Sufrir, Vivir, Amar (+18)

Autor: Maricoles
Género: Romance
Fecha Creación: 07/05/2012
Fecha Actualización: 08/10/2013
Finalizado: SI
Votos: 20
Comentarios: 76
Visitas: 112303
Capítulos: 33

La vida de Bella ha sido muy dura, su madre la abandono siendo muy pequeña, su padre la ignoro, su mejor amiga la traiciono y la entrego a su novio para que abusara de ella.. como enfrenta Bella la vida después de esto.
¿Será que Bella si permitirá que el amor de Edward tenga cabida en su corazón?

+18

SUFRIR, VIVIR Y AMAR

INTRODUCCIÓN

Soy Isabella Swan una chica común y corriente, Victoria es mi mejor amiga, prácticamente mi hermana. Mi madre nos dejó a mi papá y a mi hace muchos años, por el papá de Victoria, Phil. Desde que mamá se fue la mamá de Victoria pasó a ser una segunda madre para mí. Es muy irónica la vida, la mujer que ha cuidado de mi es la mujer a la que mi madre le quito el marido. Su nombre es Lilly, ella es una mujer hermosa y muy buena.

Victoria y yo somos como hermanas, solo que Victoria es alta, pelirroja y bastante atractiva, sus son ojos azules como los de su padre; yo soy todo lo contrario, soy bajita, mi cabello y ojos son de color chocolate, herencia de mi papá. Mucha gente no entiende nuestra amistad, pero cuando mamá nos dejo Lilly habló con Charlie, mi papá, y ella se ofreció a ayudarle, cuidando de mi.

 

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Capítulo 17: Capitulo 14. Soñando empiezo a vivir contigo

Disclamer: Los personajes no son míos son de SM, yo solo los tomo prestados para contarles mi historia.

Mil gracias a Eve Runner Beta FFADD por ser la mas linda de mis hermanas.

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Capitulo 14

Soñando empiezo a vivir contigo

"Cuando soñamos solos, sólo es un sueño. Pero, cuando soñamos juntos, el sueño se puede convertir en realidad."

Cora Weis

Abrí mis ojos, ya la luz del sol se asomaba. Sentí un abrazo cálido, era Edward que me abrazaba fuerte, mordí mi labio recordando cada una las cosas que habían pasado la noche anterior y finalmente mi mente se centró en un recuerdo impactante, Edward y yo haciendo el amor. Me sonrojé de solo recordarlo...

En ese momento sentí que Edward apretaba su abrazo y abrió sus hermosos ojos verdes.

—Buenos días preciosa, luces hermosa sonrojada… Y por cierto ¿Por qué sonrojada? No me digas que quieres que repitamos lo de anoche —dijo mientras arqueaba una ceja— Porque estoy dispuesto a hacerte el amor hoy, mañana y siempre.

Y al decir eso empezó a besarme, el beso se iba haciendo cada vez más intenso.

Me dejé llevar por lo que sentía, creo que jamás había hecho el amor en la mañana, estaba aún desnuda, ni siquiera tenía nada que me quitarme, otra novedad por lo solté una risita.

— ¿Por qué te ríes? —me dijo alejándose un poco.

—Es que contigo siempre hay una novedad en mi vida. Nunca lo he hecho por la mañana, ni empezar estando ya desvestida.

—Pongamos algo más de novedad entonces —alzó su vista hacia la cabecera de la cama, esta era lisa ¿Qué veía? gruñó y me dijo:

—Levanta las manos por encima de tu cabeza y no las bajes.

— ¿Qué me vas a hacer?

—Shhh… solo hazlo.

Y lo hice. Alcé las manos y mis pechos subieron.

Comenzó a besar todo mi cuerpo y con sus dedos rozaba mi piel, el sentir sus dedos me hacía retorcerme.

—Quédate quieta.

—No puedo —le dije riéndome.

Siguió besando mi vientre y bajó un poco más.

—Edward ¿A dónde vas? —le dije asustada.

—Shh… sé lo que hago tranquila.

Bajé las manos intentando protegerme.

"Protegerme" el solo hecho más la palabra que mi mente pensaba hizo reaccionara ¡Protegerme!

—Edward ¿Dime que usaste condón anoche?

Edward levantó la cabeza y me miró.

—Claro ¿No te diste cuenta? —me dijo riéndose.

Sentí la sangre subir a mis mejillas.

—No, no me di cuenta —le dije apenada. No era posible que no notara eso.

.

.

.

