Sufrir, Vivir, Amar (+18)

Autor: Maricoles
Género: Romance
Fecha Creación: 07/05/2012
Fecha Actualización: 08/10/2013
Finalizado: SI
Votos: 20
Comentarios: 76
Visitas: 112302
Capítulos: 33

La vida de Bella ha sido muy dura, su madre la abandono siendo muy pequeña, su padre la ignoro, su mejor amiga la traiciono y la entrego a su novio para que abusara de ella.. como enfrenta Bella la vida después de esto.
¿Será que Bella si permitirá que el amor de Edward tenga cabida en su corazón?

+18

SUFRIR, VIVIR Y AMAR

INTRODUCCIÓN

Soy Isabella Swan una chica común y corriente, Victoria es mi mejor amiga, prácticamente mi hermana. Mi madre nos dejó a mi papá y a mi hace muchos años, por el papá de Victoria, Phil. Desde que mamá se fue la mamá de Victoria pasó a ser una segunda madre para mí. Es muy irónica la vida, la mujer que ha cuidado de mi es la mujer a la que mi madre le quito el marido. Su nombre es Lilly, ella es una mujer hermosa y muy buena.

Victoria y yo somos como hermanas, solo que Victoria es alta, pelirroja y bastante atractiva, sus son ojos azules como los de su padre; yo soy todo lo contrario, soy bajita, mi cabello y ojos son de color chocolate, herencia de mi papá. Mucha gente no entiende nuestra amistad, pero cuando mamá nos dejo Lilly habló con Charlie, mi papá, y ella se ofreció a ayudarle, cuidando de mi.

 

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Capítulo 23: Capitulo 20. Mister Celosito y más sorpresas

Disclamer: los personajes no son míos son de SM yo solo los uso para contarles una historia que sale de mi cabeza.

Gracias a Eve Runner por betear el capitulo (Beta FFADD) y por el titulo del mismo.

www . facebook groups / betasffaddiction /

Capitulo dedicado a Verito que fue la única que supo que iba a pasar, por fin Verito lo que tanto haz esperado.


Capítulo 20

Mister Celosito y más sorpresas

"Nunca exijas nada a la vida, espera, y algún día la vida te dará una sorpresa maravillosa".
Anónimo

Si pensaba que la semana pasada había sido caótica, esta estaba en rumbo a ser más caótica.

Entre a mudanza y la preparación del juicio estaba muerta.

El estrés estaba acabando conmigo. El pobre de Edward era quien había pagado, dos veces le había gritado y él solo se quedaba ahí sin hacer nada, eso me hacía querer ahorcarlo.

El lunes estábamos guardando mis cosas en cajas y encontré mis recuerdos del instituto. Edward estaba robándome mis fotos, si digo robándome, porque cada foto que le gustaba la iba apartando para llevársela.

—Edward deja esas fotos —le dije por enésima vez—. En serio, no voy a dejar que te las lleves.

Le di un manotazo intentando quitárselas pero lo único que logré fue esparcirlas por el piso.

Una fotografía llamó la atención de Edward, ni siquiera recordaba haber conservar esa foto.

—¿Son Victoria y James? —me preguntó.

—Si, nos la tomamos prácticamente al mes de conocerlo. Victoria quería que fuéramos a una fiesta pero yo me negué y fueron a mi casa antes de ir a la fiesta y nos tomamos esa foto, ni siquiera recordaba tenerla.

— ¿Quieres conservarla?

—Sí y no. Voy a guardarla en un lugar, bien escondida.

— ¿Puedo decirte algo? Ethan no se parece a él —sabia que mentía, mi hijo se parecía a James—. Se parece más a mí, es más, es idéntico a mí.

—Por eso te quiero tanto, tanto —le dije dándole un beso en la boca.

— ¿Solo me quieres? Creo que tendré que esforzarme en hacer que me ames —y comenzó a besarme con más ardor, hasta que la puerta abriéndose, mostrando a Emmet con Ethan en los brazos nos regresó a la realidad.

—¿Así es como empacan? Le diré a Rose que hay que empacar —dijo burlonamente.

—Venimos a ayudarles a empacar, ¿dime que voy haciendo? Pero los besos se los dejo a Edward.

En ese momento Emmet también vio la foto.

— ¿Por qué guardas una foto de ellos? No lo entiendo, no solo te lastimaron y te . . —y decidí interrumpirlo.

—Si, pero no recordaba tener esa foto y algún día si Ethan me pregunta tendré que contarle lo que pasó, al paso que vamos él lo investigara en Internet antes de los cuatro años.

—Bueno tienes razón —su vista se fue a otra donde estaba con Jake besándome—. ¡Mira! Aquí te veías como una pequeña niña creo que todavía no tenías sexo con Jake.

—¿Qué? No digas tonterías —gritó Edward asustando un poco a Ethan.

—Para tu información . . —Iba a decirle que ya habíamos tenido sexo pero vi la cara de Edward y decidí cambiar de tema—. Puedes llevar mañana las cajas a la casa mientras trabajamos. Es ropa y juguetes de Ethan.

—Claro que si capitana —y se cuadró—. Que buen cambio de conversación. Pero mi hermano ahora necesita una lupa.

Edward miraba la foto, varias veces como si no creyera lo que veía.

—Me siento . . confundido. Voy a la sala un momento. Será mejor que guardes todas esas en una caja muy escondida —y señaló una serie de fotografías de Jake y mías.

Tomé una donde salía sobre la espalda de Jake.

—Mira en esta Jacob y yo fuimos a la playa fue un día muy divertido —en ese momento escuché maldecir a Edward y azotar la puerta.

—Ups —bromeó Emmet—. Creo que se enojó. Pero no entiendo ¿Por qué tienes las fotos de Jacob y tú besándose?

—Porque fue una etapa muy bonita de mi vida, porque las quiero conservar. Fui feliz, era una chica como todas.

—Pero si guárdalas en un rincón muy, muy oculto, porque si las ve Mister Celosito otra vez… puede darle un aneurisma cerebral.

Emmet me ayudó a empacar las fotos más comprometedoras, no sin antes burlarse todo lo que pudo de mí.

—Bueno creo que por hoy es suficiente. Tengo hambre y mucha —le comenté.

—Yo muero de hambre, creo que el embarazo de Rose me está afectando, todo el día tengo sueño y antojos. ¿Será eso posible?

—Creo que sí, es algún síndrome o algo así. Pregúntale a San Google.

—Lo haré, porque si es cierto no quiero que altere mis hormonas —empezamos a reírnos.

Entramos a la cocina donde Edward, Alice y Jasper hacían de comer. Mientras Rose estaba sentada comiéndose los ingredientes.

—¿Qué? —le dijo a Emmet—. Son muchos.

—Rose quedamos en que serías más amable —le recriminó Emmet.

—Pero ya son tres cocinando y tengo los pies hinchados. Mira —señaló sus pies descalzos y si, hinchados.

—Si no usaras todo el día esos zapatos tan altos…

—Si tú no fueras tan alto y yo fuera un poco más alta sería fabuloso, pero no, lo siento, mis tacones se quedan hasta que no pueda con ellos.

En ese momento Alice y Jasper, ponían sus cenas en una charola y tomaban unas bebidas.

—Nosotros vamos a… tener una cena más íntima —dijo apenada Alice pero después vi como apretaba una pompi de Jasper. Se rieron y subieron casi corriendo las escaleras.

—Bueno al menos no dan tanto espectáculo como Rose y Emmet.

