NOVENTA DIAS (+18)

Autor: ROSSE_CULLEN
Género: Drama
Fecha Creación: 03/03/2013
Fecha Actualización: 26/07/2014
Finalizado: SI
Votos: 26
Comentarios: 79
Visitas: 141779
Capítulos: 65

"CHICAS ESTA HISTORIA ESTA LLEGANDO ASU FINAL SIGAN VOTANDO Y COMENTEN UN FINAL ALTERNATIVO"

Tras poner punto final a su relación días antes de la boda, Isabella  Swan decide romper con su vida anterior y se muda a Londres dispuesta a empezar de cero. Ella cree estar lista para el cambio, pero nada la ha preparado para enfrentarse a Edward Cullen. Edward sabe que nunca podrá dejar atrás su tormentoso pasado, aunque para no asfixiarse en éste hace tiempo que se impuso unas estrictas normas que rigen todas sus relaciones. Y jamás se ha planteado transgredirlas? hasta que conoce a Isabella. Arrastrados por la pasión y el deseo, vivirán una intensa relación dominada por los peculiares gustos sexuales de Edward. Bella  le concede todos sus caprichos hasta que él le pide algo que ella no se siente capaz de dar. Sin embargo, antes de que la joven tome una decisión, el destino se entremete y Edward  sufre un grave accidente. ¿Bastarán noventa días para que Bella se atreva a reconocer que una historia de amor como la suya es única e irrepetible?

 

ESTA HISTORIA ES UNA ADAPTACION DE UN LIBRO QUE APENAS ACABO DE LEER QUE ES DEL AUTOR "M.C Andrews" TITULADO DE LA MISMA FORMA PERO CON LOS PERSONAJES DE S. MEYER.

 

 *chikas si lo que quieren es una historia divertida les recomiendo mi otro finc llamado.

"dificil amar *18"

+ Añadir a Favoritos
Leer Comentarios
 


Capítulo 47: capitulo*46

Capitulo*46

Ver que Edward llama a Frederick, el chófer del bufete, para que lo lleve a un lugar desconocido a hacer algo completamente misterioso, no me sienta nada bien. Reconozco que incluso estoy tentada de parar un taxi y pedirle que lo siga. Pero si lo hago, edward creerá que lo he traicionado, que no confío en él. Así que aprieto los puños con fuerza e intento calmarme.

—¿Estás bien, Bella?

Es Angela, que aparece en medio de la acera con mirada preocupada.

—Sí, estoy bien.

—¿Y Edward?

 No lo sé y tengo ganas de salir corriendo tras él, pero no puedo.

—Ha tenido que irse, volverá más tarde —respondo.

No quiero arrastrar a Angela a mi agitada vida sentimental.

—Oh, vaya. ¿Vas a volver al bufete? A Mike y a mí nos iría bien que nos echases una mano con Howell. El muy cretino ha recurrido la sentencia de divorcio. Dice que no puede pagar lo que su ex esposa le pide. Como si tener un castillo en Escocia fuese tan habitual. «Escocia.»

—Tengo que irme, Angela. Lo siento.

—¿Irte? ¿Ahora?

—Sí, lo siento, acabo de acordarme de algo muy importante —me disculpo con mi amiga y le hago señas a un taxi para que se pare—. Volveré la semana que viene, te lo prometo. Pensaré en lo de Howell; tiene que haber algo que podamos utilizar para convencerlo de que no recurra y acate la sentencia.

—Llámame si se te ocurre algo. Mike y yo estamos repasando el expediente del divorcio de cabo a rabo y de momento no hemos encontrado nada. El taxi se detiene y abro la puerta.

—Te llamaré. —La estrecho con el brazo que me queda libre.

—Vamos, vete.

Angela me sonríe antes de despedirse y, cuando cierro la puerta, le digo al taxista que me lleve a Scotland Yard.

El edificio de la policía de Londres es impresionante. Sólo con cruzar la entrada me siento intimidada, pero me dirijo decidida al vestíbulo, donde se encuentra el mostrador de recepción.

—Buenos días, ¿en qué puedo ayudarla? —me pregunta una policía muy amable.

Saco la tarjeta del bolso para que vea que no soy ninguna chiflada y leo el nombre como si no me lo supiera de memoria.

—Me gustaría hablar con el detective Biers, por favor.

