Primero y Diez (+18)

Autor: nicoli
Género: + 18
Fecha Creación: 18/03/2013
Fecha Actualización: 26/10/2014
Finalizado: NO
Votos: 33
Comentarios: 191
Visitas: 133940
Capítulos: 35

Bella Swan es una aspirante a reportera de deportes cuando le es asignado entrevistar al más grande de la liga, por no mencionar al mas caliente, el quarterback Edward Cullen ¿Le enseñará Edward Cullen las reglas del juego? O ¿ella le enseñará una o dos cosillas? 


Esto es una traducción y su autora es Nolebucgrl, podéis encontrar el fic original en esta página: http://www.fanfiction.net/s/5874934/3/First-Ten

Estoy autorizada por la autora a traducir esta historia.

 

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También os invito a pasaros por mi otra traducción conjunta, Words With Friends, junto a CARLAROBPATT. Aquí os dejo el link: http://www.lunanuevameyer.com/sala-cullen?id_relato=3920

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Capítulo 25: Un paso más

EPOV

 

Desde el momento en que pise el escenario, todo mi ser estaba centrado en Bella. Estaba exquisita esta noche y había cogido hasta el último gramo de mi fuerza de voluntad para no saltar del escenario y reclamarla como mía. Mis dedos pedían tocarla y me sentía como un adicto a las drogas que necesita su dosis. Ni si quiera supe cómo respirar hasta que su mano tocó la mía. Entonces me sentí completo y un ganador, como si fuera el hombre más afortunado de la tierra. Mi Bella me había dado un lugar. No había nada más caliente que eso.

Sostuve su mano con la mía todo el camino a casa, disfrutando de su compañía de nuevo. No me importaba nada, pero no podía hacerla el amor en una habitación llena de gente, aunque lo quisiera con todo mi ser. Lo extraño era que parecía que era la primera vez, como si no hubiéramos hecho el amor incontables veces. Las cosas serían diferentes, para bien. Era mía y yo de ella y todo el mundo lo sabía. A pesar de que llevábamos poco tiempo juntos, esto era serio y eso me gustaba.

Aparqué en mi plaza del parking y corrí al otro lado para ayudar a Bella a salir del coche. Me sonrió y no me pude resistir a sus labios, presionando su espalda contra mi coche, la devoré en ese momento. Mis manos se movieron por su sexy vestido, amaba la forma que hacía a su cuerpo. Deslicé las manos por sus costados y la agarré del trasero, un trasero muy sexy que ahora todo el mundo sabía que existía. No sabía si estar feliz o no por ese hecho.

Bella se echó hacia atrás con una carcajada.

-Ansioso, ¿verdad?

-¿Te has mirado esta noche?- Su sonrisa se iluminó y me besó de nuevo, entonces toqué su mejilla con la mano.- Siento mucho que Tanya haya aparecido.

Se rió.

-Yo no. La puse en su lugar y luego Rose la tiró el vino tinto encima y tu madre la encerró en el baño. No podía haber ido mejor.- Hizo una pausa y asintió con la cabeza.- Bueno, quería pegarla, pero me di cuenta de que no era el momento ni el lugar. Tal vez debería habérselo dejado hacer a Rose.

Habría sido muy divertido, pero me alegré de que no lo hiciera.

-Creo que después de lo de esta noche no nos volverá a molestar.

Bella me sonrió.

-No me voy a quejar por eso.- Entrelazó sus dedos con los míos y me empujó para apartarnos del coche.- Ahora llévame dentro y déjate llevar.- Cómo si fuera necesario que me lo dijera dos veces. La elevé entre mis brazos mientras ella me miraba boquiabierta.- Puedo caminar, ¿lo sabes?

Le sonreí.

-Soy más rápido, y de repente tengo mucha prisa.

Bella apoyó la cabeza en mi hombro mientras se reía.

-Bueno, ¿quién soy yo para discutiré eso?- La llevé hasta el ascensor y sonreí a la pareja mayor que nos miraban. Bella enterró la cabeza en mi cuello mientras seguía riéndose hasta que se bajaron en el quinto piso. Mi teléfono empezó a sonar y Bella utilizó su mano izquierda para sacarlo del bolsillo.

-Victoria-, murmuró, la diversión había dejado su tono. No la culpaba. Ya era hora de ocuparme de eso.

-Adelante, contesta.- Dije mientras la sacaba del ascensor, yendo por el pasillo. No iba a dejar que esta traidora quedara impune.

Frunció el ceño pero respondió.

-Hola, teléfono de Edward Cullen, no soy Tanya y estoy segura de que estás sorprendida y consternada al oírme.- Me reí, dejando sus pies en el suelo mientras abría la puerta y la hacía pasar al interior. No sé que le dijo Victoria, pero Bella resopló.- Me temo que tu preciosa amiga acabó mal en su intento de volver con Mi Novio.- Me encantó la forma tan posesiva con la que lo dijo.- Tuvo un pequeño accidente.- Bella hizo una pausa y se echó a reír.- No está lastimada, pero me temo que su Chanel fue brutalmente asesinado.- Hubiera pagado por ver eso. Tal vez alguien lo tuviera grabado. Un hombre podía esperar todo.

Bella sonrió.

