Sufrir, Vivir, Amar (+18)

Autor: Maricoles
Género: Romance
Fecha Creación: 07/05/2012
Fecha Actualización: 08/10/2013
Finalizado: SI
Votos: 20
Comentarios: 76
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Capítulos: 33

La vida de Bella ha sido muy dura, su madre la abandono siendo muy pequeña, su padre la ignoro, su mejor amiga la traiciono y la entrego a su novio para que abusara de ella.. como enfrenta Bella la vida después de esto.
¿Será que Bella si permitirá que el amor de Edward tenga cabida en su corazón?

+18

SUFRIR, VIVIR Y AMAR

INTRODUCCIÓN

Soy Isabella Swan una chica común y corriente, Victoria es mi mejor amiga, prácticamente mi hermana. Mi madre nos dejó a mi papá y a mi hace muchos años, por el papá de Victoria, Phil. Desde que mamá se fue la mamá de Victoria pasó a ser una segunda madre para mí. Es muy irónica la vida, la mujer que ha cuidado de mi es la mujer a la que mi madre le quito el marido. Su nombre es Lilly, ella es una mujer hermosa y muy buena.

Victoria y yo somos como hermanas, solo que Victoria es alta, pelirroja y bastante atractiva, sus son ojos azules como los de su padre; yo soy todo lo contrario, soy bajita, mi cabello y ojos son de color chocolate, herencia de mi papá. Mucha gente no entiende nuestra amistad, pero cuando mamá nos dejo Lilly habló con Charlie, mi papá, y ella se ofreció a ayudarle, cuidando de mi.

 

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Capítulo 16: Capitulo 13. Entre peleas y besos

Disclamer: Los personajes no son míos, son de SM, yo solo los uso para contarles lo que pasa por mi cabeza.

Mil gracias a Eve Runner por ser quien molesto preguntándole que le parece esto o lo otro. Y por ser la beta de esta historia.


Capitulo 13

Entre peleas y besos

No amar por temor a sufrir es como no vivir por temor a morir.

Al llegar de casa de Esme me metí a bañar automáticamente y cuando salí de la ducha Rose estaba esperándome en mi cuarto, en toalla.

—Bueno hermosa, necesito que te veas espectacular —me dijo mirándome —. Ponte crema mucha, de la que da reflejos, te verás más sexy. Ponte esto en el cabello y no dejes que se seque del todo, subo a cambiarme y bajo. Y por favor solo ponte humectante en la cara.

—Antes de que te vayas dime algo ¿ya tienes pancita? —le dije curiosa.

—No me ha crecido nada, mira —me dijo quitándose la toalla, y si su vientre seguía casi igual de plano pero noté que si se veía una pequeño chipotito.

—Rose, si se te nota mira —y toqué donde estaba el bultito.

— ¡Dios! voy a llorar. ¿Sabes? siempre pensé que tendría que adoptar porque no iba a poder ser mamá de la forma tradicional. Bella siento una felicidad tan grande, me siento completa, plena.

—Y yo estoy feliz por ti amiga —le dije abrazándola.

Espero no ponerme demasiado panzona ¡ojalá me toque tu suerte! hasta las 6 meses usaste ropa normal ¿te imaginas como me voy a ver? —sacudió su cabeza —. Bueno te dejo voy a ponerme hermosa.

Cuando Rose salió me quedé en la cama como en estado vegetativo, recordé cada una de las instrucciones que me había dado. Me puse la crema despacio, suavemente, amaba esta crema, dejaba unos ligeros reflejos en la piel.

Después me puse del botecito que dejó en el cabello y me gustó como se sentía mi cabello, más suave, más manejable, sus ondas se marcaban mejor.

Me observé en el espejo, algo que últimamente no hacía, era yo con unas hermosas braguitas en marino y el brasier a juego, me veía bonita, me sentía bonita.

Cuando Rose volvió a mí habitación se veía hermosa, llevaba un vestido pegado rojo, el cabello suelto y se veía espectacular, cuando quise ver que zapatos llevaba puestos me di cuenta que eran unas flats rojas llenas de brillitos, al darse cuenta que me le quedé mirando los pies me dijo:

—Ni preguntes, más vale prevenir que lamentar. Los resbalones son peligrosos en mi estado.

— ¡Es que creo que jamás te había visto en flats!

—Cállate y déjame ponerte bella Bella —dijo jugando con mi nombre.

Dejé todo en sus manos, era lo mejor, de por si Rose era muy terca y no quería discutir. Yo solo sentía miles de brochas, dedos, esponjas y demás cosas por mi cara. Tenía miedo porque yo nunca me maquillaba tanto, solo no quería parecer un payaso.

— ¡Ahora sí! señorita abra los ojos —me dijo Rose.

Y lo que vi en el espejo me impactó, era una versión mejorada de mí, lucía hermosa.

—Rose en tu otra vida debiste ser maquilladora o algo así, me dejaste espectacular.

Rose sacó un vestido de encaje azul forrado de un color nude, llevaba un cinturón azul en la cintura, tenía manga larga y era pegado, no era muy corto.

—Rose es hermoso —en verdad lo era.

—Es mi regalo, te lo compré el otro día —Rose nunca compraba nada para otra persona. La miré fijamente.

