Sufrir, Vivir, Amar (+18)

Autor: Maricoles
Género: Romance
Fecha Creación: 07/05/2012
Fecha Actualización: 08/10/2013
Finalizado: SI
Votos: 20
Comentarios: 76
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Capítulos: 33

La vida de Bella ha sido muy dura, su madre la abandono siendo muy pequeña, su padre la ignoro, su mejor amiga la traiciono y la entrego a su novio para que abusara de ella.. como enfrenta Bella la vida después de esto.
¿Será que Bella si permitirá que el amor de Edward tenga cabida en su corazón?

+18

SUFRIR, VIVIR Y AMAR

INTRODUCCIÓN

Soy Isabella Swan una chica común y corriente, Victoria es mi mejor amiga, prácticamente mi hermana. Mi madre nos dejó a mi papá y a mi hace muchos años, por el papá de Victoria, Phil. Desde que mamá se fue la mamá de Victoria pasó a ser una segunda madre para mí. Es muy irónica la vida, la mujer que ha cuidado de mi es la mujer a la que mi madre le quito el marido. Su nombre es Lilly, ella es una mujer hermosa y muy buena.

Victoria y yo somos como hermanas, solo que Victoria es alta, pelirroja y bastante atractiva, sus son ojos azules como los de su padre; yo soy todo lo contrario, soy bajita, mi cabello y ojos son de color chocolate, herencia de mi papá. Mucha gente no entiende nuestra amistad, pero cuando mamá nos dejo Lilly habló con Charlie, mi papá, y ella se ofreció a ayudarle, cuidando de mi.

 

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Capítulo 5: Outtake 2. Vida Vacía

Disclamer: Los personajes no son míos son de la señora SM yo solo los uso para contarles mi historia.

Como siempre mil gracias a Eve, que además de ser mi beta es mi nueva hermana.

Este outtake llegó después de que Victoria nos atormentara preguntándonos por que la mató James, a Eve le daba pesadillas donde le quitaba a Edward cuando se lo prestaba así que decidi explicarle por que había muerto.

Como quedo algo largo el outtake el capitulo lo subire mañana, mil gracias por leer.


Vida vacía

"Lo importante no es caer, sino levantarse pero quien quiere levantarse cuando se esta tan a gusto en la mierda."

Victoria

-¿Qué huele tan mal? –me pregunté antes de abrir los ojos.

Un olor a podrido y a vomito llenó mis fosas nasales.

Abrí los ojos, miré a mí alrededor. -¿Dónde estaba? ¿Cuánto me metí anoche? ¿Por qué hago esto? ¿Dónde fregados estaba James? - Esas eran las preguntas que cada día al despertar me hacía. Mi vida se fue convirtiendo en una vida vacía, hueca.

Perdí mi vida por culpa de la estúpida de Bella Swan, ella me quitó todo, me quito a mi padre, a mi madre y mi vida, siempre quiso quitarme a James pero no, él no dejaría de ser mío.

Ha pasado creo que un año. Un maldito y jodido año desde que le rompí la botella en la cabeza. Ese día después de salir del departamento James y yo, nos fuimos a Queens, ahí nos dedicamos a sobrevivir.

Estaba en una casa abandonada donde algún dealer me había llevado. Ayer necesitaba dinero y droga, así que hice lo que mejor sabía hacer. ¿James? seguro estaba por ahí revolcándose con cualquier golfa, últimamente estaba obsesionado con Isabella, ya no lo soportaba, empezó a seguirla, a mirarla más de lo que acostumbraba.

Necesito quitarle esa obsesión que siente por Isabella. Necesitaba destruir la imagen de santa que tanto le estaba atrayendo a James. -Tal vez si se la coge deje de pensar en ella, o tal vez me deje por ella - pensaba eso todas las noches y todas las mañanas. Tenía que hacer algo, eso era seguro, me levanté del colchón en el que me encontraba, moví a uno de los tipos que estaba cerca de mí, ni siquiera se inmuto. Le revisé el pantalón en busca de dinero y… ¡bingo! veinte dólares, el otro tipo era James.

-James, James –lo moví.

-Déjame dormir perra –me dijo.

-Yo quería hacerte un regalito. Le dije

-¿Qué regalo? –me dijo enderezándose.

-Mmm… ¿Qué te parece la perra de Bella, para que te la cojas? –le dije.

-Tú quieres que me coja a la zorra esa –James se río y me tomó de la cara con una mano mientras se levantaba y me levantaba con él. –Toda la vida me has dicho que con todas menos con esa zorra ¿Ahora por qué quieres que me la coja? Yo te conozco desde hace años y hace unos meses has estado muy rara.

-Si quiero que te la cojas, y después la voy a matar. Así te quitas la tentación y yo consigo mi venganza.

-Siempre le he tenido ganas a la santita esa. ¿Pero cómo le vas a hacer para traérmela? –me dijo mientras salíamos del edificio abandonado donde pasamos la noche.

-No sé bien todavía pero algo se me va a ocurrir, mientras vamos a ver al Cholo, me dijo que quería que lleváramos algo a Manhattan.

Horas después acabamos el encargo, era solo entregar una droga a un niño rico. Dejamos el lugar y nos dirigimos hacia una lavandería quería algo de ropa y en las lavanderías es fácil robar ropa bonita y limpia. Fue entonces cuando la vi caminando con unas chicas, una alta y rubia y la otra chaparra y de cabello oscuro.

-James vete adelantando –le dije –yo voy a conseguir ropa limpia.

Me escondí detrás de una lavadora.

-¿Señora nos permite poner un anuncio? –le dijo la chaparra.

-Claro ¿de qué es? –le preguntó la señora de la lavandería.

-Buscamos compañera de piso –dijo señalando a Bella y a ella.

