Sufrir, Vivir, Amar (+18)

Autor: Maricoles
Género: Romance
Fecha Creación: 07/05/2012
Fecha Actualización: 08/10/2013
Finalizado: SI
Votos: 20
Comentarios: 76
Visitas: 112310
Capítulos: 33

La vida de Bella ha sido muy dura, su madre la abandono siendo muy pequeña, su padre la ignoro, su mejor amiga la traiciono y la entrego a su novio para que abusara de ella.. como enfrenta Bella la vida después de esto.
¿Será que Bella si permitirá que el amor de Edward tenga cabida en su corazón?

+18

SUFRIR, VIVIR Y AMAR

INTRODUCCIÓN

Soy Isabella Swan una chica común y corriente, Victoria es mi mejor amiga, prácticamente mi hermana. Mi madre nos dejó a mi papá y a mi hace muchos años, por el papá de Victoria, Phil. Desde que mamá se fue la mamá de Victoria pasó a ser una segunda madre para mí. Es muy irónica la vida, la mujer que ha cuidado de mi es la mujer a la que mi madre le quito el marido. Su nombre es Lilly, ella es una mujer hermosa y muy buena.

Victoria y yo somos como hermanas, solo que Victoria es alta, pelirroja y bastante atractiva, sus son ojos azules como los de su padre; yo soy todo lo contrario, soy bajita, mi cabello y ojos son de color chocolate, herencia de mi papá. Mucha gente no entiende nuestra amistad, pero cuando mamá nos dejo Lilly habló con Charlie, mi papá, y ella se ofreció a ayudarle, cuidando de mi.

 

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Capítulo 24: Capitulo 21. ¿Qué más podía pedirle a la vida?

Disclamer Los personajes no son míos son de la gran SM yo solo los uso para contarles las historia que pasan por mi mente.

Feliz Navidad y Feliz Año Nuevo, que el amor nazca en sus corazones esta navidad y que el proximo año este lleno de bendiciones.

Capítulo beteado por Eve Runner, Beta FFAD: www facebook com / groups / betasffaddiction


Capítulo 21: ¿Qué más le podía pedir a la vida?

"La dicha de la vida consiste en tener algo que hacer, alguien a quien amar y alguna cosa que esperar".

Thomas Chalmers

Al regreso de Forks la oficina seguía igual, pero yo me sentía diferente. El martes Erick me esperaba con un gran café para poder chismear a gusto, según palabras de él.

La amiga de Aro llegó cerca de las diez de la mañana, justo cuando recibía una llamada de la guardería, Ethan tenía fiebre y era necesario ir por él y llevarlo al doctor.

Miré a la señora y le pedí unos minutos. Llamé a Edward para que recogiera a Ethan y lo llevara con su papá, que era su doctor.

—Me da diez minutos, necesito que vaya alguien por mi hijo a la guardería. Regreso enseguida.

—No se preocupe —me dijo la señora.

Busqué a Edward, pero ni me atendía el teléfono, ni lo encontraba en la oficina, entonces llamé a Emmett.

—Emmett, necesito que me hagas un favor, Ethan tiene fiebre y yo estoy en una junta con una nueva clienta; por favor ve por él y llévalo con tu papá. Te alcanzo en cuanto pueda.

—Tranquila Osita, voy por él y lo llevo, no te preocupes.

—Gracias Emmett, te quiero muchísimo… nos vemos. —Quise decirle hermano pero rectifiqué a tiempo.

Llamé a la guardería y dije que Emmett iría por él, que por favor se lo entregaran.

Entré de nuevo.

—Mil disculpas, señora… — ¿Cómo diablos se apellidaba? Ella notó que no recordaba su nombre, solo sonrió.

—Soy Heidi Singer. Un gusto y no se preocupe, ¿puedo tutearte? —Asentí con la cabeza—. Sé lo que es tener hijos enfermos, tengo cuatro hijos; el menor ahora tiene cuatro.

Por el cuerpo que tenía parecía no haber tenido ni uno.

—Es mi único hijo y salimos de viaje. Puede ser eso o algo que comió. Pero centrémonos en su caso.

La escuché por media hora o intenté hacerlo, pues mi mente estaba con Ethan y… ¡¿Dónde carajos estaba Edward?! ¡¿Dónde estaba el maldito hombre que había prometido estar conmigo?!

Cuando me di cuenta que no iba a poder concentrarme, decidí terminar la reunión.

—Terminamos por hoy, me pongo a trabajar en la demanda y la tendré lista en unos días, mi ayudante le llamará para agendar otra cita. Por lo pronto, no abandone la casa y cualquier cosa que pase llámeme inmediatamente. Le doy mis teléfonos y quedo a sus órdenes.

Me despedí con un gesto de mano, casi quería sacarla de la oficina.

Al llegar a la recepción pregunté por Edward.

—Sandy, ¿Edward salió?

—No, el abogado está entrevistando a una nueva secretaria —me dijo con un dejo de burla que no acabó de convencerme.

Iba a salir corriendo pero recordé sus palabras: "Bella, ahora somos una familia", pero… ¡¿Dónde estaba?! Entrevistar a una secretaria no toma tanto tiempo y no es necesario apagar el maldito celular. Hice el último intento de llamarlo al móvil cuando lo vi bajando las escaleras, con una rubia alta y espectacular. Ella vestía con una falda muy corta, no, más bien un cinturón y él le tomaba la mano.

Juro que vi todo rojo, quería ir a despelucar a la tipa. En ese momento Edward alzó la cabeza y me saludó.

— ¡Bella! —me llamó.

Negué con la cabeza y regresé a mi oficina, tomé mi bolsa y le indiqué a Erick que iba a ver a Ethan, que cancelara mis citas, las reagendara y que le avisara a Edward; a ese punto mis ojos estaban llenos de lágrimas.