— ¡Oigan! No damos espectáculos —dijo Emmett y nos miraron indignados.

En ese momento Ethan rompió la tensión.

—Papá, quelo juito.

—Claro que si para mi hijo lo que quiera. ¿Uva? —Ethan meneó la cabeza negando—. ¿Manzana? —asintió fuertemente y muchas veces.

Ethan se rió y Edward con él. Juntos eran un papá y un hijo sin duda. Nadie negaría que entre ellos había una conexión especial.

El teléfono de Rose, Edward y el mío sonaron prácticamente al mismo tiempo. En el mío... era Erick.

— ¿Pasó algo Erick?

—Prende la tele amor, la tipa del caso Kennedy está dando una entrevista en vivo.

Edward estaba prendiendo la tele en ese momento y Rose estaba anotando algo. La tipa estaba diciendo nada y todo al mismo tiempo, estaba dañando la reputación de nuestro cliente.

—Mendiga vieja, no puede verse más ensayado —dijo Rose.

—Mañana es la audiencia para ver si aceptan el caso, pero es casi seguro que lo acepten. Solo iremos Rose y yo. Tú y Jacob tendrán que quedarse y monitorear que tanto afectó esto a nuestro cliente, buscaremos que esto sea beneficioso para nosotros. ¿Crees que Erick pueda conseguirnos una copia de este circo?

—Creo que sí, voy a llamarlo.

Salí para hablar con Erick y me dijo que ya tenía el video, que lo enviaría a mi correo y al de Edward.

Cuando regresé a la cocina Edward ya tenía preparado mi sándwich, me miró.

—¿Quieres que comamos aquí?

—Sí, aquí está bien.

—Estás muy pensativa —me dijo acercándose a mi.

—Solo pensaba en unas palabras que dijo "la señorita", cómo es posible que pueda destrozar así la reputación de ese chico.

—Hay gente capaz de eso y más. El dinero desata muchas pasiones y no siempre positivas. Pero deja de pensar en eso y cómete el sándwich. Yo voy a bañar a Ethan. ¿Puedes tener su ropa lista para cuando salga con él?

—Claro.

Curiosamente no me di ni cuenta cuando Rose y Emmet habían huido de la cocina.

Edward tomó a Ethan y se fueron a la habitación.

Terminé mi sándwich y escuché que Edward le cantaba a Ethan. Era una rutina que ellos tenían, siempre cantaban y eso me hacía feliz, mis dos hombres cantaban en la ducha.

Saqué una pijama para Ethan y comencé a arreglar ciertas cosas para el otro día. Cuando salieron del baño Edward estaba un poco mojado pero sonreía y su sonrisa llenaba mi corazón. Esa noche me costó mucho dormir, era una especie de sensación en el pecho pero no sabía que era.

Al otro día Edward llevó a Rose directamente a los tribunales, mientras Emmet nos llevó a mí y a Ethan a la guardería y luego me llevó al trabajo.

Apenas iba llegando cuando Jacob me dijo que teníamos que estar en el juzgado en menos de media hora. Al final Edward y yo representaríamos a James y Rose solo estaría detrás junto con Jacob.

Eso me intrigó, pero al llegar al juzgado y ver a Rose pálida, descubrí que el olor del abogado de la chica le había hecho revolver el estómago. Así que cambiaron la estrategia.

Ellos regresarían a la oficina a monitorear los medios y yo representaría junto con Edward.

El juez aceptó el caso, no aceptó que estuviera en prisión pero pidió el pasaporte de nuestro cliente, solo como medida precautoria.

Llegamos casi a las dos de la tarde al despacho y Edward nos llamó a junta. Les comunicamos a todos lo que pasó.

Concretamos el plan a seguir, Edward tenía una fuente en la oficina del fiscal y le había dicho que el abogado de la chica y el fiscal no estaban de acuerdo en varias cosas, para empezar en la entrevista.

Casi a las cuatro nos llegó la notificación de que el jueves se elegirían a los jurados, cosa que delegaron a Jacob y a mí; eso era muy complicado ya con un abogado por la parte acusadora ahora con dos iba a ser aun más.

El martes fue más caótico, nos llegó una lista preliminar de los jurados, había varios que eran bastantes aceptables pero había otros que nos podrían causar problemas por sus tendencias machistas y feministas.

Esme y Emmet se encargaron de cuidar a Ethan porque eran las ocho de la noche y nosotros seguíamos trabajando, llegamos por él casi a las diez y el pobre ya estaba dormido.

Lo único que me reconfortaba era dormir abrazada a Edward, era realmente grato, era maravilloso y me llenaba de energía.

El miércoles ardió la oficina mientras estábamos trabajando cuando Rose bromeó con Edward y él se molestó, luego le pidió que salieran a comer juntos, eso no me gustó mucho pero Edward me pidió que confiara en él, que era necesario.

Dejé que fueran pero estuve muy inquieta. Rose era una de mis mejores amigas y Edward… bueno… él es el amor de mi existencia.

Al final de la tarde regresaron y se veían totalmente serenos y más amigables. Casi me dieron celos.

Cuando íbamos de regreso a casa, la curiosidad me ganó y tuve que preguntar.

—Edward ¿Qué pasó contigo y con Rose? ¿De qué hablaron?

—Tuvimos que poner las cosas en orden por así llamarle… Ethan, sácate el zapato de la boca. Ella últimamente estaba… ¡Ethan! El zapato fuera de la boca.

Vi a Ethan por el retrovisor y vi como se sacaba el zapato de su boca.

—Rose estaba traspasando ciertos limites y decidí hablar claro con ella, que supiera hasta donde puede bromear conmigo y con nosotros en la oficina. En un mes voy a tener que hacer público mi lugar en la mesa directiva.

— ¿Y conmigo? ¿También vas a tener esa plática? ¿Ya no vamos a poder besarnos en la oficina? ¿O qué va a pasar con nosotros?

—Con nosotros nada, solo ser felices, talvez ya no te besaré en el lobby pero con nosotros todo seguiría normal. Solo no muchas muestras de amor físico delante de la gente, pero en privado… —él sonrió de una manera tan sexy.

—Eso me gusta.

Edward me miró y me preguntó.

— ¿Por qué?

—Siempre he querido que tengamos sexo en la oficina y ahora que tendrás tu oficina arriba y sin paredes de vidrio, será más fácil.

Él simplemente estalló a carcajadas, Ethan lo miró con curiosidad y rió con él.

—Siempre me sorprendes, nunca esperé que me dijeras esto. Oye y si te bajas y abres mientras yo llevo a Ethan, así no lo cargas y a él no le da frío.

—Sabes Edward creo que quieres más a Ethan que a mí —le dije antes de salir molesta del auto.

Estaba loca como podía decirle algo así, él quería a mi hijo y yo estaba celosa de eso. ¿Por qué soy tan complicada, tan llena de miedos? Estaba molesta porque yo quería jugar con Edward y él siempre estaba pendiente de Ethan. Abrí la puerta y esperé con ella abierta.

Pero… ¿Qué no era eso lo que toda madre soltera deseaba? Amaba como trataba a Ethan, pero….creo que la del problema soy yo.

Decidí tener un momento para mi misma, así que fui a la recámara.

— ¿Puedes encargarte de Ethan? Necesito aire, pensar un momento.

Edward hizo varios gestos y luego me miró fijamente.

—Solo no olvides el celular y que te amo.

—Solo voy a caminar un poco, muy poco. Necesito pensar, necesito aire.