-Suerte chicas –les dijo la señora y salieron.

Bella se veía tan feliz, tan bonita no como yo que estaba acabada.

Como podía ella ser feliz, que derecho tenía, ella era solo una criada que hubiera muerto de no ser por mi madre. Era una maldita malagradecida, ahí iba con sus amigas, viviendo la vida que debió de ser mía.

Decidí seguirla, seguía viviendo donde vivíamos antes, casi estaba segura que tendría la llave en el mismo lugar de siempre.

Era algo tarde, si entraba ahora era probable que no resultara como quería, mañana sería. Me di la media vuelta y regresé al hotel donde vivíamos.

-James –grité – ¡maldito! –al ver el lugar donde poníamos la droga, la cual él se la había llevado, pero yo tenía el dinero. Salí a buscar heroína que era la droga que actualmente estaba usando.

Cuando regresé al hotel ahí estaba ya James.

-Princesa ¿Por qué te tardaste tanto? –me dijo mientras me besaba, más bien me palpaba para ver si traía algo.

-James no seas idiota claro que traigo, deja de manosearme solo buscando droga.- Le dije antes de apartarlo un poco.

Nos inyectamos y comencé a hacer el amor con James, todo estaba saliendo mejor que siempre, hasta que el idiota acabó y me dijo Bella. Cuanto la odiaba.

Al otro día llegue a mi antiguo departamento, esperé pacientemente a que la zorra saliera a estudiar al. Saqué la llave de debajo de la maceta, entre al departamento. Estaba prácticamente igual, ella no había cambiando mucho. Era la misma sala vieja pero ahora tenía cojines de muchos colores y tenía un montón de fotos en una pared, con gente que no conocía, con la rubia y la chaparra que iban con ella ayer. Con una pareja, con gente que al parecer la amaba. Caminé un poco viendo otras fotografías y una en especial me llamó la atención, era de ella con un tipo moreno besándose, se veían enamorados, había varias de ellos dos juntos ¿Por qué ella tenía derecho a tener un novio que la amara?

Te juro Isabella que me vas a devolver todas y cada una de las cosas que me robaste. Me robaste a mi padre, a mi madre, mi dinero, mi vida, todo esto debió ser mío, juro que lo pagaras. Dios como la odiaba, ella tenía una vida, tenía mi vida, yo debí ir a la universidad y tener un novio que me amara. ¡Pero si yo no soy feliz menos tú, maldita! –gritaba en mi mente.

Pero te voy a matar y entonces voy a volver a ser feliz. Cuando te mueras, voy a recuperar la felicidad que me robaste. Voy a poder ser feliz.

Noté que tenía sobre la mesa más volantes donde querían una compañera de cuarto. Me dio una idea, no solo le daría a James Isabella, le enseñaría como destruiría a su amiga, a la enana que vivía con ella. Destruiría su mundito.

Pediría una cita con ella y cuando menos lo esperara la iba a matar.

Tomé un volante y salí. Esperé unas horas y entonces la llamé.

-Hablo por lo de la compañera de piso –traté de fingir la voz.

- Si, dime.

- Me llamo... Adriana, estoy estudiando… – ¿Qué más le decía? -¿Qué estás pidiendo?

- Hola Adriana, mira es un departamento mediano… bla bla bla bla bla –no entendí nada de lo que me decía –de repente se calló -¿Por qué no vienes hoy o mañana viernes por la tarde y platicamos mejor?

- Mañana como después de las 7 ¿te parece bien? –me daría tiempo de arreglar varios detalles.

- Si claro así estamos las 2 y podemos platicar a gusto. ¿Tienes la dirección?

- Es la que está en el anuncio, supongo

- Claro es esa, entonces nos vemos mañana a las 7, hasta luego Adriana

- Nos vemos pronto Bella.

Colgué y comencé a caminar desesperada, necesitaba encontrar al Cholo, era un mexicano que nos daba trabajo y también nos vendía droga.

Hola Cholo –le dije mientras lo veía lo más seductoramente posible.

-Hay morra, deja tus pendejadas pa' alguien a quien le intereses, ¿qué diablos quieres? –me dijo haciéndome a un lado.

-Ay Cholito, yo que quería ser amable contigo y pedirte un favor.

-¿Qué chingados quieres morra? hoy no estoy de humor.

-Necesito una pistola y algo de heroína, pero solo tengo esto le dije mientras le enseñaba unos billetes eran como cien dólares.

-Vieja pendeja, la pura pistola te sale en doscientos cincuenta y tu quieres todo por ochenta.

-Puedo hacerte una mamada espectacular –le dije.

-Te daría cincuenta por la mamada, te faltan ciento veinte –me dijo burlándose.

Necesitaba cuando menos tres mamadas más para lograrlo. Dos de sus chicos me dijeron que ellos pagaban por eso. Junté el maldito dinero ahora tenía lo que necesitaba.

Llegué al hotel horas más tarde y ahí estaba el estúpido de James esperando.

-¿Dónde putas estabas?

-Haciendo negocios, ya pagué la semana y tengo algo de comida y sobre todo tengo nuestro cielo –le dije enseñándole la bolsita con la heroína.

Intento arrebatármela –no tú te acabas todo de un jalón y esto nos tiene que durar –le dije y luego agarré su cara con mis manos, que eran como unas garras muy delgadas –mañana te tengo el regalito listo.

-¿Qué? Eres rápida zorrita, solo por eso te voy a follar hasta que pidas clemencia.

-No James hoy vamos a descansar la que quiero que ruegue piedad es otra, así que te necesito descansado. Y alerta, no quiero errores ¿me entiendes? –extendí mi brazo y le di una cantidad pequeña de heroína que en segundos ya estaba en un jeringa a punto de entrar en su sistema.