-No tuve nada que ver. No puedo hacer nada si no les agrada tu reina a mucha gente.- Otra pausa.- No, no te puedo decir donde está en estos momentos. Sólo puedo decir donde no esta, y es con Edward. Tu pequeño plan ha sido frustrado, Victoria.- Me miro y sonrió.- Y ahora creo que Edward quiere hablar contigo.

Por supuesto que lo haría. Cogí el teléfono y la abracé a mi costado, no quería que quedara ningún espacio entre nosotros hasta el día siguiente y que fuera muy breve.

-Victoria-, le dije, mi tono era bastante brusco aunque la fuera a despedir. Aunque no tenía tiempo para pensar en eso.

-Escucha, Edward, no se lo que has oído, pero...

Sonaba aterrada.

-Lo que escuché es que Tanya fue ahí porque la dijiste que estaba solo y que apareciera para reclamarme.- Hizo que me hirviera la sangre. ¿Cómo se atrevía a interferir en mi relación?

-¡No he hecho eso!

-Entonces, ¿qué has hecho?- No me importaba, no se podía salvar de esta.

-Simplemente la dije que sería buena publicidad, ella iba, pujaba por ti por los viejos tiempos, para demostrar que no había malos royos entre vosotros. No podía hacer nada si no me había entendido. Debió ser la barrera del idioma.

No podía creer la audacia de esta mujer.

-¿Barrera del idioma? ¿Enserio, Victoria? Cómo si no me hubieras empujado a salir de nuevo con Tanya desde que rompimos. Como si no me hubieras intentado convencerme de que la relación sería buena para mi imagen. Tu, has querido que estuviera con Tanya desde el principio y no por mis sentimientos.

Resopló al teléfono.

-¡Esto no es por sentimientos! ¡Se trata de tu carrera!

-Mi carrera es ser el mariscal de campo de los Cardinals de Arizona. Con quién estoy saliendo no tiene nada que ver.- Estaba enferma.

-Eres una marca, Edward, y es mejor empaquetarte solo como un sexy individuo o como un tío caliente que sale con una famosa supermodelo. Eso es lo que la gente quiere ver. No es sobre ti y una don nadie de la que nunca se ha oído hablar y de la que nunca se acordarán después de cortar con ella cuando te canses de caer tan bajo con esa pobre niñata.

Ella no dijo eso.

-Caer bajo sería volver con una mujer que no es ni la décima parte de lo que es Bella. Caer bajo sería permitir que una mujer que me engañó entrara de nuevo en mi vida. Y caer bajo sería permitirte seguir siendo mi empleada.- No me resistí y por casi pegué un puñetazo a la pared por la ira. No sería bueno hacerme daño en la mano. Bella lo debió de haber notado, porque tomó mi mano entre las suya y su tacto me calmó.

-¿Qué? Pero...- farfulló. ¿En serio que pensaba que no la iba a despedir?

-No, Victoria. Terminó. Has insultado a Bella por última vez. Has sobrepasado los límites también por última vez. Tu trabajo consistía en manejar a la prensa y algunas de mis apariciones, no mi vida personal. Aguanté mucho tus insultos y se acabó. Estás despedida. Hablaré con Alec y que te envía la indemnización, a pesar de que no te la mereces por lo que has hecho. ¿Por qué no llamas a Tanya ya que estás enamorada de ella? Estoy seguro de que podrías utilizar a otro para aspirar a ella. Espera la llamada de Alec el lunes.

-¡No me puedes hacer esto!- Chilló.- ¡He hecho mucho por ti!

-Programaste algunas sesiones de fotos y hablaste con la prensa de vez en cuando. Tengo amigos que podrían hacerlo igual de bien, o mejor.- Alice vino a mi mente, aunque no sabía si tenía tiempo, pero valía la pena mencionarlo.

-No sabes nada-, dijo entre dientes, enfadada.

Miré a Bella, que me observaba con calma, una pequeña sonrisa estaba instalada en sus labios.

-Se un montón de cosas. Sé que la mujer a la que amo abochornó a mi ex con mucha elegancia. Sé que con quien salgo sólo les interesa a mis amigos y a mi familia. Y sé que he pasado demasiado tiempo hablando contigo esta noche, cuando debería de haber estado haciendo el amor con la mujer que es dueña de mi corazón, alma y cuerpo. Adiós, Victoria. Buena suerte en encontrar trabajo con alguien que no le importe tu arrogante y crítica actitud. Estás oficialmente despedida.- Colgué el teléfono, viendo cómo la sonrisa de Bella crecía.

Se puso de puntillas y me dio un fuerte beso, que hizo que diera un par de pasos hacia atrás por la fuerza.

-Supongo que soy la mejor.-Lo era.- Soy la dueña de todo esto, ¿verdad?-preguntó, con los ojos brillando de lujuria.

-Sabes que si-, le dije, dejando que me empujara hacia el dormitorio. En lugar de avanzar hacia la cama, me empujó contra la pared.

Pasó los dedos por encima de mi camisa, rastreando mi pecho a través de la tela. Contuve la sonrisa. Nunca, nunca, se había cansado de mi pecho y menos aún de mis abdominales. Estaba tan sexy que quería quitarme la camiseta y que perdiera todo el hilo del pensamiento.

-Eres mío.- Se mordió el labio y me miró, pareciendo aturdida por la idea.

-Completamente-, estuve de acuerdo.

