su contra.

-Entonces, ¿por qué no haces eso también conmigo?- Lo necesitábamos, pero no iba a ser la excusa para que mi novio perdiera en el campo todas las semanas, aunque estuviera demasiado sexy gritando y pegando a otro jugador.

Los ojos de Edward se abrieron y se encontraron con los míos.

-No lo sé. Lo he intentado, pero no he podido. Todo hierve dentro de mí y he perdido. Creo que...- se interrumpió e hizo una mueca. Le animé a continuar con un beso en la mejilla.- Era demasiado, Bella. Primero el gilipollas de Dan, y luego el puto miedo que llevo sintiendo toda la semana. Oír esas cosas de ti, me mató.

Me dolía el corazón al oír el sonido de su voz, al pensar de que le había asustado, aunque no había sido culpa mía.

-Manejaste lo de Dan, Edward. Los dos lo hicimos.

Frunció el ceño y negó con la cabeza, su pelo le caía sobre los ojos. Lo aparté suavemente.

-No, tú lo manejó. Le asusté y fue divertido, pero joder, Bella, quería ser yo el que le pegara. No pude sacar mi enfado y se quedó conmigo todo el fin de semana. Se extendió hasta el campo. No pude evitarlo.

No sabía muy bien qué decir a eso, así que le di un beso. Edward gimió y apretó sus brazos a mi alrededor, me giré hacia mi lado y mi cabeza descansó sobre su brazo. Rompí el beso y pasé la mano por el pecho.

-No voy a pedir disculpas por haberlo manejado, Edward. Me enseñaron hace mucho tiempo a defenderme y te amo, pero no voy a estar esperando a que vengas a mi rescate.

Edward sacudió la cabeza con vehemencia.

-¡No te estoy diciendo eso! ¿Sabes lo orgulloso que estoy de que mi niña dejó a un hombre como Dan así, sin tener ni un rasguño? Me emocioné. Pero eso no quiere decir que no lamentara no haber tenido mi turno para que el resto de su cuerpo coincidiera con su rostro.

¿Por qué me hizo humedecerme oír esas palabras de sus labios?

-Me alegro que sepas que no tienes por qué defenderme.

-Si, me alegro. Te amo y mi trabajo es defenderte.

Le sonreí y le di un beso de nuevo. Sus labios estaban duros sobre los míos y pude saborear su frustración. Teníamos que resolver todo esto, a pesar de que lo había escuchado de los labios de Buddy, aún no me lo había creído.

-Ya me proteges, Edward. No tienes que golpear a nadie para hacerlo. Viniste corriendo y eso es más impresionante que cualquier otra cosa. No quiero que te metas en problemas por mí. No puedo soportar dañar tu carrera.

Suspiró y dejó caer la cabeza sobre la almohada.

-Ya lo sé, Bella, pero, ¿puedes ver por qué no me importaba en ese momento? Sólo quería pegarle y todavía me siento triste porque no pude.

Le froté la espalda.

-Lo sé. Pero Dan va a dejarme en paz desde ahora y eso es todo cosa tuya.

Él soltó un bufido.

-O tuya.

-Nuestra, entonces. Como todo lo demás, es de los dos.- Eso trajo una sonrisa a su cara.

-Nuestra. Vale, cariño, voy a esforzarme todo lo que pueda para ignorar lo que se diga en el campo, pero si Dan enseña de nuevo su cara...

-Entonces encontraremos una manera de que se valla sin meterte en problemas-, terminé por él. Se rió y negó con la cabeza.

-¿Cómo sabes hacer siempre que me sienta mejor?

Eso lo hacía desde antes, pero él era mi ancla.

-Es un talento.- Le respondí con una sonrisa.

-Me encantan tus talentos-, murmuró él, mordisqueándome la barbilla. Mierda, me ha distraído de nuevo. Me aparté de él al darme cuenta de lo que estaba haciendo.

-Tu eres muy talentoso al distraerme.- Me aparté de su pecho y me reí al ver la expresión de sorpresa en su rostro.- No me distraigas. Tenemos que discutir un par de cosas.

