Sufrir, Vivir, Amar (+18)

Autor: Maricoles
Género: Romance
Fecha Creación: 07/05/2012
Fecha Actualización: 08/10/2013
Finalizado: SI
Votos: 20
Comentarios: 76
Visitas: 112313
Capítulos: 33

La vida de Bella ha sido muy dura, su madre la abandono siendo muy pequeña, su padre la ignoro, su mejor amiga la traiciono y la entrego a su novio para que abusara de ella.. como enfrenta Bella la vida después de esto.
¿Será que Bella si permitirá que el amor de Edward tenga cabida en su corazón?

+18

SUFRIR, VIVIR Y AMAR

INTRODUCCIÓN

Soy Isabella Swan una chica común y corriente, Victoria es mi mejor amiga, prácticamente mi hermana. Mi madre nos dejó a mi papá y a mi hace muchos años, por el papá de Victoria, Phil. Desde que mamá se fue la mamá de Victoria pasó a ser una segunda madre para mí. Es muy irónica la vida, la mujer que ha cuidado de mi es la mujer a la que mi madre le quito el marido. Su nombre es Lilly, ella es una mujer hermosa y muy buena.

Victoria y yo somos como hermanas, solo que Victoria es alta, pelirroja y bastante atractiva, sus son ojos azules como los de su padre; yo soy todo lo contrario, soy bajita, mi cabello y ojos son de color chocolate, herencia de mi papá. Mucha gente no entiende nuestra amistad, pero cuando mamá nos dejo Lilly habló con Charlie, mi papá, y ella se ofreció a ayudarle, cuidando de mi.

 

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Capítulo 15: Capitulo 12. Miedo

Disclamer: Los personajes no son míos son de SM yo los tomo prestados para contarles mi historia.

Gracias Eve Runner por se la mejor beta del mundo mundial.


Capitulo 12

Miedo

"El amor ahuyenta el miedo y, recíprocamente el miedo ahuyenta al amor. Y no sólo al amor el miedo expulsa; también a la inteligencia, la bondad, todo pensamiento de belleza y verdad, y sólo queda la desesperación muda; y al final, el miedo llega a expulsar del hombre la humanidad misma."

Aldous Huxley

Algo me estaba calentando y haciéndome sentir incomoda, quería moverme y no podía, no era una pesadilla, era real, tenía calor, cuando por fin mi cabeza supo identificar que era, me quedé paralizada por unos segundos, Edward se había quedado dormido en mi cama, conmigo e Ethan por supuesto.

Bueno, Ethan estaba en su cuna pero de todos modos era… ¿mágico? ¿Por qué estoy pensando que el hecho de que Edward se quedara a dormir era mágico? no, no, mis pensamientos me estaban traicionando, yo no quería enamorarme, quería tener sexo y nada más pero la verdad es que tener solo sexo no era mi estilo.

¿Qué es lo que debía hacer? Me sentía confundida, Edward era tan diferente a lo que yo pensaba, él quería a Ethan, mientras pensaba que hacer Edward me haló abrazándome y me pegó más contra él, por un microsegundo pensé que sentiría miedo pero no, estar con él, me hacía sentir segura y de alguna forma ¿querida?, él me quería, como amiga, eso era seguro ¿Y si tener sexo arruinaba lo que habíamos logrado?

Pero Edward era un hombre sexual por así decirlo, ¡cielos! ya me había hecho bolas yo sola con tanto pensar, dejaría fluir las cosas, que lo tuviera que ser fuera y ya. Ya no podía dormirme pero tampoco quería despertar a Edward por salirme de su abrazo el cual no quería dejar, entonces me puse a verlo dormir. Dormido era tan lindo, no había más que paz en su rostro, se veía feliz. Con mi dedo se me ocurrió delinear su perfil, él se movió un poco y me apretó aun más, ahora si tenía que zafarme, me estaba apretando demasiado, me moví un poco y logré que aflojara un poco el agarre, así que me moví un poco más.

—Si te sigues moviendo voy a tener que sacar a Ethan del cuarto —¡diablos! lo había despertado —. ¡Swan! Es sábado, no puedes dormir un poquito más.

—Es que me estabas apretando mucho —y no mentía.

—Lo siento —dijo y aflojo su agarre sin soltarme del todo —. ¿Sabes que hablas dormida?

¡Ay no! ahora que dije.

—Sí, un poco ¿qué dije? —por favor que no se me haya ocurrido decir algo vergonzoso.

—Me gusta la estrategia que planeaste para el caso de la embarazada corrida por el jefe y lo digo así porque era como tú lo hacías —él se movió un poco y sacó algo de su pantalón, su teléfono —. ¡Swan, maldición! son las 6 de la mañana, ahora ya no voy a poder dormirme, ¿qué vamos a hacer?

— ¿Quieres saber que hago los sábados en la mañana? —por lo que llevaba de conocer a Edward, creo que le gustaría lavar la ropa.

— ¿Qué haces los sábados por la mañana? —me dijo curioso.

—Hago lo que toda madre trabajadora hace, me toca lavar, limpiar y demás cosas del hogar, aunque hoy solo pondré la lavadora porque tengo que acompañar a Rose al gin… — ¡diablos! – ¿gimnasio?

—Voy a hacer como que no escuché nada, no te preocupes, pero puedo saber algo ¿Por qué van?

—Cullen y dicen que los hombres no son chismosos, voy a acompañarla a que se haga el papanicolau, ¡sí! a eso vamos, a una revisión general.

— ¿Tú también?

—Claro, soy una mujer consciente de mi salud pero a mí ya me tocó antes, solo voy de apoyo moral. Y todo por tu culpa. Por todas las veces que le tocó soportar a Tanya. Todos nos sabemos el discurso sobre ti casi de memoria.

—No sabes como detesto que se ponga en ese plan, una navidad, ella se apareció en mi casa vestida solo con un brassiere y bragas rojas, yo tenía una fiesta y fue detestable, ese día hablé con ella pero parecer no entender que no me interesa. Mira lo que me mandó hace tres días.

Me pasó su celular y era una foto de Tanya tomada desde arriba, donde se le veían las bubis.

— ¿Qué esta niña no conoce la palabra dignidad? —le dije devolviéndole el teléfono.

Ethan se movió un poco en su cuna y abrió sus ojos, cuando vio a Edward gritó.

—Edar, te lomites con mi.

Edward se levantó de la cama y lo sacó de la cuna, le dio un beso y lo puso en la cama entre el y yo.

—Hola mamita —y me dio un beso—. Aola tu Edar da uno sesito a mi mamita.

