Primero y Diez (+18)

Autor: nicoli
Género: + 18
Fecha Creación: 18/03/2013
Fecha Actualización: 26/10/2014
Finalizado: NO
Votos: 33
Comentarios: 191
Visitas: 133928
Capítulos: 35

Bella Swan es una aspirante a reportera de deportes cuando le es asignado entrevistar al más grande de la liga, por no mencionar al mas caliente, el quarterback Edward Cullen ¿Le enseñará Edward Cullen las reglas del juego? O ¿ella le enseñará una o dos cosillas? 


Esto es una traducción y su autora es Nolebucgrl, podéis encontrar el fic original en esta página: http://www.fanfiction.net/s/5874934/3/First-Ten

Estoy autorizada por la autora a traducir esta historia.

 

.................

También os invito a pasaros por mi otra traducción conjunta, Words With Friends, junto a CARLAROBPATT. Aquí os dejo el link: http://www.lunanuevameyer.com/sala-cullen?id_relato=3920

+ Añadir a Favoritos
Leer Comentarios
 


Capítulo 21: Un examen más

EPOV

 

-¿Fue aquí?- Le ignoré, sin dejar de guardad las cosas en mi taquilla, como si no estuviera detrás de mí.- ¿Aquí?- No iba a picar el anzuelo, cerré el casillero.- Fue en el mío, ¿verdad?- Su voz sonaba inquietantemente excitada por la idea de que Bella y yo hubiéramos follado contra su taquilla, le miré.

-Em, ¿qué coño te pasa? ¿Por qué estás tan interesado en saberlo?- Me esforcé en que mis ojos no fueran al lugar correcto, porque, joder, esa taquilla sería para siempre sagrada para mí. Tal vez debería construir un pequeño santuario delante como en Las Grandes Ligas. Aunque, de alguna forma, el uso de un Buda como celebración de un encuentro sexual no sería la mejor idea.

-Porque, hombre, ¡es un buen negocio!- Sus ojos azules se abrieron cómicamente.- Tenemos que marcar el lugar y honrarlo por toda la eternidad. Has vivido el sueño. ¡No te lo guardes para ti!- Que hubiéramos pensado lo mismo me molestó. Claramente, había pasado demasiado tiempo con él.

Antes de que pudiera decir nada, Jasper llegó con una botella de Lysol. Roció toda su taquilla en profundidad antes de abrirlo y coger la ropa. Emmett se echó a reír.

-¿Qué coño haces?

Jas me lanzó una sonrisa por encima del hombro antes de ponerse la camiseta de entrenamiento.

-Por si acaso escogieron el mío.

Suspiré y me pasé la mano por el pelo.

-Incluso si lo hubiera hecho, no esparcí el esperma por el vestuario.

-¡Fue ahí!- Emmett gritó triunfal, empujando a Jasper y poniendo su cara contra el cristal. Arrugó la nariz a causa del olor a pino de Lyson.- Lo has arruinado-, acusó.

-¡No fue en la de Jasper! ¿Podríais dejar de ser tan gilipollas?- Pregunté. ¿Por qué había venido a trabajar con ellos en nuestra semana de descanso? Ninguno de los demás compañeros estaba aquí. Podría haberme ido del país. Soy masoquista.

Jasper quitó a Emmett de delante de su taquilla antes de cerrar su ahora no contaminada taquilla.

-Nada, hombre, más vale prevenir que curar.

-¿Qué? Emmett quisiera que hubiera sido en su casillero. Me sorprende que haya traído una lupa y unos bastoncillos de algodón.

Emmett frunció el ceño y se dejó caer en el banco.

-Claro que si. Pero Rose me dijo que era demasiado y me lo ha prohibido.- Puse los ojos en blanco y sonrió de nuevo.- Vamos, Locker Lotario, tú sabes que me estoy metiendo contigo porque tengo envidia.

Le fulminé con la mirada hasta que me dí por vencido y sacudí la cabeza.

-No sé por qué te cuento estas cosas.

Emmett se rió.

-No me lo cuentas, lo descubro.- Brillaba de orgullo. Podrían pensar que acababa de ganar la Super Bowl.

-Eres un mal pensado. ¿Quién pensaría que tuve sexo aquí con Bella después de la entrevista?

Jasper sonrió.

-¿Cualquier hombre con sangre roja que hace deporte o que ha estado en algún vestuario? Venga, Edward. Si Alice fuera una periodista y hubieras oído que me había entrevistado después de un partido, ¿en qué pensarías?- Una imagen de Jasper y Alice follando en los vestuarios me llenó de inmediato la cabeza. Mierda, tenía razón.

-Aún así,- murmuré mientras ambos reían como hienas.

-Hey, tienes suerte de que Emmett solo quiera saber el lugar. Esta es la única vez que le veo echar a un lado sus sentimientos fraternales con Bella para escuchar los detalles.- Le miré y levantó las manos.- No te estoy diciendo que lo hagas, yo solo te lo recuerdo. Hacía calor, ¿verdad?

Emmett se inclinó con entusiasmo hacia delante. Ambos me miraban como perros pidiendo un hueso. Me reí entre dientes.

-Ha sido el momento más caliente de toda mi vida.

Em y Jas chocaron las manos y lo siguiente que supe fue que Emmett me daba un abrazo de oso.

-Ya sabía yo que eras un hombre con suerte, Casanova.

-¿A sí? Suéltame, Emmett, Tengo cosas que hacer.

Emmett me dejo de nuevo en el suelo y me soltó.

-¿Qué tienes que hacer? Pensé que estábamos aquí para entrenar.

Suspiré.

Si, pero antes tengo que encontrar al Entrenador y hablarle sobre Bella. Dudo que le importe, pero me imagino que lo querrá saber antes de que todo salga a la luz. Por cierto tengo que llamar a Victoria.- Sonreí al pensar en su reacción.- Se enfadará. No puedo esperar para contárselo.

-Ya, seguro que ella pone tus fotos en las revistas, ¿eh? Aunque no parecía que le importaba cuando estabas con la demonio.- Jasper sacudió la cabeza.

-Tanya es famosa. Bella no. En su mente, eso es todo lo que importa.

-¡Al diablo con eso!- Emmett gritó, sorprendiéndonos.- Trasero Sexy tiene mucho más valor que Stalin. Si te dice algo, la disparo en el culo.