Emmet POV

El día pintaba excelente, había sol. Estaba acostado al lado de la mujer más increíble del mundo, a la que amaba y la misma que me iba a dar un hijo o una hija. Las cosas con mi hermano estaban mejorando. Mi padre biológico tenía una noticia buena que darme ¿Qué más podía pedirle a la vida?

Rose empezó a despertarse.

—Oso, tengo hambre — ¿eso es lo primero que me diría?— Y te quiero pero tengo más hambre de lo que te quiero.

— ¡Oye Rose! Osita ¿podemos antes de bajar jugar un poco? —le dije tocándole el pecho.

— ¡Emmet Cullen! ¿Qué parte de tengo hambre no entendiste? —me dijo gritándome y saliendo de la cama.

— ¡No me toques! Estoy harta, solo me quieres para tener sexo, no te importo yo o mis necesidades ¡Tengo hambre y mucha!

—Tranquila Rose, ahorita bajamos y desayunamos algo — ¡Cielos! y lo que me faltaba, por cierto ¿Cuántas semanas están embarazadas las mujeres? Si esto seguía así sería fatal para mí.

—Vamos —me dijo bajando las escaleras, ni siquiera se puso zapatos.

Cuando llegué a la cocina estaba sentada en un banco con los brazos cruzados.

— ¿Qué esperas? —me dijo moviendo la cabeza hacia el refrigerador.

¡Santo Cristo bendito! ¿Por qué no le hice caso a Esme y aprendí a cocinar?

—Rose tengo que confesarte algo —ella me miró enojada— Soy un completo inútil. No sé freír ni un huevo, nunca quise aprender. Siempre como en la calle.

—Noo… ¿Y qué vamos a hacer? ¿Poner a Edward a que me haga diario el desayuno?

—Hola Emmet —dijo Alice sonriente— ¿Edward? ¿El galán de Bella? Es lindo, como tengo envidia de Bells, ella sí que debió de tener una muy buena noche, ni siquiera se ha levantado.

Rose suspiró.

—Rose ¿Por qué suspiras por mi hermano? —no podía siquiera pensar.

—No seas tonto —dijo Rose dándome un golpe en la cabeza— Es por mi amiga, ya se merecía ser feliz.

— ¿Tu amiga?

Y en ese momento algo hizo click en mi cabeza, su amiga era mi Bella, mi… con mi…

Un grito salió de mi pecho y fui hacia la recamara donde dormía Bella.

Rose y Alice se rieron y luego corrieron hacia mi. Intentaban detenerme pero eran dos mosquitas contra un enorme tiranosaurio.

— ¡Bella! —grité al intentar abrir la puerta y ver que no podía.

— ¡No! —gritaron desde adentro.

— ¡Ábreme! Edward sé que estas ahí ¡Sal cobarde! no puedes aprovecharte de… mi amiga de esa manera. Yo quiero a Bella como una hermana.

— ¡Emmet déjanos en paz! —gritó Bella.

— ¡Dile al cobarde que abra y se enfrente a mí como hombre!

— ¡Emmet! o te tranquilizas o te sales de mi casa —gritó mi Rose.

— ¿Pero Rose? —ella me dio esa mirada que me asustaba, la que las chicas llamaban La Mirada Hale, sus ojos azules se congelaban y hacían sentir a uno pequeño.

Me aparté de la puerta.

—Vamos a cambiarnos. Necesito comida en mi sistema, ya no quiero hacer corajes. Voy a tener que conseguir que tu hermano se quede en las noches aquí para que me haga de desayunar diario. Y tú aprende —me gritaba Rose mientras subía las escaleras.

Me debatía entre tirar la puerta o subir a cambiarme y llevar a desayunar a Rose.

—Emmet te juro que después del parto son 40 día sin sexo pero si no dejas en paz a Bella empieza a sumarle desde el día de hoy hasta cuarenta días después de que me alivie —volvió a gritar Rose desde arriba de las escaleras y azotó la puerta de la recamara ¡Maldición! Son demasiados día sin sexo.

Me jalé el cabello, gruñí y subí las putas escaleras de dos en dos, intenté abrir la puerta y tenía seguro.

—Ábreme Rosalie —le grité y la maldita puerta se abrió.

Era Rose, mi Rose de siempre, me miró, me hizo la seña de que me callara y me puso la mano sobre su vientre.

Su vientre que prácticamente era plano ahora estaba con un pequeño chipotito.

Y en lo único que pude pensar fue en llevar a desayunar a mi Osita.

