Sufrir, Vivir, Amar (+18)

Autor: Maricoles
Género: Romance
Fecha Creación: 07/05/2012
Fecha Actualización: 08/10/2013
Finalizado: SI
Votos: 20
Comentarios: 76
Visitas: 112312
Capítulos: 33

La vida de Bella ha sido muy dura, su madre la abandono siendo muy pequeña, su padre la ignoro, su mejor amiga la traiciono y la entrego a su novio para que abusara de ella.. como enfrenta Bella la vida después de esto.
¿Será que Bella si permitirá que el amor de Edward tenga cabida en su corazón?

+18

SUFRIR, VIVIR Y AMAR

INTRODUCCIÓN

Soy Isabella Swan una chica común y corriente, Victoria es mi mejor amiga, prácticamente mi hermana. Mi madre nos dejó a mi papá y a mi hace muchos años, por el papá de Victoria, Phil. Desde que mamá se fue la mamá de Victoria pasó a ser una segunda madre para mí. Es muy irónica la vida, la mujer que ha cuidado de mi es la mujer a la que mi madre le quito el marido. Su nombre es Lilly, ella es una mujer hermosa y muy buena.

Victoria y yo somos como hermanas, solo que Victoria es alta, pelirroja y bastante atractiva, sus son ojos azules como los de su padre; yo soy todo lo contrario, soy bajita, mi cabello y ojos son de color chocolate, herencia de mi papá. Mucha gente no entiende nuestra amistad, pero cuando mamá nos dejo Lilly habló con Charlie, mi papá, y ella se ofreció a ayudarle, cuidando de mi.

 

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Capítulo 21: Capitulo 18. Inesperado

Disclamer: los personajes no son míos son de SM yo solo los uso para contarles una historia que sale de mi cabeza.

Gracias a Eve Runner por betear el capitulo (Beta FFADD)

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Capítulo 18

Inesperado.

"Al final lo que queda es abrazarse, confiar en el otro, amar y dejarse amar en medio de la balacera que es la vida"

Fito Paez

¿Cómo diablos se había enterado Emmett del anillo? Miré a Edward, estaba pálido y asombrado.

— ¿Cómo supiste del anillo? —le dije a Emmett. Edward me había asegurado que nadie sabía.

—Vi a Edward saliendo de la joyería y la chica se emocionó cuando le dije que era mi hermano y me comentó que le daba mucha alegría que dos hermanos compraran el anillo el mismo día.

En lo que procesaba todo sentí que alguien tomaba mi mano.

— ¿Dónde está el anillo?

Alice revisó mis manos y de pronto gritó.

— ¡Le dijiste que no! ¿cierto? Eres capaz Isabella Marie Swan, le dijiste no, lo escuché en mi cabeza cuando vi tus ojos.

—No me dijo que no —me defendió Edward.

—Pero tampoco te dijo que si, es típico de Bella —dijo Rosalie como si estuviera recitando algo de memoria.

—No exactamente, pero que les importa es entre Bella y yo –continuo Edward.

Yo solo veía de un lado al otro. Charlie me miraba enojado y melancólico. O al menos eso veía yo.

—Me pidió tiempo para conocernos mejor, tranquilas —dijo Edward enojado.

—Apuesto por un año —dijo Rose.

—No, a Bella le gusta. Digo seis meses —dijo Alice casi brincando.

—Yo digo que tres —dijo Emmett.

—Pues yo voy con Rose —dijo papá.

— ¿Por qué apuestan? ¡Qué malos amigos y padre tengo!

—Además no es de su incumbencia, es solo de Bella y mía. Y en todo caso del papá de Bella. Pero nada más.

—A todo ¿Dónde está Ethan? —pregunté.

— ¡Vaya! te acuerdas que tienes hijo —espetó Charlie bastante molesto.

—Papá claro que me acuerdo, si no ni siquiera hubiera regresado. Además soy muy buena madre, nunca lo he descuidado pero ahora también necesito sentirme mujer, ¿Tan difícil es entenderlo para ti? ¡Diablos papá! Jamás he descuidado a Ethan y lo sabes.

—Pero hoy ni lo trajiste tu de la guardería, estabas con este…

—Yo me voy, no tengo porque escuchar tantas cosas —dijo Jake haciendo que me acordará de él.

—Jake, yo… — ¿Qué podía decirle que no lo lastimara más? —lo siento, en serio pero me enamoré.

—Tranquila Bella. Tú solo estás deslumbrada, esperaré a que se te pase el capricho, yo estaré siempre contigo.

Intenté decirle que no era capricho pero Jake salió de prisa y no pude replicarle nada.

Sentí a Edward detrás de mí.

—Tranquila. Él lo va a superar aunque eres difícil de olvidar —me dijo mientras me besaba en la mejilla.

— ¡Hey! Ya sepárense. Tú —dijo mi padre—. Ve y revisa que Emmett haya dejado bien dormido a Ethan y tú —dijo señalando a Edward—. Ven tenemos que conocernos.

¡Cielos santos! Mi padre iba a interrogar a Edward, espero que no sea muy agresivo, que ser hijo de Esme y hermano de Emmett, quienes eran queridos para mi papá, lo ayudara.

—Emmett, acompaña a Bella, Alice y Rose a ver que esté bien.

— ¡Qué manera de corrernos! —dijo Alice.

—Anden niñas —dijo Emmett—. Vámonos o Charlie sacará la pistola.

Cuando entramos a la habitación, Rose habló:

—Años esperando este momento y tú no nos dijiste nada —me señaló—. ¿Dónde lo tienes?

— ¿Dónde tengo qué? —intenté decir inocentemente.

— ¡Aquí! —gritó Alice que revisaba mi mesa de noche.

—Alice son mis cosas, no tenías derecho a revisar —dije enojada y bastante alto. Ethan se removió queriéndose despertar.

Me acerqué y lo toqué un poco con el fin de dormirlo otra vez.

—Dejen mi anillo —les dije al ver que Alice y Rose se lo ponían.

—Envidiosa —me dijo Rose—. ¿Emmett crees que podamos cambiar el anillo?

—No, no podemos, te vas a quedar con ese y vas a dejar de molestar a Bella antes de que se ponga ruda.

—Gracias Emmett, por eso te quiero porque primero me echas los leones y luego los espantas —le dije dándole un beso en su mejilla.

