NOVENTA DIAS (+18)

Autor: ROSSE_CULLEN
Género: Drama
Fecha Creación: 03/03/2013
Fecha Actualización: 26/07/2014
Finalizado: SI
Votos: 26
Comentarios: 79
Visitas: 141812
Capítulos: 65

"CHICAS ESTA HISTORIA ESTA LLEGANDO ASU FINAL SIGAN VOTANDO Y COMENTEN UN FINAL ALTERNATIVO"

Tras poner punto final a su relación días antes de la boda, Isabella  Swan decide romper con su vida anterior y se muda a Londres dispuesta a empezar de cero. Ella cree estar lista para el cambio, pero nada la ha preparado para enfrentarse a Edward Cullen. Edward sabe que nunca podrá dejar atrás su tormentoso pasado, aunque para no asfixiarse en éste hace tiempo que se impuso unas estrictas normas que rigen todas sus relaciones. Y jamás se ha planteado transgredirlas? hasta que conoce a Isabella. Arrastrados por la pasión y el deseo, vivirán una intensa relación dominada por los peculiares gustos sexuales de Edward. Bella  le concede todos sus caprichos hasta que él le pide algo que ella no se siente capaz de dar. Sin embargo, antes de que la joven tome una decisión, el destino se entremete y Edward  sufre un grave accidente. ¿Bastarán noventa días para que Bella se atreva a reconocer que una historia de amor como la suya es única e irrepetible?

 

ESTA HISTORIA ES UNA ADAPTACION DE UN LIBRO QUE APENAS ACABO DE LEER QUE ES DEL AUTOR "M.C Andrews" TITULADO DE LA MISMA FORMA PERO CON LOS PERSONAJES DE S. MEYER.

 

 *chikas si lo que quieren es una historia divertida les recomiendo mi otro finc llamado.

"dificil amar *18"

+ Añadir a Favoritos
Leer Comentarios
 


Capítulo 63: Capitulo 62

 

Falta una hora para la cena de la O.N.G., la cena que hemos organizado para dar las gracias a nuestros colaboradores y para recaudar fondos para nuevos proyectos. Es la primera vez que se celebra y, aunque tanto Alice que hay que decir esta de mejor animo;  sabemos que va a salir bien, estamos muy nerviosas.

Mi mejor amiga lo está porque Jaspér  y Paul van a asistir.

Yo lo estoy porque Edward  no.

Esta mañana hemos discutido.

Estoy frente al espejo del baño y repaso el maquillaje. Está impecable, nadie diría que he estado llorando.

Solo recordar que hace apenas 3 semanas que nos reunimos con mi padre y familia en forks.

Flash back

Llegar al lugar donde había vivido toda mi niñez, adolecencia y donde esta apunto de casarme, de la mano de la persona mas importate de mi vida era algo intimidante ya que yo nunca que este momento llegaría después de todo lo que habíamos pasado lo ultimo que pensaría era estar apunto de entrar a esta casa donde fui la mujer timida y que hasta hace unos meses pensaba que la vida era un cuento de hadas, y que todo era de color de rosa.

Ahora en verdad sabia el significado de la vida, que hacer el amor no solo era estar acariciando con amor a una persona, sino que también el poder expresar ese sentimiento con toda la pasión que un cuerpo puede tener que cada acción en el acto de amar era mas que caricias tiernas y pensamientos amorosos. Si no que también el poder expresar todo esos sentiemientos al entregar tu confianza y amor  con los  ojos cerrados que cada caricia puede ser desde la mas tierna hasta el azote en acto tanto sexual como posesivo.

Que el  sexo se puede disfrutar no solo con caricias sino  con la confianza que le tengas a esa persona a la cual sin dudar te puedes entregar hasta con los ojos vendados.

El tocar la puerta de mi la casa de mis padres y tener tomada la mano de mi Edward era como el estar reteniendo el aliento hasta que se abrió la puerta y por ella apareció  mi madre con una sonrisa, les había hablado que los iba a visitar junto con Edward por lo que mi madre determino que fuera un cena; sospechaba que mi madres sabia el motivo de mi visita.