.

.

.

—Bella ¿en serio no te diste cuenta? —eché mi cabeza hacia atrás para que no viera lo roja que estaba y la enterré en las almohadas.

— ¡Cullen no pares! Mejor concéntrate en lo que estabas haciendo —le dije tapándome los ojos con el antebrazo.

Ambos nos reímos, él comenzó a besar otra vez mi vientre pero esta vez empezó a subir.

Se escuchó un grito.

Edward estaba concentrado en uno de mis senos cuando se escuchó que alguien intentaba abrir la puerta.

—Yo la cerré con seguro cuando me levanté —me dijo Edward.

— ¡Bella! —Gritaron— Abre la maldita puerta —Era Emmet.

— ¡No! —Grité— Edward se había quedado congelado con mi pezón en su boca.

— ¡Ábreme! Edward sé que estas ahí ¡Sal cobarde! no puedes aprovecharte de… mi amiga de esa manera. Yo quiero a Bella como una hermana.

Edward movió la cabeza aun con el pezón en su boca. Y eso me volvió loca.

— ¡Emmet déjanos en paz! —grité.

— ¡Dile al cobarde que abra y se enfrente a mí como hombre! —seguía gritando.

Edward comenzó a alejarse de mí para pararse pero lo atrapé con mis piernas. Y me subí encima de él. Creo que jamás había sido tan atrevida.

— ¡Emmet! O te tranquilizas o te sales de mi casa —escuchamos el grito de Rose.

Lo demás se desvaneció. Y todo se calmó.

Mordí mi labio e hice algo demasiado atrevido, al menos para mí.

Me subí encima de él, me acomodé de modo que su erección estuviera en contacto conmigo. Y me moví un poco.

—Swan y yo que pensaba que eras aburrida —me dijo Edward antes de reírse, lo que hizo que su cuerpo se sacudiera y las vibraciones de su me hicieran jadear.

— ¿Te gustó? ¿Quieres más? —me dijo mientras yo me movía.

Un destello rojo a mi izquierda me llamó la atención, Elmo, ¡Ethan! paré y me levanté olvidando que estaba desnuda.

— ¿Estás bien? —me dijo Edward preocupado. Yo negué con la cabeza.

—Elmo —Edward alzó la cabeza.

— ¿Elmo?

—Lo siento pero necesito ver a Ethan. De verdad quiero seguir aquí contigo y terminar esto pero necesito verlo.

—Te entiendo —me dijo, gruñendo un poco se dejó caer en las almohadas— Ve a bañarte ¡Corre! —me dijo tapándose la cara.

Corrí al baño, era un baño pequeño, la tina y la regadera estaban juntas. Abrí la llave y esperé unos segundos a que saliera caliente el agua, entré y al dejar caer el agua contra mi cuerpo me sentí relajada, pasé mis manos por las caderas y no pude dejar de recordar sus manos sobre mí, mordí mi labio y seguí recordando lo que hacían sus manos en mi cuerpo. Me sentía una desvergonzada, sonreí para mí con los ojos cerrados.

La puerta del baño se abrió y abrí los ojos.

— ¿Edward?

— ¿Quién más sería? He estado pensando y para hacer las cosas mejor y más eficientes creo que debemos bañarnos juntos.

— ¡Edward! —quise que sonara como reclamo pero pareció más una súplica.

—Dime Amor — ¡Cielos! me sentí como mantequilla en sartén caliente, me dijo mi amor, bueno amor.

—Estás desnudo —miré su gran erección— Y listo —no pude dejar de lamerme los labios.

Mi mano se movió sola hacia su pene, se mostraba grande, no es que fuera una experta. Con su mano sobre la mía, comenzamos a moverla juntas de arriba a abajo.

—Para —me dijo porque mi mano se seguía moviendo.

Me apretó contra la pared y me dijo:

—Súbete a la tina — ¡Santo cielo! me dio miedo y él lo notó.

—No voy a permitir que te caigas es solo para tener un mejor apoyo. Sujétate de ahí —señaló la jabonera.

Como pude me subí, muerta de miedo y totalmente excitada, mi cabello mojado se pegaba a mi rostro y al torso de Edward, frotar mis senos resbaladizos contra su pecho era la cosa más excitante que había hecho.

Comenzó a besarme fieramente, no podía dejar de restregarme contra su cuerpo, la sensación era completamente nueva. Podría pasarme el día completo haciendo esto. Quise bajar otra vez mi mano para tocar su pene pero lo único que conseguí fue alinear nuestros sexos. Sentí el látex del condón y me sonrió ¿En qué momento se había puesto el condón?