-Y esta noche, tienes que hacer lo que yo diga, ¿no?- Preguntó, su voz chirriaba un poco con cada palabra. ¿Por qué siempre todo era mejor con esta mujer? Pensé que no podía haber nada más caliente que lo de los vestuarios, pero la sola idea de seguir sus órdenes durante toda la noche, ganaba, aunque lo veía difícil. Mi pene palpitaba en mis pantalones y mis manos empezaban a sudar.

-Si-, me las arreglé para contestar, ya que en mi mente apareció Bella vestida con cuero negro, botas altar, pañuelos de seda y esposas. No era una dominatrix, pero quería tomar el control esta noche, y estaba más que encantado con esa idea.

Tiró de mi camisa hacia arriba y pasó las manos por mis abdominales. Clavé los dedos en la pared y mi cabeza la eché hacia atrás, disfrutando de la sensación.

-Creía que yo haría todo-, pensé en voz alta, aunque no tenía prisa por que me dejara de tocar en lo que queda se siglo.

-Lo harás-, respondió, con la voz entrecortada.- Estoy comprobando la mercancía.

Me reí y movió sus manos hasta mis botones, deshaciendo el botón. Metió la mano en mis boxes y se apoderó de Zeus, lo que me hizo que de repente no tuviera ganas de reír más.

-Si-, dijo, asintiendo con la cabeza.- Con esto basta.

-Eso espero, ya que lo sacaste hoy a la luz-, dije. Me imaginé que iban a venir Emmett y Jasper para pedir explicaciones, sería divertido. Sobre todo cuando Emmett pidiera las suyas.

Bella se sonrojó y se mordió el labio.

-No estás enfadado, ¿verdad?- Me preguntó mientras me comenzaba a acariciar suavemente.

-Carió, enfadado es lo menos que estoy, sobre todo cuando tu mano está en mi polla.

Sonrió y tiró de mi cintura con su mano libre. Me quité los zapatos y la ayudé a quitarme los pantalones.

-¿Estabas enfadado antes?

Pasó el pulgar sobre la cabeza de mi polla y sentí que mis ojos se ponían en blanco.

-No, pensé que era divertido-, me las arreglé para jadear.

-Yo también. Que tu madre lo leyera se unió a la diversión. Pensé que Rose se iba a caer al suelo.

-Nena, te quiero, pero por favor, no hables de mi madre cuando tu mano está en mi polla.

Se rió y palmeó mi polla de nuevo, como había hecho la primera vez. Dios, adoraba a esta mujer.

-Vale, buen punto.

-Tengo un buen punto para ti-, le dije, la apreté contra mí, dejándola sentir lo bien que estaba.

Bella se rió de nuevo. Nunca me cansaría del sonido de su risa, ni siquiera cuando tuviera noventa años.

-Puedo sentir lo que haces. Pero aún no estoy lista para eso.- Sus ojos me retaron para que discutiera con ella, pero no era el momento. Ella me pertenecía después de todo.

-Bueno, ¿para qué estás lista, carió?- Le pregunté con mi voz más sexy. Me dolía tener mis manos apartadas de ella.

Me miró y se mordió el labio.

-Quiero que me toques.

La sonreí y tracé una línea desde la manga de su vestido hasta la garganta, apenas tocándola pero completamente fascinado por como su piel se ponía de gallina debajo de mi tacto. Era tan sensible siempre. Era sexy.

-¿Te gusta?- Le pregunté, continuando mi viaje a lo largo de la línea de su mandíbula y por el lado derecho de su cuello, trazando a lo largo de la manga y por debajo de su pecho, rozando con mi dedo la tela que cubría sus pechos.

Dejó escapar un sonoro suspiro y asintió.

-Es un buen comienzo.

Me reí en voz baja mientras sus manos se movieron de nuevo por mi torso. Moví los hombros para deshacerme de la chaqueta, asegurándome de mantener mis dedos sobre su piel, trazando pequeñas líneas por sus brazos.

-¿Qué más?- Pregunté, empujándola para cambiar la posición y que fuera ella la que estuviera apoyada en la pared.

-Quiero que me beses-, me dijo. Sonreí y me incliné hacia ella, solo rocé sus labios con los míos. Sus brazos se apretaron a mi alrededor e intentó profundizar el beso, pero me aparté. No me había dado instrucciones explícitas por lo que tenía la libertad de hacerlo donde quisiera.

Besé la curva de su mejilla y bajé por su mandíbula, subiendo para presionar mis labios detrás de su oreja. La chupé el lóbulo y lo mordisqueé con suavidad, lo que hizo que ella dejara escapar el primero de lo que pensaba que serían muchos sexys gemidos en la noche.

-¿Donde?- La susurré en el oído.

Su cabeza se dio contra la pared y mientras que ella se apoyaba un poco mordí de nuevo su oreja suavemente.

-¿Donde qué?

Sonreí y le mordisqueé el lóbulo de nuevo.

-¿Donde quieres que te bese?- Me abrí paso por el cuello, presionando con la boca abierta en su suave piel.

-Oh, Dios.- Sus dedos se metieron entre mi pelo y comenzó a tirar suavemente.- En todas partes.

Eso fue todo lo que necesité oír. Tomé su mano y la tiré a la cama, continuando mi asalto en su cuello. Moví las manos hasta su espalda hasta que sentí la cremallera y la bajé lentamente, con cuidado de no pillar su sedoso pelo con ella. A pesar de que estaba impaciente, esta noche quería ir despacio y que ella disfrutara, tal y como se lo merecía.