—¿Sería tan amable de facilitarme su nombre, señorita...?

—Swan,  Isabella Swan.

La mujer marca unas teclas en el intercomunicador y alguien responde en seguida.

—Sí, está aquí la señorita Swan. Quiere hablar con el detective Biers. Entiendo. Gracias.

Deduzco que cuelga, porque toca unas teclas distintas, y espero su respuesta.

 

—Espere aquí, señorita, en seguida vendrá alguien a buscarla.

Suspiro aliviada y, tras darle las gracias, me siento en una de las butacas del vestíbulo. Cinco minutos más tarde, aparece el agente Call.

—Buenas tardes, Bella. Me alegro de verte.

Me pongo en pie para saludarlo.

—Buenas tardes, agente Call.

—Embry —me recuerda él—. ¿Has venido a ver a Reily?

—Sí, quería comentarle algo del tío de Edward.

—¿Marco cullen? —Enarca una ceja y me mira muy interesado.

—Sí, esta tarde ha venido a verme. De hecho, he descubierto que lleva varios días buscándome.

—Tenemos que contárselo a Reily. Está en una reunión, pero si no te importa, podemos ir a otro sitio y esperar a que termine. Al parecer, yo no tengo el rango suficiente para asistir a estos encuentros de las altas esferas. Gracias a Dios.

—Dentro de un par de horas tengo que estar en casa, pero puedo esperar hasta entonces. O también puedo contártelo a ti —sugiero.

—Entonces, vamos. Si Reily se retrasa, me pones a mí al tanto de todo y yo se lo cuento más tarde.

Fuimos a un pub no muy lejos de la comisaría y, a juzgar por el modo en que el camarero saludó a Call, el agente iba allí a menudo y le tenían mucho cariño.

—Reily y yo nos conocimos aquí.

—Oh, daba por hecho que os habíais conocido en la policía.

—No, qué va —sonríe Embry—. De hecho, cuando coincidimos en la comisaría a él casi le da un infarto.

—Vaya, supongo que ninguno de los dos lo esperaba.

—No, eso te lo aseguro.

—Yo conocí a Edward en un ascensor. Bueno, no lo conocí allí exactamente, pero fue donde lo vi por primera vez. Yo iba a una entrevista de trabajo y me quedé embobada mirando a aquel atractivo desconocido. Él tuvo que avisarme de que el ascensor había llegado a mi piso. En el momento quería morirme de vergüenza, pero luego me dije que no había para tanto, al fin y al cabo, no iba a volver a verlo en toda mi vida. Pero no quiero aburrirte con mi historia, lo siento.

—No, si no me aburres. —Le hace señas al camarero—. Yo me tomaré una cerveza, ya no estoy de servicio. ¿Y tú? ¿Agua, una copa de vino, cerveza, té?

—Una copa de vino blanco —elijo para mi sorpresa.

—Buena elección. Sigue con tu historia, por favor.

—Jessica, la socia del bufete con la que acudía a entrevistarme, es amiga de infancia de mi madre, así que yo estaba relativamente tranquila. Estuvimos charlando un rato, ella fue muy agradable y al terminar me dijo que quedaba un pequeño formalismo: su socio tenía que dar su visto bueno.

—Déjame adivinar, ¿Edward?

—El mismo.

—¡Ja! Y yo que creía que mi historia con Reily era embarazosa...

—Él intentó convencerme para que fuese a trabajar a otra parte y cuando no lo consiguió, me dijo que haría todo lo posible para despedirme.

—Veo que al final cambió de opinión.

—Más o menos.

—Si te consuela, Reily intentó pedir mi traslado y cambiar de compañero.

Moví nerviosa las manos, no dejaban de sudarme y seguía inquieta, preguntándome dónde estaría Edward.

—¿Sucede algo,Bella?

 —Edward me ha dicho que tenía que ocuparse de una cosa, pero no me ha dejado acompañarlo ni me ha contado en qué consistía lo que iba a hacer. Tiene que apoyarse en una muleta para caminar y sólo mueve bien una mano.

—Y estás preocupada por él. Y furiosa. Te habría gustado ordenarle que no se fuera a ninguna parte y que te dijera qué diablos está tramando sin ti a su lado para protegerlo.

Embry acaba de describir a la perfección cómo me siento.