Edward rodó los ojos.

-Vale, entonces, ¿qué más?

Me mordí el labio. Él había admitido lo que le pasaba, así que tenía que admitir lo que hice ayer.

-Ayer hablé con Buddy.

Sonrió.

-¿Cómo le va?

Hice todo lo posible para devolverle la sonrisa, que no fue muy difícil al recordar la irritación de Buddy con su esposa.

-Está enfadado por la dieta y bastante gruñón con Carol. La grito por los palitos de zanahoria. Entonces, Ronnie le envió una foto en la que salía yo comiendo un perrito caliente con mostaza y cebolla. Él, um, le amenazó con meterme los palitos de zanahoria por donde el sol no brilla.

Edward soltó una larga carcajada, lo que hizo que saliera mi real sonrisa. Me encantaba escuchar su risa y verle de nuevo feliz.

-No tiene remedio-, dijo con voz entrecortada cuando recuperó el aliento.- Pero me tiene que enviar una copia. Verte rodear un pedazo largo de carne entre los labios es muy caliente.- Solté un bufido y le golpeé en el pecho. Pervertido. Pero me gustaba.

-¡Eres un pervertido!- Sonrió sin arrepentirse y le devolví la sonrisa, luego me acordé de lo que le iba a contar y mi sonrisa decayó.

-Hey, ¿qué pasa, nena? El compinche está bien, ¿no es así?

-Oh, sí, creo que sí.- Me mordí el labio un segundo antes de respirar profundamente.- Va a ir esta semana al médico para que le digan cuando puede empezar a trabajar.

Edward asintió con la cabeza.

-Bueno, eso es bueno, ¿verdad?- Me miró y me cogió la barbilla.- Hey, no estarás preocupada por perder tu puesto, ¿verdad? Quiero decir, se que a Buddy le encanta el trabajo que haces. No creo que te pida que lo dejes.

Claro que tenía fe en mí.

-No, dijo lo mismo. Quiere que me quede.- Le moro y sólo tenía que decirlo.- Fui yo la que le dije de volver a los partidos de secundaria.

Edward parpadeó y se incorporó, tirando de mí hacia él.

-¿Qué quieres decir? ¿Por qué querrías hacerlo? ¿Ya no me quieres cubrir? Quiero decir, al equipo.- Parecía herido y odiaba hacerle sentir así

Puse mi mano sobre su hombro y lo enfrenté, cruzando las piernas por lo que se presionaron contra su muslo derecho.

-A mí me gusta cubrirte, Edward. ¿Cómo no me iba a gustar? Es sólo que...- me interrumpo e intento pensar en la mejor forma de decirlo sin acumular una carga de culpa innecesaria sobre sus anchos hombros. No es la razón, pero indirectamente, lo era. Todo tenía sentido para mí, pero tenía que hacerle ver el por qué.- Es sólo que ha sido muy dura toda la semana. La gente me trata como si fuera algo más que una reportera. Soy la novia de Edward Cullen En somo si fuera una celebridad y no me gustan la manera en que me miran. Algunos piensan que estoy contigo para conseguir un buen reportaje, otro para cubrir mejor y otros que me aprovecho de esto para tener acceso a ti.

Sus ojos se veían tristes. Joder, lo había hecho. Me subí a su regazo, a horcajadas sobre él y tomé su rostro entre is manos.

-No pienses eso. ¿Has pensado que era culpa tuya? No me he explicado bien. Puedo lidiar con esto. Puedo por ti. Vi tu cara cuando apareciste la noche del viernes, Edward. Estabas molesto, asustado y no me gusta ponerte en esa situación.

Sus manos subieron para sujetar mis muñecas.

-Bella, no. Dan lo hizo. No me importa lo que piensen. Ahora estás conmigo, la atención va a estar ahí. Mierda, debí dejarte ir. O mantenerte en secreto, sólo tu y yo. Esto es por mi culpa.

