Sufrir, Vivir, Amar (+18)

Autor: Maricoles
Género: Romance
Fecha Creación: 07/05/2012
Fecha Actualización: 08/10/2013
Finalizado: SI
Votos: 20
Comentarios: 76
Visitas: 112298
Capítulos: 33

La vida de Bella ha sido muy dura, su madre la abandono siendo muy pequeña, su padre la ignoro, su mejor amiga la traiciono y la entrego a su novio para que abusara de ella.. como enfrenta Bella la vida después de esto.
¿Será que Bella si permitirá que el amor de Edward tenga cabida en su corazón?

+18

SUFRIR, VIVIR Y AMAR

INTRODUCCIÓN

Soy Isabella Swan una chica común y corriente, Victoria es mi mejor amiga, prácticamente mi hermana. Mi madre nos dejó a mi papá y a mi hace muchos años, por el papá de Victoria, Phil. Desde que mamá se fue la mamá de Victoria pasó a ser una segunda madre para mí. Es muy irónica la vida, la mujer que ha cuidado de mi es la mujer a la que mi madre le quito el marido. Su nombre es Lilly, ella es una mujer hermosa y muy buena.

Victoria y yo somos como hermanas, solo que Victoria es alta, pelirroja y bastante atractiva, sus son ojos azules como los de su padre; yo soy todo lo contrario, soy bajita, mi cabello y ojos son de color chocolate, herencia de mi papá. Mucha gente no entiende nuestra amistad, pero cuando mamá nos dejo Lilly habló con Charlie, mi papá, y ella se ofreció a ayudarle, cuidando de mi.

 

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Capítulo 19: Capitulo 16. Cásate conmigo

Disclamer: Los personajes no son míos son de SM yo solo los tomo prestados para contarles las locuras de mi cabeza.

Gracias a Eve Runner por soportarme con lo latosa que soy. Y por betear el capitulo.

Beta FFADD

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Capítulo 16

Cásate conmigo

"Siempre existe en el mundo una persona que espera a otra, ya sea en medio del desierto o en medio de una gran ciudad. Y cuando estas personas se cruzan y sus ojos se encuentran, todo el pasado y todo el futuro pierde su importancia por completo, y sólo existe aquel momento y aquella certeza increíble de que todas las cosas bajo el sol fueron escritas por la misma mano. La mano que despierta el amor, y que hizo un alma gemela para cada persona que trabaja, descansa y busca tesoros bajo el sol. Porque sin esto no habría ningún sentido para los sueños de la raza humana"

Paulo Coehlo (El alquimista)

La cena fue un tanto extraña pero divertida, gracias a Ethan y sus deseos de comer solo, pero al mismo tiempo tensa. Presentía que algo iba a pasar, me sentía extraña, se lo achacaba a todo lo que había pasado ese día pero había algo más, algo que me alteraba, sin embargo no sabía que era.

Terminamos de cenar y entre los dos recogimos la mesa, estábamos curiosamente callados, pero el silencio no era malo, al contrario era como si no necesitáramos las palabras, el rozar nuestras manos al recoger los dos el mismo plato o al poner la cuchara en el fregadero, bastaba, todo era como si sintiese que mi lugar era junto a él.

Al terminar busqué a Ethan en la sala, donde lo había dejado. Mi peque estaba prácticamente dormido en la sala de Edward.

—Edward —dije bajito—. Creo que es hora de irme, mi peque se durmió en tu sala.

—No, todavía tengo que decirte algunas cosas, vamos a acostarlo arriba y platicamos —dijo haciéndome ojitos de gato con botas.

—Está bien —apenas iba a agacharme y Edward me detuvo—. Yo lo llevo.

Tomó a Ethan con tanta ternura que casi los abrazó a los dos, pero no quería despertar a Ethan, subí detrás de ellos. Edward depositó a Ethan en medio de su cama.

—Ven acuéstate conmigo —me dijo.

Los tres terminamos acostados en la cama. Me gustó la sensación de estar los tres juntos.

Edward se hincó en la cama y me dijo:

—Nunca en mi vida me había sentido así. Quiero que Ethan y tú siempre formen parte de mi vida, quiero que seamos una familia, una pareja, quiero envejecer a tu lado. Bella el día que te vi por primera vez en el juzgado fue el mejor día de mi vida, no quiero separarme jamás de tu lado. Bella cásate conmigo —me dijo sacando una cajita azul.

Mi mente me decía: ¡No! ¡No! ¡No puedes!

—Edward es un honor pero es demasiado rápido, yo no puedo, claro que me gustaría vivir contigo pero… ¿Casarnos? No lo sé —levanté mi vista y había dolor y tristeza en su rostro—. Mira, yo no creo en el matrimonio, básicamente toda la gente que conozco que se ha casado ha terminado mal, mis padres, los de Victoria, la misma Victoria. Creo que mal interpretaste lo que veía en la computadora.

—No, Bella no me digas que es demasiado rápido. Tú me amas y yo te amo. Conozco matrimonios que han durado años, mira mis padres o a Carmen ellos llevan casados mas de 30 años y se adoran.

—Edward —suspiré—. Espera — ¿Cómo expresarle lo que estaba sintiendo?

—Yo si quiero estar contigo siempre. Rose me mandó el enlace de los anillos, ella quiere uno, yo me puse a verlos y por primera vez en mi vida imaginé mi boda, nunca había fantaseado con casarme, nunca, pero por primera vez lo hice y tú estabas ahí. No quiero casarme, al menos no tan pronto, ¡Dios! Tenemos casi tres meses de conocernos en serio y menos de una semana de salir juntos, no quiero apresurar las cosas.

—Bella te doy todo el tiempo del universo, pero no debes tener miedo, ¡Yo te amo! ¡Tú me amas! ¿Qué tenemos que esperar? ¡Vamos! ¡Ethan me ama! ¡Tú amas a mi familia!

—Tiempo Edward, dame tiempo —le pedí.

Edward se veía entre triste y molesto.

— ¿Puedo ponerte el anillo? —dijo tomando mi mano—. Es solo para ver si te queda y que me digas si te gusta.

Mi subconsciente trajo las imágenes de él y yo bajo el arco de flores. Yo vestida de novia y él de smoking.

— ¡Mierda hazlo! Pónmelo —dije dándole la mano.

Sus ojos se iluminaron y me lo puso. El anillo era hermoso, brillaba en mi mano. Y en ese momento supe que él era el hombre con el que quería pasar el resto de mi vida, lo sentía dentro de mí.

—Edward te voy a proponer un trato, sigamos seis meses así conociéndonos, descubriendo nuestros defectos y virtudes y volvemos a hablar de esto.

—Ok, seis meses ni un minuto más, pero si en el transcurso de los seis meses cambias de opinión me dices. Quiero casarme contigo, hacer las cosas lo más bonitas. Que seamos felices Ethan, tú, yo y nuestra hija por supuesto.

— ¿Qué hija? —dije riéndome.

—La que vamos a tener, aparte de otro hijo y si me dejas convencerte otro más. Cuatro hijos, tú y yo viéndolos crecer, hacerse grandes. Ellos crecerán y tú y yo nos quedaremos así, iguales o al menos así lo serás a mis ojos.

—Edward —me miró—. Bésame.

Edward se pasó a mi lado de la cama, comenzó a besarme lento e iba subiendo poco apoco la intensidad.

De repente se detuvo.

—No podemos seguir, el espectáculo no es para menores, pero te invito a la sala a recordar los tiempos de High School.

— ¿Vamos a ir a sentarnos a leer hasta que amanezca? Porque eso hacía yo.

—Nooo… Vamos a follar en el sillón.

No pude ni siquiera contestarle porque me tomó en brazos y me llevó a la planta baja.

— ¡Oye! Tranquilo Ethan puede oírnos, no voy a follar cuando mi hijo puede oírme.

Edward frunció el ceño y me dijo:

—No pensé en el oído solo en la vista, pero podemos practicar un poco, digo solo como intentar hacerlo callados, sería divertido.

