NOVENTA DIAS (+18)

Autor: ROSSE_CULLEN
Género: Drama
Fecha Creación: 03/03/2013
Fecha Actualización: 26/07/2014
Finalizado: SI
Votos: 26
Comentarios: 79
Visitas: 141813
Capítulos: 65

"CHICAS ESTA HISTORIA ESTA LLEGANDO ASU FINAL SIGAN VOTANDO Y COMENTEN UN FINAL ALTERNATIVO"

Tras poner punto final a su relación días antes de la boda, Isabella  Swan decide romper con su vida anterior y se muda a Londres dispuesta a empezar de cero. Ella cree estar lista para el cambio, pero nada la ha preparado para enfrentarse a Edward Cullen. Edward sabe que nunca podrá dejar atrás su tormentoso pasado, aunque para no asfixiarse en éste hace tiempo que se impuso unas estrictas normas que rigen todas sus relaciones. Y jamás se ha planteado transgredirlas? hasta que conoce a Isabella. Arrastrados por la pasión y el deseo, vivirán una intensa relación dominada por los peculiares gustos sexuales de Edward. Bella  le concede todos sus caprichos hasta que él le pide algo que ella no se siente capaz de dar. Sin embargo, antes de que la joven tome una decisión, el destino se entremete y Edward  sufre un grave accidente. ¿Bastarán noventa días para que Bella se atreva a reconocer que una historia de amor como la suya es única e irrepetible?

 

ESTA HISTORIA ES UNA ADAPTACION DE UN LIBRO QUE APENAS ACABO DE LEER QUE ES DEL AUTOR "M.C Andrews" TITULADO DE LA MISMA FORMA PERO CON LOS PERSONAJES DE S. MEYER.

 

 *chikas si lo que quieren es una historia divertida les recomiendo mi otro finc llamado.

"dificil amar *18"

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Capítulo 61: capitulo *60"evitando lo obio" PV ALICE

chikas les dejo solo una probadita de l capitulo de alice y jasper. todavia falta algunos detalles para que lo publique completo.

saludos y voten y dejen sus sugerencia sobre que les esta pareciendo hasta el momento.

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CAPITULO DE ALICE

PVALICE:

No tendría que estar aquí. No tendría que haber accedido a esta cita. Es una locura. No estoy preparada para salir con nadie después de lo que me pasó con Jasper. ¿Pero a quién pretendo engañar? Todavía estoy enamorada de Jasper.

-¿Le apetece tomar algo, señorita? –me pregunta el camarero del lujoso Beaufort Bar.

-Un vaso de agua, por favor.

En realidad me tomaría un copa de vino, o incluso un Martini; el Beaufort, además de tener una decoración preciosa, es famoso por sus cócteles. Y por ser uno de los lugares más románticos de Londres.

No tendría que estar aquí. He llegado media hora antes de la cita para ver si así lograba tranquilizarme, pero es evidente que ha sido un error y que será mejor que me vaya antes de que llegue él.

Me suena el móvil y casi se me para el corazón al ver el nombre en la pantalla.

Jasper.

-¿Estás esperándolo? –Habla sin esperar a que yo le diga nada y su voz se mezcla con mi respiración entrecortada.

-Sí.

-Bien-. Le oigo tragar saliva.

-Voy a irme de aquí, Jasper. No puedo…

-No –me interrumpe-. Tienes que quedarte y darle una oportunidad a Paul.

Se me rompe el corazón. Otra vez.

-¿Por qué?

-Es lo mejor.

-¿Para quién? ¿Para ti? –Me tiembla la mano de lo fuerte que sujeto el móvil.

-Sí, y para ti-. Suelta el aliento-. Para los tres.

El camarero deja el vaso de agua delante de mí. Hay una rodaja de limón en el interior que baila con el líquido cuando éste lo vierte con delicadeza. Levanto la vista para darle las gracias y las palabras se pierden en mi garganta. Me cuesta respirar y noto una presión en el pecho que va descendiendo por mi cuerpo. Se me eriza la piel y un escalofrío me recorre la espalda.

Paul está frente a mí. Estaba tan sumida en la conversación con Jasper que no le oído llegar pero ahora que le veo soy completamente incapaz de apartar la mirada. Da un paso hacia delante y las perneras de su pantalón negro me rozan las rodillas. Yo estoy sentada en uno de los taburetes de la barra e incluso así él es mucho más alto que yo. Lleva el mismo traje que esta mañana y la misma mirada penetrante. Levanta una mano muy despacio y la acerca a mi rostro.

Me acaricia el pómulo con el pulgar y al sentirlo temblar y –oh, Dios mío- suspirar cierro los ojos. ¿Me estoy volviendo loca o Paul ha reaccionado como si llevase todo el día deseando tocar mi piel?

-¿Estás hablando con Jasper? –me pregunta con la voz ronca.

-Sí –le contesto. Y al abrir los ojos veo algo en los de él que no comprendo. Y que me da miedo porque es muy intenso.

Entonces Paul me sonríe y desliza el pulgar por encima de la peca que tengo en lo alto del pómulo.

-Dame el teléfono –susurra.

Mis dedos se aflojan al instante.

Supongo que va a colgar; aunque Paul no parece enfadado no creo que le haya gustado pillarme hablando con otro hombre.

No cuelga y a mí me da un vuelco el corazón al comprobar que se acerca el aparato a los labios.

-¿Por qué no estás aquí, Jasper?

¿Qué? ¿Paul conoce a Jasper? ¿Cómo es posible?

No oigo la respuesta de Jasper pero a juzgar por la reacción de Paul no ha sido la que él esperaba.

-Deja de decir estupideces, Jasper-. Una pausa bastante larga. Paul aprieta los labios y le tiembla un músculo en la mandíbula-. Está bien –refunfuña-. ¿Quieres que te lo pida Alice?

Paul coloca una mano encima de la mía. No me había dado cuenta pero tengo los dedos tan apretados que me estoy clavando las uñas en la palma. él empieza a acariciarme despacio uno a uno los nudillos y después desliza lentamente un par de dedos por mi muñeca.

Y no deja de mirarme a los ojos.

-¿Quieres que venga Jasper?

Tengo que humedecerme los labios para contestar. Paul ha apartado la mano de mi brazo y me coloca un mechón de pelo detrás de la oreja.

-¿Quieres que Jasper esté aquí con nosotros?

Antes de susurrarme esa pregunta al oído ha dado un último paso y se ha acercado a mí. Oigo su respiración y su perfume se ha colado en mi cuerpo.

-Vamos, Alice-. Su aliento me acaricia la mejilla-. ¿Quieres ver a Jasper?

-Sí-. Va a estallarme el corazón-. ¿Y tú? –le pregunto aunque mi cerebro todavía es incapaz de entender lo que está sucediendo.

-Sí-. Me besa el cuello y tengo que cerrar los ojos para contener el suspiro que quiere escapar de mis labios-. Pero si no se lo pides tú, no vendrá –añade al apartarse.

Abro los ojos y descubro los de Paul quemándome. Está sujetando el móvil frente a mí. Lo acepto y lo rodeo con los dedos con fuerza para que no me caiga.

-Ven, JaZZ.

Le oigo quedarse sin aliento antes de colgar.

¿Vendrá?

No se que motivo a pedirle eso a jasper; pero la mirada penetrante de Paul me decía que le gustaba que haya pedido que viniera  a jasper.

-Sabes hoy estas hermosa.-sigue acariciando mi cuello con su nariz- he deseado hacer esto desde que te conocí.

No entendía nada solo teníamos de conocernos dos semanas y si era atractivo con es tez morena y esa sonrisa digna de un modelo esos brazos grandes y fuertes.

-dime algo Alice-susurro cerca de mi oído- me encanta tu olor.

Estaba perdida en sus palabras esa voz seductora que me atraía asía el desde que nos conocimos; pero aun con todo eso no lograba olvidar a jasper.

-de donde conoces a jasper??- pregunte tratando de alejarme un poco para despejarme de él.

- jasper era mi compañero de la universidad- dijo sentándose en el banco

-como sabes que lo conozco??- pregunte nuevamente.

-los vi hablando la otra tarde fuera de las oficinas.- se acercaba nuevamente mirando directamente a los ojos esos ojos negros como la noche.

No se cómo paso pero en este momento me encontraba besando a Paul, él lo hacía  tierno y dulce; esos labios sabían distinto a los labios de jasper “stop…  a él no le interesas entiéndelo de una vez Alice entre más rápido lo entiendas será mejor” mientras más pensaba más rabia me daba así que fui intensificando el beso tenía que olvidar a jasper el no me conviene. Con ese pensamiento seguía besando los labios de Paul el paso su lengua por mi labio inferior para pedir acceso a mi boca y se lo di abrí mi boca en el cual se desato una lucha para saber quién era el que ganaba esa batalla.

Perdidos en los labios de uno del otro se escuchó un carraspeo interrumpiendo  el espectáculo que estábamos haciendo.  Al separarnos y girarnos para ver a la persona que nos estaba interrumpiendo  me quede helada.

