Primero y Diez (+18)

Autor: nicoli
Género: + 18
Fecha Creación: 18/03/2013
Fecha Actualización: 26/10/2014
Finalizado: NO
Votos: 33
Comentarios: 191
Visitas: 133947
Capítulos: 35

Bella Swan es una aspirante a reportera de deportes cuando le es asignado entrevistar al más grande de la liga, por no mencionar al mas caliente, el quarterback Edward Cullen ¿Le enseñará Edward Cullen las reglas del juego? O ¿ella le enseñará una o dos cosillas? 


Esto es una traducción y su autora es Nolebucgrl, podéis encontrar el fic original en esta página: http://www.fanfiction.net/s/5874934/3/First-Ten

Estoy autorizada por la autora a traducir esta historia.

 

.................

También os invito a pasaros por mi otra traducción conjunta, Words With Friends, junto a CARLAROBPATT. Aquí os dejo el link: http://www.lunanuevameyer.com/sala-cullen?id_relato=3920

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Capítulo 26: Scrum

BPOV

 

-No veo por qué tenemos que ir al supermercado.

Sonreí a Edward, quién hacía un puchero. Estaba muy mono, pero no se lo iba a decir. Su pelo estaba todavía húmedo por nuestra extra-larga ducha. Rodé los ojos.

-Porque tú has sido el que ha invitado a todos a ver el fútbol esta noche. Sé que te encantaría pedir algo y que te lo llevaran pero no veo nada de malo en hacer que nuestros invitados se sientan cómodo.- La emoción me vino cuando pronuncié la palabra “nuestros”. Me sentía muy bien.

-¿Qué tiene de malo la pizza?- preguntó, mirándome con nostalgia a la cama mientras sacaba unos vaqueros y una camiseta de mi cajón. Si, tenía un cajón para mí en su casa. Me lo dio el mismo día que me dio la llave. Ha sido la cosa más adorable y dulce de mi vida.

-La pizza no tiene nada de malo, pero necesitamos bebidas. Ya casi no hay cerveza, las chicas a lo mejor quieren un poco de vino y podemos comprar bolsas de patatas o hacer una ensalada o algo así-, le dije mientras me ponía la camiseta encima de mi sujetador azul eléctrico.

Edward rodó los ojos y me atrajo a él.

-Me lo pueden traer.

-¿La cerveza y el vino? No creo.- Su sonrisa brilló y le dí un puñetazo en el estómago. Seguramente que lo hacían, pero joder, íbamos a ir a la tienda si o si.- Lo siento, Superstar, creo que te las vas a tener que arreglar para mezclarte con plebeyos unos minutos e ir a la tienda conmigo.

Se rió y me besó el cuello, completamente impasible pese a mi puñetazo de antes. Sus duros y sexys abdominales los sentía en la espalda. Por no hablar de la boca caliente que me chupaba suavemente mi garganta. Tal vez pudiera... no. Me aparté de él y me reí cuando puso mala cara y se puso la camiseta.

-Asume que has perdido, cariño.

Golpeé su adorable culo con mi cepillo del pelo y grité cuando me cogió y me puso sobre su hombro.

-¡Suéltame!

-A lo mejor te lleve así a la tienda. De todos modos vamos a llamar mucho la atención.

Golpeé de nuevo su culo con mi cepillo y él gimió y me bajó. Vi el hambre en sus ojos y sentí que mi estómago se contraía. No, en estos momentos no podíamos.

-Vamos, semental, ¿aún no estás cansado?- Tenía que estarlo. Mi cuerpo estaba como si hubiera corrido una maratón.

Sonrió, sus ojos verdes de un tono oscuro, ya que tienden a estar así cuando se encendía, que era muy a menudo, por lo que me alegraba.

-Nunca estoy demasiado cansado para tocar-, dijo. Eso era tan caliente que tuve que darle un beso y, naturalmente, sus manos empezaron a varar; primero me tiraron contra él, donde pude sentir la agitación de Zeus, y luego me agarró el culo y lo apretó.

Me aparté, aunque mi cuerpo quería quedarse donde estaba.

-Muévete o Emmett nos interrumpirá cuando estemos desnudos. ¿Quieres eso?- Ya me podía imaginar la alegría en el rostro de Emmett cuando nos chantajeara con las fotos.

-Muy bien, vamos a la tienda.- Me cogió la mano mientras cogía su cartera y las llaves y caminamos en silencio por el pasillo.

Edward llamó al ascensor, que llegó muy rápido. Subimos y estaba vacío y me empujó contra la pared. Me reí y me dejé abrazar.

-Eres insaciable.

Acarició mi cuello.

-Te gusta de esa manera.

Si, me gustaba así. Llegamos a la planta baja sin más incidentes y Edward sostuvo la puerta abierta del coche par mí antes de ir hacia su lado, y ponerlo en marcha. Vivía muy cerca del supermercado Safeway, así que fuimos allí. Era domingo por la tarde y estaba lleno de gente, gemí cuando vi la cantidad de vehículos que había en el estacionamiento.

Edward sonrió mientras aparcaba.

-Nuestra primera salida pública. Parece que hay un montón de gente aquí para registrar este acontecimiento trascendental.- Su teléfono sonó en el bolsillo y lo sacó frunciendo el ceño, pulsó un botón para silenciarlo.

-¿Quién era?- Le pregunté mientras me bajaba del coche antes de que entrara en razón y me viniera a abrir la puerta.

-Según el identificador de llamadas era extra. ¿Los de la televisión?- preguntó con el ceño fruncido.- ¿Por qué me llaman?