—Sí, ¿cómo lo sabes?

—Porque Reily  me ha hecho algo similar en un par de ocasiones.

—Voy a volverme loca. Por un lado sé que tengo que confiar en él, pero por otro...

—Por otro lo atarías a la cama para siempre. Lo sé.

—¿Cómo lo hacéis, Reily  y tú? Vuestro trabajo os pone en peligro constantemente y, además, él es tu superior. ¿Cómo es posible que desprendáis tanta paz y tranquilidad cuando se os ve juntos?

—Le diré a Jasper que has dicho eso. —Embry se frota la nuca avergonzado—. No lo sé, Bella. No hay ninguna varita mágica que garantice la felicidad. Y menos en nuestro caso —añade, mirándome a los ojos—. A él y a mí nos ha costado mucho llegar hasta aquí, pero hemos aprendido que una cosa es el trabajo y la otra, nosotros. En casa, Reily  sabe que voy a cuidar de él, que me anticiparé a sus necesidades, que tiene que entregarse a mí para sentirse completo. Pero en el trabajo, en la comisaría, yo he aprendido que él sabe más que yo, que su instinto policial está más desarrollado que el mío y que, por tanto, soy yo el que tiene que confiar y seguir sus órdenes. Me imagino que en tu caso es algo parecido.

—Sí, supongo que sí.

—A juzgar por lo que me contó Reily el otro día... —Bebe un poco de cerveza y añade—: Espero que no te importe que me lo haya contado. —Le confirmo que no y sigue—: Tú nunca habías tenido una relación de este tipo con nadie.

—No, nunca.

—Es lógico que haya ciertas cosas que te sorprendan. Te has pasado la vida viendo películas de Disney en las que el príncipe valiente salva a la dama en apuros y te cuesta comprender que ese príncipe luego le pida a la dama en cuestión que lo domine en la cama. Una cosa no está reñida con la otra, por ejemplo, Reily es mucho más fuerte que yo y más valiente. El muy idiota incluso se puso delante de una bala por mí, pero en casa, necesita que yo esté al mando. No voy a contarte de dónde nace su necesidad ni la mía, pero creo que si logras entender de dónde nace la tuya y la de Daniel, entenderás todo lo demás y dejarás de sentirte tan confusa.

—Lo sé, pero ahora él está herido y hay un par de psicópatas que quieren matarlo.

—Pues asegúrate de que sabe que puede contar contigo. Reily  siempre dice, y me matará si se entera de que te he contado esto, que en los momentos en que su vida ha corrido peligro, que son más de los que mi salud mental puede soportar, lo que le ha dado más fuerza para afrontarlos ha sido saber que me pertenece.

—Yo sé que Edward  me pertenece, pero él... todavía tiene dudas. Hay momentos en que sí, pero otros...

—No voy a contarle los detalles.

—Pues atrápalo en uno de esos momentos en que sí y no lo sueltes hasta que lo tenga tan metido dentro que no pueda seguir negándolo.

—¿Y cómo sé que eso es lo que él quiere de verdad? ¿Y si todo esto es sólo una fase, una moda transitoria?

—¿Por qué dices eso? —Embry me mira confuso de verdad—. La necesidad de dominar a la persona que amas o de someterte a ella no es una moda transitoria. Es algo muy serio y no puede tomarse a la ligera. Sí, hay gente que lo practica como un juego sexual, cierto, pero ése no es nuestro caso — afirma, mirándome a los ojos. Tengo que preguntárselo a alguien. Esa maldita pregunta lleva semanas carcomiéndome y Embry parece un hombre respetuoso, que se tomará en serio mis dudas.

—Al principio, Edward era el dominante de los dos. Rompimos porque me dijo que necesitaba entregarse a mí, que yo lo obligase a rendirse, y yo le dije que no podía. Y ahora tengo miedo de hacerlo, de llevarlo al límite y que luego me diga que no es lo que quiere de verdad. ¿Y si él no necesita realmente entregarse a mí y sólo está confuso?

Embry  se queda mirándome largo rato y cuando habla, sus palabras me dejan muda.

