Primero y Diez (+18)

Autor: nicoli
Género: + 18
Fecha Creación: 18/03/2013
Fecha Actualización: 26/10/2014
Finalizado: NO
Votos: 33
Comentarios: 191
Visitas: 133948
Capítulos: 35

Bella Swan es una aspirante a reportera de deportes cuando le es asignado entrevistar al más grande de la liga, por no mencionar al mas caliente, el quarterback Edward Cullen ¿Le enseñará Edward Cullen las reglas del juego? O ¿ella le enseñará una o dos cosillas? 


Esto es una traducción y su autora es Nolebucgrl, podéis encontrar el fic original en esta página: http://www.fanfiction.net/s/5874934/3/First-Ten

Estoy autorizada por la autora a traducir esta historia.

 

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También os invito a pasaros por mi otra traducción conjunta, Words With Friends, junto a CARLAROBPATT. Aquí os dejo el link: http://www.lunanuevameyer.com/sala-cullen?id_relato=3920

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Capítulo 27: Interferencias en la defensa

BPOV

 

Estaba nerviosa, de hecho sentía mariposas en mi estómago mientras me dirigía a trabajar. Era como si de nuevo fuera mi primer día, pero no. Sólo era mi primer día como reportera románticamente involucrada con Edward Cullen. No sabía como iban a reaccionar mis compañeros, aparte de Jessica y Lauren, sobre todo mis compañeros deportivos. Siempre nos habíamos llevado bien, pero por algún motivo sentía que eso iba a cambiar. Sabía que me tenía que acostumbrarme, porque eran sólo mi grupo de compañeros. Los reporteros rivales eran más propensos a ser más hostiles.

Traté de empujar los nervios a un lado cuando entré en el edificio, le dije a Ted que podía manejarlo y lo decía en serio. Me armé de valor cuando dí la vuelta a la esquina y me abrí paso por delante del escritorio de Ashley Blake. Ella era como la secretaria, pero en realidad controlaba toda la información que llegaba a la redacción y lo entregaba a la persona correcta. No podríamos hacer nada sin ella.

Me miró mientras hablaba por el auricular y transfería una llamada. La sonreí y ella asintió, sus ojos negros se movían sobre mí como si me examinara. Caso podría oírla los pensamientos, preguntándose qué veía Edward Cullen en mí. Entonces una sonrisa estalló en su cara y automáticamente la devolví la sonrisa.

-Me encantó el artículo-, articuló mientras pasaba otra llamada. Mentalmente me reprendí por ser una idiota, sonreí y seguí, agradecida, hacia mi cubículo.

Aunque podía haber imaginado la reacción de Ashley, no me había imaginado el silenció que se instaló en la sala cuando caminaba hacia mi escritorio. Las conversaciones se habían cortado a la mitad y sentí varios pares de ojos puestos en mí. Me encogí internamente por la atención, pero mantuve la cabeza bien alta. No tenía nada de qué avergonzarme. Sólo estaba saliendo con una celebridad.

Me concentré en Seth Clearwater y Paul Mader, mis compañeros de la sección de deporte. Seth actualmente ocupaba mi antiguo trabajo, junto al atletismo de Arizona. Paul estaba a cargo de la universidad de Arizona y también cubría el resto del Pac-10. Los oscuros ojos de Seth se encontraron con los míos un momento antes de que se alejara de mí y se pusiera a hacer cualquier cosa en su ordenador. Paul no parecía estar ocupado, ya que se recostó en la silla y tomó un sorbo de café mientras me miraba.

-Paul-, le dije, sonriéndole como siempre, como si fuera un día más.

-Señora Cullen-, respondió con una sonrisa traviesa. Mi corazón se detuvo por unos segundos antes de latir fuertemente en mi pecho. Según Edward tendré ese nombre algún día. Aunque le había dicho que de momento no, lo quería. Pero aún así me molestó que Paul fuera el primero en llamarme así.

Me detuve en su mesa y le miré.

-Ese no es mi nombre.- Seth murmuró algo detrás de mí, pero no lo entendí y cuando me volví hacia él seguía mirando a su ordenador.

Paul puso los pies encima de la mesa y me golpeó ligeramente.

-Ya sabes, siempre supe que tenías algo con los chicos guapos, Bella, y esperaba que cayeras en mis brazos.

Rodé los ojos. Paul estaba feliz mente casado y tenía tres hermosos hijos.

-Qué ingenuo, ¿no? No podrías ni aspirar por competir con mi hombre.- Me burlé.

Se rió entre dientes.

-No dentro o fuera del campo, parece ser.- Paul había sido quarterback en el instituto pero no pudo llegar más lejos de la universidad.

-Vale, pero aún te quiero, aunque no seas guapo- le dije, mirando por encima de mi hombro y viendo la cabeza de Seth. Miré a Paul y se encogió de hombros. Sabía que Seth estaba enamorado conmigo y sentí una punzada de culpa por no compartirlo. Le debió de ser duro leer sobre Edward y yo en el periódico.

-Seth, me encantó tu artículo sobre el partido de Plant-, le dije.

-Gracias- gruñó, todavía sin mirarme.

Paul dejó escapar un silbido y levantó las manos en señal de rendición.

-Voy a recargar-, nos dijo, cogiendo su taza de café y dirigiéndose a la sala de descanso.

Suspiré y lo intenté de nuevo.

-Sinceramente, creo que Adams se llevará el título este año. Su corredor es un semental y su línea defensiva abre agujeros del tamaño del Gran Cañón-. Nada. Ni una palabra o estremecimiento.

