Primero y Diez (+18)

Autor: nicoli
Género: + 18
Fecha Creación: 18/03/2013
Fecha Actualización: 26/10/2014
Finalizado: NO
Votos: 33
Comentarios: 191
Visitas: 133932
Capítulos: 35

Bella Swan es una aspirante a reportera de deportes cuando le es asignado entrevistar al más grande de la liga, por no mencionar al mas caliente, el quarterback Edward Cullen ¿Le enseñará Edward Cullen las reglas del juego? O ¿ella le enseñará una o dos cosillas? 


Esto es una traducción y su autora es Nolebucgrl, podéis encontrar el fic original en esta página: http://www.fanfiction.net/s/5874934/3/First-Ten

Estoy autorizada por la autora a traducir esta historia.

 

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También os invito a pasaros por mi otra traducción conjunta, Words With Friends, junto a CARLAROBPATT. Aquí os dejo el link: http://www.lunanuevameyer.com/sala-cullen?id_relato=3920

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Capítulo 15: En el campo

BPOV

 

Lo dijo. Bueno, en realidad yo lo dije accidentalmente y después el me lo dijo, pero aún así, ¡se lo dije! De alguna manera, Edward Cullen también me quería. Estaba segura de que era un sueño, pero cuando desperté en sus brazos y me miraba con esos ojos verdes hipnóticos y me sonreía de esa forma que hacía que mi estómago se estrujara, sabía que no lo era. Y luego me lo dijo otra vez después de que regresara de ir al baño y de nuevo después de decirle que no me importaba caminar durante toda mi vida con una cojera y me dio un vuelco el corazón. Parecía correcto hacer el amor después de habernos declarado. No es que me hubiera lanzado encima de Zeus porque fuera grande y grueso y podía hacerme llegar al orgasmo muy fácilmente. Esta bien, tal vez eso tuvo que ver un poco, pero fue mas porque era perfecta, hermosa y mía. Edward Cullen me quiere. No creo que me acostumbre ni en cien años a eso.

-¿Bella?

¿Por qué estaba sentada pensando en que me amaba cuando estaba en el mismo cuarto que él? Muy bien Bella, empieza ya ha descuidar a tu hombre.

-¿Qué?

Me lanzó una sonrisa torcida y se puso su apretada camiseta negra que casi compensaba el hecho de que estaba ocultando su perfecto pecho. Solo casi. Sus brazos se flexionaron mientras se acercaba y cogía su móvil. Dios, que brazos. Mi novio era pura perfección.

-Te estaba preguntando que si quieres venir aquí después del partido.

Mierda. Me encantaba mi trabajo un 99% pero en esos momentos lo odiaba.

-No puedo. Tengo que recopilar las estadísticas para Buddy al llegar a casa, cariño.

Sonrió y juro que mi cuerpo comenzó a sudar sólo de mirarlo. ¿No debería calmarme ahora que quería que volviera? Era una locura. Se acercó y envolvió sus brazos alrededor de mi cintura, acercándome a él y colocó la barbilla cobre mi cabeza. Me encantaba como encajaba entre sus brazos. Me encantaba acurrucarme contra su pecho. Me encantaba como olía. Me encantaba... que me amara. Dejé escapar una risita y se echó hacia atrás, inclinando la cabeza.

-¿De qué te ríes?

¿Cómo le explicaba que estaba actuando como una adolescente? No se me ocurría nada por lo que me encogí de hombros y le di un beso. Eso pareció que tuviera truco ya que sus brazos se apretaron alrededor de mí y sus labios me besaban hambrientos. Empecé ha tirar de él hacia la cama de nuevo, pero él rompió el beso con una sonrisa.

-Quiero hacerlo, Bella. De verdad que quiero.- Se movió y sentí a Zeus presionando contra mi estómago y sabía que decía la verdad. Dejé escapar un pequeño gemido y comencé a acercarme a él, pero Edward retrocedió, levantando las manos en señal de rendición.- Tengo que irme y prepararme para el partido, nena. Preferiría que fueras tú en vez de Patrick Willis con el que tengo que enfrentarme, pero por desgracia, primero toca eso. ¿Estás segura de que no puedes venir esta noche?- Hizo el puchero mas lindo que jamás había visto y sentí que me debilitaba. Podría trabajar aquí, ¿verdad? Se inclinó para recoger su bolsa y su culo quedó en pompa así que le dí un pequeño golpe y saltó de la sorpresa, dándose la vuelta.- ¿Eso es un si?

Me reí y sacudí la cabeza.

-Eso, material de primera clase, es un no, porque no puedo mantener mis manos lejos de ti ni un segundo si estoy contigo y ya he dejado muchas cosas sin hacer este fin de semana. No puedo volver ha hacerlo.

Edward frunció el ceño, pero asintió.

