Primero y Diez (+18)

Autor: nicoli
Género: + 18
Fecha Creación: 18/03/2013
Fecha Actualización: 26/10/2014
Finalizado: NO
Votos: 33
Comentarios: 191
Visitas: 133803
Capítulos: 35

Bella Swan es una aspirante a reportera de deportes cuando le es asignado entrevistar al más grande de la liga, por no mencionar al mas caliente, el quarterback Edward Cullen ¿Le enseñará Edward Cullen las reglas del juego? O ¿ella le enseñará una o dos cosillas? 


Esto es una traducción y su autora es Nolebucgrl, podéis encontrar el fic original en esta página: http://www.fanfiction.net/s/5874934/3/First-Ten

Estoy autorizada por la autora a traducir esta historia.

 

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También os invito a pasaros por mi otra traducción conjunta, Words With Friends, junto a CARLAROBPATT. Aquí os dejo el link: http://www.lunanuevameyer.com/sala-cullen?id_relato=3920

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Capítulo 31: Siguiente paso.

EPOV

 

Lo intenté, juro que lo intenté, pero la ira no se había apagado después del partido, o en el viaje en avión o en el coche con Jasper. Intento distraerme, y luego hablar para intentarlo, pero no estaba de humor. El vuelo de Bella venía una hora más tarde que el mío, así que no podía hacer otra cosa que esperarla. Me haría sentir mejor sobre esos gilipollas. Lo había hecho ese breve momento después del partido.

Sabía que tenía que dejarlo pasar. Estaba acostumbrado a oír esas cosas en el campo, cosas sobre mi madre. Era de esperar. Querían entrar en mi cabeza y siempre fracasaron. Hasta hoy.

Me deshice de la bolsa en la cama y me puse unos pantalones cortos y una camiseta. Quería golpear a algo, pero el entrenador tendría un ataque al enterarse. Correría. Me puse los zapatos y cogí mi iPod. Fui corriendo por las escaleras en lugar de esperar al ascensor para calentar.

Tan pronto me tocó el aire de la cálida noche, encendí la música y me puse a correr, dejando que los toques de tambor de Guns'N Roses establecieran mi ritmo. Intenté concentrarme en el gruñido de Axl, pero no dejaba de oír a Julius Peppers.

Tienes un culo caliente ahora contigo, Cullen. ¿Empujas la polla en su boca cada vez que hace una pregunta que no te gusta? Tengo una larga entrevista para ella aquí.” Hijo de puta. Quería haberle arrancado el casto y haberle dado un puñetazo en la cara. El hecho de que Emmett había logrado tirarse encima de él una vez me reconfortó, pero quería librarme de él, a pesar de que me sacaba 50 kilos. Podía con él. Sabía que podía.

Y, por supuesto Peppers no había sido el único. “¿Tirándote a una periodista? Es una manera de conseguir prensa favorable.” “Tu chica dejó caer el bolígrafo ayer y cuando se inclinó vi que tenía un buen culo. Quería envolver ese pelo castaño en mi mano y follarla por atrás.” Me las había arreglado, apenas, para ignorar sus tiros, pero a la tercera fue la vencida. Perdí la paciencia y casi me echan del partido, lo que es inaceptable. En entrenador estaba enfadado conmigo y mis compañeros estaban cansados de mí, bueno, excepto Emmett y Jasper, por supuesto. Ellos no me dejaban en paz, sin importar las veces que les mandaba a la mierda.

Aún así, ganamos. Gané a esos gilipollas y Bella era mi chica, la que iba de camino a casa. Sólo tenía que acordarme de eso. Joder, de Tanya se solía decir lo mismo y me reía de los comentarios. Por otra parte, no quería a Tanya, ni un poco. El hecho de que me estaba tirando a una supermodelo no quería decir mucho. Una sonrisa de suficiencia normalmente acompañaba a esos comentarios. Pero no podía hacer eso ahora, no cuando se trataba de Bella. Era inteligente, sexy, dulce, divertida y sarcástica. Había entrado en mí y era MÍA. Por eso vi todo rojo cuando dijeron esas cosas de ella, porque era perfecta y lo menos que tendrían que hacer era hablar de ella con respeto. Bella se merecía ser adorada, no se trataba de un trozo de carne.