—No lo sé pero puedes intentar convencerme, soy fácil de convencer.

—No tan fácil, me costó como un año convencerte de que me hablaras sin insultarme.

No pude replicar porque Edward comenzó a besarme. Movía sus manos y podría jurar que tenía más de dos, lo sentía por todos lados.

En un momento había subido mi blusa y tenía mis pechos al descubierto. El comenzó a lamerlos y yo a derretirme.

Hice un gemido cuando empezó a apretar uno con sus labios.

—Shh… Recuerda que no podemos hacer ruido —me dijo. Me sentía como si estuviera haciendo algo a escondidas.

Él apretaba uno de mis pezones con su boca y el otro era acariciado por su mano.

De pronto se detuvo.

—Abre las piernas —me dijo muy bajito en el oído. Sin dudarlo las abrí y comenzó a tocarme por encima de la ropa interior. Era tan sexy y el momento tan excitante.

Llevé mis manos a su entrepierna, quería tocarlo pero me arrepentí, ya lo había hecho una vez pero la verdad es que me daba pena. Como que en este momento estaba más consciente de mis actos.

—Tranquila —hablaba en voz baja y sexy, solo conseguía que me prendiera más. Tomó mi mano y una vez más la guío hasta el lugar exacto donde quería que lo tocara sobre su pantalón, su erección era más que notoria.

Ábretelo fue lo que intente decirle pero salió algo así como abre.

Edward se desabrochó el pantalón y yo metí mi mano en el, comencé a moverla de arriba abajo como en el baño. Intenté hacer algo diferente y metí mi mano a sus bóxer, la subía y bajaba pero cambiando de presión al hacerlo.

—Bella deja de hacer eso si no quieres… si no quieres que me venga en tu mano —algo dentro de mí se prendió, yo quería que se viniera en mi mano.

Decidí seguir haciendo eso y con la otra mano desabroché los botones de su camisa, gracias a Ethan podía abrochar y desabrochar botones con una sola mano. Y mientras mis manos volvían a su trabajo en su miembro, comencé a besarle el pecho, quise hacer lo que él hacía conmigo antes y mordisqueé un poco sus pezones, Edward empezó a balbucear algo ininteligible y sucedió, en mis manos tuve la semilla de Edward, apreté un poco más y salió más. Saqué mis manos y la olí, no pude distinguir exactamente a que olía, solo diré que olía parecido al cloro, algo a él y algo a fluidos corporales, después llevé hacia mi mano hacia boca y probé.

—Bella ¿Qué haces? —me preguntó Edward entre angustiado y enojado.

—Tenía curiosidad, nunca lo había probado. Sabe raro pero no mal.

—Bella haberte visto hacer eso ha sido jodidamente sexy —me dijo atrayéndome hacia él.

—Espera deja me quito esto —señalé el semen en mi mano.

Me permitió ponerme en pie, estaba enjuagándome la mano cuando tocaron la puerta. Edward me miró extrañado.

—No espero a nadie.

— ¡Abran la puerta, sé que están ahí!

— ¡Emmett! —dijimos al mismo tiempo—. ¡Ethan! Lo va a despertar, ábrele y arréglate el pantalón.

—Tranquilo Emmett y cállate que vas a despertar a Ethan —dijo Edward molesto.

—Lo siento si interrumpí algo. Abróchate bien la camisa Edward —dijo mirándolo pícaramente. Edward por la prisa había revuelto los botones—. Me acabo de pelear con Rose, tuve que ponerme firme, lo hablé antes con mamá, no soy tan desalmado —dijo al ver la cara que puse.

— ¿Qué pasó? Ella estaba muy animada en la mañana —le pregunté recordando el anillo. ¿Sería por eso la pelea? ¿Emmett no quería casarse con Rose?

—Ni lo pienses Bella, no fue por el anillo que pagó con mi tarjeta, ni por toda la tarde que anduve con ella buscando una cuna, no. Cuando llegamos a casa, ella me dijo que no le ponía la suficiente atención que estaba más pendiente de su relación que de la nuestra y es mentira. Pero ya me tenía harto con tanta queja, le dije que entendía que estaba embaraza, que la amaba más que a mi vida, pero que no podía seguir soportando que me tratara de esa manera.

—Sí, la verdad es que a veces Rose es demasiado… —lo pensé—, Rose… no encuentro la palabra para describirla.

—Perdón si los interrumpí —dijo mirando mi blusa—. Pero necesitaba sacarlo. Me gritó que saliera de su casa, que me olvidara de mi hijo y que jamás quería verme de nuevo ¿Saben cómo me sentí? Me dolió horrible.

—No interrumpiste nada —le dije a Emmett e intenté abrazarlo pero él me alejó.

—Si claro, por eso tienes en la falda…. ¿Es semen? ¿No se pueden controlar? ¡Está Ethan con ustedes! —nos miró—. Son de lo peor.

Me miré desconcertada y sí en la falda había una mancha, debió caerse cuando me paré a lavarme las manos.

— ¡Ay Emmett! Pero si tu y Ro… Emmett estaba a punto de llorar—, no llores oso, no llores —lo abracé.

—Ya me embarraste —dijo entre llanto y risas.

—Lo siento, no me gusta verte llorar y prefiero embarrarte a soltarte. Sabes que eres como un hermano para mí, los chicos y tú, todos —enfaticé mirando a Edward—. Son la familia que nunca tuve.

—Tranquilo hermano —dijo Edward acompañándonos en el abrazo.

—Me siento raro, ustedes acaban de follar y se están abrazando conmigo en medio —nos separó de él—. Son asquerosos.

—No estábamos follando —le dijo Edward.

—Sí, un oso llorón nos interrumpió —le dije—, y no nos dejó follar a gusto.

Y no pude más y solté la risa.

—Te quiero oso, eres el hermano que nunca tuve —le dije volviéndolo a abrazar.

— ¡Oye es mi hermano! —me dijo Edward intentando deshacer mi abrazo.

—Pero me quiere más a mí —le dije sacándole la lengua—, porque yo soy su hermana por elección, no porque no tuvo de otra.

— ¡Hey! Los quiero a los dos —dijo Emmett abrazándonos al mismo tiempo—. Sé que soy irresistible.

—Al menos ya te reíste un poco. Tranquilo Emm. Osote todo se va a solucionar. Creo que lo mejor es ir a casa y hablar con Rose —dije resignada a tener que dejar nuestra noche de amor mudo por ir a consolar a Rose.

Pero cuanto más lo pensaba más difícil era separarme de Edward. No quería separarme de él. Me dolía pensar en no dormir junto a él. ¡Cielo santo! Oficialmente estoy loca ¿Cómo podía pensar eso? No teníamos ni una semana de novios y yo lo necesitaba como el aire para respirar. El sábado tendría una larga sesión con mi psicólogo.

¿Acaso me estaba volviendo dependiente de Edward? No quería ser dependiente de nada, me estaba sintiendo atrapada en mi propia trampa, aunque no hubiera puesto ninguna.

Una pequeña risita que venía de la parte superior me alertó.

—Ethan se despertó —dije separándome del abrazo.

—Con razón estaban de cochinotes, al menos no dejaron a Ethan en el sillón y ustedes ocuparon la cama. Vamos a ver que hace que el sapo para que esté tan divertido.

Subimos los tres y Ethan no estaba acostado. Las risas venían del closet de Edward.

Entramos y… ¡Santos cielos y demás corte celestial! Ethan había quitado todo de su lugar, el pulcro e inmaculado closet era un desorden, zapatos, tenis, corbatas, calcetines, playeras todo estaba en el suelo y Ethan feliz seguía sacando cosas de los cajones y repisas que estaban a su alcance. Cada vez que pateaba soltaba una carcajadita, se veía tan lindo entre tanto desorden.

Las risas de Emmett y –por increíble que parezca– de Edward se unieron a la de Ethan. Yo no sabía si reír o llorar, si le celebraba el tiradero creería que estaba bien y no era correcto, pero se veía tan feliz lanzando los calzones de Edward al aire y cayéndole en la cabeza.