Edward se encogió de hombros y me dijo muy risueño:

—Ni modo él lo pide — y me dio un beso en los labios, en ese momento recordé algo, ni en la noche, ni al despertar me había cepillado los dientes. Así que salté de la cama con dirección al baño. Y me cepillé los dientes. Me alisé un poco el cabello que estaba todo revuelto y salí.

— ¿Estás bien? —me dijo, él estaba a un lado de la puerta con Ethan en los brazos.

—Sí, es solo que recordé que no me había cepillado los dientes —le dije haciendo una mueca.

—Me estás diciendo que me apesta la boca —me dijo antes de soltar la carcajada.

Ethan soltó también una carcajada, en ese momento Ethan puso cara de sorpresa y dijo:

—Edar quelo hace pipi —le dijo.

—Ven amor yo te llevo.

—No tú no, Edar— me dijo moviéndose.

—Ethan sin berrinches o ya no voy a dejar que Edward se duerma… aquí —le dije seria. No podía dejar que se pusiera de berrinchudo.

Edward me miro con cara de perro tierno y me decía por favor pero sin articular palabras.

No quería ceder ante Edward, ni ante Ethan y además no podía dejar que Ethan se pusiera de berrinchudo.

—Vamos a hacer un trato, te llevo yo —ya iba a empezar a hacer berrinche, entonces lo miré seria —. Y que nos acompañe Edward. Pero si vuelves hacer berrinche ya no voy a dejar que Edward juegue contigo ¿Entendiste? —la verdad dudaba un poco que hubiera entendido todo pero confiaba en que hubiera entendido lo básico.

Él que al parecer entendió fue Edward porque me pasó a Ethan sin decir nada y se quedó un poco atrás, solo como espectador.

Fuimos al baño y Edward seguía estando detrás de nosotros, sin decir nada, cuando acabé con Ethan, él me pidió un cepillo de dientes, abrí una puerta del closet y le di un cepillo nuevo.

Aproveché que él estaba en el baño para cambiarme rápidamente con un pantalón de mezclilla y una playera básica en color fiusha, unos flats y me alisé un poco el cabello con un cepillo de peinar.

Enseguida empecé a arreglar a Ethan, hoy no lo bañaría solo le limpiaría la cara, le cambiaría la ropa y listo. La cita de Rose ¿A qué hora era? Nueve o diez de la mañana.

—Edar —gritó Ethan de repente.

—Ya ¿listo para terminar de vestirte? —le puse una playera azul.

—No Loja.

Diablos mi truco se volvió contra mi, pero antes de siquiera que pudiera pensar en otra cosa, Edward se puso junto a mí.

—Ethan, deja que tu mamá te vista y pórtate bien —le dijo serio y eso fue santo remedio. Porque Ethan se quedó quieto y me dejó terminar de vestirlo, una solo idea se apoderaba de mi ¿por qué Ethan le obedeció así tan fácil? mi cerebro estaba a punto de explotar.

¿Por qué obedecía a Edward y a mí no? Esto no me gustaba nada, tendría que hablarlo con Marcus. Tal vez solo estoy celosa de que lo obedezca a él, puede ser que lo ve como una figura paterna y si es así ¡Dios que figura paterna! aunque ya conociendo a Edward no era tan desagradable y además tenía a Emmet y a Jake del que esperaba que al fin hubiese entendido que lo nuestro ya era pasado.

¿Sería bueno que él interviniera en la educación de Ethan? ¿O mejor hablaba con él y le aclaraba ciertos puntos? no eran ni las 8 de la mañana y yo ya tenía la cabeza llena de conflictos.

Esto no pasaba antes de dejar a Edward entrar en nuestras vidas pero tampoco antes había sentido esto, creo que ni con Jake y en mi corazón, muy en el fondo yo sabía que no era malo, por el contrario sentía que era lo mejor, que era lo que necesitaba en mi vida pero no quería muchas complicaciones, dejar entrar a un hombre a mi vida y la de Ethan era un asunto de lo más complicado para mí.

Cuando reaccioné y dejé mis ideas a un lado, me di cuenta que ni Edward ni Ethan estaban en el cuarto, salí hacia la cocina que era el lugar de donde provenía algo de ruido.

Ethan estaba en la silla alta y Edward le preguntaba:

—Entonces Sapo ¿Te gusta la leche caliente o fría? ¿Con chocolate o sin chocolate? ¿O que le pone tu mamá a la leche?

—Cocolate — ¡claro! que otra cosa podía pedir, en seguida Edward buscó el chocolate y le puso a la leche y le dijo:

—Pero no mucho porque te pones peor que Emmet, no se me olvida la vez que te di toda la tableta, ese día si que me costó calmarte, pero aprendí la lección —verlo interactuando con Ethan me dejó sin palabras, borró todo lo que había pensado unos minutos antes y algo dentro de mi me dijo que eso era la correcto.

—Se ven hermosos ¿no? —me dijo Rose, no me di ni cuenta cuando se me acercó. Iba a decirle algo pero me mando a guardar silencio—. Mira ¿no es maravilloso? es parte del encanto de los Cullen.

Eso me hizo recordar algo.

—Sabes que Ethan dice que se apellida Cullen, ayer le preguntaron como se llamaba y dijo que Ethan Cullen, lo dijo clarito, no dijo "than san" como cuando intentaba decir Ethan Swan dijo muy claro Ethan Cullen, eso me da un poco de miedo Rose.

—Deja el miedo atrás, ya has vivido sin vivir en verdad mucho tiempo, antes de Jake y después de lo que pasó, dejaste tu vida en "pause" para sanar pero ya estás mucho mejor hace mucho que no tienes ataques de pánico y mira ve como Ethan adora a Edward, ayer me contó Emmet que él lo cuido la noche de chicas —cuando dijo Emmett los ojos se le aguaron y se le quebró la voz.

— ¿Qué pasó Rose? —ella estaba llorando.

—Ayer nos peleamos y lo corrí de la casa, le dije que se fuera a… muy lejos y que no quería volver a verlo —Ella lloraba pero no salía ningún sonido solo derramaba las lágrimas —no me preguntes por qué, tu cara me dijo lo que ibas a preguntar, no lo sé, se enojó por que defendí a Edward. No puede enojarse porque defiendo a su hermano, la tipa los engañó a ambos. —Iba a preguntarle —. Y no me preguntes, él no quiere que tú salgas con Edward, dice que no es de fiar pero sabes yo creo que si es de fiar, eso se siente, aunque a veces es un cabrón, por lo regular y en privado es muy buena gente —otra vez quise preguntarle el por qué había empezado la pelea —. Y no, no quiero seguir hablando de esto, vamos a desayunar y luego con Carmen.

