Sufrir, Vivir, Amar (+18)

Autor: Maricoles
Género: Romance
Fecha Creación: 07/05/2012
Fecha Actualización: 08/10/2013
Finalizado: SI
Votos: 20
Comentarios: 76
Visitas: 112297
Capítulos: 33

La vida de Bella ha sido muy dura, su madre la abandono siendo muy pequeña, su padre la ignoro, su mejor amiga la traiciono y la entrego a su novio para que abusara de ella.. como enfrenta Bella la vida después de esto.
¿Será que Bella si permitirá que el amor de Edward tenga cabida en su corazón?

+18

SUFRIR, VIVIR Y AMAR

INTRODUCCIÓN

Soy Isabella Swan una chica común y corriente, Victoria es mi mejor amiga, prácticamente mi hermana. Mi madre nos dejó a mi papá y a mi hace muchos años, por el papá de Victoria, Phil. Desde que mamá se fue la mamá de Victoria pasó a ser una segunda madre para mí. Es muy irónica la vida, la mujer que ha cuidado de mi es la mujer a la que mi madre le quito el marido. Su nombre es Lilly, ella es una mujer hermosa y muy buena.

Victoria y yo somos como hermanas, solo que Victoria es alta, pelirroja y bastante atractiva, sus son ojos azules como los de su padre; yo soy todo lo contrario, soy bajita, mi cabello y ojos son de color chocolate, herencia de mi papá. Mucha gente no entiende nuestra amistad, pero cuando mamá nos dejo Lilly habló con Charlie, mi papá, y ella se ofreció a ayudarle, cuidando de mi.

 

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Capítulo 26: Capitulo 23 Llamados a la puerta

Capítulo beteado por Eve Runner, Beta FFAD: www facebook com / groups / betasffaddiction

 

 

Capítulo 24: Llamados a la puerta

“No hay razón para buscar el sufrimiento, pero si éste llega y trata de meterse en tu vida, no temas; míralo a la cara y con la frente bien levantada”.

Friedrich Nietzsche

 

 

—Bella, alguien te busca.

El ambiente se tensó inmediatamente al escuchar las palabras de Carlisle.

— ¿Quién? —Fue la pregunta que tres o cuatro voces formulamos.

—Tu hermana —respondió dejando ver a una chica.

Era un poco más pequeña que yo, su cabello era mucho más claro que el mío y sus ojos... ¡Dios! Sus ojos eran muy parecidos a los míos.

—Hola, soy Nessie, bueno, soy Vanessa pero de cariño me dicen Nessie o Nessa. Hola, Edward —habló saludándolo mientras se movía de un pie a otro.

Era tan linda, tan llena de vida.

—Nessa, ¿qué haces aquí? —preguntó Edward.

—Papá me contó anoche que tenía una media hermana, que era tu esposa y yo quería conocerla. Primero me llevó a tu departamento y luego me trajo aquí. Espero que no les moleste. Puedo irme... —Tuvo la intención de marcharse.

—No —dije cortante—. Yo también quiero conocerte, yo también quiero… —susurré.

Un mar de emociones se sentía en el ambiente, iban desde rechazo, curiosidad y miles de emociones más.

— ¿Es tu bebé? Mi papá me dijo que tenías un bebé. —Se acercó a Ethan—. Hola, bonito, ¿cómo te llamas?

Me mamo Ethan Cullen y no monito yo bapo. Tú bapa tamien.

—Gracias —le contestó y él se aventó a sus brazos para que ella lo cargara—. Es muy lindo, se parece mucho a Edward.

Ella pensaba que Ethan era hijo de Edward; ya después le contaría mis cosas. Tendríamos tiempo para conocernos, quería saber… cómo era mi madre. Solo tenía pequeños recuerdos de ella y ninguno era bueno.

Emmett la miró con recelo; pero a Alice le brillaban los ojos, miraba atentamente su ropa.

—Soy Alice, amiga de Bella, casi su hermana. Tú compras en la boutique de “Mode”, me gusta tu estilo. Yo trabajo para la cadena, ¿has pensado en ser modelo? Me encanta tu estilo, en serio me gusta, podría utilizarte para modelo del próximo catálogo. —Hablaba sin parar.

— ¿En serio, te gusta? Nunca he pensado en ser modelo, a mi mamá no le gusta, siempre está diciéndome que una señorita no se viste de esta manera. —Terminó en un susurro al ver la cara de Emmett.