Me uní a la risa, intenté caminar hacia Ethan pero él corrió y se escondió entre los pantalones de Edward.

—Ethan ven aquí —le dije seria.

—No —me gritó—. Cuéntame.

Ethan quería jugar a que lo encontrará.

—Ethan si no vienes aquí mamá se va a enojar y vamos a tener que castigar a Ethan.

Ethan salió sonriendo.

—No nojes, mami, no nojes —me dijo.

—Como no me voy a enojar si mira el tiradero que hiciste, a Edward no le gusta el tiradero —le dije.

— ¿No guta e tiladelo? Así ta ma monito hay cololes y mila —agarró unos calcetines y los aventó al aire, cuando cayeron en su cabeza volvió a carcajearse—. E livetilo amentar las cosas.

Edward y Emmett estaban aguantándose la risa, más Emmett que Edward.

—No, no me gusta el tiradero, pero podemos recogerlo para que mamá no se enoje y mejor la próxima vez conseguimos pelotas o coches para jugar ¿Qué te parece?

—Nooo —gritó Ethan—. Los choches si los amiento así —dijo volviendo a aventar los calcetines—, lele y lloro.

—Te voy a regalar unos calcetines para que juegues a aventarlos, pero solo unos. Ahora vamos a recoger ¿Está bien?

—Si, mamos tolos a lecogel como en el cuato de mami.

—Yo voy a comer, vi comida abajo cuando acaben me avisan —dijo Emmett.

—Met, no mallas tú tienes que lecogel con mi, apulate —le dijo tomando un montón de calcetines y llevándolos a un cajón.

Después tomó un par de zapatos y los puso donde estaban los zapatos.

—Edar, etos no los amientes po que lele —le dijo señalando unos zapatos.

Todos reímos en silencio. Comenzamos a doblar Edward y yo sus playeras.

—Tienes demasiada ropa —me quejé.

—Si claro yo tengo demasiada… —algo me iba a decir cuando sonó el timbre—. Yo voy no se molesten —dijo al ver que ni Emmett ni yo nos movíamos.

—No es nuestra casa —dijimos al unísono.

— ¡Chócalas! —me dijo poniendo su palma para chocar las manos.

—Apuesto que es alguna de sus exmujeres que viene por sexo salvaje y rudo —dijo Emmett intentando cabrearme.

—Puede ser, pero como él está ocupado vas a tener que atenderla tú —le dije—.Oso discúlpame sabes que a veces abro la boca de más.

Ethan seguía agarrando ropa y echándola a los cajones sin el menor sentido, intentó cerrar un cajón pero todavía tenía las manos dentro.

Grité pero Emmett fue más rápido y detuvo el cierre del cajón.

—Toy tabajano quita la mano —le dijo Ethan a Emmett.

— ¡Ay enano! Mira te ibas a machucar la mano, así sin los dedos —le explico como cerrar el cajón.

Ethan lo veía y lo veía, al final le dijo:

—Mejo lo gualo tu sielas los cajones.

—Emmett pregúntale como se llama —le dije bajito acercándome a él.

—Sapo ¿Cómo te llamas?

—Ethan Cullen —le dijo y siguió guardando ropa.

— ¡Qué bonito dijo Ethan clarito! ¡Espérate! —dándose cuenta— ¿Ethan Cullen?

—Sapo ¿Por qué te llamas Ethan Cullen? —le pregunté.

—Po que toy vapo como Edar y Memet —dijo sin dejar de guardar ropa en un cajón demasiado lleno.

Emmett soltó la risa.

— ¡Ese es mi Sapo!

— ¡Oye! Ya tardó Edward —le dije. No le hubiera atinado y fuera una de sus admiradoras—. Mejor voy a buscarlo, te encargo a Ethan.

Bajé las escaleras y solo vi una cabellera rubia abrazando a Edward, todo lo vi rojo. Estaba dispuesta a defender los mío o al menos destrozar a la zorra que intentaba quitármelo. Estaba a punto de gritar cuando la rubia alzó la mirada.

—Bells, el oso me dejó por… —no terminó de hablar y volvió a abrazar a Edward, lo que me dio un ligero acceso de celos.

—Tranquila Rose —dije acercándome—. Él no te dejó, solo tuvieron una pelea.

—No te dije eso Rosalie —dijo Emmett bajando las escaleras con Ethan.

—Pero te fuiste y me dejaste, y no me contestas el teléfono ¿Cómo crees que me siento? Abandonada y sola.

— ¿Y cómo crees que me siento yo Rose? Una cosa es que aguante porque te amo y otra que te pases de insoportable, y no me digas que es por el embarazo, he leído y si las hormonas se alteran pero no tanto. Rose solo te pregunté ¿Qué te parecía que Edward y Bella salieran? Solo eso y parecía que te había preguntado si querías que vendiéramos a nuestro hijo.

—Pero es que… —dijo Rose lloriqueando pero de pronto paró, miró a Emmett y se quedó callada. Tenía esa mirada de cuando se le mete algo y no va a cambiar de opinión. Rogué que no se le ocurriera dejarlo porque ella es tan firme que aunque se esté muriendo no dará su brazo a torcer.

Inhaló, soltó el aire con un sonido audible, intenté que Edward me miraba pero solo veía a su hermano, sabía que lo siguiente que dijera en ese momento Rose sería crucial.

—Yo creo que exageré un poco —la miramos cuando dijo un poco—. Sí, solo un poco, quiero disculparme pero quiero decir a mi favor que estoy muerta de miedo, tengo miedo de no ser una buena madre, no ser buena pareja para ti, que engorde y me dejes —y las lagrimas comenzaron a caer.

Seguí intentando llamar la atención de Edward pero no me hacía caso, le quité a Ethan de las manos a Emmett y eso finalmente llamó la atención de Edward, le hice la seña que subiéramos y los dejáramos hablar tranquilos.

— ¿Crees que todo esté bien? —me preguntó.

—Espero, Rose es demasiado terca y no le gusta perder.

—Las mujeres de esa casa son así, yo conozco a una que no quiere ser mi esposa.

—Edward no empieces, te pedí tiempo y tu accediste.

—Sí, pero nunca dije que no intentaría convencerte mientras tanto.

Dirigí mi mirada instintivamente a la mano izquierda y estaba vacía.

— ¡Edward perdí el anillo! —casi lo grité.

—No, te lo quité y lo guardé, pero si quieres te lo pongo otra vez.

— ¿Por qué me lo quitaste?

—La verdad, para evitar accidentes, ibas a meter la mano en… —le tapé la boca.

—Ethan está aquí, no quiero que sepa donde metí la mano.

—Ethan está jugando con el calcetín, ni siquiera nos hace caso.

—Dame mi anillo —le pedí.

—No es tu anillo hasta que digas que si —me objetó.

— ¡Devuélveme mi anillo! Es mío hasta que diga que no —intenté quitárselo pero Edward fue más rápido y comenzó a hacerme cosquillas.

—No tengo cosquillas —y era casi verdad, el único lugar donde tenía cosquillas era en la planta de los pies, pero no pensaba decírselo.

Intenté quitarle otra vez el anillo y caímos los dos al suelo. Ethan se nos unió.

— ¡Ayúdame Ethan! Tu mamá quiere quitarme el anillo —le dijo Edward y Ethan se puso a ayudarle.

—No tites el anillo a Edward o te cuso con Chali.

—Les voy a quitar el anillo a los dos y me lo voy a quedar.

— ¡Noo! —gritaron los dos.

— ¿Le hacemos cosquillas o le damos sesitos? —le preguntó Edward a Ethan.

—Kikillas en los pies —dijo Ethan mirando a Edward.

— ¡Traidor! Revelaste mi punto débil —le dije haciéndole cosquillas.

—No kikillas no mi hago pipi —dijo Ethan.

Pero de pronto sentí que Edward tomaba mi pie e inmovilizaba el otro.

— ¡No! ¡Edward no te atrevas! —y lo hizo. Era la cosa más desesperante que podía sentir.