—Así con esta conversación tan fluida, para que quiero mas, voy a poner una lavadora y desayunamos.

—No, hazme de desayunar y luego ya haces lo demás.

— ¿Hazme?

—Si anda, yo te di de desayunar ayer, a mi no me gusta estar en la cocina—abrió los ojos —. Espera tengo una mejor idea, voy a ver si el galán sabe hacer comida, si sabe gana cinco puntos más.

Rose caminó hacia la cocina, iba vestida con un vestido hermoso, era floreado con varios tonos y diseños de flores, llevaba unas sandalias con un poco de tacón, se veía fabulosa, a veces a su lado me sentía insignificante.

—Hey tú, Cullen ¿sabes hacer de desayunar? —Edward la miró asintió con la cabeza —. Pues empieza a gánarte a tu cuñada, lo digo por Bella, no por el idiota de tu hermano.

Edward me miró y yo le hice señas de que estaba loca.

—No estoy loca, Swan tengo ojos en la espalda y ayúdale, anda —me dijo antes de empujarme hacia la cocina.

—Yo me sentaré aquí junto con Ethan a supervisar que todo quede delicioso y apúrense que tengo cita a las diez y tengo que salir cuarenta y cinco minutos antes, no me gusta llegar retrasada.

Edward se volteó y me dijo muy bajito:

—Siempre es así —intenté sonreír y le contesté:

—A veces es peor.

—Ustedes dos, dejen de hablar y apúrense que tengo hambre —miró a Ethan —¿verdad cariño que tenemos hambre?

—Hame, am am —dijo Ethan abriendo y cerrando la boca.

Edward se me quedó mirando y me preguntó:

—Tienes ¿Queso? ¿Huevos?

Abrí el refrigerador:

—Si al queso, no a los huevos.

— ¿Puedo revisar que tienes? —me preguntó.

—Si claro.

Él se puso muy seguro en frente del refri y dijo:

—Pan pita queso y jamón, listo tengo el desayuno.

Me pidió una tabla y un cuchillo y picó el jamón en cuadros finitos, después tomó un sartén, abrió el pan pita y le puso el queso y el jamón, colocó eso en el sartén, hizo una especie de quesadilla, preparó cuatro, mientras yo sacaba la fruta que ya tenía picada. Desayunamos todos juntos, hacerlo fue algo tan agradable. A las nueve Rose se levantó de la mesa.

—Niños voy a lavarme los dientes y a arreglarme un poco, Swan en quince minutos en la puerta, Cullen ayúdala con la maleta de Ethan —después caminó hacia las escalera y empezó a subirlas.

Edward me miró y se botó de la risa.

—Más acción y menos risas —gritó Rose desde arriba.

— ¿Siempre es así? —me dijo Edward sacando a Ethan de la silla. No le importó que Ethan lo manchara con sus manos, solo sonrió y tomó una servilleta y le limpió las manos.

Yo estaba fascinada al ver la manera en que trataba a Ethan pero creo que también estaba un poco celosa, toda su atención básicamente era para mi hijo ¡oh cielos! ¡Si que estoy mal! primero celosa de Mandy y ahora de Ethan.

—Vamos a arreglar las cosas antes de que baje y nos intenté asesinar –me dijo tomando mi mano y caminábamos hacia la recamara. Puso a Ethan en su cuna y quitó las sabanas de la cama.

—Rápido, entre los dos tendemos la cama —empecé a hacer un puchero —si te apuras te doy una recompensa.

—Así con premio me gusta más —le dije pícaramente.

Tendimos la cama y cuando terminamos sacó a Ethan de su cuna y tendió esta también mientras yo sacaba todo lo de la maleta y reponía lo que hacía falta.

—Pañales, leche, toallitas —repasaba —. Un cambio, mejor dos. Suéter, un poco de galletas. Creo que ya esta todo.

—Entonces te daré tu recompensa —me dijo mientras me tomaba de la cintura y me besaba, lento pero concienzudamente. Era perfecto, Ethan estaba distraído con un juguete. Edward me besaba suave, lento. Entre abrí los labios invitándolo a entrar…

—Dejen de manosearse que ya son las nueve dieciséis.

—Rose —dije yo.

— ¡Hale que oportuna! —dijo Edward resollando un poquito.

Tronó los dedos y gritó:

— ¡ Muévanse, no tengo tiempo!

—Está nerviosa —dije yo disculpándola.

—Voy a tener que decirle a Emmett que no hace bien su trabajo —pero Rose escuchó el nombre de Emmet y se soltó a llorar.

—Terminaron anoche o al menos se pelearon —le dije a Edward pero así tan rápido como Rose empezó a llorar, así dejo de hacerlo.

—Cullen —dijo Rose —. Toma al engendro y la mochila, Swan las llaves y tu bolsa, caminen —volvió a gritar.

—Nos vemos en casa de Esme… —se detuvo —. No, podría estar el idiota de tu hermano, como a la una en tú casa ten algo de comer ¿Qué esperas Cullen? ¿Quieres algo más? ya te di todas las instrucciones.

Y todos salimos al ritmo impuesto por Rose.

— ¿A dónde Swan? Hoy te toca en mi coche —dijo al ver que iba hacia el coche de Edward.

—A despedirme de mi hijo ¿puedo?

—Rápido, no me gusta llegar tarde —me dijo antes de subirse al auto.

Edward estaba terminando de abrocharle los cinturones a Ethan, cuando aparecí a su lado.

—Pequeño voy a acompañar a tu tía Rose a un mandadito, te vas a quedar con Edward, no tardo —Ethan me hizo un pucherito — ¿no te quieres quedar con Edward? ¿Te vas conmigo?

—No tú con Edar y io —me dijo señalándome con la manita.

—No puedo corazón, solo va a ser un ratito pequeño —le dije haciendo la seña de pequeño con la mano —. Mientras puedes jugar con Edward en su casa, con los carros, con Mate, con el Rayo McQueen, ándale solo un ratito.

— ¿Edar? —Él lo miró y asintió con la cabeza — ¿tú y io gamos con los choches run run?

—Si vamos a jugar con los coches y te voy a dar un poco de jugo.

—Siii —gritó Ethan.

—Mil gracias por quedarte con Ethan, no se cuanto tardemos pero te llamo cualquier cosa, gracias —y me acerqué a darle un beso, amaba la manera en la que él me besaba.

Hasta que escuchamos un claxon y un grito.

—Rose —dijimos los dos al unísono.