-Lo entiendo y probablemente tengas razón. Normalmente estoy muerto después de un partido. De cualquier manera dudo que te gustaría estar frente a mí en ese instante.- No estaba de acuerdo. Enfrentar a Edward después de un partido sería muy divertido... no, no, no podía hacerlo.

Se dio la vuelta para coger su cartera, que estaba en la cómoda y envolví mis brazos a su alrededor.

-Quiero, pero no puedo. ¿Y mañana?

-Mañana no puedo.- Se dio la vuelta y besó la parte superior de mi cabeza.- He estado posponiendo ir ha cenar en casa de mis padres durante un par de semanas y papa me arrinconó esta mañana y tengo que ir.- Cogió mi mentón y me subió la cabeza para cubrirme con sus ojos verdes.- ¿No te gustaría venir?

Mierda, ¿conocer a sus padres? Y no solo a cualquier padre, ¿al doctor y la señora Cullen? ¿Estaba preparada para eso? Quiero decir, nos amábamos, sí, pero ¿no es suficiente conque nuestros amigos lo supieran? Mierda, ¿significa que tendría que decírselo a mis padres ahora? Mama se lo tomaría bien, pero papá estaría bajo presión ya que yo era su niña inocente. Pobre e iluso papá; me gustaba que fuera así.

-¿Conocer a tus padres no entra en lo de hacerlo público?

Edward frunció el ceño y algo de luz abandonó sus hermosos ojos. Dios, era una zorra. ¿Por qué no gritaba mi relación con este hombre a los cuatro vientos? ¿Por mi trabajo? ¿Su ex? ¿Su fama? ¿La prensa? No es eran cosas muy preocupantes, en teoría. Llevé mis manos a ambos lados de su cara.

-Soy una idiota, lo sé y quiero conocer a tus padres, pero aun no. No les he dicho aun nada a los míos y tu no me has mencionado, ¿verdad?- Joder, ¿lo había hecho? ¿Estaba escondiendo ese secreto mientras el se lo estaba contando a todo el mundo?

Sonrió con tristeza y negó con la cabeza.

-No, no te he mencionado todavía. Conociendo a mi madre, ella sospecha algo ya que he estado ocupado cada vez que quería verme.- Me dio un rápido beso en los labios.- Quiero hablarles de ti, si te parece bien.- Parecía nervioso y odiaba ser la causa de que se sintiera así.

-Por supuesto que si. Me encanta que quieras que los conozca. Sólo... que quiero guardar para mí esto por un tiempo. Nunca me he sentido así y es algo muy grande y aterrador, pero lo es más conocer a tus padres, y no quiero decir algo estúpido enfrente de ellos y hacer que se pregunten por qué me quieres y que pienses dos veces antes de volver a salir conmigo y luego que decidas volver con tu ex porque como es una persona normal a diferencia de mí y...

Me cortó al besarme, esa era mi método favorito para que me interrumpiera. Me dio la vuelta y me apretó contra la pared mientras sus labios devoraban los míos. Agarré su culo y lo atraje hacia mí, sentí de nuevo a Zeus. No parecía tener problemas para concentrarse cuando estábamos juntos y yo no me quejaba por ello. Tal vez me volví una adicta al sexo con Edward. Aunque eso no sería tan malo.

Edward rompió el beso con una sonrisa.

-Mis padres odiaban a Tanya, deberían haberme abierto los ojos pero ellos eran corteses con ella, aunque parecían estar rígidos y formales. Simplemente no se comportaban como mis padres. Ellos te amarán porque te amo y porque eres increíble, divertida e inteligente. Espero que digas locuras delante de ellos, porque me encanta cuando las dices delante de mí, menos cuando dudas de ti misma.- Pasó el pulgar por mis mejillas y mis rodillas se hicieron gelatina.

-Te amo.- No podía parar de decirlo.

Me sonrió.

-Yo también te amo.- Me besó otra vez y luego se separó, demasiado pronto para mi gusto.- Me tengo que ir.- Entrelazó sus dedos con los míos y se dirigió hacia la puerta principal.- Pues esta noche no se puede y el lunes tampoco, ¿el martes?

Arrugué la cara y pensé en mi agenda.

-Si, tendría que ser a partir de las siete, tengo una entrevista programada. ¿Te parece bien?

-Por supuesto. ¿En tu casa?- Cerró ola puerta con llave y nos dirigimos a los ascensores.

-¿Quieres quedarte en mi casa?- Su apartamento era perfecto y el mío era pequeño.

Sonrió.

-Bueno, aun no hemos estrenado tu cama.

Me recorrió un escalofrío el cuerpo entero ante esas palabras y la promesa en su voz.

-Eso es muy cierto.

-Así que iré contigo.- Dios si, ven a mí, ven conmigo, ven dentro de mi, ven.

Nos las arreglamos para no hacer nada en el ascensor esta vez y me dirigí a mi coche donde me dio un beso increíble.