-disculpen la interrupción-dijo jasper con voz neutra,

Lo mire a los ojos y vi un destello de decepción no eso no pudo ser el no podía estar decepcionado de mi el quería que me olvidara de el; el no quería  tener una relación normal conmigo; el quería a alguien mas no le bastaba con migo quería  a una tercera persona y yo no solo lo quería a el .

-no te preocupes jasper pero ven  vamos a pedir una mesa para los tres_ dijo Paul interrumpiendo mis pensamientos

- estas segura Alice no quiero incomodarte.- dijo jasper mirando a los ojos. El me estaba dando la oportunidad de  elegir que se fuera.

Pero mi tonto corazón lo quería cerca, este estúpido y tonto corazón que no entendía que a jasper no le bastaba con nosotros si no quería a alguien más.

El camarero llego y nos colocó en un lugar más reservado de los ojos de las demás personas.

-tráiganos el mejor vino que tenga por favor- dijo  Paul mientras que jasper no me quitaba los ojos de encima.

- y bien que cuentas jasper- dijo Paul asiendo que jasper dejara de mirarme.

-Nada que te puedo contar; solo mucho trabajo.- dijo jasper  sonriendo un poco y era cierto se le veía cansado y un poco ojeroso.

-deberías de tomarte unas vacaciones amigo ya que te notas cansado-dijo Paul tomando mi mano sobre la mesa esto me estaba incomodando- Verdad Al que se ve cansado- dijo sonriéndome.

- si. – murmure.

-y tu que cuentas??_ pregunto jasper- sigues con las mismas actividades.

Que fue eso?? que actividades? Ya no pude seguir pensando ya que el camarero trajo la botella de vino y nos sirvió a todos. Enseguida tome un trago esta velada iba hacer muy larga.

La velada siguió normal; bueno quitando los comentarios de clave de jasper y Paul  lo demás estaba bien yo ya llevaba creo mi sexta o séptima copa ya ni había tomado la cuenta.

El final llego y jasper seguía serio además de que durante toda la noche no dejo de mirarme; lo cual no paso desapercibido por Paul ya de vez en cuando me besaba y que estaba abrumada por la presencia de estos dos hombres no le ponía un alto a las muestras de cariño. A veces parecía que jasper analizaba mis reacciones sobre la atenciones de Paul; pero eso no puede ser el decidió no continuar con la relación porque decía que no era suficiente para él.

Pero yo no entendía lo que pensaba eso de integrar a alguien más a nuestra relación; el hecho de que un hombre me tocara aparte de jasper teniéndolo a él como pareja era absurdo hasta tonto; pero el no le atraía ese tipo de relación. La voz de jasper me trajo de nuevo a la realidad.

-será mejor que me vaya ya es tarde – dijo con su mirada  fija en mis ojos.

No yo no quería que se fuera lo quería con migo pero; también no quería que se fue Paul el me atraía había algo de él que me hacía estar contenta con su presencia.

-no jasper  vamos a mi departamento.-no sé dónde salieron esas palabras segura que fui yo la que dijo eso.

Jasper abrió los ojos sorprendido por la petición mientras que Paul solo sonreía. “que no ve que no hay nada gracioso de lo que dije”.

-segura.- dijo jasper con voz insegura.

No sé si por las copas de vino que había excedido o porque ya me había vuelto loca. Solo me asegure de asentir.

-Bien esto será emocionante- dijo Paul tomándome de la cintura guiándome a su auto- ya sabes dónde queda el departamento de alice; así que síguenos. –termino de decir.

Yo seguía en shock como me atreví a invitar a dos hombre a mi departamento por que no íbamos a platicar claro que no eso era lo último que haríamos. “pero que esto diciendo si jaspér  quería una relación así no que tal si me gustaba. Además bien dijo Bella  es mejor probar nuevas cosas con la persona que más y yo amaba a Jasper por más que lo quería ocultar lo amaba con toda mi alma”.

Durante el trayecto al departamento que alguna vez compartí con Bella. Estaba tan distraída en mis pensamientos que no me di cuenta que ya habíamos llegado al departamento y que jasper ya se encontraba en la entrada del edificio. Se veía muy pensativo; sabía lo que iban hacer ella también lo sabía que si no funcionaba esto era el adiós de todo con él era la prueba de oro para los  dos que sin querer se presentaba muy pronto pero lo haría por mi y por el para no quedarse con la duda de saber si pudo o no haber funcionado.

Paul me abrió la puerta y le tendió la mano me  temblaba por los nervios de no saber lo que pasaría que aquellos dos atractivos hombres.

-Alice sabes que eres única y que todo saldrá bien verdad- dijo Paul acercándose y plantándole un beso que ya no se sentí como en un principio.

Nos encaminamos al ascensor del edificio con jasper detrás de nosotros serio y con los ojos indescifrables fijos en los míos. Ni cuenta me di cuando ya estábamos en la puerta del apartamento. Todo esto parecía que estar en la bruma de una fantasía o un sueño que aún no sabía si era bueno  o malo.

Al escuchar la puerta cerrarse a mi espalda sabía que era la señal de comienzo aún me sentía un poco mareada y atrevida por el vino.

-sabemos que esta es tu primera vez Alice así que seremos cuidadosos-dijo Paul; asiéndome girar y mirarlo a los ojos.

- si Alice sabes que no te haría daño y sabes lo que significa para los dos- dijo Jasper con voz ronca sus ojos se empezaron a oscurecer .

Claro que sabía lo significaba esto era estúpido no sentir esto por los  dos y ocultarlo. Mientras Jasper era el hombre de mi vida, el hombre al que amaba con locura; Paul era el hombre atractivo con ese cuerpo que te hacia desearlo solo con verlo; el hombre que me hacía perderme en sus ojos. Todo lo tenía claro más que claro.

Nos dirigimos a mi habitación, jasper se acercó a mí y me beso como venía deseándolo toda la noche desde que lo vi. Acariciándome el rostro, remetió el pelo sedoso detrás de mí oreja y murmuró:

—Párame, si lo necesitas.

 

Yo  asentí con la cabeza, hasta cuando Jasper  se adueñó de la parte de atrás mi cuello. Suavemente, pero sentía los dedos allí de todos modos. Una energía y un chisporroteo hicieron su camino a través de la piel, bajaron por la espalda.

 

—Estás temblando —susurró.

 

—Me llegas —admití.

 

—Eso es lo que me gusta escuchar.

 

Lentamente, Jasper nos fue guiando a la cama para recostarnos sobre el mullido colchón. Yo  titubee, luego comenzó a encontrarlo. Me vigiló hasta el final con esos ojos expresivos. Los pómulos cincelados lucían exóticos, en vez de duros. Y su boca… tierna y capaz de conceder el más dulce placer.

 

En ese momento, ansiaba todo lo posible de él. Finalmente, él rozó sus labios sobre los de mios, apenas una cosa allí, pero de todos modos eléctrica. Sintió el impacto de la ternura en cada rincón del cuerpo. A continuación él se alejó.

 

Yo trate de alcanzarlo y   aplastando mi  boca contra la de él. Él apretó los dedos en su cuello. Incline la cabeza una vez más, descubriendo el ángulo perfecto hasta que sus labios se adaptaran naturalmente, como si estuvieran hechos así, mitades de un todo.

 

Suspire, y él me oprimió, enredándome el labio superior con el de él, luego cambiando por el de abajo. Otro roce de labios, seguido de un beso continuado en mi mandíbula, en mi cuello, y gemi.

 

Entonces se movió urgiendo a mis  labios dispuestos a abrirse con los de él. Sumergiéndome profundamente dentro, me tomó por asalto. El fuerte sabor masculino, me sedujo la boca. El baile sensual de nuestras bocas me  hipnotizó. Profundo y aparentemente interminable, el beso me intoxicaba. Yo  quería fundirse contra él, y pedirle que lo hiciera eternamente.

 

Jasper se echó hacia atrás, y con una última suave presión de los labios, los liberó.

 

—¿Qué tenías en mente?

 

Dios mío, todavía me sentía emborrachada por él. Abrió aleteando las pestañas, y se llevó la mano a los labios hormigueantes.

 

—Sí.

 

—Joder, eso estuvo caliente —murmuró Paul—. No hiciste nada más que besarla.

 

Sacudiendo mi cabeza,  porque se me había olvidado la presencia de Paul. Cuando él le dirigió  una mirada de deseo

 

—Correcto. Esto se esta poniendo mejor

 

Lo había dicho perfectamente. Suspire y se acercó furtivamente a jasper. Tal vez podría persuadirlo para hacerlo nuevamente.

 

—Eres hermosa con los labios hinchados por mis besos.-murmuro jasper en su oído

 

Al observar a  Paul titubeó y regreso la mirada a jasper, luego optó por su boca. Nuestras  miradas conectadas con un bam, como un terremoto le crispó completamente los nervios. Yo  no estaba segura que le agradara o que confiara en lo que estaba sucediendo  o lo que sucedería. ¿Qué había alrededor de él que me mantenía respondiendo?

 

—Quiero besarte otra vez.