—Al rato nos vemos, suerte —me dijo antes de soltarme la mano.

Llegué al coche todavía saboreándome el beso, sabía a café, sabía a Edward.

—Deja de saborearte el beso y mejor dime ¿Qué voy a hacer si estoy embarazada? ¿Le digo? O hasta después. Mejor le dices tú —a Rose se le iluminaron los ojitos y me dijo —anda, si estoy embarazada tú le dices a Emmet y te hago cualquier favor que pidas.

—Rose eres muy valiente, toda la vida me has dicho que sea valiente que enfrente las situaciones y tú ahora pareces el león cobarde de el Mago de Oz. Vamos no puede ser tan malo, de hecho sería una especie de milagro. Te dijeron que embarazarte sería casi imposible, que tendrías que tener mil tratamientos recuerdas que el ginecólogo con el que ibas te dijo que sería muy difícil por no sé qué cosa con tus ovarios. Deberías estar feliz. Ya sé lo que tienes, tienes miedo, tienes miedo de que algo pase o que no sea verdad.

—Si tengo miedo, mucho miedo, imagínate que me haga ilusiones y algo pase no quiero, Bells tengo mucho miedo.

—No Rose, no va a pasar nada, todos te vamos a cuidar —le dije tomando su mano y dándole un pequeño apretón en señal de apoyo.

El resto del camino lo hicimos en silencio.

Cuando llegamos al consultorio Kathe salió y nos saludó efusivamente.

— ¡Bella!¡Rose! cuando vi la cita me emocioné mucho, a ver cuéntenme de su vida en lo que les toca el turno.

—Hola Kathe —dije dándole un beso en la mejilla.

—Kathe —le dijo Rose un tanto más fría— ¿Kathe tú puedes ordenar que vengan a sacarme sangre para ver si estoy embarazada? Así cuando llegue con tu mamá ya esté todo en orden. No quiero seguir atormentándome.

—Umm, voy a preguntarle a mamá y te digo —Tomó el teléfono y marcó unos números—Doctora, la paciente Hale quiere saber si puede irle adelantando una prueba de embarazo, para que cuando entre ya estén los resultados.

Sin esperar nada Rose le arrebato el teléfono a Kathe y habló:

—Te lo suplico Carmen, siento que me muero de la incertidumbre, no me hagas esperar más, si claro se lo devuelvo— Rose suspiró—. Toma —devolviéndole el teléfono a Kathe —. Me regaño, que me siente y me calle y ella me va a atender

—Por fin alguien te puso en tu lugar, estás demasiado alocada.

—Cállate Swan, como si tú no te hubieras puesto loca cuando estabas embarazada, con tus jodidos antojos de pepinillos con crema de cacahuate.

—Al menos no me puse de loca histérica, mandona y miedosa.

—Cállate Swan —dijo antes de que empezaramos a reír.

Kathe se acercó y nos dijo:

—Cuéntenme el chiste. Hoy ha estado aburridísimo, ni siquiera hay nada en face, después de la señora sigues mientras ve al laboratorio, yo platico con Bella.

—No, yo me la traje de acompañante —dijo Rose agarrándome de un brazo.

Kathe me agarró del otro y me jalaron.

— ¡Oigan! voy con Rose, prometí acompañarla. Por culpa de tu hermana ella soportó muchas horas de terapia.

—No me dejen sola, esperen le voy a hablar al del laboratorio que venga, me debe un favor. Estoy aburrida.

Se paró y habló por el teléfono, al regresar a nuestro lado dijo:

—En 5 minutos está aquí. No se vayan no me dejen sola, ninguna habla —nos dijo señalando a dos mujeres embarazadas en la salita—. En seguida vienen del laboratorio a tomarte la muestra.

Comenzamos a platicar de Ethan, del trabajo, de cosas de poca relevancia, hasta que llegamos a Tanya.

—Saben que Tanya está enojada, bueno enojada es poco.

— ¿Por qué? —preguntó Rose.

—Esperen, Matt acá, es ella –señalando a Rose.

—Puedes estirar el brazo —dijo el chico.

Rose estiró el brazo y el chico tomó dos muestras de sangre.

— ¿Puedes tener los resultados rápido? es cuestión de vida o muerte para esta linda chica—le dijo Kathe.

—Claro, en quince minutos te los mando por el mail. Y los generales si tardan un día pero el de embarazo es rápido.

Otra chica salió de otro consultorio cercano y llamó a una de las mujeres que estaban sentadas en la salita.

—Esa no me gusta siempre viene con su esposo, guapísimo el tipo pero lo trata como trapo viejo —dijo Kathe enojada—. Era paciente de mi mamá pero cambió de ginecólogo porque no se sentía a gusto con ella. ¡Ja! lo que pasa es que mamá le dijo que tenía más semanas de las que ella quiere decir en frente del pobre tipo y se enojó. De hecho es raro que venga sola, siempre la acompaña el galán, que en verdad es muy guapo.

—Creo que alguien se enamoró —dijo Rose.

—No sé si es amor pero no me gusta que haga de menso, pobrecito chico.

Seguimos platicando y entre risas y tonterías se nos pasó el rato hasta que escuchamos un carraspeo.

—Mucha prisa y ni siquiera está medida o pesada, nada, puro cuento la prisa.

—No, si tengo prisa de saber —decía Rose con cara de pánico.

Con Kathe quedamos de acuerdo para tomarnos un café y seguir chismoseando

—Bella vamos —Rose me agarró de la mano como un niño pequeño.

—Ok Rose, sé que no eres regular ¿pero desde hace cuanto sospechas que pudieras estar embarazada?

—No lo sé, es decir, solo lo sé, lo siento, me siento extraña pero no he tenido ni mareos, ni vómitos, ni nada. Solo lo sé —Dijo Rose totalmente ansiosa.

— ¿Cuándo fue tú última menstruación?

—Hace como cinco meses, pero tú sabes que a veces pasan hasta seis meses sin que me baje. —dijo rápidamente.

—No sufras más, me acaba de llegar el resultado y tengo que decirte que… —Carmen miró la pantalla —. Efectivamente serás mamá de un renacuajito, como tú amiga, vamos a hacerte un ultrasonido para determinar el tiempo y regresamos a llenar el cuestionario.

— ¡Nooo! —gritó Rose —Quiero a Emmet, quiero que vea a su hijo conmigo, o mejor no, no si mejor si, háblale a Emmet —me señaló y me aventó su teléfono.

—No podemos esperar a que llegue, tengo más consulta—dijo Carmen un poco molesta.