-Jess y Lauren se lo pasaron muy bien en la subasta, aunque esto un poco preocupado de que Lauren hubiera cansado demasiado a Crowley para el domingo.- Si, estaba desesperada. Seth era la persona que mejor me caía en el trabajo y odiaba no hablar con él.- ¿Y Cullen? Estoy seguro de que le quitas tiempo de entrenamiento.- Sus palabras vinieron amargas y duras. Solté un grito ahogado y me agarré al borde del escritorio, como si me sostuviera del daño que me habían hecho sus palabras. Finalmente me giré y la expresión de su cara coincidían con sus palabras. Sus ojos negros ardían y su boca estaba curvada en una mueca.

-Yo... yo, uh...- No sabía que decir.

-Solo dime una cosa, Bella. ¿Recuerdas ese día que tenía una cosa muy importante que hacer y yo cubrí un partido por ti?- Claro que lo recordaba, fue el día que hice el amor con Edward por primera vez, una de las mejores noches de mi vida.- ¿Fue Cullen la cosa importante que tenías que hacer? ¿O, debería decir, la persona importante que tenías que hacer?

Lancé una mirada rápida a mi alrededor y nadie nos miraba, pero tampoco estaba hablando por teléfono ni escribiendo. Tenía la sensación de que estaban oyendo lo que Seth estaba diciendo.

Bajé la voz para contestar.

-Seth, creo que...

-Sólo tienes que responder a la pregunta, Bella.- Su voz no era muy alta, pero el tono era fuerte y claro.

-Si, tenía planes con Edward.- Le diría la verdad, aunque por eso me odiara.

Seth se rió sombríamente.

-Bueno, me alegro de que no dejes que el trabajo interfiera en tu vida personal. Joder, incluso podrías utilizar tu vida personal para mejorar la laboral. Todos ganan.

Esa afirmación hizo que un par de personas detrás de mí se pusieran a hablar y cuando me volví para mirarles, se calmaron con miradas culpables. Claro que él no era el único que pensaba eso, pese a lo que dije en la entrevista. Sabía que pensarían así, pero no pensaba que un amigo fuera uno de ellos.

Suspiré y tendí una mano hacia él, pero él retiró su brazo antes de que pudiera tocarlo. Supongo que me lo tendría que haber esperado.

-Tu me conoces mejor, Seth. No utilizaría a Edward para salir adelante.

-Yo no te conozco de nada, Bella. Ya te aseguraste tu de eso-, respondió airadamente.

-¿Qué quieres decir?- Me había pasado horas y horas con Seth, hablando de la vida, el deporte, ayudándonos mutuamente cuando lo necesitábamos. Éramos amigos, joder.

-Quiero decir que cada vez que te invité a salir y me dijiste que no, supongo que era porque esperabas a un pez más grande. Dime, Bella, ¿cómo lo pescaste?

Me sentí como si me hubieran dado un puñetazo en el estómago.

-Seth somos amigos y no quería arruinar...

-¡Nosotros no somos amigos!- Gritó y toda la sala se calló.

Las lágrimas brotaron de mis ojos, pero me negué a que salieran delante de toda la oficina.

-Muy bien, claramente estás enfadado conmigo. Lamento no haber querido echar a perder nuestra amistad por salir contigo. Aparentemente lo he hecho por enamorarme de Edward. Siento que te duela y siento que no te lo dijera hace mucho tiempo. Estaba esperando para... bueno, no importa para qué estuviera esperando. No te molestaré otra vez.

Algo brilló en sus ojos, pero no podía decir si era rabia o qué era. Esperaba que fuera su pesar, pero no iba a pagar para averiguarlo. Giré sobre mis talones y me dirigí a mi escritorio, sin mantener contacto visual con nadie. Me hundí en mi silla y me volví hacia mi ordenador, mirando la pantalla mientras esperaba que arrancara. La luz del teléfono estaba parpadeando y lo cogí, puse mi contraseña, haciendo todo lo que podía para distraerme del dolor que sentía.

¿Veintisiete mensajes? ¿Qué coño pasaba? Escuché como reportero tras reportero me dejaba un mensaje, con ganas de hacerme una entrevista sobre mi relación con Edward. Eran los mismos que habían hablado con Edward y suspiré, colgando sólo habiendo escuchado unos pocos. Sabía que ellos querían hablar conmigo, Alice me lo dijo después de regresar de su exilio mientras jugaba a ser la relaciones públicas de Edward.

Marqué su número con rapidez.

-Hey, Bella, ¿qué te pasa?- gorjeó, parecía agotada, como alguien que trabajaba en dos cosas. Quería odiarle pero me era imposible.

-Oh, vamos a ver, todo el mundo en el trabajo cree que soy una puta y tengo unas mil peticiones para entrevistas en mi buzón de voz.- Si, estaba exagerando, pero el día había sido una mierda y yo no estaba en perfectas condiciones.

-¿Quién te ha llamado puta?- El chirrido se convirtió en un gruñido mientras Alice me interrogaba.

-Él no lo ha dicho con esas palabras pero...

-¿Quién, Bella?.- gritó. Y ahora me iba a quedar sorda de mi oído derecho.

Solté un suspiro antes de contestar.

-Seth.

-¡Voy a acabar con él!- gritó.- Se supone que es tu amigo y ¿no puede ser feliz por ti porque no le correspondes? A la mierda con eso.