 

Supe exactamente por el modo en que dijo las palabras que allí no habría más ningún arrepentimiento el día de mañana solo existía el hoy para los tres. De pronto, estaba intensamente curiosa por ver cómo era Paul  debajo de toda esa ropa.

 

La mano de Jasper se había ubicado delicadamente detrás de mi  cuello, actuando como soporte y guía. Paul  se acerco y metió los dedos en mi  cabello hasta que la mano acuno la coronilla. En lugar de sentarse al lado de mi, la encontró cara a cara, se incorporó sobre mi, le inclinó la cabeza hacia atrás, levantando mis labios hacia los de él. La otra mano se ahuecó sobre mi  mandíbula. Y tranquilo, nunca apartó la vista de mi.

 

Paul vaciló, el pulgar acariciándome la mejilla.

 

—Deseo hacerlo correctamente.

 

—Lo estás haciendo bien hasta ahora —me aseguró, la expectativa haciéndole la voz alta y fina.

 

Se inclinó, se recostó, conservándole la mirada mientras me acercaba más cerca… más cerca. Finalmente, cerré los ojos, cuando tocó sus labios con los míos. Suave. Allí, pero los labios no eran como lo que habían besado antes.

 

Por un largo momento, no se movió, no trató de ahondar el beso. No hizo nada.

 

Excepto comenzar a temblar.

 

Primero sintió el pequeño temblor contra mis  labios. Tentativamente, le toque el hombro. También se estremeció allí. Los abdominales ondearon debajo de mis dedos, también. Llevando mi mano desde el hombro hacia su espalda, se percató que estaba temblando en todas partes.

 

Me moví para retirarme, pero Paul apretó su mano en mi cabello y se zambulló en mi  boca. Pero no era poder arrogante lo que saboree en el beso esta vez.

 

Era desesperación.

 

Me  conmocionó de pies a cabeza. Lo aferre más apretado, y me abrí a él. Inmediatamente, saboreó la necesidad. ¿Me necesitaba? Por el momento, los porqués no tenían importancia.

 

Me levante sobre mis rodillas, y me uní a la embestida temeraria. Paul me agarró más fuerte por la ávida aceptación, tirando mi cuerpo contra el de él. Aunque no lo creí posible, él profundizó el beso. Rápido, un remolino de sabor y tacto, me arrasó la boca. El deseo, pesado y caliente, relampagueó en el vientre. El dolor que Jasper había encendido se transformó en un fuego con todas las de la ley.

 

Agarrándolo firmemente, gemí. Al lado de nosotros, sentí como  Jasper se levantó, se acercó, le tocó el brazo. ¿Estaba preocupado por mí?

 

¿O excitado por la vista de nosotros?

 

Si advirtió Jasper, a Paul  lo ignoró, bajando la mano a su mandíbula hacia su hombro, luego hacia abajo para cubrirme el pecho. El toque era firme pero no rudo, y los dedos en la piel crearon eléctricos hormigueos que oscilaron a través de la blusa y del cuerpo, despertando nervios que no sabía que poseía.

 

Nuevamente, su boca reclamó la de mía, un golpe caliente de la lengua después de otro, y me precipite en el sabor de él, en el calor de su toque. Era un ahogamiento delicioso, podía matarme. En este momento, no le importaba… siempre y cuando, Paul continuara atesorando mis sensaciones.

 

Y no obstante, sentí la mano de Jasper, ahora en el hombro, intensamente, quemándome la piel con el calor de la palma. Cuanto más tiempo se demoró, más juró que podía sentir su deseo.

 

Entre los dos, estaba en llamas.

 

Entonces Paul me quito la blusa lentamente, al mismo tiempo que no dejaba de besarme no se en que momento yo ya me encontraba sin ropa en la parte de superior de mi cuerpo y  tomó mi  pezón entre el pulgar y el dedo índice… y pellizcó.

 

—¡Ay! —se alejó de Paul con una mirada acusadora.

 

—¿Qué…? —la miró, la mirada azul láser apuntando sobre los pechos—Esta bien te lastime.

 

—Simplemente no puedes pellizcarla —señaló Jasper—. No la aprietes así, tus dedos son un par de alicates.

 

—No —se defendió Paul—.quise hacerlo disculpa

 

—¿estas bien Alice? —Jasper se volvió hacia mí.

 

Asentí.

 

—Estoy bien. Sólo un poco sensible.

 

—Lo siento —murmuró Jasper—. Sabes que no lo tienes…

 

No terminó la frase pero apoyó la palma sobre mi pecho, acariciando el pezón con el pulgar tierno. Ya duro, ahora el pezón se levantó hacia él.

 

Su toque ardió libre en su vientre… y más abajo.

 

Paul  gimió, todavía de rodillas a centímetros de mi, la mano alrededor del cuello, la otra en la cadera, anclándola cerca de él. Y, con ojos ardientemente calientes, estaba observando a Jasper tocarla, reconfortándome con una caricia lenta, arrepentida.

 

Tragando tan fuerte que pudo oírlo, Paul demandó:

 

—Bésalo y hazlo mejor.

 

Los ojos de Jasper brillaron hacia Paul. Ninguno dijo nada por un buen rato.

 

¿Los deseaba a ambos tocándola al mismo tiempo? ¿Lo harían?

 

Dios sabía que nunca había estado más excitada en la vida de lo que ahora estaba.

 

Incluso la idea de tener las manos de ambos hombres sobre mi  estaba asando sus entrañas.

 

Algo pasó entre ellos, una mirada. ¿Un entendimiento?

 

Entonces Jasper volvió la mirada oscura hacia mí. Era una pregunta, una silenciosa. No proseguiría sin alguna señal de mí.

 

Y de alguna manera  supe que el  hablar ahora haría añicos la frágil situación. Una palabra equivocada o un movimiento, y alguien se iría.

 

Además, ¿cómo podría decir lo que su cuerpo no podía decir por mí?

 

Me  arquee en la mano de Jasper, y cerré los ojos.

 

Un momento después, los labios calientes presionaron al lado del pecho. Un roce suave de labios, una caricia. Luego frunció los labios alrededor del pezón. La lengua suave lo acarició un momento más tarde. Y mi cabeza me dio vueltas con la asombrosa sensación. El deseo ardió caliente en el vientre, surcando fuego a través de mi, luego se concentró más abajo, debajo del clítoris. Estaba ardiendo en mi interior, y me encantó. Un gemido se escapó de mis labios.

 

Paul lo capturó con la boca.

 

Con un grito ahogado, acepte el hecho que ambos hombres besaran alguna parte de mí.

 

La excitación bailó en mi vientre, quemandome. Habían avivado un fuego almacenado dentro de mí, y ahora rugía.

 

Después de arrastrar besos a lo largo de mi mejilla, Paul me pellizcó el lóbulo de la oreja, luego murmuró:

 

—Se te ve caliente con Paul chupando tu pezón, ¿Te gusta?

 

—Sí —barboteó en un gemido—. Sí.

 

—¿Quieres más?

 

—Por favor.

 

Paul ahuecó el otro pecho, y atormentó el pezón con el pulgar, observando cada tirón y pliegue de la boca de Jasper. Era tan suave, no dolía. El placer simplemente se apoderó de mi. Y saber que a Paul le encantaba la vista de eso, de alguna manera la lanzó más alto.

 

—Jasper —él murmuró.

 

En respuesta, él gimió, tironeó suavemente el pezón con los labios, lo lamió por última vez, luego levantó la mirada hacia mi.

 

Dios, llegaba a ella. mis ojos estaban en llamas, las mejillas enrojecidas. Me sentía  calor irradiando de él. Mire sus pantalones. No había dudas del estado de su excitación.

 

—¿Jasper?

 

Tense y en el borde, el  redujo la mirada sobre Paul. Rápidamente, la mirada cayó desde el rostro de Paul, siguiendo la línea del brazo hacia abajo, hacia abajo. Los ojos de Jasper brillaron con algo salvaje cuando se fijaron en la vista de la mano de Paul encajada en el pecho. Luego Paul  lo levantó, ofreciéndolo a Jasper.

 

No tuvo que ofrecérselo dos veces.

 

Mire la cabeza rubia cambiar hacia el otro pecho. Rozó un par de besos sobre la curva, luego capturó el pezón profundo en la boca. Caliente y oh, tan hábil, me hizo gemir una vez más.

 

No podía apartar los ojos de ellos, Paul sosteniendo el pecho ofrecido a Jasper, él tomándolo ávidamente. La visión de por sí era matadora. La sensación de esos dedos y labios juntos sobre la carne… Dios, hormigueos palpitando despiadadamente en ella. La piel se sentía muy tensa. Estaba inquieta y asediada por un dolor creciente, ahora más grande. Agarre a Paul para otro beso me haría sentir mejor… y peor. Pero lo hice de todos modos.

 

La sensación del pelo filtrándose a través de sus dedos era sorprendentemente sedoso y  movi bruscamente la boca de regreso hacia la de él. No hizo preguntas o se resistió, en lugar de eso se sumergió en su boca como si nunca fuera a tener suficiente de mi. Como si nunca me dejara, mientras fuera adicto a mi sabor.