Se me ocurrió algo, pero antes decidí ver si estaba en lo cierto.

-Revisa tu buzón de voz.- Levantó una ceja, pero hizo lo que le pedí y vi que apretaba la mandíbula con furia. Mierda, tenía razón.- ¿Victoria?

Suspiró y cerró el teléfono.

-Por lo visto está dando mi número personal ya que no es mi empleada.- Miró el teléfono y frunció el ceño.- People, National Enquirer... han llamado. Lo han hecho mientras estábamos en la ducha.

No se por qué me sorprendió que fuera una zorra vengativa, pero lo hizo. Tomé su mano en la mía y tiré hacia el supermercado.

-Vas a conseguir un número nuevo, tan pronto como encuentres un nuevo publicista.

Suspiró y me apretó la mano.

-Ya lo veo mañana. Tenemos un día antes de volver a la rutina.

Nos acercamos a las puertas corredizas del supermercado y una mujer con dos niños pequeños iba saliendo. Nos sonrió apresuradamente y comenzó a empujar su pesado carro, cuando de repente, se detuvo con una sacudida.

-Oh, Dios mío, ¡eres Edward Cullen!- Comenzó a acariciar su pelo rojo y le lanzó a Edward una brillante sonrisa. Sonrió de forma automática y empezó a andar de nuevo hacia la puerta cuando la pelirroja le paró.- ¿Puedes darme un autógrafo?

Le miré a la cara, que estaba congelada en una sonrisa, pero él asintió y la mujer rebuscó en su enorme bolso antes de coger un bolígrafo y su recibo de compra. Edward se apoyó contra la pared para firmar y sonreí a mi agradable y servicial novio.

-Tal vez podrías darme tu número de teléfono, también.- Preguntó esperanzada. Mi sonrisa se fue y miré cómo Edward tosía y le entregaba a la mujer su recibo, sin número, mientras murmuraba algo sobre que todo el mundo lo tenía.

Deslizó su brazo alrededor de mi cintura y me atrajo hacia él.

-Me temo que tengo novia.- Sus ojos brillaron hacia los niños, que estaban a su espalda.- Que guapos los niños.

Sacudió la cabeza, como si saliera de un trance y miró a sus hijos.

-Oh, si, gracias. Bueno, si cambias de opinión, estoy aquí todos los domingos por la mañana...- se calló cuando Edward me empujó hacia la tienda y la dejó allí plantada. ¿Qué coño había sido eso?

-¡Te acaba de tirar los tejos delante de mí!- susurré. No sé por qué me sorprendió. Ya había ocurrido la primera vez que nos vimos, pero entonces no era mío y esta señora estaba ligando con él delante de sus hijos, que podrían tener cuatro y dos años.

Edward suspiró y se pasó una mano por el pelo.

-Pasa todo el tiempo, Bella.

Una cosa era saberlo, pero otra diferente era verlo.

-¡Estaba casada!- Me había fijado en el anillo de su dedo anular.

Edward rió entre dientes y sacudió la cabeza.

-¿Crees que las importa?

Fruncí el ceño.

-Debería.- A mi me importaba.

Edward envolvió sus brazos alrededor de mi cintura.

-Importa para mí, cariño.

Sabía que le importaba, así que le devolví el abrazo. De repente, este viaje a la tienda no me parecía tan atractiva como antes.

-Vamos a por un carro y salgamos de aquí.

Ya podía sentir los ojos posados en nosotros y por supuesto, cuando fuimos a por el carro había numerosas personas en las filas de las cajas mirándonos. Me tensé y Edward me puso delante de él, para que empujara el carrito. Al menos eso era lo que pensaba, pero en vez de alejarse, puso sus manos a cada lado de las mías en el carro y se apretó contra mí.

-¿Que haces?- Susurré, sintiendo cómo mis mejillas enrojecían con todas las miradas posadas en nosotros.

Se inclinó hacia delante y puso sus labios junto a mi oído, me puse tensa por otra razón.

-Ayudarte a empujar el carro.

Fruncí el ceño.

-No necesito ayuda.

-Puede que no, pero me gusta tenerte en mis brazos.

Y a mi me gustaba estar así, pero no con todos los del supermercado mirándonos.

-Ellos van a ver si te toco o no, cariño, y prefiero tener mis manos sobre ti que no. Estoy menos incómodo y creo que te pasa a ti igual.- Su pulgar derecho se juntó con mi meñique y tuve que admitir que era muy lindo.

-Esto es un peligro y seguramente me haré daño.- Le dije, porque seamos sinceros, dos personas empujando un carro era sinónimo a desastre.

-No voy a dejar que pase-, respondió con confianza, y sabía que era cierto.- Ahora ¿quieres seguir discutiendo conmigo, mientras la gente nos mira, o quieres acabar con esto e ir a ver el fútbol?

Un punto muy válido. Suspiré y empujé el carro mientras Edward caminaba conmigo, sus fuertes brazos se ceñían a mi alrededor. Hombres y mujeres por igual le miraban como si fuera un dios. Por lo menos nadie vino corriendo hacia nosotros mientras nos dirigíamos al pasillo de las chucherías. Edward me soltó cuando llegamos y cogió tres bolsas de Doritos y de patatas fritas, también tres tipos de salsas diferentes.

-¿Cuánto necesitamos?- Pregunté mientras él tiraba al carro unas bolsas de pretzels. Se rió y cogió una lata de Pringles.

-Te has olvidado de que Emmett come como todos juntos.- Eso era verdad. Esperé mientras miraba el resto de comestibles y decidió que tenía suficiente. Se apretó de nuevo contra mi y me ayudó a guiar el carro a la zona de la carne.