Ethan y Edward reían sin parar gracias a las caras que yo hacía.

—Edward déjame… por favor —logré decir luego de tres intentos.

— ¿Qué dices Sapo la dejamos o sigo haciéndole cosquillas?

— ¡Ma kikillas! —gritó Ethan.

Y de pronto todo sucedió en un segundo, logré liberar el pie atrapado e intenté moverlo para liberar el otro y le pegué a Edward ahí donde más le dolía.

Edward se puso rojo y se le salieron unas lágrimas.

—Mami no peges a Edar, no lloles Edar yo te culo, done te lele.

—No me pegó tu mamá, me pegué yo solito y no te preocupes, me sobo yo solo, gracias.

Ethan me veía enojado por haberle pegado a Edward.

—Edward, en serio fue sin querer solo quería liberar mi otro pie.

—Dame unos minutos y prometo hacerte pagar por esto.

— ¿Pero estás bien? —estaba preocupada.

—Si —dijo incorporándose un poco—. Ahora dame la mano derecha.

—Será la izquierda. El anillo de compromiso va en la izquierda.

—No, va en la derecha —me dijo seguro.

—Izquierda —dije dándole la mano izquierda.

—Ok, busquemos en Google.

Sacó el teléfono y tecleó.

Un anillo de compromiso es aquel que, según las costumbres occidentales, se lleva para indicar su compromiso de casarse.

El anillo se lleva en el dedo anular (que según la tradición contiene la vena Amoris). La mano en la que tradicionalmente se lleva depende de cada zona. En los países hispanos se lleva en la mano izquierda, en Chile y España en la derecha, excepto en Cataluña y Valencia. En Alemania se lleva en la mano izquierda durante el compromiso y en la derecha una vez casados.
Tradicionalmente, es ofrecido por el hombre como regalo a su novia mientras o cuando ella accede a la proposición de matrimonio. Representa una aceptación formal del futuro compromiso.
Hoy en día, en los Estados Unidos de América es cada vez más habitual (aunque aún no demasiado extendido) que una mujer compre un anillo de compromiso a su pareja en el momento de la petición.

En Suecia, Noruega, Dinamarca, Finlandia, Los Países Bajos, España y Alemania, ambos -hombre y mujer- llevan anillos de compromiso. Sin embargo en estos países el anillo del novio es a veces usado como anillo de boda. Algunos hombres llevan dos anillos, pero es raro. La novia normalmente recibe como anillo de boda un anillo de diamante.
En algunas regiones de España el novio recibe tradicionalmente un reloj de compromiso en respuesta al anillo de compromiso.

El anillo de compromiso se suele regalar con un diamante, cuyo significado es el "deseo de amor eterno". Al ser el diamante un mineral duro y eterno, se quiere significar con este tipo de anillos lo que se espera en el matrimonio.

—No nos saca de la duda —le dije—. Así que va en la izquierda.

—Mira, esto me gusta —dijo antes de comenzar a leer—. En la mano izquierda. En la antigüedad, se creía que había una vena que iba del dedo anular de la mano izquierda directo al corazón, es por ello que al comprometerse, el anillo que significaba compromiso y amor eterno por su forma circular sin principio ni fin.

—Ves, es en la izquierda —volví a decirle—. Sé una leyenda de porque va en el dedo anular.

Tomé a Ethan que seguía jugando solo con el calcetín.

—Mami ya me quielo domil en mi camita. Y teno ambre de leche.

—Edward me tengo que ir a la casa, Ethan quiere dormirse. Al rato te cuento la leyenda ¿Ok? ¿Ya habrán terminado?

Edward se asomó.

—Creo que están en plena reconciliación, tápale los ojos a Ethan, tomo tus cosas y salimos rápido.

Y así lo hicimos ni siquiera se dieron cuenta que salimos de la casa. Cuando llegamos a casa de Rose dejé a Edward con Ethan, en lo que preparaba un vaso con tapa lleno de leche y un poquito de miel.

—Ven, Ethan ya no te voy a bañar pero te voy a limpiar la cara —dije al entrar.

—Ya le limpié la cara y le puse una pijama ¿No te molesta verdad?

—No, gracias Edward. Toma tu lechita, le puse un poquito de miel —le dije a mi peque que se la tomó rapidísimo y con la misma facilidad se durmió.

Cuando volteé Edward estaba acostado en la cama en pantalón de pijama y playera.

— ¿No me vas a dar asilo? Tengo a dos haciendo cosas obscenas en mi sillón y en quien sabe donde más.

—Pero ya sabes, tú de un lado y yo del otro.

—Lo sé, por eso tengo pijama —me dijo señalándose como si fuera obvio.

—Ok. Voy a ponerme algo para dormir y a cepillarme los dientes.

Tomé una pequeña pijama de short y una playerita sin mangas.

En el baño recordé el caótico día que había tenido, en este día había pasado por todos los estados de ánimo y por todos los sentimientos.

Me sentía cansada pero feliz, ¿Se puede ser tan feliz? Miré mi mano y el anillo seguía ahí. Mordí mi labio y salí.

Me quedé mirando a Edward, estaba tan en paz con los ojos cerrados.

—Me debes una historia.

—Pensé que estabas dormido.

—No, estoy esperando mi historia.

Me acomodé en la cama y en seguida me abrazó, quedamos abrazados, yo dándole la espalda.

—Hay una leyenda china que dice que los dedos pulgares representan a los padres. Necesito que me sueltes —le dije—. Acomoda tus manos una frente a la otra, ahora el dedo medio doblado que quede nudillo con nudillo, los demás dedos quedan con las yemas juntas —sentí que algo me faltaba cuando me soltó, pero vi que tenía la mano como le dije—. Intenta separar los pulgares verticalmente, puedes hacerlo porque los pulgares representan a los padres y los padres no están destinados a estar contigo para siempre; ahora separa los dedos índices, estos representan a los amigos y hermanos, también puedes separarlos porque ellos pueden irse, tomar caminos diferentes. Ahora haz lo mismo con los meñiques que representan a los hijos, también se separan porque los hijos crecen y se van, siguen su camino. Ahora trata de hacer lo mismo con los dedos anulares.

—No puedo Bella —dijo asombrado.

—Se supone que es porque este dedo representa a nuestra pareja y cuando encuentras a tu alma gemela, a tu verdadera pareja, están destinados a estar juntos hasta el último día de su vida.

Nos quedamos callados, estaba mirando el techo cuando sentí sus manos voltearme quedando frente a él.

—Te amo Isabella, te amo como nunca creí que pudiera ser, no eres mi otra mitad, eres mi todo, mi pareja verdadera, mi alma gemela, sin ti me siento incompleto.

Y me besó de una manera posesiva y llena de amor. No pude evitar responderle, intentando expresar con ese beso todo lo que sentía por él. Cuando rompimos el beso las palabras sobraban, volvimos a acomodarnos espalda y pecho, y nos dormimos.

Sonó mi despertador.

¡Qué lindo es despertarse con los hombres que más amo en la misma recamara!

Me levanté intentando no despertar a Edward pero no lo logré, en cuanto me levanté se despertó.

— ¿A dónde vas?

—A bañarme y a ponerme bonita.

—Tú no eres bonita, eres la mujer más hermosa del mundo.

—Del mundo mundial, te faltó —le dije y solté una risita tonta.

— ¿Voy despertando a Ethan?

—No, déjalo dormir una hora más. Tú puedes dormirte en lo que me baño.

—No, voy a poner café y a ver qué desayunamos, ¿Quieres que ponga un poco de fruta en un trastecito para que Ethan lleve a la escuela?

—Te lo agradecería.

Me di una ducha concienzuda y rápida. Esta vez sin problemas me puse la ropa interior que había escogido y me envolví en la bata.

Salí del baño pero Edward todavía no regresaba, así que me quité la bata y tomé un pantalón de vestir un poco ajustado en la parte de arriba y una blusa que tenía el cuello un poco holgado, apenas estaba poniéndome el pantalón cuando la puerta se abrió. Pero no era Edward era Rose.