-Vamos a dormir que mañana nos espera un gran día. Me tomé una pastilla que un tipo me había regalado y en minutos estaba plácidamente dormida.

A la mañana siguiente me desperté, ¿dónde estaba? ¿Cuánto me metí anoche? ¿por qué hago esto?¿dónde diablos estaba James?

Y entonces recordé, hoy era el día en que mi suerte cambiaría, que mi vida regresaría a mí. Ese día Isabella moriría y ella volvería a ser lo que era antes de que su padre la dejara a cargo de mi madre, nada.

James no estaba a mi lado, ¿dónde diablos estaba? ¿La heroína? Rebusqué en mis senos, ahí estaba.

Empecé a desesperarme, pasaron unos minutos cuando escuché a mi abuela llamándome.

¡Victoria! ¡Victoria!

¿Abuela? –creo que me volví loca, pensé.

-¡Pecas! ¡Pecas!

La droga me había vuelto loca, estaba escuchando a mi papá.

Una risa, ¡maldición! ahora escuchaba una risa era como la risa de Bella, era la risa de Bella se estaba burlando de mí.

Empecé a marearme.

-Victoria, eres una maldita fracasada incapaz de sobresalir en nada –juro que casi sentí la mano de mi abuela sobre mi brazo apretándolo.

-Pecas deja de llorar, odio a las niñas lloronas –eso fue lo último que me dijo mi padre.

Y la desquiciante risa de Bella.

.

En serio estaba volviéndome loca, veía todo negro y solo escuchaba a mi abuela a papá y la maldita risa de Bella. El dolor me comía, quería a mi mamá, quería que me acariciara el pelo como cuando era pequeña. Me dolía, todo me dolía.

¿Qué me estaba pasando? ¿Por qué hoy? Maldición tenía que calmarme y alejar esas malditas voces de mi cabeza.

Traté de concentrarme en como haría sufrir a Bella y poco a poco fui bajando el volumen de las voces.

La puerta del cuarto se abrió, era James traía el desayuno.

-Princesa ¿Qué haces en el suelo? ¿Se te acabó la cama?

Fue cuando reparé en como estaba. Yacía en el suelo en posición fetal.

-No, estaba haciendo yoga –le dije en tono de sorna. – ¿qué trajiste de desayunar?

-Unas donas y un café y un poco de diversión –me dijo mientras me enseñaba la heroína.

-¿De dónde sacaste el dinero? –le pregunté en los últimos tiempos yo me encargaba de cuidarlo.

-Ayer hice unos encargos y me pagaron bien.

-Por eso te amo, porque eres todo lo que necesito para ser feliz.

-Victoria me encantas –me dijo antes de alzar mi playera y besarme un seno. Me encanta tu senos, tu maldito coño mojado –dijo antes de apretarlo con su mano.

-¿Y quién te excita más yo o la maldita frígida de Isabella? –le pregunté.

-Vas a empezar con eso –me dijo antes de soltarme.

-A mí, me prefiere a mí –escuché la voz de Isabella.

-Claro que a ella hasta tu madre la prefirió a ella –la voz de mi abuela.

James –miré el reloj –son casi las dos de la tarde desayunemos.

-A las siete tenemos que estar donde Isabella, no quiero estar mal, así que desayunaremos esto y luego iremos al restaurante mexicano que está cerca de aquí.

-Me encanta cuando te pones seria, me pones más cachondo –me dijo James poniéndome las manos en la cintura y juntando sus caderas y las mías.

-James necesito que estés a cien esta noche, tal vez no solo tengas a Bella también podrías cogerte a su amiga. –le dije mientras tocaba su pecho.

-La chaparra no está mal, lo pensaré –me dijo.

-No vas a pensarte nada, lo vas a hacer, vas a hacer lo que te ordeno –le dije mientras lo tomaba de la chamarra de mezclilla. –esta noche vas a tener sexo quiero que la hagas tuya de cualquier manera que se te antoje.

Como a las cuatro salimos del hotel, le dije que íbamos por algo de heroína. Pero quería que me enseñara a usar la pistola.

-James ¿sabes usar una pistola? –le pregunté.

-Claro princesa ¿por qué? –me dijo.

-Nada es solo que necesito que me enseñes a usarla - le dije mientras abría la bolsa y le enseñaba la pistola.

-¿Desde cuándo tienes una 9mm? –me preguntó James algo asustado.

-Desde ayer, hice un negocio con el Cholo, solo tengo las balas que trae puestas creo que son doce o quince algo así me dijo, son más que suficientes para acabar con Isabella y su amiguita.

-En serio vas a matarla ¿no? –yo asentí –a veces creo que estás loca, pensé que solo eran celos los que tenías contra ella. Pero hay algo más –me dijo en modo de afirmación -¿qué es lo que te hizo para que la odies tanto?

-Ella me robó mi vida, me quitó la felicidad, la oportunidad de estudiar, el cariño de mi madre y me quitó a mi papá –le dije muy tranquila –así que cuando la mate todo regresara a su normalidad y yo seré feliz, tú y yo seremos felices.

James me miró como si estuviera loca.

-Victoria creo que ya te afectó tanta heroína, como va alguien a robarte la felicidad, está mal pero de todos modos voy a ayudarte, además de que siempre le he tenido ganas a esa zorra con su cara de no rompo un plato pero se ve que es ardiente.

Maldito James la deseaba yo lo sabía, siempre la había deseado.

-¿Vas a enseñarme o no? - Le dije molesta.

-Claro pero tenemos que buscar un lugar, donde no se escuchen tanto el ruido –me dijo mientras fruncía la boca en señal de que estaba pensando.

-No voy a desperdiciar ni una sola bala, solo dime lo básico por así decirlo enséñame sin disparar.