Empujé la tela a un lado, disfrutando de la sensación de su suave piel bajo mis dedos. Tracé líneas por su espalda mientras temblaba en mis brazos. Besé sus labios de nuevo cuando liberé sus brazos del vestido, moviéndolo por todo su cuerpo.

Rompió el beso con una sonrisa mientras su vestido cayó al suelo.

-Olvidé quitarme los zapatos. ¡Me voy a caer!

La calmé antes de que pudiera precipitarse.

-No, déjatelos puestos.- Me sonrió, pero hizo lo que pedí, dejando que la ayudara a salir del vestido, manteniendo sus atractivos tacones rojos.

-Pensé que yo mandaba-, dijo, haciendo una mueca que hizo que mi polla se contrajera.

-Lo haces. Sólo pensaba que esto estaría bien, ¿no?- Le miré suplicante y su puchero se cambió por una sonrisa.

-Nunca te podré decir que no.

Sentí que mi corazón dejaba de latir al pensar en las implicaciones de esas palabras. Tenía la esperanza de que fuera así siempre. Un día la haría la pregunta más importante de nuestras vidas. No era cuestión de si ahora era el momento, sino de cuando fuera.

Bella levantó la cabeza y me miró.

-¿Algún comentario?

Negué con la cabeza, tratando de borrar la imagen de mí mismo deslizando un anillo de diamantes en su dedo.

-¿Por qué?

Frunció el ceño.

-Estoy ofendida.

¿Qué?

-¿Por qué...?- Y luego lo vi, lo que hizo que mi boca se secara. Bella no llevaba nada debajo de su vestido, y, obviamente, no había usado nada en toda la noche. No sabía cómo reaccionar ante eso.- Wow-, fue todo lo que pude decir y ella se echó a reír.

-¿Te has dado cuenta?

-Carió, estás desnuda, sería muy difícil no darse cuenta.- Difícil era una palabra de lo más adecuada.

Negó con la cabeza.

-No en eso-. Movió su mano izquierda sobre su cuerpo, parecía que iba a cámara lenta, o tal vez era sólo que estaba ansioso por tocarla yo mismo.- Esto-, dijo, señalando un pequeño punto encima de su cadera que... Joder.

-¿Es mi número?- Le pregunté, porque había un pequeño 10 justo encima del hueso de su cadera derecha.- ¿Es de verdad?- Mis dedos ardían por tocarlo.

Se apartó de mí cuando llegué a ella y sentí como si mi madre me hubiera confiscado mi camión favorito cuando lo dejé tirado en el suelo y se tropezó con él cuando tenía cuatro años. No era justo.

-¿Te gusta?- preguntó, sin responder a mis preguntas, no le importaban. No podía apartar los ojos de ella.

-Si.- Era tan caliente, la idea de que mi número estuviera permanentemente en su cuerpo. Si no era real, quería que lo fuera.

Bella se rió y finalmente quité los ojos de su cadera y la miré a sus ojos marrones.

-¿Qué?

-¿Quién se iba a imaginar que Edward Cullen se derretiría con sólo ver su número en mi cuerpo?

-Lo has hecho-, le dije, dando un paso hacia ella, necesitaba tocarla.

Se echó ha reír de nuevo.

-Tal vez lo haya hecho.- Pasé los dedos por el número y me apartó la mano para tocarlo ella.

Sentí una oleada de decepción cuando me di cuenta de que no era de verdad.

-Mierda-, dije, no es que hubiera dejado de ser sexy. Pero sexy y permanente sería mucho mejor.

Sus dedos se unieron a los míos, ya que ambos lo estábamos tocando.

-¿Decepcionado?- preguntó.

Miré a sus ojos y encogí mis hombros.

-Tal vez un poco. Es muy sexy. Pero probablemente fuera demasiado pronto para algo así.- Supongo. Más o menos. Aunque no me importaría.

Bella comenzó a desabrocharme la camisa mientras yo seguía pasando mis dedos por su cadera. Era jodidamente sexy. Tenía la sensación de que siempre lo vería ahí aunque se borrara.

-Creo que es un poco pronto para algo así, de momento-,me dijo. Mi dedo se quedó quiero en su piel y la miré a la cara rápidamente. Estaba sonriendo suavemente mientras me abría la camisa y comenzaba a tocar mi pecho.

-¿Te lo vas ha hacer?- Ni siquiera intenté ocultar la esperanza en mi tono.

Los ojos de Bella brillaban con diversión.

-Lo consideraré, cuando llevemos juntos bastante tiempo.

Le sonreí mientras empujaba la camisa de mis hombros y tiraba de las mangas.

-¿Cuanto tiempo es bastante tiempo?

Echó la cabeza atrás y se rió.

-Te gusta mucho, ¿verdad?

-Joder, si. ¿Cuanto es bastante?- Iba a poner esa fecha en mi calendario, en mi taquilla, mi blackberry y cualquier otro instrumento.

Bella sacudió la cabeza.

-No te puedo dar una fecha, Edward. Digamos que, cuando estemos seguros de que esto durará siempre.

Me parecía bien, aunque yo ya estaba seguro. Sin embargo, necesitábamos más tiempo.

-Por lo tanto, ¿el día que te pida que te cases conmigo?- Sugerí, esperando su reacción ante esta declaración.