Hubiera estado bien, pero tenía otras cosas que hacer en este momento.

-No la vas a llamar Trasero Sexy a la cara, ¿verdad? Tu mensaje le molestó, aunque no lo guardó hasta que llegamos al coche.- No me importó. Bella cabreada estaba muy sexy y trabajamos en ellos de una forma muy satisfactoria.

La sonrisa de Emmett se ensanchó.

-Oh, no, tengo otras cosas en mente. Además, estoy seguro de que te equivocas. La quité tensión con mi oportuno mensaje.

-¿Tensa? El único que estaba tenso era yo. Mi madre estaba lanzando comentarios sexuales. Estaba en mi infierno personal.- Mi madre siempre había sido divertida, pero anoche se pasó de la ralla.- ¿Cómo te enteraste de lo del trasero sexy?

Emmett sonrió.

-Ya que soy tu mejor amigo, algunos de los periodistas me acorralaron cuando me fui ayer. Me preguntaron quién era tu morena con el trasero sexy.

-¿Y qué dijiste?

Rodó los ojos.

-¿Qué crees que dije? Les dije que yo era tu trasero sexy. No te sorprendas mañana.

Bueno, eso explica muchas cosas.

-Buena. Aún así, ¿por qué mi madre empezó a decir esas cosas?

Jasper se aclaró la garganta.

-Bueno, yo le conté sobre lo propensa que era Bella al decir cosas vergonzosas cuando estaba tensa.- Mi boca se abrió y se apresuró.- Tenía la sensación de que lo haría y quería que tus padres estuvieran preparados para que no la miraran como si estuviera loca y enviarla al campo.

Bueno, eso explicaba por qué estaba traumatizado de por vida. Bibliotecas y fiestas de disfraces y dedos, Dios mío. Sin embargo, estaba agradecido. Prefería llevar esas imágenes en mi mente que ver a Bella incómoda e infeliz con mi familia.

-Gracias.- Me miró con recelo.- No, en serio, quiero decir, no voy a darte las gracias por crearme un trauma al escuchar comentarios sobre mis madres y sexo público...

-¡Hey!- Emmett gritó, tapándose los oídos.- No quiero oír esas cosas de mamá y papá. Ya es bastante malo saber que lo hicieron una vez para hacerte.- Si, pasaba demasiado tiempo con Emmett. Era inquietante.

Me eché a reír.

-Si yo lo escuché,tu también. Pero podía haber sido peor, ya que los errores de Bella no se notaron tanto.- Me reí al recordar su humillación con los dedos de mi padre.

-¿Cómo fue?- Preguntó Jasper.

-Muy bien, la verdad. Mis padres la adoran y creo que a ella le gustaron después de superar los primeros momentos.- Señalé con la cabeza a Emmett.- Mamá llamó a papá el Maestro de la Carne de nuevo.

Emmett se echó a reír con tanta fuerza que se hubiera caído del banco si Jasper no le hubiera estabilizado.

-Habría pagado un millón de dólares por ver la cara de Bella en ese momento.

Sonreí ante el recuerdo.

-No tiene precio. Se atragantó con el agua, pero a diferencia de algunas personas, se las arregló para mantenerla en la boca.

-¡Hey! No podías esperar a que lo oyera y no hiciera nada.- Emmett se defendió con fuerza.- Allí estaba yo, inocente, conociendo a tu familia cuando tu madre me cuenta la historia. No es de extrañar que me ahora me haya adoptado.

Me reí entre dientes.

-Bella preguntó si mamá te había dado a luz sin saberlo.

Jasper resopló.

-Se habría dado cuenta si algo así de grande hubiera salido a través de su canal de parto.

Emmett le dio un puñetazo en el brazo y Jasper cayó hacia delante, apenas lo sujetó antes de que se cayera al suelo.

-Habría estado encantada de tenerme. Era un bebé perfecto.

-Sí, ¿qué te ha pasado?- Empezaron a pelear, tenía que salir de su camino.

-¿Necesitáis algo de privacidad? Si deseas profanar tu taquilla hacerlo ahora.- Detuvieron la lucha y me miraron con sorpresa.

-¿Cuántas veces te tengo que decir que si me hago gay sería a por ti- Preguntó Emmett, levantándose y tendiéndole la mano a Jasper.

-Bueno, era por lo que estabais haciendo. Ha sido un error justificado.

Emmett se abalanzó sobre mí y me quité de su trayectoria.

-Hey, si estás celoso, también puedo atenderte a ti. Puedo ver por qué Bella te encuentra tan irresistible.

-Aparta tus manos de mí, Em. Soy hombre de una sola mujer.

Sonrió.

-No soy una mujer.

-Otra razón más, idiota.

-Tal vez te compre en la subasta, te rotaré con las mujeres por una suma de dinero.- Tenía los ojos encendidos de alegría ante la idea y no me cabía ninguna duda de que ofrecería dinero por mí sólo para hacer una escena.

-¡Ni se te ocurra! Bella me va a comprar.

-¿Qué? ¿La convenciste?- Jasper sacudió la cabeza.- Alice le fue a dar su último cheque, pero decía que no te iba a comprar.

-Yo no lo hice, lo hizo mamá. Desarmó todo argumento y enumeró las razones por las que era una buena idea. Bella no tuvo oportunidad.- En cierto modo me sentí mal por eso, pero no le había dicho a mi madre que lo hiciera. Lo había hecho por su cuenta. Y yo quería que Bella me comprara. No sólo para no pasar la noche con una chica, sino para mostrar a mi niña a todo el salón, y a todo el país. Estaba muy entusiasmado con poder salir de la mano con ella en público. Seguramente sonara patético, pero no podía evitarlo.

-Vale, si Bernstein te compra, no haré ninguna oferta.- Emmett parecía triste porque su travesura hubiera sido frustrada.- Compraré a Jasper.

-Vete al infierno-, respondió, frunciendo el ceño.

-Alice no lo va ha hacer, ¿verdad?

-No. Está con Rose. Piensa que será divertido que tenga otra cita esa noche.

-¿Por qué tuvimos que acabar con mujeres tan seguras de nosotros? Espero que una tía buena me compre.- Emmett estaba haciendo pucheros.

-Nadie te parecerá tan sexy como Rose-, señalé.