-Alice, no hay nada que puedas hacer. Estoy segura de que no es el único que lo piensa, sólo es el único que me lo ha dicho.

-Bella, dime algo. Si alguien en tu trabajo está saliendo con alguien famoso, ¿le acusarías de hacerlo para beneficiarte?

-No, claro que no.

-Bueno, entonces, eso es todo lo que necesitas saber de Seth. Está enfadado y celoso y es un imbécil. La próxima vez que le vea le voy a patear el culo.

Me reí ante la imagen de Alice, 3 cabezas más pequeña que Seth, golpeando a este, pero no dudaba que pudiera hacerlo. Tenía a Emmett acojonado, por el amor de Dios.

-No te rías de mí, puedo hacerlo-, me informó con altivez.

-Sé que puedes. Sólo que me ha venido una imagen muy graciosa a la mente.- Me encantaba que Alice pudiera encontrar algo de humor en algunas situaciones.

-Tal vez lo sea, pero él no se reirá, te lo aseguro. En cuanto a los periodistas, simplemente ignóralos. Ya he concertado alguna entrevista para los dos por la noche, sólo por teléfono, nada importante, y no os llevará más de treinta minutos. Les he dicho que no hay mucho que contar y que cojan el artículo de Lauren como base, ya que no van a conseguir mucho más. Será sin dolor. Tenéis la noche del jueves para disfrutar antes de que os vayáis a Chicago el viernes.

-Gracias, por hacer tanto-, respondí con sarcasmo.

-Oh, cállate, tienes todas las noches. Estaréis haciendo entrevistas una o dos horas como mucho y luego la noche es vuestra. Me aseguré de conseguiros mucho tiempo a solas.

-Lo sé, Alice y te lo agradezco. Nadie podría haber cuadrado la agenda de Edward tan rápido.- Tenía razón y quería que supiera que apreciaba lo que hacía por él, por nosotros.

-Bueno, eso es cierto-, respondió en tono apaciguado.- ¿Sabías que quieren que haga una línea de ropa interior?

Me que´de helada. Mierda, ¿no lo había oído ya?

-Si, lo mencionó.

-Bueno, ¿no crees que debería hacerlo? ¡Tengo muchas ideas!- En ese momento desconecté mientras divagaba sobre boxeadores, Anuncios de boxeadores y lo que ella tenía en mente.

-Eso está muy bien, Alice. Edward no está seguro de si lo quiere hacer.- Y yo no estaba segura de querer que mi hombre saliera casi desnudo en revistas y anuncios de televisión, que es donde al final iba a parar esto. No era tonta.

-Uh, uh, pero sería muy lucrativo y...- ella seguía. Alguien se aclaró la garganta frente a mi escritorio y levanté la vista para ver a Lauren y Jessica sonriéndome como las gemelas Mad Hatters. ¿O era yo la que sonreía así?

-Alice, tengo que colgar. Te llamo más tarde.

-¡Vale! De todos modos tengo que llamar a Alec.- Me reí entre dientes, preguntándome cuanto tiempo iba a concentrarse en trabajar con Edward en lugar de hacer su propio trabajo. Colgué y me enfrenté a las dos mujeres sonrientes que estaban enfrente de mí.

-¿Qué pasa?

-Tu novio es un dios.- Si, muy muy cerca de ello, y Zeus si que lo era. Sonreí por mi pensamiento y me concentré en ellas.

-¿He de suponer que vuestras citas salieron bien?

Lauren se abanicó dramáticamente.

-¡Tyler es tan caliente! Y, por cierto, ¡tiene unas manos fantásticas!- Me reí ante la mirada soñadora de su cara.

-¡Y Sam es tan grande! ¡Lo terminó todo!- Jessica soltó, haciendo que por casi nos ahogáramos de la risa.

-Bueno, me alegro de que estuvieran a la altura de vuestras expectativas.- Mi corazón se aligeró al saber que estas dos mujeres me apoyaban, reían y se sentían felices por mí.

-¡Oh, sí! Tyler viene esta noche a cenar. Y sabes que yo no cocino.- Lauren nos guiñó un ojo.- No se quejará. Tendremos una gran fiesta.- Imágenes de Lauren alimentando en sus grandes tetas a Tyler vinieron a mi cabeza y luché contra un estremecimiento.

-Y mañana veré a Sam-, suministró Jessica.- Habla demasiado de su ex, pero he encontrado una forma eficaz de callarle.

No necesitaba saber nada sobre lo que hacían con ellos, así que cogí de nuevo mi teléfono.

-Me aseguraré de decirle a Edward lo felices que estáis. Estará contento.

Se pusieron de pie para irse, pero Lauren se dio la vuelta y me tocó el hombro con su mano.

-Bella, he oído lo que te ha pasado con Seth.- Claro que si, todo el mundo lo sabía.- Es un idiota porque está enamorado de ti y todo el mundo lo sabe. Eso no es excusa, pero no creo que se crea ni la mitad de lo que dijo. Y tengo la intención de decirle que la próxima vez que haga algo así, no voy a ser responsable de lo que salga en mi columna.

La apreté la mano y traté de que mis lágrimas no salieran de nuevo.

-Gracias, Lauren. No tienes porqué hacerlo.

-Solidaridad entre chicas-, me dijo, apretando de nuevo mi mano.- Ahora a trabajar.- Vi como ella y Jess se fueron y me sorprendí extrañándolas unos segundos después.