No sé lo que me esperaba, pero la verdad es que no me esperaba que le fallaran las rodillas y se cayera al suelo. La atrapé antes e que su culo golpeara el cuelo y la apreté contra mí.

-¿Bella? ¿Cariño? ¿Estás bien?

Me golpeó el pecho con poco entusiasmo.

-¡No puedes decir esas cosas!- Susurró en voz baja, apoyando la cabeza en mi hombro mientras la levantaba y nos sentábamos en la cama.

-¿Por qué no?- Estaba sorprendido por su reacción.

-Porque eso más los comentarios de tu madre, voy a creerme que va a suceder.

La levanté la barbilla para que me mirara cuando la contestara.

-Sucederá, carió.- Sus ojos se llenaron de lágrimas.- Por favor, no llores, cariño. No voy a presionarte. Pero tienes que saber que te amo más que a nada en este mundo, y que tengo planeado pedirte algún día que te cases conmigo.

-Yo... yo espero que algún día lo hagas, pero no me lo creeré hasta que no lo hagas.- Sus ojos todavía nadaban en lágrimas pero no se desbordaron, por suerte.

Ese era un pensamiento interesante, pero hace mucho tiempo aprendí a no cuestionar la mente femenina. Mi madre tenía su forma de pensar y era mejor hacerla caso.

-Bueno, ¿qué te parece si de momento crees en nosotros y trabajas en esto?- La sugerí.

-Está bien-, estuvo de acuerdo, dándome un beso en la base del cuello.- Pero para que lo sepas, no es que no crea en nosotros. Sólo que no sé si puedo permitirme creer mucho. Es casi imposible de creer.

Apreté mis brazos a su alrededor y la besé hasta que estuvimos sin aliento.

-Cree en eso-, la dije y ella me sonrió temblorosamente.- Cree en esto.- Entrelacé mis dedos con los suyos.- Cree en nosotros.

-Si, quiero-, respondió, sonriéndome.

-Mira, ya te sabes tu parte-, la dije, riendo cuando intentó golpearme. Cogí su puño en mi mano y se la besé.

Dejó escapar un suspiro y me sonrió.

-Vale, Cullen, al día siguiente de que me pongas un anillo en el dedo, voy a tatuarme tu número.

Joder, si.

-¿En serio?- La pregunté. Había una posibilidad de que estuviera jugando conmigo después de mi comentario.

-Si.

-Iré contigo cuando lo hagas-, le dije, porque, bueno, estaría medio desnuda y algún artista hará el tatuaje y sería muy sexy.

Hizo un sonido y asintió.

-Está bien, siempre y cuando tu te hagas uno conmigo.

No tenía ningún problema con eso.

-¿Qué quieres que me haga?

Se encogió de hombros.

-Tenemos mucho tiempo para pensar en algo, ¿no?

Me incliné y mordisqueé su cuello.

-¿Quién te dijo que sería mucho tiempo?

Gritó y me golpeó.

-Deja de hacer eso. Me estás distrayendo

-¿Distraerte de qué?- Cómo si no lo supiera.

-¡Sexo! ¡Se supone que tienes que hacer lo que quiera.

Un punto más que válido. Me dejé desviar por los tatuajes y el matrimonio. ¡Qué conversación tan extraña estábamos teniendo! Aunque era normal tratándose de ella.

-Bueno, entonces lo siento.- Antes de que pudiera pestañear la apreté contra la cama y mis labios estaban sobre los suyos mientras mis manos se movían por su cuerpo, trazando sus pechos y su estómago antes de finalmente dirigirme a su coño, acariciando su clítoris suavemente.

Bella gimió contra mis labios y empujó sus cuerpo hacia mí. Me reí mientras me movía de sus labios y la dejaba un beso en la mejilla.

-Creo que me habías pedido que te besara.

-Si.- Asintió con la cabeza.- Ahora vuelve y hazlo de nuevo.- Levantó la mano y tiró de mi pelo, que por supuesto eso hiciera más difícil lo que planeaba hacer.

-No has dicho donde, sin embargo-, respondí, con los labios bajando hacia su cuello.- Exploraré hasta que decidas donde me quieres.

Bella gimió mientras presionaba más contra su clítoris y besaba a fondo su pecho, presionando primero en su colgante de corazón y luego en cada uno de sus pezones, pero no hice lo que quería, que era que los chupara. Había dicho besar después de todo.

La besé la parte inferior de cada seno antes de que mis labios se posaran sobre su estómago.

-¿Qué haces?- preguntó- Levanté la vista hacia ella y sonreí al ver la frustración en su rostro. Tenía los labios hinchados y la cara roja y se vería que estaba más que lista para dejarse llevar. Estaba impresionante.

-Te estoy besando-, contesté, tratando de actuar de forma inocente mientras besaba el hueso de su cadera izquierda y luego me dirigí hacia la derecha, donde el número diez se burlaba de mí.

-Pero no lo hiciste...- se interrumpió, soltando un suspiro cuando presioné mis labios sobre el número.

-¿Qué no hice?- La pregunté, besando el hueso de la cadera.

-No usaste la lengua-, me dijo. Oh si, estaba muy frustrada.

-No me lo has dicho-, la recordé.

-Muy bien, señor literal, utiliza la lengua.

Me reí suavemente contra sus caderas.