—Está bien, está bien, me lo compré pero no me queda del busto, no me lo medí en la tienda, estaba rebajado y sin cambios, a ti se te va a ver hermoso y como te quiero te lo regalo, maldita Bella —sacó unos zapatillas azules a juego con el vestido—. Quiero que el chico llene de saliva el piso.

—Ándale Bellita vístete. Quiero ver como se ve mi hermoso ex vestido —me dijo.

—No puedo aceptarlo —le dije al ver la etiqueta costaba casi 500 dólares tan solo el vestido.

—Si puedes y lo vas a aceptar. Odio que me contradigan, cuando pueda usar el vestido, si es que lo puedo usar, ya no va a estar de moda —pero el vestido no era algo de una estación especifica.

—Te quiero Rose, en serio te quiero, es hermoso, gracias, gracias.

Rose subió el cierre del vestido. Y me ayudó a cerrar el cinturón.

—Hazte una coleta alta con un poco de bump en frente. No espera, yo lo haré.

Y volví a dejarme en manos de Rose, y volví a amar el resultado.

—Mil gracias Rose, me has dejado espectacular—. Le dije intentando besarla en la mejilla.

— ¡Noo! que me manchas de labial, mete esto a tu bolsa que yo no voy a llevar bolsa, me estorba—me dijo antes de darme un montón de cosas a guardar, saqué una bolsa azul marino que tenía y Rose le dio el visto bueno, metí las cosas de Rose, las mías y salimos a la sala a esperar a nuestros chicos ¿Nuestros chicos? ¡Santo Cristo! estaba pensando en Edward como mi chico.

Eso me asustaba y me excitaba en partes iguales ¿En verdad podría ver a Edward como mi chico' creo que la pregunta está más que contestada, si podía verlo como tal. El timbre me sacó de mis pensamientos.

— ¿Lista?

—Nunca —le dije a Rose antes de chocar los puños. Ese era nuestro saludo de guerra.

—Abre la puerta.

—Rose, no sé cómo voy a soportar 5 meses más de tantas orden ¡pobre Emmet! —le dije mientras abría la puerta y lo que vi me dejó muda.

— ¡Qué guapa! —me dijo Emmet entrando.

—Te ves hermosa, más que hermosa —dijo Edward ¿qué le contestaba? ¿Tú te ves espectacular? —. Te ves… espectacular, me gusta cómo se te ve el culo —dijo haciéndome dar la vuelta.

— ¡Edward! —le grité.

—En serio —dijo poniéndome de espaldas otra vez—. Me encanta tu culo.

—Edward no sé si sentirme alagada o golpearte. Tú no estás tan mal —dije mientras me volteaba y me detuve en sus ojos, estaban hambrientos.

—Gracias —me dijo sin dejar de mirarme —. Me encanta el vestido y esos zapatos. Me encantaría verte con ellos solamente.

Y le di un bolsazo.

—Edward voy a arrepentirme de salir contigo. Me estás viendo como si solo fuera un cuerpo que follar.

—No, claro que no, no solo eres eso. Tú eres más que eso para mí —me dijo jalándome hacia él —. Pero hoy te ves diferente a como siempre te veo y la verdad es que solo tengo una cosa en la cabeza…

Algo golpeó a Edward en la cabeza y como estábamos pegado por ende a mí.

— ¡Emmet! ¿Qué te pasa? —gritó Edward.

—Asegurándome que no solo tengas en la cabeza eso. ¡Respeta! Bella para mi es una hermana y no quiero que la lastimes, ella no es una más de tus chicas de follar y tirar, ¿entendiste? —le dijo demasiado serio para mi gusto.

—Emmet gracias pero se defenderme sola. Y no le pegues a tu hermano, deja de pelear —le dije al ver que quería seguir discutiendo.

—Gracias por defenderme —me dijo Edward —. Creo que nadie me había defendido nunca, excepto mi mamá.

— ¡Tu mamá! —saqué el teléfono y marqué el número de Esme.

—Hola Esme —la saludé cuando contestó —. ¿Me puedes pasar a Ethan? Gracias. Hola corazón ¿ya tienes sueño? Sí, yo también te quiero —le troné un beso y le di las buenas noches.

— ¡Espera! quiero darle las buenas noches —me gritó Edward arrebatándome el teléfono.

—Hola Ethan, soy Edward, sí, yo también te quiero mucho y te mando un beso —. Tronó dos besos y colgó.

— ¿Sabes que es la segunda vez que me separo de mi hijo para dormir en dos años? Se siente extraño.

—Pero… ¿no estás triste? ¿Verdad? No quiero que estés triste —me dijo mientras abría la puerta del auto negro.

Triste era lo más lejano a como yo me sentía en este momento

— ¿Qué coche me dijiste que era? —dije mientras entraba al auto.

—Un BMW M3. Es precioso me encanta, es casi como un hijo para mí.

—No, eso es imposible, no puedes querer a un auto como si fuera un hijo. Es imposible —dije yo enfáticamente.

—Bueno, por eso dije casi.

—Pongamos un ejemplo, si tuvieras un hijo pequeño como Ethan y te mancha el asiento ¿Qué harías?

—Fácil, llevo a lavar el coche y no me importaría. De hecho Ethan lo ha manchando varias veces pero ya aprendí como prevenir eso, cuando le doy algo de comer pongo una cobija entre el asiento y la silla, y listo.