Me encogí de hombros y comencé a recopilar información sobre los Bears para mi nuevo artículo. Me perdí en informes de lesiones y estadísticas un par de horas y el equilibrio que sentí cuando lo hacía me encantó. Un fuerte jadeo me llamó la atención y me sacó de mi concentración, mirando a la izquierda para ver lo que pasaba.

Me quedé boquiabierta cuando vi a Edward caminando entre las mesas hacia mí. Estaba guapo, como siempre, en vaqueros y un polo azul. Se dedicaba a sonreír a todo el mundo mientras andaba, pero no se detuvo hasta que llegó a mi mesa, y me tendió una bolsa.

-¿Qué haces aquí?-Le pregunté, cogiendo la bolsa de Panera y poniéndola en mi escritorio. Quería lanzarme a sus brazos, pero no podía hacerlo aquí y ahora. Eso era demasiado, pero eso quería.

-He tenido que ir a por un nuevo número de teléfono, ¿recuerdas? Y quería tu fueras la primera en tener mi nuevo número, así que aquí estoy para traértelo, junto al almuerzo.- Me sonrió con dulzura y le cogí la mano. Tenía que tocarle.

-¿Te ha llamado Alice?- Le pregunté con suspicacia.

-No, tiene mi teléfono, ¿recuerdas?- Ah, sí.- ¿Por qué?- preguntó, con los ojos entrecerrados. Me encogí de hombros y se inclinó hacia delante, con los ojos verdes clavados en los míos.- ¿Por qué, Bella?

Suspiré y me pasé la mano derecha por el pelo.

-Es solo que no he tenido un buen día.

Echó un vistazo a mis compañeros, todos estaban sorprendidos por su presencia.

-¿A si? ¿Y eso por qué, exactamente?- Su voz era tranquila, pero aun así era aterrador, podía enfadarse y parecer tranquilo cuando se lo proponía.

-Hablamos de eso luego.- Me miró, claramente queriendo presionarme, pero lo que vio en mi rostro le hizo ceder.

-Vale, cariño. ¿Te parece bien si me quedo a comer contigo?- Parecía esperanzad. Era adorable.

Sonreí y le apreté la mano en señal de agradecimiento.

-Claro que si. No me puedo creer que lo hayas traído tu mismo.

Sus ojos brillaban.

-Estaba harto de todos esos hombres que venían a entregártelo y tenían la suerte de visitarte en el trabajo mientras yo estaba empapado de sudor y echándote de menos.

Edward sudoroso trajo a mi mente todo tipo de pensamientos que no había que tener en el trabajo, sobre todo cuando el estaba a solo tres metros de mí. No tardaría mucho en empujarle, tirarle al suelo y tirármelo en una oficina llena de gente mirándonos.

-Uh, sí, bueno- casi chillé y él se rió, sabiendo el efecto que tenía sobre mí. Me soltó la mano y la metió en la bolsa, sacando sándwich, sopa y pan.

-Creo que hoy tenemos uno de pavo en pan amargo y sopa cheddar con brócoli-, me dijo.

-Mis favoritos.- Le sonreí y me sonrió mientras se sentaba, tendiéndome una cuchara.

-¿En qué estás trabajando?- preguntó mientras cogía de su comida.

Me tragué un bocado de pavo antes de contestar.

-En el jugo de las estadísticas de Cutler, leyendo sobre sus últimos partidos, buscando noticias y lo que hay que tener en cuenta.

Sonrió.

-¿Si? ¿Y qué tengo que tener en cuenta?

Tomé un sorbo de mi sopa, gimiendo suavemente por el sabor. Edward se aclaró la garganta y me reí por su reacción. Dos podíamos jugar a este juego sexual.

-Urlacher en la carga defensiva. Últimamente les suben hasta la mitad del campo y Peppers hace un doble equipo al final, él hace su agosto.

Edward se inclinó hacia delante y bajó la voz.

-No tienes ni idea de lo caliente que es escucharte hablar de fútbol.

Lamí una gota de sopa de mi labio.

-Es posible que me lo hayas demostrado una o dos veces.

Sus ojos estaban en mi boca mientras me respondía.

-Te lo demostraré de nuevo esta noche. Aunque tengo que ver un vídeo de un partido.

-Espero impacientemente-, le dije con una pequeña sonrisa.

Me respondió con una sonrisa sexy.

-Igual que yo.

Comimos y me contó qué hizo para cambiar de número y sus planes para salir con Emmett y Jasper después de irse. Iban a jugar al baloncesto para hacer un poco de ejercicio extra. Me encantó la imagen de Edward encestando y me hubiera gustado estar allí. Tenía que estar sexy, de eso no había duda.

Terminamos el almuerzo y Edward hizo una bola con la bolsa y la tiró en mi papelera.

-Mira, ya encesto.

Me mordí el labio ante su sexy sonrisa.

-Ahorra un poco de puntería para más tarde.

Sonrió y me miró por encima del hombro. No eramos en ese momento el centro de atención así que se inclinó y me besó en los labios con rapidez.

-Guardo mi mejor puntería para ti.

-Me alegro. ¿Edward?

-¿Si?- preguntó, preguntó, llamándome con su teléfono para que tuviera el suyo. Rápidamente lo guardé.

-Gracias por venir hoy. En serio. No sé cómo sabías que te necesitaba, pero creo que ha sido así.

Sonrió y extendió la mano, pasando los dedos por su mejilla izquierda. Me incliné hacia esos dedos y cerré los ojos.

-Tenía la corazonada de que no sería un día fácil para ti. Lamento que no lo haya sido. Pero quería que supieras que siempre estaré ahí para ti.