Me penetró de una sola vez y se me escapó un gritito.

—Sshh nos van a oír y puede que Emmet ahora tire la puerta —me dijo antes de besarme ¡Santo cielo! Esto se siente ¡jodidamente bien! La piel resbalosa, mis pechos contra su pecho. En qué momento enredé mis piernas alrededor de su cintura no lo supe. El ruido de nuestros cuerpos al chocar llenaba todo el baño. Trataba de no hacer casi ruido pero no podía. Un enorme remolino llenó mi cuerpo y estallé en un gran orgasmo.

Sentía mi cuerpo débil pero al mismo tiempo me sentía llena de vida ¿Era esto posible? Edward volvió a besarme pero esta vez lentamente, de manera tierna.

— ¡Dios! amo tu culo —me dijo agarrando con sus manos mis nalgas.

—Edward —le dije dándole un manotazo.

—Es en serio pero ahora hay que bañarnos, te iba a proponer tallarnos mutuamente pero creo que nunca saldríamos del agua. Voy a voltearme así que apresurémonos a ir por Ethan. La otra vez ya estaba extrañándote cuando llegaste.

— ¿Por qué no me dijiste antes eso?

—En serio Swan ¿Quieres que te conteste esa pregunta? —Me dijo riéndose— ¿No tienes un olor más masculino? flores de cerezo, frambuesas, vainilla, chocolate, moras, coco y piña ¡Santo cielo tienes mil olores aquí!

—Sip y pásame el de vainilla —le pedí volteando y mirando su culo. El de él no estaba nada mal, de hecho era muy bonito.

— ¡Diablos! Deja de mirarme así porque mi cuerpo responde solo con esa mirada —Me dijo abriendo la botella de jabón con olor a vainilla— Este me gusta, creo que yo también usaré vainilla. Nunca pensé que bañarme se convertiría en una misión imposible teniéndote cerca.

—Mejor me apuro —nunca jamás había tenido que buscar imágenes de mi hijo en la cabeza para reprimir las ganas de volver a hacer el amor.

Los siguientes minutos fueron tensos… muy tensos.

— ¿Ya te tallaste las piernas? —me preguntó Edward.

—Por mi salud mental acabemos con esta tortura —le dije tomando el shampoo y frotándolo en mi cabeza y cerrando los ojos.

Sentí las manos de Edward por mi cintura y mis costados.

—Eres tan hermosa, tan perfecta —dijo delineando mis senos con sus manos.

—Edward a este paso no vamos a salir nunca del baño y quiero ver a mi hijo, en serio —dije para convencerme más a mí que a él.

—Solo déjame ayudarte con el cabello— me ayudó a lavarme el cabello entre besos y caricias.

En seguida él talló su cabello mientras aproveché para tallar mis partes intimas a pesar de todo lo que habíamos compartido sentía pena. Me acerqué a él para terminar de quitar el jabón de mi cuerpo, era una tortura estar tan cerca y al mismo tiempo sabía que si lo volvía a tocar nunca saldríamos del agua.

Cerré el agua y le dije:

—Creo que ya agotamos las reservas de agua del mundo.

Cerró los ojos Edward y habló

—Tápate ponte algo encima —en seguida me tapé con una toalla y me envolví en la bata de baño.

—Por mi estás bien así —le dije riendo. Desnudo se veía más hermoso.

—Préstame una toalla —Le extendí una toalla y me dijo— Yo termino de vestirme dentro —apretó la boca— Tú fuera. Será lo más sensato.

Me vestí otra vez con mi pantalón de mezclilla y como hacía un buen día de primavera me puse una blusa sin mangas de botones al frente y unos flats café.

Él salió del baño con el pantalón y la camisa puesta, se veía hermoso, creo que se me salió la baba.

—Vamos por Ethan —me dijo.

—Todavía no termino, me falta ponerme crema y secarme el pelo, maquillarme. Tranquilo Cullen.

—No te maquilles —me dijo tocando mi cara— Así te ves hermosa, siempre te ves hermosa pero me gusta verte así natural.

¡Por Dios! cuando me cambiaron a Edward, cuando lo conocí era un cabrón arrogante y ahora era un osito de peluche. Me reí.

— ¿De qué te ríes?

—Que me gustaba un lobo feroz pero ahora me dejaron al cachorrito —le solté.