 

Y Jasper… la boca parecía permanentemente pegada a mis pezones, los dientes rozando, sensibilizándolo hasta que se paró erecto así podía lamerlo, y ponerme incluso, más húmeda que antes. Hacerme sentir como si fuera la única mujer en el mundo.

 

Con un último pellizco de los dientes sobre mi labio inferior, Paul  retrocedió, luego deslizó la mano sobre mi pecho, rompiendo la succión de la boca de Jasper.

 

Jasper volvió la mirada hacia su amigo con el ceño fruncido.

 

—¿Ibas a dejarme algo para mí?

 

Al parecer, las palabras tomaron un minuto para penetrar la mente de Jasper.

 

Jasper parpadeó luego volvió la mirada hacia Paul, hacia mi. Jadeaba, el pecho suave, robusto y blanco; estaba tan entretenida que ni cuenta me die que los dos solo tenían sus pantalones; su pecho exhalaba arriba y abajo rápidamente. Un momento después, me  di cuenta que no era el único respirando con dificultad. Y cuanto más me miraba, menos podría parecer tener una respiración decente.

 

—¿Estás bien con esto? Quiero que estés cómoda y feliz.

 

—Trata de extasiarme. Por favor, bésame —implore.

 

Jasper no tuvo que ser rogado dos veces.

 

Cuando levantó la cabeza, enfocando la boca más cerca de la de mia, Paul comenzó a descender. Se reunieron en algún lugar en el medio, y Jasper, advirtió:

 

—Suave.

 

La mano de Paul apretó su cadera.

 

—Lo tengo, San Jasper.

 

La explosión cruzó la cara Jasper pero Paul ya había hecho el cambio y se dirigió hacia el sur.

 

Un momento después, la lengua de Paul se enroscaba alrededor de un pezón antes de tomar mi  teta entera en la boca chupando como si quisiera tragarlo completamente. Marcó el otro con la lengua un momento después, con una lamida suave y una chupada cariñosa.

 

Filtre los dedos más profundamente en el cabello de Paul, y gimió.

 

Jasper  ahuecó mi mejilla en las manos.

 

—No sé porque ver su boca en tu pecho es una excitación pero… —Cerró los ojos deteniendo su confesión.

 

—Yo tampoco.

 

—Sabes que no te dejaremos hasta que tengas lo que necesitas.

 

Asentí con la cabeza. Porque lo sabía. Por alguna razón, estaban dedicados a esta causa y dedicados a ella. Algo fuerte y mágico estaba girando entre ellos. Siempre supo, incluso antes de que el sexo comenzara que era de un hombre y una mujer amándose; y aun dentro de la bruma del placer sabía que lo estaba haciendo por él, porque si no funcionaba esto él no se quedaría con migo, todo acabaría todo este intento, me abandonaría en algún momento, más temprano que tarde.

 

Cierto

 

Ese presentimiento, calo profundo en mis huesos, el saber que el hombre al cual amaba… no olvada ese pensamiento solo tengo que disfrutar de la atención de estos hombres a mi cuerpo.

 

Ahogada en la sensación de Paul adorándome los pechos, y Jasper haciéndome el amor con los ojos oscuros por el deseo, embriagada, susurre:

 

—Bésame.

 

Jasper ansiosamente aceptó la invitación.

 

Este beso fue como mi primer… y no lo fue. Ya no sólo una caricia tierna de bocas, una fusión suave de labios, ahora agregó un golpe de lengua que me tuvo buscándolo, ansiosamente entrelazada con él, luego gimiendo por más.

 

Las sensaciones me bombardeaban, saturándome completamente. Dios, me sentía mareada y pesada y muy caliente, me encantó.

 

Luego, Paul le acarició el camino desde mi cadera a mi sexo, y todo se aceleró.

 

Infaliblemente, los dedos encontraron mi clítoris, y jugaron insistentemente con el pequeño abultamiento. La excitación me atrapó con más fuerza, asfixiando cualquier resistencia que me hubiera quedado. Sabía exactamente cómo y dónde tocarme para devastar completamente mis sentidos.

 

Paul levantó la cabeza con un jadeo.

 

—Apoya su espalda, túmbala. Voy a poner mi boca sobre ese coño.

 

Jasper afirmó una mano entre mis omóplatos, mientras Paul me guiaba hacia atrás desde las caderas. Me estiró las piernas dado que ya no estaba de rodillas.

 

Cuando mi espalda encontró el colchón, Paul se zambulló entre mis piernas, separándolas más, y se pegó a mi con una impaciencia voraz que la hizo temblar.

 

Cuando grite, contemple a Jasper con los párpados entreabiertos. Se cernió sobre mi,  acarició mi mejilla.

 

—Estás excitada —murmuró, la mirada desviándose hacia abajo—. ¿Está Paul haciéndote sentir bien?

 

No podía encontrar la voz. Asenti con la cabeza, luego gemi de nuevo cuando Paul empujó dos dedos dentro de mi.

 

—Te ves tan sexy —continuó, esos ojos vigilantes oscilando entre los mios y Paul pegado a mi sexo.

 

Las manos de Jasper estaban en movimiento también. Las puntas de los dedos bailaban a través de la clavícula, un deslizar de palmas sobre mis hombros, un roce de pulgares sobre mis pezones.

 

La estimulación era casi demasiado. Junto con la sobrecarga de la visión dulce de tenerlos a ambos en la cama, casi no podía procesarlo.

 

Pero quería más.

 

Alcanzó con la mano el hombro de Jasper, metió sus dedos y la deslizó hacia abajo. Encogió los hombros sacando un brazo.

 

—¿Estás segura?—preguntó con ceño preocupado.

 

—Lo estoy cuando me besas.

 

Por suerte, tomó la sugerencia, y tomó mi boca un latido más tarde. Urgente, apasionado, posesivo, el beso me asombró, sumado al hormigueo general del cuerpo que Paul estaba desencadenando dentro de ella.  Agarre  firmemente los hombros de Jasper y lo abrace. Sus manos continuaron vagando por la cara, por el cuello, por mis pechos. Pronto, la boca se abatió sobre mis pezones para integrarlos al grupo.

 

clave los ojos en el techo blanco, por una vez no tratando de adivinar o procesar lo que estaba ocurriendo. No era simplemente sentimiento, y no era simplemente la cosa física. ¡Oh!, eso estaba allí, creciendo dentro de mi con toda la sutileza de una fuerza sobre humana. Pero una sensación persistente de que estaba destinada a estar aquí con nosotros  le dio el coraje para seguir adelante y creer que, esta vez, no fallaría.

 

Las sensaciones ascendieron en oleadas. El calor rodaba dentro de mi, haciéndome sentir débil y pesada y sobrecargada por el placer. Me aferre a las sábanas y se me di cuenta de que todo el cuerpo me temblaba. La sangre corría veloz entre mis piernas. Realmente lo podía sentir, junto con la presión creciente.

 

Paul levantó la cabeza de entre mis piernas, reemplazando la lengua con los dedos que parecían conocer el lugar perfecto.

 

—Se está acercando. Realmente cerca. Voy a enfundarme.

 

Jasper le hizo un gesto distraído cuando se encaminó hacia abajo de su cuerpo, rozando suaves besos a lo largo mi vientre, las palmas recorriendo desde mis caderas hasta los muslos. Apoyando la palma en el interior, separó más mi pierna, luego repitió el proceso con la otra. Estaba  tentada a decirle que no podía abrirse completamente de piernas y no quería aprender ahora… pero entonces me dio suaves besos en la parte baja del abdomen y siguió el camino hacia abajo.

 

¡Oh, Dios querido!

 

La primera pasada de Jasper a través del sexo húmedo y sensible fue una descarga eléctrica que me hizo jadear. Lo siguiente fue una bomba de placer que detonó justo donde lo necesitaba más y me obligó a sollozar.

 

Estaba muy, muy cerca ahora, más cerca del orgasmo de lo que nunca había soñado que podría estar.

 

—Jasaper… —El nombre en mis labios era un grito y una petición de ayuda.

 

No contestó, pero me acarició la cadera con la palma amplia, blanca. Volvi  la cabeza para encontrar a Paul a pocos pasos de distancia, completamente desnudo y acariciando su erección. El espectáculo hizo que el placer pulsara aún más profundo dentro de mi. Anchos hombros que se estrechaban en sus caderas. Un pecho poderoso haciendo juego con la polla grande que envolvía con la mano.

 

—ustedes dos se ven muy calientes. ¿Jasper, vas a hacer que se corra?

 

Yo deseaba asentir pero estaba demasiado tensa. Las sensaciones estaban justo allí, pero algo estaba aún atado dentro de mi. Gemí en respuesta.

 

Paul cruzó la habitación hacia Jasper y se arrodilló al lado de mi muslo. Jasper levantó la cabeza, y se volvió hacia Paul, la mirada pesada. Yo solo observe a Jasper respirando agitadamente, a pocos centímetros de Paul. En la luz de la lámpara apagada de la habitación, los labios de JAsper estaban brillantes por  mis jugos. La mirada de Paul descendió, y  aposte que estaba advirtiéndome también.