— Pero hija que gusto que este aquí—se acerco mi madre abrazándome fuerte

—hola mamá — dije separándome de ella.

—hola buenas tardes señora swan—dijo Edward siempre tan educado como siempre

Mi madre se quedó  sin palabras solo asintió con la cabeza sabía que estaba en shock eso normalmente pasaba cuando Edward sonreía de esa manera.

Pasamos a la casa saludamos a mi hermano y su esposa, para después tomar en brasos a la pequeña hija de emmett. Cuando nos toco saludar a mi padre el siempre tan serio después de lo de james mi padre era muy cauteloso con respecto a criticar a mis parejas que aunque solo había sido Edward después de james, mi padre tenia sus reservas con respecto a esta relación.

Pasamos al comerdor la cena estuvo deliciosa recordar como todos nos sentíamos comodos hablamos de muchas cosa de mi trabajo, del trabajo de Edward, de todo un poco.

El momento llego cuando Edward se levanto y tomo la palabra hacendo un silencio algo incomodo.

—bien sr. Y sra. Swan el motivo de nuestra visita es para pedirle oficialmente la mano de bella para que ella se convierta en mi esposa—dijo Edward con voz fuerte y segura.

Paso un tiempo sin que nadie hablara incluso se podía escuchar el sonido de las caricaturas que de seguro estaba escuchando mi sobrina,

Mi padres solo estaba viendo fijamente los ojos de Edward sin ninguna expresión en su rostro.

—bien Edward, solo te digo una cosa mi hija es la persona mas importante en esta familia y no voy a permitir que ningún estúpido, ególatra, riquillo se burle de ella—dijo mi padre levantándose de la mesa con los puños cerrados—yo me doy cuenta de cosas y a pesar de no estar cerca de mi hija se lo que le pasa, se que tu fuiste el motivo por el cual ella estuvo mucho tiempo triste—continuo diciendo mi padre yo solo estaba en shock—y también se que no hay nadie mejor que tu para hacerla feliz.

En cuanto termino de hablar sentí que mi cuerpo volvía a recibir oxigeno, como mi padre me podía hacer pasar por esto.

Mi padre se acercó a Edward y le dio la mano para después darle unas palmaditas en la espalda.

—pero tranquilo hijo respira que pareces vampiro mira que pálido te pusiste—termino de decir para que la habitación se llenara de las estruendosas carcajadas de emmett.

—padre eres un héroe vas a tener que darme unas clase de esa para cuando llegue el tiempo con mi pequeña—comento emmet

Yo solo veía como Edward se le dibujaba una sonrisa en su cara y se relajaba por completo.

—pero aun así tengo mis contactos si le haces daño a mi hija no habrá lugar en el cual te puedas esconder una vez tuve compasión dos ya no—dijo  con mirada dura y voz firme.

Después de eso toda la familia lo tomo bien, seguimos pasando ese fin de semana yo enseñándole a Edward cada uno de los luagares que había visitado. Todo  era felicidad.

Fin del flash back

 

 

 

 

La discusión de esta mañana me ha recordado una de las épocas más dolorosas de nuestra relación; cuando Edward se negó a acompañarme a la boda de angela, una de las abogadas de stanley & cullen  y que ahora es una gran amiga. Entonces Edward  no quiso estar conmigo porque quería reducir lo nuestro al sexo, quería negar que existía algo mucho más profundo e intenso entre los dos.

¿Pero y ahora? ¿Por qué no quiere acompañarme a esa cena?

Edward me ama, me necesita. Es imposible que eso haya cambiado, y sin embargo últimamente noto que intenta distanciarse… Es como si los muros que existían antes alrededor de su corazón y de su alma se estuvieran levantado de nuevo. Como si no los hubiera derribado del todo, y me está matando.