— ¿Quieres conocer al lobo? ¿Al que no tenía un compromiso? ¿Al que follaba con una y después con otra? —me dijo restregándose sobre mi.

—Noo —le dije abrazándolo, tenía mi cara sobre su pecho— Me gustaría un lobo de peluche ¿Se puede?

—Está bien, ahora mejor voy a salir sino no saldremos por Ethan.

Terminé de arreglarme, me trencé el cabello y solo me puse un poco de gloss en los labios y de mascara de pestañas.

Cuando salí Edward tenía una taza de café entre las manos, me miró.

— ¿Quieres?

—Sip —me extendió otra taza de café con leche, odio el café con leche, detesto el capuchino.

—Edward te enojas… ¿si no me tomo el café?

— ¿Por qué? ¿No te gusta como lo preparé?

—La verdad odio el café con leche, básicamente la leche en general.

— ¿En serio? bueno —Iba a tirar el café— No lo tires yo me lo tomo.

—Oye, mejor yo me lo preparo.

Preparé mi café negro con poca azúcar.

Edward estaba terminado la primera taza e iba por la segunda. Mi estomago gruñó.

—Creo que alguien tiene hambre —me dijo riéndose.

Le enseñé la lengua y tomé una manzana. Necesitaba a mi bebé, nadie me había regañado por sacar la lengua.

— ¿Edward podemos irnos ya?

—Claro. Hablé con Esme y Ethan no ha empezado a llorar pero será mejor darnos prisa.

Salimos de la casa y subimos al coche. Una duda saltó en mi cabeza.

—Edward… ¿Qué somos? —Él me miró, me sonrió y me dijo:

—Para mi tú eres mi vida pero si quieres ponerle un título podemos ser novios o pareja —después besó mi mano— A menos de que no quieras.

¡Cielos! Eso me hizo subir a las nubes y regresar.

— ¿Por qué no iba a querer?

—Porque tú me pediste ser amigos con beneficios y que nadie se enterará, por cierto hablando de eso, mañana será un día difícil en la oficina.

— ¡La oficina! —Le dije tapándome la cara con las manos— ¿Viste la cara que tenían Brett y el otro? A estas alturas ya todos lo saben ¿Cierto?

Edward arrugó la nariz.

—Sí, lo único bueno es que no hay política de no confraternizar. Se puede tener pareja en la oficina mientras no afecte la calidad de tu desempeño.

— ¿En serio? Está bien —le dije— Solo espero que Jane no me haga la vida imposible, es una pesada.

—Isabella ¿Qué quieres que seamos?

— ¿Novios?

—Entonces novia ya llegamos —me dijo.

Cuando volví la vista estábamos ya en la calle y bastante cerca de la casa de Esme. Mi corazón saltó al recordar a Ethan.

Suspiré.

—Tranquila, si quieres vete bajando en lo que me estaciono.

–Por eso te quiero —le dije antes de darle un beso y bajarme corriendo.

Toqué el timbre y abrió la puerta Carlisle.

—Hola Bella, que bueno que ya llegaste, iba a marcarte porque Ethan ya quiere a su mamá.

—Gracias Carlisle, se nos hizo un poco tarde tuvimos un… problema

Carlisle se carcajeó.

—Sí, me imagino que tipo de problemas.

Decidí ir lo más rápido posible a buscar a Ethan.

—Hola corazón —Ethan al oír mis palabras volteó.

— ¡Mami! —gritó Ethan y se aventó a mis brazos.

—Gracias a Dios llegaste, ya no sabía con que entretenerlo ¿Noche larga o mañana hermosa? — ¡Cielos! a estas altura medio Nueva York sabría que había pasado la noche con Edward.

Carlisle entró a la cocina.

—Y ¿Edward?

—No debe tardar, está estacionado el coche. Mil gracias por cuidarlo son un amor.

—Hola mamá, Hola papá, Hola Sapo —dijo Edward dándole un beso a Ethan.

—Aola uno sesito a mami —dijo Ethan.

Edward me dio un beso en los labios y Ethan aplaudió.

—Hola mamá, Hola papá —La voz de Emmet me alertó— Sapo hola, ustedes dos tenemos una conversación pendiente —dijo señalándonos.

Ethan veía a Emmet y a Edward insistentemente.

—Hola ma, hola pa –dijo Rose— Mi Oso trajo el desayuno.

—Hola, la colada de Alice está aquí también —dijo sonriendo como solo ella lo sabía hacer.