-Espero que disfrutéis del partido. Me encanta saber que vas a estar ahí.

-No puedo esperar para verte jugar en persona, ahora que eres... ya sabes.

Se rió y besó mis nudillos.

-¿Qué soy?

-Mío. Me refiero a mi novio.- Por Dios, me he referido a él como una posesión. Una bonita forma para empezar nuestra relación.

Edward me besó de nuevo, esta vez más fuerte, empujándome contra la puerta de mi coche. Gemí y hundí mis manos en su pelo. Rompió el beso con un gemido.

-Tuya.- Mi boca se abrió y se echó a reír.- Me gusta. Tu también eres mía, ¿no?- Me limité a asentir estúpidamente y me besó de nuevo, esta vez mas suave, pero no con menos pasión.

-Bueno.- Sonrió y se apartó del coche.- ¿Te llamo cuando llegue a casa?

-Vale.- Se rió y me apartó de la puerta para abrirla.

-Buena suerte esta noche.

La sonrisa de Edward se ensanchó.

-No necesito suerte. Te tengo a ti. Es todo lo que necesito.- Oh! ¿Cómo es que siempre yo decía las cosas mal y él siempre decía la correcta?

Me hundí en mi asiento y cerré la puerta y me hizo un gesto para que bajara la ventanilla. Arranqué el coche y abrí la ventanilla, se inclinó y me dio el último beso.

-Mi primer pase de esta noche es para ti.- Joder, me iba a dedicar un touchdown. Eso era mejor que diamantes. Bueno, no diamantes en el anillo de compromiso que ojalá me daría algún día, pero si los demás diamantes.

-Uh, si, bueno, entonces,- logré balbucear.

Se rió y me hizo un gesto para que saliera, puse la marcha atrás y salí del aparcamiento sin apartar los ojos de él, y menos mal que no se encontraba nadie detrás, porque los hubiera golpeado. Pero ¿cómo podría apartar los ojos de aquel hombre fuerte y sexy? Me lanzó otra sonrisa y puse el coche en marcha. Su sonrisa era tan condenadamente potente, perfecta y... mía. No podía dejar de sonreír, encendí la radio y me dirigí a casa. No podía esperar a verlo jugar esta noche. Le había visto jugar un millón de veces, pero esto era distinto. Era el hombre al que amaba, y él me quería de vuelta. Edward Cullen me amaba. Si, los milagros existen. Él es el mío.

 

.

 

-¡Date prisa, Bella!- Alice estaba llena de energía y eso no era nada bueno cuando se suponía que íbamos a estar sentadas durante unas horas. Teníamos suerte de que era bajita, tal vez la gente de detrás podían ver bien. Me agarró la mano y empezó ha andar por el estacionamiento como si hubiera estado aquí muchas veces.

Llevaba un jersey rojo con el número 81 de Jasper, la llevaba por encima de su bronceado estómago atada en un lado con pantalón negro, sandalias negras y uñas rojas. Alice iba perfectamente coordinada para un partido. Yo llevaba una camiseta de los Cardinals gris, pantalones cortos color mezquita y tenis.

Rose había dado a Edward las entradas para que me las diera esta mañana. Entregué a Alice la suya y nos pusimos al final de la fila para pasar por la zona de seguridad. Había advertido a Alice para que no se trajera uno de sus gigantescos bolsos, así que llevaba una billetera de mano.

Seguimos nuestro camino hacia el estado y Alice tomó mi mano otra vez y chilló cuando vio la tienda del equipo justo en frente de nosotras.

-¡Vamos! Tenemos que conseguirte algo mejor.

-Alice, voy bien.- Me miró de arriba abajo y levantó una ceja.- ¿Qué?

-Parece que vas a lavar el coche, en vez de ir a ver a tu novio jugar.

-¡Shhh!- Miré a mi alrededor, pero nadie nos estaba prestando atención. Alice me llevó a la tienda y se dirigió derecha hacia las camisetas que colgaban en la pared.- Ni siquiera me va a ver.

-Tal vez no, pero ¿no quieres tener un pedazo de él contigo?- Hizo un gesto a su camiseta y sonrió brillantemente.- Me encanta, es como si estuviera marcada.- Un tipo grande y calvo con una barriga cervecera llegó y cogió una camiseta 81 y se fue.

-Parece que él también está marcado.

Alice se rió y me dio un codazo.

-Sabes lo que quiero decir.

-Tiene todo tipo de fans.- Una mujer mayor que llevaba un jersey Whitlock estaba en la sección de sombreros.- Puma,- susurré y Alice rió.

-Mi Jazzy tiene mucha gente que le admira. Por otra parte solo estoy viendo dieces.- Eso era un eufemismo. La mayoría de la gente llevaba o el nombre o el número de Edward. Me sentí orgullosa y un poco mareada.- Edward es un puto,- declaró Alice con una risita. Tiré de ella y llevé hacia las camisetas.- ¡Vale! Solo bromeaba, cielos. Aún así, creo que te verías adorable con una camiseta suya. Todo el mundo la lleva, ¿por qué tu no?