Nos está matando a los dos.

Me seco una lágrima y me aparto furiosa del espejo. Se lo he preguntado a Edward, le he preguntado por qué se está alejando de mí y él niega que lo esté haciendo. Lo único que he conseguido arrancarle es que no le gusta que trabaje en la O.N.G, pero eso es absurdo. Completamente absurdo.

Salgo del baño y me dirijo a la terraza.

Después del accidente de Edward, y de que él empezase con la rehabilitación, instaló un gimnasio en el piso superior del dúplex y mientras los técnicos realizaban los cambios necesarios descubrí que Edward también es el propietario de la terraza de su lujoso edificio. Ahora tengo allí mi invernadero, hecho de cristal y en el que empiezan a crecer algunas plantas.

Me gusta estar allí, me proporciona paz cuando siento que los demonios del pasado de Edward vuelven a acecharnos. Sé que es absurdo, el tío de Daniel está muerto y ya no corremos peligro, pero aun tengo escalofríos cuando pienso en lo que podría haber pasado. En lo que podría haber perdido.

Sé que es absurdo que vaya al invernadero con ese vestido pero necesito estar allí unos segundos. Si Edward no va a estar conmigo esta noche necesito todas las fuerzas que pueda reunir.

La brisa del atardecer me eriza la piel en cuanto llego a la terraza, el invernadero está en un rincón y primero me dirijo al balcón para observar la ciudad.

Tal vez debería irme. Suspiro. Pero algo en mí me grita que tengo que quedarme aquí un poco más…

Oigo el sonido de la puerta de metal al abrirse y aguanto la respiración un segundo. Se me acelera el corazón cuando el aire vuelve a entrar en mis pulmones impregnado del perfume inherente a Edward.

Ha venido.

Está asustado.

Lo sé sin ni siquiera mirarlo.

-Creía que te habías ido –dice entre dientes.

Sé que está apretando la mandíbula y que no se refiere solo a la cena.

-Jamás me iré –suelto despacio el aliento. Edward ha dado un gran paso al venir aquí. Las palabras de esta mañana todavía me duelen y es obvio que a él también-: No sé contra qué estoy luchando, Edward.

Se acerca a mí pero no me toca, se detiene detrás de mi espalda. El calor que desprende el cuerpo de Edward  me acaricia la nuca y casi puedo sentir las yemas de sus dedos deslizándose por mis brazos, pero se mantiene inmóvil.

-No estás luchando contra nada.

-Sí, Edward, y necesito que me ayudes. Necesito que me dejes estar contigo de verdad.

-¿Todo esto es por lo de la cena de esta noche?

Él sabe que no y esa pregunta delata que he dado en el clavo, que Edward intenta mantenerme alejada de él. ¿Por qué? ¿Qué es lo que pretende?

Si se lo pregunto directamente lo negará y no habrá servido de nada que haya venido a buscarme.

Edward ha venido a buscarme.

Me necesita, comprendo de repente. Pero antes de hacer algo al respecto también necesita contarme un poco más de la verdad.

-¿Por qué no quieres que vaya a esa cena? –pregunto despacio-. Porque por eso te has negado a acompañarme –afirmo-, porque crees que así yo tampoco iré.

Nada.

Silencio.

Yo sigo mirando las calles de Londres. Me muero de ganas de verlo a él, de mirar sus ojos negros y sentir que me recorre con ellos. Tengo que aguantar un poco más.

-Yo iré igualmente, Edward. Iré porque es importante para mí y porque no me has dado ningún motivo lógico por el que tenga que quedarme.

-Hoy hace un año.

Me duele que cambie de tema pero voy a permitírselo. Edward a veces necesita hablar de otra cosa para llegar a la que de verdad quiere contarme.

-¿De qué?

-Del primer fin de semana que pasamos juntos-. Se queda en silencio y me da un vuelco el corazón al notar que se pega a mi espalda y me rodea con los brazos-. Esto es para ti.