Iba saliendo de mi oficina cuando la puerta se abrió y me golpeó la nariz.

— ¡Mierda!

Llevé mis manos a la cara y sentí la sangre salir.

— ¡Bella! Discúlpame por favor, yo solo quería…. —Comenzó a decirme Edward.

—Lo siento, tengo prisa, Ethan está enfermo.

— ¿Qué? ¿Por qué no me habías dicho?

— ¿Que no te había dicho? Si te he intentado llamar, hace más de media hora que me avisaron. Estaba en una junta, tuve que pedirle a Emmett que fuera por él y lo llevara con tu papá —le dije con mucha rabia, buscando un pañuelo en la bolsa, para no mirarlo a los ojos y llorar.

—Bella —me dijo tomándome de los brazos y después mi cara, obligándome a voltear el rostro hacia él. Sacó el pañuelo de su bolsa y con gentileza limpió la sangre de mi nariz.

—Bella, tranquila por favor, vamos, yo te llevo.

—No, tienes que atender a la rubia esa —le dije caminando hacia la puerta.

— ¿No estarás celosa de Yulia? —Me miró—. ¡Sí! ¡Estás celosa! Te ves hermosa celosa. Nunca creí verte así —dijo y me besó.

Quise alejarlo.

—Te vas a llenar de sangre.

—No me importa, anda vamos con Ethan. Él estaba bien en la mañana, tranquila.

Tomé el pañuelo y me sujeté la nariz por el puente para detener el sangrado.

—Pero me llamaron de la guardería porque tenía fiebre, no creo que esté bien.

—Será un catarro, tranquila.

En ese momento el teléfono de Edward sonó. Solo dijo: "ya vamos para allá". Mi mundo se vino abajo.

Aceleró y manejó como loco. Por primera vez agradecí que manejara de esa manera, en menos de diez minutos estábamos en el hospital; el mismo donde encontré a Victoria y el mismo donde desperté ese día.

Me detuve un momento y Edward sintió el jalón de su brazo.

— ¿Qué pasa? Estás pálida.

—Aquí… trabaja Laurent —dije esperando que entendiera. El aire comenzó a faltarme.

— ¿Quién diablos es Laurent? Vamos.

—Laurent trabaja en emergencias, es la pareja de Irina. —Intenté respirar despacio calmándome—. Aquí… me trajeron cuando… James… —El aire no me era suficiente.

Se acercó a mí y me abrazó. Con sus brazos a mi alrededor me sentí segura y pude respirar con normalidad.

—Vamos —le dije y comencé a caminar sin soltar su mano. Al llegar a urgencias localicé a Emmett inmediatamente.

— ¿Cómo está?

—Solo es un catarro, no te preocupes, pero necesitan firmar esto —dijo extendiéndonos unos papeles—. Papá lo está atendiendo, digamos… que de contrabando. No podían atenderlo hasta que su madre o su tutor legal firmaran.

Edward tomó las hojas y me las pasó.

—Yo no puedo firmarlas, no soy ni el padre, ni el tutor legal.

Firmé los papeles prácticamente sin leer y luego mi instinto de abogada me dijo que estaba mal.

Edward tomó mi mano y me dijo: —Yo los leo antes de entregarlos.

—Necesito verlo.

—Voy a pedir que llamen a papá, tranquilízate. —Me besó en la cabeza y caminó hacia el mostrador de informes.

Casi en seguida salió Carlisle y su cara era tranquila, no reflejaba nada malo, eso hizo que me calmara un poco.

—Tranquilos Ethan está estable. El cambio de temperatura o el aire acondicionado del avión debieron resentirle y le dio una pequeña infección en las vías respiratorias. Se atacó muy rápido, así que solo lo tendremos dos días en observación, más como exageración de mi parte que porque realmente lo necesite.

— ¿Puedo verlo? —corregí—. ¿Podemos verlo? —Carlisle asintió y nos llevó a una habitación con muchos conejos y osos en la pared, y en medio una pequeña cuna donde mi bebé dormía tranquilamente, ni siquiera parecía enfermo.

De pronto comenzó a toser y se despertó.

— ¡Mami! ¡Papi! —Volvió a toser y a llorar—. Me lele quí —dijo mientras se señalaba el pecho.

Lo tomé en mis brazos, no tenía fiebre pero la tos no lo dejaba.

— ¡Papi! —dijo lanzándose a los brazos de Edward.

Ethan tosió y vomitó encima de él, pensé que iba a soltar a Ethan, pero sucedió todo lo contrario, lo ayudó a terminar de vomitar, sin importarle que lo acabara de manchar.

—Eto no me guta —dijo Ethan llorando. Edward sacó un pañuelo y comenzó a limpiarle la boca, mientras le decía palabras que lo calmaban.

Llamé a una enfermera y nos dijo que era normal que por la tos le diera el reflejo de vomitar, luego ella llamó para que fueran a limpiar. Edward se quitó el saco, me pasó a Ethan para poder enjuagar su camisa en el baño.

¿Qué tal que la rubita esa lo viera ahora así, apestoso como estaba? Seguro no lo iba a querer.

Carlisle y Emmett entraron.

— ¿Cómo sigues campeón? —le dijo Emmett a Ethan.

Él seguía acomodado contra mí y se estaba quedando dormido.

—Carlisle, acaba de vomitar, ¿será conveniente que le dé comida o leche? ¿O espero?

La risa de Emmett llenó el cuarto y alertó a Ethan.

— ¿Vomitaste a mi hermano? —le dijo a Ethan y siguió riendo.

—No, a papá —le contestó.

Carlisle miró a Emmett quien no pudo dejar de sonreír, y ambos terminaron riendo.

—Sigan burlándose, cuando tengas la tuya vomitará siempre encima de ti —dijo Edward saliendo del baño sin camisa. Tenía un rasguño en el hombro.