Dejé que Alice se hiciera cargo de las camisetas y me hizo probarme una.

-¿Edward Cullen es un perfec ten? ¿Enserio, Alice?

Ella se rió y asintió con la cabeza.

-Con todo lo que me has contado, no me digas que no estas de acuerdo.

-Es de color rosa.- Odiaba las estúpidas prendas que hacían ahora para mujeres. Si amas a tu equipo, llevarás sus colores y ningún equipo de la liga tenía el rosa como uno de sus colores. Gracias, Alyssa Milano, por arruinar el periodismo deportivo, vuelve a tus estúpidos programas de televisión, gracias.

Alice no apartó la vista de mí mientras me quitaba la camiseta.

-Estas maldiciendo de nuevo a Alyssa Milano, ¿verdad?- Sentía un odio irracional hacia ella, no podía evitarlo. Y ¿rosa?- ¿Y esta?- Alice se rió y levantó una camiseta roja en la que ponía Arizona Cardinals en frente y Cullen 10 en la parte posterior. Era sencillo y adecuado, así que la cogí y sonreí.

-Mucho mejor.

-¿Eso es todo lo que vas a coger? ¿Qué pasa con la camiseta?

Quería su camiseta, pero era ridículamente cara y...

-Prefiero robarle una como hiciste tu con Jasper.

Alice sonrió.

-¡Si, es mucho mejor robárselas! Tengo cuatro suyas en casa. Está quejándose de que la ropa le desaparece.- Rió de nuevo.- Sólo sabe que le cogí una, pero estoy segura de que sospecha que tengo más.

-No se ni como te valen.

-Son excelentes para dormir.- Alice cogió una camiseta rosa con el número de Jasper y me lanzó una sonrisa brillante. Era ridículo usar un color que no pertenece al equipo. Luego cogió un sombrero de color rosa a juego y todo tipo de cosas que no necesitaba.

-¿Desde cuando usas chubasqueros?

Se encogió de hombros.

-Son geniales, los colores y todo eso. Nunca se sabe, tal vez sea la última moda esta temporada.- Un cojín de asiento, una botella de agua, una camiseta con el número de Edward, todo era válido para Alice. La miré cuando cogió un jersey de Edward.- ¿Qué? Es mi amigo, puedo apoyarlo. Sé el nombre de su polla, así que creo que puedo llevar su apellido.- El adolescente que estaba caminando junto a nosotras nos miró raro y Alice le lanzó una sonrisa brillante. Encontró una con el número de Emmett y la cogió.- La de él también.- El chico se escabulló con la boca abierta y me uní a las risas de Alice.

-Piensa que eres una zorra que se ha tirado a la mirad del equipo. Alice, no tienes que comprar toda la tienda.

Sonrió.

-¿Y qué? Al menos están todos buenos. Y si me llevas a un lugar con ropa, sabes que golpeo igual de duro como lo hago con Jasper.- Eso trajo imágenes a mi cabeza que no quería así que la sacudí y las quité de ahí. Cogió unos bolis y unos imanes.

-Estás fuera de control.

-Y por eso me amas.- Ni se inmutó por la cantidad que le debía, cuando anunció que iba a pagar ella. Agarró su gigante bolsa y mi bolsita y finalmente nos dirigimos hacia nuestros asientos después de una breve parada en el baño para cambiarme de camiseta y ponerme la de Edward. Tuve que admitir que me gustaba tener su nombre en mi espalda.

No tardamos en encontrar los asientos, que estaban en el segundo nivel de la yarda 35, los mejores que he tenido en mi vida. Incluso Alice parecía impresionada por la vista mientras bajábamos a nuestra sección. Encontramos la fila y Rose ya estaba sentada en su asiento al final. Fui hacia ella y Alice me siguió, empujando a la gente y disculpándose hasta que llegamos a nuestro destino.

Rose me lanzó una sonrisa comprensiva, ya que me dejé caer en mi asiento junto a ella.

-Empezaba a pensar que no ibais a venir.

Me reí e hice un gesto hacia Alice que estaba ocupada revolviendo en la bolsa hasta que encontró su nueva visera roja y se la puso.

-Alice vio la tienda del equipo.- Mi voz estaba seca y Rose rió y miró a Alice.

-¡Estoy haciendo un esfuerzo por la economía! No apreciáis lo que acabo de hacer al comprar. Además, podría llover.

Sacó la bolsa que contenía el chubasquero y lo estudió con interés.

-Claro, Alice, podría llover, en un estadio cubierto.- Alice solo se rió ante la observación de Rose y metió de nuevo el chubasquero en la bolsa y la metió debajo de su asiento.