—Por favor y cuando te demanden no te cobro, por favor, tengo miedo, mejor no le hablen—Rose en verdad estaba aterrada.

—Ok. Rose te doy cinco minutos para que te tranquilices y cinco más para que te decidas y no lo hago por lo de la demanda. Espero nunca tener que ocupar de tus servicios.

Rose se sentó, gritó un poco tapándose la boca con la mano y dijo:

—Hazme el ultrasonido en un rato voy a llamar a Emmet, si no quiere venir pues ya ni modo. ¿Nos salimos?

—No, terminemos las preguntas que tengo que hacerte y salen pero primero llama a Emmet.

—Aquí, en frente de todas.

Carmen la vio con cara de "te voy a matar", ella era casi la única que podía poner en orden a Rose.

Rose marcó en su teléfono. Carmen y yo nos quedamos calladas. Rose comenzó a hablar con una voz tranquila e indiferente.

—Buenas días ¿puedes venir al consultorio de Carmen lo más pronto posible? No es una emergencia pero si es urgente, casi de vida o muerte. Te espero pero no mucho.

Enseguida colgó.

—Ok. Va a venir. En lo que llega te preguntaré algunas cosas —le dijo Carmen.

En lo que Rose contestaba yo me puse a divagar en mi mundo ¿Debía dejar entrar a Edward a mi corazón como algo más que amigos o debería solo ser una amistad? Lo que si estaba segura era que no quería a Edward fuera de mi vida, era ya una parte indispensable de ella. Con Jake fue diferente ¿En qué momento perdimos nuestra amistad? ¿Por qué Jake no podía verme como amiga? ¿Por qué seguir y seguir insistiendo?

Quería platicarlo con alguien neutral que no se inclinara por Edward en especial o tuviera algo contra él.

Tal vez Alice pero ella no estaba y todavía tardaba en regresar ¿Qué debía hacer? además yo quería volver a tener sexo, de eso estaba segura y también estaba segura que quería tenerlo con Edward y hablando de sexo necesitaba alguna medida anticonceptiva.

—Carmen necesito que me recetes algunos anticonceptivos —dije un poco alterada.

—Perdón va a ser cita doble, nadie me avisó —dijo muy divertida.

—Es que ni yo me acordaba, con Jake solo usábamos condón pero no quiero que me pase nada. Necesito algo más de seguridad.

—Solo porque no tengo citas hasta dentro de hora y media que si no, no les hacia ninguna concesión.

—Somos de lo peor, lo sé pero tú sabes, yo… solo necesito…

— ¿Pastillas? ¿Implante? ¿Parches? ¿DIU? ¿Inyecciones? ¿Anillo? ¿Algo más natural? ¿Qué es lo que buscas?

—Algo bueno, fácil y práctico. Que no batalle mucho. No sé ¿tal vez el implante? ¿Y cuáles son los métodos naturales?

—El implante es bueno, pero es por tres años, debes de estar bien segura. Los métodos naturales son muy inseguros tienes que ser muy regular y tú no eres tan regular, me inclinaría por el parche o pastillas, pero tienes que ser constante, la mini píldora no por que tendrías que ser demasiado ordenada ¿Qué tal si tratas con la píldora normal? si no tienes ninguna contraindicación continuamos y si no cambiamos a la mini píldora.

—Sí, está bien ¿Tengo que tomarlas de alguna forma? ¿Tengo que tomarlas en horarios o no puedo tomar alcohol? ¿O cómo? La verdad es que nunca he utilizado más que condón y tengo mis dudas.

—Como todo medicamento sería mejor que tuvieras un horario, por ejemplo todas las mañanas tomarte la pastilla, no hay problema si se te olvida tomarte en la mañana, puedes hacerlo en la tarde. Pero si quieres que sea 99.9% de efectiva necesito que te la tomes diario.

Torcí un poco la boca ¿No sería mejor el parche? ¿Pero si se notaba donde me lo ponía? No, sería mejor la pastilla pero también corría el riesgo de olvidar tomarla pero en cuanto a los medicamentos era bastante ordenada.

—Carmen me decido por las pastillas, soy bastante buena para tomar medicamentos.

—Está bien te receto por tres meses y regresas si tienes cualquier molestia. Recuerdan que la primera vez que entraron a mi consultorio también venían ustedes dos, pero era al revés la situación, la embarazada era otra.

La puerta se abrió y era Emmet, tenía una cara de asustado que no podía con ella, detrás de él estaban Edward e Ethan, también con cara de asustados.

— ¿Estás bien? No te preocupes gorda, no importa lo que tengas yo voy a estar contigo, en serio, yo te amo y no quiero perderte. Lucharemos juntos contra lo que sea que tengas.

—Mamá lo siento Emmet ni siquiera preguntó si podía pasar —Dijo Kathe entre divertida y ofendida.

—Son tal para cual. Ok señor Cullen —Edward movió la cabeza —. El mayor. Ustedes dos salgan —señalándonos a Edward y a mí.

— ¡Nooo! no los saques, que se queden por favor —gritó Rose.

—Rose, no quiero circo como cuando eran los ultrasonidos de Bella, ya sufrí con ella y con las preguntas de ustedes.

—Se quedan calladitos ¿Verdad? —dijo Rose dirigiéndose a Edward y a mí.

Edward y yo acéntimos, Ethan quiso pasarse a mis brazos y lo agarré.

—Y ese ¿cómo le decía Alice? ¿Cocodrilo?

—Sapito —contesto rápidamente Edward. Carmen miró a Edward. Yo no pude evitar ponerme toda roja.

—Ok. Hola Sapito —le dijo Carmen.

—Hola, ¿tú me macunas? —le preguntó Ethan.

— ¿Qué dijo?

—Tú me macunas aquí —señaló su brazo —Calis me macunas ¿tú me macunas?

—No. yo no te vacuno —Carmen se rió un poco—. Al menos él no me cuestiona como doctora.

—Jake y mi papá siempre le cuestionaban absolutamente todo. Era divertido venir a revisión.

Edward estaba callado y miraba todo.

—Emmet estaba muy asustado no podía ni prender el jeep ¿es algo delicado?

—Depende como lo veas puede ser mas bien un pequeño milagro, ven nos toca en las sillas —recordando que era donde Carmen sentaba a los que me acompañaban.

—Ok. Emmet tengo que decirte algo —dijo Rose totalmente nerviosa —. Yo, tú, nosotros estamos… bueno más bien yo —después de eso abría la boca pero no salía sonido —. Tengo un bebé en la panza. Lo dije.