Yo estaba emocionada, siempre creí ser hija única y ahora resulta que no tengo un hermano sino dos. Una hermana menor y un hermano mayor. Además Aro le había contado que era la esposa de Edward, eso me emocionaba. Noté la creciente molestia de Emmett, así que decidí actuar.

—Nessie, mira, él es mi hermano, Emmett. Es hijo de Charlie y de Esme —le dije señalándolos—. Te presento a mis mejores amigas, Rose y Alice; y a Jasper, el hermano de Rose y pareja de Alice.

—Wow. Yo siempre quise tener más hermanos, pero mamá no quiso más hijos. Sé que ella les hizo cosas malas, pero es mi mamá y yo la quiero. Intentaré no hablar de ella.

Todos nos quedamos callados, pero fue Esme quien acabó con el silencio.

—Eres bienvenida en mi casa y no te preocupes todos estamos algo… —Hizo una pausa—. Alterados, fueron muchos sucesos de golpe.

—Sí, apenas me acabo de enterar que Emmett es mi hermano, es algo raro, ¿cierto? Ser hija única y que de pronto te salgan hermanos por todos lados.

—Sí, pero me gusta. —Su sonrisa era franca, no era fingida.

—Oye Nessa, ¿qué te hizo Ren? ¿Aro dijo algo anoche? —preguntó Edward.

Ella suspiró y nos miró.

—Mamá no quiere que estudie arte, ella quiere que estudie leyes para que me haga cargo del despacho, pero a mí no me gusta. Papá intenta apoyarme en todo, me ayudó a mandar la solicitud para la escuela de arte de NY, pero mamá interceptó la carta de admisión, papá la descubrió y pelearon. Siempre están peleando por cosas así; si yo quiero usar pantalones y ella no quiere, si yo quiero salir y ella quiere que me quede a estudiar. Siempre pelean por mí.

Aro había peleado por su hija, echándome a mí a los leones.

—Renée solo piensa en ella, siempre —gruñó papá.

—Papá, por favor compórtate.

—No puedo verla a ella sin recordar que te dejó, me molesta. Hace que me hierva la sangre. Voy a salir, no, primero voy a cambiarme y a tranquilizarme —rezongó algo más y luego se fue.

Nessie se quedó quieta, esperando que alguien más se enojara.

Emmett fue el siguiente.

—Mira, tú me caes... digamos que no tengo nada contra ti, pero tu madre le ha hecho mucho daño a mi familia. Será cuestión de tiempo acostumbrarme.

Nessie lo miró y lo abrazó.

—Gracias, gracias por darme una oportunidad. No sé qué les hizo mamá, pero yo no soy como ella.

Emmett estaba debatiéndose entre abrazarla o alejarla.

Al final se quedó con los brazos a los costados de su cuerpo y ella lo soltó.

Rose movió la cabeza negativamente y se adelantó.

—Yo voy a darte una oportunidad por dos razones: la primera, me caes bien; y la segunda, tu papá es mi jefe, así tendría dos palancas con dos de cuatro jefes. Ahora dime algo de tu vida, ¿tienes novio? ¿Alguien que te guste? No sé, dame algo para conocerte, pero antes que nada… Si les llegas a hacer daño a cualquiera de mi familia no me voy a tentar el corazón hasta verte sufriendo, ¿entendido?

Nessie asintió con la cabeza.

Mamá, teno ame mi pacita hace grrr —dijo Ethan.

Todos reíamos. Nessie me miró.

—Yo creo que es mejor que me vaya. ¿Puedo esperar aquí un taxi?

Esme la tomó de los hombros. —Ven, quédate a desayunar. Tú eres bienvenida en esta casa. Siempre.

—Gracias, es usted muy linda y además muy amable.

—Dime Esme y no me hables de usted que me vas a hacer sentir muy viejita.

Nessie rio con una risa musical llena de vida y contagió a Ethan que estaba encandilado con ella.

Busqué con la vista a Emmett y estaba detrás de todos, hablando con Charlie; ambos tenían el ceño fruncido y se les notaba molestos.

Saqué el aire y le entregué el niño a Edward. —Dale de desayunar, por favor.

Caminé hacia papá y Emmett. — ¿Me pueden decir por qué están tan molestos? Sí es hija de Renée, pero es mi hermana.