Abrí los ojos y su rostro mostraba una sinceridad aplastante.

-Sé que lo harás.

-Te amo, Bella.

Sentí un calor a causa de sus palabras, como siempre me pasaba.

-Yo también te amo, Edward.

-¿Nos vemos después del trabajo?- Me preguntó.

-Si, iré directamente hacia allí.- Quería estar en sus brazos y olvidarme de Seth y los ojos juiciosos que me observaban.

-Bien.- Me acarició la mejilla.- Llámame si me necesitas antes.

-Lo haré. ¡Nos vemos en unas horas!

Le vi caminar con una sonrisa. También lo hizo el resto de la oficina. Volví a sentarme y me volví a mi pantalla con el corazón más ligero una vez que estuvo fuera de mi vista. Edward siempre me hacía sentir mejor. Si tenía que soportar a un par de compañeros enfadados, que así fuese.

Unos veinte minutos más tarde oí otra voz familiar, pero esta me sorprendió aún más.

-¿Bella?

Miré hacia arriba rápidamente.

-¿Seth?- Su voz era cauta y, por primera vez desde que le conocía, parecía pálido. Era descendiente de una tribu indígena local y su piel siempre estaba bronceada, pero ahora estaba casi blanco.

-Sólo quería disculparme. Nunca debí decir que estabas con Cullen por cualquier otro motivo que no fuera por que le quieres. Lo siento.

¿Qué?

-Oh, Seth, yo también lo siento. No quise hacerte daño.

Levantó una mano.

-No, no tienes de que disculparte. Soy un celoso imbécil. No sucederá de nuevo.- Antes de que pudiera decir algo más se había ido.

Me senté aturdida un par de minutos hasta que mi móvil vibró, sacándome del trance. Vi que era Emmett y empecé a toser en cuanto lo leí.

Emmett: ¿Se disculpó tu compañero de trabajo?

Yo: Si, lo hizo. ¿Cómo lo sabías?

Claro que yo ya sabía la respuesta. Alice. Ella se lo había contado a Jasper y este, por supuesto, se lo había dicho a Emmett. Supongo que tenía que estar agradecida de que Edward no supiera nada cuando estuvo aquí o Seth hubiera estado más blanco aún.

Emmett: Veo y lo sé todo, Katie Couric.

Yo: Oh, seguro que sí, Kreskin. ¿Qué has hecho?

Emmett: Nada de lo que debas preocuparte, Barbara Walters. Ya está solucionado. Nadie va a insultar a mi periodista favorita.

En contra de mi voluntad, noté mis labios retorciéndose en una sonrisa.

Yo: No puedes ir amenazando a mis compañeros de trabajo, Emmett.

Podía luchar mis propias guerras, cuando sea necesario.

Emmett: ¡Claro que puedo! Eres mi amiga y te quiero, Bella. Nadie te insultará mientras viva. Nadie.

Emmett: Tienes suerte de que solo le llamé. Jasper quería ir a tu oficina. De nada.

Suspiré y sacudí la cabeza. No tenía sentido discutir con Emmett una vez que tenía algo en la cabeza.

Yo: Gracias, Emmett. Yo también te quiero. Dile a Jasper lo mismo.

Emmett: Ya lo sé, me quieres más que a Edward. No te preocupes ¡no se lo diré ni a él ni a J!

Me reí y volví a posar mi atención en mi ordenador. Podía ser de los mas exuberante a veces, pero estaba contenta de que Emmett McCarty me estuviera protegiendo con la misma ferocidad con la que protegía a Edward. También me alegraba de tener a Jasper. Ahora tenía a dos hermanos mayores sobreprotectores a los que debería regañar por amenazar a mis compañeros de trabajo, pero no lo voy ha hacer.

 

.

 

El resto de la semana transcurrió sin incidentes. Hicimos algunas entrevistas telefónicas aleatorias sobre nuestra relación, varias ofertas no las aceptamos (Playboy, ¿en serio?), y el ambiente tenso en el trabajo fue digno del libro de los récords. Nadie más me dijo nada dando a entender que estaba con Edward por interés, pero tampoco fueron muy habladores conmigo. Tal vez se hubiera corrido la voz sobre la amenaza sobre Seth. No me sorprendería lo más mínimo. Lauren y Jess lo sabían, así que eso significaba que el resto de la oficina también.

El avión aterrizó sin problemas y di un suspiro de alivio mientras iba por la pista. Estaba en Chicago en noviembre, así que hacía mucho frío, me había comprado una chaqueta roja mu pesada. Esperaba que tuviera un buen uso mientras cubría los partidos. Me guié por el aeropuerto con bastante facilidad y mi coche de alquiler estaba ya preparado por lo que salí con rapidez.

Conducir a través del tráfico de Chicago no era lo mejor para calmar los nervios por el primer partido de Edward desde que habíamos hecho pública nuestra relación, pero luchaba por ignorarlo y disfrutar de la ciudad. Me gustaba viajar y no lo había hecho mucho desde que Alice y yo nos graduamos y encontramos trabajo. Solía arrastrarme a los viajes y por lo general hacíamos uno o dos por año, y eso que me negaba a muchos.

Llegué al Best Western Grant Park y sonreí. Estaba cerca de algunos museos y pensé en ir en los ratos libres. Siempre había querido ir al Shedd Aquarium y podría ir caminando desde mi hotel. Me registré y deshice la maleta, colgué mi traje de pantalón que había escogido para el partido.