¿En serio? Edward era capaz de eso, de afear su coche con tal de tener a Ethan con él.

— ¿En serio haces eso?

—Sí —me dijo seguro —. Lo hice cuando tiró el helado de chocolate.

¿Él dijo helado de chocolate?

— ¿Le diste a mi hijo helado de chocolate sin consultarme? pudo enfermarse casi no le doy helado. Por eso te quiere tanto, tú le das muchas cosas que yo no le doy —le volví a dar un bolsazo.

— ¡Swan! ya no me pegues, no sabía, le pregunté a una mamá antes de darle el helado si le haría daño y ella me dijo que no. No soy tan irresponsable, además era uno chiquito y se le cayó casi todo. Y si me vuelves a pegar voy a besarte hasta que ruegues que te haga el amor, y luego te voy a hacer el amor hasta…

—Te debiste callar en no vuelvas a pegarme —le dije.

—Vamos no te enojes ¡Mira! ya casi llegamos.

— ¿Dónde vamos a cenar? —le dije buscando el lugar.

—En ese pequeño restaurante que está en la esquina, ahora solo tenemos que conseguir donde estacionarnos.

—Ahí mira —le dije indicando un lugar vacío.

— ¡Hasta para encontrar lugares para estacionarse eres buena! El lugar es muy bonito pero muy pequeño. Papá fue quien lo descubrió.

—Mientras la comida sea buena no importa lo demás y mira que tengo hambre. Voy a terminar subiendo de peso, hoy pizza y cena pesada, mañana tendré que ponerme a caminar. No olvídalo con todo lo que me queda por hacer será más que suficiente.

Él me miró y se lamió los labios.

—No empieces a ponerte como esas mujeres que siempre están cuidando que comen. Eso no me gusta —me dijo serio y frunciendo la frente.

Rodé los ojos y me bajé del auto, claro escuchando el gruñido y su grito correspondiente.

— ¿Por qué nunca esperas que te abra la puerta?

— ¿Por qué demonios tendría que esperar? —le dije. Se me hacía tonto tener que esperar a que él diera la vuelta y me abriera para bajar, si no estaba impedida de ningún modo para hacerlo.

—No me retes Isabella —me dijo tomando mi mano para cruzar la calle y eso si que me encantó.

En el restaurante ya estaban esperándonos Rose y Emmet.

—Pedimos mesa para cuatro —dijo Rose —. Y por primera vez me van a dar prioridad. Eso de estar embarazada sirve de mucho.

—Nos van a dar mesa primero porque está embarazada —dijo Emmet moviendo las cejas y sonriendo mientras señalaba a Rose. Amaba que se pusieran así.

—Su mesa está lista —dijo la mesera. Casi di gracias a Dios de que fuera algo mayorcita porque disimuló un poco más que quería comerse a Edward con los ojos

— ¿Qué vas a ordenar? —me dijo Rose después de un rato de mirar la carta.

—No sé, se me antojó esta carne con ensalada pero también quisiera probar el pescado en salsa de cilantro —le dije frunciendo el ceño.

—No pescado no se me antoja —dijo sacudiéndose Rose.

— ¡Mira! hay empanadas de carne —dijo señalando la carta.

—Rose pero tú no comes carne, casi eres vegetariana —le dije sorprendida.

—Pero quiero carne ¡Dios! Tengo antojo de carne —dijo sonriendo.

La mesera se acercó y empezamos a ordenar. La embarazada de primera.

—Quiero el filete mignon bien cocido, con las empanadas de carne y ensalada.

—Yo quiero filete con ensalada —dije.

—Para mí el pescado en salsa de cilantro —dijo Edward. Había olvidado el pescado que quería probar por estar revisando la carta.

—A mi tráigame un T-bone término medio…

—No tráigaselo bien cocido me da asco ver la carne con sangre o media cruda —dijo Rose sin siquiera levantar la vista de la carta ¿Ella ya había ordenado? ¿No? —. Me trae también pastel de chocolate con helado de vainilla, que sean dos bolas de helado.

—Amor, a mi no me gusta muy cocida la carne…

—Pero a mí me da asco la sangre —le dijo interrumpiéndolo —. Y deja de refunfuñar. Bueno ¿después a dónde me van a llevar a bailar? —dijo Rose sonriente.

—Vamos a ir a un local cerca de aquí, no es muy conocido pero es muy bueno —dijo Edward ¿serio? —. Pero las vamos a llevar a bailar a las dos.

—No, tú llevarás a Bella a sentarse y mirar. Emmet me va a llevar a bailar y si quieres, y prometes hacerme de desayunar lo que hiciste hoy, bailaré contigo.

—Es cierto Edward, yo no bailo, es peligroso para mi salud y la de los demás —dije recordando el dedo roto de Ben y los distintos accidentes de Jake.

—En serio hermano. Yo lo comprobé, mi tobillo duró tres días hinchado, no sé que hace pero es como si cada vez que alguien quisiera hacerla bailar acabara mal. No entiendo que pasa pero te juro que le dije que la haría bailar y no habíamos avanzado ni media canción cuando se enredo en mis pies y caí encima de un banco, mi pie se atoró y me hice un esguince.

—No, conmigo no va a pasar nada —me dijo mirándome y tomando mi mano.