—Cuando te vi en la consulta del doctor Black, tuve la sensación de que estaba ante una mujer como yo, y cuando vi a Edward en el hospital, con aquella cinta en la muñeca, lo entendí todo. Tal vez no signifique nada, no hay ningún radar infalible y sí, he oído de casos de gente que ha pasado de sentir la necesidad de dominar a la de ser dominado. ¿Quieres que te diga si edward está confuso o si de verdad quiere entregarse a ti? No puedo, eso sólo lo sabes tú. Y creo que ya conoces la respuesta.

—Tienes razón, la conozco. Tengo que irme a casa.

—Espera un segundo, ¿qué es lo que querías decirle a Reily?

Edward cambia completamente de actitud y saca una libreta y un bolígrafo del bolsillo de la chaqueta.

—El tío de Edward me ha dicho literalmente que Vulturi saboteó el Jaguar para que se estrellase.

—Mierda, eso significa que no encontraremos pruebas por ningún lado.

—Yo he pensado lo mismo. Pero luego me ha dicho algo más; que le dijese a Edward que a sus amigos no les había gustado nada que husmease en sus asuntos de Escocia. Edward fue a Escocia hace unas semanas. En el taxi he anotado una lista de los expedientes en los que él trabajó desde su ordenador. —Le entrego un trozo de papel.

—Gracias —dice, cogiendo la nota—. ¿Lo sabe Edward?

—No.

—Díselo, hazme caso. Reily se parece mucho a él y te aseguro que se pondría furioso si descubriese que he actuado a sus espaldas.

—¿Aunque lo hubieses hecho para protegerlo?

—Creo que ese detalle incluso empeoraría las cosas.

—No sé qué averiguó Edward en Escocia, pero sé que lleva meses detrás de su tío y que fuera lo que fuese lo que encontró allí es el motivo por el que intentan matarlo.

—Mierda. Volveré ahora mismo a la comisaría y me pondré con ello.

—Gracias, Embry.

—No me las des, si prácticamente has hecho tú todo el trabajo. Ve con cuidado, Bella, y llámanos, a mí o a Reily, si sucede algo. No soy quién para dar consejos, pero aquí va uno: respeta las decisiones de Edward, porque, y hablo por experiencia, si consigues que un hombre tan fuerte se entregue a ti, se quedará a tu lado toda la vida. Créeme.

Vacío la copa de vino para ver si así se me afloja el nudo que siento en la garganta.

—Vaya, Bella, qué encuentro tan inesperado —me saluda Reily, sorprendiéndose de verdad—. Hola, Em. —Le aprieta el hombro y el tiempo que deja allí la mano pone de manifiesto que ese gesto significa algo más—. En la comisaría me han dicho que estabas aquí —le explica.

—Bella ha venido a hablar contigo. Ha averiguado algo muy interesante de Marco Cullen.

—Me alegro. En la reunión, uno de los concejales me ha dicho textualmente que no se me ocurra molestar a uno de los patrocinadores más importantes de su campaña, es decir, a nuestro querido señor cullen. Cuando me ha dado la espalda, he tenido que contenerme para no darle una patada en el culo.

—Bueno, señal de que estamos acercándonos. El otro día Reily pidió una orden para investigar una de las propiedades de las empresas de Marco cullen  —me explica—. Dile a Edward que no busque más por su cuenta, que venga a vernos cuanto antes.

—Lo intentaré. —Me pongo en pie y me despido de ambos—. Muchas gracias por todo, Embry. Me has sido de gran ayuda.

—¿Te vas? Todavía no me has contado lo que has venido a decirme. —Reily nos mira confuso. —Ya te lo cuento yo, Reily. Bella tiene que irse.

—Me voy, quiero estar en casa cuando llegue Daniel.

Llego al apartamento y, a pesar de que sigo preocupada por él, me alegro de que no haya llegado. Busco mi portátil y una libreta entre las cosas que me ha mandado Alice. En la libreta anoto los retazos de información que he ido recopilando los últimos días sobre Edward, sus padres, su tío y la muerte de su hermana. No son demasiados, pero ahora que los veo juntos, son un relato escalofriante. Subrayo lo que me ha contado el propio Edward: sus padres murieron en un accidente, su padre y su tío eran amantes, su hermana se suicidó años más tarde y él se quedó con su tío, que a los diecisiete años lo lanzó contra una estantería. Su tío y él se odian. Lleva meses, años tal vez, investigándolo y en Escocia averiguó algo que ha puesto su vida en peligro. Repaso entonces la información que tengo gracias a la policía, pero que Edward todavía no me ha contado: denunció a su tío por el asesinato de Elizabeth, aunque después de que lo internasen en un psiquiátrico retiró la denuncia. Años después, denunció a su tío por un delito fiscal y lo perjudicó mucho económicamente.