Tenía una hora antes de ir al estadio por lo que me relajé en la cama y llamé a Edward para decirle que ya hacía llegado. Se hospedaba en el hotel Hilton, aunque ya podía estar en el campo. Era extraño tenerlo tan cerca y a la vez tan lejos. Me hubiera gustado ir a museos con él, pero iba a estar ocupado y prometí a Ted que me alejaría de él y era una promesa que tenía la intención de mantener, sin importar lo duro que fuera.

-Hola, cariño.- Su voz se apoderó de mí y cualquier tensión persistente que tuviera desapareció.

-Hey, guapo. ¿Estás ya en el estadio?

-Vamos en cinco minutos-, contestó.- ¿Qué tal tu vuelo?

-Bien, no ha habido nada especial.- Se había enfadado un poco conmigo cuando se enteró de lo que pasó con Seth y quería volver a mi trabajo a hablar con él al día siguiente, pero su propio trabajo y mis amenazas le impidieron hacerlo. Sabía que quería defenderme pero no podía hacer mucho. Me demostró lo mucho que me quiere. Había tenido que contentarse con las amenazas de Emmett y mi promesa de que si pasaba esto de nuevo, sería la primera persona en enterarse.

-Eso está bien. Sólo queda una hora para que te vea de nuevo. ¿Vas a ser capaz de controlarte viéndome entrenar?

Era una buena pregunta. Sabía que iba a estar guapísimo sin sus hombreras ni su casco, ya que no había falta en los entrenamientos.

-Creo que me las arreglaré-, le contesté secamente. Se echó a reír con su sexy risa y de nuevo me derretí.

Su risa se cortó cuando alguien le habló. No podía entender lo que le estaban diciendo, pero él me lo contó un momento después.

-Es hora de que nos vallamos.

-Vale, nos vemos pronto-, le dije, aunque sentí una punzada por la separación, ya sé, era ridículo. No era como si no hubiéramos estado separados durante unos partidos fuera de casa. Al menos ahora estaba en la misma ciudad que él.

-No puedo esperar. Te quiero.

-Yo tampoco. Te quiero.

Me levanté y me lavé la cara, para volver a aplicar el maquillaje y coger el portátil. Las entrevistas eran al día siguiente, así que no necesitaba mi grabadora. Cuando tenía mi bolso y todo lo que necesitaba, me dirigí al Soldier Field.

El gigantesco estadio acababa de ser remodelado, pero aún tenía ese ambiente de antiguo y a prueba de tiempo. Saqué unas cuantas fotos con mi móvil porque quería capturar el ambiente. Era tranquilo. Le enseñé al guardia mi pase de prensa y me dejó pasar, tenía que recorrer el estadio y encontrar un sitio para ver el entrenamiento.

Entré en el campo y me di una vuelta para mirar a los asientos vacíos. Sabía que la atmósfera del domingo sería completamente diferente. Se trataba de dos equipos de playoffs que luchaban por ser los primeros en su serie. No podía esperar. Vi un par de compañeros periodistas en primera fila cerca de la línea de cincuenta yardas y me dirigí hacia ellos, sonriendo cuando vi a Ronnie sonreírme.

-Hola, Ronnie.- Me senté a su lado y me dio unas palmadas en el brazo.

-Hola, Bella. Leí un artículo interesante sobre ti a principio de semana.

No parecía ir de forma malintencionada o juiciosa, pero de todos modos me sonrojé.

-Si, bueno, ¿te sorprende?- Le dije.

Echó la cabeza atrás y se rió.

-Si, me sorprendió. Bien por ti. Edward parece enloquecido por ti.

Sonreí suavemente.

-Lo está, y la sensación es recíproca.

-Eso es todo lo que necesito saber. Avísame si la caga y me aseguraré de darle una patada en el culo.- Hizo una mueca.- Bueno, vale, los dos sabemos que no puedo con él, pero escribiría algo muy malo sobre él.

Me reí y besé su canosa mejilla.

-¡La pluma es muy poderosa!

Se unió a mi risa.

-Creo que el puño puede ser más poderoso que la pluma, pero lo aguantaría por ti.

Abrí la boca para responder cuando una voz cortó nuestra feliz conversación.

-Caray, Swan, ¿Cullen no es lo suficientemente bueno para ti? ¿O piensas ganarte a la prensa haciendo eso con cada uno de nosotros? Yo estaría dispuesto a considerar tu oferta.

Ronnie se tensó y sentí mi cara palidecer. Reconocí la voz. Me volví y vi a Dan Muller mirándome de reojo. Una parte de mí sabía que tendría que lidiar con él, pero tenía la esperanza de verle solo en el partido.

-Muller, te juro por Dios que si vuelves a menospreciar a esta señorita una vez más...- Ronnie se interrumpió cuando Dan empezó a hablar.

-¿Señorita? No veo a ninguna señorita aquí. Sólo veo a una traidora que está intentando conseguir ventaja sobre la competencia. Apuesto lo que quieras a que abres mucho tus piernas para Cullen, ¿no crees, Bella?

Ronnie se puso de pie y me extendió la mano, le agarré el brazo para no hacer nada que lamentaría. Bueno, dudaba que él lo lamentara, pero pelearme no se vería bien ni para él ni para mí. Tenía que hacer frente a esto yo misma, sin violencia, aunque pegarle sería de lo más liberador.