Mis músculos estaban ardiendo cuando di la vuelta a la esquina y vi mi edificio delante de mi. Había estado corriendo sobre una hora y todavía no había conseguido deshacerme de toda esa ira. Cogí el ascensor hasta mi planta, porque mis cuádriceps no estaban dispuestos a subir siete tramos de escaleras. Entré y puse mis llaves y iPod en la mesita, fui a la cocina y bebí un poco de agua antes de ir a mi habitación, dejando la ropa sucia en el cesto, y dirigirme a la ducha. Fruncí el ceño ante lo irritado que parecía. Mi frente se arrugó y mis ojos estaban aún rojos por la rabia. Correr no me vino tan bien como pensaba.

Me metí en la ducha e incliné la cabeza hacia adelante, dejando que la corriente de agua bajara por mi cara. Cerré los ojos mientras el chorro caliente se golpeaba contra mi piel. Rodé el hombro un par de veces, disfrutando que el agua fluyera por él. Debería llenar la bañera y disfrutar, pero no me sentía capaz. Relajarme no parecía estar en mi lista de cosas que hacer en estos momentos.

Me di la vuelta y dejé que el agua mojara mi leo y que pasara por mi espalda. Había recibido un buen golpe y el agua me hacía sentir bien. Dejé escapar un gemido e intenté visualizar cómo mi enfado se arremolinaba por el desagüe. Eso sonaba como algunas gilipolleces que decía Jas, pero él afirmaba que las cosas bien trabajadas, valían la pena intentarlas, aunque me sintiera gilipollas. Nadie estaba allí para verme sumido en la cólera.

Inhalé, exhalé, envié mi enfado al desagüe. Sentí cómo si intentara salir por mis poros. Joder, otra vez parecía un idiota. Preferiría estar peleándome o corriendo o... tal vez el entrenador me dejaba jugar de defensa en los entrenamientos. Solé un bufido ante esa idea. Incluso sin estar tan enfadado conmigo, no iba a dejar que eso sucediera. Emmett me dijo que tenía miedo de que se uniera a mí en mi supuesta ducha después del incidente con el extintor y Jasper había asegurado que fue así. Puto miedo. A este paso me envolvían con plástico de burbujas.

Bella me había dicho que me iba a ayudar y estaba deseando que fuera así. Pensar no me estaba relajando mucho que se diga. No, en vez de eso sentí mi polla que saltaba de agitación mientras pensaba en su sexy cuerpo y la sensación de tenerla envuelta en mí. Hmm, ¿hacer algo al respecto o esperar a que llegara? Tenía miedo de que en el estado de ánimo en el que me encontraba no la tratara con delicadeza y lentitud, aunque vendría muy bien, no me quería precipitar.

Mi mano se movió por todo el largo mientras me imaginaba empujándola contra la puesta en el mismo instante en que apareciera, seguramente seguiría utilizando las misma ropa de la entrevista, su chaqueta azul marino y pantalones, pero me imaginé que llevaba falda, para poder arrancar su ropa interior y sumergirme en ella en ese mismo instante. Estaría tan apretada y caliente y húmeda a mi alrededor mientras la empujaba contra la puerta y...

-¿Es un juego en solitario o estoy autorizada a participar?

¿Me lo había imaginado? ¿Me había imaginado que estaba allí o era ella? Abrí los ojos y allí, delante de mí, estaba mi Bella, gloriosamente desnuda. Sus ojos centellearon al sonreírme.

Sentí que mis labios se estiraban en una sonrisa de verdad por primera vez desde que la había visto.

-Siempre he sido un jugador de equipo.

Inclinó la cabeza y pasó los ojos por encima de mi cuerpo. Zeus estaba duro ahora que estaba desnuda aquí delante.

-Eso es bueno, ya que estás en un equipo.

Me reí y di un paso hacia ella. Se mantuvo firme y a escasos centímetros de mí.

-No comparto esto con mi equipo.- Me froté el pene y se mordió el labio antes de reírse. Mi niña y sus inoportunas risas. Nunca me iba a cansar.