—Pero es hija de ella —protestó Emmett.

—Igual que yo y eso no me hace mala persona. Si no les gusta se joden, ella es mi hermana, igual que tú Emmett. Y tú papá, tú escogiste a Renée como tu compañera, algo le tuviste que ver, no te pongas así. Ve a Nessie, ella no es mala, si lo fuera hubiera dicho algo molesto, así que si no les gusta por mí no hay problema, pero en mi casa ella es bienvenida y por lo que dijo Esme en esta también, si tienen problema les sugiero que se alejen y no la hagan sentir mal.

Cuando terminé de hablar me fui a la cocina. ¡¿Por qué diablos no podían darle una oportunidad?!

Cuando llegué estaban todos ya picando algo o cocinando. Ethan estaba sentado en una silla alta, en una silla nueva.

—Mira, compré dos sillas nuevas. Digo, ahora van a haber más bebés aquí —explicó Rose toda emocionada. La silla era rosa fuerte con muchas flores.

—Rosa… —soltó Edward—. Esperemos que no le haga replantearse ciertas cosas.

—Eso no afecta, ¿no dijo Emmett que te vestía de niña? Y mírate todo un hombre —expuso Rose con voz gruesa al final.

—Nunca me vistió de niña —aseveró, pero algo en su mirada lo traicionó.

—Claro que sí, tengo hasta fotos que lo prueban y no solo una vez si no varias —afirmó Emmett—. Pues… bueno, bienvenida a la familia, pero estás a prueba —le dijo a Nessie y luego me miró—. Sí, a prueba, tú estuviste a prueba también. Así que… ¿qué hay de desayunar?

El resto de la mañana pasó un poco entre amabilidad, novedad y estar tensos. Sobre todo cuando Nessie olvidaba que nuestra madre no era bien recibida por todos y hablaba como si nada de ella.

Dentro de mí sentía un poco de celos, ¿por qué ella y no yo? ¿Por qué no se quedó conmigo? ¿Por qué no me llevó con ella?

.

.

.

Nessie se fue en la tarde, cuando Aro pasó por ella, pero el muy cobarde no quiso bajarse del auto, claro estaba que Edward no lo iba a dejar pasar, porque escuché cómo le decía que mañana al terminar la junta semanal tendrían una reunión privada.

Dejamos a Emmett en su casa junto con Rose y mi papá. Alice se había ido mucho más temprano con Jasper. Quise alejarme de Rose para darles su espacio y ahora eran Alice y Jasper los que si seguían así tendrían que buscarse su espacio.

Me encantaba mi rutina con Edward, no era aburrida, al contrario era tan divertida. Lavar la ropa y terminar teniendo sexo en el cuarto de lavado le daba un nuevo significado a esta tarea.

Eran casi las doce de la noche y yo estaba muerta de cansancio. Ethan estaba dormido y Edward estaba terminando de revisar su correo.

—Edward —lo llamé mientras me ponía la pijama—. ¿Puedes pedirle a Aro el teléfono de mi mamá? Necesito hablar con ella. Quiero… no, necesito saber… preguntarle muchas cosas.

—No sé si sea bueno. Me encanta esta pijama de osos —manifestó cambiando el rumbo de la conversación, mientras metía la mano por las aberturas laterales de la pijama.

—Concéntrate. Edward, estamos hablando de mi mamá.

—Nop. Incubadora dijo Rose y mira que tiene la boca llena de razón. Vamos, Bella, te negó… en tu propia cara.

Edward no me soltó de las caderas y comenzó a masajear mis glúteos.

—Pero yo quiero saber. Suéltame, no me dejas pensar con claridad.

Hizo caso omiso a lo que le pedí y me atrajo hacia él. Recargó su rostro en mi vientre.

—Déjalo… Bella, ella te va a hacer daño. Tú no la conoces.

—Ese es el punto, Edward, yo no la conozco y quiero hacerlo. Por favor…

Sentí suspirar a Edward.

—Yo tengo el teléfono, pero... —Empezó a hablar cuando notó que lo alejaba—. Necesito sentirme motivado a dártelo, no sé… pero el sexo me motiva mucho.

Lo alejé.

—Le pediré el número a Nessie, ella no me va a pedir nada a cambio —inquirí molesta.

—No te enojes, amor, era una broma.