—Hijo, no puedes andar sin camisa, primero porque no está permitido y segundo porque se alborotarían varias enfermeras. Voy a traerte algo de ropa que tengo para emergencias.

Carlisle salió y Ethan ya estaba dormido en mis brazos. Pasaron unos minutos y tocaron a la puerta y entró una enfermera que se comió a Edward con los ojos, venía con la medicina de Ethan pero no podía apartar los ojos de "mi Edward" y ese rasguño en el hombro estaba segura que yo no se lo había hecho.

Mi mente comenzó a cavilar miles de pensamientos, hasta llegar a la maldita rubia de la oficina.

— ¡Hey! ¡Despierta! —le dijo Emmett molestando a la enfermera—. Métete al baño o la enfermera va a babear la medicina. —Se volvió a decirle a Edward.

Edward se metió al baño y la enfermera apenada comenzó a decirme que despertara a Ethan para darle un jarabe. Le dimos el jarabe aunque no le gustaba, pero cuando Emmett se tomó una dosis de forma fingida Ethan aceptó tomarse la suya, después le tomó la temperatura y me indicó que me llevarían una bandeja con comida para el niño.

A los pocos minutos regresó Carlisle con un pants y una playera, y se la dio a Edward. Edward entró a cambiarse cuando sonó su celular. Emmett contestó.

—Teléfono de Edward Cu… Masen, en este momento no puede atenderte. ¿Yulia? ¿En serio eres tú? —Era la rubia. ¿Qué hacía llamándolo?

—Su secretaria. ¿En serio? Quiero verte, ¿sigues igual de flaca? Yo voy a casarme, tengo muchas cosas que contarte, mira ya sale Edward, espera, te lo paso. Edward, Yulia. —Y le pasó el teléfono.

Edward se alejó un poco y comenzó a hablar, se veía nervioso.

Se acercó a mí.

—Kennedy explotó frente a un reportero que molestó a su mamá, tengo que ir. Pasaré por casa y te traigo un cambio, en un rato nos vemos.

Lo detuve de la playera. —Edward, no tengo que preocuparme de nada, ¿verdad? —dije insegura.

—No, yo voy a avisar que no estarás lo que resta del día…

—No, Edward, ¿con la rubia esa? ¿Me lo prometes?

—Tranquila, amor. —Me besó—. No tienes de qué preocuparte, ni con ella ni con nadie.

Edward salió y me quedé con Emmett pero quería preguntarle muchas cosas.

—Emmett… la nueva secretaria de Edward… ¿De qué la conoces?

— ¿Yulia? Fue una novia de Edward, estudiaba para abogada pero la descubrieron y se volvió modelo, fue antes de distanciarnos.

Ella había sido modelo, ¿qué hacía trabajando de secretaria y de Edward? En ese momento otra vez llamaron a la puerta, era una enfermera diferente con la comida de Ethan.

—Señora Cullen, tiene que despertar al pequeño, necesita comer.

Señora Cullen y una sonrisa se instaló en mi rostro, luego recordé a la rubia y ya no me gustó tanto.

Moví a Ethan y se despertó, abrió sus ojitos un poco y volvió acomodarse sobre mí.

—Amor, vamos a comer, anda, ¿no quieres ponerte ya bien?

—Si pelo me quielo lomi.

—Anda… sino tu tío Oso se va a comer tu comida.

La enfermera me miró y sonrió.

—Le dejo la charola. —Salió del cuarto.

Pude convencer a Ethan de comer un poco, Emmett se fue para recoger a Rose.

Mi teléfono sonó después de dormir a Ethan. Era Edward.

—Bueno, amor…

—No, lo siento, soy Yulia, su secretaria, solo que Edward me pidió que te avisara que tardará todavía unas dos horas en llegar pero que todo está bien. La fiscalía tiene un nuevo testigo y entre él y Jacob están investigando al respecto. Me pidió que te preguntara si necesitabas que te mandara algo en lo que llegaba.

—No, gracias, estoy bien —dije lo más educadamente posible que pude y colgué. Quise azotar el teléfono pero me controlé.

Saqué mi Ipad e intenté concentrarme en redactar la demanda de divorcio pero me estaba costando más de lo habitual. Traté de despejarme un poco viendo una película en el Ipad, pero no funcionó, mi mente volaba entre la demanda de divorcio y la rubia secretaria –modelo– de Edward.

La puerta se abrió. Eran Esme y Alice.

—Hola —dijeron en voz baja.

—Hola —les contesté.

—Rose quería venir pero no la dejó Emmett, dice que le da miedo que pesque algo en el hospital. Esme se metió de contrabando, solo dejaban entrar a una persona.

—Dije que mientras iría a buscar a mi marido —justificó alzando los hombros y sonriendo, eso me recordó a una de las fotos del anuario. Quería preguntarle pero me mordí el labio conteniendo mis preguntas, bueno, al menos sobre eso.

—Esme, ¿tú conoces a Yulia?

— ¿Yulia Livonova? Sí, claro que la conozco, es una niña lindísima. ¿Por qué?

—Es la nueva secretaria de Edward —dije haciendo un mohín.

— ¿Pero era modelo? ¿Estás celosa, Bella?

—Sí —le dije—. Muero de celos. Ella es altísima, delgada y bellísima. —Y me dejé caer en el sofá que había en la habitación.

—No te preocupes, amiga. Edward solo tiene ojos para ti —me dijo Alice tomando mi mano y sentándose junto a mí.

—Ya no lo sé, eso creía yo, pero… Él nunca apaga su celular y hoy mientras la entrevistaba subió al despacho y lo apagó. Y cuando se quitó la camisa tenía un rasguño.

Ambas me miraron.

—Estoy completamente segura que no se lo hice yo. Además la tenía tomada de la mano. —Parecía niña pequeña quejándome, pero necesitaba desahogarme—. Me pide que confíe en él, que seamos familia y cuando lo necesito, ¿dónde está? Con una rubia espectacular y aparece con ella tomada de la mano. ¡Argh! No lo soporto.

