NOVENTA DIAS (+18)

Autor: ROSSE_CULLEN
Género: Drama
Fecha Creación: 03/03/2013
Fecha Actualización: 26/07/2014
Finalizado: SI
Votos: 26
Comentarios: 79
Visitas: 141806
Capítulos: 65

"CHICAS ESTA HISTORIA ESTA LLEGANDO ASU FINAL SIGAN VOTANDO Y COMENTEN UN FINAL ALTERNATIVO"

Tras poner punto final a su relación días antes de la boda, Isabella  Swan decide romper con su vida anterior y se muda a Londres dispuesta a empezar de cero. Ella cree estar lista para el cambio, pero nada la ha preparado para enfrentarse a Edward Cullen. Edward sabe que nunca podrá dejar atrás su tormentoso pasado, aunque para no asfixiarse en éste hace tiempo que se impuso unas estrictas normas que rigen todas sus relaciones. Y jamás se ha planteado transgredirlas? hasta que conoce a Isabella. Arrastrados por la pasión y el deseo, vivirán una intensa relación dominada por los peculiares gustos sexuales de Edward. Bella  le concede todos sus caprichos hasta que él le pide algo que ella no se siente capaz de dar. Sin embargo, antes de que la joven tome una decisión, el destino se entremete y Edward  sufre un grave accidente. ¿Bastarán noventa días para que Bella se atreva a reconocer que una historia de amor como la suya es única e irrepetible?

 

ESTA HISTORIA ES UNA ADAPTACION DE UN LIBRO QUE APENAS ACABO DE LEER QUE ES DEL AUTOR "M.C Andrews" TITULADO DE LA MISMA FORMA PERO CON LOS PERSONAJES DE S. MEYER.

 

 *chikas si lo que quieren es una historia divertida les recomiendo mi otro finc llamado.

"dificil amar *18"

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Capítulo 29: CAPITULO*28 "LA CINTA" EPOV

Hola chicas he decidido que ya que pude consegir los libros de "la cinta" y "todos los dias" de mc andrews asi que segire con los capitulos para que se que de concluida la historia aecuadamente.

PORFA CHICAS TAMBIEN NECESITOS SUS VOTOD Y COMENTARIOS DE LO QUE OPINAN  DE ESTA DESICION.

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CAPITULO 28 

EDWARD POV

—¡No, no, no!

Mis propios gritos me despertaron y me senté en la cama, sudando. Hacía meses que no tenía una pesadilla tan vívida y angustiosa. Respiré hondo y me pasé las manos por el pelo y por la cara. Odiaba despertarme así, sintiéndome de nuevo como cuando era un niño pequeño.

—Mierda —mascullé resignado, al poner los pies en el suelo. Fui hasta el baño de mi dormitorio y me eché agua en la cara—.Tranquilízate, Edward —me dije, mirándome al espejo.

Observé cómo me resbalaban las gotas por el rostro y apreté la mandíbula para controlar el temblor que aún podía sentir en mi cuerpo.

Estaba en mi apartamento, solo, lejos del mundo que había reaparecido en mis sueños. Al parecer, había conseguido eliminarlo todo excepto los recuerdos. Salí del baño y me dirigí al comedor, donde me serví un whisky.

Beber no me gustaba demasiado, pero en noches como ésa hacía una excepción. El alcohol daba fuerza a los demonios, yo lo sabía mejor que nadie, pero notar el líquido quemándome la garganta siempre me hacía reaccionar.

Subí la escalera que conducía al piso de arriba del apartamento y me acerqué a la ventana. Las sombras de los rascacielos se erguían impertérritas en medio de la oscuridad; eran los únicos testigos de mi desasosiego y así era como quería que siguiese siendo. Hay gente que está sola pero vive con el convencimiento de que algún día dejará de estarlo, personas que sueñan con encontrar a una persona que lo comparta todo con ellas.

Yo no.

Me terminé el whisky y dejé el vaso en el suelo. Yo no podía imaginarme con nadie. Sencillamente, era algo que sabía con absoluta certeza que jamás sucedería; lo sabía con la misma seguridad con que sabía que no podía volar o que, no sé, digamos, la Tierra es redonda. Y no me importaba. De hecho, lo prefería.

Respiré hondo de nuevo y apoyé la frente en el cristal. Abrí y cerré las manos y luego me froté la nuca. Estaba muy tenso. Demasiado.

Me aparté de la ventana y, al dar media vuelta, mis ojos se detuvieron un instante en la cama, que ocupaba casi todo el espacio de la habitación. Hacía mucho tiempo que no la utilizaba.

Quizá era eso, pensé de repente, sentándome en el sofá de piel que había junto al ventanal y que era el otro único mueble del dormitorio.