—No me enojo, solo me pongo de mal genio. Además tengo mucho sueño, mucho y tú tienes que levantarte a poner la última carga de ropa en la lavadora antes de irnos a trabajar. Hoy estamos a dieta.

—Noo… —gritó y comenzó a hacerme cosquillas, tirándome a la cama.

—No, dije que no.

—Anda, uno rápido y ya.

Mi risa no se hizo esperar, su cara de puchero era casi la misma que la de Ethan.

—Bueno… uno o dos.

La pijama de osos salió volando y su playera quedó destrozada gracias a mis manos.

—Te prohíbo romperme alguna de la universidad, esas están vetadas de romper —me advirtió mientras besaba mis pechos.

—Qué delicado.

Él arremetió soplando en mi vientre, como si fuera un niño y mis cosquillas me traicionaron haciéndome revolcar en la cama.

—Entonces amor, ¿vas a romperme alguna playera de la universidad?

—Ninguna —le dije con el poco aire que me quedaba.

—Júralo —exigió antes de comenzar a soplar en mi vientre.

—Ed...Edwa...Ed... yo... juro... camisetas… —Intenté decirle que juraba no romper ninguna de sus camisetas.

Edward subió con su boca a través de mi pecho hasta mi boca, dejando besitos por todo el camino.

Me dio un beso, un beso suave, lleno de amor. Pude sentir su erección contra mi muslo, solo imaginarlo dentro de mí me encendió, me sentía como un volcán a punto de hacer erupción; rápidamente me moví dejándolo bajo mi cuerpo. Le tomé las muñecas y le detuve la mano.

—No, corazón, ahora yo voy a tomar el control. —Y por primera vez me atreví a tomar el control.

Comencé a besarlo en el pecho, intentando imitar lo que él hacía conmigo.

Lamí sus pezones y estos reaccionaron poniéndose duros.

—Bella, si sigues haciendo eso este juego no va a durar mucho —me aseguró con voz extremadamente ronca.

— ¡Tienes que aguantar! Apenas comienzo —le advertí, para después empezar a pasar mi lengua por su vientre, por sus muslos y cuando iba a su miembro me detuvo.

—Bella, te juro que no voy a aguantar.

Me detuve y me dejé caer sobre su eje, él cerró los ojos conteniéndose.

Me afiancé en su pecho mientras subía y bajaba, saltando sobre él, sus manos se ciñeron a mi cintura, apretándome contra su pelvis, haciendo que la penetración fuese más fuerte, profunda y placentera.

—Edward —jadeé entrecortado, mientras lo sentía llegar más dentro.

—Sigue así, nena, no te detengas —susurró él, mientras me hacía cabalgarlo. Sentía la deliciosa fricción entre nuestros cuerpos, mis paredes empezaron a cerrarse en torno a él.

—Vamos, nena, espera un poco más. —Una de sus manos pellizcó mi pezón y empecé a ver puntitos de colores por toda la habitación. Edward estaba cerca, lo sabía, así que apreté mis paredes vaginales en torno a su miembro.

—Joder, Bella —siseó echando su cabeza hacia atrás.

—Voy a correrme —susurré. No era que le pidiera permiso, solo estaba avisándole.

Mis caderas se movieron frenéticamente sobre él y me perdí. El orgasmo estalló, mientras sentía a Edward tensarse bajo mi cuerpo… placentero, hermoso y jodidamente caliente; todo eso y más.

—Te amo —le dije en un suspiro, antes de caer sobre él.

Sentía los ojos pesados, el día me estaba cobrando factura. Edward me mantuvo sobre él, controlando su desesperado corazón.

—Yo también. —Suspiró fuertemente—, también te amo, mi Bella.

Me sentí completa, llena de él.

Quitó el cabello que cubría mi rostro, sonrió y dijo: —Eres increíble, te amo. Te amo. Te amo —repitió una y otra vez, mientras yo me perdía en el mundo de los sueños.

El despertador sonó y comencé a moverme. Edward dormía, atrapándome con sus brazos. Intenté soltarme, pero él me apretó más, si algo me molestaba de Edward… sería esto; cada vez que quería dejarlo en las mañanas él me apretaba contra sí.

—Suéltame, Edward. Siempre se me hace tarde.

—No —dijo con su voz ronca de recién levantado.

—Por favor suéltame, necesito ir al baño y no se te ocurra apretarme.

La risa de Edward mientras me soltaba me irritó. ¡Claro! Él en quince minutos estaba listo. Yo necesitaba más tiempo.

