Primero y Diez (+18)

Autor: nicoli
Género: + 18
Fecha Creación: 18/03/2013
Fecha Actualización: 26/10/2014
Finalizado: NO
Votos: 33
Comentarios: 191
Visitas: 133950
Capítulos: 35

Bella Swan es una aspirante a reportera de deportes cuando le es asignado entrevistar al más grande de la liga, por no mencionar al mas caliente, el quarterback Edward Cullen ¿Le enseñará Edward Cullen las reglas del juego? O ¿ella le enseñará una o dos cosillas? 


Esto es una traducción y su autora es Nolebucgrl, podéis encontrar el fic original en esta página: http://www.fanfiction.net/s/5874934/3/First-Ten

Estoy autorizada por la autora a traducir esta historia.

 

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También os invito a pasaros por mi otra traducción conjunta, Words With Friends, junto a CARLAROBPATT. Aquí os dejo el link: http://www.lunanuevameyer.com/sala-cullen?id_relato=3920

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Capítulo 3: ¿Seguro que no eres un jugador?

BPOV

 

Edward Cullen estaba tocando mi mano y sentía como si 10000 voltios de electricidad entraran por mi cuerpo gracias a su roce. Mierda. ¡No me había ocurrido nunca antes! Noté como sus ojos se abrían antes de soltar mi mano. ¿Lo había sentido también él? Tal vez era que los cables de luz estaban defectuosos en este lugar. Tal vez era un robot. Eso tenía sentido. Nadie debe ser tan increíblemente guapo. Podía ver los titulares ¡Robots Edward Cullen a la venta! Junto a una imagen de mujeres que esperaban cola como si fueran las rebajas. Las réplicas de Edward tomarían el mundo, pero nadie se quejaría por lo guapo que era. ¿Cómo podía ser mas sexy en persona que en las revistas? Es muy injusto.

Me dí cuenta de que se había sentado en frente de mí y me miraba con curiosidad, tamborileando con los dedos sobre la mesa. ¿Cuánto tiempo había estado fantaseando con robots Edward? Oh, todos me estaban mirando. Rápido, Bella, ¡dí algo!

-Tienes los dedos largos.- ¿Que cojones acababa de decir? Sentí mi cara roja y agradecí a Dios por la ridícula luz oscura de la sala. Tal vez no se daba cuenta. No es como si no le acabara de decir al hombre mas sexy del mundo una gilipollez. Alice se rió y Jasper trataba de disimular la risa detrás de su mano.

Edward abrió su boca y luego la cerró, llevando una de sus manos a su perfecto pelo revolviéndolo.

-Um, sí creo que sí. Hace mas fácil lanzar una pelota de fútbol.-Parecía cohibido. Buena primera impresión, Bella. Seguramente estará acostumbrado a que las mujeres le digan lo largo que tiene los dedos. Tal vez deberías haberle dicho que los querías en tu interior. Las mujeres probablemente le pedirán que sea su ginecólogo particular todo el tiempo. Qué humillante.

-Si, por supuesto. Para agarrar mejor y todo eso.- Dios mio, ¿por qué no se me cerraba la puta boca? Tal vez debería fingir un ataque al corazón. Más tarde podría decir que no me llegaba la sangre al cerebro y por eso decía cosas estúpidas. También, podría dar lugar a que me haga una respiración boca a boca. Su padre es médico así que sabrá como hacerlas ¿no? Buena idea, Bella. Entonces tu corazón si que se parará y morirás. ¡Valía la pena!. Mira esos labios.

Alice y Jasper aun se reían de mí y yo estaba demasiado asustada por lo que podría decir como para decirles que cerraran la puta boca.

-¿Cómo es que os conocéis Alice y tu?- Edward preguntó, salvándome de decir otra gilipollez. Bendito sea.

-Fuimos juntas en la universidad,- le contesté. Pero había mucho mas que contar, por supuesto, pero yo no iba a decir nada mas por el resto de la noche. Era la única manera de evitar la diarrea verbal.

Alice me saco del apuro, también la bendecía, pero si no hubiera sido por ella no estaría metida en este lío.

-Bella llegó la primera residencia y tenía todas sus cosas organizadas. ¡Parecía un campo de entrenamiento militar! Claro que ella entro y colocó todo y ¡parecía que íbamos a vivir ahí toda nuestra vida de como lo tenía colocado todo1. Bella necesitaba salir de esa rutina inmediatamente y era mi trabajo ayudarla. La arrastré a una fiesta y hemos sido amigas desde entonces.