Yo estaba que me derretía y cuando besó mi mano, morí, las descargas de electricidad volvieron, más fuertes, más intensas pero siempre llegando a la misma zona, entre mis piernas.

Solo pude sonreírle, casi en seguida llegó la comida y comimos entre risas, y regaños de Rose que probó de la comida de todos.

—Edward, se ve muy rico el pescado ¿puedo probarlo? —dijo Rose con un tono meloso más falso que un billete de mil dólares.

—Claro ¿Tú no quieres probarlo Bella? —me encanta cuando me dice Bella.

—Si… me encantaría.

—Emmet también quiero probar tu carne —dijo Rose ronroneando.

—Cuando quieras nena —le contestó Emmet.

— ¡Oh por Dios! Cállense, estamos un lugar público. No pueden dejar eso para algo más privado —dijo Edward con una sonrisa en la boca.

—Son de lo peor, no entendí pero estoy segura de que era algo obsceno —nunca he sido rápida para entender el doble sentido.

—Bueno ¿alguien va a querer postre? aparte de Rose —preguntó Edward. Tanto Emmet como yo negamos con la cabeza, las porciones en el restaurante eran más que generosas.

—Bueno entonces vámonos —dijo dejando unos billetes sobre la mesa y parándose.

En cuanto caminamos un poco le dije:

—Edward —asintió con la cabeza —. Sin enojarte ¿Puedo darte parte de lo que pagaste?

—Voy a hacer como si ni siquiera hubiera escuchado eso —dijo moviendo la cabeza negativamente.

Edward apretó mi mano más fuerte, sonrió y me dijo:

—No, no puedes porque yo te invité a bailar y cenar, y no es correcto que tú pagues. Lo siento soy a la antigua y no me gusta lo de pagar en las citas por partes iguales.

—No muy a la antigua después de todo lo que me contaste en la mañana —le dije, recordando sus múltiples aventuras sexuales.

—Está bien, tú ganas, soy solo en algunas cosas a la antigua —me dijo dándome esa maldita sonrisa torcida que hacía que mojara las bragas.

Salimos del restaurante y caminamos un poco, unos locales adelante estaba el lugar al que íbamos a bailar. Al llegar a la entrada Emmet se acercó a uno de los tipos de seguridad y en seguida nos dejaron entrar.

—Uno que le arregla coches al dueño y voila, entras sin hacer cola.

—Por eso te queremos hermano —dijo Edward antes de chocar los puños con Emmet.

Nos dieron una mesa cerca de la pista, muy bien ubicada.

—Grandote sácame a bailar —dijo Rose moviéndose de manera sensual.

—Será un placer rubia —le dijo antes de tomarla de la cintura y llevarla a la pista de baile.

— ¿Quieres ir? —me dijo Edward.

—Nop, te quiero lo suficiente para no querer que te pase nada —le contesté sin pensar, ni medir mis palabras ¿Le había dicho que lo quería?

Sonaba Dance Again de Jennifer López, comencé a tararearla y moverme un poco en mi lugar.

— ¿Quieres algo de tomar? —me preguntó Edward acercándose a mi oído, sin que yo me lo esperara, sentí mi cuerpo tensarse —. Disculpa, no quería asustarte.

—No es solo que estaba distraída —le contesté acercándome. La música era lo suficientemente fuerte y necesitábamos estar muy juntos para escucharnos.

—Emmet quiere una cerveza, Rose jugo de arándano sin licor y con mucho hielo, solo falta tu pedido.

—No lo sé —pensé unos segundos —. Un Vodka Tonic, pero que el vodka sea sabor a pera.

—Ok. Ya regreso —y lo vi dirigirse a la barra, hacer malabares con las bebidas y regresar.

—Vodka Tonic para la señorita.

—Gracias amable caballero —le dije sonriendo.

Comenzamos a platicar cosas sin importancia, sobre un caso que todavía teníamos en común, cuando me dijo:

—Lo siento pero ya no aguanto más, vamos a bailar y no acepto un no como respuesta, terminaba una canción y empezaba otra de Pitbull con alguien.

—No por favor, en serio no, nunca he tenido ni ritmo ni nada —le supliqué.

—No me importa. Lo que no has tenido es un buen maestro —dijo jalándome del brazo y haciendo que caminara hacia un lado de la pista que estaba un poco más oscuro, sin tanta gente.

Me tomó de las caderas y empezó a moverme al ritmo de la música, yo sentía como un calor iba saliendo de sus manos y subía por mi cuerpo.

—Solo tienes que sentir la música, cierra los ojos —me dijo —. Deja la música sea la que te guié, no mires a nadie.

Y cerré los ojos, poco a poco empecé a soltarme un poquito. Por primera vez en mi vida sentía que no estaba haciendo el ridículo.

Cuando sentí el ritmo de la música cambiaba alguien cantaba.

Me siento sexy y libre.

Y si así era como me sentía sexy y libre, jamás me había sentido sexy en toda mi vida.

Como si glitter lloviera sobre mí.

Eres un destello de oro puro.

Creo que estoy a punto de explotar.

Dios era como si alguien hubiera escrito como me sentía.

Puedo saborear la tensión como una nube de humo en el aire.

Respiro como si corriera por lo que me estás haciendo hacer.

No lo sabes pero me pones fuera de control.