Después de una pequeña clase me enseñó lo básico, parecía receloso.

Eran casi las cinco cuando le dije a James:

–Vamos a comer tengo hambre.

Hace mucho que no tenía hambre comía porque sabía que si no me moriría, pero hoy tenía hambre y mucha.

Llegamos al restaurante mexicano, me gustaba el lugar, nunca nos decían nada, si teníamos con que pagar, no importaba lo mal que estuviéramos éramos parte de la clientela habitual, era un lugar para hacer negocios y comer.

Pedí unas enchiladas, a Bella le encantaba hacer enchiladas, siempre que podía me hacia enchiladas como le enseñó la cocinera de la casa, esas no estaban picosas como estas, ni modo nunca más volvería a tener esas enchiladas.

-¿Cómo te gusta esa comida? son tortillas remojadas en chile –me dijo James.

-Digamos que tengo mi última con Bella y la comida. Digamos que las enchiladas y Bella están unidas, así que hoy es el último día de Bella y el último de enchiladas.

-Victoria cuando te pones así me das miedo. –me dijo.

-Pues deberías temerme, porque te amo pero me estoy cansando de que me engañes con otras –le dije muy seria aunque no podría soportar estar lejos de él.

Vi la hora en el reloj del restaurant, maldición eran las casi la siete.

-Vámonos James, es hora –le dije mientras dejaba un billete en la mesa para irnos.

-¿Está segura Victoria? después no quiero que me salgan con reproches porque me cogí a Bella.

-No te las vas a coger las vas a violar que es diferente y camina que quedamos de vernos a las siete y prácticamente son las siete.

Llegamos al departamento y toque.

Escuché como preguntaba -¿Adriana?- Y luego un golpe.

-Si soy yo –le dije, enseguida abrió la puerta distraída, venia sobándose un pie. Entonces alzo la vista y me vio, en sus ojos había miedo, alegría y dolor.

-¿Victoria? ¿Qué haces aquí? -me preguntó. Era ahora o nunca, la aventé y pensé -Ahora si perra que empiece la función.

Ella intentó pararse pero verla ahí tan indefensa me hizo querer lastimarla, le di una patada en la cara y le grité:

- ¡Quédate dónde estás perra! Ella se congeló saqué de mi bolsa cinta gris de la que utilizábamos para hacer los paquetes era muy fuerte nunca se zafaría. Le amarré los pies, las manos y le tapé la boca.

-¿Dónde está la enana con la que vives? –le preguntó James

Movió la cabeza, entonces James se acercó y le arranco de un tirón la cinta de la boca, cuando gritó, le dio un golpe en la mejilla. Dejándole la boca llena de sangre.

-¡Que te calles! ¿Dónde está la otra? -le volvió a preguntar.

-No está, ella salió con su novio y no deben de tardar en llegar –dijo pero yo sabía que mentía.

-Pues mejor alguien más a quien joder -dije apuntándole con la pistola.

- Victoria ¿Qué te pasa? Somos amigas o eso…creí que éramos. –me dijo la muy estúpida.

Me reí de ella en verdad ella me consideraba su amiga pobre idiota, ella nunca fue mi amiga siempre fue una maldita ladrona.

–Amigas, ¡amigas! me corriste de tu departamento, me dejaste sin dinero sin nada- le dije mientras le daba una patada en las costillas y un golpe con la pistola. -Tú no eres mi amiga, te odio tienes todo lo que debía ser mío, creíste que serías feliz mientras yo me hundía en la mierda, no, no, no. Tú te vas conmigo a la mierda… –le estaba diciendo cuando sonó su teléfono… lo tomé y contesté, apenas iba a decir bueno cuando escuché:

-Princesa, no te enojes surgió otra complicación pero te juro que mañana no te dejo salir de la cama –que le contestaba- mmm … –¿estás enojada? –aja- le contesté –no te enojes bebé sabes en cuanto termine te vuelvo a llamar te amo -Adiós- le conteste.

-Era tú novio que no viene hasta mañana, Bellita no sabía que tenias novio y dime ¿por fin dejaste de ser virgen? –yo ya había escuchado al novio parecía que de verdad la quería no como el idiota de James –lastima James te prometí una virgen pero resulta que ya te ganaron –nunca imaginé la reacción de James, se volteo, me vio y me pegó, me había pegado solo porque ella ya no era virgen... pero ella lo pagaría, me le fui a golpes.

-Entonces princesa Bellita –le dijo James- ya que no eres virgen al menos espero que no seas frígida –Bella iba a gritar cuando James la amenazó.

¿Qué diablos le pasaba a James? ¿Por qué estaba tan enojado?

-No grites perra que te irá peor –le tapó la boca con la cinta gris, se acerco a mí y sacó la heroína de la bolsa, comenzó a prepararla. En lo que James estaba entretenido tenía que hacer que las cosas fueran más rápidas, si la enana volvía con el novio nos daría más problemas.

Caminé hacia Bella, le rompí la blusa para no tener que desamárrale las manos, el pantalón era otra cosa de todos modos James tenía que abrirle las piernas; le corté la cinta y le quité los jeans. Maldita Bella, tenía un cuerpo muy bonito y con esa ropa interior parecía inocente, maldita y mil veces maldita. Le volví a amarrar las piernas.

-Bellita que horrible ropa interior, ni siquiera es encaje y así tienes novio –le dije mientras me acercaba a donde estaba James que ya tenía puesto el torniquete y se estaba inyectando. Le extendí el brazo y también me inyecto. Ella nos estaba mirando.

-¿Quieres Bellita? –le invitó James

Ella movió su cabeza negativamente.