Antes de salir de la recámara, lo miré y regresé.

—Yo también te amo, pero a veces tengo que luchar contra mis demonios. Hay momentos en lo que solo necesito aire, aclarar mis ideas y ponchar las malas ideas que llegan a mi cabeza.

Le di un beso que prometía ponerse más intenso pero lo corté.

—Pronto tendremos una recámara para nosotros solos, si no muero con el estrés de la mudanza —y salí.

Dejé la casa y me senté unas escaleras adelante. Puse en orden mis pensamientos y me di cuenta que estaba celosa simplemente pero no era malo. Sentía a Edward tan mío... que me costaba trabajo compartirlo. Nunca me había mostrado así de posesiva, siempre di por sentado que nadie podía amarme y Edward me ha dado más de lo que esperaba.

Regresé a la casa y miré el celular, me había tardado solo quince minutos.

Cuando abrí la puerta Edward, Alice y Rose estaban cuchicheando en la cocina y al verme se callaron.

Alice caminó hacia mí y me abrazó.

— ¿Ya estás mejor? Edward nos dijo que te sentías algo tensa.

—Si ya estoy mejor es solo el trabajo y un poco de todo —dije señalando la sala llena de cajas de la mudanza.

Rose y Alice se miraron y luego comenzaron a hablar de tonterías, de la cena y algo más.

— ¿De qué hablaban cuando entré? —pude ver como Alice miró de reojo a Edward y luego buscó algo que hacer.

—De nada, les decía que te veía estresada —dijo y juego añadió—. ¿Mañana a qué hora hay que estar en el juzgado?

—Ocho de la mañana, voy a pedirle a Alice o Rose si llevan a Ethan. Hay que pasar por unos últimos datos a la oficina, así que salimos más temprano.

—No, le diré a Emmet siento que es más seguro, con su novio Alice está ausente y Rose con el embarazo casi se queda dormida en todos lados.

—Eso si, sabes que hoy se quedó dormida mientras comía, Jake me platicó.

—No lo sabía. Aro no está muy contento, me pidió llamarle la atención, cuando hablé con ella no se lo tomó muy bien. A ella no le gusta que la manden, me dijo que tal vez deje de trabajar cuando nazca su bebé.

—¿En serio? Rose dejar el trabajo, dejar de ser abogada —me quedé pensando.

—Sí, lo ha hablado con Emmet y está de acuerdo, tal vez busque trabajar media jornada o algo como trabajo benéfico. Pero si quiere estar al menos al principio, dedicarse totalmente a su bebé. ¿Has pensado en cuántos hijos quieres tener conmigo?

—No sé… dos, pero creo que también dejaría de trabajar, no sé, no me gustaría que otras personas los cuidaran, podría hacer un Buffett junto con Rose y trabajar medio tiempo, algo más tranquilo o… ¿Por qué no propones algo en el buffet? Como que trabajemos medio tiempo las mamás o algo así.

—No lo veo muy factible. Lo siento, pero yo puedo mantenerte.

—Voy a decirle a Rose, sería bueno tener menos trabajo y más tiempo para cuidar a Ethan. O buscar tomar menos casos.

—¿En serio? Pensé que estabas a gusto así.

—Me gusta mi trabajo, me gusta lo que hago pero a veces quisiera pasar más tiempo con Ethan, crece tan rápido y solo me tiene a mí.

— ¡Oye! ¿Y yo qué? También me tiene a mi. Yo soy su papá.

Edward estaba serio, molesto.

— Lo digo en serio. Soy su papá. Soy tu pareja, en serio porque… no sé que decirte. Eso me dolió, mucho.

Y por primera vez nos fuimos a la cama enojados. No podía dormir solo daba vueltas en la cama.

—Deja de moverte —me dijo adormilado.

—Edward, ¿estás despierto?

—No, estoy dormido.

—No estés enojado conmigo, por favor —le pedí.

Edward se volteó hacia mí quedando de lado y me miró.

—Me dolió que dijeras que estaban solos, que no me tomes en cuenta, Bella somos una familia, algo loca, pero lo somos.

—Si lo sé, es solo que siempre he estado sola y lo dije sin pensarlo. Sé que eres parte de mí.

—Exacto, si contaras conmigo no pensarías que estás sola, ni siquiera inconscientemente.

—Sé que no estoy sola, sé que te amo y que quiero que seas parte de mi vida por siempre y para siempre. ¿Cómo quieres que te lo diga o qué quieres que haga para que me creas?

—Solo confía Bella, confía en mí.

Suspire y comencé a besarlo, mientras le decía que confiaba en él. Que no volvería a decir que estaba sola.

La cosa se estaba calentando cuando escuché el llanto de Ethan.

—Creo que le está saliendo una muela —dijo Edward sentándose mientras lo tomaba en brazos.

Lo miré extrañada.

—Estuvo metiéndose unos palitos de pan y mamá me dijo, no soy un experto.

—No llores amor, ven a la cama conmigo. Lo dejo contigo en lo que busco la pomada que le mandaron antes.

Busqué donde estaban sus medicinas y la encontré. Cuando miré a la cama Edward y Ethan estaban profundamente dormidos. Ethan tenía su cabeza en el brazo de Edward y él lo abrazaba. Eran padre e hijo, nadie podía negarlo, no sentía celos, ni me sentía sola.

Dejé la pomada en la mesita de noche y me acosté a dormir con ellos. Y no sentí celos, sentí amor, solo eso.

Ethan despertó una vez más y le puse la pomada, fue una noche difícil pero el despertar lo fue más.

Teníamos que estar en los juzgados a las ocho, lo cual, implicaba despertarme antes de las seis para tener todo listo. Me arreglé y comencé a preparar las cosas de Ethan. Hice el café y tostadas. Eran casi las siete y Edward iba saliendo de la recámara.

—Emmet llegara en unos minutos. Tenemos que pasar por la oficina por los documentos —me dijo con voz ronca—. Ya dejé a Ethan vestido.

Una muy dormida Rose bajaba las escaleras.

—Yo voy a dormir con Ethan en lo que llega Emmet, llego tarde a la oficina tengo cita con Carmen.

Y dijo algo más que ya no entendí. En menos de dos segundos estaba dormida junto con Ethan.

—Vámonos —dije y salimos de ahí.

.

.

.

Eran las dos de la tarde y apenas habíamos terminado de elegir el jurado.

El fiscal se acercó a nosotros y nos dijo que nos tenía un trato.

El trato fue rechazado en cuanto lo escuchamos. Quería que Kennedy se declarara culpable de agresión y le daría dos años en una prisión de mínima seguridad y cuatro en libertad condicional.

Casi al llegar a la oficina un auto se nos atravesó e hizo que Edward frenara muy fuerte.

— ¿Estás bien? —me preguntó.

—Si tranquilo, fue solo el susto.

— ¿Segura?

Mi teléfono sonó en ese momento. Era de la guardería.

—Bueno. Si vamos en seguida. Gracias.

—Era de la guardería, Ethan ha estado llorando todo el día, olvidé mandar la pomada, tenemos que ir por él.

Ahora esperaba que no le molestara que lo incluyera, pero creo que la sonrisa que tenía era indicio de que no le molestó.

Llegamos por Ethan y me abrazó fuerte, luego se fue con Edward, le decía que le dolía y que quería helado.

Edward me miró y le dije que no.

—Lo siento campeón, primero hay que conseguir la pomada. ¿Es de venta con receta?

—Creo que no, vayamos a la farmacia y preguntamos.