-¿Estás seguro? Creo que Jasper más de una vez ha conseguido buenas vistas.

Gemí y sentí que Zeus empezaba a reducirse ante la imagen de Jasper.

-¿De verdad, cariño? ¿Vas a sacar eso ahora?

Se echó a reír y me dio un beso en el pecho mientras sus manos se movían sobre mis abdominales. Ya estaba de nuevo duro ante su primer toque.

-Te extrañé,- murmuró contra mi pecho. Enterré mis manos en su pelo y tiré de ella para besarla, fuerte. Gimió contra mis labios y apretó su cuerpo contra el mío de forma sensual. Esto era exactamente lo que necesitaba para sentirme de nuevo equilibrado. Correr, peleando o enfadándome no podían deshacer del todo la tensión. Lo que necesitaba era a Bella; sus labios, su cuerpo y su increíble mente.

-Yo también a ti.- Moví mis labios hasta su cuello, besando el camino. No tenía sentido. Este era el primer partido fuera de casa, con ella en la misma ciudad y había sido más difícil que antes. Supongo que era porque estaba cerca y era como una fruta prohibida que no podía dejar de obsesionarme hasta que la tocara. Nada era bueno sin Bella.

Mis manos se movían por la curva de su espalda y encontraron su alegre culo, lo apreté. Bella se aferró a mis hombros mientras movía mi boca sobre cada centímetro de piel que podía alcanzar. Echó la cabeza hacia atrás y me ofreció el cuello como una especie de sacrificio. Seguí esa curva con mi lengua.

-Se supone que debo estar cuidando de ti,- murmuró. Me reí entre dientes contra su clavícula y la mordí suavemente.

-Lo estás haciendo. Esto era lo que necesitaba.- Unas palabras más verdaderas nunca se había hablado. El anhelo que tenía de ella me quemaba la sangre.

-Bueno, entonces, sigamos-, se las arregló para decir mientras gemía cuando deslicé mi mano derecha entre sus piernas y pasaba el dedo corazón sobre su coño.

-Oh, claro que sí, cariño.- Froté su clítoris mientras se movía contra mi mano, empujando hacia mí, buscando una mayor fricción. Me acerqué y cogí su pierna derecha, subiéndola, abriéndola para poder conseguir un mejor acceso a su coño, ya estaba mojada para mí.- Alguien está emocionada.

Ella se rió y se apretó a mis hombros.

-Si, bueno, ¿cómo reaccionarías tu si entras en la ducha y me encontraras tocarme?

La mejor imagen que había tenido en mi cabeza. Tenía que pasar, pronto.

-Bueno punto. ¿Quieres saber cómo reaccionaría?

Bella asintió con la cabeza, mirándome con interés mientras la arañaba suavemente el clítoris. Se quedó sin aliento y me sonrió.

-Probablemente me caería de rodillas y empezaría a lamerte.

Gimió cuando deslicé mi dedo índice en su interior.

-¿Probablemente?

Me dio un beso en la oreja izquierda.

-Por supuesto.

Bella soltó un murmullo de placer y ladeó la cabeza para darme mejor acceso. Me chupé el lóbulo de su oreja y lo mordisqueé suavemente.

-Voy a dejar que me pilles en la ducha, pronto.

Me reí y deslicé un segundo dedo dentro de ella.

-Tengo ganas.

Dejó escapar un suspiro cuando deslicé mis dedos lentamente dentro y fuera de ella.

-Yo también.

Me encantaba la forma en la que reaccionaba ante mí. La mordí de nuevo la oreja cuando acurruqué mis dedos dentro de ella.

-Estaría más que feliz por enseñarte un adelanto, si quieres, de lo que te haría.

Se rió con voz entrecortada.

-Estoy segura de que no podría detenerte.

Estaba muy agradecido. Saqué los dedos de su coño y di un paso atrás, mirando a su impresionante cuerpo antes de ponerme de rodillas delante de ella.