-¡No! Escucha, Edward, no es tu culpa. Y mientras en algunos aspectos es una mierda todo esto, me alegro de que el mundo sepa que soy tuya. Todas esas chicas que te persiguen, Dan, Seth... quién sea. Está bien, era hora de salir, es difícil y abrumador a veces, pero en ese momento sólo necesitaba hablar con Buddy. ¿Sabes que me dijo?- Edward se encogió de hombros, sin mirarme a los ojos.- Me dijo que no importaría si fuera una florista, estaría recibiendo el mismo trato por salir contigo y que por lo menos estoy haciendo lo que me gusta. Que aunque me de miedo, nací para dedicarme a esto. Y pasando contigo el tiempo me da igual si soy florista, camarera o lo que sea.- Le inclino la cabeza de forma que me pueda mirar para que viera que estaba siendo sincera.- Vale la pena. Vales la pena. Si sólo hubiera estado preocupada no se lo hubiera contado a Buddy. No quiero dañar tu carrera, Edward. No quiero que estés detenido porque uno de mis compañeros es un gilipollas arrogante. No quiero que te echen del partido porque alguien diga algo sobre mí. Sólo tenemos que encontrar el equilibrio entre el trabajo y no dejar que llegue a nosotros. ¿Lo entiendes?

Su mirada verde estaba grabada en mí.

-Entiendo que quisieras dejar el trabajo por mí. ¿Por qué no me lo contaste a mí?- Si hubiera estado enfadado, habría manejado esto mejor. Pero no podía manejar su tristeza.

Me incliné hacia delante y presioné mis labios contra su nariz.

-Te lo estoy contando. Necesitaba hablar con Buddy primero, porque sabía que reaccionarías así. Y porque sabía que él me hablaría claro antes de que hiciera algo estúpido como decirle a Ted que quería volver a la secundaria. Sólo necesitaba hablar con alguien que no estuviera participando, pero ya lo he entendido. ¿Tu lo haces?

Suspiró.

-Supongo, pero eso no significa que me guste.

-Bueno, cariño, no es que hubieras hablado conmigo antes de venir corriendo cuando pasó lo de Dan, ¿verdad?- Frunció el ceño, pero no dijo nada porque no podía.- Hay momentos en el que hablas con Jasper y Emmett antes de contármelo a mí, ¿verdad? Porque sois compañeros y amigos y ellos entienden cosas que yo no podría.

-Si, supongo.- Suspiró, y se echó hacia atrás, colapsando la espalda contra el cabecero. Sentí alivio a través de mí mientras yacía tendida sobre su pecho, mirándole.

-Eso es todo lo que estaba haciendo. Quería arreglarlo antes de hablar contigo. Y Buddy me hizo ver que alejarse no era mi estilo. Voy a hacer mi trabajo, y hacerlo bien y no voy a dejar que otros reporteros me pisoteen por sus celos. Voy a escribir sobre mi sexy novio durante el día y volver a casa con él por la noche. Eso es lo que quiero. Edward, ¿lo quieres tú?

Se paró los dedos por el pelo.

-Claro que sí, Bella. Me encanta verte en las ruedas de prensa y entrar en el vestuario para hablar conmigo después de un partido. Eres lo único que quiero ver.

Le di un beso.

-Entonces lo harás.

Me devolvió el beso y luego me abrazó contra su pecho.

-Prométeme que aunque necesites antes hablar con alguien primero, siempre me lo acabarás contando.

-Lo prometo. Y prométeme que no importa lo que digan de mí, vas a patear el culo a los jugadores contrarios.

Sonrió con esa hermosa sonrisa que me encantaba.

-Puedo hacerlo.

-Bien. Ahora una cosa más.

Tenía la esperanza de que lo entendiera.

-Dime.- Me dijo con paciencia, jugando con las puntas de mi pelo.

Allá vamos.