-La verdad, Muller, golpearía a algunos periodistas, pero sólo estoy aquí para hacer prensa escrita. No tengo tiempo para aspirantes a bloggers de internet.- Envolví mi brazo alrededor de la cintura de Ronnie y besé de nuevo su mejilla, batiendo mis pestañas coquetamente. Los ojos de Dan se estrecharon y dio un paso hacia mí, pero otro hombre que nunca había visto antes puso una mano sobre su pecho.

-Creo que es mejor que te sientes allí y dejes de ser un estorbo, Dan. Si me entero de que acosas sexualmente a otro periodista estoy obligado a informar de eso.- Dan se apartó de él y se dio la vuelta, subiendo varias filas. Le sentí mirarme, pero hice mi mejor esfuerzo para ignorarlo mientras sonreía con agradecimiento al desconocido. -Rick Hopkins, del Yes-, dijo, tendiéndome la mano. La sacudí y me fue a presentar, pero se rió, sus ojos azules brillaban.- No necesitas presentación, Bella Swan,creo que todo el mundo sabe quién eres.- Sentí mis mejillas calentarse de nuevo y Ronnie me puso una mano en forma de apoyo en la espalda.- Lo siento, no quería decir eso. Me temo que Dan no es el único celoso por tu acceso. La mayoría de nosotros quisiéramos conseguir la información privada que tu tienes. No creas que Cullen es de mi tipo.- Esbozó una sonrisa y sabía que me tomaba el pelo, pero sus palabras me hicieron daño.

-No obtengo información privilegiada-, me apresuré a decir y él negó con la cabeza.

-No te estoy acusando de eso, Bella, solo te digo lo que piensa y dice la gente. Puede que no tengas las jugadas, pero puedes hacer que Cullen te devuelva la llamada cinco minutos después de dejarle un mensaje.- Bueno, eso era cierto.- Nos guste o no, tienes privilegios que el resto no tenemos.- Se encogió de hombros y sonrió.- Úsalo mientras puedas.- No sabía qué decir a eso, asintió en nuestra dirección y se fue de nuevo a su sitio, dos filas por delante de Dan.

Nos sentamos de nuevo y Ronnie metió la mano en el bolsillo, ofreciéndome chicles. Sacudí la cabeza y me dejó pensar en lo que Rick acababa de decir. Supongo que si la situación fuera al revés, estaría un poco molesta porque otro periodista pudiera hablar con Edward cuando quisiera. Pero no pensé que tenía ventaja en eso. No le había preguntado nada desde la entrevista en el vestuario, que estuvo bien, pero fuera de lugar, pero ese no era el acceso que ellos querían. Por lo menos no lo creía, aunque ¿quién sabe? Edward era atractivo para ambos sexos después de todo.

-No dejes que te afecte, Bella. Cualquiera que os conozca a alguno de los dos sabe que no os estais utilizando.- Si, pero la mayor parte del mundo no nos conoce, ¿verdad? Sólo tenía que asegurarme de no obtener información fuera de su horario. Ese tiempo era para estar juntos.

-Voy a intentarlo-, le dije a Ronnie. No le dije que seguramente tendría que evaluar si todo seguía como ahora. Mi atención se desvió cuando el equipo salió del túnel y empezó a estirar en el campo. Mis ojos se situaron inmediatamente en la cabeza con el pelo desordenado color bronce y suspiré cuando vi lo sexy en chándal gris y una camiseta de manga larga. Sus ojos recorrieron las gradas y sonrió cuando me vio. Le devolví la sonrisa pero me abstuve de saludarlo agitando la mano. No tenía la necesidad de darles más que hablar a mis compañeros.

Con Emmett fue otra cosa, no podía hacer nada con respecto a él, quién me saludó eufóricamente cuando me vio. Le devolví el saludo de forma rápida y agradecí que Edward le dijera algo antes de que corriera hacia mí, que parecía apunto de hacerlo.

El entrenamiento fue divertido. El entrenador de quarterback de Edward estaba en el campo con él, haciendo lanzamientos a su lado y dirigiendo a Edward después de cada tiro. Los pases de Edward parecían nítidos a pesar del viento que se arremolinaba en el estadio. Estaba agradecida de tener mi chaqueta y maldije por no tener mis guantes mientras tomaba notas. Jasper corrió varias rutas largas capturando los pases de Edward mientras corría y esquivaba a falsos defensores. Mereció la pena el viaje para verlo.

Aunque, por supuesto, mi parte preferida fueron los estiramientos. Habían unos culos maravillosos en el campo, trabajando, ninguno mejor que el de mi novio, claro. No incluí esa observación a mis notas.

-Está concentrado-. Ronnie comentó cuando Edward evitó un falso pase de Darnell Dockett y dejó volar a la pelota a los brazos de Larry Fitzgerald que corría atravesando el centro del campo.

-Si, lo está.- Estaba orgullosa de él. No sabía si había sido una distracción para él, pero aparte de la mirada sexy del principio y sus sonrisa cuando salió del campo, no me había mirado ni una vez. Me alegré y esperaba que los demás periodistas también lo hubieran notado.

Cuando el entrenamiento finalizó, la mayoría del equipo se dirigió a los vestuarios, pero vi a Edward y a Jasper que seguían trabajando un par de rutas en el otro extremo del campo. Eso era lo que les hacía estar en sintonía. No se detenían cuando todo el mundo lo hacía. Tomé nota antes de apagar mi portátil y me levanté con Ronnie.

-¿Quieres ir a cenar con este viejo esta noche?- preguntó, bostezando y estirándose.

Me reí y sacudí la cabeza.