-¿Quieres carne?- Le pregunté, deteniéndome para mirar las ofertas de pavo.

Edward se rió entre dientes y se apretó contra mí, me dejó sin aliento cuando sentí a Zeus en mi trasero.

-Ya tengo un montón de carne para ti.

Le di un codazo en el estómago y retrocedió, expulsando aire cuando mi codo chocó contra él.

-Pervertido-, le dije. El hombre del mostrador se reía de nosotros y sentí que mi rubor regresaba cuando Edward se rió con él.

-Tu haces que sea así-, me dijo, cuando por fin dejó de reírse de mí. Me di la vuelta para mirarle, pero estaba sonriendo y era tan adorable que no pude mantener mi irritación. Mierda.

-Me alegro, pero mejor lo dejamos para casa-, le dije. Me lanzó una sonrisa y movió las cejas hacia mí. Me reí.- En serio, ¿quieres que cojamos sándwiches o solo pollo?- Me alejé del carro y cogí unos envases. Edward se rió y cogió varios más.

-Emmett-, me dijo. Bien, tenía que fingir que iba a preparar comida para 26 en vez de 6. Se volvió al mostrador.- Dame un kilo de pavo ahumado y dos libras de jamón cocido.- Cogió dos bolsas de pan de sándwich y las metió en el carro.- También una libra de queso cheddar. Por favor.- Le miré boquiabierto pero él solo sonrió.

Antes de que pudiera decir nada, oí un clic a la derecha. Me volví y vi a una mujer de mi edad haciendo fotos a mi novio. Edward parecía que no se había dado cuenta, lanzándome una sonrisa y envolviendo sus brazos a mi alrededor mientras ella se daba la vuelta de inmediato. ¿Me podría acostumbrar a esto? Me volví de nuevo hacia el mostrador, dejando que solo fotografiara mi perfil. Su teléfono sonó segundos después y empezó a gritar que le estaba viendo y que estaba a solo cinco metros de distancia.

Edward se rió en voz baja y negué con la cabeza, con la esperanza de que nos dieran lo que habíamos pedido rápidamente.

-Si, ¡está en el Safeway en Elm! ¿Me acerco?- Oh mierda, ¿estaba diciendo nuestra ubicación? Teníamos que salir de aquí. Cogí el pavo y le alenté con la mirada al chico que se diese prisa.- ¿Crees que debería? ¡Pero está con una chica! Si, eso es verdad. Está bien, lo haré.

Sentí a Edward que se tensaba detrás de mí. Se volvió, pero mantuvo su mano en mi cintura. Me volví con él y vi que la mujer en cuestión le estaba tocando el brazo. Mierda.

-Hola-, dijo de forma coqueta. Era guapa, con el pelo castaño rizado y ojos azules. Llevaba unos pantalones cortos y una camiseta sin mangas, no sé por qué se había arreglado tanto para venir al supermercado. Tal vez por si acaso se encontraba a un chico como Edward. Lástima que este esté cogido.

-Hola-, respondió cortésmente.

-Mi nombre es Kara-. Inclinó la cabeza y le sonrió seductoramente. Pensé en golpearla con el jamón que me acababan de dar. Tal vez podría hacer como si se me hubiera escapado, como Rose hizo con el vino. Tal vez acercando su cara a la máquina de cortar.. no, eso era demasiado violento. Pero sería divertido. Edward sonrió y apretó su agarre en mi cintura.- Eres Edward Cullen, ¿verdad?- ¿Por qué todo el mundo le preguntaba eso? Él sabía quién era. Yo también.

Edward asintió, pero no dijo nada.

-No juegas hoy, ¿verdad?

¿Si jugara hoy estaría en el maldito supermercado para comprar comida suficiente como para alimentar a mi oficina durante una semana entera? ¡Qué estúpida era!

No-, dijo Edward, sus ojos estaban puestos en mí. Me preguntaba qué había visto en mi cara. ¿Parezco una homicida? Seguramente, porque la mujer le estaba mirando aún como si se le fuera a tirar encima.

-¡Bien! Entonces, ¿quieres venir a una fiesta en casa de una amiga? Nuestra hermandad se reúne todos los domingos y por lo general te vemos jugar, ¡pero hoy podrías venir tu!

Una habitación llena de mujeres así quería que mi hombre se acercara.

-Lo siento, mi novia y yo ya tenemos planes-, Edward respondió, presionando sus labios sobre mi mejilla. No se si era para demostrarme que seguía ahí conmigo o para calmarme, pero hizo que mi cabreo disminuyera. Ya no quería asesinar a alguien.

-oh-, me miró de arriba a abajo y sonrió.- Bueno, ella también se puede venir.

Ya me he venido, en innumerables ocasiones, gracias a sus manos, su lengua y su polla. Algo que tu nunca harás, Kara.

-Gracias, pero estamos ocupados. Diviértete.- Edward se volvió y me enjauló contra el carro de nuevo. Me relajé un poco cuando su cuerpo se apretó contra el mío.- Olvídate de ella, bebé-, susurró.

¡Cómo si fuera fácil! Sabía que esto iba a ocurrir, pero eso no significaba que me gustara. Tenía que acostumbrarme a eso y controlarme. En realidad, estas mujeres eran ridículas, después de todo, ¿cómo se acercaban a un hombre que se veía que estaba cogido? ¿De donde sacan los cojones? Yo no haría algo así.

Por fin nuestro pedido estaba listo y cogí el queso para meterlo en el carro. Edward y yo nos dirigimos a por la cerveza. Justo antes de llegar, un niño de siete años se acercó a nosotros, llevaba una gorra de los Cardinals.