-Mi contrato de alquiler es hasta abril, por lo que me gustaría mantener mi apartamento hasta entonces.- Abrió la boca y le interrumpí.- No estoy diciendo que no me vaya a venir aquí a vivir, sólo quiero decir que me lo quiero quedar como por seguridad. No es que crea que necesite una. No lo se.- Estaba empezando a balbucear de nuevo, pero no podía evitarlo.- Pero está sucediendo todo tan rápido, Edward. Tres meses que a veces parecen tres minutos y otras veces tres años. Sé que ya estamos viviendo prácticamente juntos, pero ahora tendrás todas mis cosas por aquí, estorbando en el perfecto baño, con los libros apilados por el salón, la ropa... un montón de cosas que no estamos acostumbrados. Puedo volverte loco y puedes arrepentirte. Mantener mi apartamento significa que si necesitamos una via de escape, la tenemos. No es que creo que lo hagamos, pero por si acaso. Podrías cansarte de mí o darte cuanta de que soy solo una chica más y...

Me interrumpió con un fuerte beso que no dejaba espacio para más palabras. Me fundí contra él y sus manos se movieron arriba y abajo por mi espalda, trazando mi columna vertebral y enviando escalofríos por todo mi cuerpo. Gemí mientras apretaba mi culo y luego grité cuando me lo golpeó.

Se rió y me besó la barbilla mientras me frotaba mi culo.

-Lo siento, pero no me pude resistir. No dejabas que dijera ni una palabra y estabas hablando sin sentido.- Fruncí el ceño y empecé a hablar de nuevo, pero me calmó de nuevo con sus labios.- No, es mi turno. Lo entiendo. Entiendo por qué quieres mantener tu apartamento, hasta abril. Para entonces, habremos estado juntos ocho meses y sabrás que esto va en serio. Ya se nos ocurrirá qué hacer con él en ese momento. Siempre y cuando estés dispuesta a vivir aquí ya, no me importa cuánto tiempo mantengamos tu apartamento. Lo que me importa es que estés aquí, donde perteneces.

El alivio fluía a través de mí con sus palabras.

-Por lo tanto, vamos a hacerlo de verdad, ¿no?

-Siempre ha sido real, Bella, sólo necesitabas tiempo para procesarlo a tu. Eres la única para mí y espero que finalmente no empieces a asimilar.- Me sonrió y sentí que mi corazón se paraba por la expresión de sus ojos.

-Veo, Edward. No voy a negar que la velocidad de eso me asusta, pero es sólo porque cuando he intentado antes hacer todo esto nunca ha salido bien.

-Va a salir bien, Bella. Ya lo verás. Siempre te querré y nunca he querido a nadie tanto como a ti.

-¿Ni siquiera a la Super Bowl?

Sonrió ampliamente.

-Si siquiera a la Super Bowl, aunque este año la voy a ganar. Este está siendo el mejor año de mi vida y tu formas parte de eso. Vamos a dar este paso, Bella y al final acabaremos más alto.

Sonreí y le empujé el pecho, frotándome sobre su polla.

-Parece ser que ya ha empezado.

Se rió y me agarró de la cintura.

-Entonces, ¿por qué no haces algo al respecto?

-¿Por qué no lo hago?- Me levanté y le metí dentro de mí, gimiendo mientras me llenaba a la perfección. Si, estaba a bordo de este viaje, no tenía ninguna duda al respecto.

 

.

 

-Y eso es lo que pasó.- Dejé de hablar, por fin, e intenté descifrar la expresión de Ted. Había anotado un par de cosas, mientras le contaba lo que había pasado con Dan, la carrera privada de Edward y la pequeña entrevista privada de ellos dos. Se daría cuenta de todos modos, si la leía, y Ted era un periodista que se enteraba.

Se echó hacia atrás y me miró.

-En primer lugar, ¿estás bien?- Asentó con la cabeza rápidamente.- ¿No pensaste que llamar a la policía era una opción?

Me encogí de hombros y tiré de un pequeño hilo de la silla en la que estaba sentada.

-En realidad no pasó mucho, sólo vino a mi habitación borracho.- Ted levantó una ceja y me apresuré a continuar.- Mira, yo le di un puñetazo, eso sí, después de que me agarrara la muñeca, pero en ningún momento me vi en problemas, creo que intentaba entrar a mi habitación, pero no se lo permití.

Los labios de Ted se apretaron en una línea recta y tiré del hilo que sostenía. Mierda, necesitaba hacer algo con mis manos.