-¿Que tal mañana por la noche? Tengo que escribir mi historia y creo que llamaré al servicio de habitaciones, me quedaré esta noche en mi habitación.- Dan el gilipollas pasó junto a nosotros, lanzándome una mirada, que felizmente le devolví. Por lo menos mantuvo su boca cerrada.

-Mañana entonces.- Miré a Edward una vez más antes de salir de las gradas y sus ojos estaban puestos sobre mí. Me sonrió y musitó algo que no pude entender. Le devolví la sonrisa y me fui, preguntándome qué trataba de decirme.

Al volver a la habitación, terminé mi artículo y se lo envié a Ted antes de entrar a la ducha y dejar que toda la tensión del día desapareciera como el agua sobre mi piel. Tenía una mejor forma de aliviar el estrés a solo unas cuantas calles de distancia, pero sabía que no podía ir a él, algo muy malo. Viviría. El domingo por la noche iría directamente a Edward cuando mi avión aterrizara.

Me puse los pantalones del pijama nuevos de franela y una de las camisetas grises de Edward y pedí al servicio de habitaciones mientras veía SportsCenter. Envié un par de correos a mis padres y a Alice. Mi teléfono sonó y sonreí cuando vi que era Edward.

-Hola.

-Hola, mi amor. ¿Qué te a parecido el entrenamiento?- Me senté contra las almohadas y conversé con él sobre Ronnie y lo grande que parecía Edward al lanzar la pelota.- Eso está muy bien, cariño, pero ¿qué tal con el resto de los periodistas?

Suspiré y me pasé la mano por mi húmedo cabello. No podía no decírselo. Se lo había prometido.

-Dan es un imbécil, lo que no es algo inusual.

Edward se quedó callado por un momento.

-Un idiota, ¿por qué?- Escuché su tono y me mordí el labio.

-Ya sabes, como lo fue la última vez.- Le había contado a Edward como Dan se comportó la otra vez y no había estado muy emocionado con su comportamiento, pero no había podido hacer nada. Nuestra relación era un secreto, e incluso si no lo hubiera sido, no podía pegar a un chico por hacer comentarios groseros.

-¿Qué ha dicho, Bella?- Suspiré y se lo dije, haciendo una mueca ante las maldiciones que salían de su boca.

-Voy a hacer que despidan a ese hijo de puta, lo juro. Nadie te debe hablar de esa forma.

-Ronnie y otro chico, Rick, me defendieron. Se echó atrás como la última vez, Edward. Es un cobarde.

-No me gusta, Bella. Tipos así no se dan por vencidos y se van.- Podía oír la frustración en su voz.

-No me importa, Edward. Puedo con ello.- Un golpe en la puerta interrumpió el hilo de mis pensamientos.- Espera un segundo, creo que mi cena está aquí.

-¿Si? ¿Qué has pedido?

-Un sándwich de pollo y patatas fritas-, le respondí, abriendo la puerta. Jadeé cuando vi quién estaba allí. Mierda, no había sido el servicio de habitaciones. Dan Mullen estaba en mi puerta, con una sonrisa en su estúpida cara, su camisa blanca fuera del pantalón vaquero y los botones superiores abiertos. Se tambaleó un poco y se apoyó en el marco. ¿Qué como le pasaba? ¿Estaba borracho?

-¿Que haces aquí?- Le pregunté.

-¿Quién es?- Preguntó Edward.

-Sólo he venido a ofrecerte otra oportunidad para que arregles el haberte comportado como una zorra antes. Te perdono, si me das un poco de lo que Cullen disfruta cada noche.- Arrastró las letras en la última palabra.

-Dan, ya te dije que no me interesa.

-¿Qué?- El grito de Edward resonó en mis oídos y me di cuenta de que había estado hablando con el teléfono aún en el oído.

-No es nada. Puedo manejarlo.- Escuché la respuesta de Edward y me di cuenta de que había colgado. Esto no iba a ser bueno.

 

 

 

 

 

 

 

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Hola de nuevo! Esta vez no he tardado tanto porque estoy de vacaciones y todo eso jaja

Lo primero de todo Feliz Navidad a todas. Intentaré tener el siguiente capítulo para antes de que se acaben las fiestas, pero como siempre, no prometo nada, solo que no os olvidaré.

Este capítulo quería dedicárselo a JULICS, gracias a su comentario del otro día mi día acabo mucho mejor de lo que empezó, gracias por tu apoyo y por tu mensaje de esta mañana :)

Ahora volvamos al capítulo jaja

¿A que Dan es un gilipollas? ¿Qué creéis que pasará en el siguiente capítulo? Edward no parecía muy alegre que se diga al terminar esa conversación.

Seth se comportó como otro gilipollas. Emmett y Jasper que monos queriendo proteger a Bella, amenazando a sus compañeros, si, pero aún así son muy monos en el papel de hermanos sobreprotectores.

Cuando traduje la parte de Emmett saludando a Bella en el campo casi me caigo al suelo de la risa, este Emmett... esperemos que nunca cambie jaja

Bueno chicas, hasta el próximo capítulo. Que tengáis una buena salida del 2013 y una buena entrada en el 2014 y para las que valláis a salir de juerga pasároslo muy bien y cuidadito con la bebida, que quiero tener a todas aquí sanas y salvas para el próximo capítulo. Para las españolas (ya que no se si en otros países también se tiene esta tradición) no os atragantéis con las uvas jaja.

 

Un beso!!! Espero vuestros votitos o comentarios :)

Capítulo 26: Scrum Capítulo 28: Fuerza de tirador

 
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