Hacía mucho tiempo que no estaba con una mujer; la última había sido una gran decepción y no había servido de nada. Tania, se llamaba; sí, no tendría que haberme acostado con ella. Menos mal que no la había llevado allí.

Las mujeres me parecen las criaturas más maravillosas de la Tierra y, sin embargo, últimamente ninguna había conseguido interesarme. Oh, sí, sé que se fijan en mí, en mi aspecto, en mi cuenta corriente, en mi bufete, pero ninguna es sincera. Y empiezo a estar cansado de tantas mentiras.

Me levanté del sofá y volví a acercarme a la ventana. Estaba saliendo el sol. ¿Cuánto rato llevaba despierto? Solté el aliento y me agaché para recoger el vaso del suelo. No serviría de nada seguir dándole vueltas; hace tiempo que tengo asumido quién soy y no voy a disculparme por ello ante nadie, y mucho menos para echar un polvo.

Volví a mi dormitorio y me puse la ropa de deporte. Todavía era temprano para ir a la piscina privada del bufete, así que salí a correr. Ya tendría tiempo de nadar después.

Regresé una hora más tarde y el portero de mi edificio tuvo que contenerse para no levantar las cejas hasta debajo de la gorra cuando me vio entrar.

—Buenos días, señor Cullen.

—Buenos días —contesté.

Iba sudado y del cuello me colgaban los auriculares del iPod.

Correr por Londres a esas horas de la madrugada, aunque el tiempo fuese todavía relativamente agradable, era sin duda poco recomendable. Yo no solía hacerlo, prefería nadar, pero en ese momento me había servido al menos para alejar de mi mente los últimos restos de la pesadilla.

Me saqué la llave del bolsillo, una única llave que siempre llevaba suelta, y entré en mi apartamento dispuesto a ducharme y a empezar el día siendo de nuevo el de siempre.

Normalmente iba a trabajar en coche. Aunque el bufete estaba en el centro de la ciudad, Jessica, mi socia, y yo habíamos tenido el acierto de comprar varias plazas de aparcamiento, así que no tenía que preocuparme por eso. Pero como todavía era temprano, ese día decidí ir a pie, así me aseguraría de llegar con la mente completamente despejada.

Recorrí las calles dejando que el entorno me distrajese, me fijé en los camiones de reparto, en los quioscos, en las prisas que invadían a muchos de los transeúntes. Nadie parecía reparar en mí. ¿Por qué iban a hacerlo? A simple vista yo era igual que los demás, aunque tuviese la perenne sensación de que no encajaba.

Estaba a una manzana del bufete cuando la vi. El resto de la ciudad desapareció de su alrededor. Londres entero podría haberse ido al mismísimo infierno y no me habría dado cuenta. Sólo la veía a ella. Era una chica normal, pero la reacción que me provocó distaba mucho de serlo. Y eso que sólo le veía la espalda.

Me detuve y esperé unos segundos.

Ella caminaba nerviosa, con unos zapatos de tacón que no parecían encajar con sus andares curiosos, y tenía las piernas más bonitas e increíbles que había visto nunca. Unas piernas que ya podía imaginarme alrededor de mi cintura, o... atadas a los pies de la cama. Sacudí la cabeza para ahuyentar esa fantasía; sin embargo, seguí mirándola. Llevaba el pelo recogido, un bolso y un maletín que parecía nuevo.

Se paró frente al edificio en el que está mi bufete.

¿Sería una cliente? ¿Una abogada de la competencia? ¿Alguien de la fiscalía? ¿O sencillamente alguien que se había detenido un segundo para tomar aire y luego seguiría adelante y desaparecería para siempre?

Aceleré el paso casi sin darme cuenta. No iba a permitir que se esfumase de repente. No sin antes verle la cara.

Cuando la vi entrar en mi edificio, respiré aliviado. No tenía de qué preocuparme; averiguaría quién era y me la llevaría a la cama. De pronto, noté que la tensión que no había conseguido quitarme de encima después de aquella horrible pesadilla desaparecía.

Sí, hacía demasiado tiempo que no me interesaba ninguna mujer, pero a juzgar por la reacción de mi cuerpo sólo viéndole la espalda a aquella desconocida, eso estaba a punto de cambiar drásticamente.

Aunque quizá ella no estuviese dispuesta a... No, eso era impensable. Yo siempre consigo lo que quiero. Entré sin darle los buenos días a Peter, y algo debió de ver el portero en mi mirada, porque no me dijo nada. Quería seguir observándola en silencio. La chica estaba de pie frente a los ascensores, balanceándose nerviosa sobre los pies, apretando y aflojando los dedos con los que sujetaba el maletín. ¿Por qué estaba tan nerviosa?