— ¡Auig! —dijo Emmett con cara de asco—. ¡Quién sabe que más habrán besado esos labios!

—Idiota —le dije y le di un golpe en la espalda. Me acerqué a las chicas para recuperar mi anillo.

— ¡Devuélvanme mi anillo! —les dije seria.

—Primero contesta ¿Por qué no nos contaste nada? ¿Por qué no te lo pones? ¿Y por que le pediste tiempo? —dijo Alice.

—Espera yo también tengo preguntas ¿Tuviste muy buen sexo hoy? Bueno esa no debió ser pregunta, se te ve la cara de idiota. Entonces seguiré con la temática de la boda ¿Por qué le pediste tiempo? —dijo viendo a Alice—. Si esa, voto por esa pregunta, se nota que los dos están locos de amor, nunca te había visto tan feliz.

Suspiré resignada. Era mejor hablar con los tres al mismo tiempo así me evitaría contar lo mismo varias veces.

—Buena la verdad, tengo miedo, siento que todo está siendo tan rápido. El amor que siento por Edward me abruma y a veces no me deja pensar y me da miedo que todo acabe tan rápido como empezó, que solo sea un sueño, que nada sea verdad. Que él se de cuenta que no soy lo que esperaba, que encuentre una mujer con menos problemas, no sé son tantas cosas al mismo tiempo.

—Nena —me dijo Rose en tono maternal—. Tranquila a veces el amor es así rápido, pero si tienes dudas es mejor que vayan tranquilos. Más vale dar pasos firmes.

—Si Bella, no apresures nada, disfruta de tu noviazgo… de todo lo que están viviendo.

De pronto Emmett soltó la risa, todas nos le quedamos viendo y Rose le dijo:

— ¡Emmett, compórtate!, Ethan está dormido.

—Es que estoy pensando que Edward no va a dormir aquí, por el tiempo que se quede Charlie —y continuó riéndose.

—No te preocupes Bella, yo me voy a solidarizar contigo y si Edward no duerme aquí, Emmett tampoco, ahora vayamos afuera a rescatar a Edward.

—Si no le he dado las corbatas que le prometí —dijo Alice mientras salía corriendo y subía.

Salimos de la recamara y yo… la verdad estaba molesta muy molesta ¿Por qué Rose quería rescatar a Edward? ¿Y Alice darle corbatas con tanta urgencia? ¿Será que ya estaba alucinado o mis amigas le prestaban demasiada atención a mi Edward?

Pensé encontrar a Edward totalmente acobardado o llorando en un rincón, mi papá era agresivo en su trato cuando quería. Pero no, estaban riéndose y hablando de futbol americano, al parecer tenían gustos muy parecidos.

—Hola —dije y le tomé la mano a Edward.

—Hola princesa. Al parecer el bicho este me cae un poco bien, al menos tiene mejor gusto para los equipos que Jake, por lo pronto está a prueba.

—No está aprueba —dije enérgicamente—. Porque la única que puede ponerlo a prueba soy yo y ya lo probé… digo aprobé—. Corregí rápidamente, sin dejar de apenarme.

—Y me consta que ya lo probó —dijo Emmett. Edward y yo le dimos una mala mirada.

—Bueno y… —dije yo recordando la muerte de James, un tema que aunque había intentado quitar de mi mente no podía hacerlo por completo—. ¿Qué paso? ¿Cómo te enteraste?

Papá entendió sin mas palabras de lo que hablaba, Edward me miró y también lo entendió pero yo simplemente no podía darle la cara. Me daba pena. Él jaló mi mano y me sentó junto a él y me abrazó por detrás. Mi padre movió el bigote y comenzó a hablar.

—Bueno tu sabes, que yo no he dejado de buscarlo, pero hace unos dos meses me hice de una información donde alguien hablaba de unos primos, James y Tom, protegidos de unos narcos mexicanos y su descripción coincidía mucho con ambos primos no solo con uno, pero ninguno de los apellidos coincidía, logré contactarme con un policía de Texas y me informó que eran protegidos de un importante narco mexicano, que eran intocables y que uno de ellos estaba cometiendo muchos errores, que era un drogadicto y que en NY tenía varias cuentas pendientes —Charlie suspiró y prosiguió—. Eso hizo que pensara que realmente podía ser él, así que le pedí a mi amigo que me mantuviera al tanto de cualquier cosa, de la más mínima anomalía. Hace unos días me dijo que uno de los primos, James, había desaparecido y que estaban seguros que estaban huyendo de los traficantes para los que trabajaban. Al parecer había robado dinero y mercancía.

Me trasladé hacia Texas pero por desgracia no podía ayudar en nada solo observar, no se descubrió nada, así que tuve que regresar a Forks. ¿Recuerdas el día que estábamos hablando de cómo podía ver al sapo en línea? Bueno ese día me llegó un mail de mi amigo con la información de que había aparecido un cuerpo con la descripción de James. Y me fui de inmediato, al llegar el cuerpo estaba casi irreconocible si coincidía demasiado pero no tenía ni dientes ni huellas dactilares… ni dedos, mejor dicho —me estremecí imaginándome la escena.

—¿Charlie no podrías hacer menos crudo el relato? —pidió Edward.

Charlie lo miro como diciéndole cobarde.

—No es por mí, es por Bella —le dijo más duro.

—Lo siento pero necesito que Bella entienda todo, para que vea que jamás regresará a hacerle daño. Bueno decía que llegué y Mario, el policía, me llevó a ver el cuerpo. Lo habían torturado y desmembrado. Al parecer les estuvo robando mercancía y dinero, y ese tipo de gente no perdona. No había forma de comprobar a ciencia cierta su identidad así que por eso quería que se comparara su ADN con el Ethan. Era la única forma de estar seguro, pero mientras fui al hotel y hablaba contigo por teléfono el primo llegó y lo reconoció por un tatuaje o algo así, yo insistí en hacer las pruebas de ADN pero el narco movió sus contactos y declararon el cuerpo como el de James pero prometieron que harían una prueba de ADN si tu accedías a dar la muestra.

—No, no quiero que Ethan tenga ningún tipo de relación con él, me niego, si ya lo reconocieron será mejor que todo se quede así.