Nunca menciona a su hermana por su nombre: Elizabeth.

Tanto su tío como él han hecho referencia a algo que sucedió en el pasado de Edward y que lo cambió para siempre. En el tiempo que he pasado con él, he aprendido que tan importante es lo que me dice como lo que se calla. ¿Por qué ha elegido contarme estas cosas y no las otras?, me pregunto, mirando lo que he anotado. Pero ¿qué estoy haciendo? Me estoy obsesionando con los datos, con los hechos, cuando tendría que centrarme en lo que sentí cuando me entregué a Edward por primera vez, en lo mucho que lo amé esa noche en Italia, o en el dolor que sufrí cuando me abrió su alma y yo lo rechacé.

Desde que Edward se despertó del coma, he buscado una excusa para no hacer lo que de verdad necesita.

Oigo el sonido de la llave en la cerradura.

No más excusas.

Capítulo 46: capitulo*45 Capítulo 48: capitulo*47

 


Capítulos

Capitulo 1: CAPITULO *1 -Royal London Hospital Capitulo 2: CAPITULO* 2 -Noventa días antes Capitulo 3: CAPITULO *3 Capitulo 4: CAPITULO* 4 Capitulo 5: CAPITULO*5 Capitulo 6: CAPITULO *6 Capitulo 7: CAPITULO*7 Capitulo 8: CAPITULO -8 Royal London Hospital Capitulo 9: capitulo * 9 Capitulo 10: CAPITULO * 10 Capitulo 11: CAPITULO *11 Capitulo 12: CAPITULO * 12 Capitulo 13: CAOITULO *13 Capitulo 14: capitulo *14 Capitulo 15: CAPITULO *15 Capitulo 16: capitulo *16 Capitulo 17: AVISO (NUEVO FAN FINC EN PROCESO) Capitulo 18: capitulo *17 Capitulo 19: capitulo *18 Capitulo 20: capitulo *19 Capitulo 21: capitulo * 20 Capitulo 22: capitulo * 21 Capitulo 23: capitulo * 22 Capitulo 24: capitulo* 23 Capitulo 25: capitulo *24 Capitulo 26: CAPITULO *25 Capitulo 27: CAPITULO * 26 Capitulo 28: capitulo * 27 Capitulo 29: CAPITULO*28 "LA CINTA" EPOV Capitulo 30: CAPITULO *29 EPOV Capitulo 31: CAPITULO* 30 EPOV Capitulo 32: capitulo*31 EPOV Capitulo 33: capitulo*32 EPOV Capitulo 34: capitulo *33 EPOV Capitulo 35: CAPITULO*34 "TODOS LOS DIAS" Capitulo 36: CAPITULO *35 Capitulo 37: CAPITULO*36 Capitulo 38: CAPITULO*37 Capitulo 39: CAPITULO*38 Capitulo 40: CAPITULO*39 Capitulo 41: capitulo*40 Capitulo 42: capitulo *41 Capitulo 43: CAPITULO*42 Capitulo 44: CAPITULO*43 Capitulo 45: capitulo*44 Capitulo 46: capitulo*45 Capitulo 47: capitulo*46 Capitulo 48: capitulo*47 Capitulo 49: capitulo *48 Capitulo 50: CAPITULO *49 Capitulo 51: capitulo *50 Capitulo 52: capítulo*51 Capitulo 53: capitulo /52 Capitulo 54: capitulo 53 Capitulo 55: capitulo *54 Capitulo 56: capitulo 55**sin fin** Capitulo 57: capitulo *56 Capitulo 58: capitulo *57 Capitulo 59: CAPITULO*58 Capitulo 60: CAPITULO*59 Capitulo 61: capitulo *60"evitando lo obio" PV ALICE Capitulo 62: PV jASPER Capitulo 63: Capitulo 62 Capitulo 64: CAPITULO 63 Capitulo 65: epilogo1

 


 
14439138 visitas C C L - Web no oficial de la saga Crepúsculo. Esta obra está bajo licencia de Creative Commons -
 10756 usuarios