Me habla al oído y cuando abro los ojos (los he cerrado al sentir que me abrazaba) veo una pequeña caja con un lazo encima del balcón. El torso de Edward sube y baja con movimientos controlados detrás de mí y se le tensan los brazos mientras yo abro la cajita.

-Una rosa –susurro pasando los dedos por la diminuta flor.

-Es un tallo del rosal de mi madre, el que tengo plantado en el jardín de la casa de campo –me explica ausente.

Todavía desconozco la historia de ese rosal pero recuerdo perfectamente el rostro de Edward cuando me habló de él hace un año y sé que ese regalo significa mucho más de lo que puedo comprender ahora.

Necesito ver a Edward, necesito tocarlo y besarlo. Me giro entre sus brazos y le miro.

-Edward, es precioso –me humedezco el labio al contestarle.

-He pensado que podrías plantarlo en tu invernadero.

-Claro-. Levanto una mano y la paso por el pelo de Edward. Él cierra los ojos y suelta el aliento. Y la tensión desaparece levemente de sus brazos.

-Te acompañaré a la cena.

Levanto las cejas confusa y él abre los ojos. Esa frase sí que no me la esperaba.

-Pero nos iremos cuando yo lo diga –sigue él-. Y no te apartarás de mi lado en ningún momento.

-¿Qué pasa Edward? –Vuelvo a acariciarle el pelo pero esta vez me sujeta la muñeca y me detiene.

-Y nada de preguntas. Estas son mis condiciones.

¿Condiciones? Se me retuerce el estómago, si Edward vuelve a comportarse como antes es que de verdad está sucediendo algo muy grave.

Por suerte ahora le conozco y sé como actuar. Él tal vez seguirá sin contarme la verdad, pero necesita que le recuerde que ya no somos unos desconocidos que se sienten atraídos –muy atraídos- el uno por el otro. Ahora es mío.

Y yo soy suya.

-¿Vendrás conmigo a la cena? –le pregunto con una leve sonrisa deslizando los dedos por su pelo.

-Sí –suspira sin darse cuenta.

-De acuerdo, pero antes voy a dejar nuestra rosa en el invernadero.

Le han brillado los ojos al oír “nuestra rosa” y se ha apartado de mí para dejarme pasar. Caminamos hasta la construcción de cristal y me abre la puerta. Entramos los dos y yo me ocupo de colocar el tallo en un recipiente apropiado y de guardar la cajita junto a los guantes. Él sigue en silencio, tenso de nuevo, y de pie a unos pasos de distancia.

Edward tenía miedo, ahora lo sé. Miedo de que me negase a aceptar sus condiciones. Miedo de que me hubiese ido. Miedo de que averigüe la verdad.

Y voy a averiguarla. No voy a permitir que Edward me aleje de él ni que se enfrente solo a lo que sea que le ha obligado a volver a comportarse como el Edward inaccesible de antes.

Pero ahora no… Ahora Edward  necesita otra cosa: necesita recordar que me pertenece.

Noto su mirada fija en mi.

-Cierra los ojos, Edward.

Enarca una ceja y me reta. Oh, sí, voy a recordarle que es mío. Lo necesita más que respirar.

-Cierra los ojos, Edward. Ahora.

Le caen los párpados y suelta el aliento despacio. Camino hasta él y le coloco una mano encima del corazón. Le late muy rápido y puedo sentirlo bajo la palma. Le empujo suavemente y los pies de Edward retroceden sin que tenga que pedírselo hasta apoyar la espalda en la pared de cristal del invernadero.

Estoy frente a él. Edward sigue con los ojos cerrados pero aprieta con demasiada fuerza la mandíbula. Está conteniéndose y eso no me sirve; necesito tener toda su atención. Le desabrocho el botón del cuello de la camisa. A él le sube el pecho. Otro botón. Le baja. El resto, y deslizo las manos por entre la tela para tocarle la piel .