-¿Y qué pasa con todo lo que se han dicho?

Me eché a reír.

-¿De verdad crees que no lo he oído antes? Tal vez no tenga la última noticia sobre Edward, pero ambos sabemos que la información deportiva sigue siendo igual, Ted. Me lo han dicho muchos compañeros, se manejarlo.

-Según parece, es así.- Sus labios se torcieron un poco, pero siguió con el rostro serio.- ¿Has hablado con Buddy de esto?

Asentó con la cabeza.

-El sábado. No estaba segura de cómo contarte esto.

-¿Qué crees que haría?- Oh, no lo sé, ¿despedirme por ver a Edward contra las reglas? ¿Por pegar a alguien? ¿Volver a la escuela secundaria? que sí, que había estado pensándolo, pero no quiero. ¿Llamarme puta por crear un escándalo por lo de Dan? Había un montón de opciones, pero ninguna la veía atractiva

-No estaba segura. Técnicamente, Edward y yo rompimos las reglas.- Lo hicimos más de lo que él pensaba, pero no se enterará.

-Bella, ¿en serio pensaste que te despediría porque tu novio salió corriendo cuando temía por tu seguridad?- Negué con la cabeza lentamente y Ted suspiró.- Creo que he perdido el balón en este caso, no? Escucha, tu no solo eres mi empleada, sino que te tengo cariño y quiero lo mejor para ti. No quiero que los reporteros se emborrachen y llamen a tu puerta asustándote. No quiero que te acosen en el palco de prensa o en el vestuario o donde sea. Necesito saber todo esto, Bella.

-Y yo te lo cuento-, le contesté con voz débil. Sabía que en el fondo, Ted no aguantaría que esto me pasara, pero era difícil verlo cuando tenía tantas cosas en mi mente, incluyendo que mi novio quiera asesinar a un hombre.

-Deberías habérmelo contado cuando te dijeron esas cosas por primera vez. Deberías habérmelo dicho el viernes por la noche después de tirarle al suelo-. Levantó una mano para que le dejara hablar.- Entiendo por qué no lo hiciste. Entiendo que tengas que manejar algunas cosas tu sola. Pero es mi trabajo asegurarme de que mis reporteros hagan su trabajo sin incidentes. Me alegro que estés bien y de que lo que hizo Cullen sobre Dan sin que salpicara en los periódicos. Ahora puedo hacer algo.

-¿El qué?

-Voy a llamar a Fox Sports. Me he enterado por Miles Simpson y me aseguraré de que Dan Muller no te moleste de nuevo. Simplemente voy ha hacer que se cumpla lo que dijo Cullen. No entraré en detalles, pero voy a asegurarme de que se le transfiera.- Tragué saliva y asentí ante el todo de voz de Ted. No había discusión posible.- Sé que no quieres que la prensa respire en tu nuca, Bella, y sé que en este momento para ti todo esto es un infierno por con quién estás saliendo. Si deseas volver a tu antiguo trabajo...

-¡No!- Le grité, sorprendiéndonos a los dos.- Lo he estado pensando todo el fin de semana, hablé con Buddy y Edward. No quiero dejar que nadie dicte mi trabajo. No voy a ir muy lejos, a menos que consideres que esto es demasiada responsabilidad para mí.

Ted sonrió.

-Considero que eres un excelente miembro de mi personal. Estoy más que satisfecho con tu trabajo, incluyendo el artículo de hoy. Siempre y cuando sigas las normas, puedes seguir en él. Buddy dejó bien claro que cuando vuelva, planea ser parte de un equipo, por lo que tienes nuestro apoyo.

Le devolví la sonrisa.

-Eso es todo lo que necesito. Gracias, Ted, por la comprensión.

-Por favor, Bella, ven a verme cada vez que tengas problemas, incluso si sólo es porque alguien como Seth fue un imbécil contigo y ya sabemos lo que dicen por aquí.- Palidecí. ¿Ted lo sabía?- Y ambos sabemos que nada de eso es cierto. Voy a encargarme de todo, siempre y cuando me mantengas informado, ¿de acuerdo?