- ¿Qué es demasiado para la niña buena de Forks? – Dijo James mientras caminaba hacia ella -Mira que la Bellita tiene lo suyo, sus tetas están más bonitas que las tuyas Victoria –me dijo el muy imbécil, hubo un tiempo que solo yo era la más hermosa para él. ¿Qué le veía a ella?

Le arrancó de un jalón el brassier y de otro las bragas, James sacó un navaja del pantalón y cortó la cinta que amarraba sus pies, le separó las piernas y la penetró ella abrió los ojos e intentó gritar pero no pudo, era como si ya no estuviera aquí, yo quería escucharla gritar escucharla suplicar, una risa salía de algún lado. Solo vi que James se le acerco después de patearla y le gritó.

-Maldita perra ni siquiera estabas húmeda.

James no dejaba de verla. Se olía las manos y decía algo de su sabor y de su olor, maldición ¿Qué había hecho?

No me arrepentía de lastimar a Bella ¿pero si James me dejaba por ella ahora que él la había probado? No él no podía hacerlo, entonces volví a escuchar a mi abuela:

-Estúpida eres tan poca cosa como tu madre, lo más seguro es que te deje por esa. Ahora que probó a Bella te va a dejar.

No James no podía dejarme, él no podía yo le di todo, yo era virgen, le di mi vida... Cuando reaccioné él estaba otra vez encima de ella. No otra vez no él tenía que hacerme el amor a mí para que se le olvidara ella.

Cuando James se acercó a mí le dije:

-Cógeme frente de la perra y te doy toda la heroína que traigo - El me penetró de un golpe y comenzó a embestirme, pero ese ya no era mi James, me olió.

-Tú no hueles como ella, no te sientes como Bella, ya no me gusta tener sexo contigo quiero quedármela- Me dijo después de quitarme la bolsa con heroína, yo estaba en shock, cuando la tuvo preparada le pedí que me inyectara, de mala manera pero lo hizo. James se quedó dormido.

Cerré los ojos un momento cuando los abrí vi a mi abuela parada frente a mí.

-Mátala ahora no se la dejes una vez más... ella te quitó a tu papá, te quitó a tu mamá y hasta mi me caía mejor que tú... Si no te deshaces de ella James va a dejarte por ella, tú lo sentiste cuando te cogió ya no te hizo el amor, ya te quitó a James... debiste matarla antes ahora ya perdiste a James.

No, a James no, era todo lo que me quedaba, si perdía a James perdía lo único que amaba, por favor a James no, Isabella tenía que morir ahora.

Me paré y caminé hacia ella, ahí estaba con la mirada pérdida con sus ojos grandotes y el pelo revuelto como cuando la conocí, pero ya no era una niña ahora era mi desgracia... más bien ella siempre lo fue. La moví con el pie y le dije:

- Vas a hincarte y a rezar por tu vida, porque hoy se acaba, mi madre te quiso más que a mí, James siempre te deseo y tú nunca vas a ser feliz –no ella no tenía derecho a ser feliz, ella me robó mi felicidad, mi vida y el amor de mi existencia. Estaba pensando cuando sentí un empujón, la maldita se había parado y me había empujado, mi cabeza se golpeó con una silla. Maldición eso dolía y eso me lo va a pagar. Estaba intentando levantarme cuando vi que llegaba a la puerta pero James ya estaba junto a ella, la jaló de los cabellos y la tiró adentro.

James me apuntó con la pistola. No él no podría lastimarme, él me amaba.

-¿Qué te pasa? ¡idiota! ¿Por qué me apuntas a mí? Es a ella a la que hay que matar - Le dije.

-Te equivocas Victoria voy a matarlas a las dos, ya me tienes harto con tus quejas y además a Bellita todavía me falta por disfrutarla –me dijo muy seguro.

Entonces James me vio, sonrió y me disparó.

Todo a mí alrededor se volvió difuso. La oscuridad por fin me alcazaba.

James PVO

Dos días antes.

Victoria tenía días hartándome, ya no la soportaba desde que salimos del departamento de Bella hace ya más de un año siempre estaba diciendo que si ella era la culpable, que si le robó la felicidad, si no fuera porque gracias a ella conseguía dinero y droga fácil hace mucho la habría dejado.

Esta noche un tipo me pagó cincuenta dólares por cogerse a Victoria. Ya no me importaba quien o cuantos se la cogieran, yo tenía un nuevo objetivo días atrás, había encontrado a Bella mientras dejaba un pedido a un tipo cerca de unas oficinas, ella estaba hermosa era como si alguien la hubiera mejorado, Victoria ya solo era un sombra de lo que fue, en cambio Bella había mejorado, me gustaba espiarla, verla de lejos; yo tenía un negocio con un irlandés, que era un primo o algo así, si salía bien dejaría a Victoria para siempre y me llevaría a Bella conmigo, a empezar una vida nueva lejos de ella.

Estaba soñando con Bella como todas las noches, cuando sentí que me movieron.

-James, James –escuche a la loca de Victoria.

-Déjame dormir perra –le dije.

-Yo quería hacerte un regalito. Me dijo con la voz de gatito que hacía ¿pero qué regalo? ¿Qué habría conseguido meta o más heroína?

-¿Qué regalo? –le dije enderezándome.

-¿Qué te parece la perra de Bella para que te la cojas? –me dijo. ¿Qué a Bella? No pude evitar reírme mientras le decía:

-Tú quieres que me coja a la zorra esa –le agarré la cara y me levanté con ella. –Toda la vida me has dicho que con todas menos con esa zorra, ahora ¿por qué quieres que me la coja? Yo te conozco desde hace años y hace meses has estado muy rara. –Yo sabía que últimamente Victoria estaba más loca que de costumbre. Aquí había gato encerrado, algo no me gustaba.