Gracias a Dios no era de prescripción y Ethan se calmó un poco. Seguía llorón.

—Llevémoslo a la oficina. Será lo mejor.

—Y si se enoja Aro.

—No veo por qué, él llevaba a Nessa cuando Ren se iba de viaje de compras.

—¿Nessa? ¿Es su hija? ¿Qué edad tiene?

—Si, es muy linda, no sé, debe de tener dieciocho años o algo así. Sabes la conozco desde pequeña —se me quedo viendo—. Estoy pensando que te pareces un poco a ella por tus fotos de más joven.

Miré a Edward ceñuda.

—No se si sentirme halagada o celosa.

—Siéntete amada y listo. Yo me llevo a Ethan y lo tengo en mi oficina. Tú trabaja para que nos mantengas —me besó en los labios y bajó del auto.

Llegué y en mi oficina estaban Jake, Erick y Rose con pastel, departiendo de lo lindo.

Al verme Erick me ofreció pastel.

—Jefa, ¿pastel?

—Lo siento Bella, es que Aro me tiene muy checadita y si celebrábamos en mi oficina se daría cuenta.

Después me miró con los ojos llenos de emoción y tomó mi mano, la puso sobre su estómago y me dijo:

—Saluda a tu sobrina, es niña, estoy esperando una pequeña Emmetcita.

En ese momento entró Edward con Ethan. Jake y Erick se atragantaron con el pastel y Rose le sonrió.

—Ethan quiere a su mamá. ¿Qué celebramos?

—Que vas a tener una sobrina, es niña y está perfecta, ya siento sus pataditas. Mira toca —y tomó la mano de Edward y la puso en su vientre, que efectivamente ya estaba algo abultado.

—Wow, wow, eso que sentí es… mi sobrina. Que raro se siente decirlo.

—Sip, tuya, de Bella, de Jake, de Erick, Alice y Jasper. Estoy tan emocionada —de pronto Rose se puso seria—. ¿Esto es pasarse entro lo profesional y lo pesonal? ¿O si puedo hacer esto?

Edward la miró y le dijo:

—Sabes que me refería más a pegarme en el hombro o burlarte de mí, pero dejemos pasar esto, solo por esta vez.

Seguimos la celebración unos minutos más y luego regresamos a trabajar. Tenía una cita con un cliente en una hora, era para asesorarlo en un contrato.

Me concentré en la copia que me había mandado, Ethan estaba entretenido jugando con unos autos, cuando la puerta se abrió. Era Ang, que estaba… ¿embarazada?

—Hola, te extraño, hace mucho que no platicamos.

—Hola Ang, ¡Dios! ¿Estás embarazada? ¿Cuánto tiempo tienes? Tenemos que ponernos al corriente salgamos a cenar, ¿qué te parece si nos vemos mañana en la tarde?

—No puedo, tengo cita con la ginecóloga y luego iremos con los padres de Ben.

—¿Por qué no me habías dicho que estabas embarazada?

—No queríamos decirlo hasta que ya estuviéramos seguros —me dijo sonriendo.

—Amiga necesito tiempo, pero pongámosle fecha, ¿qué te parece el sábado? ¡Oh!, me estoy mudando. Mejor la otra semana en mi casa, bueno no es mía es de Edward pero se la rento —casi saltaba de la emoción.

—Genial Bells, te dejo voy al baño. Nos ponemos de acuerdo.

Ang salió y minutos después me quedé sola. Ethan se había ido con Edward y yo esperaba a mi cliente.

La tarde pasó lenta, al otro día James Kennedy vendría para ponernos de acuerdo en los últimos detalles.

Estaba alistando todo para irme cuando la puerta se abrió.

Era Aro con su eterna sombra, Jane.

—Buenas tardes, Isabella un placer verte.

—El gusto es mío Aro.

—Tienes un hijo maravilloso, Edward estuvo en la junta con él. No sabía que iba a adoptarlo.

Ni yo, pensé. Y solo me limité a sonreír.

—Bueno a lo que vengo —dijo sentándose en la pequeña salita que había en mi oficina e invitándome con la mano a sentarme—. Siéntate por favor tengo que hablar contigo.

Lo primero que vino a mi mente fue Ethan, despido.

Me senté y esperé que hablara.

—Te mandé a tu correo el caso de una conocida mía, acaba de pedirle el divorcio a su marido y quiero que tú lleves el caso. Ella es como una hermana para mi.

Me dejó asombrada y halagada.

—Gracias me alegra su confianza en mi.

—Conozco tus capacidades y confío en ellas. Revisa su caso con calma y el martes cuando regreses tienes cita con ella.

Aro se paró y comenzó a caminar hacia la puerta.

—Buen viaje y nos vemos el martes —y salió.

¿Buen viaje? estaría Aro confundido, era mudanza no viaje.

Recogí mis cosas y cuando salí Edward estaba junto con una de las becarias, que tenía a Ethan en los brazos mientras hablaba con él.

—Tu hijo es muy lindo, se parece mucho a ti.

—Sí pero tiene mucho de su mamá, ella es la mujer más hermosa que conozco.

—Pensé ¿Qué eras papá soltero?

—No, estoy comprometido pero todavía no me da el anillo mi novia —le dijo con una gran sonrisa—. Mira ya llegó, nos vemos y gracias.

Edward le quitó a Ethan de los brazos y caminó hacia mí, me dio un beso discreto y tomó mis cosas.

—Vamos, quiero pasar por un pastel.

Y si, pasamos por unos pastelitos deliciosos, me presentó con los dueños de la tienda y seguimos a casa.

Cuando llegamos Emmet estaba haciéndole masaje a Rose en los pies.

—Hola —saludé y Rose gimió hola mientras Emmet solo alzó la mano.

—Trajimos pasteles.

— ¿Edward por qué no eres tu mi novio y Emmett el de Bella? Mira ella sabe cocinar y yo no, tú si, debería estar esto más balanceado.

Emmet miró a Rose como queriendo matarla.

— ¡Estás loca, qué te pasa! —gritó, se paró y fue a la cocina.

— ¿Mi casi-marido sobre reaccionó o fue mi imaginación? Está bien que tú seas solo un poco linda pero no debía hacértelo notar de esa manera.

—Bueno denme uno —dijo extendiendo la mano.

Edward le pasó uno de plátano. Y luego le dejó a Ethan en la alfombra y le dio un panquecito de chocolate, luego se dirigió a la cocina tomo un vaso entrenador y lo llenó de leche.

Regresó y se lo dio a Ethan.

—Sin azúcar porque el panquecito ya es de chocolate —le dijo Edward a Ethan, me miró a mí y asentí con la cabeza.

—Rose, Bella yo lo siento —dijo Emmett regresando—. Creo que exageré un poco.

—Tranquilo —le dije—. Pero deberíamos hacer lo que dice Rose —y le hice una seña a Emmet y Edward—. Deberíamos cambiar de pareja ¿por qué no empezamos ahora? Tú, Edward duermes con Rose y Emmet conmigo.

Rose abrió sus ojos grandes, se paró de un salto y me amenazó.

—Ni se te ocurra, Emmet es mío y solo mío... ¿Qué te pasa por la cabeza? Solo bromeo —jaló a Edward y lo puso junto a mi e increíblemente movió a Emmet y continuo—. Cada una con el suyo.

Los tres soltamos la risa y a ella no le pareció mucho.

—Tontos, merezco un panquecito extra por hacerme sufrir.