—Eres mala Swan. Me abandonaste en casa de Edward pero lo único que puedo decir es que me gustó mucho su cama.

—Rose, ni siquiera se dieren cuenta cuando salimos, así que no cuenta como abandono. ¿Y bien? ¿Qué paso? ¿En qué quedaron?

—Nos vamos a casar —eso hizo que volviera a buscar en mi mano izquierda el anillo que no estaba, lo vi en la mesa de noche—, después de que nazca el bebé mientras yo intentaré controlar mi carácter.

—Rose felicidades, ¡Te vas a casar!

—Sip y quiero que tú, Alice y Ang sean mis madrinas.

—Claro Rose. Acabo de recordar algo… Rose, ayer Aro habló con Edward y conmigo. Sobre un caso…

—Ya me dijo Edward, dice que no nos preocupemos que si no queremos el hará algo para que no tengamos que estar ahí ¿Pero desde cuando no me enfrento a algo? Por mi no hay problema ¿Pero tú? —me dijo cuando estaba terminando de ponerme la blusa.

No pude contestarle porque Edward entró.

—Voy a bañarme dijo.

— ¿Y te estamos agarrando las manos o algo? —le dijo Rose—. Anda Masen, toma tu toalla y métete a bañar, no tienes nada que no viera antes. Ya he visto a un Cullen desnudo…

De pronto Rose abrió los ojos.

— ¡Mierda! ¡Tú eres Cullen! De Mayer, Volturi y Cullen. ¡Eres un idiota! ¡Más bien yo soy una idiota! ¿Cómo no me di cuenta antes? Métete a bañar jefe.

Edward torció el gesto.

—Dime Masen en la oficina. No quiero que más gente lo sepa.

Edward se metió en el baño.

—Eres una perra suertuda, te acuestas con el jefe —me dijo Rose—. Espero que sirva de algo acostarse con el hermano del jefe. En fin voy a arreglarme, ¡Apúrate! Supongo que te llevará Edward. En la mañana Emmett se llevó su jeep y le trajo el volvo a Edward, ¿Viste el maldito auto que tiene tapado en la cochera? ¡Es hermoso!, Nos vemos en la oficina Emmett va a pasar por mi —dijo saliendo del cuarto.

Terminaba de arreglarme cuando Edward salió del baño envuelto en una toalla.

— ¡Santo cielo! Solo porque ya estoy arreglada sino…

—Y no olvidemos que esté Ethan —me dijo.

—Cierto, mejor lo despierto antes de que me olvide que está aquí.

—Sapito buenos días, es hora de despertarse.

Mi Sapito abrió los ojos a la primera.

—Hola mami, hola Edar —dijo

—Edward no se quedó corazón —le dije y él se paró muy rápido y lo buscó con la mirada.

—Si ta mami, no me gañes. Hola Edar.

—Hola Sapo ¿Listo para ponerte guapo?

— ¡Sii yo Sapo vapo!

La siguiente hora fue hermosa, me sentía como jugando a la familia feliz, entre Edward y yo hicimos el desayuno que Alice y Rose nos ayudaron a comer, y luego salimos para dejar a Ethan.

—Adiós Sapo —le dijo Edward al dejarlo, pero para variar Mandy había hecho su aparición y Ethan se había olvidado de nosotros.

— ¿No crees que debemos hablar con la mamá de Mandy sobre los sesitos? —me dijo.

—Cierto, ¿Crees que se enoje? Mejor dejémoslo hasta que ella nos diga algo, tampoco puedo echar a mi hijo de cabeza por andar besando a una niña.

—Por eso te quiero —me dijo dándome un beso.

— ¿Solo por eso? —le dije dándole otro beso.

—No, hay una gran lista de cosas por las que te quiero, pero esta es una de ellas.

—Vámonos que hay que ir a la dichosa cita con la embarazada —me dijo enojado.

—Edward el doctor le mandó reposo no puedo obligarla a venir.

—Bella llámame cabrón despiadado pero hay algo que no me late, así que voy a ir contigo.

—Edward —lo pensé no iba a pelearme por una clienta—. Esta bien pero compórtate.

—No prometo nada.

Llegamos a la oficina y cada uno fue a la suya.

Erick me recibió con un café grande con poca azúcar.

— ¿Sigues queriendo detalles cierto?

— ¡Qué comes que adivinas! Te traje tu café, una rebanada de cheescake con zarzamoras y ahora… ¡Suelta todo!

—Salimos a bailar, nos interrumpió Jake, tuvimos una noche mágica y somos novios. Y eso es todo lo que saldrá de esta boca —le dije

— ¡Mira! Si serás mala, pero no te apures mientras me ayudes con el grandote, te perdono. Te dejé todo libre para la cita de las diez. Y cuando llegues ya te tendré toda la información del nuevo caso y también voy a ir al juzgado de lo familiar a meter la apelación de la señora Philips.

—Eres un sol, por eso te quiero y el grandote ama el helado de coco, para que veas que no soy tan mala.

Me concentré en revisar las propuestas, teníamos todas las de ganar, no había forma de perder el caso. Y buscaría demandarlo por pensión alimenticia.

El que tocaran la puerta me sacó de mis pensamientos ¡Cómo alguien podía ser tan perfecto! Edward debería estar prohibido para todas las demás mujeres.

—Hola Princesa, nos vamos ya para llegar a tiempo.

—Sip, solo tomo mis cosas y nos vamos.

Tomé mi block de notas, la computadora, el folder con las dos diferentes propuestas y mi bolsa.

—Creo que tengo todo, vámonos.

En el carro Edward estaba demasiado callado.

—Bella sabes que te amo y no quiero que por no estar de acuerdo en algo tengamos un problema pero déjame un poco analizar la situación, en serio hay algo que me dice que ella no es lo que tú crees.

—Edward está bien, pero hablemos cualquier cosa ante de siquiera decir algo ¿Si?

Edward se quedó callado.

—Prométemelo —pero simplemente no contestó. Eso me molestó.

Llegamos a un edificio que yo esperaba más modesto pero era un edificio bastante lujoso.

— ¡Ves donde vive! ¿No crees que ya hubiera buscado un lugar más económico? Vamos la chica está sin trabajo, embarazada y no sabe si va a ganar o a perder, debería ser mas consciente.

—Edward deja de criticar todo.

Tocamos y un hombre joven nos abrió.

—Busco a la señorita…. —ni siquiera terminé la frase.

—Debe ser la abogada, pase la está esperando —y nos dejó entrar mientras él salía. El departamento olía a cigarro.

—Creo que el tipo estaba fumando huele mucho a cigarro —le dije a Edward y él se llevó la mano a los ojos.

—Bella a veces confías demasiado en la gente.

—Por acá —se escuchó una voz.

Seguimos el sonido y llegamos a un recamara que aunque no estaba tirada ni muy desordenada olía algo raro.

—Buenos días, abogada y abogado. Él… ¿Quién es? Pensé que ibas a venir sola —me dijo algo agresiva.

—Él es un compañero de la firma, me va a apoyar para sacar adelante el juicio.

— ¿Quién es? No voy a darles más porcentaje del que ya estaba establecido.

Edward arrugó la frente.

—Esté tranquila señorita —dijo arrastrando la palabra señorita—. Básicamente estoy supervisando el caso, no va a obtener más de lo justo y nosotros tampoco.

Intenté ver a Edward a los ojos, quería asesinarlo.

—Bueno mira el abogado Masen y yo planeamos las siguientes estrategias…

La siguiente hora fue estresante a más no poder, salí con dolor de cabeza. Edward interrogó a la chica como cinco mil veces y siempre intentando que cayera en contradicciones, pero me dejó pensando que en varias preguntas se contradijo y en otras dio versiones demasiado variadas. Estaba enojada con él, con la chica y conmigo. ¿Sería verdad que me estaban engañando?

El camino a la oficina fue tenso, Edward quiso decirme algo y no lo dejé. Vi el parque que estaba cerca de la oficina y le pedí que me dejará ahí, que me diera media hora y regresaría a la oficina caminando. Necesitaba pensar y despejarme. Ordenar mis ideas.