Dejó escapar un gran suspiro.

-Lo sé. Ella también lo sabe. Piensa que es gracioso. Todo ha sido por tu culpa.

-¿Mi culpa? Si no recuerdo mal, cuando te mencionaron la idea, fuiste el primero en apuntarte y luego llamaste a Rose.- No había sido mi culpa, joder.

-Bueno, pensé que sería genial tener a mujeres luchando por mí.- Su rostro se iluminó.- Lo será.

-Espero que te quedes con la anciana señora Fuller-, le dije.

-¡Eres cruel!- Abigail Fuller tenía cerca de noventa años y le gustaba agasajar a la gente con historia de sus hijos, sus perros... Ella era una gran filántropa y la veía en todos los eventos de caridad a los que asistía.

-Estoy seguro de que te contará todo acerca de cómo Muffy dio luz a sus cachorros en el centro de la cama- suministró Jasper, sin preocuparse por contener su alegría con la idea de que ella comprara a Emmett.

-Lo que sea, podría pujar por ti. Fuiste el que la consolaste cuando murió Butch.- Me uní a la risa de Emmett, Jasper la acarició torpemente la espalda mientras que la señora Fuller ponía la cabeza en su estómago y se secaba los ojos con un pañuelo. Sospechaba que hacía eso para acercarse a hombres más jóvenes.

-No lo creo-, dijo Jasper, sacudiendo la cabeza.- Presiento que las chicas sexys que tienen la tarjeta de crédito de papá no nos van a comprar.

-Habla por ti. Mi chica sexy me va a comprar.

Me miraron.

-Si no se acobarda-, señaló Jasper.- Tal vez la debería llamar...

-Hazlo y mueres-, le dije.

Jasper levantó las manos.

-Es broma, hombre. No puedo esperar para ver como Bella, delante de toda la gente, te reclama como suyo.

Dios, eso me calentaba.

-Yo tampoco.

-¿Estáis aquí para trabajar o venís en vuestra semana de descanso para sentaros en los bancos del vestuario y hablar el uno con el otro? Porque estoy seguro de que puedo encontrar algo para que hagáis.

Todos nos volvimos y vimos que el entrenador Clapp estaba delante de nosotros con el ceño fruncido.

-Ya vamos, entrenador.- Le dije.

-Me parece que ya ibais hace media hora. ¿Qué haréis ahora después de sudar intercambiando recetas?

Emmett y Jasper se pusieron de pie y se dirigieron rápidamente hacia la puerta, Emmett saludó de forma breve al Entrenador mientras caminaba.

-Entrenador, tengo que decirte algo.

-¿Qué pasa, Cullen? Tengo que revisar la cinta de los Bears.

-Pensé que deberías saber que estoy saliendo con una periodista de La República.

-Cullen, ¿te parece que tenga vagina?

¿Qué coño?

-Um, no.

-Entonces no me importa con quién salgas. Mientras que no te pida las jugadas, sal con quien quieras. Eso si, no hagas nada los domingos.

Con eso, se fue. Fue sorprendentemente fácil. No iba a ser lo mismo con Victoria, pero la llamaré más tarde.

 

.

 

BPOV

 

Llamé a la puerta y Ted me miró desde su ordenador. Su rostro era inescrutable y me hizo un gesto para que pasara.

-Por favor, cierra la puerta, Bella.- Lo hice y me hundí en la silla negra, haciendo mi mejor esfuerzo para que no se notaran mis nervios, aunque Buddy me había asegurado que aun conservaba mi trabajo. Ted se echó hacia atrás, juntando los dedos.- Te debo una disculpa.- Mis ojos se abrieron, pero controlé mi mandíbula para que no se cayera. ¿Estaba Ted Gass pidiéndome disculpas? No dije nada, porque sencillamente no sabía que decir.- Ayer me pasé de la raya, lo que sugerí era que eligieras entre tu trabajo y tu, eh, novio.- Asentí levemente con la cabeza, porque estaba de acuerdo.- Me sorprendiste y en lugar de detenerme a pensar, te dije todo lo que pasaba por mi cabeza en ese momento. Espero que sepas que no te estaba dando un ultimátum. Estaba pensando en voz alta y me imagino que todo esto es serio para ti.

Me incliné un poco y, por fin, encontré mi voz.

-Todo esto es serio para mí. Este trabajo es mi vida y soy una de las pocas personas afortunadas que traban en lo que aman. Me encanta venir a trabajar todos los días. Me encanta ir a los partidos y hablar con la gente y escribir. Me mataría dejarlo.

Se inclinó hacia delante, descansando los codos sobre la mesa.

-Pero lo harías.

No era una pregunta, pero la contesté de todas formas.

-Si. Porque por mucho que me encante todo eso, le quiero más. Y si me dan a elegir, ya no me gustaría lo que hago.

-Si renunciaras a tu trabajo por él, ¿cambiarían las cosas entre vosotros?

Esa era una buena pregunta, pero sabía la respuesta.

-No, no me pediría que renuncie a mi trabajo. Me daría acceso especial y cualquier otra cosa que me asegurase el trabajo. Él no es así.

Ted hizo una mueca y cerró los ojos.

-¿Y yo, crees que soy así?

-No, no hasta ayer.

Sus ojos se abrieron.

-No lo soy, Bella. Dije algo estúpido. Me sorprendió y si, estaba enfadado porque no me lo hubieras dicho. Podrías haber puesto esta empresa en un mal punto de mira si se hubiera revelado tu relación. Podrían acusarnos de favoritismos, de no ser imparciales, de conseguir información privilegiada- se detuvo e hizo una mueca.- Las cosas que dije en la habitación de Buddy. Realmente lo siento. Tenías razón. No podemos usar tu relación con Cullen, no importa lo beneficioso que podría ser.- Me lanzó una débil sonrisa.

Me removí en la silla, intentando relajar mi rígida postura. Había sido un buen hombre al pedir disculpas y las iba a aceptar

-También tenías razón. Debería de habértelo dicho. Pero hasta este domingo no fue nada del otro mundo. El Compinche iba a escribir sobre él y le iba a entrevistar. Yo haría las estadísticas y todo eso. No es como si pudiera ser parcial en eso.

Mi tono era un poco amargo y sabía que él lo notó.