Tomó otro panquecito y le pidió a Emmett un vaso de leche. Edward trajo café para el y para mi. Pasamos el resto de la tarde bromeando y al final cenamos pizza. Cuando ya íbamos a acostarnos le hablé con Edward.

—Si seguimos comiendo así necesitaremos una cama aun más grande que la que compré.

—Serías una gordita hermosa y yo estaría igual de gordo. Seremos una pareja de gordos felices.

—Te amo mucho —le dije dándole un beso.

Ethan ya estaba en su cuna dormido y tomé un libro e intenté comenzar a leerlo.

—Bella —dijo Edward.

Contesté con un mmm...

—Nunca imaginé que pudiera ser tan feliz, ¿quieres besarte conmigo?

—Yo siempre quiero besarme contigo, podemos besarnos y acariciarnos sin llegar al final ¿te gusta la idea?

Soltó una risita y dijo:

—Como adolescentes en casa de los papás, en este caso con Ethan en el cuarto.

Y si nos besamos cual adolescentes calenturientos. Después de controlar nuestra respiración y nuestras hormonas dormimos cual bebés.

Al otro día Edward se paró muy temprano y se metió a bañar, enseguida salió y escuché que subía las escaleras. Algo muy raro porque era muy temprano.

Cuando salí del cuarto estaba otra vez secreteándose con Alice, eso no me gustó y la miré de mala manera.

Todo lo demás del día estuvo en relativa monotonía, revisé el caso que me dio Aro y me di cuenta que no sería tan sencillo pero si jugaba bien mis cartas sería fácil, casi a las once recibí un mensaje de Edward.

Te espero lista con todas tus cosas en media hora, te tengo una sorpresa.

Guardé mis cosas y le dejé varios pendientes a Erick, tendría que darle un bono de mi bolsillo por ser tan eficiente.

Edward ya me esperaba en el lobby con Emmett, se me hizo algo diferente pero no lo tomé mucho en cuenta, Emmet podía estar ahí por visitar a Rose.

—Hola Osote.

—Hola Osita —dijo y me despeinó.

—Vámonos —nos apuró Edward y tomó mis cosas.

Cuando llegamos afuera me miró y me preguntó.

—Bella ¿confías en mi?

—Claro.

—Puedo vendarte los ojos o al menos promete cerrarlos y no abrirlos.

—Edward esto no me está gustando.

—Te prometo que si no te gusta la sorpresa me dices no y no hay problema.

— ¿Lo prometes?

—Palabra de Cullen, mira todavía no los cierres tenemos que pasar por Ethan y después Emmet nos llevará a la sorpresa, más bien al inicio de la sorpresa.

—Ok, pero ya estoy nerviosa.

Llegamos por Ethan pero se bajo él, a mi me dejó con Emmet.

—Emmet ¿Qué quiere hacer Edward?

—Lo siento, lo conocí primero a él. No puedo decir nada, lo juré —dijo haciendo una mueca.

—Pero me quieres más a mi —le dije devolviéndole el puchero, tratando de hacer cara de gatito perdido.

—No pongas esa cara, no, lo siento. Te va a encantar la sorpresa no te preocupes.

En ese momento llegó Edward con Ethan que me saludó efusivamente.

—Hola mami —dijo, cada día hablaba más claro.

—Hola Corazón ¿Qué hiciste en la escuelita?

—Tudie, y cabaje.

—¿Trabajaste?

—Si, muchos papeles.

Edward solo se río, últimamente Ethan rayaba papeles y decía que trabajaba como Edward.

Le di un beso en su cabeza y en menos de diez minutos en el tráfico ya estaba dormido y yo adormilada. De pronto Emmet le dijo algo a Edward que no alcancé a escuchar.

—Bella, ya cierra los ojos.

Los miré recelosa y cerré los ojos pero a medias.

—No seas tramposa Bella, puedo ver que no los cerraste bien, yo digo hermano que le vendes los ojos —dijo Emmet muerto de risa—. ¿O lo hago yo?

—Ya los cerré —dije sacándole la lengua y cerrando los ojos. Esta vez bien.

Escuché demasiado ruido y muchos cláxones sonando.

Después de unos minutos llegamos a algún lado porque se detuvo el auto.

—Ábrelos Bella —me dijo Edward tomando mi mano al abrir la puerta.

—El aeropuerto, estamos en el aeropuerto.

—Técnicamente en el estacionamiento —dijo Emmet.

Edward me tendió unos boletos, eran boletos para Seattle y de ahí para Port Angeles.

—Vamos a Forks —dije y luego lo abrace—. Gracias, hace años no voy, gracias. Pero no hice maleta ni nada.

—Tienes unas amigas muy cooperadoras —y señaló hacia la parte de atrás del auto de Emmet lleno de maletas.

—Wow, no sé si enojarme o estar contenta.

—Contenta —gritó Emmet desde atrás mientras bajaba las cosas.

—Tenemos que llevarnos la silla ¿O tu papá tiene?

—Sé que compró una pero nunca fuimos a Forks, así que no sé si la conserva.

Emmet contestó otra vez con un grito.

—Tiene.

—Emmet parece mejor informado que tú.

—Eso parece —y si últimamente Emmet convivía más con mi papá que yo. Lo cual era muy raro.

–Vámonos —dijo sacándome de mis elucubraciones.

—Cuando llamé para avisarle a que hora llegaban, me dijo que tenía silla, tranquila Bella.

—Tenemos dramamine para Ethan por si se marea y muchas películas en el Ipad —dijo Edward y señaló una gran pañalera—. ¿Qué? Es su primer viaje en avión.

Ahora nos esperaba un viaje de poco más de tres horas a Seattle y luego uno de 40 minutos a Port Angeles. Pero valía la pena. Con tanto estrés en el trabajo… se me vino a la cabeza la despedida de Aro.

—Edward ¿Ya habías avisado en el buffet? Aro me dijo que nos veíamos el martes.

—Pues claro, no podíamos faltar la mitad del viernes y el lunes sin avisar antes.

—No te preocupes el Lunes te lo toman como uno de los tres días que tienes al mes para arreglar tus asuntos y las horas del viernes nos las regaló Aro.

—Aro me da… desconfianza me mira como si supiera algo sobre mi.

— ¿En serio?

—Caminen tortolos, que pesan sus maletas. Yo creo que les cobraran sobre equipaje ¿Qué echaron las chicas? ¿Piedras?

—¿Quién hizo las maletas?

—Alice y Rose —contestaron los dos al mismo tiempo.

—Todo menos lo que yo quería, eso es seguro. ¿Y la tuya? —le pregunté imaginándome a Alice en su closet.

—No Emmet muy amablemente se ofreció pero decidí hacerla yo, la última vez que Emmet me ayudo a hacer mi maleta tenía doce años y solo metió ropa interior de mi mamá.

Emmet sonreía orgulloso y Edward sacudía la cabeza. Yo intenté no reírme pero no lo logré.

—Si claro ríete, pero cuando llegas al campamento y abres tu maleta… fue horrible, tuve muchas peleas ese campamento.

—Pero ahora es divertido —y solté la risa fuerte.

—Ves como se burla tu mamá de mi —le dijo a Ethan.

—No bules de mi papi —me dijo Ethan y se rió conmigo.

—Ves hasta él se ríe.

—Como quisiera estar ahí cuando le expliquen a Charlie porque Edward es su papá —dijo Emmet.

.

.

.

Llegamos al mostrador y Edward documentó, y si, pagamos sobre equipaje.