—Edward déjame aquí, dame media hora, son casi las doce. A las doce y media estoy en la oficina.

— ¿Te diste cuenta que te está engañando? ¡Por Dios Isabella! Abre los ojos, la tipa dijo que se había acostado primero presionada después porque lo amaba y al final dijo que porque quiso. ¡Por favor abre los ojos!

Me bajé sin decirle nada, ¿Dónde estaba el madito lobo de peluche? Quería que me abrazara, pero casi en el momento que lo pensé lo entendí, este no era mi lobo de peluche, este era Edward Masen, el abogado ¡El maldito insufrible!

¿Y cómo saber si me estaban mintiendo? Una idea loca se me vino a la cabeza y tomé mi celular.

—Hola Kathe ¿Está muy ocupada tu mamá? Necesito una consulta como experta, dile que se la pagaría el buffet. Solo necesito saber si tiene tiempo.

—Sí, gracias, no sé si pueda ir o solo le mande los documentos, mil gracias Kathe, un beso.

Volví a marcar.

—Hola señorita Tamnen. Mire para tener más argumentos en su defensa necesito que me mande los papeles de su embarazo y que cuando menos dos médicos que avale la corte la revisen.

—No puedo levantarme de la cama, mi médico me lo prohibió —dijo rápidamente al otro lado.

—Por el momento solo necesitaría los estudios y demás papeles médicos que tenga. Mandaré un mensajero a recogerlos son muy importantes.

—No, no es necesario, mandaré a mi primo a que los lleve.

—Bueno está bien, que los deje en recepción y que diga que son para Edward Masen. Gracias y nos vemos pronto.

Cuando la señorita Tamnen me colgó corrí en dirección a la guardería, todavía tenía veinte minutos de la media hora que le pedí a Edward.

Pero para mi sorpresa Edward estaba con Ethan desayunando. Ethan comía su fruta y Edward un yogurt con cereal. Me acerqué aprovechando que estaba de espaldas a la entrada.

—Como ves Sapo, así sin más se bajó y me dejó ahí. Estoy seguro que la tipa la está engañando pero tu mamá no me hace caso ¿Qué hago? Dime qué hago.

— ¿Quele futa?

—No gracias, hoy no, ya me tengo que ir, pero nos vemos al rato.

— ¡Mami! —gritó Ethan cuando me vio.

Edward volteó demasiado rápido.

—Bella ¿Qué haces aquí? ¿No ibas a pensar? —me dijo irónico.

—Ya lo hice. Solo necesité diez minutos y más bien dime ¿Qué haces tú aquí? No tienes un caso que preparar.

—Vine a comerme un yogurt con mi amigo y a platicar.

—Edward perdóname, sé que tienes que portarte así. No pude separar lo profesional de lo personal.

—No es solo eso Bella, pero dejemos ese tema por el momento.

—Hola Sapito —saludé a Ethan despeinándolo.

—Hola mami, la miss me legaño poque le di uno sesito a Many.

Mi hijo y sus sesitos.

—Sapito que dijimos de los sesitos con las niñas.

—Yo quelia dale uno a Many —me dijo frunciendo su ceño, se veía adorable.

—Lastima como no te obedeció, Bella. Ahora no voy a poder comprar chocolates como postre en la comida.

Ethan me miró.

—Ya no le loy sesitos a Many pelo si compen cocolates.

—Voy a pensarlo, dame un sesito que ya me voy —le dije.

— ¿Si loy sesito, Edard no noja?

—No, Edward no se enoja porque me des besos ¿Verdad?

—Sapo yo no me enojo, simplemente no me gusta que desobedezcas a tu mamá.

—En un rato venimos por ti, pórtate bien.

Salimos de la guardería y vi el auto de Edward, iba a irme caminando pero eso sería comportarme como niña berrinchuda.

Abrió mi puerta y se fue para el lado del conductor en silencio.

— ¿Vamos a seguir enojados? —pregunté.

—No, solo que estoy pensando que estrategia usar con Kennedy. Va a ser un circo este caso y la defensa buscara cualquier error del pasado para hacer dudar sobre él, es algo confuso, espero que Hale haya trabajado en lo que le pedí.

—Está bien. Van a dejar unos papeles en recepción para ti, son los análisis de la señorita Tamnen, voy a mandárselos a Carmen y además quiero que la vean cuando menos dos médicos aprobados por la corte para que todo quede bien claro.

—Me parece bien Bella, así no habrá dudas. Cambiemos de tema, por favor.

— ¿Qué vamos a hacer en la tarde? Puedo hacer ravioles para cenar.

—Está bien, aunque creo que voy a salir con un cliente a tomar una copa. Te confirmo en un rato —me dijo serio.

—Ok —fue todo lo que atiné a decirle.

—Nos vemos en diez minutos en la sala de juntas 2, lleva a Erick —dijo antes de entrar a la oficina.

Vi a Erick tecleando ferozmente, parecía demasiado concentrado, me acerqué y descubrí que chateaba por Facebook con alguien.

—Erick ¿Qué haces?

Erick brincó en su silla.

—Investigación jefa. Me hice pasar por chica y estoy platicando con amigas de la chica que demandó a Kennedy. Al parecer la chica es una buscavidas. En la escuela sobornó a un profesor y en la universidad lo hizo con otro, lógicamente no hay pruebas pero por lo que dicen sus amigas es una chica que busca el dinero fácil y rápido.

—En unos minutos mi novio gruñón nos quiere en la sala dos —le dije—. Voy a llamar a mi papá y voy para allá.

Saqué mi teléfono y llamé a su oficina.

—Conficina de Charles Suam —contestaron con la boca llena.

—Hola Renata, habla la hija del Jefe.

Se escuchó que tragó, un carraspeo y por fin contestó.

—Hola Marcela ¿Ese es tu nombre verdad?

—Nop, Isabella ¿Está mi papá por ahí o sigue patrullado?

—No, él no ha patrullado. Sigue de viaje.

Esta chica era increíble, la peor secretaria.

—Gracias Renata, luego vuelvo a llamarlo.

— ¿Quieres que le de un recado?

—Sí, dile que lo amo, gracias.

Colgué y tomé mis cosas, Erick me esperaba preparado.

—Mira el juguetito que me dieron —me dijo enseñándome un ipad.

— ¡Mira! ¿Y quién te lo dio?

—Tu jefe, el raro Aro, también hay uno para ti. Toma.

—Yo tengo el que tiene funda verde y tú el que tiene funda rosa.

—Claro yo soy la niña aquí —me dijo ofendido.

—Por eso te quiero.

Entramos a la sala y estaban de pie Edward y Rose moviendo cada uno su ipad. Y sonidos como cuando se mastica algo llenaban la sala.

— ¿Qué hacen?

— ¡Cállate Swan! —me gritó Rose—. Maldito Masen, si tu novia hace que pierda te juro que los molestaré para que no puedan tener sexo nunca jamás.

—Esperen, solo tengo que llegar a…. te gané Hale, llegué antes a los veinte mil puntos. Te toca pagar la comida.

—Me distrajo tu novia no cuenta, quiero la revancha. Ustedes callados y sentados, aquí el tiburón soy yo nadie va a comer más gente y peces. ¡Rapidito sentados!

Volvieron a tomar el ipad con las dos manos.

— ¡Ahora! —dijeron al unísono.

Los sonidos de mordidas llenaron la pequeña sala. Edward y Rose se movían con el ipad para un lado para arriba para el otro lado… y más movimientos.

Pasaron con diez minutos y gritó Edward.

— ¡Te vencí Hale, soy tu amo! ¡Oh si! Voy a hacer que te tragues tus palabras, los que no van a tener sexo son Emmett y tú.

— ¡Edward compórtate!

—Por mi sigan, es divertido verlos. Es como ir al cine —dijo Erick suspirando—. Y si traigo a mi grandote será aun mejor.

—Jake. Erick está enamorado de Jake —les dije.

Y ambos soltaron la carcajada.