-¿Cómo? ¿Cómo si estuviera poniendo sellos? ¿Comiendo pasta? ¿Un helado?

-No estás siendo un buen esclavo, amor.- Me dijo con petulancia.

-No estás siendo una buena amante,- contesté, riendo- ¿O es ama?

Soltó un bufido.

-Como si supiera hacerlo. ¡Eso no es lo mío! Ya sabes, haz las cosas bien.

Pensé en hacerla preguntas sobre como de bien, pero decidí no hacerlo porque tendría un ataque. Quería tomarla el pelo, no hacerla enfadar. Apreté con mis labios abiertos el falso tatuaje, pero apenas resistí a lamerlo. Lo haría cuando fuera real. Todo el tiempo. Tendría un pequeño problema entonces ya que mi boca siempre querría estar en ese lugar.

Bella suspiró y se relajó mientras mis labios y mi lengua se movieron sobre su estómago.

-¿Donde, amor?

No me respondió con palabras, pero sus dedos se encontraron con los míos en su coño. Eso era tan sexy. Sostuve su mano, trabajando justos su clítoris. Se quejó en voz alta y sonreí mientras besaba el camino hasta su coño, moviendo las manos por donde después la lamía. Sus muslos se tensaron con mi primer toque y me encantó. Me encantaba la forma en la que reaccionaba con mi toque. Puse su pierna izquierda por encima de mi hombro, sonriendo contra su clítoris mientras sentía su zapato contra mi espalda. Tendría que tener cuidado o podría arañarme con él. Cosa que era difícil en este momento.

Encendí el clítoris con la lengua un par de veces antes de chuparlo con la boca y mordisquearlo suavemente. Gritó y apretó las piernas alrededor de mí. Removí mi lengua en su coño, moviéndola hacia arriba y hacia abajo un par de veces antes de deslizar la lengua dentro de su coño y moviéndola en círculos, mientras apretaba su clítoris con dos dedos.

Bella embestía con las caderas contra mi cara, sus muslos se apretaban más mientras se acercaba a su orgasmo. Su sabor y su olor me rodearon mientras me dirigía de nuevo al clítoris, que soplé antes de comenzar a lamerlo de nuevo. Un par de minutos más tarde se corrió con fuerza, los músculos de sus piernas se contrajeron alrededor de mi cabeza mientras seguía trabajando con mi lengua. Me encantaba sentir cómo su cuerpo reaccionaba a mí y cómo hacía que perdiera el control.

Bajé mis boxers antes de hacer el camino de regreso por su cuerpo, deteniéndome en sus pezones para darles un poco de atención. Chupé primero el derecho y luego el izquierdo, tirando un poco de ellos con la boca y haciendo círculos con mi lengua. Las manos de Bella me retuvieron contra su pecho, tirando de mi pelo en señal de aprobación con cada lametazo y luego tiró más fuerte cuando mordí suavemente.

Sus piernas rodearon mi cintura mientras la besaba y chupaba el camino de regreso a su cuello para llegar a su hermoso rostro. Froté mi polla contra su humedad cuando mis labios se encontraron con los de ella otra vez. ME besó con fuerza, apretando mis hombros con fuerza mientras se arqueaba contra mi cuerpo.

-Te quiero, ahora-, murmuró.

Me reí y besé su mandíbula.

-¿Qué quieres?

Sus ojos, que los había mantenido entrecerrados mientras se entregaban al placer, se abrieron de golpe y me miraron.

-Te quiero...- se detuvo y me señaló con su dedo.- A la mierda.- Me reí mientras con una mano hacía una “O” y con la otra deslizaba un dedo, símbolo universal de una polla deslizándose en un coño.- A mi.- Luego se señalizó a ella misma. Nuestros cuerpos temblaban de la risa. Sus ojos estaban fijos en los míos, sus labios sonreían, así que sabía que no estaría en problemas si hacía el tonto.

-Bueno, entonces, es mejor que lo haga, ¿no?- Levanté las caderas y me deslicé dentro de ella, sintiendo cómo su coño abrazaba a mi polla. Agarró mi cintura con sus piernas mientras me enterraba los pies en mi espalda. Los zapatos estaban aún en los pies y eso era tan caliente que empujé fuerte y con profundidad. Bella chilló un poco y apretó su agarré en mí, me gustó que lo hiciera.

La besé tan fuerte como me movía dentro y fuera de ella, ella con las piernas flexionadas movía sus caderas hasta encontrarse con las mías. Dios, se sentía tan bien a mi alrededor. Tan caliente, mojada y apretada. Podría pasar todo el tiempo haciendo el amor con ella, y sería feliz. Bella echó la cabeza hacia atrás y gimió. Apreté los labios contra su cuello, chupándolo mientras empujaba más fuerte. Deslicé una mano entre nosotros y acaricié de nuevo su clítoris, sabiendo que no tardaría mucho en dejarse ir. Bella fritó mi nombre mientras se apretaba a mi alrededor, se fue con fuerza, sus tacones se clavaron en mi espalda. Gemí y empujé de nuevo dentro de ella, sintiendo mis bolas contraerse cuando estallé en su interior.

Nos di la vuelta, quedando yo debajo, permaneciendo aún en su interior, estábamos con la cara al mismo nivel. Hizo una mueca y abrió las piernas. Me di cuenta de que aplastaba su pierna derecha, así que me deslicé fuera de ella y me levanté para que pudiera mover su pierna. Se quitó los zapatos y luego se acercó a mí. La rodeé con mis brazos, y ella dejó descansar su cabeza en mi hombro.