Casi seis horas duró el viaje en total, entre cambios de avión, Edward me explicó que el viaje directo de todos modos incluía dos escalas y duraba 9 horas. Llegamos por fin a Port Angeles y cuando iba bajando enseguida localicé a mi papá.

— ¡Papá! —grité haciendo voltear a más de una persona. Lo abracé fuerte.

—Bella, hija que alegría verte de nuevo aquí.

—Gracias a Edward que me trajo —papá dijo entre dientes si Edward.

—Bueno ¿En qué nos vamos?

—En la patrulla, puse la silla atrás, estoy seguro que Edward no se molestará en viajar en la parte trasera de la patrulla.

—Claro que no señor Swan.

—Charlie llámame, Charlie o Jefe, no señor ¿estamos? Por cierto el domingo iremos a pescar, así que prepárate para levantarte muy, muy temprano.

Miré por la ventana y fui reconociendo a algunas personas, prácticamente no había cambiado nada, todo seguía igual.

—Mira, esa chica iba en la escuela con nosotras —dije y casi al momento la cara de Victoria antes de todo llegó a mi mente.

—Tranquila Bella —dijo desde atrás Edward e intentó agarrarme.

—Ehh…tú sentado y sin moverse —le gritó papá.

— ¡Papá! Tranquilo con Edward, él solo estaba apoyándome y tú lo tratas como delincuente.

—Pero si es un pequeño delincuente, ¿o no joven Cullen? Cuando menos vi dos arrestos en su historial.

—Si es verdad tengo dos arrestos —admitió y mi cuello se torció hacia él.

—Cuando tenía quince intenté manejar con unas cervezas encima y después volví a manejar ebrio pero jamás lo he vuelto ha hacer, de eso puede estar seguro.

—Más te vale.

En ese momento Ethan se despertó y miró a Edward, le sonrió y dijo:

—Papá me la juito de uva.

Charlie frenó, me miró.

— ¿Le dice papá? ¿Mi nieto le dice papá?

—Sí, para él Edward es su papá ¿Por qué te molesta? ¿En serio quieres que otro sea su papá? Es más, Edward quiere adoptarlo —sentencié recordando una plática pendiente que tenía con Edward.

—Bueno llegamos, saca las cosas de la cajuela —le dijo a Edward aventándole las llaves y abriendo la puerta donde estaba Ethan y luego la cerró —y caminó hacia la casa con Ethan en los brazos y entraban.

—Bella ¿me puedes abrir?

—Claro, disculpa a mi papá, creo que está celoso.

Sacamos las maletas y las llevamos a la casa. Papá me miró y me dijo:

—Tú y Ethan duermen en tu habitación, Edward puede dormir en el sofá.

— ¡Papá! Edward no puede dormir en el sofá, ni siquiera va a caber, es muy pequeño.

—Mañana compraremos un colchón inflable, por hoy y por la hora se queda en el sofá y tú arriba. Y como ya es tarde es mejor que descansemos, mañana nos espera un muy buen día.

—Subo las maletas y me bajo no se preocupe.

—Ven Edward, te voy a dar unas sabanas y cobijas. Y tú y yo vamos a hablar seriamente, papá.

—Tranquila Bella —me susurró Edward tomándome por detrás para que no siguiera a mi padre.

—Pero no puede tratarte de esa manera.

—Tranquila, él solo cuida lo suyo y me siente como un intruso.

—No eres un intruso —le dije molesta.

—Pero él si me ve así. Tranquila cuando se duerma subo a verte.

Cuando llegamos a mi recámara estaba exactamente igual, mi padre no había cambiando absolutamente nada.

En la pared un montón de fotografías pegadas de Victoria y mías, unas muñecas que primero habían sido de victoria en un rincón sobre la mecedora, unos libros infantiles en la repisa y un viejo reproductor de música.

Una colcha en color morada y debajo de la almohada seguía mi vieja camiseta que usaba de pijama.

Los recuerdos llegaron a mi, muchos buenos y muchos malos, Edward solo me abrazó fuerte y me permitió llorar.

—Tranquila, si no quieres dormir aquí si quieres podemos poner algo en el piso abajo.

—No, estoy bien, solo son muchos recuerdos.

Mi padre se aclaró la garganta.

— ¿Todo bien?

—Casi Jefe –le respondió Edward y me abrazó más fuerte.

—¿Seguros?

—Si papá, solo . . . solo recuerdos.

—Ethan tiene sueño.

—Si dámelo —dije limpiando la solitaria lágrima.

Ethan me estiró las manos y Edward comenzó a sacar la pijama de Ethan y un pañal nocturno que le poníamos por precaución.

—Dámelo, yo lo cambio —me pidió Edward.

Comenzó a cambiar a Ethan, después de decirme que buscara mis cosas.

—Este chico me pone difícil el hacerle la vida complicada.

—Papá Edward es un sol, mi sol, no lo lastimes.

Salió de la recámara y dijo bajito: —Intentaré no mucho.

Me puse mi vieja camiseta y acosté a Ethan. Edward había bajado a poner un poco de orden para dormir. Ya que Ethan estaba bien dormido salí de la habitación pero mi padre habló.

—Bella, ¿Eres tú? ¿A dónde vas?

Arrugué la cara.

—Al baño papá —había frustrado mi primer intento de escapar hacia Edward.

Cuando salí del baño él estaba esperándome en la puerta de su habitación y me dijo que solo quería saber si estaba bien.

A la mañana siguiente cuando bajé con Ethan, mi papá ya había puesto el café.

Y tenía a Edward barriendo las hojas de la parte del frente de la casa.

—Ese chico se esfuerza por caerme bien y va por buen camino. Me puedes prestar a Ethan un rato después de desayunar, quiero ir a presumirlo en la oficina.

—Claro, pero ya no molestes a Edward. Vas a venir a comer puedo hacer pescado frito para recordar los viejos tiempos.

—Sería genial, no podrías hacer también esas enchiladas que me hacías.

—Si prometes comportarte con Edward lo haré.

—Lo intentaré, pero no prometo nada.

—Por favor, no sabes qué lindo es conmigo. Él pagó todo el viaje y ahora que voy a vivir en su casa ni siquiera quería cobrarme renta.

De pronto temí por mi padre se puso rojo-morado y parecía no respirar. Iba a gritarle a Edward cuando me dijo, no, me gritó:

— ¿Cómo que te vas a ir a vivir a su casa?

— ¡Ay papá! A diario duermo con él, además solo le renté la casa de sus abuelos. Papá, si él y yo vamos a casarnos, no te pongas tan anticuado.

—No soy anticuado, solo… olvídalo. Me tengo que ir ¿me preparas una maleta con algo para Ethan?

Ethan estaba ajeno a todo investigando la casa del abuelo y sacando los trastes. Qué fijación tiene mi hijo con sacar las cosas.

—Vamos Ethan que tu abuelo guarde las cosas, en lo que te pongo guapo.

—Omo mi papi

—Si como tu papi —dije remarcando el papi.

Lo cambié y abrigué muy bien, puse en una mochila otro sweater un gorro y un jugo de manzana.

—Listo —dije bajando y vi a Edward guardando las cosas que sacó Ethan.

Miré a mi papá.

— ¿Qué? Él es el papá ¿no?

—Solo dejame darle de desayunar cereal. Edward puedes sacar leche del refri.

—No hay —dijo mi papá—. Voy a darle de desayunar en la cafetería de la estación. Ustedes vayan al súper y pongan esta casa en orden.