Sentí sus manos moverse de mis caderas a mi cintura, ahora mi cuerpo se movía solo. Se movía al ritmo de la música y me sentía feliz, no quería abrir los ojos. Sentí su cuerpo pegarse al mío y mi respiración ya agitada, se agitó aun más.

Podemos hacerlo toda la noche.

Poner el club de cabeza, vamos baby.

Tira de mí como un tambor.

Que chispee al ritmo.

Ahora Edward tenía una mano en mi cintura y otra en una de mis pompis. Me movía al ritmo de la música entre sus manos.

Sacude mi mundo a la luz del sol.

Haz que este sueño sea el mejor que haya conocido.

Dirty dancing* a la luz de la luna.

Derríbame como a un domino.

¡Santo cielo! esta vez fui yo la que acercó más. Nuestros cuerpos se rozaban, alcé los brazos y dejé que mi cuerpo se moviera contra el suyo.

Cada segundo es un momento de éxtasis.

Cuando nos toquemos no me dejes ir.

Dirty dancing* a la luz de la luna.

Derríbame como a un domino.

Me haces perder la cabeza.

Mi corazón late fuera de ritmo.

Me haces ver estrellas de Hollywood.

Me acaricias como a una guitarra.

En ese momento ya tenía los ojos bien abiertos y mi cuerpo demasiado despierto. Era como si fuera mi momento, bajé un poco moviéndome sensualmente, mis manos bajaban también tocando el pecho de Edward, él soltó un gemidito que no hizo otra cosa más que llevar nuevas descargas entre mis piernas.

Puedo saborear la tensión como una nube de humo en el aire.

Respiro como si corriera por lo que me estás haciendo hacer.

No lo sabes pero me pones fuera de control.

Podemos hacerlo toda la noche.

Poner el club de cabeza, vamos baby.

Tira de mí como un tambor.

Que chispee al ritmo.

Cada segundo es un momento de éxtasis.

Cuando nos toquemos no me dejes ir.

Dirty dancing* a la luz de la luna.

Derríbame como a un domino.

Nuestras bocas se encontraron finalmente y yo quería que la maldita canción nunca terminara. Abrí mis labios y su lengua encontró a la mía. Éramos como dos personas que estaban sedientas y habían encontrado un oasis en medio del desierto. En nuestro beso había desesperación, había pasión que me encendía y me hacía sentir demasiado bien.

Oh baby, baby, me haces sentir tan bien.

Oh baby, baby bailando a la luz de la luna.

Oh baby, baby, me haces sentir tan bien.

Oh baby, baby bailando a la luz de la luna.

Oh baby, baby, me haces sentir tan bien.

Oh baby, baby bailando a la luz de la luna.

Oh baby, baby, me haces sentir tan bien.

Oh baby, baby.

Sacude mi mundo a la luz del sol.

Haz que este sueño sea el mejor que haya conocido.

Dirty dancing* a la luz de la luna.

Derríbame como a un domino.

Cada segundo es un momento de éxtasis.

Cuando nos toquemos no me dejes ir.

Dirty dancing* a la luz de la luna.

Derríbame como a un domino.

Sé que luego siguió otra canción pero es que la verdad ya no sabía ni que canción era. Nuestros cuerpos estaban en una danza diferente, sus manos se movían por todo mi cuerpo. Nuestras bocas solo se separaban para poder buscar o para cambiar la boca por el cuello y seguir besándonos.

De pronto unas manos me separaron de Edward, eran unas manos demasiado cálidas.

Abrí los ojos de golpe.

— ¡Qué demonios…! —era Jake con una cara desencajada, llena de furia y dolor.

— ¡Eres una maldita zorra! —escupió Jake.

—Jake tranquilo ¿Qué te pasa? ¿Por qué me insultas? —Edward estaba estático intentando reaccionar.

— ¿Qué? ¿Por qué? Eres una maldita puta mentirosa. Te respeté, te di tiempo ¿No fue lo que pediste?

—El olor a alcohol me llega hasta acá, estás borracho. Jake te hablé claro, solo quería ser tu amiga.

—Déjala en paz Black —dijo Edward interponiéndose entre Jake y yo.

—Dime ¿Qué tiene él que yo no? Es…. ¿Por qué es rico o quieres ascender rápido? jamás me dejaste besarte de esa manera, ni en público, ni en privado, eres una maldita hija de…

Jake no alcanzó a terminar de decir algo más porque el puño de Edward voló a su boca.

En menos de unos segundos, Jake estaba encima de Edward, comenzaron a pelear ahí en pleno club.

— ¡Emmet! —grité.

— ¿Qué demonios está pasando? —dijo Emmet que al ver a su hermano en la pelea inmediatamente fue sobre él que lo golpeaba.

Un tipo alto vestido de negro se acercó y llamó a otros más, casi que en seguida habían casi cinco personas intentando separar a Edward y a Jake, yo lloraba agarrada de Rose que solo veía de un lado a otro totalmente callada, cubriéndose con mi cuerpo.

La gente de seguridad nos sacó del lugar, no me pregunten cómo porque no lo supe, estaba en shock.

Alguien se acercó a Emmet, le dijo algo y se metió al club.

En la calle estábamos en un lado Rose y yo en estado de shock, y en otro estaban Leah la novia de Jake, otras chicas y un grupo de chicos. Fijé bien mis ojos entre el grupo estaban Ángela y Ben, y otros dos abogados del despacho.