Le desabrocho el cinturón y el botón de los pantalones, pero no intento tocarlo. Sencillamente me acerco a él lo suficiente para poder susurrarle al oído.

-¿Te acuerdas de lo que sucedió ese fin de semana? –Espero a que él asienta-. Me vendaste los ojos y me enseñaste el placer que podía sentir si me ponía en tus manos-. Le doy un beso en la mandíbula-. Me dijiste que lo único que tenía que hacer era confiar en ti-. Otro beso mientras deslizo la mano por su torso-. Obedecerte-. Le siento temblar y apoyo la palma en su esternón-. Obedecerte y entregarme a ti.

Vuelve a acelerársele el corazón y me pongo de puntillas para morderle el lóbulo de la oreja.

-Me vendaste los ojos, me dijiste que no me moviera y… -le doy un beso en el cuello y dejo los labios un segundo para notar su respuesta- ¿sabes una cosa, Edward? Fue maravilloso-. Me aparto un poco-. Pero ahora ambos necesitamos más. Tenemos más, ¿no crees?

He dejado de tocarlo y él sigue sin abrir los ojos. Tiene las palmas de las manos apoyadas en la pared de cristal y casi no puede respirar.

Sea lo que sea lo que me está ocultando le está carcomiendo por dentro. Y me necesita.

-Mírame, Edward.

Abre los ojos y están completamente negros.

-No puedes seguir así –susurro.

-Ayúdame -me pide valiente y asustado.

A los dos nos falta el aire unos segundos.

-De acuerdo –accedo, y él levanta con cierta tristeza la comisura del labio-. Yo también te necesito-me apresuro a confesarle porque no quiero que se arrepienta de haberme hecho esa petición-. Siéntate aquí.

Le señalo la única silla de metal que tengo en el invernadero y él se sienta. Apoya las manos en los muslos y no hace ningún esfuerzo para abrocharse la camisa. Me dirijo hacia allí y me coloco a su espalda. Primero le acaricio el pelo con suavidad y poco a poco noto que Edward va relajándose y perdiéndose en mis caricias.

-Eso es, tranquilo Edward . Confía en mí, coloca las manos detrás de la silla –le pido.

Edward mueve los brazos hacia atrás despacio y sujeta una mano con la otra detrás del respaldo. No intenta tocarme, aunque sus dedos rozan mis muslos. Me aparto y cojo una de las cuerdas que tengo allí en el invernadero. Es delgada, Edward puede romperla si así lo quiere, pero le rodeo las muñecas con ella. Los hombros de Edward se aflojan con cada vuelta que da la cuerda y verlo así me sacude por dentro. Tanto que incluso me tambaleo físicamente y tengo que apoyarme en la mesilla donde guardo los utensilios de jardinería para no caerme. Me corto. He colocado la mano encima de unas tijeras abiertas.

-¿Qué ha pasado? –pregunta Edward de inmediato completamente alerta-. ¿Te has hecho daño Bella?

Me llevo el dedo índice a lo labios.

-No es nada, solo me he cortado.

-Déjame verlo ahora mismo –me ordena.

Mis pies avanzan antes de que yo pueda procesarlo. Los ojos de Edward se clavan en la mano que todavía tengo frente al rostro.

-Enséñame la herida.

Separo la mano y la acerco a él. Edward inspecciona el corte con suma atención.

-No soporto que te hagas daño –dice entre dientes y separa los labios para capturar el dedo que me he cortado. Desliza la lengua por la herida y siento que me quema. Succiona levemente y captura la gota de sangre que se escapa por entre mi piel. Despacio vuelve a separar los labios y echa la cabeza hacia atrás para apartarse-. Ya está. Ahora estás dentro de mí.

Oh, Edward.

-Siempre estoy dentro de ti.

Le acaricio la mejilla y le tiembla el músculo. Tiene los brazos atados detrás del respaldo de la silla y todo su cuerpo vibra de una emoción que deja al deseo en ridículo.