-Está bien.- Me puse de pie y me volví para salir de su despacho y me detuve al llegar a la puerta.- Gracias por tu atención.

-Para eso estoy aquí. Ahora ves a preparar las cosas para ir este fin de semana a San Francisco. ¿Tienes planes para Acción de Gracias? No has pedido vacaciones.

Sonreí.

-Voy a pasarlas en casa de Edward.- Todos nos quedábamos. Los chicos tenían que ir a San francisco, como yo, así que todo el mundo iría a ver a Esme y Carlisle.

Ted sonrió.

-Eso está bien. Tu y Cullen vais bien, entonces.

Me sonrojé y decidí darle el resto de la noticia.

-Muy bien. La verdad, me voy a mudar a su casa esta semana.- Todo el mundo iría a mi casa más tarde para empaquetar. Todo lo que me llevaría por ahora sería ropa, libros y fotos. Los muebles no eran necesarios, además los suyos eran mejores que los míos. Unos adornos y tal estaría bien.

Ted tosió.

-Bueno, felicidades entonces. Estoy feliz por ti.

Le sonreí.

-Yo también. Gracias Ted.

-Haz lo que tengas que hacer y sal antes si puedes. Tienes cosas que hacer, según parece.

-¡Lo haré! Gracias de nuevo.

-Ya bastaba con solo unas gracias-, respondió con aspereza.- Ponte a trabajar.

Sonrió de nuevo y me dirigí a mi escritorio. Esta iba a ser una semana muy ocupada y muy buena. Ya había empezado mejor que la semana pasada.

 

.

 

Terminé a las tres y envié un mensaje a Edward, que me respondió que él y los chicos estaban allí, Alice estaba en mi armario y Rose no podía salir del trabajo y que había enviado a Emmett y su fuerza, que era muy importante. Les dije que podían empezar con los libros mientras yo iba hacia allí desde la oficina.

Cuando llegué a casa, oí las risas desde fuera. Entré y encontré a los tres chicos ocupados cargando cajas.

-¿Os divertís?- Besé a Edward, que me inmovilizó contra la pared y me devolvió de forma ardiente el beso. Me encantaba que estuviera tan feliz. Era todo mío.

-Ahora si.

-¡Buscaros una habitación! Oh, esperar, ahí tenéis una.- Emmett se rió mientras se acercaba a la mesa de café.- Debo decir que estoy un poco sorprendido con tu material de lectura, Anais Nin.- ¿De qué hablaba? Empujé a Edward y me dirigí hacia donde estaba hojeando un libro. Se lo arrebaté y dejé escapar un gritito.

-¿El Kama Sutra? Esto no es mío, Emmett. ¡Tu lo has puesto ahí!

-¿Por qué me acusas de todo? Es de tu biblioteca, Kathy Aker, no de la mía.- Emmett estaba haciendo un enorme puchero, pero no iba a dejarlo correr.

-¿Así que tu no fuiste?- Edward me cogió el libro y empezó a hojearlo. Dejó escapar un silbido y lo metió en una caja. Lo miré, me sonrió y se encogió de hombros inocentemente.

-Claro que no. ¿Por qué lo haría? Podría haber sido la araña de allí.- Sabía que estaba hablando de Jasper porque le señaló. Sólo Dios sabía de donde venía el nombre.

-Si Jasper lo hizo, ¿como es que te sabes tantos nombres de escritores eróticos?

Emmett frunció el ceño y luego su rostro resplandeció con una sonrisa.

-Leo mucho. ¿Cómo sabes de escritores eróticos, si ese no es tu libro? ¿Tienes una colección pornográfica por aquí?- Empezó mirando debajo de mi cama y le golpeé en su enorme culo. Se levantó de un salto y me sonrió.- Sabía que querías tocarme el culo. Lo permitiré, pero solo esta vez, pero Rose se enfadará si lo haces de nuevo.

Miré a los tres y luego me dirigí a mi dormitorio.

-Acabar con esto. Voy a mi habitación.