Me eché a reír al recordar la indignación de Alice al ver mi parte de la habitación. Se puso a pintar mis paredes de rojo y nos dibujó en la pared. Quitarlo al final del año no había sido fácil, pero nos lo pasamos bien. Siempre lo hacíamos.

-Es difícil que Alice no te caiga bien.

Edward sonrió con esa sonrisa de lado tan hermosa que había temblar a las mujeres. Bueno, tal vez solo a mí.

-Ya lo veo.

Alice le sonrió y abrazó a Jasper.

-Le gusta, ¡sabía que lo haría!- Jasper la removió el pelo.

-Alice, te lo dije. Eras tu la que parecía asustada por si te odiaba.- Ella negó con la cabeza.

-No, ese fuiste tu, Jazz. Recuerdo que...- la cortó con un apasionado beso que encajaba mas en un hotel que en una discoteca. Miré a Edward y le encontré mirándome. Sonrió y ladeo la cabeza hacia la pareja y me reí rodando los ojos.

-No estoy seguro de por que nos invitaron,- me dijo inclinándose sobre la mesa pata que le pudiera oír. Dios, era tan largo. Me pregunto si sera largo por todas partes... Procura no decir eso en voz alta, Bella. ¿Que me pasaba? Sonaba como una adolescente cachonda. Eso no era aceptable. No iba a ser una de esas chicas que tanto odiaba. No era mas que un hombre, un hombre muy sexy y sensual, pero un hombre al fin y al cabo. Lo trataría como trato a todo el mundo.

-Buena pregunta, ya que Jasper no me va a contar nada sobre el, ¿por que no lo haces tu?- Los ojos de Edward se abrieron y su sonrisa iluminó la habitación. Se levantó y puso una silla en nuestra mesa cerca de mí y se sentó. Sentí a mi cuerpo ponerse alerta por su cercanía, un hormigueo corría arriba y abajo de mis brazos y me puso la piel de gallina. Ridículo lo se.

-¿Te importa?- preguntó, señalando a la silla. Oh no, ¿por que me iba a importar estar junto a Edward Cullen? Lo único que me importaba es que el no me estuviera besando como Jasper a Alice. En silencio me felicito por no decir eso en voz alta mientras negaba con la cabeza.

-Es mas fácil así, no hace falta gritar.- Me dio otra sonrisa devastadora y me estremecí ¿practicaba delante el espejo?- Pues... ¿Quieres saber mas sobre Jasper?

-Si,- me las arreglé para hablar, mirándole.- Alice obviamente a excluido varios detalles importantes cuando me habló de él. Al igual que su nombre y profesión. Me imaginé que era un músico que se llamaba Jazz.

Edward soltó la risa mas profunda y hermosa que jamás había escuchado y agarré el borde de la mesa para no lanzarme hacia él. No eres de ese tipo de chicas, Bella. No puede saber el efecto que tiene sobre ti.

-Jazz.... eso no se escucha en los vestuarios. Bueno... supongo que sabes que jugamos al fútbol ¿no?- Parecía casi avergonzado por la pregunta. Eso me sorprendió, esperaba que fuera engreído por eso. Tal vez había más Edward Cullen que conocer y no a simple vista.

Relajé mi agarre a la mesa y decidí dejar de actuar estúpidamente. Lo mas probable es que nunca mas le volviera a ver, así que no hay razón para este comportamiento.

-Si, bueno, es mi trabajo saberlo.- Levantó una ceja y se inclinó hacia atrás en su asiento.

-¿Que significa eso?

-Soy periodista deportiva en The Republic.

De repente se tensó

-Oh.

Comenzó a ponerse de pie y puse una mano en su brazo.

-No estoy aquí para una historia. Sinceramente. No sabía con quién me iba a encontrar ¿recuerdas?- Se relajó un poco y se hundió en su asiento mientras retiraba a regañadientes la mano de su brazo.

Pasó una mano por su pelo y me miró.

-Nada importante. Solo llevo dos años allí. Cubro principalmente los deportes de secundaria y hago la comprobación de hechos. Cuando Alice me llamó para quedar estaba haciendo las estadísticas de tus pases para un artículo en el que Buddy estaba trabajando.

Se rió entre dientes.