-Está bien, ¡estoy lista!- Saltó con entusiasmo en el asiento y estiró el cuello para intentar encontrar a Jasper.- ¿Donde está?

-En el vestuario, Alice. Salen justo antes del partido, corriendo por el túnel, uno a uno.

Sus ojos se abrieron.

-¿Eso significa que todo el estadio estará aplaudiendo a mi hombre?

Rose se rió a mi lado mientras que yo la contestaba:

-Mas o menos, si.

Alice sonrió.

-¡Me encanta! ¿Y al tuyo?- Preguntó a Rose, quién le respondió de una manera afirmativa.- Y al tuyo.- No era una pregunta, pero me sonrojé un poco.- Así que tenemos algo de tiempo antes del partido ¿no?

-Si, unos veinte minutos.

Saltó de su silla y se subió a mi regazo.

-¿Qué te pasa?

-Disponemos de veinte minutos, y si crees que no he notado como te brillan los ojos de felicidad, entonces no me conoces.- Mierda, ella y la manera en la que me conocía.- ¡Se lo has dicho!- Anunció con triunfo, lanzando sus brazos a mi alrededor abrazándome torpemente.

-¿Decir, al qué?- Preguntó Rose, con una pequeña sonrisa en los labios mientras nos observaba, Alice sentada en mi regazo, con los brazos alrededor de mi cuello y una enorme sonrisa en su rostro.

-¡Te quiero! Ella y Edward se lo han dicho,- dijo Alice triunfante.

-Shhh.- Miré a mi alrededor, pero poca gente nos estaba prestando atención, a pesar de que parecía que tenía una niña en el regazo.

-¿Quieres que me vaya?

-¡No! Es un buen momento para tener esta conversación. Y Rose tienes que estar incluida.

No estaba segura de qué fue, ya parecía que Rose era una mas, parecía agradable y sus ojos se iluminaron cuando Alice dijo que debía estar incluida. Suspiré y me moví en mi asiento.

-Vale, pero estarás sentada en tu asiento cuando empiece el partido.

-Aguafiestas,- Alice rió, sacándome la lengua. La pellizqué un costado y gritó.- ¡Vale! Ahora desembucha, Swan.

Esto explicaba por qué habíamos tenido un viaje tan tranquilo. Había estado esperando para acorralarme en un estadio en el que había 60,000 personas. Solo Alice prefería hacerlo así, antes que en el coche.

Miré a las dos y recordé lo que sentí anoche cuando me devolvió esas palabras después de que me hubiera dado un alucinante orgasmo con sus talentosos dedos. Tres pequeñas palabras habían hecho que me sintiera como si pudiera conquistar el mundo.

-Me ama,- dije en voz baja. Todavía me sorprendía, incluso horas después.

-Bueno, claro,- Rose respondió, sacudiendo la cabeza y mirándome como si fuera idiota.- Quiero decir, ¿acabas de darte cuenta? Sabía que el muchacho se había enamorado de ti desde que Emmett me habló de ti.

-¿Enserio? ¿Cómo y por qué? ¿Cómo?

Rose se echó a reír.

-Emmett puede ser fuerte y desagradable y, en ocasiones demasiado pesado, pero es muy inteligente y observador. Conoce a Edward mejor que nadie y lo vio cuando le habló de ti. ¿Por qué crees que exigió conocerte con tanta rapidez?

Alice y yo nos miramos y encogí los hombros.

-Supuse que quería divertirse a costa de Edward.

Rose echó hacia atrás su pelo y sonrió.

-No, aunque por supuesto no iba a dejar pasar la oportunidad.- Su sonrisa rivalizaba con el brillo del sol mientras hablaba de su novio.- Quería conoceros porque sabía que las chicas a las que Edward y Jasper debían de ser increíbles. Sabía le encantarían y lo hacen. Solo habló de eso el fin de semana.

-Edward tiene amigos increíbles.- Otra razón para amarlo. Cuando las personas son leales contigo, es que tienes algo especial.

-Los tres son como uña y carne. He sido la cuarta durante un par de años y a menudo sólo quería sentarme y disfrutar del espectáculo. Hacían gilipolleces toda la noche, pero cada uno de ellos daría su vida por los demás.- Podía verlo.- De todas formas, si Emmett no me lo hubiera dicho, tengo ojos. Pude ver la forma en la que os mirabais el viernes por la noche. Nunca he visto a Edward así con nadie.- Sus palabras me calentaron más que el calor de Arizona.

-Bella, ¿¡ves!?- Intervino Alice, arrastrándose un poco hacia delante.- Salió con un chico en la universidad y ella pensó que lo amaba, pero él no era como es Edward. Esta herida.

-Ella está aquí, gracias,- dijo secamente mientras Alice la miraba con una sonrisa impertinente.- Y tienes razón. No sentía por James ni una décima parte de lo que siento por Edward.