Necesitaba verle la cara, averiguar si sus ojos me fascinarían o me dejarían indiferente y volvería a sentirme tan vacío como en los últimos tiempos. Me acerqué y tuve la sensación de que todos y cada uno de los poros de mi piel empezaban a despertarse. Nunca había sentido esa clase de atracción tan repentina, tan animal, por nadie.

Respiré hondo y la cosa empeoró, porque el suave aroma de su perfume se me metió por la nariz y me excité como un chico de quince años. Di gracias a Dios por llevar puesta una americana. Detecté el preciso instante en que ella notaba mi presencia, incluso habría jurado que oí cómo se le alteraba la respiración. O quizá fuera la mía.

—Buenos días —dije; fue lo único que fui capaz de pronunciar.

Ella volvió la cabeza y me miró sin decir nada y, por un instante, me pregunté si estaría aún en medio de mi pesadilla. Quizá aquel rostro se deformase de repente y se convirtiera en uno de los monstruos de mi pasado. Pero no fue así; tras mirarme algo confusa unos segundos, la chica respondió.

—Buenos días.

No pude evitar sonreírle. Era real y eso significaba que tarde o temprano podría tocarla. Tarde o temprano averiguaría el sabor de aquella piel, el olor de su pelo, que entonces sin duda llevaría suelto, el tacto de aquellos labios. Entramos en el ascensor y le pregunté a qué piso iba. Lo habría hecho con cualquiera, pero en ese caso necesitaba saberlo para luego poder averiguar quién era.

—Al veinticuatro.

«Mi bufete.»

El corazón se me aceleró. ¿El corazón? ¿Desde cuándo intervenía éste en aquel tipo de situaciones? Daba igual. Apreté el botón que la conduciría a mi oficina, a mis redes, y luego el del piso veintiséis.

Ahora que sabía que no me costaría lo más mínimo averiguar quién era y dónde encontrarla, lo mejor sería que fuese a nadar un poco antes de hablar con ella.

El ascensor se detuvo por el camino y subieron tres mujeres que me observaron con descaro. No soy engreído, pero sé cuándo alguien me devora con los ojos, y ninguna de esas tres damas fue especialmente discreta. Pero me gustó que lo hicieran, porque así pude ver cómo mi misteriosa desconocida las fulminaba con la mirada.

Ella también estaba interesada. Dios, estaba tan excitado que si hubiésemos estado solos no habría dudado en detener el ascensor y besarla. La habría acorralado contra la pared, ella me habría rodeado la cintura con las piernas y yo...

Apoyé la cabeza en la pared de madera y respiré hondo. Su perfume volvió a asaltarme y, cuando giré la cara, la encontré mirándome. Nunca había tenido la sensación de que unos ojos me quemaban la piel, pero los de ella parecía que pudiesen derretirme en cuestión de segundos.

Tenía que poner fin a aquello. O llegar hasta el final. Miré el panel de botones del ascensor y me planteé seriamente la posibilidad de detenerlo allí mismo y lanzarme sobre la chica; a la mierda las otras mujeres presentes, si querían, podían mirar. A mí no me importaba lo más mínimo, pues por primera vez en mucho tiempo volvía a sentirme vivo. Pero al mirar los botones, vi que el ascensor acababa de detenerse en el piso veinticuatro y que ella no se había dado cuenta.

Estaba tan confusa y absorta como yo. La vi lamerse el labio inferior y me lo imaginé sobre mi cuerpo.

—El piso veinticuatro, señorita —la avisé, porque lo otro que quería decirle, «Desnúdate y deja que te toque», no podía expresarlo.

Ella salió y yo me fui a la piscina. Tendría que nadar el doble o el triple de lo habitual para librarme de aquella erección y poder entrar en el bufete como una persona civilizada. Cerré los ojos y deseé que el agua estuviese helada; si no, tendría que quedarme allí el día entero.

Después de nadar un rato y de darme otra ducha de agua fría, me acerqué al espejo y volví a afeitarme. Lo había hecho ya después de correr, pero era de madrugada y estaba medio dormido, así que aproveché entonces para rasurarme bien. Luego me puse el traje, me peiné bueno lo intente ya que mi cabello era un caso perdido y bajé con el pelo todavía mojado al bufete.

No quería correr el riesgo de que mi desconocida desapareciese. No llevaba ni diez minutos en el despacho cuando Emily, mi temible y eficaz secretaria, me llamó para recordarme que tenía programada una reunión con Jessica para entrevistar a una nueva abogada. Al parecer, era hija de la mejor amiga de infancia de mi socia.

Jessica Stanley y yo somos los únicos socios del bufete y la verdad es que funcionamos muy bien. Tenemos una relación peculiar, pese a nuestra diferencia de edad: ella debe de estar sobre los cincuenta, aunque no lo aparenta, así que tiene unos quince años más que yo.