-Suena fascinante. ¿Aprendiste algo interesante?

Traté de no enfadarme por sus palabras. Tenía razón, no era un trabajo para recibir un premio.

-Aprendí que lanzas a Jasper 2,3 veces más en un partido que a Fitzgerald.

Sonrió fugazmente.

-Entonces supongo que pasar la pelota mas a Fitz. No puedo tener a ninguno de mis jugadores estrella cabreados conmigo.

-Ninguno de ellos son divas,- señalé y el asintió con la cabeza.

-Algo por lo cual estoy eternamente agradecido. Había rumores de que buscábamos a otro TO en temporadas bajas y yo....- se interrumpió.

-¿Qué?- pregunté. Terrel Owens había estado bien en los Buffalo, pero ya había pasado su mejor momento y no sabías cuando lo hacía para darse a conocer. Nadie parecía dispuesto a darle una oportunidad.

-No puedo hablar de esto.- Él se encogió de hombros como disculpándose.- No debería haber dicho nada.- En otras palabras, no debería haber dicho nada a un reportero. ¿Para quién se creía que trabajaba, The Enquirer?

Puse de nuevo mi mano en su brazo y sentí una sacudida de placer con solo tocarlo.

-Te prometo, Edward, que no voy a ir corriendo a mis jefes a contarles lo que me digas.

Él puso su mano derecha sobre la parte superior de la mía y casi empecé a hiperventilar con su toque.

-Gracias, Bella, te lo agradezco. Simplemente es difícil saber en quién confiar y nos acabamos de conocer...

-Lo entiendo,- le dije. Todavía tenía su mano sobre la mía que estaba apoyada en su brazo, sabía que tenia que dejar de tocarle pero se sentía bien. Era extraño, pero me gustó. Seguramente si el no quería que le tocara lo me sostendría la mano ¿no?-Es duro ser famoso ¿Verdad?

Negó con la cabeza y me dio una sonrisa triste.

-No me mal interpretes, sé que lo tengo fácil en comparación con otras personas. Solo que no puedo ir a ningún sitio sin ser reconocido. A veces me olvido quien es Edward Cullen.- Eso era interesante. ¿Cuánta diferencia había entre este hombre y el que salía en televisión?

-Entonces ¿quién es él?- Pregunte, sorprendida de mi propia audacia.

-Yo... ¿no se supone que íbamos a hablar de Jasper?- Me preguntó nerviosamente. Un rápido vistazo al otro lado de la mesa nos mostraron que la pareja seguía a lo suyo. Al menos estaban todavía completamente vestidos, aunque Dios sabía lo que pasaba debajo de la mesa.

-Podemos hablar de lo que quieras,- le aseguré. Estaba claro que no se iba a abrir a un desconocido. Ni yo lo hacia, así que, no le iba a presionar.

Parecía aliviado y me regalo otra de sus deslumbrantes sonrisas.

-Bueno, Jas es un buen tipo. Es muy divertido, a pesar de que tiende a estar tranquilo, así que no todo el mundo le conoce de verdad. Tiene un gran corazón y te daría lo que le pidieras. Es un buen oyente, el hombre que le guardaría secretos hasta a su madre si se lo pidieras- Sonreí a su descripción. Parecía lo opuesto a Alice. Tal ves esto sería diferente.- No le gusta mostrar sus emociones.- Ya lo sabía, era conocido por ser tranquilo en el campo y rara vez se metía en altercados. Edward se rió entre dientes.- Al menos no los solía mostrar. ¡Tu amiga parece poner en manifiesto esa nueva faceta de él.

-Así es Alice. Ella lo hizo en mi. Nunca solía correr riesgos en nada hasta que ella llegó a mi vida.

Su mano apretó la mía.

-¿Qué quieres decir?

-Era muy torpe. Me encantaban los deportes, pero era pésima jugándolos. Siempre me caía raspando mis rodillas y tobillos, haciéndome un esguince o en el peor de los casos se me rompía algún hueso o conseguía una conmoción cerebral.

-¡Eso suena duro! ¿Así que por eso escribes sobre ellos?- preguntó, mirándome con interés.

-Bueno, si, supongo que si. Nunca lo había pensado así, pero seguro. No puedo hacer lo que me gusta, pero puedo escribir sobre ello. Es algo así como personal, en cierto modo.- Me sorprendió bastante que me hubiera abierto de esta manera con él sin ni siquiera darme cuenta.