Me metí a bañar furiosa, pero el agua me relajó y decidí que no era de importancia. Cuando salí Edward y Ethan estaban en la cama, jugando con los autos.

Hola mamá, ¿One está Nessie? —preguntó Ethan.

—En su casa, Ethan, ya te había dicho —le contestó Edward.

¿No viene con nosotos?

—No, ella vive en su casa con su mamá y su papá.

A meno.

—Es la tercera vez que me pregunta.

—En eso se parece a ti —bromeé.

—Sí, creo que en eso también se parece —convino, mientras me daba un casto beso en la frente y se dirigía al baño, pero casi de inmediato salió—. Olvidé al otro miembro del clan. Vamos a bañarnos —dijo mientras le extendía los brazos a Ethan.

Mamos a mañanos, bien mañados. —De inmediato Ethan empezó a cantar la canción que Edward le había inventado cuando se bañaban.

Sonreí.

.

.

.

El resto de la mañana siguió sin novedad. Erick me había dado un informe detallado de todo lo acontecido en el baile después de que nos fuéramos. Habían varias hipótesis; una era que yo era la hija perdida de Aro y Ren; otra, que era la hija de Aro con otra mujer; y la tercera, que era la hija mayor de Ren y que por eso conseguí el trabajo.

Le expliqué a Erickk para que él pudiera pasar la información correcta. Eran casi las doce y moría de hambre, mi próxima cita era a las tres de la tarde, iba a buscar a Edward e invitarlo a almorzar, pero al salir me topé con Nessie.

—Hola, Bella. Me escapé de mis clases y vine para ver si podíamos, bueno, ¿si tú quieres ir a almorzar? —habló a una velocidad sorprendente, parecía más hermana de Alice que mía.

—Vamos, iba por Edward pero sigue ocupado, ¿Erick le avisas?

—Claro, jefa, pero muévete que me tapas la vista.

Miré hacia donde se dirigía su mirada, allí se encontraba Jake, debí suponerlo. Él me miró y sonrió, se acercó a nosotros, miró a Nessie y luego a mí.

—Hola, Bella y clon de Bella.

—Jacob, tan agradable como siempre. Ella es Vanessa, mi hermana menor.

— ¿Tu hermana? ¿Cuándo tuvo Charlie otra hija? Espera es... ¿de parte de tu madre?

—Sí, exacto.

—Un gusto, Jacob Black, amigo y servidor. —Le extendió la mano y Nessie se puso toda roja. Se sonrojaba igual que yo–, le dio la mano, sin dejar de morderse el labio inferior.

—Yo soy Nessa, Vanessa Vulturi, pero puedes decirme Nessie.

—Me gusta más Nessa, ¿Vulturi?

—Sí —contestó apenada.

—Nos vemos, Jake. Vamos a almorzar.

— ¿Puedo ir con ustedes?

La cara de Nessie me lo dijo todo, pero por esta ocasión la quería solo para mí.

—En otro momento. Hoy quiero tener a mi hermana para mí… sola.

Vi la cara de ambos y me sentí un poco mal. Ya en otra ocasión los juntaría, no obstante, Jake era muy grande para Nessie, le llevaba más de ocho años. Además él tenía a Yulia, ¿no?

Terminé en un Subway con una muy platicadora de Nessie. ¡Dios! Hablaba hasta por los codos, en la media hora que teníamos juntas ya estaba enterada de varias cosas de su vida, de la de Aro y hasta de la de Renée.

—Anoche, mamá y papá dijeron que no van a separarse. Pero vivirán un tiempo separados, creen que soy una niña, claro que van a separarse. Si se separan… ¿me toca elegir con quién vivir? Yo los quiero a los dos, bueno más a papá, pero también quiero a mamá. ¿Tú con quién te irías a vivir?

—Bueno, en mi caso no hubo opción, me tocó vivir con Charlie o más bien con Lilly.

— ¿Lilly es la nueva esposa de tu papá?

—No, ella murió, ya hace muchos años —le dije al ver que se ponía triste—. ¿Quieres que te cuente mi vida?

—Me encantaría, pero solo si tú quieres, no te sientas obligada.

—Bueno, pues agarra bastantes servilletas porque el principio no es muy lindo.