-No fuiste parcial en tu artículo, como te ha enseñado acertadamente Buddy. Lo he leído antes y lo sabía y ahora que se la verdad, lo sigo sabiendo. Has hecho un gran trabajo, Bella, y siento lo de ayer. Estuviste cuando te necesitamos y lo aprecio.

El contraste entre ayer y hoy era notable. Por otra parte, ayer había aborrecido a Ted, mientras que siempre nos hemos llevado bien. Tal vez podíamos volver a hacerlo.

-Estaba feliz de hacerlo. Me alegra que pienses que lo hice bien.

Sus ojos grises brillaban con una emoción que no sabía de donde venía.

-Lo hiciste mejor que bien. Iba a ofrecerte el puesto del compinche hasta que vuelva.

¿Iba? Mi corazón dejó de latir. Tal vez había cambiado de idea después de hablar ayer con el compinche.

-Lo aprecio y entiendo si crees que no puedo hacerlo.- Tenía que ser madura. Bueno, podría ser madura hasta que acabe esto y luego ir a casa a tirarme a la cama y llorar. Curiosamente, no era mi cama la que me imaginé, era la de Edward. Eso casi me hizo sentir mejor.

Ted suspiró, enviando su pelo gris de la frente hacia la cabeza.

-No te voy a quitar la oportunidad, Bella. Estoy un poco menos entusiasmado pero no lo voy ha hacer.

Solté el aliento que no sabía que había estado reteniendo.

-¿Así que todavía piensas en mí?

Asintió lentamente.

-Si, pero con algunas condiciones.

Ya las sabía. Lo esperaba. Gracias, Buddy, por avisarme.

-¿Qué condiciones?

-En primer lugar, Tu y Cullen vais a hacer una entrevista para la revista. Tenemos que conseguir toda la información antes de la batalla.

Luché contra el impulso de estremecerme ante la idea de sentarme con Edward a hablar de nuestra vida privada. Buddy me había dicho que iba a pasar y no me había sorprendido. No quería decir que estuviera feliz con la situación, pero, a fin de cuentas, no era tan malo.

-Si, podemos hacerlo.

-¿No tienes que hablarlo con él?- Ted me miró sorprendido y me hubiera reído de su expresión en cualquier otro momento.

-Ya te lo he dicho, Edward hará cualquier cosa para que no pierda el trabajo. No le voy a pedir que haga algo que comprometa su carrera, y no me pidas que lo haga, además él ya aceptó sin consultármelo.

La boca de Ted se torció en una media sonrisa.

-¿Buddy te llamó?

Le devolví la sonrisa.

-Edward le llamo. Estaba- ¿Qué palabra podía usar?- molesto por los sucesos del hospital y quería saber si mantenía mi trabajo. El compinche le dijo que sentarnos con Lauren y Jessica era un buen comienzo. Edward estuvo de acuerdo antes de que yo lo supiera.

La sonrisa de Ted se amplió.

-Parece que tienes unos campeones muy feroces, Bella. El compinche estaba enfadado cuando te fuiste ayer. Estaba preocupado por que tuviera otro ataque al corazón.- Luché contra la risa. No cabe duda de que Buddy había jugado un poco con eso. Aún así, fue un mal momento para que se enfadaran.- Y tu pequeña amiga, Alice, es bastante temible, ¿verdad?- Su voz mostraba nervios. Alice lo había asustado con lo de los abogados. Debería sentirme mal por eso, pero no lo hacía.

-Lo es- Le dije, sin sonreír. Quería que supiera que si me amenazaba con despedirme, pelearía con uñas y dientes.

Ted tragó saliva antes de continuar.

-En segundo lugar, no quiero saber por qué saliste del vestuario con su camiseta...- Ahora fue mi turno de tragar.- Pero apreciaría si no se volviera a repetir de nuevo, al menos mientras estás con él en el vestuario trabajando.- Asentí rápidamente con la cabeza.- Le hablaras como lo harías si entrevistaras a otro y los domingos y cualquier otro día que quieras hablar con él de forma oficial, se concertará una entrevista.

Aunque odiaba despedirme del sexo salvaje en el vestuario, tenía razón. Había sido poco profesional y ponía en riesgo mi periódico al comportarme de esa forma.

-Estoy de acuerdo, señor. No volverá a ocurrir.

Sus ojos grises se estrecharon al mirarme.

-¿Desde cuando me llamas señor?- Me encogí de hombros. Parece ser que desde ayer.- Sé que ayer fui un gilipollas, Bella, pero me gustaría pensar que podemos olvidarlo.

-Podemos. Lo siento, Ted. No se cómo actuar hoy contigo.

Asintió con la cabeza con tristeza.

-Si, se lo que quieres decir. No me gusta hacer de malo, pero tengo que hacerlo. Estamos trazando muy bien la línea y es importante que tengamos todos los puntos en las “I”s antes de que todo esto salga a la luz. Ser un gilipollas no es mi estilo, y no quiero serlo con esto. Sólo tenemos que tener cuidado.

Me relajé un poco más. No necesitaba seguir con esta actitud si todo estaba bien.

-Lo sé. No quiero poner en peligro al periódico más de lo que quiero la carrera de Edward.

Ted se pasó la mano por la cara.

-Está bien, bueno, sé que sabes comportarte como una profesional. Eso es todo lo que te pido.

-Puedo hacerlo.- No importaba lo sexy que estuviera después de un partido. Ya le saltaría en casa, después de redactar mi artículo.

Los siguientes dos partidos son fuera de casa. Buddy, obviamente, no puede viajar. Te voy a enviar a cubrir esos partidos, pero te tienes que mantener alejada de Cullen excepto en las entrevistas. Sé que en ese momento ya toda la gente sabrá lo vuestro, pero no creo que si os ven en la misma habitación o cenando juntos, fuera algo bueno, tanto para vosotros, como para nosotros.

Eso era justo. Aunque Edward no tendría mucho tiempo para mí.

-Estoy de acuerdo.

-Creo que pasará por lo menos un mes hasta que Buddy se pueda incorporar. Vamos a reevaluar lo que has echo en ese momento, pero mientras tanto, voy a poner mi confianza en ti.- Me miró un momento.- Sé que vas a ser una profesional. Has sido una empleada ejemplar durante estos dos años y te has ganado esta oportunidad. Habrá mucha gente que cuestionen tu relación, Bella. No te puedo proteger de esto. Pero te puedo decir que no tiene nada que ver con que te esté ofreciendo esta oportunidad. Te lo has ganado por tu cuenta.