-Es genial que puedas ser parte de algo que amas, entonces- me dijo, acariciando mis dedos por encima de mi mano.

-Lo es.- Su toque estaba produciendo cosas en mi y no quería que terminara.- De todos modos, prefiero adoptar la idea de no tomar riesgo de ningún tipo. Estaba contenta con sentarme a leer un libro y perderme en mi mundo de fantasía, ¿sabes?- Asintió.- Alice no me dejaría hacer eso, ella me arrastró a hacer senderismo por el bosque y expediciones. Incluso escalamos en Gran Cañón.

Levantó una ceja.

-¿No es demasiado peligroso para tu torpeza?

Me reí y sacudí la cabeza.

-Logré superarlo, lo único es que me llevó veinte años mas o menos.- Su risa se unió a la mía y me apretó de nuevo la mano.- No es que no tuviera miedo de caer y morir, pero aquí estoy.

-Si, aquí estás.- Sus ojos se encontraron son los míos y juro que me sentí atraída, como si su mirada fuera como un tractor empujándome. Se inclinó hacia mí y se relamió los labios con su lengua. Mierda, me iba a besar.

-Disculpe,- dijo una voz chillona, devolviéndonos a la realidad.- ¿Eres Edward Cullen?

La mano de Edward abandonó la mía y se volvió a esa voz molesta que había arruinado el que habría sido el mejor momento de mi vida. Quité la mano de su brazo y miró a la perra que nos interrumpió. Era rubia, naturalmente, rubia platino con unas falsas y enormes tetas. Sus dientes eran de un blanco cegador. La odiaba a simple vista, suena ridículo, pero no lo pude evitar.

-Si,- respondió.

-¡Oh, Dios mio! Les dije a mis amigos que eras tu pero me dijeron que no eras, ¡soy Sandy! ¿Puedes hacerte una foto conmigo?

Vi como se le hundían los hombros y luché contra el impulso de poner mi mano sobre él, para calmarlo o calmarme a mí misma, no lo se. Pero lo mas probable no quería que le tocara delante de la muñeca hinchable que claramente coqueteaba con él.

-Claro,- él estuvo de acuerdo, sonriendo de la misma forma que me había sonreído a mí hace unos momentos. Me sentí como si me hubiera dado una patada en el estómago. Por supuesto que estaba de aceptó. Me miró y me entregó una cámara.

-¿Puedes echar la foto, por favor?- Quería tirarla hacia la otra punta de la habitación, pero la cogí y asentí. Tenía que ser madura. También podía asegurarme de cortarles la mitad de la cabeza o solo hacérsela a Edward. Mierda de cámaras digitales y sus pantallas porque se daría cuenta de inmediato. Se arrodilló al lado de Edward , que permanecía sentado en su silla. No parecía muy contento. La joven deslizó su brazo alrededor de su cuello y apreté los dientes.

-¿Listos?- Escupí con la mandíbula apretada. Ella asintió con la cabeza y dos hermosas sonrisas iluminaron la pantalla. Le devolví la cámara rápidamente.

-¿Qué haces esta noche, Edward?- preguntó con una voz seductora que me dieron ganas de vomitar. Por supuesto que no tuve la suerte de que ella y su cámara se fueran. Tal vez me tenía que ir yo.

-Estoy con unos amigos,- respondió él, haciendo un gesto hacia nosotros. Alice y Jasper se mantenían ajenos, aunque ya no se besaban. Simplemente parecía que se miraban a los ojos entre ellos. Nunca la había visto así antes.

-Bueno, tal vez, cuando termines me podrías llamar y podemos salir un rato- Tomó una servilleta de la mesa y anotó su número de teléfono.

-Si, bueno, no sé, tengo que estar listo para el partido,- murmuró, cogiendo la servilleta y doblándola. Por supuesto que la llamaría. Típico. Ella no estaba interesada en conocer al “verdadero Edward Cullen”, pero no parecía molestarle.

-Yo te puedo ayudar a preparar,- ronroneó. En serio, iba a saltar si ella se quedaba un minuto mas. Edward le dirigió una sonrisa y guardó la servilleta en su bolsillo. No de que estaba mas decepcionada: de él o de mi por pensar que era diferente.

La puta se fue a reunir con sus amigos, riéndose sobre su futura fecha con Edward Cullen. Se movió hacia mí y me sonrió.