La conocí hace años, cuando Jessica trabajaba para un viejo carcamal y yo para la fiscalía. Ella perdió un caso contra mí y, al terminar, la encontré en el pasillo del Old Bailey, discutiendo con el viejo carcamal. Fui testigo involuntario de su dimisión y, cuando el hombre se marchó, yo me acerqué a ella para consolarla, creyendo que la encontraría llorando, pero estaba muerta de risa. Fuimos a tomar una copa y meses más tarde abríamos Stanley & Cullen, nuestro bufete, que ha llegado a convertirse en uno de los mejores de Inglaterra.

Los dos habíamos pasado por muchas cosas juntos, buenas y malas, pero la mejor fue redactar un sólido acuerdo de socios. Nuestro bufete seguía adelante y los dos estábamos allí, así que sin duda tenía que serlo. Uno de los puntos del acuerdo decía que las contrataciones de nuevos abogados debíamos aprobarlas los dos, para así evitar posibles errores.

—Mierda —mascullé.

Si quería encontrar a la chica del ascensor no podía perder más tiempo, pero tampoco podía dejar plantada a Jessica. Miré el reloj y me pasé la mano por el pelo. Cuanto antes fuese a la sala de reuniones, antes terminaría con el asunto. Seguro que la hija de la amiga de Jessica sería una buena abogada; si no, ella no habría accedido a entrevistarla. Mi socia tiene carácter y nunca metería en nuestro bufete a una incompetente sólo por compromiso.

Fui a la sala de reuniones y vi que ellas todavía no habían llegado. Decidí entrar de todos modos y esperarlas allí. Cuando se abrió la puerta, me quedé sin aliento. Era la chica del ascensor.

Capítulo 28: capitulo * 27 Capítulo 30: CAPITULO *29 EPOV

 


Capítulos

Capitulo 1: CAPITULO *1 -Royal London Hospital Capitulo 2: CAPITULO* 2 -Noventa días antes Capitulo 3: CAPITULO *3 Capitulo 4: CAPITULO* 4 Capitulo 5: CAPITULO*5 Capitulo 6: CAPITULO *6 Capitulo 7: CAPITULO*7 Capitulo 8: CAPITULO -8 Royal London Hospital Capitulo 9: capitulo * 9 Capitulo 10: CAPITULO * 10 Capitulo 11: CAPITULO *11 Capitulo 12: CAPITULO * 12 Capitulo 13: CAOITULO *13 Capitulo 14: capitulo *14 Capitulo 15: CAPITULO *15 Capitulo 16: capitulo *16 Capitulo 17: AVISO (NUEVO FAN FINC EN PROCESO) Capitulo 18: capitulo *17 Capitulo 19: capitulo *18 Capitulo 20: capitulo *19 Capitulo 21: capitulo * 20 Capitulo 22: capitulo * 21 Capitulo 23: capitulo * 22 Capitulo 24: capitulo* 23 Capitulo 25: capitulo *24 Capitulo 26: CAPITULO *25 Capitulo 27: CAPITULO * 26 Capitulo 28: capitulo * 27 Capitulo 29: CAPITULO*28 "LA CINTA" EPOV Capitulo 30: CAPITULO *29 EPOV Capitulo 31: CAPITULO* 30 EPOV Capitulo 32: capitulo*31 EPOV Capitulo 33: capitulo*32 EPOV Capitulo 34: capitulo *33 EPOV Capitulo 35: CAPITULO*34 "TODOS LOS DIAS" Capitulo 36: CAPITULO *35 Capitulo 37: CAPITULO*36 Capitulo 38: CAPITULO*37 Capitulo 39: CAPITULO*38 Capitulo 40: CAPITULO*39 Capitulo 41: capitulo*40 Capitulo 42: capitulo *41 Capitulo 43: CAPITULO*42 Capitulo 44: CAPITULO*43 Capitulo 45: capitulo*44 Capitulo 46: capitulo*45 Capitulo 47: capitulo*46 Capitulo 48: capitulo*47 Capitulo 49: capitulo *48 Capitulo 50: CAPITULO *49 Capitulo 51: capitulo *50 Capitulo 52: capítulo*51 Capitulo 53: capitulo /52 Capitulo 54: capitulo 53 Capitulo 55: capitulo *54 Capitulo 56: capitulo 55**sin fin** Capitulo 57: capitulo *56 Capitulo 58: capitulo *57 Capitulo 59: CAPITULO*58 Capitulo 60: CAPITULO*59 Capitulo 61: capitulo *60"evitando lo obio" PV ALICE Capitulo 62: PV jASPER Capitulo 63: Capitulo 62 Capitulo 64: CAPITULO 63 Capitulo 65: epilogo1

 


 
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