Sus palabras consiguieron fundir el resentimiento que sentía por él y sentí que mis ojos se humedecían un poco.

-Gracias, Ted. Siento habértelo ocultado en su momento y te prometo que no te vas a arrepentir de darme la oportunidad de cubrir a los Cardinals.

Sonrió.

-Lo sé, Bella-. Se echó hacia atrás, de repente estábamos mucho más cómodos.- ¿Has pensado cuando haréis la entrevista?

Me mordí el labio, un poco nerviosa por nuestra primera aparición pública, pero pensé en lo que pasó anoche.

-En realidad, sabes lo de la subastas para recaudar dinero para el hospital infantil, ¿verdad?- Ted asintió y me siguió.- Bueno, Edward no está entusiasmado con que un desconocido le compre y estábamos pensando que le comprara yo.- Las palabras salieron de prisa. Esperé ansiosa a que dijera algo.

-¿Cuanto vas a pagar?- preguntó con la boca temblorosa.

Solté una carcajada de alivio.

-No mucho, te lo aseguro. Edward va a pagar por si mismo, a través de mí.- No dijo nada, por lo que continué.- Pensábamos que podíamos hacer la entrevista con Lauren y Jess el sábado por la mañana para que saliera el domingo, junto a la noticia de la subasta y nuestra aparición en público.

Ted me miró intrigado mientras meditaba, tamborileando con los dedos sobre la mesa.

-Podría funcionar-, murmuró en voz baja.- Tenéis que salir para todos los periódicos después de hacerse público, ya que, si hablas con nosotros, sería favoritismo descarado.

-Por supuesto. Edward seguramente que organice algunas entrevistas. People está dispuesta a hacerla, sin duda. Hablamos un poco ayer y acordamos que íbamos a hacer entrevistas de una hora después de salir a la luz. Responderemos a algunas preguntas, no veo la necesidad de hacer algo más.

Ted asintió.

-Es justo. No hay mucho más que contar a parte de cómo se conocieron, cuanto tiempo lleváis, etc. No te voy a decir que tienes que decir, pero espero que si te preguntan sobre la camiseta no comprometas tu integridad.

-Se me, eh, calló un refresco en mi camiseta. Era blanco. Edward me dejo su camiseta para que no se viera.- Incluso a mis propios oídos sonaba ridículo.

Ted resopló.

-Trata de decir algo más convincente, ¿de acuerdo?

Suspiré y sentí mis mejillas arder.

-Voy a trabajar en ello.

-Bueno, eso es todo lo que pido. Me gusta la idea. La subasta será una gran noticia y nosotros tendremos la primicia. Ya tenemos planeado tener a algún reportero en el evento. Quizás enviemos a Lauren y a Jessica, también.

Eso podría ser el principio de un largo camino para que me perdonen por no decirles que era yo la chica misteriosa.

-¡Esa es una gran idea!- Le dije a Ted con entusiasmo.

Se rió entre dientes.

-Eso dices ahora. Voy a hablar con su editor para ver que opina. No dejaré que Margie revele quién es la chica misteriosa antes del sábado. Creo que es mejor que no lo sepan hasta entonces. No se podrán resistir si saben que eres tú.

Tenía cuatro días para disfrutar de algo de paz. Los disfrutaría, sin duda.

-No, es seguro que no lo mantengan en secreto..

Ted rodó los ojos.

-Guardar silencio no es su especialidad. Les oí gritar esta mañana sobre alguna famosa que está embarazada.- Me reí y me uní a él un minuto.

-Creo que esto ha sido todo. Te pido disculpas, de nuevo, por sobrepasar ayer los límites en el hospital. Si hubiera tenido tiempo para pensarlo, hubiera sido muy diferente.

Negué con la cabeza.

-Te sorprendí. No fue ni en el momento ni en el lugar adecuado. Creo que los dos lo manejamos de manera equivocada.

Te se levantó y le seguí.

-Propongo que lo olvidemos. ¿Podemos empezar desde cero?

Me extendió la mano y se la sacudí.

-Por supuesto.

-Muy bien, sal de aquí e informa sobre algo. ¿Puedes cubrir algunas cosas de la secundaria esta semana? No es mucho, solo informes de lesiones a menos que tengas algo más importante.

-Estoy en ello,- le dije.

-Voy a arreglar todo para el sábado. Ponte a trabajar, reportera.

Sonreí por el título.

-Lo haré.- Salí de la oficina de Ted sintiendo que volaba al tener un buen trabajo y un buen novio. Las cosas iban a ponerse un poco histéricas, pero podríamos manejarlo.

 

.

 

-¡Ya he llegado!- Anuncié cuando llegué a casa de Edward. Me dijo que ya había llegado cuando le llamé, por lo que usé la llave antes de llamar. Todavía se me hacía un poco extraño tener la llave de su casa, pero amaba usarla.

Puse mi bolso en la mesilla y empecé a caminar hacia la sala, donde se podía oír la televisión, cuando algo se estrelló contra mí desde un lateral y me levantó del suelo.

-Lo que el...

-¡J-Lo!- Emmett gritó, tirándome encima de su hombro y llevándome a la sala de estar, donde Edward se puso de pie, es de suponer que quería salvarme. Al menos eso esperaba.

-¿Qué me has llamado?- Se susurré, incapaz de hacerlo más fuerte porque su hombro me apretaba el estómago. Era como una pared de músculos. Eso era injusto.

-Bueno, se la conoce por su trasero, al igual que a ti, trasero sexy. O te puedo llamar Cisne con el trasero sexy, ¡como la chica de MASD-, reflexionó.

-Si me llamas de alguna de esas formas escribiré que no te duchas y sugeriré a los Cardinals que te vendan a Buffalo-, le dije.

Resopló.

-Como si me fueran a vender. Pretty Boy me necesita demasiado.

Edward, mi héroe, se acercó y empezó a quitarme de los fornidos brazos de Emmett.

-Deja a mi mujer-, le dijo- Emmett dejó escapar un gran suspiro, pero permitió que me quitara de su hombro. Edward me enderezó y lancé el puño al pecho de Emmett. Me dolía la mano.