—Alice tú eres la hija que nunca tuve y siempre quise —le dijo Esme abrazándola, ella y Alice habían hecho click solo de conocerse— No sabes que odioso es ir de compras con tres hombres.

—Creo que estoy celosa —dije.

—También quiero mucho a mis nueras —dijo sin soltar a Alice. Sentí la sangre llenar mi cara.

—Mami tas Loja —me dijo Ethan.

—Si corazón —le dije dándole un beso.

—Mamá, papá, Emmet, Rose y ¿Alice? —Alice asintió— Quiero presentarles oficialmente a Bella Swan, mi novia —soltó de un tajo Edward.

Emmet tenía la boca abierta y no sabría decir si estaba enojado o contento.

—Antes de que digas algo —dijo señalando a Emmet con la cabeza— Esto es algo serio, no estamos jugando. Creo que los dos estamos lo bastante grandecitos como para saber lo que queremos y lo que hacemos ¿Entendiste Emmet?

Emmet seguía con la misma cara. Esme movió la cabeza y se acercó a mí.

—Muchas felicidades, los dos merecen ser muy felices.

—Entonces ¿Son novios? —dijo Emmet por fin.

—Si Emmet, somos novios y nos queremos mucho —le dije.

Emmet fruncía la boca y se paseaba de un lado a otro y nos miraba pero después Rose lo miraba y seguía paseando.

—Emmet vas a hacer un hoyo y yo tengo hambre —dijo Rose abriendo las bolsas que estaban encima de la barra de la cocina.

—Por favor comamos en paz —dijo Esme.

—io mam mam ame, mami —dijo Ethan.

Me acerqué a la cocina y le pregunté a Rose:

— ¿Qué trajeron?

—Se me antojaron waffles, pancakes, y fruta —dijo sacando un contenedor lleno de waffles— Los pancakes están en el otro.

— ¿Puedo tomar un plato? —le dije a Esme.

—Bella estás en tu casa no necesitas pedirlo.

—Gracias —Abrí donde guardaban los platos y tomé uno de plástico de colores, con Ethan más valía prevenir.

Y de repente recordé, no había traído ni pañales, ni un cambio de ropa nada, que clase de madre era yo, estaba olvidándome de mi hijo por dos folladas pero ¡que folladas!...

—Mami, ame —me gritó Ethan.

—Voy —tomé un pancake y algo de fruta le puse un poco de yogurt y chocolate y comencé a darle de comer. Tenía que aprender a convivir con estas dos partes de mi, con Bella la mujer y la madre.

Edward se acercó por detrás y me dijo:

— ¿Quieres que te sirva? —mis pensamientos volaron a otra parte, agité mi cabeza tratando de aclararme las ideas.

—Un waffle con un poco de yogurt y chocolate por favor —le dije sonriéndole.

El desayuno transcurrió entre risas y bromas sobre todo a mis costillas y a mi facilidad de sonrojarme a la menor provocación, eso no ayudaba mucho. Cuando terminamos de desayunar recordé otra cosa Edward traía su coche sin silla.

—Bella nos vamos ¿Quieres pasar al super de camino? —me dijo Edward.

—Edward tenemos un pequeño problema no trajimos la silla —le dije.

— ¡Problema resuelto! Emmet se lleva mi coche, yo su camioneta y Esme nos presta la silla —me dijo dándome una sonrisa.

Era como tener una gran familia, eso me hizo recordar a Charlie y que tenía varios días que no le hablaba.

—Sí, vamos —tomé a Ethan y sus cosas— Esme, Carlisle mil gracias, son un amor. Chicas, Emmet nos vemos al rato.

Edward me quitó las cosas de las manos y caminamos tomados de la mano a la camioneta.

Emmet gritó algo que no entendí. Pero me supuse que sería otra broma.

Llegamos al super y comencé a echar todo lo que recordaba que hacía falta, esperaba no olvidar nada, siempre llevaba una lista.

Miré como Edward echaba cosas personales al carro, desodorante, shampoo y jabón, dijo él con olor a hombre. Yo moví mi cabeza para aclarar mis ideas y llamé a las chicas por si tenían un encargo en especial, Alice me pidió compresas y recordé que yo también pronto las necesitaría. Eso me llevó a pensar en las pastillas anticonceptivas que a su vez me recordaron los sucesos de la mañana y de la noche y eso me llevó a chocar con el carrito de la señora de enfrente.

—Lo siento mil disculpas, estaba distraída —le dije a la señora que resulto ser Tanya.