Ethan tosió un poco pero no se despertó, nos quedamos calladas un momento.

—Bella —Esme llamó mi atención—. Mi consejo como esposa… Te diría que lo hables, la relación de Edward con Yulia siempre fue más de amistad que de noviazgo, él había salido de una relación larga y ellos fueron más amigos que novios.

Fruncí mi frente. Eso no acababa de hacerme sentir mejor. ¿Por qué era tan linda? ¿No podía ser un poco imperfecta?

Alice y Esme se quedaron un rato hasta que Emmett llegó a relevarlas, con una bolsa que me había preparado Rose con todo lo necesario para pasar la noche y estar cómoda.

Comencé a sacar las cosas y al final venía una tira de condones. Miré a Emmett que frunció la expresión.

— ¿En serio, Emmett?

—Yo no hice la maleta —dijo, pero algo en su voz me hizo saber que era algo de él.

—Tú los metiste, lo puedo ver en tu cara.

—No quiero sobrinos todavía —dijo con su risa fuerte y contagiosa. Le aventé un cojín de la sala.

—Cállate, que vas a despertar a Ethan y además tomo la pastilla, y mi vida sexual ha sido nula por unos días. —Lo miré—. Extraño estar con Edward.

Emmett hizo cara de asco.

—Cállate Bella, no quiero saber. Es asqueroso pensarlo siquiera y se estremeció. ¡Argh! ¡Qué asco! —dijo.

—Asco… era verte a ti y a Rose hacer bebés en la sala —le acusé bajando la voz.

Una sonrisa se instaló en su cara y luego me abrazó muy fuerte.

—Fuimos al doctor, a otro, no con Carmen, solo para que le hicieran otra ecografía. Es tan lindo ver esa cosita que haces con tanto amor; estaba chupándose su dedo, mi pequeña está completa, sana y creciendo. —Sus ojos se llenaron de algo cálido y mi corazón también, lo abracé muy, muy fuerte. Era mi hermano, era mi hermano desde antes, pero ahora lo sentía más… más mío, por así decirlo.

— ¿Sabes que te quiero mucho? ¿Verdad? Eres una parte muy importante de mí. Eres mi familia —le dije.

Emmett me miró y agregó: —Lo sabes ¿verdad? —Bajé la mirada y me mordí el labio antes de asentir.

— ¿Cómo? ¿También Edward? —asentí de nuevo.

—No quiero decir nada todavía, por favor no digas que lo sabemos.

—No quiero que lo castigues, es nuestro padre y nos ama, simplemente… no sabíamos cómo decírtelo. Tenía miedo de que volvieras a deprimirte o algo así.

En ese momento Ethan tosió y se despertó. Esta vez el ataque de tos fue menos severo y después de tomar un poco de agua Ethan volvió a dormirse.

—Será primo de mi hija por partida doble, anoche Rose y yo peleamos por el nombre. Ella quiere ponerle Annie o Maya pero a mí no me gustan. Yo quiero Marie o Danielle.

— ¿Marie? ¿Como yo?

—Sí, como tú, por eso quiero ese nombre, ella quiere Maya. ¡Vamos! Ni que fuera… no sé…

—Me gusta Maya, ¿y si combinan los nombres? Danielle también es un bonito nombre.

—No lo sé, ya se me ocurrirá algo para convencerla, lo mejor fue nuestra reconciliación; en tu casa, ya bautizamos la sala —me dijo y se echó a reír. Y con su risa sobresaltó a Ethan que despertó muy de buenas.

Primero se rio con Emmett y pidió comida, pero después de que Emmett consiguiera una manzana para darle comenzó a preguntar por Edward.

—Mamá, ¿en none está papá?

—Tu papá está trabajando, corazón.

—No colazón, io soy Sapito, mejo Ethan Cullen —dijo y cuando Emmett le enseñó la palma de la mano para chocarla lo hizo.

—Bien, Sapito, tú eres un Cullen guapo y muy inteligente.

—Tío Memet, ¿papá ya cabo de cabajal?

—No, tu papá está muy ocupado, pero no te preocupes prontito llega.

Emmett llamó a Edward, pero no contestó y en mi cabeza no dejó de aparecer la maldita rubia esa.

Emmett tuvo que irse, pero prometió ir al otro día y hacerse cargo de Ethan, mientras yo iba a la oficina.

—Tranquila, Edward está trabajando, no hagas historias en tu cabeza. Mañana llego temprano para que puedas ir a trabajar.

—Gracias Emmett, ¿no afecta tu trabajo?

—No, por algo soy el jefe —dijo cuando iba saliendo de la habitación—. Porque siempre es mejor ser el jefe que dormir con él. —Azotó la puerta y lo escuché reírse.

Lo mejor fue escuchar cómo lo regañaban por haberlo hecho y por ruidoso.

Edward seguía sin aparecer y no quería llamarlo, porque si me volvía a contestar la pelos de elote, esa… iba a cometer una locura. Respiré y me concentré en trabajar en la demanda, y logré redactarla, estaba releyéndola para corregir errores y podérsela mandar a Erick cuando la puerta se abrió, era Edward, una sonrisa iba a salir pero vi a la rubia pelos de elote.

—Buenas noches —dijo Edward midiendo el terreno. Me quedé sentada en el sillón en vez de correr a abrazarlo como había sido mi primera intención—. Bella. —Se acercó a mí. Te presento a Yulia Livonova, una amiga de la universidad, ahora es mi secretaria.

Apreté mi mandíbula, ¿para qué la traía al hospital? En ese momento Ethan tosió y se despertó, se quedó sentado viendo a Edward.

—Hola papá —le dijo y la rubia abrió los ojos muy grandes. ¡Tómala, rubia! ¡Él es nuestro! pensé.