Alice se olvidó donde estaba sentada y rebotó en mi regazo. Dejé escapar un gruñido y echó los brazos alrededor de mí otra vez.

-¡Lo siento! ¡Estoy tan feliz por ti!

Me reí y la devolví el abrazo.

-Lo se. Yo también te quiero.

Rose nos miraba con una leve sonrisa.

-Os unís de la misma forma que ellos. Es bonito de ver.- Detecté un toque de nostalgia en su voz y me acerqué y la toqué el brazo. Su sonrisa se iluminó mientras miraba hacia abajo, a mi mano.

Alice, que nunca se perdía nada, se deslizó fuera de mi regazo y cayó en el de Rose. La hermosa mujer rubia se sorprendió, pero luego se echó a reír.

-No te preocupes, Rose, solo tenemos que llegar a conocerte mejor y seremos tan gruesas como ellos. Bueno, no se puede ser tan grueso como Emmett, no quiero ser una mujer así. Pero ya sabes lo que digo.

-Creo que sí-, respondió Rose entre risas.

-No siempre es fácil ser la única mujer entre hombres, ¿verdad?- La entendía muy bien. El periodismo deportivo era en su mayor parte un sitio de hombres y yo era la única mujer en ese ámbito de mi empresa.

Ella asintió con la cabeza.

-Si. Y no es sólo con los chicos, por supuesto. En el trabajo es igual. Soy la dueña y tenemos a otra mecánica, pero no somos amigas.

Alice dio unas palmaditas en el brazo a Rose.

-Nos tienes ahora.

Rose la miró y sus labios temblaban.

-Y vosotras a mi.

-Espera un minuto, te casas en abril ¿y no has planeado nada?- Rose estaba jodida. Traté de tragarme la risa que brotó de mi garganta, pero fracasé miserablemente.

-Um, si, ¿supongo? En realidad no he mirado nada, solo la fecha.

-Pero... pero solo quedan siete meses,- Alice resopló con incredulidad.

Rose la miró y pensé que tendría que explicárselo.

-Alice lleva planeando su boda desde que tenía 10 años. Lo único que ha cambiado desde entonces, es el novio.

Alice frunció el ceño y luego se echó a reír.

-Eso está cerca de la verdad. No me podría casar con Justin Timberlake como tenía pensado cuando tenía 10 años.- Nos reímos de eso.- De todos modos, Rose, si quieres, te puedo ayudar a planificar todo. Eso es lo que hago, quiero decir, planificar eventos, pero a veces planeo bodas y soy muy buena y no tienes que pagar nada ya que somos amigas y estoy sentada en tu regazo.- Alice estaba vibrando de emoción y vomitando palabras tal y como yo había. Somos amigas desde hace mucho tiempo.

Rose sonrió y asintió con la cabeza.

-Me encantaría. No tengo ni idea de lo que estoy haciendo.

Alice rebotó en el regazo de Rose.

-¡Estoy tan emocionada! Voy a ver mi agenda cuando llegue a casa y te voy a llamar. Siete meses no es suficiente.- Rose parecía un poco abrumada y no podía dejar de reír al ver su aturdida expresión.

-Uh, no, no crea que hemos acabado contigo, señorita. Escupe.- Alice se cruzó de brazos y me miró con expectación y la expresión de Rose igualó a la suya. Bueno, se morían de ganas por saberlo.

-Ya sabéis, fue romántico, loco y tonto, no se.- Alice levantó una ceja.- ¡Vale! Estaba demasiado dolorida como para hacer algo con él después de la noche del viernes...- Rose resopló y me dirigió una sonrisa.- Bueno, estoy fuera de práctica y él es... uh...- No debería dar mas detalles.

-¡Enorme!- Alice dijo, aplaudiendo con sus manos por el entusiasmo.

-Er, si, gracias por gritarlo, Alice.- Rose estaba temblando de risa y Alice estaba rebotando.- De todos modos, le dije que no podía y fue super dulce y me baño y, ¡oh, Dios mío, deberíais de ver su bañera!- Me lancé a la describir la bañera mientras que los ojos de Alice se hacían más y más grandes.

-Necesito mi agenda, joder. ¿Por qué no la traje? Debo tener ese baño. Menos mal que el baño de Jasper es del mismo tamaño que el de Edward, por lo que lo puedo hacer.

Me reí y les conté sobre el masaje haciendo alusión un poco a lo que pasó después, pero sin dar detalles en medio de un estadio lleno de extraños.

-Y entonces se me escapó, como siempre, cuando mencioné a Zeus.- Alice se rió mientras Rose me miraba sin comprender.- Uh, ese es el nombre de su, eh, ¿miembro?- Le dije, de nuevo sonando como una pregunta. Rose se unió a la risa de Alice.

-Zeus es el padre de Hércules, ya sabes,- Alice dijo a Rose, volviendo a estudiar su reacción. Rose se rió con fuerza, secándose los ojos.- ¡No se lo digas a Emmett! Necesitamos usarlo en un momento estratégico.