—Pero Bella necesitamos solo certificar que no están mintiendo. Por favor solo van a tener guardada la muestra por una semana, no puedes ponerte así, es solo comparar que el ADN, no estamos diciendo que Ethan tenga que conocerlo.

—Dije que no, si ya lo identificó el primo, hagan el examen de ADN con el primo. No quiero que Ethan tenga que ver de ninguna manera con él, de ninguna.

Dije eso mientras me paraba y me iba hacia la cocina, estaba llorando y me sentía vulnerable, no quería que mi hijo estuviera relacionado con nada que tuviera que ver con ese hombre. Así era como lograba que Ethan no me lo recordara, pensaba que era producto de una noche loca con un desconocido.

No me gustaba asociar a mi hijo y a ese. Hacer la prueba de ADN sería una forma de unirlos para siempre y me negaba, por completo, era algo que no podría soportar.

No podía, en serio no podía. De pronto sentí a alguien detrás de mí. Era Edward podía oler su aroma.

— ¿Estás bien?

—No, abrázame por favor. No quiero que Ethan y ese hombre estén relacionados, me niego, es más de lo que puedo manejar.

—Tranquila yo estoy contigo para apoyarte en lo que tu decidas, solo te pido que lo consideres, si para… —pero Edward calló al ver que me apartaba de él y lo miraba mal, ¿Cómo diablos me pedía que lo considerará?

—Swan no estamos peleando, solo por la tranquilidad de tu padre. Te lo sugerí pero yo te apoyo, yo estoy de tu lado —dijo agarrándome fuerte y besando en la cabeza, solté un suspiro, entre sus brazos me sentía tranquila, sin nada que temer.

—Creo que me va a gustar que él sea tu pareja —dijo Charlie sacándonos de nuestra burbuja—. Es duro pero te trata bien. Ahora ¿Podemos cenar algo? Están acaparando la cocina.

—Muero de hambre ¡Charlie! No te he contado la mejor noticia del mundo —dijo Rose con los ojos llenos de felicidad—. Vas a ser abuelo otra vez… ¡Estoy embarazada!

—Muchas felicidades —dijo papá con lo ojos llenos de lágrimas. Él quería muchísimo a Rose por cómo me apoyó cuando pasó… eso.

—Supongo que tengo que felicitarte a ti también —le dijo a Emmett—. En hora buena muchacho. No sabes qué alegría siento.

Ver a Charlie felicitar a Rose y Emmett me dio un poco de envidia y resentimiento. Él no me felicitó nunca por lo de Ethan, es más no quería que lo tuviera. Odiaba verlo feliz, de esa manera, porque no podía dejarme ser feliz, como si se hubiera ocupado de mi.

— ¡Bella! —gritó alguien en mi oído, era Alice. Me le quedé viendo con mala cara.

—Te hablo Edward y no hiciste caso. Estabas viajando por el planeta del amor, hubieras visto tu cara.

Rose estaba viéndome y no dejaba de hacerlo. Así paso el resto de la noche, casi a las doce se despidieron y Charlie se fue con Emmett a dormir ya que no cabía en la casa. Ya no hablé, ni me sentí a gusto, me sentía sucia, fea y rechazada, como si no encajara en esa gran familia feliz.

Me fui a dormir, era como si me hubiera envuelto en una maldita telaraña y lo viera todo borroso, todo lleno de mierda. Me acosté vestida y en cuanto mi cabeza tocó la almohada solo pude llorar y llorar. No se cuanto tiempo lloré pero en algún momento escuché mi teléfono sonar, lo apagué. No podía dejar de llorar porque estaba triste y envidiosa y eso me hacía sentir mal al mismo tiempo.

Mi mente, mis sentimientos y mi corazón estaban en una lucha, entre lo que sentía y lo que se suponía que no debía sentir. Tendría que hablar con Marcus y apartar una cita doble, no creo que en hora y media alcanzaría para sacar tanta mierda que traía encima.

Sentí la cama hundirse, eso podría haberme alarmado si no fuera porque un olor demasiado conocido llegara a mí.

— ¡Vete! No quiero que me veas así —le dije.

—No me voy a ir, estabas demasiada extraña y has estado llorando, te llamé y apagaste el teléfono. Dime ¿Qué te pasa? ¿Qué fue lo que hizo que reaccionaras así?

— ¿Por qué así ya no te gusto? Pues mejor búscate a otra sin tantos problemas —quise empujarlo separarme de él pero no me lo permitió.

—Para que quiero a otra cuando te tengo a ti. Tranquila llora, haz lo que necesites hacer pero aquí conmigo, porque ya no estás sola, nunca más vas a estar sola.

Escucharlo decir eso me desarmó y lloré y lloré hasta que me quedé dormida.

.

.

.

Intenté moverme pero la cabeza me dolía, en serio me dolía, creo que llorar tanto no me hacía bien, busqué a Edward con la mano pero no había nada, abrí los ojos de golpe y mis pestañas estaba un poco pegadas por la mascara de pestañas.

Me incorporé un poco y no vi ni a Edward ni a Ethan. Intenté pararme pero la cabeza seguía doliéndome.

La puerta se abrió y dejó entrar luz, eran Edward con Ethan de la mano, los dos estaban vestidos y arreglados.

— ¡Hola hermosa! Ya veníamos a despertarte, anda báñate, ponte más bonita de lo que eres. Mira tómate unas pastillas para el dolor de cabeza. Ayer por mi hoy por ti, ya arreglé todo y tienes poco tiempo, anda flojita.

—Me siento mal, voy a tomarme un día por enfermedad —le dije seria y acurrucándome en la cama de nuevo.

—No puedes, tienes que preparar a James —¿A quién dijo Edward que tenía que preparar?

— ¿A quién Edward?

—James Kennedy, el jugador que estamos defendiendo.

—Cierto es solo que solo dijiste James y la verdad ando despistada, voy a bañarme.

Iba a decirle que le encargaba a Ethan pero él me ganó.

—Tranquila, yo me encargo de Ethan.

Salí y me vestí más en modo zombie que otra cosa. Sabía que Edward ya tendría controlada la situación. Y sí, Edward estaba dándole un vaso de leche a Ethan, además de que Rose y Alice ya estaban desayunando.

—Amiga que cara —me dijo Alice.

—Pasé mala noche —le contesté de mala gana.