Emmet abrió la boca, la cerró, la volvió a abrir, tocó a Rose, se tocó él, volvió a tocar a Rose. La abrazó y la besó.

—Vamos a tener un bebé, nosotros hicimos un bebé ¿Cómo? ¿Cuándo? ¡Oh por Dios! cuando Esme se entere se va a volver loca.

Emmet siguió hablando y besando a Rose. Yo observé a Edward, estaba llorando, las lágrimas le salían sin que pudiera detenerlas.

—En serio está embarazada ¡Wow! voy a ser tío, por fin se está empezando a arreglar tanto desastre, fue a la casa a platicar conmigo y recibió la llamada de Rose.

El ver a Edward me dio ¿ternura? Pero lo siguiente que hizo jamás me lo esperé.

Me besó ahí, enfrente de todos, nadie se dio cuenta, porque estaba Carmen calmando a Emmet, para empezar el ultrasonido.

— ¿Por qué están tan emocionados y dicen que es un milagro? —me preguntó como si nada hubiera pasado.

—Rose pasó por lo mismo que yo, pero ella quedó muy lastimada, le dijeron que no podría tener hijos de forma natural, que tendría que buscar ayuda y tal vez no fuera viable.

— ¿A ella también la… abusaron? —dijo Edward.

—Sí, antes que a mí, la dejaron por muerta pero yo la encontré. Fue un milagro, por eso este es otro milagro —Ethan empezó a acurrucarse en mi pecho y a quedarse dormido.

—Ya se está durmiendo, se ve hermoso cuando duerme —me dijo pasando un mechón de mi cabello por detrás de mi oreja.

—A ver si los tórtolos se callan y nos dejan continuar —dijo Emmet enojado. Tuve que reprimir mi risa.

—Bueno Rose, rápido te voy a tapar con la sabana y tú te alzas el vestido. Ya sabes como es, viniste a bastantes.

—Sí —dijo mientras se acomodaba, se tapó con la sabana y se alzó el vestido.

—Listo. Necesito silencio, preguntas al final —dijo Carmen. Le puso el gel a Rose y empezó la magia. Recordé mis veces en ese menester, recordé cuando me dijo que era niño, ese día mi papá me había acompañado y lloró.

—Vamos a empezar, aquí está la cabeza —ese no era un bebe pequeño ya estaba bastante grandecito. Recuerdo el primer ultrasonido de Ethan, en él no se veía forma—. Según mis medidas tienes 17 semanas de embarazo. Mide 13 cm, miren su corazón—. El pequeño sonido comenzó a llenar la habitación.

Ya en ese momento Emmet, Rose y Edward estaban llorando de una manera poco discreta. Emmet tenía tomada de la mano a Rose y no dejaba de besarle la mano y besarla en la boca, Rose estaba en éxtasis no podía hablar, raro en Rose y Edward era un poema, me tenía agarrada de la mano y lloraba en silencio pero su cara estaba toda mojada y su playera también.

—No veo nada por lo que debas preocuparte, la placenta está bien, el cordón igual, el líquido amniótico está perfecto ¿quieren saber que sexo es?

—Si —dijo Emmet — ¿Rose?

—No lo sé ¿no sería mejor que fuera sorpresa? —dijo Rose secándose las lágrimas.

—Pero así podríamos empezar a comprarle cosas, la cuna, la ropa, los juguetes —con cada palabra su cara iba iluminándose y mi mente me iba diciendo que tendría que buscar donde vivir. No había más habitaciones en la casa de Rose.

—Podemos hacer otro y mientras platicar—le dijo Rose con una sonrisa—. Pero quiero fotos Carmen, muchas, como para Bella.

En cada ultrasonido Carmen imprimía diez veces el ultrasonido. Y sacábamos copias de los videos.

—Con ustedes me voy a quedar pobre, entre consultas dobles y diez impresiones de ultrasonidos.

Carmen caminó a su escritorio, escribió varias cosas en su computadora y luego imprimió dos recetas.

—Rose, vitaminas, come sano, nada de cargar cosas pesadas ¿alguna pregunta?

Emmet carraspeó un poco, se puso rojo y me imaginé por donde iba su pregunta.

—Nosotros, Rose y yo tenemos —se rascó la cabeza —. Una vida sexual muy activa —nos miró a Edward y a mí—. Y a veces algo ruda —subió un tono más de rojo —¿hay algún problema con eso?

Edward se mordió la mano para no reírse, más bien carcajearse, yo apretaba a Ethan, intentando aguantar la risa.

—No le veo mucho problema, ya que ya pasó el primer trimestre pero preferiría que no fueran muy rudos, que fueran un poco mas vainilla o al menos sin golpes y esas cosas.

Rose estaba roja y Emmet morado. Edward y yo no aguantamos más y estallamos en carcajadas que callamos en seguida para no despertar a Ethan.

—Bella, tu receta cuando acabes las pastillas de color empezará tu menstruación —ándale aquí estaba mi momento de sufrir —. No se te olvide tomarlas.

Tomé la receta y salí rápido del consultorio.

—Kathe te mando el cheque en la semana—tenía que salir rápido de ahí ¡Dios! que vergüenza.

—ISABELLA MARIE SWAN —gritó Rose —. Entra y déjate de niñerías, no eres ni la primera, ni la última mujer que toma pastillas anticonceptivas.

—Rose gracias, solo quería irme adelantando para pedir las pastillas en la farmacia.

— ¿Para qué quieres pastillas anticonceptivas? —preguntó Emmet asombrado.

— ¡Que te importa Emmet! yo no ando preguntando cosas intimas.

—Deja en paz a Bella y mejor métete en tus asuntos ¿no vas a dejar que Rose pague la consulta? —dijo Edward.

—Cierto, mi seguro no cubre consultas no programadas. Y esta no estaba programada, paga Emmet —y volvió la Rose de siempre.

Emmet se giró hacia Kathe y algo se dijeron, no noté que Edward estaba junto a ellos hasta que Kathe me gritó.

—Bella tu número de seguro… ¿sigue siendo el mismo?

—Sí, pero en la semana te mando el cheque, no tenía contemplado tener consulta también.

—No te preocupes, acá el caballero ya esta pagando —me sonrió maléficamente —. Si me dan un buen incentivo no le digo a Tanya que están saliendo.

—Claro y la próxima vez que te lleven a la estación de policía tendrás que conseguir otro abogado —le dijo Edward sonriéndole.

—Está bien. Tú ganas pero la próxima vez llega más rápido. Me dejaste esperando media hora en una celda mugrosa.

— ¿Qué hacías en la estación de policía Kathe? —preguntó Carmen.