—Bella hola, no te preocupes no te demandaré ¿Viniste de compras?

—Sí, necesitaba algunas cosas —sus ojos volaron al desodorante y las cosas masculinas. Alzó las cejas. Edward se había quedado un poco atrás escogiendo un cereal con Ethan.

— ¿Por qué llevas cosas de hombre? — ¡Santo cielo! ¿Qué le decía?

—Son de mi novio —le dije, lo que fuera que fuera de una vez.

— ¿Tu novio? ¿Tienes novio? —Me dijo indignadísima— ¿Tú?

Me dio mucho coraje que lo dijera en ese tono.

—Si tengo novio y me adora —le dije sin medir las consecuencias.

—Mami —escuché a mis espaldas.

Edward y Ethan iban llegando a mis espaldas.

—Hola Tanya —dijo Edward muy serio.

La cara de Tanya que en un principio era de alegría por encontrar a Edward cambió a asombro y enojo.

— ¡No! —Gritó y medio centro comercial volteó— No es justo —dijo aventando el carrito— ¡No es justo! Edward es mío te lo dije, te dije que Eddie era mío.

Y salió corriendo del super.

—Bueno pudo ser peor —le dije a Edward— Caminemos que toda la gente nos ve.

Terminamos las compras y salimos del super, cuando llegamos a la casa y bajamos las compras Alice y Edward se quedaron hablando.

—Me caes bien Edward, bienvenido a la familia —le dijo Alice.

—Y te va a gustar más cuando veas su closet —le dije a Alice mientras guardaba los jugos.

Ethan estaba sentado y jugaba con unos carritos. Me gustó como me sentía, en paz, tranquila.

Ya mañana enfrentaría a las zorras de la empresa.

—Voy a poner la lavadora —les dije dejándolos solo— Les encargo a Ethan.

Puse la lavadora y comencé a soñar, hace mucho que no lo hacia. Por primera vez en mucho tiempo me vi en una casita en el bosque con Ethan y Edward. Extrañaba Forks hace mucho que no iba.

— ¡Bells! ¡Bells! —me gritó Alice al oído.

—Mande —dije saltando.

—Me cae muy bien Edward —me dijo.

—A mi me cae mejor. Es tan lindo Alice ¿Dónde está?

—Lo deje jugando con Ethan.

—Vamos afuera —le dije sonriendo.

— ¿Lo quieres mucho? —me dijo.

—La verdad es que si —suspiré. Estaban Ethan y Edward tirados en la alfombra. Edward tomó a Ethan lo alzó como si fuera un avión. Sus risas llenaban la casa. Casi era totalmente feliz. Solo necesitaba hablar con Jake, aclarar las cosas. Era parte importante de mi vida. Era mi amigo.

Ethan me vio y gritó:

— ¡Mami!

—Hola corazón —le dije y así pasamos una tarde maravillosa jugando Edward, Alice Ethan y yo.

Cuando ya eran las siete Edward me miró y me dijo

— ¿Me puedo quedar?

—No lo sé, está Ethan —le dije.

—Ya me quede una vez con Ethan.

—Sí pero no confío en mi, antes no había pasado nada —y era verdad estar cerca de él solo hacía que quisiera quitarle la ropa y… no, no, no.

—Anda, déjame quedarme contigo, prometo comportarme —me dijo besándome varias veces en la boca.

—No es no confíe en ti, no confió en mí. Eres una tentación muy grande.

—Mira voy por mi ropa, mientras lo piensas y si no quieres solo dejo la ropa para otra ocasión. Anda, puedo besarte hasta que te convenza.

—Bueno ve por tu ropa mientras yo baño a Ethan y lo duermo. Luego podemos ver una película o hacer algo. Anda ve por tus cosas antes de que me arrepienta.

—Pero no bañes a Ethan, yo quiero ayudarte a bañarlo, por favor.

—Entonces trae otro cambio de ropa porque terminarás mojado.

—Ok, espérame no tardo.

Edward salió y yo aproveché que Ethan se había dormido para picar fruta para el otro día y de paso hacer algo de comer. Solamente le había dado a Ethan un poco de caldito con verduras pero nosotros no habíamos comido.

—El olor a comida me trajo hasta aquí —dijo Alice— ¿Qué huele tan bien?

—Pasta con carne, solo le puse un poco de albahaca y eso hace que huela así.

—Amiga estoy triste —me dijo Alice poniendo ojitos de gatito— Rose encontró al amor de su vida, por lo que veo tu vas por las mismas ¿Y yo cuando? —dijo gritando.