 

Un instante después, Paul parpadeó, y bajó la mirada, rompiendo el momento.

 

—¿Tiene problemas?

 

—Está casi ahí. —Susurró Jasper—. Un poco más y…

 

Con un gesto, Paul se puso de pie y se puso un condón. Luego subió a la cama a mi derecha, entonces me giró sobre el hombro izquierdo, enfrentando a Jasper, que subió a la cama, frente a ami.

 

Paul  le levantó mi pierna de arriba, y la aflojó sobre la suya. Mire hacia abajo de su cuerpo mientras, polla en mano, Paul se instaló en su entrada.

 

—Háblale, Jasper —se sofocó Paul.

 

Jasper asintió con la cabeza, su mirada pegada a la vista de la erección de Paul empujando en mi entrada. Y Paul empujó. Duro. Hasta la empuñadura en un único empujón.

 

Un grito de sorpresa escapó de mi. Me sentía más allá de llena. El cuerpo se estiraba para adaptarse a él, pero yo sentía su posesión intensamente, casi más que físicamente. Era como si Paul estuviese en cada rincón de mi, estaba demasiado profundo.

 

—Está bien —serenó Jasper, acunándole el pecho, manoseándole el pezón—. Vamos a hacerlo bien.

 

Puso el signo de exclamación en su promesa con un beso que envió una sacudida caliente a través de mi cuerpo, enredado con la devastación de la intrusión de Paul. Suave, pero insistente, lleno de tranquilidad, así es cómo el beso de Jasper fluyó a través de mi.

 

Luego Paul comenzó a moverse. El golpe era más preciso. Embestida, tras embestida, una y otra vez, se conducía dentro de mi con fuerza destructiva. El cabecero golpeaba contra la pared en cada empuje, resonando en la habitación.

 

Tener a alguien de su tamaño con tal fuerza, después de unos meses abstinencia era casi doloroso. Me sobresaltó, y Jasper  se extendió para agarrar la cadera de Paul.

 

—Para de golpear como un maldito tambor. Esto es sexo, no un concierto de heavy metal.

 

—Que te jodan. No tengo problemas para follar mujeres.

 

—Estás lastimando a Alice.

 

Detrás de mi, Paul se inmovilizó.

 

—¿Eso es verdad?

 

—Un poco.

 

—Mierda —murmuró—. Lo siento. ¿Más lento?

 

Asentí.

 

—Es sólo que ha pasado un tiempo.-murmure mirando fijamente los ojos de Jasper.

 

Paul se tranquilizó.

 

—Define un tiempo.

 

—Casi seis meses.

 

—No es de extrañar que estés teniendo problemas, nena. Todo está oxidado.

 

Jasper puso los ojos en blanco.

 

—Ella no es un coche.

 

—Cállate y déjame conducir —gruñó Paul.

 

Aunque asintió con la cabeza, Jasper mantuvo las manos en las caderas de Paul, listo para actuar como guía.

 

Pero Paul se movió, facilitándose directamente dentro de mi con un ritmo como miel caliente, lento y fluido, robando la respiración.

 

Me aferre al ancla más cercana… Jasper. Me agarre firmemente a sus hombros y jadee.

 

—Oh mi… Sí.

 

—¿Estás bien? —susurró él contra mi boca.

 

Asenti con la cabeza y gemi. Y cuando Paul repitió el golpe, tan delicioso y lánguido como el primero,  perdi la capacidad para formar palabras coherentes.

 

La tercera vez me hizo hincar los dedos en los hombros de Jasper y gemir.

 

Entonces Jasper realmente participó, capturando su boca contra la de él y hundiéndose profundo. Alargó la mano y encontró mi clítoris, jugando suavemente.

 

Dios, no sabía cuánto podría aguantar. Tenía que explotar. El ritmo de su invasión oral se coordinó con la sexual de Paul, y la combinación fue directamente a su líbido.

 

Los podía oler a ambos, el cuerpo sudoroso de Paul  despedía ese perfume almizclado que, cuando él empujó dentro de mi una vez más y me rodeó con su brazo para acariciarle el pecho… el único sabor en su piel era a hombre, a agresividad, a sexo, envuelto en una tentadora especie. Pero delante de mi, envolviéndome lentamente, estaba el complejo aroma mi Jasper. Ciertamente, a macho poderoso, teñido de lluvia, carnal. Olía su necesidad. Entre los dos, generaban un olor asombroso, fuerte.

 

Temblé  por la intensidad de su deseo y besó a Jasper locamente, así en el borde el pensamiento coherente estaba completamente más allá de mi… y me encantó.

 

Cuando los segundos se convirtieron en minutos, se detuvo en el punto febril justo a tiro del clímax.

 

—Jesús, es como un puño en mi polla. Está apretando más con cada segundo. —Mire a Jasper, luego cerro los ojos—. No sé cuánto más podré aguantar.

 

Con una inclinación de cabeza, Jasper volvió la atención a mi.

 

—Alice, sabes que te quiero. Sé que sientes el placer.

 

—Sí —susurre, luego me lamentó—. ¡Está justo ahí! Y yo simplemente no puedo…

 

Comencé   a llorar, las lágrimas calientes asomaron dolorosamente a mis ojos.

 

—No puedes ¿qué? —Jasper depositaba besos suaves en mi rostro.

 

Incluso Paul dejó caer un roce tierno con los labios en mi hombro, resbaló unos pocos a través del cuello. Por primera vez esta noche, me senti que yo  verdaderamente importaba. No tenía duda de que me estaban llevando más lejos en el camino hacia el orgasmo que lo que nunca había estado. Sí, le estaba tomando un tiempo llegar… y había una buena probabilidad que realmente nunca lograra llegar por ese maldito pensamiento de estar en desacuerdo con estar con los dos estaba mal.

 

Tal vez yo siempre iba a tener este bloqueo hasta que estuviera convencida que mi pareja estaba con migo para quedarse. Tal vez no necesitaba hablar con Jasper para entender que el miedo a finalmente quedarme sola, realmente me impedía compartir la parte más íntima de mí misma.

 

Abrí la boca, me preguntó si debería llamar a esto orgasmos completos por información acordada. No era justo para Paul que lo utilizara. Habían intentado todo para ayudarme para saber si podía tener una relación así.

 

Le ofrecería mamadas, decirle que me lo había pasado bien pero que yo no serbia para compartir ni para que me compartan, luego huir de este lugar y regresar a Italia.

 

Antes de que pudiera organizar el viaje, Paul murmuró:

 

—Nena, ¿deseas que te llenemos por delante y por detrás?

 

 Me  tomó un momento darme cuenta de lo que quiso decir. Cuando finalmente sus palabras se entendieron en mi cabeza un pico de caliente deseo me golpeó directo entre las piernas. Doble penetración. Uno en mi coño, el otro en mi culo.

 

Por un momento,  pensó que era una locura, pero era una infernal fantasía. No me engañe, funcionaba mal en los tríos. Yo creo que era una chica defectuosa; porque tenía que verlo todo de color de rosa y con alegría; con un príncipe azul y feliz por siempre. Debería ir a italia a casa de mis padres, adoptar diez gatos, y establecerse para la soltería. Sin embargo, antes de hacerlo iba a aceptar la oferta de Paul, y experimentar la fantasía de cualquier mujer.

 

Después de todo, probablemente esta oportunidad no estuviera en mi camino nuevamente.

 

—Por favor —solloce—. Ahora. Ahora mismo.

 

Paul me apresó la barbilla, volteó su cabeza, separándola del beso de Jasper y me cubrió los labios con los de él. Me  saboreó igual que follaba… agresivo, seguro de sí mismo, como si le encantara.

 

Él levantó la cabeza un buen rato después, y me maraville que pudiera desear tanto a dos hombres completamente diferentes. Ambos me hacían sentir a mi cuerpo tal excitación. Ambos eran asombrosos por derecho propio… podía decir eso después de dormir con una serie de perdedores en mi juventud. Estos chicos… eran condenadamente buenos sobre todo mi jasper.

 

Paul saqueaba, haciendo un barrido dominante a lo largo mi boca que coincidía con la invasión de mi cuerpo. Las sensaciones me excitaron tanto como establecieron la dominación de Paul. Su cuerpo zumbaba, su piel se sentía tensa, y Jasper el continuaba acariciándome el clítoris mientras fijó sobre mi su mirada apasionada.

 

Finalmente, Paul levantó mi cabeza cabeza, y miró a Jasper a través de los escasos centímetros que los separaban a todos. La respiración pesada reinaba.

 

—Quiero el sabor de su coño una vez más —gimió Paul—. Puedo olerlo. Y ella me está volviendo loco.

 

Jasper levantó los dedos de mi clítoris, y los extendió hacia la boca de Paul.

 

Paul se echó hacia atrás.

 

—No voy a chupar tus dedos.

 

—Lo harás si quieres el sabor de ella ahora. He estado esperando para estar dentro de ella, y no estoy de humor para retrasarlo así puedes probar un poco de crema nuevamente.