-¡Hola!- dijo, con los ojos marrones ampliados por la emoción. Su padre estaba de pie a su lado y casi parecía tan deslumbrado como su hijo.

Edward sonrió y le tendió la mano.

-Hola. ¿Cómo te llamas?- Toda mi irritación se desvaneció cuando la cara del muchacho se iluminó y le dio la mano a Edward.

-¡Soy Tim! Este es mi papá.- Señaló por encima de su hombro y su padre nos sonrió tímidamente.- ¡Somos tus mayores fans!

-¿Lo sois?- Preguntó Edward.- Bueno, si eres mi mayor fan, te tendré que firmar la gorra, ¿no?

Sus ojos se ampliaron aún más.

-¿Puede papá?

Su padre se rió y le quitó la gorra de la cabeza, ofreciéndosela a Edward.

-Por supuesto.

Busqué en mi bolso y encontré un bolígrafo, se lo tendí a Edward y firmó: “Para Tim, mi mayor y favorito de mis fans.” Le entregó la gorra y Tim se la llevó a su corazón. Era tan mono. Sentí que mis ovarios revoloteaban ante la imagen de Edward sonriendo así a nuestro hijo algún día. Pensamiento peligroso, Bella.

-¿Es tu novia?- Preguntó Tim, mirándome.

Edward asintió con la cabeza.

-Lo es. Ella es muy guapa, ¿verdad?- Tim parecía tímido, pero asintió con la cabeza. Sonreí y le tendí la mano. Él la cogió y la apretó rápidamente.

-Gracias, Tim. También eres mi fan favorito de Edward.- Dado que el resto eran putas, no había mucha competición. Se volvió de color rojo y enterró la cabeza en el pecho de su padre. Edward se rió y le revolvió el pelo.

-¿Vas a ser un jugador de fútbol, Tim?

Se apartó de su padre y asintió enfáticamente.

-¡Voy a ser un mariscal de campo como tú!

-Hazme saber si necesitas ayuda algún día, le dijo Edward. Los ojos de Tim se ampliaron aún más y tragó saliva.

-¡Vale!- Obviamente estaba demasiado excitado como para pensar, Edward le dio otro apretón de manos y le dijo que nos teníamos que ir. El niño agarró su gorra en su pequeño pecho y nos observó mientras nos alejamos.

Eso fue adorable-, le dije a Edward.

-No siempre son mujeres que quieren acostarse conmigo, también tengo algunos aficionados normales.- Edward dijo con una sonrisa. Fruncí el ceño mientras el cogía un par de doce de cerveza.- ¿Necesitaremos vino?

Sacudí la cabeza. Tenía muchas ganas de que llegase esta tarde. Nos pusimos a la cola para pagar mientras Edward firmaba unos cuantos autógrafos. Me lanzaban sonrisas corteses e incluso una mujer me dijo que había leído el artículo de esta mañana y que le había encantado. Decidí que me gustó su trato tanto como el de Tim. Edward pagó por la compra y salimos. Suspiré de alivio cuando llegamos al aparcamiento. Todavía había gente por allí, pero teníamos algo de espacio.

No fue tan malo, ¿verdad?- Preguntó Edward, pasándome los dedos por la espalda mientras empujábamos el carro hacia el coche. Abrió el maletero y lo llenó rápidamente de las provisiones.

-Supongo que no, pero la próxima vez aceptaré tu sugerencia y pediremos la compra para que nos la lleven.

Se rió y fue a dejar el carro. Cuando regresó, me abrazó y me besó profundamente.

-No siempre es así, pero pasa.

Suspiré y me apoyé en él un momento.

-Lo sé. Me acostumbraré. De alguna manera.

Inclinó la cabeza y trazó mis pómulos con el pulgar.

-No me importan ningún hombre o mujer ni las proposiciones que me hagan. Tú eres lo único que quiero. Recuérdalo y estaremos bien.

Eso era verdad. Todos podían querer lo que yo tenía, pero nunca lo conseguirían. Era mío. Sonreí y le di un beso rápido.

-Tienes razón. Vamos a casa.- En casa estaba cómoda. Era privada. No tenía complicaciones. Quería ir allí desesperadamente.

Me ayudó a entrar en el coche y subí a su lado, lo puso en marcha y tomó mi mano entre las suyas.

-Te quiero, Bella. Sólo a ti.

Cerré los ojos y dejé de respirar con aquellas preciosas palabras.

-Yo también te quiero. Ahora vallamos a casa a prepararnos para la invasión de Emmett.- Edward se rió y nos fuimos a nuestra burbuja.

 

.

 

-¿Estáis listos para el partido?- Emmett gritó mientras entraba por la puerta principal. Rodé los ojos hacia Edward y me relajé en sus brazos. Habíamos dejado la puerta abierta porque sabíamos que Em hubiera embestido contra ella si tardábamos mucho en contestar.

Entró en la habitación y le entregó un libro a Edward mientras me sonreía.

-¿Por qué coño me das El Diario de Noah?- Preguntó Edward. Eché un vistazo al libro.

-Bueno, Edwina, después de leer toda esa mierda ñoña del periódico esta mañana, me imaginé que estabas abrazando a tu mujer interior. Así que también te he inscrito para que recibas todos los meses novelas románticas. Rosie, ¿cómo se llamaba?

Rose entró y me dio una botella de vino.

-Harlequin Books, Emmett.- Se sentó en el sillón y Emmett se dejó caer a mi lado del sofá.