—Pues es mejor que cambies la carita antes de que llegue Charlie porque tú sabes cómo se pone de alterado cuando te ve triste o mal —dijo Rose.

Rose tenía razón, si Charlie me veía así me haría un interrogatorio tipo tercer grado y no quería.

—Solo necesito un poco de café, creo y tendré mejor aspecto —dije y Edward ya estaba tendiéndome una taza con café.

—Sin leche y poca azúcar —me dijo.

Le contesté con un gracias y besé su mejilla.

—Creo que me equivoqué de Cullen, porque el mío no sabe ni hervir agua ¿Le darías clases? ¿Puedes? Pagaré bien, con cuidar a Ethan mientras ustedes van por ahí a divertirse, anda enséñale a cocinar si no moriremos de hambre mi engendro y yo —terminó Rose. Y los demás no pudimos más que reír a carcajadas. Eso mejoró un poco mi ánimo.

— ¿Puedo irme con ustedes? —dijo Rose cuando terminamos de desayunar—. Cuando Charlie viene Emmett y él se juntan como sanguijuelas, no hay poder humano que los separe.

Era cierto las ultimas veces papá había pasado más tiempo con Emmett que conmigo.

—Pues vámonos —dijo Edward.

—Yo no voy a trabajar hasta después de las doce ventajas de ser jefa —dijo Alice—. Adiós empleados.

— ¿Empleados? Habla por mí y por Bella. Porque acá así de menso como lo ves es el jefe. Y no solo el jefe, es uno de los grandes.

—Rose se supone que no debías decírselo a nadie —le regañé.

—Pero Alice es de confianza, es la neta del planeta. Y vámonos que quiero unas donas y un muffin —la miramos—. ¡Qué el engendro es muy hambriento!

El día parecía estar mejorando y mi humor también, dejamos a Ethan, pasamos por la comida de Rose y me compré un brownie de chocolate. Me sentía extrañamente contenta, no del todo feliz pero era como si de pronto mi vida estuviera acomodándose. Creo que lo que Marcus me había dicho que tenía que cerrar círculos era hora de empezarlo. En este momento ya no veía tan malo el que todos felicitaran a Rose por su embarazo, eran circunstancias diferentes, no podía comparar una cosa y la otra. Suspiré y Edward tomó mi mano y la besó.

— ¿Ya estás más tranquila? —asentí con la cabeza y miré hacia atrás Rose estaba profundamente dormida.

—Ya… ¿Anoche todos se dieron cuenta?

—Nop, solo Alice, le hablé a ella para que me abriera y así entrar, imaginé que si le decía a Rose ella podría hablarle a Emmett.

—Gracias por estar conmigo. Cualquier otro me hubiera dejado sola, eres mi sol. Gracias.

—No tienes porque darme las gracias, te amo y eso es más que suficiente. Cuando entremos a las oficinas te voy a besar como más me gusta.

Y con esa amenaza llegamos a nuestro destino.

—Te toca despertar a tu amiguita ¡Que bárbara se murió no se durmió! Pero mejor así, a veces es algo latosa.

—Te estoy escuchando Masen —dijo y después bostezó—. Pero te digo que me agradas solo dijiste a veces y latosa. Casi es un cumplido.

—Vámonos, les dije —y tú aleja las manos de mi Cu… hombre. Tú tienes al tuyo.

—Si y no le digo nada a mi amiga cuando se le sube para jugar o platica con él a media noche ¿Estamos Swan? Deja de estar celosita que una cosa es decirle piropos y otra la otra —me dijo Rose caminando más deprisa.

—Amor, creo que no debes estar celosa y menos de tus amigas, podrían pasar mil mujeres desnudas y yo solo tendría ojos para ti.

—Gracias, no sé que haría sin ti y gracias por solo estar conmigo anoche —le dije mientras entrábamos al edificio.

Edward torció la boca.

—Bella ¿puedo pedirte un favor?

—Mientras que no sea nada ilegal o malo creo que si.

—Olvidé mi lap en el auto y tengo que ver a Aro por algo administrativo ¿Puedes llevar esto a mi oficina e ir iniciando con la serie de preguntas? Prometo no tardar más de media hora.

—Claro —dije tomando el portafolio que me daba y caminé hacia su oficina. Abrí la puerta y grité.

En la oficina de Edward, de mi Edward estaba Tanya desnuda arriba del escritorio y todo lo que estaba en el escritorio estaba en el piso regado.

Cerré los ojos y solté el portafolio y mi bolsa.

— ¿Qué pasa? ¡Madre de dios! ¿Qué hace esa güera en el escritorio de nuestro novio? —dijo Erick detrás de mí.

— ¡Cielos Santos! ¿Tanya no conoces la palabra vergüenza? —dijo Rose.

Una risita tonta a mi lado me hizo abrir los ojos, la güera desabrida de Jane.

Y para rematar Aro con Edward detrás de Jane.

—Buen cuerpo señorita pero si no quiere que levantemos cargos por entrar y hacer desfiguros es mejor que se vaya ya.

Tanya intentaba taparse y buscar su ropa pero resbaló con unas hojas de papel y casi se cae.

—Bella ayúdala —me dijo Edward—. Va a romper algún papel importante y voy a querer matarla. Llamaré a Carmen para que venga por ella —dijo y se alejó de ahí.

—Tonta, esa tipa es tonta, para atrapar a Edward no hay que hacer escándalos ¿O no Swan? A Edward no le gustan los escándalos —me dijo Jane y juro que quería arrancarle los pelos güeros y sacarla a patadas de la oficina de Edward.

Erick y Rose buscaban su ropa, mientras Tanya no dejaba de llorar.

—Niña ¿No trajiste ropa o la escondiste? —le dijo Erick.

—No solo la gabardina —dijo entre hipos.

—Voy a prestarte algo de ropa —les dije a Erick y Rose, siempre tenía dos cambios por cualquier cosa en mi oficina.

Fui a mi oficina y saqué unas bragas y un vestido envolvente, ¡Santo dios! Creo que Tanya estaba un poco desesperada. Pero los comentarios de Jane eran los que realmente me molestaron, yo sabía que Tanya jamás había tenido nada que ver con Edward pero Jane si había tenido algo que ver con él y no solo la vez que yo los vi, estaba completamente segura, pero debía confiar. Dejé de atormentarme y caminé a llevarle la ropa a Tanya.