-Si quiero que te la cojas y después la voy a matar. Así te quitas la tentación y yo consigo mi venganza. –me dijo, si quería seguir con mi plan tenía que seguirle la corriente.

-Siempre le he tenido ganas a la santita esa ¿Pero cómo le vas a hacer para traérmela? –le dije mientras salíamos.

-No sé bien todavía pero algo se me va a ocurrir, mientras vamos a ver al Cholo, quería que lleváramos algo a Manhattan. –me dijo el Cholo era un mexicano con el que Victoria y yo hacíamos negocios, pero no me gustaba hacer negocios con él porque siempre negociaba Victoria y se quedaba con el dinero y la droga. La muy perra ya no me soltaba tan fácil ni el dinero ni la droga. Y eso me estaba cansando estoy seguro que con Bella todo sería diferente.

Después de entregar la mercancía, Victoria venía diciendo algo de ropa limpia, yo no le puse atención.

-James vete adelantando –me dijo –yo voy a conseguir ropa limpia.

Le encantaba robar ropa de las lavanderías, mejor me libraba de ella y podía ir a checar el negocio.

Llegué al bar donde estaba Thomas, él era hijo de un pariente mío por casualidad lo conocí, él quería ir a un lugar que estaba cerca de Nuevo México y ahí tenía un conocido que le ayudaría a montar un club, este sería un punto de paso de drogas y personas de México hacía acá. Si todo salía bien entre él y yo lo manejaríamos ya que tenía que estar abierto las 24 horas.

Me dijo que no podía confiar en mí si no dejaba de meterme tanta droga, eso me hacía confiable, le prometí que cuando tuviera el negocio hecho dejaría la droga, antes no.

Él me dijo que solo le faltaba confirmar con un narco mexicano que era el protegido, así que no tendríamos problemas ni con la DEA ni con la policía mexicana.

El plan me gustaba, nos quedamos de ver al otro día y me fui al hotel donde vivíamos. Me bañé tome la droga que había y salí a ver a Bella, me gustaba verla cuando salía del trabajo.

Ese día no salió de la oficina, maldición. Regresé algo triste al hotel y encontré que Victoria no estaba... tal vez ella tenía que ver con que Bella no estuviera en el trabajo, vi mi celular, tenía una llamada de Thomas y un mensaje decía que en dos días estaríamos partiendo para un pueblo llamado Las Cruces en Nuevo México, además me advertía que no quería a la zorra con la que andaba.

Claro que ella no entraba en mis planes.

Cuando regresó Victoria traté de recibirla de la mejor manera, quería droga y no quería que sospechara que la iba a dejar.

-¿Princesa por qué te tardaste tanto? –le dije mientras la besaba, y le revisaba donde traía la droga.

-James no seas idiota claro que traigo, deja de manosearme solo buscando droga -Me dije antes de apartarme un poco.

Nos inyectamos tuve sexo con ella aunque estaba pensando en Bella y en que no la había visto hoy.

Al otro día Victoria se fue algo temprano, yo regresé al bar a buscar a Thomas, nos pusimos de acuerdo a qué hora nos iríamos y me volvió a amenazar que si seguía consumiendo buscaría a otro con quien hacer negocios, le hice saber que al otro día a las 11 de la noche se acabaría mi consumo. Era el día y la hora en que nos iríamos.

Cuando llegué al hotel, eché las cosas que me iba a llevar en una maleta pequeña, no había mucho, salí del hotel y dejé la maleta en la casa de mi primo solo faltaría Bella para poder irme, pensaba en cómo deshacerme de Victoria, tal vez si la dejaba y luego volvía por Bella sería mejor. En eso estaba cuando llego.

-¿Dónde putas estabas? Le pregunté.

-Haciendo negocios, ya pagué la semana y tengo algo de comida y sobre todo tengo nuestro cielo –me dijo moviendo una bolsita con heroína.

Intenté arrebatársela, pero fue más rápida que yo.

-No tú te acabas todo de un jalón y esto nos tiene que durar –me dijo para después agarrarme la cara con sus asquerosas manos –mañana te tengo el regalito listo.

-¿Qué? –ya había hecho algo la conocía tal vez si pudiera deshacerme de una y conseguir a la otra -Eres rápida zorrita, solo por eso te voy a follar hasta que pidas clemencia. –le dije, sería su despedida.

-No James, hoy vamos a descansar la que quiero que ruegue piedad e otra, así que te necesito descansado y alerta, no quiero errores ¿me entiendes? –me dijo la muy estúpida. Y me dio una bolsa más pequeña con un poco de heroína –maldición - me metí la droga y me dormí.

Salí temprano necesitaba hablar con mi primo, sobre llevarme a Isabella. Él dijo que no era posible que la llevara conmigo, era demasiado arriesgado, sobre todo porque hasta que no vieran que éramos totalmente confiables no nos soltarían el negocio en su totalidad. Que no me preocupara, que me iban a sobrar mujeres cuando me vieran con dinero. Me convencí de que eso era cierto, así que me dedicaría a disfrutar esa noche a Isabella y si Victoria la mataba pues ni modo ya encontraría a otra. Me despedí y me fui al hotel no quería que Victoria sospechara.

Mi primo me había dado algo de dinero para los gastos que tuviera, así que compré unas donas y unos cafés para tener una coartada con Victoria.

Cuando entré estaba tirada en el piso y tenía una cara de loca que no podía con ella.

-¿Princesa qué haces en el suelo? ¿Se te acabo la cama? –le dije burlándome de ella.

-No estaba haciendo yoga –me contestó burlándose – ¿qué trajiste de desayunar?

-Unas donas y un café y un poco de diversión –le contesté mientras le enseñaba la heroína.

-¿De dónde sacaste el dinero? –me preguntó.