—Yulia, él es mi hijo… Ethan.

La rubia se acercó, miré sus zapatos, eran unas zapatillas hermosas, tendría que describírselas a Alice, quería unas así.

La rubia enamoró a mi hijo rápidamente, cosa que no me gustó. Mis hombres estaban locos por la rubia. Después de unos momentos de estar ahí, la rubia salió de la habitación, cuando se despidió de mí solo alcé los ojos y moví la cabeza. Volví en seguida a mi juego en línea, no pude seguir con la demanda por estar prestando atención a lo que hacían.

En cuanto salió, Edward se acercó a mí y prácticamente me gritó, es decir, su voz denotaba enojo, pero al estar en el hospital lo hizo en voz baja.

— ¡¿Se puede saber qué diablos te pasa con Yulia?! Te portaste de manera… grosera y… tú nunca eres así, hasta a Jane tratas mejor.

—Ella no me cae bien —le dije un poco cínica.

—Ella es mi amiga, Bella, no puedes tratarla así.

—No la pongas donde esté yo y no la trataré mal, a mí no me cae bien.

Edward me miraba con la boca abierta, al igual que sus ojos también estaban bien abiertos.

— ¿¡Qué no puede caerme mal!? Jamás apagas el puto teléfono celular, para estar con ella lo hiciste —le contradije mientras dejaba la computadora a un lado y me ponía de pie. Ethan estaba entretenido con el Ipad—. Bella, somos una familia —le dije burlándome de él—. Y la primera vez que te necesito tú no estás y apareces con ella de la mano. —Tomé el cojín y le pegué—. Y además traes un maldito rasguño que yo no te hice. —Le seguí pegando con el cojín—. ¿Cómo crees que me siento? Te amo Edward, estoy confiando en ti y tú me sacas a la rubia pelos de elote y todavía la traes aquí, ¿y ese rasguño, dime?

Edward me veía con una sonrisa dibujada en sus labios.

—No te rías de mí, y contéstame —le dije muy enojada.

Edward se acercó a mí y me envolvió en sus brazos, me apretó fuerte y me dijo:

—Amo verte celosa, pero no tienes motivos. El rasguño me lo hizo una rama en Forks cuando fuimos a pescar, puedes llamar a tu padre para confirmarlo, y no estoy interesado en Yulia, es solo una amiga y ahora mi secretaria. Ella era modelo y estudió dos semestres la carrera conmigo, tuvimos una especie de noviazgo pero no pasó de uno que otro beso y la única mujer que amo eres tú.

—Suéltame —le dije moviéndome contra él, intentando romper su abrazo, estaba enojada, molesta y quería llorar.

—No, tranquilízate, Ethan se está inquietando. En serio, Bella mírame —me dijo al ver que me escondía entre su brazo y su pecho. Moví la cabeza negando—. No me gusta pelear contigo. En serio, no estoy interesado más en Yulia que tú en Erick.

— ¿Le gustan las mujeres?

—No, bueno hasta donde sé no, pero no me refiero a eso. —Me separó de él, pero volví a abrazarlo, no lo quería soltar.

—No me gusta sentirme así, pero cuando te vi con ella fue como si algo me carcomiera por dentro. Solo he sentido celos dos veces en mi vida, bueno… no más veces… Pero hoy… lo que sentí en mi pecho cuando te vi bajando con ella tomado de su mano… olvidé que Ethan estaba enfermo, olvidé que estaba en el trabajo por unos minutos; lo único que quería era arrancarte de su mano y patearla fuera de la oficina. ¿Por qué tu secretaria? No creo soportarlo, en serio cámbiale la secretaria a… a Aro; no, mejor a Rose. Pero no te quedes con ella, por favor…

—Bella, no me pidas eso, ella es mi amiga, es como una hermana.

—Una hermana demasiado guapa —le dije haciendo mohín—. Sé que parezco pequeña berrinchuda pero no me importa, no la quiero cerca de ti, ¿y si te enamoras de ella? ¿Y si sientes que ella es más guapa que yo?

—Nadie es más guapa que tú, Bella, para mí es como si todas las demás mujeres no existieran.

— ¿Y viste sus zapatos? También eran bonitos, ¿por qué no sigue de modelo? Que esté lejos de ti, que se vaya a trabajar a Timbuktu o a la Cochinchina… no sé.

—Bella, tú no eres egoísta. Ella quiere retomar la abogacía y será más como mi ayudante que mi secretaria, será mi Erick. Te lo juro que no la veo como mujer, es… como Rose para mí.

—Yo sé que Rose ama a Emmett y de Alice sí sentí celos, sobre todo cuando hablaban de corbatas y ropa de diseñador, antes de que apareciera Jasper.

Me separó un poco de su pecho.

— ¿En serio? Alice no es mi tipo, pero me gusta platicar con ella.

—Antes de que… nos conociéramos, ¿nunca intentaste salir con Rose?

—No, jamás, entramos el mismo año y ella era tan… me asustaba un poco, era demasiado confiada y siempre pensé que ella y Black eran algo, siempre estaban juntos.

La gente apostó un tiempo que ella y yo saldríamos juntos, pero en ese entonces digamos que mis relaciones duraban una o dos semanas. No quería compromisos, ni nada por el estilo.

Nos quedamos abrazados, parados en medio de la habitación.

La puerta se abrió, era una enfermera que nos informaba que solo uno de los dos podía quedarse con Ethan.

—Me quedo yo —dijo Edward.

—Yo ya tengo mis cosas aquí, tú vete a casa.

—Puedo pedirle a papá un uniforme de quirófano y dormir con él.

—Edward, ve y regresas temprano, así yo me voy a bañar y tú te quedas con él. Además, espero que no tengamos que pasar otra noche en el hospital.