-¿Donde estábamos?- preguntó, cogiéndome la mano derecha. ¿En serio?¿Pensaba que le iba a besar después de hacer planes con esa chica para luego?

-No íbamos por ninguna parte- Su sonrisa se desvaneció de su rostro, estaba confundido.

-¿Qué? Siento la interrupción. Sucede, por desgracia. Realmente me gustaría saber más sobre ti.- Bajó la voz, ahora era seductora. Me estaba hablando con voz de sexo después de coger el número de otra chica. Tal vez piense que me uniría a ellos. Gilipollas.

-Estoy segura de que estas cosas pasan, Edward- Mi voz sonaba muy fría.- no estoy interesada en hablar de mí. Tal vez podríamos hablar sobre ti.

Parecía desconcertado de nuevo y pasó su mano por su pelo.

-Bien, ¿qué quieres saber?

-¿Qué se siente al ser el hombre más buscado de Arizona? ¿o ahora es de todo el país?- Le pregunté ácidamente, con una falsa sonrisa. Estoy segura de que parecería ridícula, pero no lo pude evitar.

-Bella, ¿por qué me preguntas eso? ¿es por esa chica? Eso no fue nada.- Por supuesto que no era nada, solo una noche típica de Edward Cullen. Me había imaginado la conexión entre nosotros.

-Por supuesto que no,- le contesté, tratando de sonar aburrida.- Estaba pensando que tal vez podría escribir una historia sobre ti. Olvida las estadísticas, a la gente le gusta mas leer sobre este tipo de cosas.- Hice un espectáculo como si estuviera sacando la grabadora del bolso. Estaba asombrado durante un segundo, luego me miró.

-Así que estabas fingiendo estar interesada en mí para escribir una historia ¿no? ¿Todo eso del verdadero Edward Cullen solo fue teatro?- Tenía la insensatez de sonar herido, cuando yo era la herida.

-Si – le dije, soltando una risita. No le iba a dejar saber que me había atrapado. ¿En que pensaba? ¿que alguien como él iba a querer a alguien como yo? Solo se reiría de mí si lo supiera.

Se alejó de la mesa y se levantó duramente.

-Tengo que ir- por supuesto que tenía que irse, a tener una noche de sexo con la muñeca Barbie- Alice, fue un placer conocerte. Jas, te veo mañana.- Ellos nos miraron.

-¿Ya te vas?-preguntó Jasper sorprendido.- Pero pensé...- se cortó, mirándonos a mí y a Edward. Lo que vio lo detuvo de terminar lo que estaba diciendo.- Bien, te veo luego.- Edward asintió y desapareció. ¿Por qué me sentía vacía? Quería que se fuera. Solo era un mujeriego.

-Jazzy, ¿puedes traerme otra bebida? - le pidió Alice. Asintió y se levantó.

-Bella, ¿quieres algo?

-Si, me gustarían cuatro tragos de tequila, por favor. Mi noche había pasado de increíble a horrorosa, en un parpadeo, y me quería sentir bien otra vez Jasper levantó una ceja, pero fue a por las bebidas-

-Bella, ¿qué pasó' Parecía que se llevaban bien.- Alice tiró de mi brazo.

-¡Como si lo hubieses notado! ¡Estabas envuelta en Jasper!- Susurró y sacudió la cabeza.

-Si, lo estaba pero también os prestaba atención a vosotros. Estabais disfrutando, así que decidí dejaros hablar. Es precioso y tenéis el fútbol en común. Ambos son muy parecidos. Entonces, ¿qué paso?

-Lo que pasa es que cogió el número a una chica,- contesté de mal humor, poniendo mi cabeza entre las manos. No quería hablar de eso, solo quería emborracharme y olvidar que había pensado que Edward Cullen me podía querer.

Los grises ojos de Alice se ensancharon.

-¿En serio? ¡Eso es terrible! No pensé que fuera así. Según Jasper me dijo...

-Bueno. Son amigos y supongo que no le dirá a su novia que su amigo es un mujeriego.- Le informé fríamente.

-Bella, lo siento. Realmente pensé que se llevaban bien. Debería haber prestado más atención. Las lágrimas caían por mis ojos y me pasó un brazo por lo hombros.

-No es culpa tuya Alice. Pensé que congeniábamos. Debería haber sido precavida.