-Ayer hice unos encargos y me pagaron bien. –le inventé

-Por eso te amo, porque eres todo lo que necesito para ser feliz. –me dijo.

-Victoria me encantas –le dije antes de alzarle la playera y besarle un seno. No quería que sospechara que esa noche la iba a dejar. -Me encanta tu senos, tu maldito coño mojado –le dije mientras le apretaba el coño con mi mano.

-¿Y quién te excita más yo o la maldita frígida de Isabella? –me preguntó.

-Vas a empezar con eso –ella no quería escuchar la verdad, hace mucho que ella ya no me excitaba nada y la solté.

Ella volvió a poner su cara de loca y luego dijo:

-James, son casi las dos de la tarde desayunemos. A las siete tenemos que estar donde Isabella. No quiero estar mal, desayunaremos esto y luego iremos al restaurante mexicano que está cerca de aquí. –ella no comía en el restaurante a menos de que hiciera un negocio o celebrara algo.

-Me encanta cuando te pones seria, me pones más cachondo –le dije James poniéndole las manos en la cintura y juntando nuestras caderas.

-James necesito que estés a cien esta noche, tal vez no solo tengas a Bella también podrías cogerte a su amiga. –me dijo mientras me tocaba.

-La chaparra no está mal, lo pensaré –le dije, la maldita duende me daba algo de miedo la había visto con Bella y era de temer.

-No vas a pensarte nada, lo vas a hacer, vas a hacer lo que te ordeno –me dijo mientras me jalaba de la chamarra. –Esta noche vas a tener sexo quiero que la hagas tuya de cualquier manera que se te antoje.

Salimos del hotel íbamos por droga o eso creía yo.

-James ¿sabes usar una pistola? –me preguntó.

-Claro princesa ¿por qué? – ¿para qué quería saber?

-Nada es solo que necesito que me enseñes a usarla -me dijo mientras sacaba una de su bolsa. Era una 9mm automática.

-¿Desde cuándo tienes una 9mm? –le pregunté, esto me estaba dando miedo, Victoria y un arma no me parecían una buena combinación

-Desde ayer hice un negocio con el cholo, solo tengo las balas que trae puestas creo que son doce o quince algo así me dijo, creo que son más que suficientes para acabar con Isabella y su amiguita.- me dijo decidida.

-En serio vas a matarla ¿no? – Pregunté y ella asintió –a veces creo que estás loca, pensé que solo eran celos los que tenías contra ella. Pero hay algo más ¿qué es lo que te hizo para que la odies tanto? – últimamente Victoria se comportaba como loca.

-Ella me robo mi vida, me quitó la felicidad, la oportunidad de estudiar, el cariño de mi madre y me quitó a mi papá, así que cuando la mate todo regresara a su normalidad, y yo seré feliz, tú y yo seremos felices. –si definitivamente estaba muy pero muy loca.

-Victoria creo que ya te afecto tanta heroína, como va alguien a robarte la felicidad, estás mal pero de todos modos voy a ayudarte, además de que siempre le he tenido ganas a esa zorra con su cara de no rompo un plato pero se ve que es ardiente. –le dije, sin decirle que después la dejaría para siempre.

-¿Vas a enseñarme o no? - Me dijo molesta.

-Claro pero tenemos que buscar un lugar, donde no se escuche tanto el ruido –le dije mientras pensaba en ponerle el seguro sin que ella se diera cuenta no quería que me soltara un plomazo a mí.

-No voy a desperdiciar ni una sola bala, solo dime lo básico por así decirlo enséñame sin disparar. –perfecto le enseñaría lo básico.

Teníamos un rato practicando cuando me dijo:

–Vamos a comer tengo hambre.

Llegamos al restaurante mexicano yo pedí una carne y ella como siempre pidió enchiladas

-¿Cómo te gusta esa comida? son tortillas remojadas en chile –le dije cuando nos llevaron la comida.

-Digamos que tengo mi última con Bella y la comida. Digamos que las enchiladas y Bella están unidas, así que hoy es el último día de Bella y el último de enchiladas.

-Victoria cuando te pones así me das miedo. –y en serio me estaba asustando su mirada se veía pérdida.

-Pues deberías temerme, porque te amo pero me estoy cansando de que me engañes con otras –me dijo muy seria, definitivamente estaba pensando en que dejar a Victoria e irme lejos sería lo mejor de mi vida.

De repente dijo:

-Vámonos James, es hora

-¿Estás segura Victoria? después no quiero que me salgas con reproches porque me cogí a Bella. –le dije aguantándome la risa, ya no escucharía sus reproches pero no quería que sospechara.

-No te las vas a coger, las vas a violar que es diferente y camina que quedamos de vernos a las siete y prácticamente son las siete. –me dijo muy sería.

En el camino fui pensando como dejarla sin que me disparara, lo mejor era tratar de quitarle la pistola e irme. Cuando llegamos al departamento tocó.

Alguien preguntó por una tal Adriana y luego se escuchó un golpe.

-Si soy yo –dijo fingiendo la voz, prácticamente enseguida se abrió la puerta era Bella sobándose un pie. Victoria entro y la aventó.

Bella estaba aterrada, la pateó en la cara, le dio duro, sacó cinta gris y la amarró.

No podía dejar nada suelto, no podía dejar que me atraparan ¿dónde estaba la amiga? -¿Dónde está la enana con la que vives? –le pregunté.

Movió la cabeza, maldición no entendí si dijo que no estaba o estaba en la recamara.

-¡Que te calles! ¿Dónde está la otra? -le pregunté otra vez arrancando la cinta de su boca y lanzándole un golpe directo a su mejilla, me quedé pensando en que se sentiría besar su boca llena de sangre.

-No está, ella salió con su novio y no deben de tardar en llegar –me dijo pero se notaba que estaba mintiendo.