-Si, eso es. Cada mes recibirás mas o menos cinco como ese. Estoy seguro de que te ayudará a atrapar a ese hombre de ensueño por el que has estado suspirando de nuevo.- Sonrió a Edward.- Aunque, claro, ese hombre soy yo y ya estoy cogido, así que suerte.

-¿Quieres decir por Jasper?- Le pregunté. Edward soltó una carcajada mientras Emmett frunció el ceño antes de cogerme y elevarme, abrazándome demasiado fuerte.

-¡Eso ha estado muy bien, Bella! Pero ya sabes que esto es la guerra. Por fin tengo un digno oponente. Esos dos yahoos son demasiado fáciles.

Emmett me soltó y el brazo de Edward se deslizó detrás de mí y golpeó a Emmett en la parte posterior de la cabeza con su nuevo libro. Emmett se rió y cogió el libro, poniéndolo suavemente en la mesa de café.

-¿No quieres mi regalo, Cenicienta? Busqué mucho hasta encontrar este. Rosie se puso a llorar mucho con ese, así que pensé que sería bueno.

Rose cruzó las piernas y elevó una ceja.

-No finjas que no has visto la película, Emmett. La viste conmigo y recuerdo en tus ojos una o dos lágrimas.

-¡Hey! Eso nunca ha pasado. Tenía alergia al polvo. Y sólo la vimos porque querías.- Emmett asintió con decisión.

-Claro, Emily, tu eres un gran hombre-, contestó Edward, golpeándole en su costado.

-Estás celoso porque no te compré.

-Yo creo que eres tu el que estás celoso, Hércules-, le dije, poniendo mi mano sobre el muslo de Edward y mirándole desafiadamente. Los ojos de Emmett se estrecharon y se levantó para salir de la habitación.- ¿Le ha molestado?- Pregunté.

Rose se rió y sacudió la cabeza. Edward parecía tan desconcertado como yo. Emmett dejó escapar un grito de triunfo desde la cocina y luego volvió a entrar.

-Sácala, amigo. Veamos quién es más grande.

-¿Es un metro?- Le pregunté, justo cuando Alice y Jasper entraron al salón.

-Edward lo es-, respondió Jasper, lanzando una mirada a Emmett. Era evidente que aún no estaba contento por lo de anoche.

-¿Y como coño lo sabes?- Preguntó Edward, mirando a sus dos amigos con interés.

-Tengo ojos, por si no habéis dado cuenta os he visto desnudos y aunque no os las he medido, es obvio de que eres más largo. Aproximadamente tenéis el mismo grosor, aunque tal vez la tengas también un poco más gruesa.

-Eso es muy perturbador-, le dijo Edward. Jasper se limitó a sonreír y se dejó caer en el sillón reclinable, tirando de Alice para ponerla en su regazo mientras ella se reía de ellos.- Emmett, guarda esa cosa. No voy a dejar que me midas el pene. Creo que se encoje cada vez más de solo escuchar esta conversación.

-¡Noooooo, es mi Zeus!- Puse mi mano de forma protectora sobre él, todos a nuestro alrededor se reía.

Edward se rió y retiró mi mano de su polla.

-Está muy bien, nena. Aunque creo que voy a empezar a usar un bañador en la ducha.

Jasper sonrió.

-¿Qué? Me siento cómodo en mi hombría.

-¿Si? Noté que no dejas de compararnos a nosotros dos-, contestó Emmett.- Aunque tal vez lo que estás tratando es de mantener un poco de misterio para nuestra próxima cita, ¿eh?- Movió las cejas sugestivamente a Jasper y se encontró con un ceño enfadado.

-No vas a volver a poner tus manos sobre mí, Emmett. Te lo juro.

-¡Espera! ¿Le has puesto las manos encima? ¡Cuéntamelo!- Me senté hacia delante con entusiasmo.

Jasper acababa de cerrar sus labios con una cremallera invisible y me frunció el ceño, debería haberlo sabido.

-Emmett le pellizcó en el culo durante la cena.- Alice dijo alegremente. Jasper se asomó a su lado y la miró, pero Alice no se iba a callar.- Y después le cortó la carne, como si fuera un niño pequeño en vez de su cita. Pidió las bebidas, le ofreció la silla como un caballero, todo eso.

Miré a Emmett que estaba sonriendo alegremente.

-¿Por qué te apropiaste de su culo?

-Bueno, Riley lo hizo conmigo cuando bailábamos, y estoy hablando de que me lo agarró y apretó mi polla con la suya.- Se estremeció, pero luego encogió los hombros.- Al menos sabe apreciar un buen culo cuando lo ve.- Me lanzó una mirada de desaprobación cuando me colapsé contra Edward por las risas. Este me rodeó con los brazos.- Después Jasper me tentó. ¡Fue juego limpio!

-¡No te tenté, pervertido! Deberías haber manoseado a Riley.- Jasper se cocía al vapor, sus ojos azules llameaban al recordar el trauma que había soportado en la mano de Emmett, o las manos.

-Riley habría sido feliz. Tenía que soportar lo mismo que yo.

-Tuve que soportar las manos errantes de la anciana Sra. Fuller. ¿No has pensado en las manos de esa señora en tu muslo?

-¿Así que estás diciendo que las manos de un hombre están mejor que las de una anciana?- Emmett preguntó.- Eres realmente gay.

Jasper resopló.

-Si lo soy, no es por ti.

-Eh, podrías ser gay por mi. ¡Estoy bueno! Todo el mundo me quiere.- Miró alrededor de la habitación, pero no consiguió nada, ni siquiera de su prometida.