-Aww, yo quiero ver donde ocurre la magia. ¡Ay!- Emmett exclamó cuando Edward le dio un golpe en la cabeza con otro libro. Sonreí dándole las gracias y me fui a reunir con Alice, que estaba en mi armario con una caja enorme.

-Hey, ¿te dan problemas?- preguntó con aire ausente mientras sacaba prendas y separando, unas prendas a la caja y otra a su izquierda. Estaba demasiado tranquila. Ayer por la noche, cuando la llamé para contarle que me mudaría con Edward, podría jurar haber oído su grito desde el piso de Jasper.

-No. ¿Por qué pones la mitad de mi ropa aquí?

-No es la mitad, es mas o menos un tercio. Y es porque no te quedan bien. Iremos de compras y reemplazaremos lo inaceptable.- Puso mi suéter favorito en la caja y miré la ropa desechada. Estaba en lo cierto a cerca de todo. La mayoría no me lo ponía en absoluto. Excepto...

-Quiero mi sudadera de la universidad.- La cogí y la puse en la caja mientras Alice fruncía el ceño.

-Está rota.

-Si, de cuando te emborrachaste y la agarraste sin querer en la caga Sig Ep. La noche en la que te acostaste con su presidente.- Alice me sonrió.

-¡Fue una buena noche! Puedes quedártela

Solté un bufido.

-Muchas gracias, Diosa de la ropa.

-De nada. Tengo esto bajo control. ¿Por qué no te pones con los cajones y el baño?

No era mala idea, así que fui a la oficina y cogí una de las cajas. No iba meter mis sujetadores y ropa interior con Emmett al acecho, así que me puse con el cajón de las camisetas. Los chicos llegaron unos minutos más tarde.

-Los libros están listas para que los bajen y los metan al camión.- Edward me dijo. Emmett se lanzó sobre la cama, con la cabeza apoyada en la almohada, mientras me sonreía.

-¿No tienes un santuario de tu hombre? Estoy sorprendido y consternado.

-Te dejo a ti el santuario. Yo tengo al real.- Edward sonrió mientras Emmett abría la boca y hundía el rostro en la almohada.

-¡Eso ha dolido!- Su mano se metió bajo la almohada y la sacó sonriendo.- Espera un minuto. ¿Qué es esto?

Rodé los ojos.

-Escondiste una foto de Edward debajo de mi almohada.

-Esto no se parece a nuestro querido Hanes Her Way.- Miré a Edward, quién suspiró.

-Podríais hacer una línea de ropa interior.- Alice dejó escapar un grito de triunfo del armario y me hizo una mueca. Sabía lo que iba a suceder.

-Lo que sea, Emmett, sabemos que eso no es mío.

-Es tu verdadero deseo.- Giró la foto y había una foto de Emmett, sonriendo a la cámara con una sonrisa idéntica a la que tenía en la cara en la actualidad, hoyuelo incluido. Cogí la foto de su mano mientras aullaba de la risa.

-¿Vas a dejar de ser un incordio y llenar cajas?

Emmett suspiró dramáticamente y abrió el cajón que tenía más cerca.

-Nadie tiene sentido del humor. Necesito encontrar nuevos amigos que... Bueno, bueno, ¿qué tenemos aquí?- Dios, ¿y ahora qué? No había dejado nada vergonzoso como condones ahí, ¿verdad? Me acerqué de la mesa y lo enfrenté. Tenía en la mano un enorme consolador negro de unos 20 centímetros de largo. Jasper estaba en el suelo ahogándose de la risa. Alice incluso asomó la cabeza del armario y se unió. Edward intentaba valientemente no reírse.

-¡Has encontrado algo más grande que tu!- Jasper gritó, lo que hizo que Edward finalmente perdiera.

-Te voy a meter esa cosa por el culo-, le grité, corriendo detrás de Emmett que estaba de pie, dándome la espalda. Salté a su espalda y me llevó alrededor de la habitación, desconcertado por el golpe en la espalda.