Tomó a Ethan y le dijo:

—Vamos campeón, a trabajar.

—Tu cabajas tamien, mi papá tabaja, yo tamien, mi tio MEt, tolos tabajamos.

Salieron platicando de los trabajos que hace Ethan y nos quedamos solitos Edward y yo.

Prácticamente me le aventé encima y terminamos en el sofá pero mis tripas sonaron muy fuerte y me dijo que fuéramos al súper o a buscar donde desayunar.

Tomé unas llaves y le dije: —Yo manejo.

Edward me miró y me preguntó.

—Tú manejas ¿qué exactamente?

Salí y le enseñé una camioneta vieja, muy vieja, que mi papá mantenía en buen estado porque era en la que se iba a pescar.

—¿Eso funciona? —me dijo admirado—. No la vi en la noche.

—Si funciona bien, es hermosa ¿no?

—Digamos… que es un clásico.

Cuando encendí la camioneta Edward brincó y fue todo el camino diciéndome cuidado con eso, no frenes tan fuerte, al final me desesperó y le dije que él manejaría el resto del camino.

Llegamos a un pequeño restaurante y entramos. Las miradas de todos los que estábamos se fueron hacia nosotros.

Una chica algo joven se acercó a nosotros y preguntó cuántos éramos, Edward le respondió cortésmente que dos. Nos guío a una mesa en medio de todos para que nos pudieran observar a gusto.

Desayunamos bajo la mirada de todos en el restaurante. Cuando salimos Edward me abrazó y me besó.

—Eso fue raro, era como ser animales del zoológico. Me dio miedo.

—Si fue raro, le contesté —anda vamos al súper antes de que se corra la voz y todos nos busquen.

Fuimos al súper con Edward al volante, quejándose que si estaba dura la transmisión, de que no tenía radio y mil cosas más.

Ya en el súper, aprovechábamos cualquier pretexto para toquetearnos y besarnos.

Una mujer se me quedó viendo y se me acercó.

— ¿Eres Isabella? ¿Bella, no te acuerdas de mí?

Miré a la mujer y vi que era una de las cocineras de la casa de Victoria.

—Eres Sara la cocinera de casa de… Victoria. Hola que gusto verte.

—Estás hermosa niña, siempre supe que serías hermosísima.

—Gracias Sara, mira él es Edward, mi pareja —sentí mucho orgullo en decirlo.

—A que guapo joven, no como el idiota que se consiguió Victoria. Pobre de mi niña pero ni modo. Me dio gusto verte, hasta luego.

Seguimos en la compra, y de pronto vimos una mujer pequeña, con un cabello alborotado lleno de risos, subida en los anaqueles a punto de caerse, Edward corrió y la detuvo.

—Cuidado Señora.

—Discúlpame, solo quería ese cereal pero no lo alcanzaba.

Esa voz, me era familiar.

—Mi jefe me mandó por cereal para su nieto y por cosas para la oficina.

— ¿Tú eres Renata? La secretaria del Jefe de Policía.

—¿Nos conocemos? —me dijo extrañada.

—Soy la hija del Jefe.

—Tú eres la mamá de su nieto, hola mucho gusto —la chica, porque no era tan grande de edad, y si, era tan distraída en la vida real como en el teléfono. Y cuando me dio la mano soltó el envase de leche.

La leche se esparció por todo el pasillo, le di los cereales que le gustaban a Ethan y ella esperó al chico que iba a limpiar para disculparse. Nosotros seguimos nuestro camino. Terminamos las compras y regresamos a casa.

Después de guardar la compra, Edward me dijo que quería ver fotos mías de bebé y de pequeña así que subimos al ático.

— ¡Dios! Mi padre creo que no ha subido en un tiempo —dije al ver todo lleno de polvo y telarañas.

—Mira aquí está mi caballo, creo que Ethan se divertirá con él —pero al agarrarlo casi me quedé con medio caballo en la mano—. Mejor no.

Miré hacia un estante donde estaban los álbumes de fotos, tomé un álbum y encontré mis fotos, donde salía mi madre estaba recortado. Miré a Edward.

—Sabes que solo tengo un vago recuerdo de mi mamá, no la recuerdo casi nada.

—Espera mira —dijo sacando un viejo anuario—.Tal vez aquí este una foto de joven.

—Anda, lo que quieres es burlarte de mi papá. Vamos a buscarla —revisamos el año y vi que estarían en el primer año del instituto.

Empezamos a hojearlo, de pronto Edward se detuvo y señaló a alguien, pensé que sería mi mamá, pero no, era Esme.

—Bella, es mi mamá y mira aquí abajo.

Debajo de la foto decía Esmerald Platt y Charlie Swan, reina y rey del baile de otoño. La pareja llegó junto con Renée Dwyer y su novio al baile.

Y si eran mi papá y la mamá de Edward abrazados al lado de un agujero recortado, cortesía de mi papá.

—Cielos, es . . . ¿tu mamá y mi papá?

—Bella, creo que tu papá… —Edward estaba asombrado, y yo estaba totalmente en shock —. Creo que… ¿es el papá de Emmet?

—No, no puede ser —tomé el anuario siguiente y también salían varias fotos de mi papá y su mamá abrazados. Y en el último anuario estaba una leyenda donde decía que Esmerald había dejado el instituto y una foto de mi padre con mi mamá pero también tenía la cara recortada.

Estaba mareada, era mucha información. Recordé la historia de Esme que Edward me había contado. Mi madre no solo había arruinado mi vida, la de Lilly y Victoria sino también la de Esme.

Me dejé caer al suelo y me senté.

—Edward jamás en mi vida imaginé algo como esto.

Volví a pararme como un resorte y Edward me detuvo.

— ¿A dónde vas?

—Pues a preguntarle a mi papá, no puedo quedarme así.

—Si ellos quisieran decir algo no crees que ya lo hubieran hecho, no sé, yo creo que hay que darles tiempo y luego preguntarles.

–Pues yo no, yo quiero saber.

Recordé como de pronto Emmet se había vuelto muy protector conmigo y me decía hermana. Mi estómago se hizo pequeño.

—Tranquila, eso no nos haría parientes de alguna forma ¿Verdad? —dijo con el ceño fruncido.

—Creo que no, espero que no. Mis ojos se posaron en una caja más llena de polvo donde se alcazaba a leer "Cosas de Renée"

Caminé hacia ella y la saqué. Al momento de sacarla vi que cayeron un montón de papeles.

Edward tomó los papeles y yo la caja que era una caja de zapatos. Nos sentamos y el comenzó a leer las cartas y yo a revisar la caja.

Encontré en ella una peineta de mariposa y recordé el cabello de mi mamá con ella puesta, también había un prendedor en forma de flor y recordé como mi mamá se lo aventaba a papá y le decía que quería joyas de verdad.

Había un collar con un corazón que se abría y tenia una foto mía a los cinco años, debía ser de poco antes de irse. Su anillo de casada y una hoja donde decía que se iba porque estaba harta de ser pobre que siempre pensó que mi padre le daría otra vida pero veía que él no tenía aspiraciones y ella necesitaba más.

Mi madre era un monstro, que solo amaba el dinero ¿Cuántas vidas tendría desechas a su paso?

Miré a Edward y él me miró.

—Creo que Emmet si es tu hermano y Charlie su papá.

Eran cartas de amor de Esme a Charlie y en la última le agradecía ser tan bueno con ella y aunque su amor no podía seguir porque él se había enamorado de Renée estaba segura que cada uno por su lado podrían ser felices.