-¿Me he ganado lo que apostaste?- Le pregunté. Me besó en el hombro y luego lo mordió ligeramente, lo que hizo que mis bolas comenzaran a sentir un hormigueo. Otra vez. Nunca me cansaría de ella. Tenía la esperanza de que nunca cambiara. Toqué con mi dedo el corazón que llevaba. Me encantó ver que se puso la pieza que la compré.

-Has estado bien.- Levanté la cabeza para mirarla y ella se rió.- Bueno, quiero decir, que ha estado muy bien, pero no se si vales medio millón de dólares.- La hice cosquillas y gritó, retorciéndose contra mí, por supuesto que me puso de nuevo caliente. Sus ojos se abrieron al sentir cómo mi polla se agitaba contra su pierna.-¿Otra vez?

Me reí y la clavé en la cama.

-Tengo que ganarme la vida, ¿no?- Se estremeció cuando mis manos se movieron sobre sus caderas.- Es hora de que trabaje para ganar ese dinero. Espero que estés lista para una noche muy larga.

Sus ojos brillaban ante el desafío.

-Enséñame lo que tienes.

Me reí y la penetré de nuevo. La mostraría que valió la pena cada centavo.

 

.

 

La luz del sol entraba a raudales en la habitación cuando me desperté. Una mirada al reloj me dijo que eran casi las once. No me había despertado tan tarde en este año. Incluso durante la temporada baja que dormía hasta las nueve como mucho. Bella murmuró algo que sonó como “no hay tiempo”, pero no se levantó cuando me aparté de debajo suya y me dirigí al cuarto de baño. Mis músculos estaban tensos y sabía que era porque había hecho el amor hasta bien entrada la mañana. Creo que nos derrumbamos a las cinco. Me sonreí a mi mismo a través del espejo mientras me cepillaba los dientes. Había sido una noche muy buena.

Me lavé un poco y volví a la habitación. Bella estaba roncando suavemente y me reí en voz baja. Estaba tumbada sobre su estómago y su rostro estaba casi enterrado en la almohada. Me acerqué al armario y me puse una camiseta y unos boxers antes de ir hacia la cocina. Me serví un vaso de zumo de manzana y puse ha hacer el café de Bella.

Abrí la puerta y cogí el ejemplar de The Republic, lo abrí y pasé las páginas rápidamente y por una vez, pasé de la sección de deportes y saqué la sección de entretenimiento y la dejé a un lado. Esperaría a que Bella se levantara antes de leer el artículo. Vi la foto de nosotros dos, mirándonos a los ojos después de que nos besáramos delante de Lauren y Jessica, junto al título: Cullen marca fuera del campo. Me reí y abrí mi móvil, tenía varias llamadas perdidas.

Dos eran de Victoria, lo que no era una sorpresa. Mi madre, lo que no me sorprendía mucho. Había un par de Tommy. Le llamé el primero.

-Bueno, Edward, he oído que las felicitaciones van lo primero.

Me reí y me recosté en el sofá.

-¿Has leído la columna de cotilleos, Tommy? ¿O tu y mi pare seguís hablando como viejas?

Se rió entre dientes.

-Las dos cosas. Faltaría a mi deber como agente, si no prestara atención a la prenda.

Rodé los ojos y tomé un sorbo de mi zumo.

-¿Que piensas?

-Creo que es una mujer joven y guapa y que os amáis mucho. Te las arreglaste para impresionar a los periodistas, y también a tus padres.- Sentí que mis mejillas se calentaban y me alegré de que Bella todavía estuviera durmiendo para que no pudiera bromear con eso.- ¿La has leído?

-No, estaba esperando a que Bella se levantara.

Dejó escapar un zumbido y me reí cuando me di cuenta de que le acababa de decirle que habíamos pasado la noche juntos. Bueno, era mi novia.

-Escucha, quiero decirte algo. Despedí a Victoria anoche.

Se echó a reír.

-No creo que tenga que preguntar por qué. Tu madre estaba llena de odio e ira cuando llamé esta mañana a tu padre.

-¿Conoces a alguien para contratarlo? ¿Alguna recomendación? Estoy pensando en hablar con una amiga, pero ya tiene un trabajo que la mantiene ocupada. Pero creo que me ayudará hasta que encuentre a alguien.

-Haré unas llamadas. Estoy pensando en algunas personas que se podrían ajustar al trabajo.

-Necesito a alguien que maneje a la prensa y mi calendario, pero no mi vida social, ¿sabes lo que quiero decir?

-Si. Se paró de la raya demasiadas veces, empezando desde que te animó a involucrarte con Tanya. Si hubiera sido por nosotros, no la habríamos aguantado durante casi un año.

-Créeme, una vez fue demasiado. Y ahora estoy con la chica correcta.

Se rió entre dientes.

-Eso parece. Me pondré en contacto contigo para darte algunos nombres. Me alegro de que estés feliz.

Miré hacia arriba y vi cómo Bella aparecía, agarrando una taza de café en la mano. Llevaba mi camisa y tenía el pelo alborotado. Se veía adorable y la deseaba de nuevo.

-Gracias, Tommy. Me tengo que ir.