Emmet sostenía a Edward él solo y a Jake lo sostenían Ben y otro chico.

—Ya basta Edward –le dijo Emmet.

—Él insultó a Bella, le dijo… no le voy a permitir que insulte a mí… a Bella.

—Jake, ya tranquilo —le decía Ben —. No empeores las cosas.

—Empeorar ¿Qué? Que descubrí que la mujer que amaba es una maldita zorra barata, que se deja seducir por el dinero.

Ángela caminó hacia nosotras.

— ¿Están bien?

Recordé el embarazo de Rose.

— ¿Estás bien Rose? ¿Nadie te pegó o algo?

—No los de seguridad son amigos de Emmet y nos sacaron antes de que se armara algo más grande.

— ¿Y tú Bella? —me dijo Ang.

—Creo que sí, estoy…. ¿escucharon lo que me dijo Jake? Me siento… yo no soy así, yo no… vámonos por favor —les dije y llevé mi mano a mi rostro ¿Cuándo había empezado a llorar?

Rose paró un taxi y nos fuimos a casa ¡Vaya manera de terminar la noche! Tan bien que estaba sintiéndome ahora me sentía… como una cualquiera, me sentía mal. Por lastimar a Jake, a Edward, a todos.

Cuando el taxi paró en frente de la casa, recordamos algo.

—Espere señor ahorita salgo con el dinero —dijo Rose.

—Yo pagó, no te preocupes Rose —le dijo Ang.

—Olvidamos la bolsa —dijo Rose dirigiéndose a mí que no entendía.

—Cierto la bolsa —balbuceé —. ¿Cómo vamos a entrar?

La puerta se abrió de pronto… era Alice.

—Llego a casa y no hay nadie… —comenzó a regañarnos pero al ver nuestras caras —. ¿Qué demonios pasó? ¿Díganme que nada malo? ¡Por el amor de Dios! no soporto otra desgracia.

—No pasó nada malo —dijo Rose —. Yo necesito descansar —dijo mientras empezaba a subir las escaleras.

—Ang ¿Estás bien? —Dijo Alice—. ¿Y Ben?

—Se quedó con los hombres cavernícolas. Si hubieras visto la cara de Jake cuando te vio besando a Edward —me dijo Ang.

— ¿Besando? ¿Quién besaba a quien? ¿Quién es Edward? —dijo Alice.

—Siéntate Alice, tengo que contarte muchas cosas.

—Sí, quiero el chisme completo

—Ok. Recuerdas que te dije que alguien de la oficina me gustaba —le dije a Alice

—Literalmente dijiste que te ponía.

—Llamémoslo como quieras, ese alguien es Edward Masen, que resultó ser hijo de Esme y hermano de Emmet, recuerdas que te conté —Alice asintió al igual que Ang.

— ¿Es guapo? —preguntó Alice.

—Es divino. Si no estuviera casada y enamorada de mi marido… —dijo Ang suspirando.

— ¿Tanto así? — preguntó Alice, yo solo me limité a asentir con la cabeza.

—Tiene los ojos verdes pero de un verde esmeralda, es alto, tiene un cuerpo de infarto… —carraspeé, Ang solo sonrió —. No te preocupes estar a dieta no significa que no vea el menú y Edward en el menú es el pastel de triple chocolate.

—Disculpen que interrumpa la descripción de mi Edward pero voy a seguir contando —y miré feo a Ang porque veía guapo a mi chico.

—Cierto, continua —me dijo Alice.

—Bueno decidimos darnos la oportunidad de empezar algo. Creo que esto no debería contárselo yo pero dado que subió a dormirse, Rose está embarazada —ellas se miraron y luego clavaron sus miradas en mí.

—Cielos y… ¿Cómo? –dijo Ang —. Saben a qué me refiero —dijo manoteando.

— ¡Otro bebé en la familia! ¡Cielos! ella ¿Ella cómo esta? ¿Cómo lo tomó?

—Al principio estaba muerta de miedo, no sabía cómo reaccionaría Emmet, bueno hoy lo confirmó. Edward me invitó a salir pero luego decidieron que celebraríamos juntos y llegamos al club, y Edward me sacó a bailar

—Ese chico es valiente ¿nadie le contó? —dijo Alice interrumpiéndome.

—Sí, Emmet y Rose le advirtieron pero la verdad es que con él es diferente. Siento cosas que nunca había sentido, me siento segura, sexy, me siento una mujer completa. Él me dijo que cerrara los ojos y siguiera la música y al final una cosa llevó a la otra y cuando sentí estábamos teniendo una buena sesión de besos —me sonroje solo de recordarlo, casi sentí sus manos de nuevo en mi cuerpo —. Hasta que alguien me apartó de él, ese alguien era el estúpido de Jake, me dijo zorra barata y Edward se le fue encima. Se armó una pelea horrible.

—Ahora te cuento como se vio desde nuestro lado —dijo Ang —. Casi acababamos de llegar cuando alguien dijo que estaban Rose y Emmet en la pista, todavía estábamos buscando mesa para sentarnos. Cuando Jake se quedó quieto y mirando hacia la pista.

Moví la cabeza negativamente.