-No, no es cierto –afirma furioso.

-Claro que lo es –insisto, y me dispongo a demostrárselo.

El vestido de noche que he elegido para hoy tiene un corte en el lateral que me permite levantar la pierna y me siento encima de Edward. Coloco ambas manos en el torso de él y dejo que se acostumbre a ellas. A Daniel le quema la piel y a mí también. No ha apartado la mirada de la mía ni un segundo y he visto como el fuego que arde en ella crece hasta nuevos límites.

-Siempre estoy dentro de ti –le repito justo antes de besarle. Le beso con rabia porque ha dicho esa estupidez, con dolor porque me duele que esté intentado de nuevo alejarse de mí. Y con el amor que jamás podría contener aunque lo intentase. Él me devuelve el beso con los mismos sentimientos y noto que tira de los brazos como si quisiera, o necesitase, romper las ataduras. Levanto una mano y busco la peineta que me sujeta el pelo. Cuando la encuentro tiro de ella y la retengo entre mis dedos. Muevo las caderas suavemente encima de Edward. Muy, muy despacio, y él responde levantando las suyas.

Me detengo y lo miro a los ojos.

-No… Por favor –las palabras se han escapado de sus labios.

Inclino la cabeza y le beso. Porque quiero besarlo. Porque en sus besos siempre se entrega a mí y me confiesa lo que tanto le cuesta decirme con palabras. Suavizo el beso y le acaricio el pelo. Los latidos de su corazón aminoran pero siguen siendo demasiado rápidos.

-Tranquilo –le susurro pegada a los labios antes de deslizar la peineta por encima de su torso.

Él se estremece, las puntas afiladas le arañan la piel. Vuelvo a besarlo, mi lengua recorre el interior de su boca mientras presiono la horquilla en su pectoral. Él me besa frenético, y con la mano que tengo libre le acaricio el rostro.

Noto el instante exacto en que una de las puntas de la peineta se clava en su piel y dejo de besarlo. Me aparto y él abre los ojos. Solo me ve a mí, en ese instante soy el centro de su mundo.

Él es el mío siempre.

Veo resbalar una gota de sangre por la piel de Edward y la capturo con el dedo que antes me he cortado. Dejo caer la peineta al suelo y me acerco la gota de sangre de Edward a los labios.

Él no puede dejar de mirarme.

Deslizo la lengua por encima de ella y antes de que él recupere el aliento le beso otra vez. Estamos el uno dentro del otro. Para siempre.

Tengo las manos en el torso desnudo de Edward y las deslizo por sus brazos hasta encontrar la cuerda. Tiro de los nudos y le suelto las muñecas.

-Dime por qué me has regalado un tallo de ese rosal. Dime la verdad.

-Quiero atarte a mí –confiesa-. Quiero que te resulte imposible abandonarme. Mi madre siempre cuidaba ese rosal, nunca lo abandonó.

-No voy a abandonarte nunca, Edward. Te amo.

Cierra los ojos y de repente se da cuenta de que no tiene las manos atadas. Las coloca en mi cintura y me sujeta con fuerza.

-Esta mañana hemos discutido -me dice antes de darme otro beso.

-Lo sé.

Mueve las caderas y me retiene con fuerza encima de él.

-La última vez que discutimos me abandonaste –me recuerda.

-Me echaste de tu lado –le recuerdo yo-. ¿Es lo que estás intentado hacer ahora?

Abre los ojos y me mira. Durante un segundo creo que va a responderme que sí.

-Necesito estar dentro de ti. Dime que puedo estar dentro de ti. Ahora. Por favor.

El modo en que me mira, esa desesperación se mete bajo mi piel.

-Hazlo. Sí. Yo también te necesito-. Sé que no hemos resuelto nada, que él sigue ocultándome algo muy importante... Pero cuando estamos juntos todo tiene sentido.

Desliza una mano bajo mi vestido y tiembla cuando me toca.