-No todos los hombres son como James, Bella,- me dijo con suavidad.

-Lo sé Alice.- No quería seguir hablando y por suerte Jasper apareció con nuestras bebidas. Me tomé el primer chupito y sentí como me ardía el cuerpo. Me estremecí, me recordaba a lo que había sentido cuando me tocaba. Bebí otro.- Alguien va a tener que llevarme a casa esta noche,- dije, sintiéndome un poco mejor por el alcohol. No había comido mucho hoy y no me tomaría mucho emborracharme por completo.

-Jasper vive cerca. Conduzco tu coche hasta allí y nos quedamos las dos en su casa, ¿ok?- Preguntó Alice.

-Por mi, ¡fiesta de pijamas en casa de Jazzy!- Tomé otro trago y les sonrío. Estaba empezando a sentirme bien. ¿Edward quién? ME moví de la silla y mi dedo rozó algo debajo de la mesa ¿Que era eso?

Me incliné y mis demos sintieron algo suave. Lo recogí del suelo. Era una servilleta. La puse en la mesa y fue cuando me di cuenta. No era cualquier servilleta. Era la servilleta que había dado a Edward la Barbie con su número. El no la había guardado. La tiró al sueno. Soy gilipollas.

-Alice, la he cagado.

 

 

EPOV

 

¿Qué demonios había pasado? Ese era mi único pensamiento mientras intentaba salir del club. La sala VIP era tranquila, pero esto era un caos. La gente gritaba mi nombre y, aunque normalmente conseguirían un hola y una sonrisa, ahora mismo iba con la cabeza gacha, sin mirar a nadie. Quería llegar a mi casa y tratar de averiguar que había pasado.

Le dí al aparca-coches mi ticket e ignoré al grupo de chicas que me habían seguido desde dentro del club. Saqué el teléfono y fingí estar llamando. No siempre funciona, pero a veces es una forma de disuadir a la gente, pero algunos fans eran mas persistentes. Se mantuvieron alejados, para mi alivio. Aspiré profundamente cuando el Mercedes se detuvo frente a mí. Le dí propina al muchacho y me subí al coche, el viaje lo hice repitiendo la noche en mi cabeza, tratando de averiguar dónde había salido mal.

Bella se había comportado como un soplo de aire fresco la mayor parte de la noche. Ella soltó el comentario sobre mis dedos, pero luego se recuperó y teníamos una conversación real. Ella era brillante , hermosa y atractiva. Me trataba como un chico normal en vez de una celebridad y eso era lo raro. Y solo estuvo ella... eran tan interesante. Esta chica no podía jugar al deporte que amaba, así que escribía sobre el. Decía ser aburrida y estructurada pero dejó que su amiga la arrastrase a muchas aventuras. Ella quería a Alice, eso estaba claro. En lugar de presionarme a hablar sobre mi, lo que la mayoría de mujeres hacían, ella preguntó sobre Jasper.

Y luego estaba lo de la corriente eléctrica entre nosotros. Cuando tocó mi brazo, sentí como si me hubiera electrocutado, sin el dolor abrasador. Y me había pasado, Emmet y sus bromas, así que sabía lo que era. Nunca había estado con una mujer que me había hecho sentir tanto en tan poco tiempo. Y luego se había jodido por culpa de la estúpida rubia.

No soy idiota, me dí cuenta de como Bella se dejó intimidar por la chica. Pensé que al darle la foto se iría rápido y Bella y yo podríamos reanudar nuestra conversación. O... bueno, lo que iba a suceder. Había estado a cinco segundo de besarla y ella parecía que quería hasta que la groupie apareció. Ahora, yo no esperaba que ella me besara después de eso, pero no me esperaba que se enfadara como lo había hecho.

Y ahora me pregunto si había estado jugando conmigo todo el tiempo. ¿Era la mujer dulce y algo torpe con la que había estado hablando una máscara para conseguir una historia? No sería la primera vez que un periodista me había emboscado en alguna parte. Pero era la primera vez que me molestaba realmente porque me pareció tan atractiva. Era hermosa de verdad, sobre todo cuando se sonrojó después del comentario del dedo. Sus ojos brillaban con humor e inteligencia y su cuerpo con ese vestido negro ceñido... ¡mierda! ¿por qué esa chica tiene que venir?