Dejé que Victoria y ella hablaran unas cosas cuando sonó su celular, eso no me gustaba pero Victoria se encargó de solucionarlo.

-Era tú novio que no viene hasta mañana, Bellita no sabía que tenías novio y dime ¿por fin dejaste de ser virgen? –le dijo Victoria, maldito perro ese que andaba con ella. –lastima James te prometí una virgen pero resulta que ya te ganaron –maldición yo quería ser el primero, eso me hizo enojar y le pegué a Victoria, si me hubiera dejado la otra vez yo hubiera sido el primero. Ella se fue a golpes contra Bella.

-Entonces princesa Bellita, ya que no eres virgen al menos espero que no seas frígida –Bella iba a gritar y la amenacé -No grites perra que te irá peor –le tapé la boca con la cinta gris, me acerqué a Victoria y saqué la bolsa de la heroína, necesitaba calmarme un poco. En lo que hacía eso Victoria la desnudó, se burló por algo de ella, yo seguí concentrado en derretir la heroína, me la inyecté, solo un poco y le di una dosis mayor a Victoria, no quería que mi primo me regañara por llegar drogado. Bella estaba muy atenta.

-¿Quieres Bellita? –le ofrecí.

Ella movió su cabeza negativamente.

- ¿Qué es demasiado para la niña buena de Forks? –le dije mientras caminaba hacia ella y la veía, ¡Dios! se veía tan inocente, tan sabrosa, quería probarla. -Mira que la Bellita tiene lo suyo, sus tetas están más bonitas que las tuyas Victoria –le dije a Victoria sabiendo que eso la mataría. No podía aguantarme más le arranque el brassier y las bragas de un jalón, maldición tenía las piernas amarradas como diablos le sacó el pantalón Victoria. Saqué la navaja y corté las amarras de los pies.

Ni siquiera estaba húmeda cuando la penetré de golpe, pero eso me excitó más ¡Maldición acabaría rápido! Y si acabe demasiado rápido.

-Maldita perra ni siquiera estabas húmeda. –le dije después de patearla, quería que ella se mojara conmigo.

Olía tan bien y sabia tan bien que quería tenerla de nuevo, mi erección se hizo enorme solo de recordar sus tetas. Me acerque y la penetré otra vez esta vez se sentía más húmeda por mi semen que se había derramado en su delicioso coño, me imaginé que ella se mojaba para mí. ¡Oh Dios era tan estrecha! olía tan bien, saborear su piel sería adictivo.

No me conformaría con esto tendría que tenerla después.

Fui hacia el sillón y Victoria me dijo que la cogiera, le daría su despedida pero no olía como ella, no se sentía como mi Bella.

-No hueles como ella –le dije -No te sientes como Bella ya no me gusta tener sexo contigo y voy a quedármela.

Ella puso su cara de loca, preparé más heroína, tal vez si la mataba de un pasón, nadie sospecharía de mí de momento. Hice como que me inyectaba y le puse todo a Victoria. El sueño me fue venciendo, solo descansaría un poco antes de volver a inyectar a Victoria y llevarme a Bella.

Escuché cuando Victoria se paró y sacó la pistola, idiota, tenía el seguro puesto cuando le intentara disparar me iría tras ella y le quitaría la pistola. Pero la perra de Bella la tiró y Victoria se quedó tirada, tomé la pistola y me acerqué a Bella estaba desnuda y había abierto la puerta, la tomé del cabello y la aventé dentro del departamento.

Era ahora o nunca le dispararía a Victoria, haría a Bella otra vez mía, la mataría no podía llevármela sería un estorbo y me largaría de ahí, lástima Bella. Le apunté con la pistola a Victoria.

-¿Qué te pasa?, ¡idiota! ¿Por qué me apuntas a mí? Es a ella a la que hay que matar- Me dijo.

-Te equivocas Victoria voy a matarlas a las dos, ya me tienes harto con tus quejas y además a Bellita todavía me falta por disfrutarla –cuando menos una vez más. Le disparé a Victoria.

Sería la última vez que me enterraría en el apretado coño de Bella, pero sería mejor para que no se olvidara nunca de mí. Le corté la cinta de las manos y le grité:

-Ahora perra tócame –ella estaba temblando y llorando, odiaba que lloraran las mujeres y no me estaba tocando – ¡Que me toques! – Ella comenzó a tocarme el pecho, si será estúpida, le pegué con la pistola. – Ahí no estúpida toca mi polla- le dije mientras abría el cierre comenzó a tocarme, pero más bien temblaba, eso me estaba excitando, cuando terminé todo mi semen quedó embarrado en ella en un rato la volvería a tener y me largaría, me senté en el sillón cerré los ojos y comencé a imaginar mi nueva vida. Abrí un poco los ojos estaba hecha bolita en un rincón de la sala. Iba a hacerla mía otra vez cuando escuché las sirenas, maldición alguien llamó a la policía. Me levanté apresurado, la vi y le dije:

-Te salvaste de esta perrita pero voy a regresar por ti. Y cuando regresé nadie te va a salvar- regresaría por ella, claro que lo haría ahora tenía que irme de ahí.

No había llegaba a la siguiente esquina cuando vi las patrullas, tenía que ser más rápido. Corrí cuando creí que era seguro y me dirigí a casa de mi primo para irme a Las Cruces Nuevo México y cuando ya estuviera seguro regresaría por mi Bella.

Cuando llegué donde mi primo ya estaban esperándome, habían cambiado los planes y saldríamos más temprano, perfecto para mí.

Salí de Nueva York con Bella en mi cuerpo y en mi mente.

 

Capítulo 4: Capitulo 3. Luz después de la tormenta Capítulo 6: Capitulo 4. Retomando el camino.

 


 


 
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