—Papá dijo que serían dos por precaución, así que mañana dormiré yo con él y listo.

Después de un par de besos y que la enfermera entrara a sacar a Edward, me quedé sola. Ethan ya casi no tosía y cuando lo hacía su tos era menos fuerte.

Extrañé dormir con Edward, pero antes de las seis de la mañana llegó con un desayuno delicioso, comimos juntos y fui a bañarme. Alice iba a cuidar a Ethan hasta las dos y después la relevaría Esme para que pudiéramos trabajar.

Ethan se reestableció muy rápido y Carlisle no quiso dejarlo una noche más, así que teníamos que recogerlo.

El día en la oficina fue conflictivo, pero al mismo tiempo productivo. Aro me pidió la demanda de su amiga y me felicitó. Lo único malo era Yulia.

La maldita era perfecta, ella se dio cuenta que el nuevo testigo era falso y por si fuera poco, era linda conmigo a pesar de que yo era una mala persona con ella, hasta Rose me regañó y me dijo que parecía Jane.

A todo mundo le caía bien menos a Erick y a mí, pero sabía que él lo hacía más por solidaridad a mí que porque realmente le cayera mal.

¡Vamos! Hasta a Ethan le caía bien, Edward lo había llevado dos veces a la oficina y él estaba encantado de que Ulia, como le decía, lo cargara.

El viernes llegó y yo seguía de un humor de perros. Alice me mandó un mensaje donde me decía que no llegaría a dormir, así que decidí dormir temprano a Ethan y cenar románticamente con Edward. Teníamos más de dos semanas sin hacer el amor y eso más Yulia, me hacía sentir ansiosa.

Ordené la cena a un restaurante que nos gustaba mucho, Ethan cooperó durmiéndose pronto y yo puse la mesa con un mantel blanco, y decoré la habitación con algunas velas. Me puse un sexy vestido negro, unas nuevas zapatillas negras altísimas y lo esperé sentada y sí, sin… ropa interior.

Edward llegó y al verme quiso saltarse la cena, pero no lo dejé; una vez Rose me dijo que a veces la espera es el mejor afrodisíaco. Cuando terminamos ni siquiera me dejó guardar las sobras, me tomó y me puso sobre su hombro y se dio cuenta que no traía ropa interior. Gruñó algo y corrió más rápido.

Comenzamos a desnudarnos de manera apresurada, sin preámbulos, pero de pronto Edward se detuvo.

—Así no, quiero ir lento, aunque muera en el intento. Disfrutar tu cuerpo, lamerlo todito.

Escucharlo con su voz ronca me prendió más, si eso era posible.

Comenzó a lamer desde uno de mis tobillos hasta la rodilla, alzó la vista, su cara y sus ojos ardían, casi se los vi rojos en vez de verdes; hizo lo mismo con el otro pie pero esta vez llegó más arriba.

—Extrañaba esto —dijo antes de hundirse en mis pliegues.

Él sabía usar la lengua y no solo para hablar. No sé si fueron tres o cuatro orgasmos los que me dio antes de acabar exhaustos sobre la cama. Me sentía demasiado feliz, me abracé a Edward y estaba a punto de caer rendida en los brazos del sueño cuando su celular sonó.

Él contestó con un Yulia. Brinqué y pasé de estar acostada y casi dormida a hincarme en la cama y quererlo ahorcar.

—Cuelga —le dije, sin importarme que me escuchara. Luego él me pidió silencio y comenzó a vestirse mientras decía: —Voy para allá, no te preocupes, llama a la policía otra vez.

—Edward, si te vas… —Quería decirle que me iría, pero no tenía a dónde ir—. Te juro que si me dejas…

Edward me miró muy enojado.

—El ex de Yulia acaba de ir a su apartamento a amenazarla. Por favor, tú sabes qué es tener miedo de un hombre, déjame ir a ayudarla.

—Ese fue un golpe bajo, ¿ella qué problema puede tener con los hombres? Es perfecta, todo mundo la ama.

Edward movió la cabeza y salió. Eso acabó por enojarme más y me puse a pensar en alguna manera de enojarlo. De pronto después de un rato pensé en Jake, no quería usarlo pero quería hablar y estaba segura que si lo llamaba él vendría a verme.

Lo llamé y al instante de hacerlo me sentí culpable, pero no tuve tiempo de arrepentirme; llegó en menos de diez minutos.

— ¿Estás bien? Me asusté mucho cuando me llamaste.

—Perdón, Jake… pero necesitaba un amigo que no quisiera mucho a Edward.

— ¿Qué te hizo?

—Él fue a buscar a Yulia.

— ¡Idiota! Le advertí que si te lastimaba…

Lo interrumpí.

—Tranquilo, ella tuvo un problema con un hombre y él fue de caballero… pero la detesto.

—Pero si es muy linda —me dijo.

— ¡Ay, no! ¡Tú también! Por favor, no me digas que eres admirador de la perfecta Yulia. Quiero algo… ¿Qué sabe menos feo el whisky o el brandy solo? —le pregunté y me serví en un vaso.

Me tomé la bebida de un golpe y empecé a toser como loca, Jake no podía dejar de reírse de mí.

—Serás tonta, Bella, lo tuyo es el vodka con algo, nada solo. Bueno, no hemos probado con tequila.

Me reí con él, siempre me hacía reír, sobre todo cuando estaba triste; él sabía cómo alegrarme.

Escuché que la puerta se abría y Jake movió la cabeza.

—Se va a enojar mucho, ¿verdad?, bueno… pues que se enoje —dijo y se acomodó en el sillón.

Cuando llegó a la sala nunca esperé verlo con Yulia, pero tampoco esperé ver a Yulia de esa manera; su cara estaba hinchada y llena de pequeños moretones que estaban empezando a hacerse más grandes, en sus brazos estaban miles de marcas de dedos y mi respiración se empezó a agitar, recordando… siempre recordando.