—Amigo, Erick yo te ayudo a conquistarlo —dijo Edward sin dejar de reírse.

—A Jake le va a dar un infarto, pero yo también te ayudo —le dijo Rose.

—Son malos, saben que Jake no es de ese estilo.

—Uno nunca sabe tal vez ahora intente este estilo —dijo Rose.

La puerta se abrió, eran Aro y su engendra Jane ¡Maldita güera desabrida! Siempre con su risa de tonta.

—Abogados veo que están muy divertidos. Abogada Hale se ve muy bien, espero que se encuentre bien.

—Sí señor, solo fueron malestares propios del embarazo —le dijo volviendo a ser fría e impersonal.

— ¿Puedo felicitarla? —dijo Aro.

—Claro señor —le dijo.

—Bueno después de las felicitaciones pasemos a lo que importa, en media hora llega el señor Kennedy y yo quiero escuchar sus propuestas…

—Aro —dijo Edward—. No nos mandaron la información.

—No señor, desde las siete que llega el primer interno que tengo la hemos estado esperando.

—Jane ¿Qué paso? Te pedí que los tres abogados tuvieran la información a primera hora de la mañana.

—Señor yo la mandé, desde ayer a las ocho —dijo Jane aún más pálida de lo que era.

—No llego nada —le enseñó Edward el ipad con su correo abierto.

—Jane trae la información con copias para los cinco. No tardes, de por sí ya tenemos el tiempo encima.

—En lo que Jane trae la información voy poniéndoles al tanto…

Entre diseñar una estrategia y esperar al cliente nos dio la una y media de la tarde.

—Jane pide al restaurante de sushi una comida completa para ocho o diez personas. Pagas con la tarjeta del despacho y una vez llegue el señor Kennedy que nadie nos moleste.

La puerta se abrió unos minutos después era Sandy.

—Señor llegó el señor Kennedy.

—Hazlo pasar.

Y por la puerta entró un tipo de casi dos metros, era afroamericano y aunque podía intimidar, el aura que irradiaba era de confianza, era como Emmett, como si fuera un niño grande.

—Buenas tardes, soy James Kennedy, les presento a mi madre Allia Kennedy y a mi hermano Peter.

Su madre era una mujer alta y nos miraba con recelo. Y Peter era una mezcla entre su madre y su hermano.

La madre habló primero.

—Mi bebé no hizo lo que la mujerzuela dijo. Él estuvo con nosotros todo ese fin de semana, esa mujer es mala. Mi niño es un pan de Dios, ella solo quiere dinero si no ¿Por qué se lo pidió y lo amenazó antes de hacer el escándalo?

— ¿Ella les llamó? —preguntó Edward

—Sí, ella me llamó y me dijo que si no quería un escándalo lo mejor era pagarle un millón de dólares, pero no los tengo mi hermano está enfermo y su tratamiento es caro. El doctor y la enfermera que estuvieron con nosotros pueden testificar.

—Mi nene solo cometió un error en su vida pero ya lo pagó, es un buen hijo y un buen hermano.

— ¿De qué error estamos hablando? —pregunté.

—Donde vivíamos antes había una pareja de viejitos y yo entré a robar a su casa, pero al otro día regresé a devolverles las cosas, solo quería que mi mamá tuviera un vestido nuevo… yo solo tenía diez.

— ¿Y te arrestaron o levantaron cargos o algo por el estilo? —dijo Rose.

—No los señores Smithson me ayudaron, me dieron trabajo y el señor Smithson me enseñó a jugar futbol. Cuando murió la señora Smithson mi mamá cuidó al señor Smithson hasta que murió el año pasado.

—Pero… ¿Alguien se enteró? ¿Quedó algún registro?

—No lo sé señorita, pero creo que no.

—Yo lo investigo —dijo Erick—, sin que nadie se entere, tengo un contacto en la policía.

—Ok. Vamos a centrarnos en desacreditar y desestimar la acusación, pero no creo que sea fácil.

—Ella buscará negociar otra vez, necesitamos grabarla. Instalaré en el teléfono de su casa y en el personal un programa, cuando sea ella les diré que hacer para grabarla.

—Porque no mandamos a seguirla, una chica que fue violada no anda en la calle tal vez eso ayude —dije.

—Muy buena idea —dijo Aro—. Mandaré al detective de la firma.

En ese momento el chico Kennedy rompió en llanto, su madre se paró a consolarlo a pesar de que le doblaba en altura

—No quiero ir a la cárcel, yo me acosté con ella unos días antes, pero les juro que nunca la obligué, ni siquiera… quise lastimarla de ninguna manera.

—Tranquilo creemos que va intentar sacar dinero solo eso, hay mujeres así —dijo Edward.

—Pero mi carrera ya se dañó, ella ya dañó mi reputación, ninguna mujer va a querer acercárseme nunca. Es más yo no volveré a ver a las mujeres igual.

—Es difícil volver a confiar pero lo harás, cada uno tiene a alguien que lo espera —le dije.

La puerta se abrió, era Jane con el sushi.

—Señor llegó la comida.

—Ya era hora, estos últimos días andas lenta Jane —le dijo Aro, sin disimular su molestia—. Ya puedes irte. Por favor sírvanse con confianza.

La señora Kennedy miró la comida.

—En la próxima reunión yo traigo la comida, esto no llena y además lo crudo hace daño, nada como un pollo frito con una buena ensalada de col. Tú, niña estás muy flaca —me dijo—. Voy a mandarte una buena ración de comida.

Toda la sala estalló en risas.

—No estoy tan flaca —dije indignada.

Salimos de la sala casi dos horas después, con los Kennedy bastante entrenados para enfrentar a la prensa y con una estrategia bastante definida.

Erick se acercó a la oficina y un hombre guapísimo estaba sentado esperando que llegáramos.

— ¿Quién te está esperando? —preguntó Edward detrás mío.

—Ni idea, no sé quien sea. Un nuevo cliente, no lo sé.

—Acaba de llegarme la confirmación de mi cita en la tarde, le voy a decir a Emmett que te lleve a casa.

Me besó en los labios, un poco más posesivo de lo normal.

— ¿No quieres orinarme? —le dije.

—No me gusta el goldenshower. Nos vemos en la noche en casa de Rose —me dijo antes de volverme a besar.

—Amiga, a tu galán solo le faltó orinarte para marcar territorio —me dijo Erick que se acercó a mi—. El galán de allá es el famoso Peter O'Conell, es un abogado que necesita hablar contigo.

—Gracias —lo miré discretamente—. Realmente es lindo.

—Pero yo lo vi primero ¿Peter o Jake? ¿Jake o Peter? ¿Quién será el afortunado?

—Buenas tardes Señor O'Conell, soy Isabella Swan, pase por favor —le di pase a mi oficina.

—Después de usted señorita Swan.

—Gracias.

Entramos a la oficina.

—Iré al grano —me dijo después de sentarnos—. Soy representante del señor Andre Marsion, él está buscando gente con talento y quiere que usted sea la abogada corporativa de su empresa, en otras palabras la encargada de la parte legal de toda la empresa.

—Yo no sé que decirle —tenía curiosidad por.

—Mira Isabella, espero que no te moleste que te tutee. Te dejo la propuesta, tienes un mes para responderme. Tranquila, estúdiala con calma y nos vemos en un mes.

—Gracias —le dije, no alcancé a decir más porque ya iba saliendo.

Hace unos meses hubiera dicho que si sin pensarlo, pero ahora con Edward y la relación no sabía ni que pensar.

Como a las tres Erick y Rose, traían unos té Chai en frappe.

—No te quejes, es té, no café y te traje uno. Quiero un Erick, tengo cuatro chicos ayudándome y Erick es mejor.

—Rose, Erick es mío yo lo vi primero.

—Tranquilas, yo soy de Jake y del nuevo cliente, por cierto ¿Qué quería el hermoso espécimen?

—Me trajo un caso pero no lo he aceptado, lo voy a considerar, quedé de responderle en el plazo de un mes.