-No lo haré-, jadeó.- Oh Dios, la expresión de su cara cuando se entere va a ser mortal, no puedo esperar.

-No se lo merecía.

Rose sonrió ampliamente.

-Sin duda si lo hace.

-Por lo tanto, se lo dijiste por accidente al igual que cualquier otra cosa importante para el hombre ¿no?- Preguntó Alice, ella y Rose habían dirigido su atención hacia mí.

-Si. Quise decir “Amo a tus dedos”,- Alice y Rose se empezaron a reír de nuevo.- Pero le dije “Te amo” y luego lo traté de encubrir y ocultar mi cara, pero él no me dejó.- Me acordé de la vergüenza y el miedo que sentí cuando me di cuenta de lo que dije. Alice se acercó y tomó mi mano y me la apretó.- Luego inclinó la cabeza y me dijo que esperaba que lo dijera enserio, porque él me amaba.

Los ojos grises de Alice se llenaron de lágrimas y se inclinó a abrazarme.

-Estoy tan feliz por ti, Bella.

-Nunca lo hubiera conocido si no hubiera sido por ti y por Jasper, así que gracias.- Me apretó fuerte y se echó para atrás limpiándose los ojos.

Rose me sonreía.

-Estoy tan contenta por que te encontrara. Edward se merece a alguien como tú.

-Gracias. Voy a tratar de ser suficiente para él.

Alice gruñó y me golpeó la pierna.

-Eres suficiente para él, Bella. Eres perfecta para él. No lo dudo.

-Voy a trabajar en ello, Alice. Por ahora, solo voy a ser feliz con lo que tengo. Es mucho más de lo que jamás pensé que tendría.

-Eso es porque pusiste el listón demasiado bajo. Nunca te vuelvas a conformar.- Frunció el ceño y soltó una risita.

-No lo haré. Ahora, ¿Qué te parece si te bajas del regazo de Rose y vemos el fútbol? Eso es lo que vinimos ha hacer, después de todo.

-Yo he venido para ver a los hombres en pantalones ajustados,- Alice me informó mientras se levantaba y se acercaba a su asiento.

-Lo se.

-Hey, no voy a ser la única que se fijará. ¿Qué es el fútbol de todos modos? Es un deporte sucio.

-Bueno, por supuesto, se ensucian, Alice, juegan en césped y...

-¡No esa clase de sucio! Apretados. Fuertes. Duro. Quien inventó el juego tenía una mente muy sucia.

Me eché a reír y Rose estaba literalmente temblando a mi lado. Soltó un resoplido.

-Te has dejado lo mejor, Alice. Mi favorito es cuando dicen que la defensa tiene una buena penetración. Te juro que un día Em se puso a ver un partido de la universidad y cuando oí que decían una buena penetración, pensé que había puesto el canal PlayBoy.

-Estoy a favor de una buena penetración en todo momento. ¿Y tú, Bella?- Alice me miró con picardía cuando aullaron de la risa de nuevo.

Cogí un movimiento por el rabillo del ojo y me enderecé cuando vi un destello de cabello color bronce que se dirigía por el pasillo. No era Edward, por supuesto, era su madre. Esme Cullen. Por supuesto que se sentaba allí, en la sección familiar. Me senté mas erguida y la vi sonreír y saludar a varias personas mientras tomaba asiento. Venía a todos los partidos y se quedaba sola, porque el Dr. Cullen estaba en el banquillo con Edward.

Alice se dio cuenta de que había dejado de reír y me empujó hacia un lado.

-¿Qué pasa?

-La madre de Edward,- susurré señalando en su dirección.

-Oh, ¡vamos a decirla hola!- Empezó a ponerse de pie y la agarré el brazo y tiré de ella hacia abajo, de nuevo hacia su asiento.- ¿Qué coño te pasa, Bella?- Se frotó el brazo por donde la había agarrado.

-Lo siento, no estoy preparada para conocerla. Edward me preguntó si quería ir a cenar esta semana y me asusté.

-¿Por qué?- Rose me preguntó.- Esme es muy amable, te lo juro. Estará encantada de que Edward encontrara a alguien que lo ama.

-No lo sé. Es que... estábamos en esta pequeña burbuja perfecta, en la que solo eramos los dos. Y ahora se ha ampliado a los seis y eso es aún mejor y tengo miedo de que más gente entre y que estalle. Todo saldrá a la luz, ¿y si no podemos hacerlo?

Alice suspiró.

-Bella, no se va a destruir el mundo cuando se sepa que estáis juntos.

-Ya lo sé, o al menos una parte de mí. La otra parte...