-Entonces, ¿por qué te fuiste el más barato de los tres?- Jasper preguntó con una sonrisa triunfante.

Emmett frunció el ceño pero luego su rostro se aclaró.

-Porque Rosie asustó a todos mis postores a distancia. Nadie tiene miedo a Alice.

Alice se levantó y le fulminó con la mirada que había hecho que más de un hombre mayor tuviera miedo.

-¿En serio, Emmett? Eso no es lo que he oído.

Emmett tragó saliva.

-¿Por qué todo el mundo se mete hoy conmigo? Creía que estábamos para burlarnos de ellos.- Hizo un gesto hacia Edward y yo.- La dama y el vagabundo con sus miradas conmovedoras y sus actos de desaparición.

-Aww, ¿nos echaste de menos, Emmett?- Le pregunté, colocando la cabeza sobre el hombro de Edward. Este estaba jugueteando con las puntas de mi pelo.

-¡Claro que si! Puede que no hubiera pujado por él, pero por lo menos podría haber bailado conmigo. Jasmine era demasiado alto y poderoso para salir a la pista con un hombre de verdad.

-Eso es porque no bailo con hombres.- Jasper seguía echando vapor, era bastante divertido ver la ira en su rostro. Alice parecía saberlo, sin embargo, parecía totalmente indiferente a que su hombre estuviera molesto. No tenía ninguna duda de que anoche ella solo consiguió que él le llenara un oído.

-No, sólo con arrugadas ancianas.- Nos sonrió abiertamente.- Tuvo que bailar con la Sra. Fuller diez veces. Y la dije que estaba interesado en uno de sus cachorros de Pomerania. Él quiere una chica llamada Penélope para poderla poner lazos rositas.

-¿Por eso me dijo que podía ir la semana que viene?- Jasper preguntó, su cara se puso de un bonito tono rojo.

Emmett levantó las cejas.

-¿Para qué creías que era? ¿Para buscar debajo de la ropa a tientas? Tu querías aprovecharte de la anciana, ¿no es así?

Jasper levantó a Alice y se puso de pie con los puños en alto. Miré a Edward, pero este no parecía importarle que Jasper estuviera a punto de pegar a Emmett. Él solo nos quitó del sofá cuando Jasper se lanzó a por Emmett y los dos cayeron en él, golpeando al sofá, rodando por el suelo, gruñendo y moviéndose. Estaba mucho más preocupada por el sofá que por ellos e hice un gesto a Edward para que me ayudara justo en el momento que rodaron del sillón. Así lo hizo y pasé mis manos por el respaldo, agradecida de que no hubiera sufrido ningún daño.

Miré hacia arriba justo cuando Jasper le golpeó a Emmett la mandíbula. Emmett le golpeó en el lateral de su cabeza con su gran manaza y Jasper salió volando, aturdido por el golpe.

-¿Ya habéis acabado?- Preguntó Rose, su tono era aburrido. No se había movido de su asiento y Alice estaba sentada en el brazo del sillón de Rose. No era nada raro que pelearan pero por lo general no llegaban al contacto físico.. Jasper y Emmett se miraron entre sí y luego Em se levantó y tendió una mano a Jasper. Este le permitió ayudarle, soltando la mano nada más ponerse de pie.

-Lo siento, amigo-, Jasper murmuró.- Me provocaste mucho.

-No hay daño, no pasa nada.- Emmett dijo con buen humor, dándole una palmada en la espalda.- Hubiera sucedido tarde o temprano. Siento haberte cabreado.- Jasper asintió y todo parecía ir bien de nuevo.

-Gracias-, les dijo Rose.- Ahora, si vais a dejar de actuar como críos, me gustaría contarle a Bella y Edward la parte más divertida de la noche.

-¡Cuenta!- Me senté hacia adelante con entusiasmo. No sentía haberme perdido toda la diversión. Ya había tenido suficiente en mi propia casa y no podía ser igualada por ancianas o toqueteos de culo.

-Bueno, una media hora después de que vosotros desaparecierais, Esme decidió rescatar a Tanya.- Ha, ¿cómo me podía haber olvidado de eso? Ojos que no ven, corazón que no cree.

-¿Qué pasó? ¿Gritaba amenazas para un sangriento asesinato? ¿Voy a leer sobre eso en el periódico?- Mierda, ¿qué le impedía ir a la prensa?

Rose levantó una mano.

-Todo a su tiempo, Bella. Cuando Esme nos dijo que iba a dejarla salir, Alice y yo fuimos con ella, por si acaso intentaba algo.- Rose sonrió.- No iba a darla la oportunidad de entrar de nuevo.

Alice se rió.

-Y yo no iba a dejar que dijera ni una palabra sobre ti o sobre Esme o Rose.

Me reí entre dientes.

-No pierdes ni un minuto de acción.

Alice asintió con la cabeza.

-Eso también. Así que fuimos a la zona privada de la casa y estaba completamente tranquila. Pensé que todavía estaría gritando, pero supongo que se daría por vencida en algún momento.

Rose sonrió.

-Así que hicimos un gran espectáculo con los pomos de las puertas un par de veces, y Esme la dijo que estábamos cambiando el poco y que la sacaríamos en un minuto. Ella empezó a maldecir en ruso y yo estaba preparada para la batalla, lista para pararla cuando saliera. No sé lo que le estaba llamando a tu madre, Edward, pero estoy segura de que no le estaba diciendo que es una mujer encantadora.

Edward frunció el ceño y me apretó la mano. Sabía que no estaba muy contento con la situación con Tanya, a pesar de que había salido bien para nosotros, o eso esperaba.

Alice intervino.