-Dímelo, bella. Ordénamelo.

Sujeto su rostro entre las manos.

-Entrégate a mí, Edward, porque yo soy tuya desde el principio.

Mueve la mano entre nuestros cuerpos y entra en mi interior. Mi cuerpo lo aprisiona. El suyo se rinde y empieza a estremecerse. Me mira y sus ojos son los míos.

-Te amo, Edward. Nada de condiciones.

Deja una mano en mi cintura y la otra la lleva a mi nuca para tirar de mi y besarme.

Me besa y cuando se aparta susurra:

-Te amo, Bella. Nada de condiciones.

No tendré que decir que no fui a la cena ya que Edward me necesitaba más y no lo dejaría nunca por el trabajo. Además no estuvo nada mal toda la noche hicimos el amor. 

Capítulo 62: PV jASPER Capítulo 64: CAPITULO 63

 


Capítulos

Capitulo 1: CAPITULO *1 -Royal London Hospital Capitulo 2: CAPITULO* 2 -Noventa días antes Capitulo 3: CAPITULO *3 Capitulo 4: CAPITULO* 4 Capitulo 5: CAPITULO*5 Capitulo 6: CAPITULO *6 Capitulo 7: CAPITULO*7 Capitulo 8: CAPITULO -8 Royal London Hospital Capitulo 9: capitulo * 9 Capitulo 10: CAPITULO * 10 Capitulo 11: CAPITULO *11 Capitulo 12: CAPITULO * 12 Capitulo 13: CAOITULO *13 Capitulo 14: capitulo *14 Capitulo 15: CAPITULO *15 Capitulo 16: capitulo *16 Capitulo 17: AVISO (NUEVO FAN FINC EN PROCESO) Capitulo 18: capitulo *17 Capitulo 19: capitulo *18 Capitulo 20: capitulo *19 Capitulo 21: capitulo * 20 Capitulo 22: capitulo * 21 Capitulo 23: capitulo * 22 Capitulo 24: capitulo* 23 Capitulo 25: capitulo *24 Capitulo 26: CAPITULO *25 Capitulo 27: CAPITULO * 26 Capitulo 28: capitulo * 27 Capitulo 29: CAPITULO*28 "LA CINTA" EPOV Capitulo 30: CAPITULO *29 EPOV Capitulo 31: CAPITULO* 30 EPOV Capitulo 32: capitulo*31 EPOV Capitulo 33: capitulo*32 EPOV Capitulo 34: capitulo *33 EPOV Capitulo 35: CAPITULO*34 "TODOS LOS DIAS" Capitulo 36: CAPITULO *35 Capitulo 37: CAPITULO*36 Capitulo 38: CAPITULO*37 Capitulo 39: CAPITULO*38 Capitulo 40: CAPITULO*39 Capitulo 41: capitulo*40 Capitulo 42: capitulo *41 Capitulo 43: CAPITULO*42 Capitulo 44: CAPITULO*43 Capitulo 45: capitulo*44 Capitulo 46: capitulo*45 Capitulo 47: capitulo*46 Capitulo 48: capitulo*47 Capitulo 49: capitulo *48 Capitulo 50: CAPITULO *49 Capitulo 51: capitulo *50 Capitulo 52: capítulo*51 Capitulo 53: capitulo /52 Capitulo 54: capitulo 53 Capitulo 55: capitulo *54 Capitulo 56: capitulo 55**sin fin** Capitulo 57: capitulo *56 Capitulo 58: capitulo *57 Capitulo 59: CAPITULO*58 Capitulo 60: CAPITULO*59 Capitulo 61: capitulo *60"evitando lo obio" PV ALICE Capitulo 62: PV jASPER Capitulo 63: Capitulo 62 Capitulo 64: CAPITULO 63 Capitulo 65: epilogo1

 


 
14439425 visitas C C L - Web no oficial de la saga Crepúsculo. Esta obra está bajo licencia de Creative Commons -
 10757 usuarios