—Bueno solo esperamos a Ang para enseñarles mi hermoso anillo de compromiso —nos dijo mientras nos enseñaba un hermoso anillo, pero claro no era tan lindo como el mío, que estaba en el cajón de mi mesa de noche.

Las siguientes horas pasaron rápido entre chismes de chicas y trabajar en el caso de la embarazada, estuve investigando, le mandé los papeles a Carmen y esperé su respuesta.

Casi a las cinco Erick anunció que el señor Emmett Cullen quería verme.

— ¿Emmett? ¿Qué paso?

—Vengo por mis tres amores, Rose, Ethan y tú. Tengo orden de llevarlos a casa y darles de comer, bañarlos y meterlos a la cama.

—Erick, Emmett es el novio de Rose —le dije.

—Un gusto señor —dijo demasiado formal y él no era formal.

—Erick ¿Qué te pasa? ¿Por qué tan serio?

— ¿Él es el jefe?

—No, solo tiene el mismo apellido ¿Raro no?

—Hola guapote, soy Erick. Tu novia quería que fuera su hombre, pero no puede dejar a mi chica. Pensé que eras el jefe.

—Sí, soy guapote y tu jefe es un Cullen con cara de idiota —le dijo.

— ¡Emmett! Más que suficiente, nos vemos mañana.

Entré por mis cosas y ya estaban Rose y Emmett esperándome.

Llegamos a la casa y Emmett encargó comida italiana.

¡Cielos! Eran casi las nueve y Edward ni llegaba ni me hablaba. Y yo ya me estaba exasperando.

Bañé a Ethan, lo dormí y me puse la pijama, a la media hora me paré de la cama, me desmaquillé, me puse mis tratamientos nocturnos y nada de Edward.

¿Dónde estaba? ¿Con quién?

Ya había tardado mucho. La puerta de la habitación se abrió, pero era Alice.

—Yo también te quiero ¿Por qué me miras así?

—No ha llegado Edward, ni me ha llamado.

—Tranquila, no exageres, ni siquiera ha pasado tanto, además tú sabes que las juntas tardan y sabes que él no tiene ojos para nadie más.

—Gracias Alice ¿A ti cómo te fue?

—Mal y bien. Bien porque todo lo nuevo que compré prácticamente se acabó, pero mal porque tuve un sueño, vi a un hombre alto, rubio y yo corría detrás de él y le pedía que me amara, que si no veía que éramos el uno para el otro, cuando por fin me hacía caso voltea y me despierto. No puedo verle la cara y sé que es el amor de mi vida, algo aquí me lo dice, aquí en mi corazón —decía mientras se ponía la mano en el pecho.

— ¿Amiga que puedo decirte? Yo no sé ni cómo me enamore, cuando menos lo pensé ¡Zas! Estaba enamorada.

—Quiero un novio lindo que me lleve de compras, que soporte todas mis locuras y que me quiera mucho ¿Es mucho pedir?

—No amiga y ahí afuera debe estar el vaquero que te robara el corazón.

—Te quiero amiga, eres la hermana que siempre quise tener.

La puerta se abrió y Edward apareció, sin saco, con la corbata a medio zafar, la camisa abierta y algo despeinado. Se veía hermoso, glorioso, sexy.

—Yo los dejo. Hola Edward, espero que tu junta fuera productiva —mientras pasaba junto a él Alice arrugó la nariz.

Alice se dio la vuelta y me hizo señas de que Edward venía bastante tomado.

—Lo fue —me dijo mirándome fijamente—. Me enteré de muchas cosas, mira a tu linda embarazada en un club tomando tequila —me dijo pasándome su teléfono.

Y sí, en el teléfono de Edward habían al menos cincuenta fotografías de Sara Tamnen tomando licor, fumando y besando al chico que abrió la puerta en del departamento en la mañana.

—Mira el video es lo mejor de todo —me dijo y me quitó el teléfono. Me lo regresó y ya había puesto un video.

En el video la tipa estaba bebiendo, fumando y comiéndose al chico.

—Viene la mejor parte, súbele el volumen —me dijo Edward.

—La abogaducha se lo creyó todo, le mandé los análisis falsos y ahora tu amigo tiene que confirmar el aborto por la tensión sufrida y seremos ricos.

—¡Ella si me estaba engañando! —dije llevándome la mano a la boca—. Edward ¿Cómo conseguiste esto?

—Digamos que el bar al que fui es bueno para las juntas, después de la copa con mi cliente la vi entrar y sabes eso no fue lo mejor lo mejor fue de lo que me enteré —me dijo sin dejar de verme—. Un amigo que encontré me dijo que una empresa privada acaba de ofrecerle a mi novia el hacerse cargo del área legal de una empresa ¿Sabes? Y mi novia no me había dicho nada —dijo mientras se tambaleaba un poquito—. Creo que tomé más de lo acostumbrado —tomó su cabeza entre sus manos.

¡Eso era lo que tenía! Estaba enojado por la propuesta que me habían hecho.

—Sí, me lo ofrecieron hoy, pero como no te volví a ver no te pude decir, estaba esperando a verte en persona para hablarlo.

—Entonces ¿No has aceptado todavía? —me preguntó arrastrando un poco las palabras. Edward estaba algo pasado de copas y era gracioso.

—No Edward, somos pareja y quería hablarlo en pareja.

—Tú… ¿Quieres ese trabajo? —me dijo con cara de niño asustado.

—No te niego que es muy tentador, pero sería muy demandante y no tendría tiempo para mi hijo y menos para ti, lo más probable es que no acepte, además tendría que mudarme y estoy muy a gusto en Nueva York.

—Bella cuando mi amigo me dijo que le habían ofrecido a Isabella Swan el puesto y que prácticamente estaba cerrado el trato, sentí que me moría, pensé que me ibas a dejar —me dijo y comenzó a besarme.

—Como iba a dejarte tontito, si tienes que convencerme de que me case contigo —le dije sin dejar de devolverle los besos, metió la mano bajo mi blusa y me atrajo hacia él.

—Bella tuve miedo, no quería regresar y que me dijeras que te ibas. Pero mira te conseguí pruebas para perder tu caso y misteriosamente le llegaron las imágenes a un fiscal y a un juez, de hecho mi amigo fiscal tomó su propio video. Te amo Bella no me dejes, me muero sin ti.

Me besaba desesperado, como si no hubiera mañana, pero me alarmó lo que dijo: "moriría sin mí".Recordé el enfermizo amor de Victoria por James. Sacudí mi cabeza para alejar las imágenes, me concentré en besar a Edward.

—Tranquilo, pero no vuelvas a decir eso, nadie se debe morir por nadie —le dije sin soltarlo. Edward siguió besándome y me subió la blusa pero de pronto paró.

—Tal vez no me moriría físicamente, pero estar sin ti es como quitarle la luz a mi vida, no me dejes ahora que encontrado a la mujer de mi vida, eres mi todo, tengo miedo de hacer algo mal y que todo se vaya al carajo.

—Tranquilo Edward, tranquilo. Los dos tenemos mucho que trabajar para que esta relación sea buena. Edward, mírame a los ojos, te amo y no voy a rendirme tan fácil.

—Ni yo, si no estuviera Ethan te juro que haría que no recordaras ni cómo te llamas. Mejor vamos a dormir, mañana hay mucho trabajo.

Se desnudó, dejó su ropa en el suelo y en boxers se metió a la cama. Me abrazó y en unos minutos estaba dormido.

Pensé que si hace una semana alguien me hubiera dicho que dormiría en la misma cama que Edward, sin tener sexo y que sería su novia nunca lo hubiera creído, pero lo amo, más de lo que quisiera. Y a veces eso me da miedo.

 


Les dejo el link al video para que vean como son las manos  http: / / youtu . be / dyY6Pv7B48s solo hay que quitar los espacios. Mil gracias por sus votos, Cometarios y Favoritos.


Capítulo 18: Capitulo 15. Larga Noche, Largo Día Capítulo 20: Capitulo 17. Pequeñas Travesuras

 


 


 
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