-Ahora, Kim Kardashian, no te quieras hacer daño con mi cuerpo de Adonis.- Traté de darle un puñetazo en la nariz, seguro que le habría dolido, si no hubiera retenido mi puño. Me sonrió como un niño arrepentido.

-¿Quién te lo dijo? ¿Fue Alice? ¡Voy a matarla!

Negó con la cabeza.

-No ataques a Francis Ford por esto, Jessica Biel. Culpa a tus compañeros de profesión. Decidieron ir a por el mejor amigo de Edward para sacar información.

-¿Qué te hace pensar que eres mi mejor amigo?- Preguntó Edward, envolviéndome entre sus brazos, ya sea porque quería tocarme o para impedirme que atacara a Emmett, no estaba muy segura.

Emmett parecía herido e hizo un mohín. Era muy gracioso en un tipo tan grande y no pude evitar reír.

-¿Quién más te ha hecho un collage encima de la cama? ¿Quién te dio todo los consejos útiles para que no dejaras a Shakira? ¡Tu mejor amigo!- Enfatizaba cada palabra con un movimiento de cabeza.

-Dudo que un collage sobre tu cama sea una buena forma de calcular quién es mi mejor amigo-, le informó Edward, acariciando mi cuello. Me di la vuelta para darle un beso en forma de saludo, por fin. En el instante en que mis labios tocaron los suyos, sentí que estaba en casa.

Emmett comenzó a tararear una canción que sonaba como “Baby Got Back” y, finalmente, me separé de Edward para mirarle.

Levantó las manos.

-Vengo en son de paz, Beyonce. Voy a daros un tiempo a solas. Tengo que llamar a Rosie. ¿Puedo usar el teléfono? Dejé el mío en el coche.

-Está en el bolso junto a la puerta-, le dije, volviendo a presionar mis labios contra los de Edward de nuevo. Emmett se rió y nos dejó a solas.

Las manos de Edward se movieron por mi cuerpo y me apretó el culo. Me aparté y le lancé una mirada asesina y me sonrió.

-Hey, es sexy, bebé.- Le rechacé y me senté en el sofá. Se sentó a mi lado y pasó su brazo por mi alrededor.- ¿Cómo te fue en el trabajo?- Le conté la conversación son Ted.- Eso es genial, Bella. ¿Estás de acuerdo con las condiciones?

-Si. Bueno, piensa que tengo que trabajar en una mentira que sea creíble por si me preguntan por qué llevaba tu camiseta.

Edward se echó a reír y le di un codazo, pero no pareció que le doliera. Malditos jugadores de fútbol súper fuertes.

-Lo siento, cariño. Podría haber manejado de otra forma la situación, pero, bueno, realmente no lo siento. No cambiaría nada.

Le sonreí.

-Yo tampoco.

-Bueno.- Me puso encima de su regazo.- Le conté al entrenador que estamos juntos.

-¿Qué te dijo?

-Uh, un par de cosas que no voy a repetir y que mientras no escribas sobre nuestros planes de juego, no le importa ni una mierda con quién salga.

Me reí y besé su barbilla.

-Bueno, está casi todo preparado. Pero...

Levantó una ceja hacia mí.

-¿Qué?

-Tengo que contárselo a mis padres. Saben que estoy saliendo con alguien, pero no mucho más. Cada vez que mi padre me quiere sonsacar algo más, mi madre le dice que sea paciencia con migo.- Rodé los ojos, mientras Edward se echó a reír.- Solo espera a conocerla. Va ha querer saberlo todo sobre ti sin dejarte decir ni una palabra.

-Estoy deseando conocerla.- Apretó sus brazos a mi alrededor.- ¿Ya sabes lo que van ha hacer por vacaciones?

Apoyé la cabeza en su hombro.

-Estoy pensando en ir por Acción de Gracias. Mamá quiere que vaya para Navidad, pero si trabajo, no podré hacerlo.- No quería quedarme aquí.

-Bueno, ¿por qué no vamos después del partido, si están de acuerdo? Podemos llegar la madrugada del domingo. ¿Podríamos celebrar la navidad un día después?- Se veía tan esperanzado que le besé de nuevo.

-Voy a ver qué piensan.- Tenía la sensación de que les parecería bien, a menos que mi padre se negara a que el enemigo entrara por su puerta.

-Bueno, podemos pasar la Navidad el sábado por la mañana con mi familia, luego tocaría el partido, y luego nos podríamos ir a Washington.- Me encantaba y se lo dije. ¡Qué maravilloso era que mi novio me incluyera en sus Navidades y que se incluyera en las mías! La mayoría de los hombres, por experiencia, no querían compartir las fiestas tan pronto en una relación. Le conocía desde hace tres meses y sentía como si le conociera desde siempre. Si tenía suerte, sería así.

Empezamos a besarnos de nuevo y me puse a horcajadas sobre él antes de recordar que Emmett estaba al acecho en algún lugar cerca y lo último que necesitaba era darle algo con lo que burlarse de mí. Fuimos interrumpidos por un teléfono, Edward hizo una mueca y lo cogió de la mesa, moviéndome sin esfuerzo.

-Es victoria. La dejé un mensaje.- Oh, si, tenía que saber lo que íbamos ha hacer.- Hola.- Hizo una pausa y se quedó quieto mientras ella comenzaba a decirle cosas.- Bueno, si, de la subasta quería hablar contigo.- Me miró y sonrió.- Mi novia y yo haremos nuestra primera aparición pública en la subasta.- Oí un grito seguido de un montón de palabras ininteligibles cuando Edward apartó el teléfono de su oreja y puso los ojos en blanco. Eventualmente, se calmó y empezó ha hablar de nuevo.- Estoy al tanto de eso. No, no me importa si pierdo puntos al no estar soltero. Todo eso no me importa y lo sabes. Creo que haré bien al no ser uno de los solteros más sexys. Por supuesto que no. Te enviaré por fax el artículo del domingo. Debería tener todo lo que necesitas. Estoy seguro de que habrá más solicitudes de entrevistas, y estamos dispuestos a conceder una a cada una de las revistas más importantes, sino a una sola. Mi relación no está para el entretenimiento de todos.- Hizo una pausa y se echó a reír.- No, no nos hemos planteado hacer un reportaje como pareja de Deportes para la Illustrated. Por supuesto que es hermosa, esa no es la cuestión. Nadie va a ver a mi chica en bikini aparte de mí. Si, estoy seguro. No, no daré ninguna información hasta después de la subasta. Si, lo digo en serio.- Sus ojos se entrecerraron.- Si tienes algún problema con eso puedo ir a otro lugar.- Sonrió ante lo que ella dijo.- Bien entonces. Hablamos el domingo.- Cerró el teléfono y arrugó la cara.- Bueno, eso fue divertido.