Entré a la oficina de Edward y estaba Rose lanzándole una mira molesta a Tanya y Erick que intentaba consolarla.

—Tranquila nena, tienes un muy buen cuerpo, malo que hubieras estado toda flácida y llena de celulitis.

El grito agudo de Tanya hizo que me dolieran los oídos.

— ¡Cállate Tanya! Pareces puerco en sacrificio, en serio sé mas inteligente, usa el cerebro ¿Qué edad tienes?

—Veintiséis —dijo entre sollozos, casi me recordó a Ethan.

—Entonces ya estrénalo. Tanya no es posible que no pienses, vamos lo has perseguido por… ¿Cuántos años? ¿Diez? Acéptalo el nunca va a hacerte caso. Él solo tiene ojos para una mujer.

Carraspeé un poco y me acerqué a Tanya.

—Ponte la ropa, no podemos dejarte sola porque hay documentos muy importantes pero nos vamos a voltear.

Les hice una seña y los tres nos volteamos.

— ¡Ay Nenas! A veces las mujeres somos tan tontas —dijo Erick—. Debería aprender de mí, nunca me peleo por nuestros novios y mira que los dos idiotas mueren por la morena esta.

La puerta se abrió sin aviso, era Jake. Tanya volvió a gritar y Jake salió.

Tanya se apresuró a terminar de vestirse, sorbió un poco y Erick tomó un pañuelo desechable de una encimera.

—Toma nena y ya deja de llorar como una quinceañera, vamos ya eres toda un mujer y necesitas comportarte como tal, aceptar cuando un hombre no nos ama.

Caminé hacia la puerta y Jake estaba ahí.

— ¡Santo Cielo! ¿Era Tanya? ¿Verdad?

—Sí.

— ¿Por qué estaba desnuda y en la oficina de Edward?

—Digamos que quería darle una sorpresa, pero la sorprendida fui yo, fue algo más que extraño.

—Bueno, al menos tiene buen cuerpo —me dijo Jake bastante rojo.

— ¡Jake! —le dije y le di un pequeño golpe.

—En serio, creo que tiene mejor cuerpo que tú —me le quedé viendo.

—Voy a animar a Erick para que te conquiste, te lo mereces por idiota.

—Tranquila es broma, de por si ya es raro tener un admirador, no lo alientes mucho.

Vi a Edward que caminaba rápidamente hacia nosotros.

— ¿Black qué tienes de las cuentas bancarias de la Señorita Thorville?

—Listo Masen y si están demasiado raras. Hay periodos donde no ingresa nada y de repente ingresa cantidades muy grandes y hay periodos donde deposita cantidades moderadas. Voy por el informe, solo traía los datos de la policía sobre James Kennedy.

Jake se alejó.

— ¿Ya salió de mi oficina? —me pregunto serio.

—No, todavía no sale ¿Qué tienes? ¿Estás enojado por eso? Esperemos que eso haga que Tanya escarmiente, hasta Jake la vio semidesnuda ¿Y sabes? Me dijo que estaba mejor que yo.

—Eso no es cierto, tú eres perfecta, eres increíble. Swan no sabes las ganas que tengo de estar dentro de ti, anoche quería consolarte con besos pero sabía que si empezaba no iba a poder terminar, así que decidí aguantarme las ganas.

—Yo también quiero que estés… dentro de mi —dije sintiendo como todo la sangre subía.

— ¿Qué te parece si salimos a almorzar a eso de las doce y pasamos por algo rápido y vamos a ver si el casero quiere rentarte esa casa que te gustó?

—Me parece una idea fantabulosa.

— ¿Fantabulosa? Eso como que me baja las ganas —dijo riéndose—. Ahora déjame volver a ser el hombre insensible sin corazón. Carmen no tarda en llegar.

La expresión facial de Edward se endureció y caminó hacia dentro de su oficina. Tanya estaba hecha bolita en un sillón con Erick y Rose intentando consolarla.

—Espero que estés feliz y contenta con el espectáculo que has hecho —le dijo Edward en un tono demasiado duro.

La respuesta de Tanya fue soltarse a llorar más fuerte. Edward se paró frente a ella.

— ¡Mírame! —Tanya negó con la cabeza—. Te he dicho que me mires.

—No por favor, muero de pena.

— ¡Mírame Tanya! —le volvió a decir sin tener piedad con ella, al ver que volvía a negar con la cabeza, le tomó la cara e hizo que lo viera. Ella cerró los ojos—. ¡Ábrelos! —Tanya muerta de miedo los abrió.

—Voy a decírtelo por última vez. No me interesas como mujer y ahora mucho menos como amiga o conocida siquiera, mantente alejada de mi vida y de los que amo, no quiero verte cerca de la gente que me importa ¿Entendiste?

Tanya asintió y de sus ojos seguían saliendo lágrimas.

—Te pregunté ¿Si entendiste? Y no escuché que respondieras.

—Si entendí —dijo entre sollozos.

—Erick deja de consolarla y por favor recoge los papeles y ponlos en orden, si algo se rompió o algo se extravió me avisas para mandarla los costos a esta… al intento de mujer que llora en el sillón ¿Me entendiste? Cuando llegue su mamá le dices que se la lleve y nos alcanzas en la oficina de Bella —Edward nos miró a Rose y a mi—. Hale, Swan ¿Qué esperan que las saque de la oficina de la mano?

Rose lo miró ceñuda y salimos de la oficina.

—Tengo trabajo que hacer. Espero que a su majestad el príncipe no le moleste que me ocupe de mis cosas y luego regrese a seguir con el caso —dijo Rose caminando muy decidida hacia su oficina.

—Creo que mi cuñada se enojó tantito. Vamos a trabajar… anda me dijo guiándome hacia la oficina.

— ¿Edward no crees que fuiste un poco rudo con Tanya?

—No, creo que necesitaba ponerle un freno que entendiera que entre ella y yo no hay nada, ni habrá o si quieres voy la abrazo y le digo que tranquila que podemos hacer un trío ella, tú y yo.

— ¡No! Tienes toda la razón, mejor que lo entienda y que yo sea la única que abrazas —un trío, mascullé.

Tocaron a la puerta, era Jake.