-¿No quieres que me siente en el banco?- Negué con la cabeza mientras la atraía hacia mí, tirando de su pierna izquierda sobre mi hombro derecho. Sonreí cuando vi lo que tenía delante; rosa, mojado y listo. Pasé la lengua sobre su clítoris muy suavemente, casi sin tocarla, pero ella saltó y gimió en voz alta. LA abracé para que no se cayera y empecé a mover la lengua más rápido, sacudiendo su clítoris y acariciando su cara interna del muslo.

-Debería ser yo la que te hiciera esto-, murmuró mientras sacaba mi rostro de su coño tirando de mi pelo.

-No tengo un coño para que lo puedas chupar- le recordé, acariciando su clítoris con mi nariz mientras movía mi lengua por su raja, deslizándola dentro de ella y moviéndola, el calor me envolvía. Ella apretó los muslos contra mi cabeza y me golpeó con su clítoris en mi nariz.

-Gracias a Dios-, murmuró. Sentí una risa burbujeando pero luché contra ella mientras la follaba con la lengua. Me cogió la cara y apretó su coño hacia mí, apretando su pierna contra mi espalda.

Me mudé de vuelta a su clítoris y lo chupé con la boca, ligeramente pasando mis dientes sobre él mientras deslizaba los dedos de nuevo en su interior y los acurruqué hacia delante. Bella gritó mi nombre y se convulsionó contra mí, fuertemente contra mis dedos y mis labios. Lamí su clítoris mientras seguía gimiendo y cantando mi nombre. Nada me hacía sentir más poderoso que saber que su expresión de satisfacción era por mí.

Mis rodillas empezaron a protestar por estar en el suelo y me puse de pie, dirigiendo a Bella hacia el agua y besándola mientras se estremecía contra mí.

-¿Tienes frío, amor?

Negó con la cabeza, aún con expresión aturdida. La mojé el pelo con el agua. Me encantaba su color cuando estaba mojado. Enredé mis dedos en sus largos mechones y la froté el cuero cabelludo suavemente. Mi pene estaba duro como una roca, pero sabía que necesitaba un tiempo para poder recuperarse antes de volver a la acción. Quería hacerla el amor. Sumergirme dentro de ella y hacerla gritar. Lo necesitaba.

De alguna manera me las arreglé para besarla suavemente mientras se aferraba a mí, deslizando mis manos por sus costados, sintiendo la cascada de agua caliente por su cuerpo aún más caliente. Estaba sonrojada y preciosa, era mía. Sus labios se movían lentamente contra los míos hasta que empezó a besar con avidez, sus dedos clavándose en mi espalda y el roce de su coño contra mi muslo derecho complementaban el beso.

Bella tiró de mis labios y se separó un poco para tomar mi polla entre sus manos y bombear varias veces con su puño. Gemí y metí otra mano entre nosotros.

-¿Edward?

-¿Si, cariño?- deslicé mis manos por su espalda y me apoderé de su culo, acercándola más mientras ella continuaba mimando a Zeus.

-Quiero que me folles, ahora.

Bueno, eso hizo que perdiera todo el control. La apreté el culo y la guié hacia atrás contra la caída del agua. Bella frunció el ceño y me besó de nuevo.

Rompí el beso y la pellizqué la barbilla.

-Date la vuelta.- Abrió los ojos y me sonrió. Hizo lo que le pedí, volviéndose hacia la pared, colocando sus manos planas contra el azulejo azul, abriendo las piernas como si estuviera a punto de cachearla. Dios eso podría ser bueno. Iba a ir directo definitivamente, aunque tenía la intención de pasar mis manos sobre cada centímetro de su delicioso cuerpo.

Me acerqué a ella y entrelacé mis dedos con sus dedos apoyados en la pared, presionándome contra su espalda y frotando mi pene contras su redondas nalga. Bella jadeó cuando la acaricié el cuello, presionando mis labios en la curva de su hombro y lamiendo las gotas de agua de su piel.

Raspé mis dientes por su cuello hasta la parte inferior de la mandíbula, deshice el agarre de nuestras manos y las mías se movieron por sus brazos, frotando mis dedos ásperos sobre su suave piel.

-Edward-, gimió, volviendo la cabeza e intentando besarme. La lamí los labios antes de besarla, deslizando mi lengua en su boca y besándola con pereza, a pesar de que ella intentaba succionar mi lengua. Gimió de frustración cuando me alejé.