Debería estar agradecido porque si Bella realmente me estaba utilizando para una historia... habría conseguido una buena. ¡Iba a besarla, por el amor de Dios!, y entonces, ¿quién sabe? Había sentido la tentación de dejarla entrar, que pudiera conocerme, solo un minuto después de sentarme junto a ella. ¿Qué tipo de desastre hubiera pasado si lo hubiera hecho para hacerse famosa? Yo nunca había querido confiar en una chica tan rápido antes y, por supuesto, la primera vez que lo hice, me equivoqué. Nunca más volverá a pasar.

Aparqué en mi plaza y entré en el ascensor, pulsando el botón de la 9º planta. Me cogí un ático cerca del estadio por la proximidad. No tenía tiempo para una casa con patio, aunque a veces anhelaba tener una. Este edificio era moderno y elegante a la vez que cómodo y tenía sentido para Edward Cullen, mariscal de campo. Era un chico práctico.

Lo primero que hice después de abrir la puerta y arrojar las llaves sobre la mesa fue quitarme los zapatos y coger otra cerveza fría. Me senté en el sillón y encendí la tele. Podría ver la película al fin y al cabo, ya que la noche se había jodido y no había manera de dar marcha atrás.

Me puse la grabación de cuando perdimos la Super Bowl y examiné cada pase, pero como decía Jasper, ya tenía las cintas memorizadas y verlos otra vez era una exageración. Lo único que quería era dejar de pensar en cierta morena.

Era tan hermosa, incluso cuando se enfadó conmigo. Me quedé de piedra cuando sacó la grabadora. ¿Estaba realmente conmigo para conseguir una historia? No se lo había parecido y por lo general era bueno leyendo a las mujeres. Pensé que estaba tratando de conocerme. Joder... ¿por qué las mujeres son tan confusas? Por ese motivo son mas fáciles permanecer en relaciones con chicas como Tanya. Si, era una locura, pero al menos siempre supe lo que quería de mi.

Todo estaba bien hasta que esa chica se acercó. ¿Estaba celosa? ¿Eso era posible? ¿Creía que estaba interesado en esa chica de plástico cuando la tenía sentada a mi lado y me sentia increíblemente? Vivo... eso era. Me hizo sentir como cuando estaba en el campo de fútbol y un defensa se acercaba a mi. Todo se ralentizó y podía escuchar mi corazón latir. Estaba enfocado en la meta, que era como mi único objetivo en la vida y en ese momento era coger esa pelota antes que el golpe llegara. Me preguntaba cómo se sentiría Bella acerca de ser comparada con un defensa pero sospechaba que le daba igual. Podría ser la única mujer que conociera y que la daba igual, pero ahora no estaba.

Tenía que alejarme, antes que dijera o hiciera algo estúpido. Si era verdad lo de la historia que quería conseguir, la necesitaba lejos. Y si no... había perdido algo grandioso porque dejé que una tonta arruinara la noche. Pero si Bella no podía manejar eso, entonces no podría estar conmigo. Pasado el tiempo. No podría salir con ella de la privacidad del apartamento ¿o si? En realidad la idea era muy apetitosa, pero era inútil pensar en eso. Terminó antes de empezar.

¿Por qué estaba tan triste? Había estado con una chica durante dos horas, pero se había metido debajo de mi piel de una manera increíble. ¿Por qué no podía ser todo mas simple? ¿Por que no puedo se un chico normal interesado en una chica y tener una tarde para conocerla? ¿Y por qué me quedaba sentado sintiendo lastima por mí cuando debía estar concentrado en la cinta del partido?

Me concentré de nuevo en la pantalla y me encogí con empatía al ver a Peyton Manning dar un gran golpe a Will Smith. Arruinó su hombro con eso, aunque siguió jugando. Vi que se encogía y sus lanzamientos desde ese momento fueron un poco chungas. Los periodistas no lo notaron, pero yo si. Si hubiera notado algo mas esta noche...

Y allí estaba de nuevo en mi cabeza. Joder. Estoy libre de mujeres y me quedaré así. La vida es mas fácil. Apagué el televisor y me fui a mi habitación, quitándome mi camiseta y mis pantalones y deslizándome en mi cama. Tenía un juego para el cual prepararme y no necesitaba la distracción de morenas con ojos de cordero. Bella no sería nada mas que un borroso recuerdo mañana.

Capítulo 2: El proyecto Capítulo 4: Discurso antes del partido

 
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