—De repente gruñó y maldijo, todos volteamos a hacía donde él miraba y te vimos comiéndote con Masen. En serio amiga casi brinco de la emoción, se veían tan bien, tan lindos. Pero Jake salió disparado hacia ustedes.

—Si hubiéramos querido encontrarnos no lo hubiéramos hecho, de todos los malditos clubs de Nueva York porque coincidir en ese.

—Tranquila —me dijo Alice —. Tú no hiciste nada malo, aquí el único que la regó y en serio fue el estúpido de Jake y no me digan nada porque saben que lo tolero pero desde que no entendió que Bella lo veía solo como amigo y la presionaba para que volvieran a ser novios no lo soporto.

—Me hizo sentir mal y es que es verdad lo que dijo, a él jamás le permití tocarme así.

— ¿Y qué? Que lo supere, él tiene novia.

—Tenía —dijo Ang —. Ya Leah estaba harta de él y después de lo de hoy no creo que siga siendo su novia.

—Como sea ¿Por qué hacerte sentir mal? Eso está mal. No llores Bella, ya te corriste un poco el maquillaje.

—Quiero cambiarme quitarme esto, dejar atrás todo —dije y entré al baño.

Me desmaquillé y me lavé la cara, cambié mi vestido por un pants, me quite los tacones y mis pies hacían contacto directo con el frío piso. Me observé al espejo.

¿Qué veía?

A una mujer joven que deseaba amar y ser amada, no veía nada mal ¿Por qué estaría mal que me sintiera bien por amar a Edward?

Dije… amar a Edward ¡cielos! Era verdad, amaba a Edward. No sé cuánto y que tan profundo era lo que sentía pero lo que sentía por él no era algo pasajero, lo amaba, pero no se lo diría, al menos no tan pronto.

Salí y no vi ni a Alice, ni a Ang en la recamara.

Fui a la sala y vi a Edward con el labio roto y el ojo un poco inflamado.

— ¿Estás bien? —dijimos al mismo tiempo, lo cual nos obligó a sonreír un poco.

—Sí y ¿Tú? —contesté.

—Un poco magullado solamente ¿Podemos hablar?

—Edward un gusto conocerte —dijo Alice que venía entrando —. Ang y Ben se fueron ya. Y Emmet subió a ver a Rose.

Edward se despidió de Alice y está asintió.

—Vamos —le dije señalando hacia mi recamara. Alice me alzó el pulgar a modo de señal de aprobación y subió las escaleras de dos en dos.

—Bella —dijo en cuanto entramos —. Nada de lo que dijo es cierto no eres… nada de lo que él dijo, si nunca lo besaste así es solo porque no era… —le puse un dedo en los labios para que hiciera silencio —. ¡Auch!

—Lo siento —le dije —. Olvide que estabas lastimado, tal vez con un besito se alivie —le dije antes de darle un beso ligero en los labios.

—Se siente mejor, pero tal vez esto ayude —me dijo apretándome contra él y besándome más —. Sí, en definitiva está ayudándome.

Me reí contra sus labios.

—Espera, voy por el botiquín —le dije, dejándolo sentado en la cama.

Entré al baño y tomé el botiquín lo más rápido que pude, tenerlo ahí en mi cama, era excitante y me hacía sentir atrevida a pesar de todo lo que había pasado. Creo que me estaba volviendo loca.

Saqué un desinfectante que usaba con Ethan cuando se caía, no ardía y además tenía un poco de no sé qué cosa que evitaba las infecciones.

—No duele —le dije limpiando el corte de su labio —. ¿Estás lastimado en alguna otra parte?

Edward negó con la cabeza.

—No pero solo porque esquivaba los golpes. Pega duro el idiota de Black.

—Ya, olvidémonos de lo que ocurrió —le dije pasando mis manos por su cabello.

Edward me acomodó mejor entre sus piernas y me sentó en una de ellas.

— ¿No sabes las ganas que tenía de quitarte ese vestido? —me dijo empezando a alzar la playera que tenía.

—Lo siento pero puedes quitarme lo que me puse — ¡Cielos! jamás había sido atrevida.

Bajó mi pants y quedé en bragas y brasier y curiosamente no sentía ni pena ni incomodidad, ni miedo.

—Eres hermosa y esto que traes puesto me encanta —me dijo antes de besar el inicio de uno de mis senos.

—Tú tienes mucha ropa ¿no crees? —le dije mientras trataba de desabrochar los botones de su camisa. Mis dedos temblaban, apenas desabroché unos cuantos, me desesperé y le saqué la camisa por arriba —. Eran muchos —le dije bajando las manos y desabrochando su cinturón, el botón de sus pantalones y bajando el cierre.

Él me detuvo, me tomó las manos, nos separó un poco, me miró a los ojos.

— ¿Estás segura? —asentí.

—Mucho.

Y el mundo se detuvo.

Edward sonrió y comenzó a besarme. Bajó hacia mi cuello sin despegar sus labios de mi piel, iba dejando un rastro de caricias que hacían que mi piel se encendiera, besó mis pechos por encima de la tela.

Me miró a los ojos como pidiendo permiso, con ayuda de su boca bajó una de las copas del brasier y besó mi pezón, lo metió un poco en su boca y lo aplastó, pensé que podría dolerme pero sucedió todo lo contrario, me agradó, después lo lamió y lo dejó para irse al otro, su mano buscó el broche de mi brasier por detrás.