-Pronto, pequeña-, la susurré, mordiéndola la oreja de nuevo, mis manos se movían sobre su estómago, hasta esos hermosos pechos que llenaban perfectamente mis manos. Los apreté ligeramente mientras seguía restregando mi pene sobre las curvas de su culo, apretando entre sus húmedos cachetes, que el agua hacía brillar de forma sexy. Gemí cuando Bella apretaba las nalgas, alrededor de mi pene mientras se deslizaba un poco hacia abajo. Sentí mis ojos cerrarse y rodé sus pezones entre mis dedos. Estaban duros, eran protuberancias perfectas para lamer y chupar durante horas. Definitivamente tenía que jugar con ellos más tarde.

Mis manos se movían sobre su estómago mientras empujaba su culo contra mi polla. Coloqué a Zeus justo donde tenía que estar. Estaba húmeda y caliente. La podía sentir y ni siquiera aún estaba dentro ni un centímetro. La agarré por la cintura con la mano izquierda mientras que con la derecha la acariciaba de nuevo el clítoris. LA cabeza de Bella cayó hacia atrás, su espalda arqueada mientras gemía ante mi toque. Rodé su clítoris entre mi pulgar mientras me introducía poco a poco dentro de ella.

Era jodidamente estrecha y cada vez que lo hacíamos era como una primera vez. Sólo tenía la puntita dentro de ella y sentí que me podía correr. Pero no iba a dejar que eso sucediera, o cuando tenía un hermoso trasero delante de mí. La abracé con fuerza mientras empujé hacia arriba la pelvis para deslizarme por completo dentro de ella.

Me temblaban las piernas, en protesta por el trabajo de ese día. Un partido, correr más de una hora, ponerme de rodillas para degustar a Bella y ahora inclinarme apropiadamente para hacerla sentir en las nubes, pero me importaba un comino que protestaran. Estaba dentro de mi chica y ella era perfecta, sus paredes me agarraban con fuerza, con la cabeza caída hacia adelante en señal de súplica. Estaba tan caliente que casi era imposible de soportar.

-Agárrate fuerte, cariño-, murmuré mientras empezaba a moverme, mis caderas daban en su culo cada vez que metía el pene dentro de ella. Esta vez iba a ser fuerte y rápido. Bella estaba gimiendo cada vez más fuerte, más alto que otras veces, cuando la apreté el clítoris suavemente incliné mi pene hacia arriba, golpeando su punto G. Me encogí mientras se apretaba a mi alrededor, no estaba dispuesto a terminar de momento, así que me calmé mientras me acercaba, sin dejar de frotar y apretarla el clítoris. Bella jadeó y se estremeció contra mí mientras presionaba mis labios en su cuello, succionando suavemente y deslizando mi lengua sobre su delicada piel.

-Edward-, jadeó. LA mordí el hombro y ella continuó temblando.

-Estás tan bien a mi alrededor, Bella. Me encanta cuando llegas.- Gimió y empecé a empujar de nuevo dentro de ella, empujándola contra la pared. Solté su clítoris y sostuve su cintura por ambos lados, y empujé dentro de ella, golpeando su punto G una y otra vez, mis dedos se clavaban en sus caderas. Bella sollozó mi nombre, mientras llegaba de nuevo.

No pude detenerme de nuevo, me estaba apretando con tanta fuerza que sentía mis bolas estallas, me metí del todo y me corrí con fuerza dentro de ella, sosteniéndome en sus caderas, porque mis piernas estaban a un paso de fallar. LA sostuve contra mí, besándola en la mejilla y la mandíbula. Volvió la cabeza y me besó suavemente. Vagamente me di cuenta de que el agua que caía sobre nosotros estaba tibia y a duras penas, me aparté, deslizándome fuera de ella y estirándome para apagar el agua. Bella se dio la vuelta y se acurrucó en mi pecho. La sostuve contra mí un minuto, disfrutando de la sensación de tenerla conmigo, por fin. Teníamos toda la noche por delante y no había reporteros idiotas o jugadores gilipollas para arruinarnos la noche.