—Umm… y yo que esperaba encontrarme con otra mujer desnuda —dijo burlándose y asomando la cabeza.

Lo vi y le enseñé la lengua.

—Masen los documentos que me pediste.

—Muy bien, gracias. Trabaja con Swan en las preguntas no debe de tardar en llegar James… Kennedy —añadió.

Él se concentró en algo, revisaba y revisaba los papeles. Así que decidí concentrarme en la serie de preguntas para James y por primera vez en mucho tiempo pude comunicarme con Jake como me gustaba, como mi amigo, cuando no se ponía pesado era tan fácil estar con él.

—Vamos a pedir para almorzar con James. Me cuesta trabajo decir su nombre y no pensar en el otro —me dijo.

Alcé la cara y le di una media sonrisa.

— ¿Edward?

—No, James vendrá después de almorzar. No puede faltar a su práctica, llega alrededor de las dos de la tarde. Yo creo que será mejor salir a almorzar cada uno por su lado.

— ¿Puedo invitarte? —preguntó Jake.

—Lo siento, tengo planes —respondí sin poder evitar sonrojarme.

—Olvídalo, solo es cuestión de… que se diviertan, voy a ver lo de unos casos antes de irme a almorzar.

Jake salió azotando la puerta.

— ¿Lista Swan? Se me pasó el tiempo volando y tú muy risueña con Black ¿No?

—Celoso, Cul… Edward. Vámonos a almorzar que muero de hambre —le dije con una gran sonrisa. Él sabía que no era hambre de comida lo que tenía.

Pasamos a su oficina antes de salir, estaba Erick terminando de revisar los papeles que Tanya había esparcido por el piso.

—Erick ve a almorzar, regresamos como en una hora, hora y media.

—Suerte guapos —nos gritó.

Cuando salimos del edificio, casi para llegar al auto Edward me tomó y me besó largamente.

—No puedo esperar, ya me siento más que listo.

Empecé a besarlo yo cuando escuché…

— ¡Qué bueno que los alcancé!

—Papá ¿Qué haces aquí? Pensé que estarías con Emmett.

—Sí, estaba con él pero me dijo que iba a llevar a almorzar a Rose y le dije que porque no íbamos todos juntos. Digo ahora que estoy aquí sería bueno que pasara algo de tiempo con ustedes.

—Dijo que nos veíamos en el restaurante de siempre.

—Ok, sé cuál es. Charlie te vas adelante conmigo —dijo Edward y volteé mi cabeza bruscamente, tanto que hasta me lastimé.

La cara de Edward me lo dijo todo estaba tratando de enamorar a mi padre. Para él era importante tener la aprobación de papá. ¡Rayos! ¿Por qué era tan correcto a veces?

El almuerzo y el resto de la tarde se me hicieron eternos. Charlie nos dio varios tips para interrogar a la chica pero aun así yo quería estar con mi novio y mi papá quería estar conmigo así que pasó todo el resto de la tarde con nosotros.

Edward se despidió de nosotros antes de cenar, tenía algo de trabajo que hacer y se fue para su casa esa noche papá dormiría con nosotros en un colchón inflable, cortesía de Esme, ¡Gracias Esme! Yo estaba demasiado frustrada. Jugamos un rato con Ethan hasta que fue hora de dormirlo y casi inmediatamente después me dormí. Con papá en la casa no había posibilidad de que Edward fuera esa noche. Extrañaba sus brazos envolviéndome y así frustrada me dormí.

La mañana no fue mejor al acostumbrarme a que Edward me ayudara hizo que todo fuera un poco mas caótico pero lo mejor fue el desayuno.

—Charlie ¿Sabes hacer de desayunar? —le preguntó Rose al bajar y ver que no había nada.

—Solo huevos con tocino —dijo.

—No te los recomiendo, se le quema el tocino y los huevos le quedan crudos —le dije riéndome la que más estaba sufriendo por la ausencia de Edward era Rose.

—Charlie tú me caes muy bien, eres una excelente persona pero resulta que Edward nos hace el desayuno todas las mañanas y no cualquier desayuno, creo que tus visitas o son más cortas o no haces ningún tipo de comentario cuando Edward se quede a dormir.

— ¡Edward se queda a dormir! —dijo mi papá atragantándose con el café.

—Si papá, Edward duerme aquí conmigo, solo duerme, porque eres tan… cerrado con eso.

—Ya hablaremos tú y yo. Voy a salir a desayunar y luego voy a ver a Esme y Carlisle. Más tarde voy a buscar un regalo para mi secretaria y nos vemos en la casa.

—Espera ¿Por qué vas a llevarle algo a tu secretaria? ¿Te gusta? Si te gusta —al ver que se sonrojaba como yo cuando alguien hablaba de Edward.

—Sí pero no se lo digas a ella. Ella cree que la contraté porque es buena en su trabajo pero es muy mala, casi hace más desastres que los que arregla pero es muy buena gente y necesitaba el trabajo.

—Eres un mal padre, no me habías contado, cómprale algo bonito, una bufanda o algo así, a menos que ya tengas algo más serio entonces cómprale unos aretes.

—Swan vámonos que tengo hambre y hay que pasar a ver que conseguimos de comer. Yo me llevo al Sapo, tú llévate lo demás. Nos vemos jefe, Alice te encargo las blusas más sueltitas, besos.

—Papá nos vemos en la tarde creo que muy tarde, tengo que ir a ver a un cliente.

—Mentirosa —me dijo Rose apenas subirse al auto—. Vas a ir con Edward a hacer sus cochinadas.

— ¿Envidia?

—La verdad si, Emmett ni siquiera me llamó anoche. Solo me mandó un mensaje, que estaba muerto y que se iba a dormir temprano, últimamente creo que duerme demasiado.

—Edward y yo solo hablamos un poco, solo para desearnos buenas noches pero en fin un día más y nuestras vidas volverán a ser las mismas.

—Habla por ti, yo no sé que le pasa al Oso voy a tener que darle vitaminas premamá porque a mi me da mucha energía pero él quiere dormir todo el día.

El día paso sin muchas novedades, ya estaba programada la primera audiencia del juicio de Kennedy era para la otra semana y gracias a Erick, Jake y el detective teníamos más que suficiente para enfrentar el juicio, si es que el juez no lo desestimaba. Habíamos acordado con Edward ir a la casa de sus abuelos y luego ir a las seis por Ethan, para que Charlie no pusiera ningún pretexto.