—Nada mamá, un malentendido con otra mujer en la calle y me llevaron por alterar el orden público.

— ¡Dios! mis hijas están un poco locas ¿saben que Irina y Laurent se van a ir a vivir juntos? y Tanya quiere ahorcar a la que sale con Edward. No diré nada, no se preocupen. Ahora desalojen mi sala de espera, asustan a la gente.

Salimos de la consulta y casi al llegar al coche de Rose, Edward me jaló y me tomó de la mano.

—Creo que deberíamos dejar que ellos se vayan juntos y nosotros por otro lado.

Emmet y Rose iban tomados de la mano, como si no hubiera un mundo aparte de ellos, se subieron al coche de Rose y se fueron.

—Bueno, creo que aunque quisiera irme con ellos, sería un poco difícil ¿En qué vienes? —le dije acomodándome a Ethan que ya se me estaba haciendo pesado en los brazos.

—En el jeep de Emmet, ni siquiera se acordó de que dejó su coche —me dijo señalando con la cabeza el jeep.

—Espera, no recogí las pastillas en la farmacia del hospital ¿te puedo dejar con Ethan en lo que voy por ellas?

—Claro.

Fui a recoger mis pastillas, una dotación de anticonceptivos para tres meses, pero aun no había empezado a tener sexo. Tenía que solucionarlo, esa sería mi próxima plática con Edward. Además tendría que buscar casa, avisar a Alice, lavar la ropa, alistar todo lo de la semana. Sería mejor organizar bien con Edward el siguiente paso.

.

.

.

— ¿Bella estás bien?

— ¿Me llamaste Bella?

— ¿Te molesta?

—No, es solo que siempre me llamas Isabella, me gusta que me llames Bella.

—A mí me gusta llamarte Bella pero… ¿estás bien?

—Sí, solo pensaba… quiero hacer el amor contigo… en serio...pero quiero que salga bien — ¿dije hacer el amor? y no solo tener sexo porque eso era lo que sentía, Edward estaba en shock. Ya se habría arrepentido.

Estaba extremadamente callado, no me había dado cuenta de a dónde nos dirigíamos, íbamos a casa de Esme, no a casa de Rose. Empecé a pensar si no había equivocado con la elección de palabras cuando Edward habló.

—Bella… ¿quieres ir a cenar y a bailar conmigo? —Él se veía hermoso, la luz del sol daba directo a su cara, hacía que sus ojos se vieran más claros y su sola sonrisa me hacía sentir arañas en la espalda. Hormigas en las piernas y un maldito elefante en la barriga.

—Si claro, me encantaría. Pero tengo muchas cosas por hacer, todavía no he hecho nada en casa.

—Yo puedo ayudarte, así podemos salir a disfrutar los dos.

—Le voy a preguntar a Rose si puede cuidar a…

No terminé siquiera la frase cuando me interrumpió.

—Mejor se lo dejamos a Esme ¿Qué tal que le toque ver una sesión como la de anoche? ¿Siempre son así no les da vergüenza?

—Y tú eres muy pudoroso, tu reputación no te deja muy bien parado

—Oye bueno pero nunca… —se quedó pensando —está bien, me callo.

— ¿Cuál es el lugar más raro donde has tenido sexo?

Él se quedó pensando. Frunció los labios, los movió a la derecha, luego a la izquierda, ladeó la cabeza a un lado y luego al otro lado.

—Sería en un estacionamiento de un waltmart un domingo en la mañana, no espera, en las escaleras de un cine, en plena función y creo que una o dos veces en el subterráneo, en una boda, una vez en cima de una estatua en central Park, también en el zoo —mi boca estaba abierta.

—¿Y tú Swan?

Intenté mirarlo seria.

—Si te digo que el sofá ¿cuenta como sitio raro? —y era la verdad la única vez que no lo hice en la cama con Jake fue porque nos ganó la calentura.

— ¡Diablos! Swan necesitas que te muestre como divertirte ¿Lo has hecho encima de una lavadora encendida? es muy divertido. Y yo que pensé que al menos Jake te había dado un mejor servicio ¿Él fue el primero?

—Edward —le dije pegándole en el brazo —. Sí, ya te había dicho. El primero y el único, lo otro no cuenta.

—Perdón por recordártelo, pero en serio que aburrido salió el perro. No te preocupes, tengo mil ideas para que nos podamos divertir.

No sabía si mi color era rojo o aun más rojo pero la verdad es que si quería que me enseñara como divertirme ¡cielos! este hombre me iba a volver loca. Estaba más que mojada.

Cuando llegamos a casa de Esme iba realmente excitada, me contó un montón de aventuras que había tenido. Lo de la estatua en central Park fue genial, fue con una chica que jamás volvió a ver; en el Waltmart fue con una chica mientras iban de compras. Estoy empezando a temer que algo no esta bien dentro de mi cabeza, quería seguir escuchando las aventuras de Edward pero lo peor no era eso, si no que podía verme en ellas conforme me las iba relatando, yo quería ser la protagonista de esas historias. Mi siguiente sesión con Marcus iba a ser larga, muy… larga.

Cuando llegamos ya estaban Rose y Emmet. Esme estaba llamando a Carlisle para darle la noticia.

Edward le aventó las llaves a Emmet y sin decir nada se abrazaron, las tres mujeres comteplabamos la escena anonadadas, se abrazaban y lloraban cual niños pequeños.

Después de diez minutos Rose carraspeó y dijo

—Masen suelta a mi novio que me están dando celos —y en serio Rose estaba con el ceño fruncido.

—Vamos Gorda… hace años que no abrazaba como se debe a mi hermano, no puedes estar celosa de él, no tiene tus bubis.

—Bueno necesito regresar a casa. Bella nos vamos —dijo Rose en su modo autoritario.

—Tranquila conejita ¿no quieres celebrarlo aquí con toda la familia?

—Sí pero es que estoy triste, no le he dicho a Alice, ni a mi hermano.

Y Rose empezó a llorar.

—Yo nunca me puse tan loca con las hormonas ¿O si Esme? —le pregunté. En menos de cinco minutos Rose había pasado por tres o cuatro estados de animo.

—No mucho, más bien tendías a perderte, te ensimismabas ¿Qué tal las cosas con Edward?

Me mordí el labio.

—Si me prestas una cama para acostar a Ethan te cuento.

—Claro, vamos.

Cuando llegamos a la recamara juro que olía muy parecido a Edward, en serio ya estaba alucinando.