-Vamos a secarte y a ir a la cama-, la sugerí. Me sonrió, poniéndose de puntillas para besarme una vez más antes de salir de la ducha. Cogí una toalla y la froté sobre su piel, secándola suavemente antes de envolverla en ella. Empecé a secarme a mi mismo, pero ella me cogió la toalla y la movió lentamente sobre mi cuerpo. Mis piernas empezaron a temblar y me apoyé en el fregadero para no avergonzarme cayéndome al suelo.

-¿Estás bien?- Bella preguntó, mirándome con preocupación.

-Estoy bien, solo que se me fue la mano hoy-. Tomé su mano y caminé con ella hacia el dormitorio, cayendo sobre la cama. Bella frunció el ceño y se metió en la cama a mi lado, se quitó la toalla y se arrastró sobre el colchón.

-¿Qué quieres decir con que se te fue la mano?

Suspiré y me apoyé en cabecera. Mi espalda no estaba tan dolorida como mis piernas. Mañana tenía que ir al fisioterapeuta.

-Cuando llegué a casa fui a correr. Tenía muchas cosas en la cabeza y no podía quedarme quieto.

Bella se sentó y me dio en el hombro.

-¿Por qué lo hiciste? Has pasado toda la tarde jugando. Creo que tuviste suficiente entrenamiento.

-Si, pero no podía apartar toda esa mierda de mi cabeza y pensé que correr me ayudaría.

Suspiró y me rodeó con los brazos, empujándome contra su pecho. Apoyé la cabeza contra su pecho izquierdo y le acaricié.

-¿Ayudó?

Seguí círculos sobre su estómago, riendo ligeramente cuando ella se sacudió con sorpresa.

-La verdad es que no.

-¿Necesitas hablar sobre eso?- Comenzó a acariciarme el pelo. Me sentía increíble, cerré los ojos y continué dibujando en su estómago con mis dedos.

-Ya no. Has hecho que estuviera mejor.

Inclinó la cabeza para que la mirara, así que abrí los ojos y vi su hermoso rostro. Era tan guapa. Sentí que mi corazón iba a salir de mi pecho a causa del amor que sentía cuando la miraba. Por mucho que me encantó lo que hicimos antes, esto me gustaba aún más. Simplemente pasar tiempo en la cama, envueltos el uno del otro y hablando sobre nuestro día.

-¿He hecho eso?- Me miró con curiosidad y me sonrió.

-Haces que todo sea mejor. No me siento bien cuando no estoy contigo. Puedo funcionar bien, claro, pero hay algo en mi cabeza que me dice que no estás ahí. Luego, cuando estás, todo encaja y me siento entero.- ¿Parezco un puto sensiblero? Esperaba que no. En cierto modo había hablado de esto con Jas y Em y se sentían de la misma forma.

El rostro de Bella se iluminó por la sonrisa más brillante que había visto en mi vida y de repente sus labios estaban sobre los míos. Supongo que no había sonado tan mal. O Bella no le había dado importancia. Me preguntaba si era el momento para abordar el tema que había estado rondando por mi mente desde hace un tiempo. Estaba aquí, estaba feliz y saciada. No había mejor momento que este. Me acerqué y moví mi pierna derecha entre las suyas, haciendo caso omiso de las protestas de mis músculos.

-Me siento igual-, murmuró contra mis labios, entre besos rápidos que me calentaban de pies a cabeza.

-¿Enserio?- Volví a dibujar en su estómago, pero mantuve mis ojos sobre los de ella, en busca de cualquier indicio de incertidumbre. No vi nada, sólo amor en esos ojos marrones. Me encantaba la forma en la que me miraba.

Me dio un beso en la nariz.

-Claro que si. Este es mi lugar favorito, entre tus brazos.

Eso fue todo. No había otro momento.

-Entonces, ¿qué piensas sobre estar aquí todo el tiempo?

Bella respiró hondo y me miró durante unos instantes, demasiado tiempo. Muerda, ¿era demasiado pronto?¿Y si la entraba pánico? Sabía que quería casarme algún día, por lo que seguramente se imaginaba que quería que viniera a vivir aquí.

-Ya estoy aquí casi todo el tiempo.- Empezó a moverse, pero la mantuve inmóvil, empujándola contra mí y mirándola.