—Shh Ethan está dormido. Tú tranquila, te lo prometo que llegara, cuando menos lo esperes por esa puerta va entrar tu príncipe azul.

—O el tuyo —dijo mirando la puerta. La sombra de Edward se dibujaba en el vidrio. No pude reprimir una sonrisa.

—Tienes que contarme todo, me lo debes —mientras iba hacia la puerta a abrir.

—Lo prometo.

—Pasa Edward —le dijo Alice pero al ver la maleta…— Es hermosa tu maleta ¿Es original? —Edward asintió— Es una keepall 55 con bandolera de Louis Vuitton ¡Es hermosa!

Alice tocaba la bolsa casi con reverencia.

—Puedo ver tu ropa —le dijo arrebatándole la maleta y el porta trajes que traía con él.

— ¡Alice qué vergüenza! Lo siento Edward.

Sacó y puso sobre mi cama la ropa de Edward.

— ¡Dios! El traje es un Zegna de esta temporada ¡Las camisas! ¡Santo cielo, las corbatas! Serás mi hermano, que digo mi hermano mi gemelo, mi amiga no pudo elegir mejor. Necesito ver tu closet Bella me lo describió pero ahora que te conozco necesito verlo.

Alice parecía Hammy la ardilla de Vecinos Invasores cuando toma refresco de cola.

—Alice tengo que bañar a Ethan y necesito la cama.

—Promete Edward que vas a llevarme a conocer tu closet —le dijo Alice.

— ¿Lo prometo?

Alice salió como si le acabaran de decir que le iban a aumentar el sueldo o algo así.

—Voy a despertar a Ethan para bañarlo.

Me acerqué a la sala donde Ethan estaba dormido o donde yo creía que estaba dormido.

— ¡Qué bonito! —le dije al verlo jugando con los carritos.

Lo tomé en mis brazos y él me dio un beso.

—Vamos a bañarte Sapito —le dije.

—No maño no —me dijo.

—Ándale Edward te va a ver como te bañas.

— ¿Edar ma a mañar con mi?

—No. Él solo va a ver como te bañas. Edward me lo detienes un momento.

—Claro.

Saqué del closet una pequeña tina y la puse dentro de la tina de baño y comencé a llenarla. Saqué la toalla de Ethan y dos más, y acomodé el pijama en la cama.

—Ven Ethan —le dije y empecé a quitarle los zapatos y los calcetines, le quité la ropa, solo quedó en pañalero y pañal.

Bañamos a Ethan entre los dos, al estar emocionado terminamos más llenos de agua que de costumbre. Vestí a Ethan con la ayuda o con el estorbo de Edward más bien.

Al acabar Ethan prácticamente estaba dormido, le leí un cuento pequeño sobre un sapito travieso que le gustaba mucho. Al final del cuento decía buenas noches mamá, buenas noches papá y los papás contestaba buenas noches sapito.

Cuando se durmió Edward me dijo que si podía cambiarse en el baño, asentí y yo me cambié con lo que siempre solía dormir, pijamas cómodas de algodón, nada muy sexy.

Él salió y me observó.

—Te ves hermosa —me dijo.

—Gracias, tú no te ves tan mal.

Tenía puestos un pantalón de pijama y una camiseta pegada sin mangas.

—No me siento a gusto durmiendo con mangas —me dijo— ¿Puedo darte un beso de buenas noches?

—Puedes.

Me besó lento y suave, luego el beso se volvió más furioso hasta que me separó rápidamente de él.

—Dejémoslo así.

Traté de controlar mi respiración.

—Tienes razón.

Nos acostamos y él me abrazó.

—Es la tercera noche que dormimos juntos.

—Sí y me gusta, podría acostumbrarme a esto.

Él sonrió y volvió a tararear la canción que ya lo había escuchado tararearme antes, luego empezó a pasar sus dedos por mi cara. Me relajé lo suficiente y escuché.

—Te amo Bella, te amo con todo mi corazón.

Mis ojos se abrieron. La sorpresa y la emoción me llenaron. Y no supe que contestarle.

—Edward yo…

—Calla, cuando sea tu momento lo dirás —me dijo dejando un beso en mis labios. Se acomodó mejor y se durmió.

¿Cómo diablos iba a dormirme yo luego de una declaración como esa?




Capítulo 16: Capitulo 13. Entre peleas y besos Capítulo 18: Capitulo 15. Larga Noche, Largo Día

 


 


 
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