 

Entre ellos, observaba el intercambio como un partido de tenis, ida y vuelta. Paul frunció el ceño, claramente cabreado. Pero los dedos de Jasper estaban justo allí, choreando con mis jugos. Engancharon la mirada de Paul, lo distrajeron de su furia. Levantó la mirada hacia Jasper, y se produjo un momento silencioso, largo.

 

Me moría de ganas por saber lo que estaban pensando. Había algo en el aire que no entendía….

 

—No importa —dijo Jasper—. La saborearé por mí mismo.

 

Cuando empezó a alejar los dedos, Paul le atrapó la muñeca y tiró. En el siguiente instante, separó los labios rojos y tomó los dedos empapados de Jasper en la boca. Jasper cerró los ojos, su cuerpo temblando. ¿Estaba disfrutando del hecho de que Paul le chupara los dedos? Habría jurado que era derecho como una flecha, pero…

 

¿lo era?

 

Y Paul gimió en mi oído. Escuchó los fuertes sonidos de succión. Y dentro de ella, se puso aún más duro, sus embestidas aún más agresivas.

 

¿Había disfrutado de su sabor… o el hecho le venía de la piel de JASper? ¿Qué era exactamente lo que estaba pasando aquí?

 

Sin importar lo que fuera, no podía negar que observándolos me estaba excitando muchísimo.

 

Gemi y sujete puñados de pelo de Jasper. Con eso,  atraje la boca de Jasper hacia la mí una vez más, y él la besó con un frenesí que no había estado allí antes.

 

—Enfunda —Paul le exigió a Jasper, la voz rasposa—. Apúrate o esto va a terminar antes de que hayas empezado.

 

Con una última presión suave de labios, Jasper retrocedió, se sacó los pantalones vaqueros, viendo como caían al suelo. ¡Oh, sagrado infierno! Estaba crecido, y algo más desde la última vez que estuvimos juntos. Paul no se quedaba atrás, pero Jasper estaba en algún lugar entre asombroso y estrella porno. Gruesa, con una cabeza bulbosa, congestionadas y pesadas venas recorriendo su longitud. Clave  la mirada, preguntándome si podría tomar todo eso. Enserio había crecido o solo era que estaba más ocupada besándolo y haciéndole el amor que ver cuán grande era.

 

—Mierda, Jasper —se atragantó Paul—. No es de extrañar que todas las mujeres en la Universidad te hayan idolatrado.

 

Jasper puso los ojos en blanco, luego se arrodilló ante mi.

 

—¿Alguna vez has tomado a un hombre analmente?

 

Negué  con la cabeza.

 

Algo de ilusión cruzó la cara de Jasper, luego miró hacia Paul.

 

—Debería ser yo entonces.

 

— Diablos, sí. ¿Con una virgen anal?

 

—Um… sí.

 

Jasper  tragó saliva.

 

—bien .

 

El tamaño de Jasper era intimidante. Había escuchado que la primera vez el sexo anal podría ser doloroso. No había que ser Einstein para imaginarse que tal vez no había  vaya bien.

 

—Aún pienso que deberías ser tú —agregó Paul

 

Dirigió el comentario para los dos, y de alguna manera el conocimiento de que jasper fuera el primero me reconfortaba y creo que por eso jasper decidió que fuera él y no Pau; aun quería marcarme como suya

 

Me  encantaba el lado agresivo de Paul, pero no para esta primera vez.

 

—Sip —acordó Jasper, retirándose de mi cuerpo con evidente dominio—. Buena invitación.

 

Asistiendo con la cabeza, Jasper extendió su mano hacia mi y me ayudó a ponerme de pie, mis ojos  nunca abandonaron los de él. Oscuros y reconfortantes, pero ardientes de deseo, como los recordaba cuan hacíamos el amor en la hacienda de Italia; me quemó con una mirada. Mi  vientre se apretó.

 

Me  apretó la mano.

 

—Va a estar bien. Te lo prometo.

 

Por qué debería confiar en él tan libremente con su cuerpo, será porque era la última vez que estaría con él, no lo sabía.

 

No me  lastimaría. No sólo se encargaría que lo disfrutara, estaba a favor de este tipo de relaciones. Lo percibía en él lo sabía también. Y Paul… era todo un chico que solo se había cruzado en su camino para experimentar este tipo de relación.

 

Había tenido mil oportunidades para empezar una relacion, para aprovechar de ella. Pero no lo hizo. Había esperado, tratando de implicarlo. Por supuesto, todo eso, al menos en parte, era porque quería saber si funcionaba para este tipo de relaciones. Pero percibía que debajo de todo esto solo era el comienzo del adiós de algo que no se puede con buenas intenciones.

 

Paul se levantó para ponerse de pie al lado de nosotros. Jasper me acarició la mejilla, luego Paul se acostó sobre la cama. Mientras se acostaba sobre su espalda, separó los muslos duros, musculosos, la cama chirrió y el colchón se sacudió ruidosamente. El tallo de su erección yacía grueso y contundente contra el vientre. Jasper le arrojó un condón en una envoltura de aluminio brillante. Paul lo atrapó con una mano. Con rápida eficiencia, se lo puso.

 

Esto estaba sucediendo. Realmente sucediendo.  Trague. Me  tendió la mano.

 

—Ven aquí y quédate con nosotros.

 

Ahora podría echarme atrás. ¿Y entonces qué? Una voz en mi cabeza me preguntó. No tenía nada que perder y mucho placer que ganar. Al menos, podría tachar esta fantasía de la lista.

 

Jasper se apretujó detrás de mí, acariciándome la cadera cuando me impulsó hacia la cama. Aplanando la palma de la mano sobre mi vientre ondulante, me montó sobre Paul, que me tomó las caderas con sus manos y me recostó hasta que su pecho me pegue contra él, nuestras bocas a un aliento de distancia. La gruesa erección abriéndose camino en el canal de mi coño, entre los labios. Estaba justo allí, pero no dentro de mí.

 

La sensación de él pulsando contra mí, rozándome el clítoris, me dejó dolorida por estar llena.

 

A mi lado, oia  a Jasper alborotando en los cajones de la mesa de noche, pero no lo mire, no cuando la mirada de Paul derramaba calor y deseo por toda ella.

 

Un momento después, sintió algo frío y líquido en su entrada trasera.

 

Saltó.

 

—Hey —la tranquilizó Jasper—. Nada malo. Sólo lubricante para facilitar el camino.

 

Oh, lubricante. Bueno…

 

A continuación los dedos de Jasper estaban allí, donde ningún hombre había estado nunca, esparciendo el líquido, presionándolo profundo dentro de mi. La sensación era… nueva pero no desagradable. Presión, un inesperado cosquilleo, luego un repentina estela de oscuro placer me tuvo jadeando.

 

—¿Esto se siente bien? —preguntó Jasper mientras bombeaba lentamente un dedo en mi culo.

 

¿Bien? Intento sorprendentemente bueno.

 

—Sip.

 

Añadió otro dedo. Las sensaciones se duplicaron, un mordisco de dolor enredado con todo eso me cautivó.  Suspire.

 

—Tu cara… —susurró Paul—. Te ves hermosa con tus mejillas ruborizadas. La manera en que mantienes mordido ese precioso labio inferior tuyo me está volviendo loco.

 

Me  agarró el rostro en sus manos y la atrajo para un beso. En vez de la paciencia tierna que siempre se había asociado con Jasper, este beso tenía un filo. Estaba perdiendo la calma. El frenesí y la impaciencia animaban el flujo de sus labios sobre los míos. Lo saboreó cuando él lamió sus labios cerrados y me urgió a abrirlos para paul.

 

Los dos estaban deshaciéndome. Completamente. El placer bombardeándola en todas direcciones, conocido pero totalmente nuevo. Había estado en vilo durante casi una hora, y algo dentro de mí se sentía listo para explotar. La frustración y el anhelo chocaron, luego se mezclaron con la inexplicable necesidad de mezclarse con Paul y Jasper.

 

Todo se intensificó de nuevo cuando el amor de mi vida extendió su mano libre y le hizo círculos perezosos alrededor de los pezones. Paul empujó su polla contra mi clítoris en ese mismo momento. Jadee.

 

—¿Aún bien? —murmuró, la voz ronca y baja en su oreja.

 

Inmediatamente todo estaba abatiéndose sobre mí, las sensaciones individuales combinadas para convertirla en una masa temblorosa.

 

Arranque mi boca del beso de Paul y gritó:

 

—Jasper.

 

—Aquí, nena. Justo aquí.

 

Entonces hubo un movimiento detrás de mi. Paul asintió. Supe  lo que significaba. Y lo deseaba y lo temía.

 

—No te tenses —le aconsejó Paul—. Vamos a hacer esto todos juntos.

 

Las palabras eran nada menos que una promesa. Respiró profundo. Paul asintió con la cabeza ligeramente. Detrás de mi, Jasper me agarró de la cadera con una mano. Sintió la punta  de su polla presionando contra su entrada trasera.

 

—Lento —le aconsejó al otro hombre—. Realmente lento.