Le conté todo, absolutamente todo. Desde el abandono de Renée hasta el presente, que me iba a casar con Edward. Ella me escuchó, a veces pasiva, a veces preguntando curiosa.

— ¿Por qué mamá te dejaría? No entiendo, ella siempre ha sido algo fría con los demás, pero no conmigo.

—Porque le estorbaba, al menos eso pienso. Ella quería ser rica y yo sería un estorbo en su vida. Contigo tuvo lo que quería: un marido rico y una hija hermosa. Ya no había cabida para mí en su vida. —Al decir eso me di cuenta de que era cierto.

Me sentí muy triste, pero Nessie me sacó de mis pensamientos.

—Lo bueno es que al final conseguiste una familia que te ama.

—Eso es cierto, mira de estar sola ahora tengo una gran… gran familia.

—Oye, tu amigo el alto, Jake… —dijo sin evitar sonrojarse—. ¿Tiene novia?

—Creo que sale con alguien, pero es muy grande para ti, él tiene veintiséis años.

—No son muchos, yo acabo de cumplir dieciocho. Son solo ocho años, papá le lleva diez a mamá.

—Bueno viéndolo así no son muchos. Pero, ¿Jake? Ok, no niego que tiene lo suyo. —Mejor Jake que Edward dije, al recordar los celos que sentía con Yulia—. Hay una chica, Yulia, es la secretaria de Edward, pero no sé qué tan seria sea su relación.

— ¿Puedes investigar, por favor? Anda. Es que me gustó mucho. Su cara con su nariz tan linda, parece un perrito, lindo, listo para ser adoptado. Por fa… anda, no te cuesta nada.

Estaba ya de pie, brincando de un lado a otro. —Anda, anda.

—Hay algo que tienes que saber —le comenté intentando ponerme en el papel de hermana mayor—. Jake y yo salimos hace tiempo. Hasta que pasó lo de James.

—Pero tú ya no lo quieres, ¿no? Tú quieres a Edward.

—Sí, pero quería que lo supieras.

De pronto su cara se iluminó.

— ¿Tuviste sexo con él? ¿Es bueno? Dímelo todo, quiero detalles

— ¿Segura que dijeron que eres mi hermana y no de Alice?

Nessie frunció el ceño y torció la boca.

— ¿Por qué no quieres contestarme?

— ¡Dios, no puedo estar teniendo esta conversación!

—Por favor, contéstame, anda —pidió, haciendo cara de perrito abandonado.

—Ok. El sexo era bueno, no diré nada más.

— ¿Edward es mejor? —preguntó abriendo sus ojos grandotes—. ¿Qué tanto? Podría haber mejorado, ¿no? Tal vez Edward quiera darle clases. No sé, yo puedo enseñarle cosas... —Le tapé la boca.

—Nessie, toda la gente te está escuchando.

—Pero no digo nada malo —habló con mi mano en su boca—. Quita tu mano o te lamo.

Apenas iba a quitársela cuando sentí su lengua.

—Nessie —le regañé un poco más fuerte, pero sin alzar la voz muy alto.

—No me gusta que me tapen la boca, odio que mamá haga eso. Siempre me lo hace cuando no le gusta lo que digo. No lo hagas de nuevo.

—Ok. No tapar la boca, entendido.

Miré el reloj, vi que era hora de regresar.

— ¿Puedo regresar contigo? Y así veo a mi papá y a Jake. Antes evitaba la oficina de papá, ahora será mi sitio preferido. Así te conozco a ti y a Jake.

Regresamos en taxi y seguí escuchando lo maravilloso y lindo que era Jacob.

—Lo viste tres segundos, deja que lo conozcas más.

—Y voy a amarlo locamente, lo sé, me lo dice mi corazón. Cuando lo vi sentí que era él, que él era para mí. Mi Jacob.

La miré y no pude evitar reírme, en realidad estaba entusiasmada. No encontré otra palabra, me negaba a decir enamorada, solo lo vio cinco segundos.

Cuando llegamos a la oficina iba entrando Yulia con un par de sándwiches, olvidé llevarle de almorzar a Edward.

—Hola, Bella. Edward está de muy mal humor, ¿no podrías ir a darle unos besos? A ver si se le compone el humor.

—Hola, Yulia. Mira ella es mi hermana y es hija de Aro.

—Hola, quisiera darte la mano pero las tengo ocupadas —comentó Yulia.