-En serio, Bella, si Edward es tan grande como el gay Brown Recluse dice que es, y estás usando esto, me preocupo por su salud. No puede ser bueno y, honestamente, Edward no se divertirá si haces que lo de ahí abajo se agrande demasiado.

-¡Le voy a decir ahora mismo a Rose que estas hablando de mis partes bajas!- grité, sacando mi teléfono. Emmett intentó cogerlo pero me aferré con fuerza a su espalda mientras intentaba marcar su número.

-¿De qué partes bajas?- Una voz arrastró las palabras desde mi puerta. Emmett se quedó inmóvil, Jasper dejó de aullar, Edward se congeló y Alice se metió de nuevo en el armario rápidamente. Allí estaba Rose, apoyada en la puerta, con los vaqueros cubiertos de gasolina y desteñidos, una camiseta negra y una mueca en su cara.

-Uhhh...- No estaba segura de lo que la tenía que decir.

Los ojos de Rose barrieron la habitación, teniendo cuidado den no poner la vista en un punto al azar. Edward estaba a un metro de mí, con las manos extendidas hacia mí, yo estaba en la espalda de Emmett, Jasper estaba con sus manos y rodillas en el suelo y Alice, bueno, Alice estaba escondida.

-¿Estáis teniendo una orgía sin mí? Jasper, debo decir que si quieres que te lo hagan por el culo, eres más fuerte de lo que pareces.

-¡Hey!¡No!- Jasper se puso de pie, con la cara roja y farfullando mientras intentaba negar que el consolador era para él.

Rose paseó por la habitación y levantó la mano hacia Emmett. Le entregó el juguete en silencio, mirándola con ojos cautelosos. Intenté deslizarme por su espalda, pero me agarré más fuerte con las piernas, pensando que no le golpearía cuando estaba allí. Aunque no estaba segura.

-¿Por esto fuiste al Sexshop sin mí?- No podía leer el tono de Rose.

-Um, sí, pero.- Le dio en la mano con el consolador y él gritó, saltando hacia atrás.- ¿Qué para, Rosie? Fue solo por diversión.

-Pensé que me estabas comprando algo a mí, idiota. ¡Pero por supuesto no voy a utilizar esto!- Inclinó la cabeza y sonrió lentamente.- A menos que, claro, lo use en ti. Tu culo es lo suficientemente grande...- Todo el mundo se rió, menos Emmett.

-¡No lo es! He estado haciendo los ejercicios que Riley me enseñó. ¡Soy fuerte! No podrías meter un dedo ahí y mucho menos eso.

-¿Cómo lo sabes, Emmett? ¿Lo has intentado?- Le pregunté. Soltó un bufido y tiró de sus brazos alrededor de su cuello, dejando que me bajara. Me escabullí hacia Edward y me envolvió en sus brazos.

-Eso se sabe-, respondió con irritación. Rose solo sonrió y se acercó a mi puerta, donde tenía una caja de herramientas roja. Arrojó el consolador hacia allí y se volvió hacia el resto de nosotros.

-¿En qué puedo ayudar?

-¿Las cosas del baño?- La sugerí. Sonrió y pasó por delante de mí, mientras me daba una palmada juguetona en la espalda mientras caminaba. Menos mal que no estaba enfadada.

-No vas a usar eso en mi-, Emmett gruñó mientras rebuscaba de nuevo en mi mesilla.

-Eso ya lo veremos-, fue la respuesta desde el cuarto de baño. Palideció y corrió hacia la caja de herramientas.- Y no te atrevas a meter tus zarpas en mis cosas.- El rostro de Emmett cayó cómicamente pero dejó el juguete donde Rose lo había puesto.

-Eso es lo que te pasa-, le dije. Frunció el ceño, pero no dijo una palabra.

Edward me besó en la mejilla.

-Vamos a hacerlo rápido para irnos antes de que quiera enseñarle la lección.- Me reí y me apresuré a mi tocador. Cuando antes acabáramos, antes iríamos a casa.

 

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Y... Otro capítulo. ¿Qué os ha parecido? ¿Votitos o comentarios?

Capítulo 31: Siguiente paso. Capítulo 33: Ganando terreno

 
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