Cuando íbamos llegando a la casa de los abuelos sonó mi teléfono.

—Bueno —contesté impaciente habían interrumpido un magnifico beso entre Edward y yo.

—Princesa, necesito de tu ayuda no sé donde ir a comprar el regalo.

— ¿Papá por que no le dices a Alice que te acompañe? Ella es un as para eso de las compras.

— ¿Tienes mucho trabajo?

—No exactamente. Estoy con un cliente en una junta para ver algo de una casa que quiere rentar y puedo tardar. Tengo que dejarte.

Edward estaba riéndose quedamente mientras besaba mi cuello.

—Cállate y sigamos en lo que estábamos —dijo pasando su lengua por mi yugular.

Como llegamos a la parte de arriba y a la cama no lo tengo del todo claro pero estábamos solo con la ropa interior, disfrutándonos cuando el teléfono de Edward sonó.

—Tengo que contestar, es mi mamá.

—No, Edward no, quiero… te necesito —y lo miré, en serio lo necesitaba, quería sentirme parte de él.

Él dio un suspiro largo y ahogado, me miro y negó con la cabeza.

—Bien que deje mensaje en el buzón —dijo antes de comenzar a besarme, empezando la extraña danza en la que a veces estaba yo arriba y el abajo, intercambiamos posiciones miles de veces quería sentirlo amarlo. Era una necesidad de tener su piel pegada a la mía, de sentirlo en todas las partes de mi cuerpo, sentirlo en mi corazón.

Edward estaba besando mis senos, succionándolos en ocasiones o mordiendo la aureola hasta que sus labios comenzaron a bajar hasta llegar a mi ombligo, para estas alturas mi ropa interior estaría en algún lado tirada, de pronto paró muy cerca de mi intimidad, mi cuerpo convulsionaba lentamente debajo de él.

—Bella ¿Puedes estar tranquila y cerrar los ojos?

— ¿Por qué? —pregunté incorporándome sobre mis codos y mirando la mota de pelo cobrizo revuelto gracias a mis manos.

—Vamos, confía en mí, quédate quieta y cierra los ojos amor, te juro que si te incomoda lo que haga tú me dices no y yo paro, pero solo acuéstate y cierra los ojos. Por favor —ese por favor fue en un tono tan dulce que no pude negarme.

—Está bien pero si digo no es no —le dije tratando de sonar seria.

Él sonrío con su sonrisa torcida y hermosa esa que me hacía dar mil vueltas antes de respirar lentamente sobre mi centro, me dejé caer en la cama y un jadeo se escapó de mis labios, eso que hacía él era simplemente fabuloso.

— ¿Edward recuerdas lo que hiciste la ultima vez? —él asintió sin dejar de torturarme—. Vuelve a hacerlo.

Empezó a succionar y a morder, me estaba volviendo loca literalmente, sentía que mi vientre iba a estallar y cuando mordió mi clítoris lo perdí... llegué al orgasmo y el siguió lamiendo, mordiendo y succionado.

De pronto paró.

—Gírate y ponte en cuatro Bella —me dijo con su voz ronca.

Obedecí.

—Inclínate en tus antebrazos, de esta manera será diferente —sabía que si él lo pedía era por algo así que agilicé mis movimientos quedando como él me había dicho.

Él con un dedo siguió el camino de mi espina dorsal y lo sentí detrás de mí, con su erección comenzó a jugar entre mis pliegues, se adentraba un poco y luego se retiraba.

—Cullen —murmuré más excitada que molesta.

—Shss… Calma, ya verás que esto es bueno.

Continúo jugando. Me tenía en el borde de la desesperacion y de pronto entró en mí de un solo movimiento, me sentí tan llena, tan completa, lo sentía tan dentro. El tomaba un seno y lo apretaba o con su mano apretaba mi clítoris, era algo tan extrañamente perfecto.

—No creo aguantar mucho Bella —me dijo.

Ni yo. Él llegó un poco antes que yo al orgasmo pero el escuchar sus gemidos y pensar que se sentía así conmigo me hizo llegar casi en seguida.

Nos dejamos caer, él rodó hacia un lado y me jaló hacia él, me apretó entre sus brazos.

—Wow eso fue… diferente, me gustó. Podemos probar más cosas, voy a comprar el Kamasutra —dije emocionada.

—Me alegra que te gustara —dijo Edward—. Pero vayamos tranquilos poco a poco —y volvió a besarme pero su teléfono comenzó a sonar de nuevo.

—Es mamá ¡Rayos! Tengo dos llamadas perdidas aparte de la otra, voy a contestar —se puso serio y contestó—. Mamá estaba en una junta ¿Qué paso?

Yo comencé a besar su pecho, era tan hermoso. No tenía un cuerpo trabajado de gimnasio pero me encantaba y lo que más me gustaba era que era solo mío. Seguí besando su pecho su estómago y de pronto me detuvo con la mano libre.

—Si mamá, está conmigo, te la paso —tapó un poco el micrófono—. Mi madre te habla.

Sabía que estaba toda roja, no necesitaba verme a un espejo.

—Bueno Esme.

—Bella tengo a tu padre que necesita localizarte y tú no le contestas el teléfono. Se le ocurrió que podíamos cenar todos juntos, yo ofrecí la casa y pedí algunas cosas a un servicio de catering. La cena es a las siete no lleguen tarde.

Miré el reloj eran casi las cinco, lo que indicaba que era hora de ir por Ethan y arreglarnos un poco para ir a cenar.

—Se acabó nuestro receso del mundo, es hora de regresar a la realidad ¿O crees que podemos hacer algo muy rápido?

Edward se rió con ganas.

—Vístete Bella. Nos toca llevar vino y pan. Apenas vamos a tener tiempo.

—En serio, los papás siempre saben como arruinar la diversión.

—Tranquila Charlie se va mañana. Tenemos toda una vida para amarnos.

—Sí pero yo quiero amarte ¡Aunque sea una vez más! Anda quiero probar algo.

— ¿Qué quieres probar?

—Si la ducha sirve bien para dos.

—Anda vamos —apenas íbamos a entrar al baño cuando alguien tocó el timbre.

— ¿Esperas a alguien?