-Lo sé, y quiero que estés aquí todo el tiempo. Quiero volver a casa después del entrenamiento. Quiero que vengas a mi casa después del trabajo. Quiero acostarme cada noche contigo y después despertarme igual. Sé que lo hacemos casi todas las noches, pero me gustaría que fuera oficial.- Seguía sin decir nada y me hubiera gustado ver lo que pasaba dentro de su cabeza. Estaba cada vez más desesperado.- Sabes, cuando llegué a casa hoy lo único que quería eras tu. Sabía que tenía que calmarme y olvidarme de los idiotas del partido. Correr no era la respuesta, a no ser que lo hiciera contigo. Te miro y me siento en casa.

Bella tomó mi cara entre sus manos y me besó suavemente. Tenía la esperanza de que no me besaba de forma de despedida.

-¿Estás seguro, Edward? Sólo llevamos unos meses. Sé que te quiero, y se que tu a mi también, pero ¿vivir juntos? ¿No es demasiado pronto?

-¿Hay un límite de tiempo específico? Emmett y Rose se fueron a vivir juntos seis semanas después de conocerse. Él no iba a dejarla escapar y yo voy ha hacer lo mismo contigo.- No la dije nada, pero sabía que Jasper iba a pedir a Alice lo mismo; sólo tenía que terminar la remodelación de su cuarto de baño, para parecerse al mío. Los planes estaban en marcha.

Se echó a reír.

-No voy a ir a ninguna parte, a no ser que tu quieras.- No podía ir, porque aún no me había contestado.

-Lo sé.- Creo que sí.- Pero Bella, ¿no quieres saber si es aquí donde perteneces? ¿Ya lo sabes? Podemos llamar los dos a esta casa hogar.- Lo dijimos cuando nos despedimos. ¡Nos vemos en casa! Esto era casa. Mi casa y su hogar. O si quería otra casa, podríamos encontrar otra. No tenía problema. Se mordió el labio y con un pulgar se lo deslicé para que dejara de morderse.- Me estás volviendo loco. Habla conmigo. ¿No te gusta este? Podemos comprar otra. Una casa, con patio. Podemos tener un perro si quieres. Y cortaré el césped. Tendremos piscina. Lo que quieras, en serio.- Estaba balbuceando. Me parecía a Bella. ¿Esto sentía cada vez que se ponía nerviosa? ¿Estaba nervioso? ¿No debería ser el tranquilo? ¿Que me pasaba? ¿Qué la pasaba? ¿Por qué no me respondía?

-En primer lugar, no nos vamos a mudar, a menos que podamos llevarnos todas las habitaciones de este apartamento y llevarlos a otro lugar. No voy a renunciar a esa ducha como si nada.- Sentí una sonrisa extendiéndose por mi cara.- ¡Y la bañera! Y estas plantas. Y la sala de cine. ¿Sabes lo maravilloso que va a ser ver los partidos ahí? No nos mudaremos a corto plazo.

-¿Bella?

Sus labios se torcieron.

-¿Si, Edward?

-Eso sonó muy parecido a un sí.

Se encogió de hombros, pero no dijo nada, así que empecé a hacerla cosquillas. Sabía que era su debilidad.

-Oh, ¡ya! Si, ¡si, es un si!- chilló.

Dejé de hacerla cosquillas y la sonreí. Se apartó el pelo mojado de los ojos y me sonrió.

-¿Es un sí? ¿En serio? ¿Viviremos aquí, juntos?

Bella asintió, acariciándome la cara.

-Si, ya lo estamos haciendo más o menos. ¿Cuantas veces he ido a mi casa? ¿Dos?

Hice una mueca y me encogí de hombros.

-Es mi culpa, ¿verdad? Siempre quieres ducharte aquí y además tengo aire acondicionado.

Se rió y me besó de nuevo.

-Ese es un factor decisivo. No es que quiera pasar cada minuto con mi sexy novio. Es por el aire acondicionador y por el baño.

Me reí y la hice cosquillas mientras chillaba.

-Bueno, supongo que es bueno que tenga un cuarto de baño grande.