-Tu madre es una gran actriz. Actuó como si nada hubiera pasado y como si hubiera estado preocupadísima por Tanya. Finalmente abrimos la puerta.

-La mancha de su vestido se había extendido por toda su parte delantera. Había intentado lavarlo con toallas de papel, jabón y agua. ¡Estaba peor que antes!- Rose sonrió en señal de triunfo.

-Apretó los puños y se acercó a tu madre cuando Rose se puso en frente de ella. Saltó hacia atrás como si Rose quemara. ¡Teníais que haberla visto la cara!- Alice se rió.

-Si, me tiene miedo. Aunque tiene más miedo a Esme.

-¿A mi madre? ¿Por qué alguien iba a tener miedo de mi madre?- Preguntó Edward.

-¡Porque es maravillosa!- Rose dijo.- Me quito de en medio, se acercó a Tanya y dijo con la voz más aterradora que he escuchado en mi vida: “Eres libre de irte, Tanya, pero si esto sale en la prensa, me encargaré de que pierdas tu contrato de modelo y cualquier otro que se te pueda presentar. No hables de mi hijo ni de su novia. Si te oigo hablar de ellos, pasará lo mismo. Y créeme sabré que habrás sido tu.”- Rose hizo una imitación de Esme estupenda, aunque nunca había visto este lado suyo. Gracias a Dios. La boca de Edward estaba abierta como un pez en un anzuelo.

-¿Mi mamá ha amenazado a Tanya?

-!Joder que lo hizo! Además estuvo muy aterradora. Como una leona protegiendo a sus cachorros.- Rose se encogió de hombros.

-Aww, ¡eres su cachorro, Simba!- Emmett parecía bastante contento por tener más apodos. Edward cogió el libro y se lo tiró a Emmett, este lo cogió con una gran carcajada.

-¿Y eso fue todo? ¿Aceptó y se fue?

-Bueno, dijo que no quería hacerle daño a su querido Eddie-, Alice imitó el acento de Tanya de una forma terrible, pero fue divertido.- “Ahora me voy. A los hombres les encanto. Me aparecerá uno nuevo”.- Alice soltó una risita.- Le dimos un mantel para que lo envolviera a su alrededor, llamamos a una limusina y se fue.

-¿Somos libres de esas brujas?- Pregunté en voz alta. Edward se rió y me acarició el cuello.

-Parece que sí.

-¿Te has librado del Pájaro Loco? ¡Muy bien!- Gritó Emmett.

-Si, pero estoy pagando por eso.- Edward frunció el ceño a su móvil que aún estaba apagado.

-¿Qué quieres decir?- Preguntó Jasper.

-Le dio mi número de teléfono a todas las revistas, reporteros y Dios sabe a quién más, y han estado llamando desde que la noticia de Bella y yo salió a la luz. La última vez que lo encendí, tenía cerca de veinte mensajes de revistas.- Seguí la línea de su mandíbula, que se flexionaba por la irritación y me sonrió de forma tensa.- Pedí a Tommy que me encontrara un nuevo publicista pero mientras tanto tengo que llamar a algunas de estas personas yo mismo y cogerles el teléfono.- Miró a Alice que lo observaba con interés.- En realidad, Alice, me preguntaba si...- Antes de que pudiera terminar le había arrebatado el teléfono.

-¿Cuál es la contraseña?- preguntó. Se fue de la habitación para luego volver con su gran agenda.- Necesito tu agenda. Sé cuando tienes que entrenar y jugar, gracias a mi Jazzy.- Le envió una sonrisa que él respondió con un gesto con un sombrero imaginario.- ¿Tienes alguna otra reunión? Necesito el número de tu agente, para concertar entrevistas para posibles sustitutos míos.- Se detuvo en seco cuando se dio cuenta de que toda la habitación estaba en silencio y la estábamos mirando.- ¿Qué?

-Um, ¿debo suponer que aceptas el trabajo?- Edward preguntó, sonriendo con ironía.

-Temporalmente. Soy una planificadora por naturaleza, así que puedo ayudarte en tu agenda. Y me encantaría lanzar tu línea de ropa.- Sus ojos eran maníacos y aterradores. Sentí lástima por los empleados de Edward.

Edward dejó escapar un suspiro.

-Está bien. Tommy y Alec están en marcación rápida, cuatro y siete, respectivamente. Son ellos los que se encargan de las grandes reuniones. Tengo reunión de quarterback todos los martes a las cinco y termino alrededor de las siete. Mi agenda está en el despacho...- se detuvo cuando ella salió de la habitación para buscarlo.- Mierda.

-No sé lo que acabas de hacer, pero tengo la sensación de que extrañarás a la “irritable Vicky” cuando esto continúe.- Susurró Emmett, mirando sobre su hombro para asegurarse de que Alice no hubiera regresado a la habitación.

-Mejor ella que yo.- Edward se rascó la cabeza.- Creo.

Sonreí a Edward.

-Va ha hacer un gran trabajo, lo sé.

-No volverás a ver tu teléfono-, dijo Jasper, mirándonos divertido por el giro de acontecimientos. Su buen humor había sido restaurado. Los hombres eran raros: de repente se están peleando y al segundo es como si nada hubiera pasado.

Ah, sí.

-Hablando de teléfonos.- Me aparté de Edward y fui a buscar el mío. Los ojos de Emmett se iluminaron cuando volví a la habitación con él.- ¿Qué más has cambiado?- Le pregunté.

Me miró de forma inocente.

-No tengo ni idea de lo que hablas.

-Claro que no.- Me senté al lado de Edward y empecé a mirar los tonos de mis contactos-.¿ “Shake your moneymarker para mi médico?