Me acurruqué de nuevo en su regazo.

-Estuvo bien, ¿eh?

Su risa vibró contra mi oído.

-No estaba muy emocionada, por no decir otra cosa. Pero cuando dije de contratar a alguien que no tuviera ningún problema, le emocionó más la idea.

Me reí en voz baja.

-Si, sonaba así.- Luego me acordé de otra cosa.- ¿Dónde coño está Emmett con mi teléfono?

-Aquí-, entró a la habitación y me entregó mi teléfono.- Tengo que irme a casa. Tengo planes con Rosie.- Movió las cejas hacia nosotros.- Parece que lo estais pasando bien, así que me voy. Gracias por dejarme el teléfono, Vida Guerra.

-No se quién es-, le dije con irritación, cogiendo mi teléfono de su mano.

-Investiga-, me dijo.- Hasta luego Casanova.- Edward le miró mal y se rió hasta que salió de la habitación tan rápido como había llegado.

Miré a Edward.

Tus amigos son extraños.

Se rió y me mordisqueó el cuello.

-También son tus amigos.

Suspiré falsamente.

-Supongo que lo son.- Estaba muy feliz por eso, aunque tuviera un montón de apodos ridículos.- ¿Está listo para hablar con mis padres?- Le pregunté.

Edward sonrió y me mordisqueó la oreja. Me reí y moví.

-Tengo pensado algunas cosas mejores, pero creo que deberíamos hacerlo.

Le di un beso rápido antes de pulsar el dos para llamar a mis padres con la marcación rápida. Alice estaba conmigo cuando me compré el teléfono e insistió en que quería ser el número uno. Puse el teléfono en altavoz mientras sonaba. Edward volvía a besar mi cuello, era más que un poco molesto que lo hiciera cuando iba a hablar con mis padres.

-¿Hola?

-Hola papá,- le dije, ahogando una risita cuando Edward se frotó la mandíbula contra mi nuca.

-Bella, ¿cómo estás? Me sorprende tu llamada. Hablamos ayer.- Claro que lo hicimos, para hablar de mi artículo. Esto era algo diferente.

-Estoy bien, papa. En realidad, más que bien.- Sentí que mis ojos se ponían en blanco cuando Edward coló la mano por la parte trasera de mis pantalones y le golpeé el brazo. Sonrió, pero no hizo ni el menor ruido.

-Entonces, ¿qué pasa? ¿Has decidido dejar de escribir sobre el enemigo y venirte a Seattle a escribir sobre tu verdadero equipo?- Edward resopló y le puse la mano sobre la boca.- ¿Qué ha sido eso?

-Nada, papá, sólo la televisión.- Miré a Edward que estaba tratando de hablar, pero mantuve mi mano sobre su boca.

Antes de que mi padre pudiera investigar más, otra voz sonó.

-Bella, ¿qué pasa? Estaba trabajando en un florero.- Otro de sus proyectos, en esta ocasión era la cerámica. Mi madre y sus hobbies.

-Bueno, en realidad, os llamaba para contaros una cosa.

-No estás embarazada, ¿verdad?- mi padre exigió. Rodé los ojos y Edward se rió de nuevo, no se le oyó mucho gracias a mi mano.

-¡Por supuesto que no, papá! Por Dios.

-Bueno, ¿qué es todo este misterio entonces? Sólo dilo.

Con mi padre no tenía sentido perder el tiempo.

-Quería hablaros sobre mi novio.

Mi madre dejó escapar un grito mientras mi padre resopló.

-¡Lo sabía! Tu aura era muy ligera y despreocupada últimamente.

-Mamá, no puedes ver mi aura a través del teléfono,- la recordé por enésima vez.

-Una madre si que puede, Bella. Ya lo verás un día. ¡Ahora cuéntanos sobre él! ¡Ya era hora!

Edward me lamió la mano y la retiré lejos de su cara para limpiarla en mis pantalones.

-Idiota-, le susurré suavemente.

-¿Qué ha sido eso?- Juro que mi padre tenía orejas de gato.

-Eso ha sido Bella llamándome idiota, señor-, respondió Edward por mí.

Hubo una pausa antes de que mis padres al mismo tiempo.

-¿Lo eres?- Eso claramente vino de mi padre.

-Claro que no lo eres. Puedo ver tu aura. Es de un azul-verdoso. Con un pequeño toque rojo. Calmado, concentrado y un poco fiero.- Y esa era mi madre.

-Soy todo eso, señora Swan. Y no, señor, no creo que sea un idiota. Al menos, no con Bella.

-Entonces, ¿quién eres?- preguntó mi padre. Podía verle dar vueltas por la sala en estos momentos.

-Mi nombre es Edward Cullen.- Me sonrió mientras ambos esperábamos la reacción.

-¿Qué? ¿Quién eres realmente? Esta no es una buena forma de dar una buena impresión.- Mi padre parecía muy cabreado.

-Eso explica el rojo que veo-, respondió mi madre con confianza. ¡Dios! Esto era muy extraño. La quería, pero ¿qué estaba diciendo?

Edward me miró expectante.

-Es Edward Cullen de verdad, papá. Llevamos saliendo unos cuantos meses.

-¿En serio? ¿No me estás tomando el pelo?

-No, papá. ¿Por qué te iba a mentir?

-Porque sabes que me irritaría.- Edward se rió y negué con la cabeza.

-Por divertido que fuera, no te estoy mintiendo.

-¿Estabas saliendo con él cuando destrozó a mi equipo a principios de año?- preguntó con suspicacia.

Suspiré. Allá vamos.

-Sí.

-Traidora.

-¿Cómo que traidora? Nunca fui fan de los Seahawks.

-Hum. ¿Porque eres mi hija?- Sabía que estaba bromeando y me reí.