— ¿Quieres que te ayude? —Se ofreció Nessie y sin darle tiempo a contestar Nessie le quitó de las manos las bebidas que llevaba, tirándoselas encima, por hacerlo tan de prisa.

— ¡Rayos! Otra vez. Siempre me mancho, siempre me ensucio. ¿A ti te pasa? —me preguntó mientras se sacaba el suéter.

—Siempre —contestaron detrás de nosotras.

Era Jacob, con su sonrisa que en esta ocasión derritió no a una, sino a dos mujeres.

— ¿En serio? Nunca lo imaginé.

—La hubieras conocido hace unos cuatro años; tenis y jeans eran lo suyo, jamás la veías con faldas o tacones.

—Oye, no reveles mis secretos, yo que le he contado que siempre he sido toda glamour —le reclamé riéndome.

—Yo tengo que irme a trabajar antes de que mi jefe me corte la cabeza. En serio, Bella si le cambias el humor seré tu esclava de por vida. —Movió la cabeza—. Solo una semana pero seré tu esclava.

Yulia se alejó. Jacob ni siquiera la siguió con la mirada, era como si solo tuviera ojos para Nessie.

—Jacob, dime, ¿por qué quisiste ser abogado?

Jacob sonrió y se llevó a mi hermana a su oficina platicando, y me dejaron ahí parada.

Estos dos pueden meterse en muchos problemas. Caminé a la oficina, con todo el trabajo que tuve no recordé ni a Jacob ni a Nessie. Hasta las seis de la tarde cuando Edward entró a buscarme.

— ¡Arg! —refunfuñó, dejándose caer en el sillón.

—Hola, mi vida, ¿cómo estás? Bien, amor, ¿y tú? Muy bien muchas gracias.

—No, hoy no —dijo mirándome—. Mi día fue espantoso.

—Algo me dijeron.

—Hablé con Aro. Me dijo algo que me dejó sin argumentos; luego uno de mis casos se complicó, el testigo principal se retractó. Tú no estabas y no me dabas tus besos —reclamó mientras se pasaba por el cabello las manos.

—Eso se puede remediar. —Me acerqué a él lentamente, pero insinuándome—. ¿Extrañaste mis besos? —le pregunté, mientras me ponía encima de él, él asintió e hizo un puchero—. ¿Mucho?

—Mucho, mucho.

—Pobrecito, bebé —dije mientras me movía sobre su regazo y le daba besitos por toda la cara.

—Merezco una recompensa porque me dejaste solito.

Comenzamos a besarnos, era un beso apasionado, tanto que no escuchamos la puerta.

—Yo quiero alguien que me bese así —dijo una voz seguida de un suspiro.

—Nessa —protestó Edward. Intenté moverme, pero él me detuvo y me habló en voz baja—. No te levantes, todavía no.

—Se ven tan lindos. Algún día Jacob y yo seremos novios, es tan lindo. Edward, ¿por qué no me lo presentaste?

— ¿Jacob Black? El... tonto ese. ¿Sabes que fue novio de tu hermana? —le cuestionó, poniéndose de pie y prácticamente olvidándose que yo estaba encima de él—. No, ni hablar, no se va a llevar la virginidad de las dos.

Cerré los ojos.

— ¿En serio, fue tu primera vez? Tienes que contármelo todo. Ya sé que tú crees que Edward es mejor, pero yo no lo creo. Mira, tengo una teoría como Eddie es tu alma gemela, por eso crees que es mejor en el sexo, pero Jacob es mi alma gemela y el sexo será sensacional —me decía Nessie.

—No, no, no, me niego a que tengas algo que ver con Black, es muy grande para ti —expresó Edward.

—No es muy grande, es de tu edad y si le dices a papá te prometo que te hago la vida imposible —argumentó Nessie.

—No tengo que decirle nada, él se entera de todo —soltó Edward.

—Oigan niños, cada uno a su esquina —intervine mientras se calmaban un poco, parecían dos niños peleando por el oso de peluche.

—Pero Bella, él no quiere que sea feliz, es a él al que tienes que castigar. Quítale el sexo —propuso Nessie divertida.

—Oye, no le des ideas —se quejó, jalando a Nessie y dándole un abrazo—. En serio, Black no te conviene.

—Dime tres razones, pero que sean verdad, dime por qué Jacob no me conviene y te juro que lo dejo. Tres reales, no tonterías.

—Salió con tu hermana —informó Edward.