 

La mano de paul sobre mi cadera la apretó más, pero supe que había escuchado.

 

—ALice —susurró Paul, alejó mi atención de Jasper lo suficiente para oír—. Empuja hacia afuera y hacia debajo de él.

 

La excitación y un borde de miedo viajaron a través de mi por sus palabras, pero Jasper estaría sobre mi. Nunca querría verme lastimada.  Hice lo que me dijo. La astuta fricción precedió al deslizamiento de la gruesa erección de Jasper un poco más profunda. Empujó suavemente, probando, pero algo dentro de mi estaba resistiendo su invasión.

 

—Empuja hacia abajo otra vez. —La voz de Jasper sonaba como lija sobre grava.

 

Estaba refrenándose. Lo  senti en el temblor de la mano sobre mi cadera. No sabía cuánto freno le quedaba, y no quería probarlo. Me oblige a empujar de nuevo.

 

Luego sintió que la punta ancha de él chocaba violentamente contra una barrera dentro de mi. Y él comenzó a meterse con cuidado lentamente… pero inexorablemente.

 

La presión me abrumó, convirtiéndose todo en un dolor. Él no iba a encajar. En serio. Tal vez no estaba hecha para esto. Tal vez JAsper era demasiado grande. Tal vez…

 

—No puedo pasar de su esfínter.

 

Paul intervino rápidamente.

 

—Retrocede y comienza suaves embestidas en la medida en que puedas.

 

—Oye, Paul… —comenzó.

 

—Hazlo. — nunca hubiera creído que Paul podría gruñir, pero eso estaba bastante malditamente cerca. Luego volvió la mirada oscura hacia mi. En esas profundidades,  vi lujuria abrasadora. Deseaba estar dentro de mi. Malo. Pero estaba haciendo su mejor esfuerzo para tratarme con consideración y tranquilidad.

 

Con movimientos largos de la palma de su mano, Paul me frotó la espalda, y me sembró de besos largos y lentos el cuello, las mejillas, la comisura de mi boca. Me  derreti contra él.

 

—Buena chica —respiró en su oído—. Eso es todo.

 

Distraídamente,  asenti con la cabeza. No se había dado cuenta cuán tensa había estado.

 

Detrás de mi, Jasper retrocedió, luego se deslizó hacia adelante a la barrera nuevamente, y profundizó unos centímetros. Se retiró y volvió a empezar, consiguiendo ir un poco más lejos en mi interior. Podía sentirme estirándome para adaptarme a él. La presión era inevitable, el dolor un corte filoso en su interior.

 

—¿Qué pasa si no me gusta esto? —Pregunte, tratando de no apretar los dientes y tensarme de nuevo.

 

—Entonces estoy haciendo algo mal. —Paul sonaba muy tenso.

 

—Pensaremos en otra cosa. Pero dale otra oportunidad —aduló JAsper.

 

Suspirando para soltar más la tensión acumulada, yo solo  asenti.

 

Paul alargó los movimientos sobre la espalda, ahora llegando hasta mi trasero. Comenzó a mimarla, acariciando su paso por mis curvas.

 

—Tienes un culo precioso. Sólo con tocarlo me caliento. Pero si yo supiera que Jasper está muy profundo dentro de ti…—Se estremeció—. Incluso el pensamiento me hace temblar de lujuria.

 

Deseaba eso,  me di cuenta. Quería que Paul y jasper estuvieran fuera de control por mi necesidad. Al menos por ahora. Más tarde, se preocuparía por sus opiniones, cuando no pudiera estar solo para pensar. Pero en este instante, quería vanagloriarme con la adulación de ellos.

 

Deslizando las manos sobre los cachetes de mi culo, Paul los agarró, y los sostuvo abiertos para Jasper. Que gruñó y empujó hacia adelante una vez más. Hice  lo posible por relajarme, a pesar de la quemazón desconocida y de la presión, empuje hacia abajo. Las sensaciones no fueron agradables, pero… no podía decir precisamente que era más incómodo.

 

De repente, mi cuerpo cedió. La cabeza de la polla de Jaspér traspasó la barrera y él empujó y empujó y empujó, hasta que, con un gruñido, se deslizó hasta la empuñadura.

 

—Oh, joder —gimió Jasper—. Estás apretada.

 

—¿Estás adentro?

 

—Sip. —La sílaba era más un gruñido que una palabra hablada.

 

—Excelente —elogió Paul, a continuación me preguntó —. ¿Cómo te sientes?

 

Llena.

 

 Una gran presión, pero sorprendentemente, el dolor se fue. De hecho, era como si un centenar de terminaciones nerviosas estuvieran despertando ahora.

 

Anteriormente inactivas, nunca las conoció o pensó en ellas, hasta que, repentinamente saltaron a la vida. Y cuando Jasper retrocedió hacia la barrera, y se zambulló de nuevo, un hormigueo de excitación saltó de casi una línea plana a fuera de las gráficas.

 

Grite y creo que todo el edificio lo escucho me aferre a los hombros de Paul con los ojos agrandados por el asombro.

 

La cálida sonrisa de Paul cayó sobre mi como chocolate derretido.

 

—Creo que es una buena señal. Sigue adelante, pero suavemente.

 

—Claro no saber lo mucho que te quiero Alice.-murmuro sin aliento Jasper.

 

Luego dejó caer su pecho sobre mi espalda y sus manos estaban por todas partes, deslizándose sobre los hombros, resbalando hacia abajo por los brazos, acariciándome los pechos, manipulándome los pezones duros.

 

—Sé que me sientes profundo —me susurró al oído—. Yo segurísimo que te siento. Eres como fuegos artificiales, una sorpresa explosiva tras otra. Sólo es cuestión de tiempo antes de que me hagas explotar.

 

—Mirándonos a nosotros dos me estoy incendiando —murmuró Paul en mis labios, la mirada zambulléndose en los dedos de Jasper manipulándome las duras protuberancias de los pezones.

 

PAul se extendió hacia abajo, me apoyó los dedos sobre el montículo, luego los deslizó a través de los pliegues empapados, sobre el clítoris sensible. En el momento en que tocó la punta, un fuego se desató en mi vientre, por mis muslos. Grite. Él lo repitió, y los hormigueos estaban amontonando excitación en lo alto de la sensación estridente. Me  estaba sobrecargando, derramando calor y necesidad sobre mi, y derritiéndome como chocolate caliente sobre helado.

 

JAsper lo complicó todo con otra embestida interminable, profunda en mi culo. Luego otra. Arquee la espalda, y él se hundió un poco más.

 

—¡Joder!

 

—Eso es lo próximo en mi agenda. —Paul estableció un ritmo, acariciándome en el mismo lugar, que me hizo llamear con la necesidad—. Te quiero preparada y mojada cuando te tome.

 

Algo en mi interior estaba apretándose. Mi  interior estaba comenzando a latir lentamente. La sangre corría hacia mi sexo.

 

—Estoy allí —jadeó—. Muy allí.

 

—Puedo darme cuenta —me dijo burlonamente—. Pero el objetivo aquí es hacer que llegues como nunca antes.

 

—Estoy cerca. —Las palabras salieron en un quejido entre los jadeos. Pero mi cuerpo estaba tenso, ardiendo, a segundos de algo sorprendente.

 

Las duras respiraciones todo alrededor me aceleraba aún más. La exhalación de Jasper ubicada contra mi cuello, la de Paul contra mi oído. Escuchó la suya contra el pecho de Paul. Los sonidos del sexo hicieron eco profundo en mi cuerpo, trayendo el sabor fuerte del sudor, y gemidos y deseo.

 

Una vez más, Jasper murmuró, oí no muy claramente “te amo”. No quizás escuche mal. Así que estos dos no tenían la costumbre de tocarse uno al otro. Pero algo sobre la dulzura controlada de Jasper y la pasión salvaje de Paul chocando, la provocó.

 

Paul me sujetó las caderas, y redujo la velocidad de las embestidas progresivamente más rápidas de Jasper. Sentí como  apretó los dientes con demasiada fuerza,  podría jurar que escuche los huesos de la mandíbula rechinar.

 

Pero no podía concentrarme en eso cuando Paul acomodó la cabeza de su polla en mi entrada y comenzó a empujar.

 

Había hecho bien el trabajo, haciéndome humedecer para acondicionar su camino en mi  interior. Tan suave. Un gemido de angustia se desgarró de mi  pecho. La usual quemadura de ser estirada se combinó con la sensación agregada de estar más estrecha, gracias a la erección de Jasper en mi culo.

 

—Santa madre… —Jasper acabó las palabras con voz de grava.

 

—Es increíble —concordó Paul, tenso, mientras se deslizaba profundo, profundo, más profundo, luego se quedó.

 

Con un gemido, clave los dientes en el hombro de Paul. Dios mío, él se sentía enorme. Los dos juntos eran apabullantes, increíbles, rodeándome completamente, por delante y por detrás. El pecho sudado de Jasper  y la barba del día me cubrían la espalda.