Edward maldijo, soltó a Yulia e intentó abrazarme.

—No pensé que fuera afectarte verla así… discúlpame. —Miró a Jake—. ¿Puedes quedarte con Yulia? Voy a llevarme a…

Respiré varias veces y me enfoqué en el presente, sin dejar que mi mente me llevara al pasado y al sentir que Edward me intentaba mover, negué con la cabeza, tenía que ser capaz de enfrentarme a estas situaciones.

—Ya estoy bien, solo dame unos segundos más. —Mi respiración se normalizó y abrí los ojos—. ¿Está bien? ¿Ya la vio algún doctor? Puedo llamar a Laurent y pedirle que venga…

—Gracias —me dijo y por primera vez la escuché hablar con acento ruso—. Me vio la chica de la ambulancia, dijo que estaba bien.

— ¿Pero no será mejor que la vea un doctor?

Juro que quería ser amable con ella pero simplemente no podía, el solo hecho de pensar que Edward había ido a rescatarla me hacía rabiar.

Jake se acercó a ella y su rostro se crispó.

— ¿Te dieron algo para el dolor? Eso debe ser demasiado doloroso.

—Sí, me duele un poco, pero creo que me duele más la cabeza —le contestó con acento ruso.

—Yo creo que es necesario que te vea algún doctor, aunque sea para que te dé algo para el dolor.

—Voy a llamar a papá —dijo Edward. Miré el reloj eran casi las tres de la mañana y yo tenía que ir a la oficina en sábado para ver a un cliente. Me percaté de que Edward llamaba a su padre y Jake estaba hablando con Yulia y… de pronto se me vino una idea a la cabeza. Yulia y Jake no hacían mala pareja. Jake era bueno cuidando en los procesos de recuperación, yo era testigo de eso; una sonrisa se instaló en mi cara e intenté borrarla.

Ya iría desveladísima a trabajar.

—Voy a hacer té, tú quédate con ella, Jake. Edward, ¿me ayudas? —le dije con una sonrisa.

Entré a la cocina y casi me puse a cantar. Preparé té y café, sabía que Jake no tomaba té. Tomé un paquete de galletas y comencé a ponerlas en un plato. Sentí la presencia de Edward antes de que me hablara.

— ¿Bella, dime que no estás contenta por lo que le pasó a Yulia? ¿Y dime que no trajiste a Jake para vengarte?

Intenté poner mi cara de inocente.

—Estás mal, Edward, ¿cómo podría alegrarme por algo así? Y no llamé a Jake por eso, yo también necesitaba un amigo para desahogarme.

—Eres de lo peor, pero así te quiero —me dijo mientras me envolvía entre sus brazos—. Lo llamaste para hacerme enojar, lo sé, pero también sé que tu mente está maquinando emparejar a Yulia con Jake… Te conozco y vi tu mirada mientras los veías hablar.

—Si no hubiera venido con Yulia hubiera corrido sangre al verlo ahí sentado… —Me besó—. ¿Bella, sabes a brandy?

Me puse roja, lo sentí y moví mi cabeza afirmativamente.

—Pero no me gustó, sabe feo.

Vamos a llevar el té y el café, Yulia puede dormir en el cuarto de Alice o en el que está al lado del de Ethan y Jake si quiere quedarse… También se puede quedar, ¿verdad?

Edward me miró y me dijo: —No, Jake que se vaya a su casa.

— ¿Tu amiga sí se puede quedar pero mi amigo no? —negué a la vez que enarcaba una ceja.

—Exacto, mi amiga, a la cual le destrozaron su departamento, su novio está suelto y amenazó con matarla, sí se puede quedar y tu amigo, que tiene su departamento y no lo quiero cerca de ti, no, no se puede quedar.

—Y si el novio los siguió… ¿no sería mejor que hubiera dos hombres en lugar de uno?

—Eso no lo había pensado, está bien si quiere quedarse puede hacerlo, pero si lo veo molestándote juro que no respondo.

—Y si yo veo a Yulia viéndote le saco los ojos.

—Me encantas celosa, te ves más sexy. ¡Diablos! ¡Cómo quisiera que estuviéramos solos y seguir haciendo lo que hacíamos antes de la llamada de Yulia!

—Podemos mandar a Yulia a casa de Jake y nosotros seguir —le dije e intenté parecer inocente pero la risa me delató.

—Eres terrible, Swan, ¡Dios me libre de caer de tu gracia!

Salimos de la cocina y Jake estaba abrazando a Yulia.

—Ves, hacen buena pareja, él dejará de molestarme y ella a ti —le dije en un tono bajo.

Solo movió la cabeza y sonrió un poco. Minutos después llegó Carlisle y le mandó a Yulia unos analgésicos para el dolor, le dijo que reposara cuando menos unos tres días. Carlisle también era fan de Yulia.

Después de despedir a Carlisle, un bostezo hizo que me fuera a la cama sola, mientras Edward les indicaba a Jake y a Yulia sus cuartos.

El despertador me molestó, sí, me acababa de acostar. Me moví y Edward me apretó más a él.

— ¿Adónde vas? Es sábado.

—Sí, pero yo tengo que trabajar, tengo que mantener a un niño latoso y a un hombre guapísimo.

— ¿En serio tienes que ir a la oficina? —dijo apenas abriendo los ojos.

—Sí, en serio, pero regresaré rápido, cancelé una cita el día del hospital y hoy era el único día que el cliente tenía libre.

—No vayas, manda a Jake que lo atienda.

—No, necesito el dinero, sino el cliente sería de Jake.

—No necesitas dinero… te acuestas con el jefe —me dijo y me abrazó más fuerte, previendo que iba a levantarme y pegarle con la almohada.

— ¡Suéltame Edward! Creo que ya no me voy a acostar con el jefe, ¡suéltame! —le dije gruñendo.