—Llevémonos todo esto y hablemos con nuestros padres pero todos juntos. Invitaremos a Charlie a la inauguración de la casa y ahí todos juntos hablaremos, no lo arrincones ahora —suspiró—. Te juro que esto me deja sin palabras como a ti, pero no podemos actuar así con la cabeza caliente.

Agarramos las cosas y yo tomé las cosas de la caja, dejamos todo lo mejor que pudimos y bajamos, yo seguía en shock no solo por lo de Emmet sino también por mi madre.

Nos pusimos a trabajar en la comida y eso nos distrajo un poco pero había momentos en los que nos quedábamos viendo y solo nos reíamos o nos abrazábamos. Murmuramos muchos "nunca lo hubiera imaginado", otros tantos "nunca lo hubiera imaginado" y más frases de incredulidad. Cómo era la vida que nos había entrelazado de esa manera.

Papá llegó y notó que estábamos tensos, le comentamos de Renata y se puso todo rojo. Nos confesó que le gustaba y que ya habían salido algunas veces. Edward le dijo que era bueno que rehiciera su vida.

En la noche todo estuvo extrañamente tranquilo, Edward y mi papá se tomaron una cerveza en el porche y luego papá ayudó a Edward a inflar el colchón.

Dejé dormido a Ethan y bajé un rato con Edward. Acurrucada en sus brazos me sentía bien, segura y capaz de enfrentar todo.

—Edward —le dije—. Me siento como Dan y Serena de Gossip girl, pero esto no va a cambiar nada entre nosotros ¿verdad?

—No, lo nuestro ahora es aún más fuerte y pronto, muy pronto lo será más. Cuando aceptes ser mi esposa.

—¿Bella? Estás abajo —gritó mi papá.

—Sí, pero ya voy para arriba no te preocupes —besé a Edward y subí.

—Nos vemos mañana como a medio día descansa, papá sale a pescar a las cuatro de la mañana.

Escuché que Edward maldijo bajo. Mi papá estaba en lo alto de las escaleras esperándome.

—¿Estabas así con Edward?

—No, me puse la camiseta para subir y entré a mi cuarto azotando la puerta.

Cuando me levanté ya no estaban en la casa. Hice el desayuno y preparé todo para un picnic en la playa de La Push con Edward y Ethan.

Casi al medio día regresaron, Edward venía mojado y con una cara de aburrido.

— ¿Aburrido?

—Es la muerte pescar, nunca imaginé que fuera tan difícil.

—Me cae bien tu novio —me dijo mi papá y luego dijo que subía a bañarse.

—Tú también te vas a bañar y vamos a ir a un lugar especial, tengo algo que decirte.

Cuando salió de bañarse Edward le avise a papá que íbamos a la Push.

Tomamos la camioneta y con Ethan en brazos comenzamos el camino, en una hora llegamos a la playa y jugamos con Ethan. Casi al final del día tomé a Ethan en brazos y miré a Edward.

Nos sentamos en unos troncos y le tomé la mano. Tomé aire y comencé.

—Edward no me interrumpas por favor… Edward, estar contigo me hace ser feliz, estar segura y desear ser amada siempre. Quiero casarme contigo, quiero que vivamos felices y que tengamos muchos hijos.

Edward abrió los ojos y me besó y luego besó a Ethan.

—Bella, me haces el hombre más feliz del universo. Gracias. Oíste hijo, vamos a ser una familia de verdad ahora y siempre.

—Tranquilo, todavía no acabo. Nos casaremos en seis meses y viviremos juntos, mientras para ir ensayando la noche de bodas. No quiero que le digas todavía nada a mi papá, se lo diré yo antes de irnos.

Regresamos a casa a preparar las cosas para el viaje de regreso. El lunes saldríamos muy temprano de Forks para llegar a Port Angeles y tomar el vuelo de regreso.

Ya en la noche le pedí a Edward que cuidara a Ethan y guardé todas las fotografías de Victoria y mías, así como las cosas que necesitaba guardar para dejar para siempre el pasado atrás, guardar mí pasado en una caja. Era hora de crecer y seguir adelante.

Cuando papá vio que iba a subir al ático me dijo que dejara la caja ahí y ya él la subiría después. Demasiado tarde, pensé.

Le dije que necesitaba hablar con él.

Y se lo dije que cuando regresáramos Edward y yo viviríamos juntos y en seis meses nos casaríamos. Él me felicitó y me dijo que Edward era un buen hombre, que era muy bueno conmigo y con Ethan, que hasta con él que no se lo merecía.

Le dije que lo invitaríamos a una fiesta para inaugurar la casa y aceptó encantado diciendo algo de que Emmet también se pondría contento.

Quería preguntarle, quería saber pero me callé y solo lo abracé fuerte, muy fuerte.

Esa noche dormí en el colchón inflable con Edward, no sin antes dejar a Ethan rodeado de mil almohadas.

Edward me contó la primera noche que durmió o mejor dicho no durmió con él.

Y así abrazados nos despertó mi papá con Ethan en brazos. Nos alistamos para regresar a Nueva York.

Cuando regresamos me dijo Edward que había otra sorpresa más.

Todos nos esperaban en el aeropuerto, curiosamente no podía ver a Esme igual, era como si ahora fuera algo más cercano a mí y le di un abrazo muy fuerte a Emmet.

—Ven, me extrañó demasiado.

—Te quiero Oso —le dije.

En vez de llegar a casa de Rose llegamos a casa de los abuelos de Edward o mejor dicho mi casa.

— ¿Qué hacemos aquí?

—Es la otra parte de la sorpresa, espero te guste mucho.

Cuando abrí la puerta encontré no una estancia vacía si no una casa totalmente amueblada. En nuestra ausencia habían terminado la casa, la habían decorado de una manera hermosa y mis cosas y las de Edward ya estaban ahí.

—Es… maravillosa, gracias. Gracias Edward, Esme, Alice, Rose, a todos. Me encantó.

—Nosotros también tenemos una cosa que decirles —dijo Edward y me miró.

—Nos casamos en seis meses —les dije.

Entre felicitaciones y ayudas prometidas de Alice, Esme y Rose fue un gran fin de semana.

Nos preparamos para irnos a dormir. Por primera vez ya como pareja en casa, en nuestra casa. Alice se quedaría todavía esta semana en casa de Rose y ya se mudaría la próxima semana.

—Bueno estamos solos, el niño dormido —le dije a Edward.

—Bella estoy muerto entre el sofá y la pesca te juro que me duele la espalda, ¿podríamos dormir tranquilos hoy? Te prometo que mañana no dejo que duermas en toda la noche.

—Tranquilo con que me abraces, con eso soy la mujer casi más feliz de a tierra.

—Te amo Bella.

—Y yo a ti Edward. Te amo como nunca creí amar a nadie.

Y así juntos nos quedamos dormidos esperando lo que nos depararía un nuevo día.


Que tal tenemos boda, y mas aún que tal el papá de Emmett, como creen que pase todo.

Gracias por su paciencia. Les dejo el link de mi face y si quieren unirse a un grupo donde dejo adelantos me mandan un mensaje y las agrego.

www . facebook MaricolesFF (sin espacios)

 Mil gracias por esperar, les prometo intentar actualizar lo mas rápido pero se me esta complicando un poco. Besos y millones de gracias
Capítulo 22: Capitulo 19. Mi amor y mi familia. Capítulo 24: Capitulo 21. ¿Qué más podía pedirle a la vida?

 


 


 
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