-Ella es la que te puede conseguir entradas en la línea de cincuenta yardas cuando vengas de visita-, Edward suministró amablemente.

-Hmmm. Supongo que me parece bien entonces.- Soborno deportivo, la debilidad de mi padre. Confiaba en que Edward sabría cómo ganarle.

-Diría que si-, Edward estuvo de acuerdo.- Y te puedo conseguir entradas cuando vengas y juegue tu equipo. Quiero que tengas un buen asiento para ver cómo limpio el campo con tu equipo.

Mi padre se rió mucho y en voz alta.

-Creo que, a pesar de que te has equivocado de equipo, podría llevarme bien contigo, hijo.

-Eso espero, señor.

-Llámame Charlie.

-Entonces, Charlie. Un placer conocerte.

-¿Estás cuidando bien a mi hija, Edward?

Sonrió y me cogió el culo de nuevo.

-Claro que sí.- Gracias a Dios que no nos veían.

-¿Dónde está mamá.- Le pregunté, había estado callada desde lo del aura.

-Estoy aquí, cielo. Sólo estaba mirando una cosa... Oh, es muy guapo, ¿no es verdad?- Oh, no. Estaba en Internet. Eso no sería bueno.

Edward se rió entre dientes.

-Me gusta pensar que lo soy. Bella también lo hace.

-Bella, ¿has visto la foto en la que sale con los vaqueros bajos y sin camiseta? Oh Dios, se podría cortar cristal en sus abdominales. Eres una chica son suerte.- Edward temblaba de risa y sus abdominales dieron en mi espalda.

-Si, lo soy. ¿Podrías dejar de buscar fotos de mi novio, mamá?

-¡Pero hay tantas! ¿Has visto la que sostiene un perrito? Esa es tan sexy. Siento que mi interior se fusiona.

-Mamá, ¡está aquí mismo!- Él en estos momentos no podía hablar para intentar salvar su vida. Las lágrimas estaban recorriendo todo su rostro a causa de su risa.

-Bueno, él ya sabe que es sexy, Bella. Estoy seguro de que no es ninguna sorpresa para él.- Mi padre dejó escapar otro suspiro que mi madre ignoró.- Aunque sólo quería ver cuando era su cumpleaños. Ah, ahí está. 20 de junio de 1985. Voy a trabajar con vuestros horóscopos. Aunque ya te digo que es un buen partido.

Edward finalmente se calmó lo suficiente como para jadear una respuesta.

-Ciertamente somos muy compatibles.

-Si,- murmuró, ya perdida en las estrellas.- Lo tendré en breve. Eres muy apasionado, ¿no?

Edward abrió la boca y se la cubrí de nuevo.

-Mamá, en realidad, no creo que papá quiera oír eso.

-No, no quiero-, prácticamente gruñó al teléfono.- Será mejor que mantenga la pasión en el campo, cuando no esté jugando contra nuestros chicos.

-Seguro que lo hará así, papá. Nos tenemos que ir. Mamá tiene que hacer su carta y estoy segura de que habrá algún partido de baloncesto que lleve tu nombre.- Era hora de colgar el teléfono, antes de que mamá dijera algo más bochornoso. ¿A quién estaba engañando? Con mi madre, siempre era posible.

-Está bien. Pero ya hablaremos sobre por qué no puedes salir con un buen jugador de Seattle. Estoy seguro de que habrá un montón de solteros en el equipo. Renee, búscalo después de babear la pantalla del ordenador. Adiós, Bella. Adiós, tramposo.

-¿Tramposo?

-Has debido de robarle las jugadas para destruirlos.

Edward se rió.

-Tal vez sea así de bueno.

-Tal vez seas egoísta-, mi padre replicó.

-Eso ayuda en mi trabajo.

-No en el mío. ¿Alguna vez has sido arrestado, Cullen?

-No, señor.

-Ya lo veremos-, murmuró mi padre.- Bella hablamos mañana, después de que vea sus antecedentes.

-Es un buen ciudadano, papá.

-Demasiado bueno para ser verdad, niña. Hablaré contigo luego.- Colgó, pero mi madre aún estaba al teléfono.

-¿Mamá?

-Lo siento, cariño, estaba viendo fotos. Está muy bien con el uniforme, ¿no? ¿Eso es su taza o está feliz de verme?- Y ahí estaba. Si, si que podía empeorar.

-¡Mamá!- Mátame ahora, Dios.

Edward se unió a su risa.

-Sólo estoy bromeando, cielo. Más o menos. Te llamaré cuando tenga listas las cartas. Os envío mi amor. ¡Adiós!- Después se fue finalmente. Apuesto a que envió su amor a Edward.

Edward seguía riendo, todo su cuerpo temblaba, sacudiendo el mío.

-¿Te resultó divertido?

Se las arregló para recuperar el aliento y apretó los brazos alrededor de mí.

-Si. Tus padres son estupendos, de verdad, aunque al principio dan un poco de miedo. Pero me parece que la diversión acaba de empezar, mi amor.

Suspiré y me desplomé contra él. Tenía la sensación de que estaba en lo cierto.

 

 

…...................................

 

¡Hola! ¿Qué os ha parecido? Ya desde el principio es gracioso con Emmett preguntando donde fue jaja. Me encanta traducir este fic es tan divertido.

Bueno la semana que viene toca la entrevista y la siguiente toca la subasta, ya falta menos para que salgan a la luz, y ese es todo el “drama” que tiene la historia, como ya os he dicho no me gustan las historias con drama, así que traduzco historias que no tienen mucho drama jaja.

Bueno chicas, estamos ya a mitad de la historia, son 42 capítulos más el epílogo y luego hay 11 Outtakes, pero de estos, os podéis encontrar que algún día así como así suba uno junto al capítulo, ya que hay algunos que van emparejados y como son cortitos supongo que me dará tiempo jaja.

Esto es todo por hoy, si veis que me merezco algún votito o comentario os agradecería que lo dejarais para saber si os va gustando la historia.

 

Un beso!! Y que tengáis una buena semana :)

Capítulo 20: Línea ofensiva. Capítulo 22: Retrasmitiendo

 
14440003 visitas C C L - Web no oficial de la saga Crepúsculo. Esta obra está bajo licencia de Creative Commons -
 10758 usuarios