Al soltarme me hinqué, tomé la almohada y le pegué con ella hasta que saqué todo mi coraje.

Escuchamos a Ethan toser por el intercomunicador, Edward me tomó las manos y me besó.

—Métete a bañar, yo voy por mi hijo para dormir un rato más.

Edward se levantó y fue por Ethan, cuando salí de bañarme ellos dos dormían plácidamente, me encantaba verlos así.

Me vestí un poco menos formal y salí sin hacer ruido. Llegué a la cocina y vi a Jake y a Yulia con una taza en la mano.

—Hola Bells, Yulia no podía dormir y nos quedamos platicando. ¿Vas a la oficina?

—Sí, Jake, tengo una cita, pero no se preocupen, Edward está durmiendo con Ethan y Alice no creo que llegue temprano… —Iba a seguir hablando cuando vi que Yulia asentía con la cabeza y me interrumpió.

Jake discretamente salió de la cocina.

—Bella —dijo Yulia—. Yo no quiero causarte problemas con Edward, yo no lo veo como un hombre, es como mi hermano. No quiero caerte mal.

—No me caes… bueno sí, un poco, es que soy algo insegura… Tú… eres tan perfecta.

—No soy perfecta, mis pechos son falsos y si no hago ejercicio seguro me pongo como mi madre —me dijo. Sonreí un poco, tal vez Yulia ya no me cayera tan mal.

— ¿Tu novio te ha lastimado antes? —le pregunté sirviéndome una taza de café.

—No físicamente, por eso lo dejé, pero anoche llegó como loco, pensé que me iba a matar, estaba aterrada.

Recordé la cara de James cuando creí que me iba a matar y me dieron escalofríos.

—Sé lo que es eso, es horrible. —Miré el reloj de la cocina, ya era tarde—. Tengo que dejarte, estás en tu casa.

Salí corriendo, tomé mi portafolio y vi las llaves de Edward. Después de pensar en robarme el auto recordé que no tenía licencia vigente, decidí no usarlo. Busqué un taxi y lo encontré rápidamente.

Cuando llegué a la oficina Erick ya me esperaba listo para trabajar.

— ¡Jefa! ¿Anoche no dormiste? Tienes unas ojeras tremendas. Tengo que decirle a Eddie que te deje descansar más.

—No fue eso, bueno no toda la noche —le dije con una gran sonrisa—. Yulia tuvo un problema y Edward fue a ayudarla. Odio eso, pero creo que ya me cae un poquito mejor la rusa.

Ambos sonreímos y entré a dejar mis cosas y a releer el caso para poder darle la asesoría al cliente.

La asesoría se prolongó un poco más de lo esperado y cuando iba de salida con Erick, Jane me llamó.

—Abogada Swan, mi jefe quiere verla.

Me despedí de Erick y subí a la oficina de Aro.

Jane me estaba esperando y me dijo maliciosamente: — ¿Qué se siente saber que la secretaria de tu novio es mil veces más bonita que tú y que fue su ex novia?

—No lo sé, ¿tal vez tú puedas decirme qué se siente seguir siendo una secretaria mediocre que tienen por lástima y no por eficiente?

Aro apareció en la puerta y nos dejó a las dos calladas.

—Niñas, deberían llevarse bien, si las dos son mis consentidas —dijo con una sonrisa—. Pasa Bella, ¿si puedo llamarte así? Como escucho que siempre te llaman de esa manera.

—Claro, Aro.

— ¿Cómo sigue tu bebé? El jueves lo vi muy repuesto.

—Está mucho mejor, se quedó con Edward mientras yo venía a trabajar.

—No te quito más tu tiempo, solo te vi y quise entregarte en persona la invitación de Edward y tuya por consiguiente. No falten.

Me quedé un poco curiosa, pero no quise verme así ante Aro. ¿Invitación? ¿A qué?

Iba saliendo cuando escuché un claxon, eran Emmett y Rose, estaban esperándome.

—Ya íbamos a entrar por ti, muero de hambre —me gruñó Rose.

—Es que al final Aro me entretuvo para darme una invitación para Edward y para mí —dije extrañada.

Rose dio un gritito.

—Es la invitación para la Gala de Beneficencia. Es cada año, es hermosa. Ese día uno puede sentirse una princesa con vestidos largos, zapatillas, peinado… Bella, cada año te he invitado y tú nunca quisiste venir, pero este año no vas a poder zafarte.

Rose estaba emocionadísima, quería que fuéramos ese día con Alice a buscar vestidos. Yo estaba pensando en Edward en esmoquin y pensaba con quién dejar a Ethan… y en que no quería ir a buscar vestido, quería quedarme en mi casa con mi pareja y mi hijo.

Al llegar a casa descubrí que Yulia se había ido con Jake a vivir por un tiempo, en lo que encontraban a su ex novio; Alice se había ido de fin de semana con Jasper y Edward había hecho una comida familiar.

Pasamos una tarde muy agradable discutiendo cómo debía llamarse la nueva Cullen, al final quedó Anna Danielle o Maya Marie, aunque a mí me gustaba Danielle solito. Cuando quedamos solos, regresamos a la cocina para recoger, Edward me besó largamente y la risa de Ethan nos devolvió a la realidad.

— ¿Qué tiene mi hijo con sacar las cosas de sus lugares? —dijo Edward y comenzó a guardar.

—No, no guares tamos jugano.

—Tienes tus juguetes, estas son las cosas de la cocina.

—Mamos a jugar con los jugetes. Mamos mami, mamos papi. —Y nos agarró las manos. Subimos las escaleras jugando con Ethan y nos sentamos en su cuarto a jugar.

¿Qué más le podía pedir a la vida?

Capítulo 23: Capitulo 20. Mister Celosito y más sorpresas Capítulo 25: Capítulo 2s: I Knew I love you.

 


 


 
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