—Seremos hermanas de babas y seremos tres cuartos de hermanas en vez de medias hermanas.

Yo estaba detrás del sillón, divertida.

—Es más grande que tú.

—Papá le lleva diez años a mamá, él solo me lleva ocho.

Edward se quedó pensando.

—Sale con Yulia —dijo triunfante.

—Solo son amigos, ya le pregunté.

—Tu madre no lo aprobaría.

—No me importa, con que yo lo quiera y él a mí, no me importa el mundo.

—No sabes si él te quiere.

—Es verdad, pero apenas nos estamos conociendo y cuando menos me lo espere él me va a decir que me ama. Así que ese argumento no es válido.

—Nessie —le pregunté—, ¿estás segura que no quieres ser abogada?

—No lo sé, ahora la abogacía tiene otros alicientes; estaría con ustedes y con Jacob, tan lindo mi Jacob —dijo con un suspiro.

Los tres soltamos la risa, era tan natural estar juntos como familia. ¿Por qué no podían entenderlo Charlie y Emmett?

Llamaron a la puerta y luego se abrió, era Aro; me puse tensa y Edward se ubicó a mi lado.

—Hola, solo vengo por Nessa. Vamos, pequeña.

Nessie frunció el ceño. — ¿No puedo irme con Bella a su casa? Quiero ver a Ethan, es tan lindo.

—Hoy no. Si quieres mañana te vas todo el día, pero hablaron de la escuela y tu madre está molesta.

Nessie hizo gestos y al final aceptó. —Está bien, pero mañana iré a verlo, ya tengo permiso, no importa que me castigue mamá.

—Bella, Edward, nos vemos mañana —se despidió Aro.

Nessie se acercó a mí. —Mañana nos vemos, te voy a llevar unas fotos de mamá. Adiós Edward.

Al salir Aro abrazó a Nessie y le dio un beso en la cabeza. Escuché cómo reía Nessie.

—Aro me cuestionó, me dijo que si la felicidad de Ethan estuviera supeditada a hacer llorar un niño por cinco segundos… ¿Yo sería capaz de hacer llorar al otro niño? Y sabes que sí, lo haría sin pensarlo. Me dijo que eso hizo él, que la felicidad de su hija dependía de molestarte a ti y él lo hizo; y no se arrepiente.

Me quedé pensando y creo que el razonamiento de Aro era algo difícil de rebatir, pero al final me había tocado sufrir un poco otra vez, pero gracias a eso también había encontrado a mi hermana, así que no me molestaba ahora tanto.

Salimos por Ethan y al llegar a casa estaba Alice llorando, mientras Esme y Emmett intentaban consolarla.

Al vernos llegar Emmett se puso de pie. —Necesito ir a impedir que Rose mate a su hermano. Nos vemos al rato.

— ¿Qué pasó? —pregunté.

—Jasper —habló Alice con la voz rota—, está casado con una tal María; estábamos en casa de Rose, había salido temprano, quería hacerle algo especial. Llamaron a la puerta y era la tipa, alta, hermosa, de pelo largo —dijo tocando su pelo corto—. Y yo ahí, parada como idiota. ¿Está Jasper Hale? Me preguntó, luego me dijo: le dices que su esposa está aquí. ¿Sabes qué hice? Entré, tomé la copa de vino tinto que tenía y se la vacié en la cabeza y le dije que su esposa la buscaba en la puerta. Todavía la muy descarada me dijo: “Hay pequeña, estabas saliendo con mi marido, siempre le encanta meter variedad” y soltó una carcajada, quería matarla. Salí corriendo y mírame… aquí estoy, como idiota. Cuando llegué aquí estaban Rose y Emmett en la sala besándose, ya sabes cómo son y les conté lo que pasó. Rose dijo que iba a matarlo y se fue.

Ya no pudo seguir hablando, comenzó a toser. Edward corrió por un vaso de agua, Esme continuó intentando calmarla.

Ethan comenzó a inquietarse a pesar de estar dormido, le hice una seña a Esme para decirle que subiría a dejarlo en su cama.

Apenas estaba dejándolo cuando escuché el timbre. Lo único que pude pensar era: ¡¿Ahora quién diablos sería?!

 

Capítulo 25: Capítulo 2s: I Knew I love you. Capítulo 27: Capitulo 24. Entre vestidos y nauseas

 


 


 
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