-Hablamos más tarde, Edward. Adiós.

Colgué y la sonreí a Bella mientras se sentaba junto a mí. Tomó un sorbo de café antes de presionar sus labios en mi mejilla.

-Buenos días.

-Buenos días, amor. Bueno, más bien tardes.- Se rió y la envolví con un brazo.- ¿Estas lista para esto?- Hice un gesto hacia la sección de entretenimiento que teníamos enfrente.

-Claro.- Lo cogió y se rió del titular.- Muy común.- Se centró en la imagen y sonrió.- Parece que me quieres.

La atraje más cerca y la acaricié el cuello.

-Eso es porque lo hago.

Bella sonrió y empezó a leer.

-Edward Cullen mucho más intocable fuera del campo de lo que es dentro.- Se echó a reír mientras yo gemí.- ¡Qué pena chicas! Pero eso fue antes de que una periodista furtiva le robara el corazón.- Me reí mientras ella resoplaba.- ¡No soy furtiva!

Tomé el papel y comencé a leer.

-No se hagan ilusiones, chicas, este hombre ya tiene dueña. Su rostro se ilumina cuando la mira y las cosas que dijo sobre ella hizo que nuestros fríos corazones se aceleraran. Para usar un término de su campo, ha sido noqueado.- Sonreí a Bella que se estaba riendo y sacudiendo la cabeza.

-¡Esas dos!

-El mejor noqueo de mi vida-, la dije, besándola antes de seguir leyendo, con Bella leyendo por encima de mi hombro.- No está nada mal, nos citan bastante y dicen que estábamos juntos antes de nuestro ascenso pero que eso no ha tenido nada que ver. Y ¡mira! Aquí está Tanya.- Inclinó hacia delante mientras leía.

-Edward Cullen no habla de sus relaciones pasadas, pero sus exs no, generalmente, muy discretas. Después de intentar recuperarlo en la grabación del anuncio, su ex novia, Tanya, apareció ayer en la subasta decidida a conseguir a su hombre. Lo que consiguió, sin embargo, fue su cara y vestido llenos de vino, cortesía de Rosalie Hale y su desafortunada, o mejor dicho, muy afortunada, torpeza. Hale es la novia de Emmett McCarty y una vieja a miga de Edward. Ha odiado desde hace mucho a Tanya. Según Rosalie, la Reina de Hielo se lo merecía y que lo que cuenta Tanya a la prensa no son más que cuentos. Después de lo de anoche, estamos de lado de la Sra. Hale. No hay nada más patético que auto-proclamarse la mujer más bella del mundo y perseguir a un hombre que ya no la quiere y que está muy feliz y enamorado de su novia.

Sonreí a Bella.

-¡Hay más! Bella Swan no es la única reportera que está saliendo con jugadores de fútbol. Solamente diremos que las palabras “buenas manos” se aplica a varios jugadores de los Cardinals y estas reporteras están listas para besar y contar. ¡Más la próxima semana!- Me interrumpí y encogí.- Dios. No se si debería pedir disculpas a Tyler y Sam o exigirles regalos.

Bella se rió y apoyó la cabeza en mi hombro.

-¿Después de lo de anoche? Definitivamente te deben regalos.

Pensé en pedirlos, pero decidí no hacerlo.

-Así que, hemos salido a la luz. No ha sido tan malo, ¿verdad?

Sonrió y me besó.

-No, pero esto seguro de que esto es la calma antes de la tormenta.

-Siempre me han gustado las tormentas.- Era cierto, era una de mis cosas favoritas. La idea de hacer el amor con Bella en una tienda de campaña, mientras que una tormenta rugía a nuestro alrededor se me pasó por la mente. Si, eso tendrá que pasar alguna vez.

-Yo también-, respondió, y me pregunté si no me había leído la mente.

-Podemos superarlo juntos-, la dije.

Sus ojos se encontraron con los míos y no vi ninguna duda.

-Sé que puedo.

La besé la nariz.

-¿Quieres tomar una ducha y ver si ese tatuaje puede soportar el agua?

Sonrió y se puso de pie.

-Si, creo que todavía me debes unos 100.000$ de atención.

Me reí y me fui con ella por el pasillo.

-Creo que tus habilidades matemáticas no funcionan bien en este caso.

Se rió y me guió hacia el dormitorio.

-¿Te estás quejando?

-No, señorita Swan.- La quité mi camisa y la llevé al cuarto de baño.- Me aseguraré de que valga la pena todo el dinero. Soy bueno en el agua, ¿sabes?

Sus ojos brillaron.

-Lo se. Ahora deja de hablar y enséñamelo.- Era la perfección.

-Prefiero jugar a hablar sobre eso.- Encendí la ducha y le di un beso.

-Hora de jugar.

 

….............................

 

Hola! Ya estoy por aquí de nuevo jajaja Tika al final si que fue la noche de la subasta como querías jaja No me acordaba si venía eso y al final si jaja

¿Qué os ha parecido? La parte del tatuaje es mi favorita, se han declarado y ya piensan que esto va a durar, ¿qué pensáis vosotras?

La semana que viene no voy a poder subir capítulo, así que la siguiente me tenéis aquí con energías renovadas jaja.

Espero vuestros comentarios y votitos.

 

Un beso!!

Capítulo 24: Outtake: Segunda Cadena. Capítulo 26: Scrum

 
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