—Por delante, el brillantito es el broche —le dije con mi voz enronquecida por el deseo.

Se separó un poco y con una mano lo abrió, mis pechos que para ese momento estaban pesados e hinchados saltaron al liberarse.

—Son hermosos y son… míos —dijo concentrándose otra vez en ellos. Tomó con su boca uno y con su mano el otro. Jamás pensé tener un orgasmo solo con esto pero si seguía así lo tendría. Mordió un poco el que tenía en la boca y yo jadeé.

—Edward…

— ¿Paro? —me dijo.

—No, sigue, solo no te olvides del otro —. Y cambio boca por mano y mano por boca. ¡Cielos! lamió, chupó y mordió mis senos. Luego los dejó mientras bajaba besando mi vientre, lo que hizo que gimiera se detuvo en la orilla de mis bragas, la delineó con su lengua, sentía que mi clítoris gritaba.

Uno de sus dedos entró en mi intimidad y luego salió, entró y salió, hasta que de pronto ya no era uno si no dos.

Un remolino crecía en mi vientre, las sensaciones que provocaba al tocarme eran indescriptibles. Me besaba de manera suave, luego bajaba a mis senos, a mi vientre, yo solo atinaba a soltar gemidos o a jadear, simplemente las palabras no me salían. Sentía que me estaba tocando por todos lados y lo que hacía con mis pechos me encantaba, los tomaba con sus dedos y los aplastaba un poco luego los besaba, los succionaba. El remolino en mi vientre no aguantó una caricia más y simplemente explotó.

— ¡Edward! —grité mientras lo agarraba del cabello.

Cuando el orgasmo acabó lo jalé del cabello hacia arriba y busqué la manera para que él quedara debajo de mí.

Comencé a besar su pecho y me pregunté ¿si los pezones de los hombres serían sensibles como los nuestros? me atreví y mordí un poco uno de sus pezones, mientras mi mano jugaba con el otro tratando de imitar lo que él hizo conmigo, él gruño en respuesta.

— ¿Sigo?

—No pares —me dijo jadeando.

Seguí besando todo su pecho, él llevó su mano a mi entre pierna y separó mis bragas, y comenzó a acariciar mi clítoris, lo pellizcó y siguió acariciando.

Hice sonido extraño, él se tensó y se detuvo.

—No —grité —. Sigue, sigue.

Él me colocó de espaldas otra vez.

—Eres tan hermosa, eres todo lo que necesito y que siempre he estado esperando.

Mi mente solo podía pensar en él, en que lo necesitaba sentir dentro de mí. Bajé mis manos y toque su erección, no me di cuenta cuando se había quitado el bóxer que traía.

—Tú también eres hermoso y eres lo que le faltaba a mi vida.

Comenzó a bajar mis bragas despacio pero la ansiedad me ganaba y moviendo mis piernas las bajé más rápido.

—Edward, te necesito, necesito sentirte —moví un poco más mi mano sobre su erección.

—Tranquila —me dijo separándose un poco, un gruñido salió de mi garganta sin que pudiera detenerlo. Su carcajada no se hizo esperar.

Volvió a estar sobre mí, entró en mi poco a poco, la sensación que no era desagradable, no tenía miedo, ni temor, yo confiaba en él, tal vez me sentía un poco extraña pero nada más.

Una vez que estuvo dentro de mí salió poco a poco y volvió a entrar.

—Edward —las sensaciones me sobrepasaban, estaba completa, me sentía completa.

Él entraba y salía de mí de manera lenta.

—Bella yo… —antes de que continuara lo besé, quería transmitirle todo lo que estaba sintiendo con ese beso, no quería escuchar en este momento nada más que nuestros gemidos y el vaivén de nuestros cuerpos.

Aumentó el ritmo y el remolino que había llegado a sentir hace un momento pasó a ser nada comparado con el que estaba sintiendo ahora, no solo en mi vientre, en todo mi cuerpo, en mi cabeza y hasta en mi corazón.

Edward tenía el poder de producir todas esas sensaciones en mí, Edward se había metido en mi vida y ganado mi corazón.

Llegue a otro orgasmo aun más intenso que el anterior, sentí como mis paredes envolvían fuertemente su pene, como si nunca quisieran que saliera de dentro de mí.

Edward no tardó mucho y llegó casi enseguida, nos perdimos en un grito donde cada uno dijo el nombre del otro.

Cuando las sensaciones fueron bajando su intensidad, logramos regular nuestra respiración, hasta que las emociones del día nos llevaron a los brazos de Morfeo.


* Aquí me tome la libertad de poner Dirty Dancing por que no encontré una forma que sonara bonito pero básicamente dirty dance es baile sensual, cachondo, caliente, indecente. Así que aclarado el asunto les cuento la canción es Domino de Jessie J si la quieren escuchar les dejo el link a la canción www.youtubewatch?v =UJtB55MaoD0&ob=av2e

¿Qué les pareció la primera vez de Edward y Bella? ¿Que rumbo creen que tomara la relación? ¿Le confesara que lo ama? y el a ella.

Mil Gracias a todos los que leen mi historia

Capítulo 15: Capitulo 12. Miedo Capítulo 17: Capitulo 14. Soñando empiezo a vivir contigo

 


 


 
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