-Lo entiendo,- intervino Rose.- He visto lo que ocurre cuando se está saliendo con alguien y no te culpo por querer tener todo el tiempo posible.- Le dí una sonrisa de agradecimiento.- Sin embargo, el quid de la cuestión es que estás enamorada de una celebridad y que van a salir a la luz tarde o temprano. Necesitas prepararte para eso. Vamos a estar allí para vosotros, por supuesto, pero hay que estar bien acompañada para lidiar con eso y conocer a los padres sería una buena ventaja.

Asentí con la cabeza, agradeciendo, cuando la música de apertura de “Crazy Train” empezaron a sonar y los equipos empezaron a correr fuera de los túneles. El oponente tuvo su presentación personal y sentí una sonrisa en mi cara cuando el nombre de Emmett fue dicho y corrió por el túnel, aplaudiendo con las manos y sonriendo de emoción. Rose se iluminó al verlo y él lanzó un beso en su dirección. No podía verla, pero ella lanzó de nuevo el beso. Era tan condenadamente monos.

El resto de la línea ofensiva salió y les tocó el turno a los receptores. Alice se puso de pie y gritó a voz de grito cuando Jasper fue llamado y la multitud rugió. Esbozó una sonrisa, capturado en la pantalla gigante, en nuestra dirección y Alice chilló.

-¡Eso ha sido para mí!- Me reí y le aseguré de que era verdad.

Los receptores ya estaban fuera y luego...

-Su mariscal de campo titular, el número diez,¡Edward Cullen!- El lugar era electrizante y sentí el aumento de emoción en mí ante la mención de su nombre y la reacción de él. Corrió por la línea, dando palmas y mirando como si fuera un guerrero que se iba a la guerra, se detuvo y se dio la vuelta, mirando directamente hacia nosotros. No sonrió ni lanzó un beso, miraba con sus ojos penetrantes y la pantalla los mostró, esa miraba hacía que mis rodillas se convirtieran en gelatina. Entonces su boca esbozó esa sonrisa sexy que me dejaba sin aliento y solté un grito. Dios, lo quería de vuelta YA.

Alice se quedó sin aliento junto a mí y me agarró la mano.

-Joder, Bella, la forma que te mira. Creo que mi ropa interior está ardiendo.- Rose murmuró que estaba de acuerdo, pero yo no podía apartar los ojos de él mientras se dirigía a la línea lateral y empezaba a hablar con su entrenador. Era tan sexy cuando se preparaba para salir al campo.

El número nueve ganó el sorteo, así que los Cardinals tenían el balón para iniciar el partido. Breaston lanzó la patada de salida llegando a la yarda 27 y Edward salió al campo. Se puso de pie con seguridad detrás de su línea, ladrando órdenes al ver que San Fran iba a hacer un bombardeo de esquina cuando tuvieran oportunidad. Me senté hacia delante, mi corazón latía con fuerza cuando el balón cayó y Edward detuvo su caída. Cheney se había quedado atrás en la cobertura y logró contener la caída, dando a Edward el tiempo para lanzar un perfecto pase a Jasper, que había avanzado tres pasos con seguridad y atrapó el balón, la línea lateral, en la zona de anotación. Una obra maestra, 73 yardas. Edward dio un golpe a Jasper en el peso y luego miró hacia mí de nuevo y la pantalla mostraba una hermosa sonrisa. Articuló algo y luego Emmett le envolvió en un abrazo de oso y los enfocaron.

-¿Qué dijo?- Murmuré.

-Parece que dijo, “para ti”. ¿Tiene sentido?- Alice respondió, su voz estaba llena de emoción.

-Si, lo tiene.- Para mí. Si, lo era.

 

 

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Bueno chicas después de una ausencia tan larga tengo que deciros que ya he vuelto y que intentaré recompensaros la tardanza durante esta semana.

Este capítulo me ha costado más traducirlo ya que tengo a mi pajarito que tiene 11 añitos muy enfermo y no va a durar ya mucho mas y estoy un poco depre por eso.

Bueno pasando a otras cosas. ¿Qué os ha parecido? ¿Creéis que me merezco algunos votitos o comentarios? Jaja

Otra cosa que os quería comentar es que entre mis amigas carlarobpatt4ever y yo queremos empezar dos fics que son de lo mismo, yo traduciré la versión de Bella y ellas la de Edward, iremos a la par. En fan fic se llama Words With Friends que es el que traduciré yo y ellas traducirán Words With Strangers. El fic es de la misma autora que Primero y Diez y vamos a intentar tenerlo lo antes posible, ya hemos conseguido la autorización de la autora y ahora nos falta ponernos a traducir y subirlo lo antes posible, cuando lo subamos os aviso. Eso no quiere decir que vayamos a dejar los otros fics que tenemos, nos organizaremos para subir a la par. Más adelante os dejo toda la información de estos y os pondré los summary. Espero que nos apoyéis igual que lo estais haciendo con este fic.

 

Espero vuestros votitos y comentarios. Besos!

Capítulo 14: Por encima Capítulo 16: Plan de juego

 
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