 

Los pectorales duros de Paul, los ojos oscurecidos de lujuria y las manos apremiantes me sostenían derecha sobre su cuerpo.

 

Jasper se retiró, luego entró de un empujón mientras Paul se deslizó hacia atrás. Como las contrapartes de un pistón, me follaron por turnos.

 

Nunca, en toda mi vida, cuando ellos habían sugerido este improvisada relación o acto, me habría imaginado que me sentiría así.

 

Perfecta.

 

Siendo un sándwich entre los dos, me senti rodeada, aislada. Y… segura.

 

Cuidada.

 

Deseada como nunca antes.

 

Continuamente adorada.

 

Por dentro, me sentía aferrándome a ellos mientras me montaban lentamente, pero a fondo, arrancándome un gemido tras otro.

 

—¿Alice? —Paul sonaba como si hubiera corrido una maratón—. Estás volviéndote más apretada sobre mí.

 

—Nosotros —aclaró __Jasper—. Y está matándome.

 

—¿Me sientes? —preguntó Paul.

 

—Sí. —La voz me tembló.

 

—Sé que tú lo haces. Me aseguro de eso. —Para hacer prevalecer su punto de vista, se empujó muy profundo dentro de mi  en ese momento, aproximándose a mi  útero con la punta.

 

Los hormigueos recientes amenazaron con explotar por todas partes. El mareo tiñó el borde de mi vista. A duras penas podía respirar. Mi  piel se sentía húmeda, mis miembros sin huesos. Mi  sangre estaba en llamas.

 

—Me refiero a ti. —paul disparó a Jasper  una mirada desafiante—. ¿Puedes sentirme?

 

Paul se retiró, luego apretó los dientes cuando Jasper se hundió profundo en mi culo.

 

—Yo sin duda alguna te siento.

 

—Sip —graznó Jasper—. Duro perderte. Jesús, esto es una locura. ¡Caliente!

 

—Más allá de caliente.

 

No  podía estar más de acuerdo, era más que caliente. La boca de Paul se estrelló sobre la mia, atrayéndome más y más cerca de él de una manera que era más que física. Jasper me rodeó las caderas con la mano, y comenzó a jugar con el clítoris.

 

—¿la has compartido alguna vez antes? —preguntó Paul a Jasper sobre mi hombro.

 

—¡No! ¡Joder!. Voy a necesitar más de esto.

 

—Definitivamente. —La aceptación de Paul fue un ronroneo sexy contra mi garganta.

 

Me  deseaban. Para quedarse conmigo. No, no era permanente, pero sabía que ninguna cosa lo era. En este momento, de alguna forma extraña, yo les importaba.

 

Mi  placer les importaba. Todos los gruñidos, los golpes, la transpiración y el esfuerzo, el dolor, tratar de refrenarse, las caricias reconfortantes y tiernas, la broma erótica… eso era todo para mi.

 

Las sensaciones contactándose a través de mi cuerpo comenzaron a migrar, a solidificarse en una pulsación profunda de necesidad entre mis piernas. Nunca había sentido nada parecido. Como si tuviera que estallar o morir. Contuve la respiración.

 

Puntos negros bailaban en el borde de mi vista. Me  sentía apretando sobre Jasper y Paul.

 

Ellos se agarraron a mi, aferrando, deslizándose profundo, poseyéndome.

 

—Estás justo allí, cariño —gruñó Jasper cuando él golpeteó con otro grueso dedo directamente a lo largo de la punta de mi clítoris—. Joder, si. Cuando se corra, va a volar mi mente.

 

—Suéltate —le indicó Paul—. Te atraparemos.

 

Luego, rápidamente, toda la sangre de mi cuerpo pareció volar hacia mi sexo, calentando, quemando. La presión aumentó, el placer se amontonó. Dios mío, era enorme, una ola gigantesca de éxtasis. Iba  a colapsar de la fuerza si cedía.

 

Jasper  me frotó el clítoris una vez más, los dedos empapados deslizándose alrededor del sensible botón, luego directamente sobre la punta nuevamente, justo cuando Paul se deslizó profundo hasta las pelotas una vez más. La fricción de la entrada de Paul, junto con la salida de Jasper…

 

¡Todo en mi interior fue kaboom!

 

Me estremesi, me sacudió, tuve espasmos con la fuerza del monstruoso clímax. Cuando el placer desgarró a través de mi cuerpo y mi sexo palpitó, grite y me aferre a Paul. El orgasmo me dio vuelta de adentro hacia afuera, reformó mi opinión sobre mi cuerpo y todo lo relacionado con el sexo. Me  conmocionó. Y sin embrago, ellos siguieron.

 

Los dientes de Paul en mi hombro, el grito de Jasper en mi oreja, y sus frenéticos empujes dentro de mi, como si ellos tuvieran que exprimir cada gramo de sensación de su cuerpo o morir, me dijeron que ellos, también, sentían los efectos de la sobrecarga de excitación.

 

Oh. Mi. Dios. ¿Esto era lo qué se había estado perdiendo toda la vida? Si lo hubiera sabido, hubiera buscado a estos dos antes. Porque sabía que, simplemente, no lo harían dos tipos cualquiera… ellos eran especiales.

 

Pero, ¿ahora qué? Ellos no querían una alianza para toda la vida, ni nada. No es que yo lo quisiera o ¿si?. Ante todo, quería realizar la prueba si servía para esto pero con todo esto  ya no estaba segura.

 

Pero cuando los dos estuvieron tanto dentro como fuera fue grandioso; nunca lo había sentido; tanto querida, como cuidada, y sobre todo respetada. Porque en todo momento lo hicieron con mi consentimiento y no para que se viera vulgar o extraño si no como algo normal algo que tenía sentido para los tres.

 

No sé en qué momento el sueño me venció ya que desperté al sentir unas manos acariciando todo mi cuerpo.

 

—Estas bien—murmuro Jasper cuando abrí mis ojos y fue lo primero que vi.

 

El traía solo sus bóxer puestos estaba sentado a un lado de la cama. Al mirar asía la ventana vi que había sol, supongo que no serían más de las 09:00 de la mañana.

 

—Si—dije con voz ronca por estar recién despierta.

 

Pero no veía por ningún  lado a Paul. Será que a lo mejor fue solo un sueño; no lo creo por la incomodidad que experimentaba en ese momento mi cuerpo, la viva señal que habían pasado dos hombres.

 

—¿Qué piensas?—pregunto Jasper sacándome de mis pensamientos.

 

—En todo lo que paso anoche—dije mirando mis manos ya que me encontraba sentada en la cama con la espalda recargada en la cabecera.

 

—Sabes pensé que no te atreverías a hacerlo—dijo Jasper alzando mi rostro para mirar fijamente sus ojos esos que nunca engañaban y siempre decían la verdad.

 

—lo hice para probar si servía para esto—dije regresándole la mirada—porque a pesar de todos mis intentos por olvidarte y sacarte de mi mente no puedo–sentía c0mo mis ojos se empezaban a aguadar—por qué TE AMO con todo mi corazón.

 

—y dime sirvió el experimento que hiciste—dijo jasper sin dejar de mirarme y tocar mi mejilla.—te dio alguna respuesta

 

—si que aria lo que fuera por estar contigo—dije mientras las lágrimas descendían por mis mejillas—que si lo que quieres es compartirme estoy de acuerdo porque sé que de todas formas te importo y lo haces para hacerme sentir fuerte, segura, protegida, sobre todo querida tanto por ti como con Paul y sé que la decisión que tomemos de ahora en adelante será por los tres o dos si tú quieres.—termine diciendo lo último con seguridad ya que sabía que si fuéramos solo él y yo seriamos felices y también si fuéramos el, Paul y yo ya que nos teníamos los unos a los otros como para ser felices.

 

—sabes a pesar de que cuando te dije que tenías que olvidarte de mí—dijo Jasper cerrando los ojos con la última frase—No quería estar lejos de ti sabía que era tonto y absurdo y que tu te merecías una relación normal con tu príncipe azul ya que tu eres la princesa más hermosa de esta tierra desde que te conocí supe que nunca te dejaría escapar que serias mía para siempre.

 

Lo que escuche era cierto y lo veía en sus ojos mientras limpiaba mis lágrimas con sus manos.

 

—Por eso quiero proponerte algo— dijo Jasper acercándose para acariciar lentamente mis labios con los suyos.

 

¿Qué me propondría? ¿Querrá que tengamos una relación con Paul? Ó ¿seremos solo nosotros dos?

 

C  O  N  T  I  N  U  A  R  A…

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LES COMENTO EL SIGUIENTE CAPITULO ES DESDE EL PUNTO DE VISTA DE JASPER.

 

A SIGAN COMENTANDO PARA SABER QUE LES ESTA PARECIENDO ESTE CAPITULO Y ALGUNA PROPUESTA DE QUE ES LO QUE LE VA HA PROPONER JASPER A ALICE.

LEO PROPUESTAS.

A Y SALUDOS, BESOS Y ABRASOS A TODAS MIS LECTORAS LAS QUIERO A TODAS Y GRACIAS POR SUS COMENTARIOS

:)

 

 

 

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