-Me imagino que habrá visto tu caliente culo una o dos veces-, dijo Emmett, con la voz llena de humor.

-¿“Bootylicious” para mi dentista?

-Tomé un riesgo pensando que no te iba a llamar esta semana. ¿Cuando es tu próxima limpieza?- Preguntó.

Le fruncí el ceño y seguí mi inspección.

-¿“Fat Bottomed Girls”?- Grité, conteniéndome para no lanzarle el teléfono. Lo único que me impedía hacerlo era saber que podría hacer algo peor si caía de nuevo en sus manos. No quería una foto de su culo.

-¿Qué? ¡Es un clásico!- Emmett me dijo, después de haber parado de reír. Jasper estaba haciendo su mejor esfuerzo por contener la risa y Rose ni siquiera lo intentaba. Por lo menos mi Edward se había frenado, aunque sus ojos verdes bailaban por la diversión.- Y eso lo puse para tu ginecólogo, pensé que era más adecuado.

-¡Mi culo no es grasiento!- Le grité. Alice asomó la cabeza y frunció el ceño, para finalmente sacudir la cabeza con desaprobación mientras hablaba con quien estaba al teléfono. Sentía si había interrumpido sus llamadas de trabajo. Rodé los ojos y seguí mirando mis tonos de llamada.

-¿“Smack That”?

-Sabía que eras un ser extraño, Swan-, dijo Emmett.

-Voy a golpear a alguien-, murmuré. Edward finalmente perdió y le fulminé con la mirada.

-Lo siento, cariño, pero eres muy divertida cuando te enfadas.

-Tengo que encontrar una nueva canción para ti-, le dije malhumorada.

-¡“Whip it”!- sugirió Emmett.- ¡No espera!- Buscó en su teléfono con furia y luego se le iluminó la cara con una sonrisa, de repente empezó a sonar una canción.- Se llama “Pussy Whipped”- Anunció con alegría. Escuchamos la letra y casi me caigo del sofá mientras escuchábamos una canción sobre un chico que era dominado por su mujer. Emmett puso varias canciones del mismo tema, cada una más divertida que la anterior, y todos estábamos a punto de llorar.

-No lo sé, Em, pero creo que eso se podría aplicar a todos vosotros-, Rose dijo. Emmett abrió la boca para discutir, pero se lo pensó mejor cuando la miró.

-Muy cierto-, estuvo de acuerdo.- Te los voy a enviar-, dijo amablemente.

Me reí y le di las gracias, cerrando mi teléfono una vez que había quitado todos los tonos ofensivos de mi móvil.

-Bueno, hablando de eso-, dijo Rose sugestivamente.- ¿Pasasteis una buena noche? ¿Se ganó Edward el medio millón de dolares?

Me reí y sonreí al ver la vergüenza en el rostro de Edward.

-En cierto modo lo hizo. Aunque dejé que siguiera trabando esta mañana.

-¡Mierda!- Emmett gritó con desaprobación. Se volvió para mirar a Jasper.- Ya sabes, no te ganaste más de un centavo de esta noche. Será mejor sigas con los $74,900 que me debes.

Jasper le miró.

-No empieces de nuevo. No te pedí que me compraras.

-Pero lo hiciste y ahora eres de mi propiedad.

-Fui de tu propiedad anoche, no hoy.- Se echó hacia atrás y se cruzó de brazos.

-¡Pero no hiciste nada anoche! Tráeme una cerveza y te descuento 500.

-Te traeré una cerveza y la estamparé en tu cabeza.- Le dijo Jasper.

-Y vamos a ver, te descuento $1000 si corres desnudo por el vestuario de los Bear´s cuando acabe el partido el domingo. Y 5000 si le mides la polla a Edward para compararla con la mía. Y 3000 si me nombras en tu próxima entrevista.-Se había puesto en marcha, enumerando las formas en las que Jasper podía ganarse el dinero mientras este le ignoraba.

Me volví hacia Edward.

-Zeus vale mucho más de $5000.

Él se rió y me besó en la oreja.

-Lo sé, pero no necesitamos animarle a comprobarlo. Es capaz de paralizarme en el suelo mientras Jasper intenta medirla. No es divertido.- En realidad lo sería, pero no se lo iba a decir.

Me acurruqué contra él y vi que Jasper y Emmett discutían de nuevo, Rose hojeaba una revista de coches y oía ocasionalmente a Alice hablar desde la otra habitación. Esto, aquí, era donde pertenecía. Con esta gente loca de diversión. Hicieron que olvidara la mierda de mañana que había tenido y me recordaban lo que había ganado desde que Edward llegó a mi vida. Todo.

 

 

….............................................

 

Y..... Por fin aquí os traigo un capítulo. Sé que me he retrasado más de lo que pensaba, pero esto, lo que estoy estudiando ahora, es más difícil y no he tenido tiempo, de ahora en adelante me comprometo a sacar tiempo de donde no tenga para traeros algún capítulo.

A partir de ahora no os puedo decir cuando habrá otro capítulo, porque ni yo misma se cuando lo voy a tener listo, pero intentaré estas Navidades subir algunos.

Sé que algunas os habréis cansado de esperar, y lo entiendo, solo quiero decir que lo siento, y que intentaré que no haya tanto espacio entre este capítulo y el siguiente que traduzca.

Y bueno, eso es todo por ahora. Un beso!!!

 

 

Ps: Siento haberos hecho esperar más de lo que yo pensaba...

Capítulo 25: Un paso más Capítulo 27: Interferencias en la defensa

 
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