Bella movió las manos por mi pecho y trazó los abdominales con los dedos.

-Puede haber algún otro beneficio, claro.

Bueno, Zeus había vuelto, me alegraba de que fuera así.

-¿Como qué?

Bella se deslizó hacia abajo y me empujó hacia las almohadas.

-Bueno, déjame ver. Están estos labios.- Me besó muy despacio, sensualmente.- Este rostro.- Trazó mis pómulos.- Estos músculos.- Sus manos se movieron sobre mis pectorales y luego volvieron a los abdominales.- Estos abdominales.- Movió sus labios por mi cuello, girando su lengua sobre cada pezón y luego trazando mis abdominales con su húmeda y caliente boca. Mierda, sentí que mis ojos se ponían en blanco cuando su lengua se sumergió en mi ombligo y luego sobre el hueso de la cadera.

-Y luego está mi Zeus.- Besó la cabeza, mirándome mientras sus manos se movían hacia abajo para amasar mis muslos. Gemí de placer mientras ella trabajaba esos dolidos músculos mientras su lengua salía de su boca y la hacía girar sobre la cabeza.

-Todo tuyo-, Conseguí decir, haciendo mi mayor esfuerzo para no empujar mi polla en su boca y hacerlo fuerte. Quería, pero quería disfrutar de esta dulce y lenta tortura. Pasó la lengua por la parte inferior de mi polla y luego aspiró la cabeza para lamer cada lado lentamente, sus manos siguieron trabajando mis piernas, aplicando la presión perfecta a cada lado.

-¡Claro que es mío!- Lo tomó en la boca y luego, pasó la lengua por la cabeza antes de dejarse deslizar hasta la parte posterior de su garganta antes de que empezara a bombardear de arriba hacia abajo, su lengua trazaba círculos a su vez. Dejé escapar un gemido mientras ella seguía, aún masajeándome los muslos.

Empujé mis caderas hacia ella, encontrando su boca caliente mientras se dirigía hacia mí. Se sostuvo en el colchón mientras intentaba mantener el ritmo. Su mano derecha se deslizó y me masajeó las bolas, rodándolas entre los dedos antes de que me soltara el pene y pasara le lengua primero por uno y después por otro antes de metérselos a la boca. Gemí y mis caderas se torcieron creando un ángulo hacia ella. Me soltó y volvió a mi pene, su lengua se movió sobre la punta antes de meterla hasta el fondo de su garganta.

Mis bolas se estremecieron y me empujaron hacia ella.

-Voy a llegar, cariño.- Gimió alrededor de mi polla y se movió más rápido, chupando mientras me metía y sacaba de su boca. Grité su nombre cuando llegué, haciendo le mejor esfuerzo para que mis muslos no se bloquearan demasiado. Bella vio lo que estaba haciendo y me frotó de nuevo los muslos. Me sentía increíble.

-Joder, cariño, estuvo fantástico-, jadeé, tirando de ella hacia mí y besándola con fuerza. Me devolvió el beso y me sonrió.

-Te dije que me iba a encargar de ti.

Me reí y le di otro beso.

-Hiciste un buen trabajo. Si esta va a ser tu reacción habitual al pasarme de la raya, creo que voy a salir a correr más a menudo.

Me golpeó el pecho y me empujó hacia atrás, como si fuera ir a alguna parte.

-No vas a salir de nuestra cama lo que queda de noche.

Nuestra cama. Me encantaba.

-Nuestra cama-, repetí, la sonrisa de mi cara era tan amplia que debía parecer idiota.

-Nuestra cama, nuestro dormitorio, nuestro baño, nuestra casa. Vamos a tener que hablar sobre nuestros armarios y cajones en algún momento.

Me reí y la besé.

-Coge lo que necesites. Este lugar es tuyo.

-Nuestro lugar-, me corrigió, apoyando la cabeza en mi pecho y besando mi cuello. La acaricié el pelo, moviendo las manos por su espalda. Había sido una mierda de semana, pero había acabado con la mejor noche de mi vida de momento. Estábamos justo donde debíamos estar.

 

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Capítulo 30: Llamada audible Capítulo 32: Modificación del campo

 
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