—No, nadie sabe que estamos aquí.

Volvieron a tocar y ahora no solo el timbre también la puerta.

Edward se puso una bata y bajó. Yo me apresuré a vestirme y arreglarme.

Cuando bajé Edward tenía mala cara y estaba hablando con una viejita.

—No señora Summers no pienso vender la casa y tampoco rentarla, si me disculpa.

—Espere joven, usted sabe que una casa sola va deteriorándose. Miré le dejó mi tarjeta, en serio mi nieta es una excelente vendedora de bienes raíces también es buena en muchas otras cosas — ¿Qué fue lo que dijo la vieja?

Alboroté mi pelo y desabroché mi blusa y bajé.

—Amor ¿Tardas en subir? Disculpe señora es que mi marido y yo estamos ocupados —dije acercándome a la puerta—. Si nos disculpa —dije antes de cerrar la puerta.

—La señora estaba casi vendiéndote a su nieta. Voy a tener que ponerte un anillo de compromiso para que vean que eres mío —le dije besándolo.

—Tranquila hermosa. Te ves bella celosa —me dijo y me dio un beso en la nariz—. Voy a vestirme, ¡Cielos! Muero porque estemos otra vez juntos pero ya mañana, prometo recompensarte el fin de semana.

—Sabes puedes dormir en casa, Rose le dijo a Charlie que dormías conmigo, todo porque le sigas haciendo de desayunar.

—Eso mejora el día… ¡Arg! Bella quisiera seguir aquí contigo pero no podemos, recuérdame que no podemos —me dijo.

—No, no podemos. Vamos por Ethan, los encargos y a la cena. Anda arréglate, mientras yo me vuelvo a poner presentable.

Busqué mi bolsa y la encontré tirada en la sala ¿Cómo llegó ahí? Ni idea pero ahí estaba. Tomé el teléfono y vi las llamadas perdidas de Charlie. Marqué.

—Hola papá.

— ¿Dónde estás metida? Llamé a tu oficina y tu asistente me dijo que tenías una junta de trabajo pero no contestas ni el celular.

—Papá estaba en una junta, te había dicho. Mi cliente es muy especial pero ya estoy con Edward. Vamos por Ethan y de ahí a la cena. Tranquilo.

—Sí pero… olvídalo nos vemos en un rato.

—Listo —Edward estaba bajando las escaleras.

—Vámonos.

Edward tenía un pantalón de mezclilla y una camiseta azul marino, se veía hermoso.

—Hola guapo, te invito a cenar —le dije—. Te ves hermoso.

—Gracias, tú también estás hermosa.

Recogimos a Ethan y compramos el pan y el vino. Ethan y Edward fueron cantando todo el camino. Era oficial odiaba las canciones de Barney.

La cena fue por demás entretenida. Emmett hizo bromas a mis costillas y las de Edward. Ethan tiró la comida dos veces al ver que todos se reían. Rose peleó por la última rebanada de pastel, fue algo realmente mágico, éramos una gran familia feliz.

De regreso a casa nos fuimos en el auto de Edward, papá, Alice, Ethan y lógicamente yo. Después de platicar un momento cada quien se fue a su habitación pero papá pidió hablar con Edward y conmigo después de acostar a Ethan.

—Solo quiero decirles que sé que no la necesitan pero tienen mi bendición. Hija este chico se ve que te quiere de verdad, estoy feliz por ti.

A continuación se paró y me dio un gran abrazo.

—Mi niña, gracias por no guardarme rencor. Sé que no fui el mejor padre antes y sé que ahora tampoco lo soy pero nunca dudes que te quiero.

—Papá, yo también te quiero y si eres el mejor papá del mundo.

Los dos estábamos llorando, me sentía por primera vez en mucho tiempo completa y feliz.

Al otro día todo volvió a la normalidad. Me despedí de papá que se iba a las diez de la mañana. Edward lo iba a llevar al aeropuerto y de ahí se iba a una serie de encargos, me dijo que nos veíamos hasta la tarde.

El trabajo fue por demás refrescante, me tocó ir al juzgado por un caso y aunque la audiencia se complicó al principio logré sacarla a flote. Regresé a seguir trabajando en el caso Kennedy y salí. Ni Rose, ni Edward podían acompañarme a recoger a Ethan. Era viernes y Edward todavía tenía una cita con un cliente, así que decidí recoger a Ethan y ponerme en los quehaceres para adelantar y tener más tiempo libre con Edward el fin de semana.

Fui al cuarto de lavado cuando sonó mi celular, que estaba cargándose así que corrí con Ethan en los brazos a contestar. Era Edward diciéndome que si quería reunirme a cenar con Esme y Alice, se las había encontrado e irían a cenar juntos, decliné la oferta, ya me había puesto un pants y no quería sacar a Ethan solo le pedí que me trajera algo de cenar.

Volví a bajar a lavar. Este fin de semana tenía que hablar con Edward para que me rentara su casa y luego hablaría con Alice para ver si quería mudarse conmigo.

Entre lavar la ropa y jugar con Ethan se me fue la tarde y parte de la noche. Escuché el teléfono sonar pero dejé que la máquina contestadora tomara el mensaje.

—Sapo se me paso la hora de acostarte y ya te estás durmiendo en la cobija —le dije al verlo dormido sobre unos peluches que estaban en la cobija que le ponía en el piso.

Lo tomé y tomé la cobija para llevarlo al cuarto. Después de dormirlo me puse la pijama y me senté en la computadora a trabajar un rato. Un mensaje de Edward apareció en mi teléfono, llevaba a Esme y en un rato llegaba con Alice.

Dejé el trabajo a un lado, me estaba quedando dormida cuando escuché un ruido, abrí los ojos esperando ver a Edward.

Vi esos ojos azules de pie en la puerta mirándome.

Mi vida se detuvo un segundo.

¡Ethan!

Vino por mí y por Ethan.


mil disculpas pero mi compu se descompuso estoy en una prestada y me ha costado trabajo actualizar, tratare de hacerlo lo mas rápido que pueda pero me esta constando un monton de trabajo.

Un beso y mil gracias por su apoyo

 
Capítulo 20: Capitulo 17. Pequeñas Travesuras Capítulo 22: Capitulo 19. Mi amor y mi familia.

 


 


 
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