—Esme… él me invitó a cenar y a bailar hoy, le dije que sí. La verdad es que me siento… — ¿cómo le explicaba cómo me sentía? —. Tengo muchas emociones dentro de mi pero muchas son contradictorias, unas me dicen que si otras que no y otras que quien sabe. Esme estoy muy confundida, además voy a tener que buscar donde vivir, con el bebé de Rose en camino necesitara más espacio, eso significa mas estrés en mi vida.

—Tranquila Bella, una cosa a la vez. Te voy a dar un consejo deja fluir poco a poco las cosas, no fuerces nada ni siquiera el cambio de casa, háblalo primero con Rose y ya después te preocupas.

—Gracias Esme que haría yo sin ti pero no le digas nada a Edward —le dije.

—Bella en serio, no puedo ni creer que me lo estés advirtiendo.

.

.

.

Cuando bajamos la salida de dos ya era de cuatro.

—No te da emoción iremos juntos a bailar, los cuatro —como le decía que la verdad no, que prefería salir mil veces sola sin público.

—Sí, la verdad, todo es muy divertido —traté de decir lo más alegre que podía. Edward me miró y movió la cabeza negativamente de una manera apenas perceptible.

La puerta se abrió y era Carlisle, venía todo agitado, nunca lo había visto así, en este momento era un Carlisle más humano, más real.

Me sentía como una extraña invadiendo algo que no era mío. Edward debió darse cuenta por que me tomó del brazo y me jaló hacia él. Pasó su brazo por mi cintura y me besó en la cabeza.

—No estás de más, tú eres parte de esta familia —me dijo antes de besarme.

En ese momento olvidé quien más estaba en el living con nosotros. Lo único que quería era seguir besando a Edward entre abrí los labios para permitir que su lengua entrara en mi boca. Lo hizo de un manera lenta, entraba un poco y salía, repitió eso varias veces hasta que yo solté un gemido y la risa de Emmet me hizo volver a la realidad.

—Consigan un cuarto —dijo Rose muy divertida—. Jamás había visto a Bella así de roja, ese tono me gusta.

—Creo que tu regla de que fuera secreto, ya se fue al carajo —me dijo Edward en el oído logrando que me mojara más.

—Bueno… ¿Qué les parece si pedimos algo de comer y comemos todos juntos en familia o salimos a algún lado? —dijo Carlisle.

—Yo prefiero quedarme aquí con mi Oso, podemos pedir pizza.

— ¿Otra vez pizza Rose? es la tercera vez en la semana que comes eso —dije sin siquiera pensarlo.

—El bebé tiene hambre de pizza, yo solo lo complazco —dijo indignada.

—Amor tienes que comer también algo más sano ¿qué te parece si hacemos una ensalada? —dijo Emmet tocándola como quien carga nitroglicerina.

— ¿Es por qué voy a engordar mucho y ya no me vas a querer? por eso quieres que coma ensalada —dijo Rose con lágrimas en los ojos pero alcancé a ver el brillo de la maldad en ellos.

Lo estaba engañando, esas lágrimas no eran reales.

—No, jamás diría eso de ti, sabes que amo todo lo que eres y como eres, solo lo dije por el bebé, porque necesita Vitaminas y esas cosas —dijo Emmet nervioso, temiendo desatar las lágrimas de Rose.

Rose se tapó la cara.

—Solo me quieres por el bebé.

Edward intentó decir algo, al igual que Esme pero yo moví la cabeza diciéndoles que no intervinieran.

—No cosa, te amo a ti más que a nada en el mundo, al bebé también pero te amo más a ti —dijo tocándole el vientre.

Rose no pudo más y soltó la carcajada.

—Tonto, claro que comeré ensalada y todo lo demás, tranquilo Cullen que no soy tan frágil. No tienes que cambiar conmigo solo porque esté embarazada. Soy la misma, en cuatro meses no hemos cambiando nada no tenemos porque hacerlo ahora. Tranquilo —dijo besándole las manos a un Emmet en estado de shock.

—Voy a ver a Ethan —con tanto alboroto había olvidado verificar que siguiera dormido y estuviera bien.

Subí las escaleras y abrí la puerta la puerta de la habitación, lo observé estaba moviéndose, no tardaría en despertarse, sentí una mano en mi hombro y otra en mi cintura.

—Edward compórtate, por tu culpa todo mundo ya se enteró —le dije un poco molesta—. Primero me besaste en el consultorio y ahora en casa de tus papas.

—Pero ellos no van a decir nada, es mas ellos están felices. Carmen dijo que no diría nada, ni Kathe lo va ha hacer.

—Sí pero yo quería que esto fuera solo entre tú y yo —le dije.

— ¿Y tú no le habías dicho nada a Hale? —me dijo arqueando una ceja y volteándome para que quedara de frente a él.

—Bueno si pero ella es mi mejor amiga. Y además ella fue la que me animó, no se lo he dicho a Alice, no pensaba… —y en ese momento me interrumpió.

—No pienses, solo siente —me dijo antes de besarme, como solo él lo hacía.

Me apretó aun más contra él, podía sentir su polla crecer y sin ninguna vergüenza me moví contra él. Él soltó un gemidito y mordió un poco mi labio inferior.

—Eres mala Swan, sabes que no vamos a poder terminar y me vas a dejar así —me dijo haciéndome sentir más su erección.

—El único consuelo que tengo es que sé que tú vas a quedar igual —me dijo antes de meter una mano en mis pantalones. Pero un "mami" me trajo a la realidad Ethan estaba despierto y sentado en la cama.

— ¿Mami? Teno ame —dijo sonriendo. Me separé de Edward aun en contra de lo que mi cuerpo pedía.

Me tranquilicé un poco y fui por Ethan a la cama.

—Hola Sapito, ven. Vamos a ver qué encuentro para que comas porque no te traje nada.

—Mami —me dijo abriendo sus ojos —. Pipi mami, pipi.

—Edward ¿el baño? —nunca había entrado al baño en el piso superior.

—Aquí —dijo rápido mientras abría la puerta que estaba en la habitación.

Era un baño todo azul y olía indudablemente a Edward pero lo que me ocupaba era mi pequeño y sus ganas de hacer pipi.

—Listo —dije bajándole sus pantalones y calzoncito de un jalón.

Edward nos miraba y sonreía.

—Quita esa sonrisa, es más ¿por qué sonríes?

—Me encanta verte de mamá, es… excitante —dijo antes de sacudir la cabeza —. No de esa manera que estás pensando sino en la buena manera, es decir, es diferente, es algo bonito… dejémoslo en bonito.

—Me encanta cuando te trabas —le dije sonriendo —. Y no pensé mal. Vamos a buscar algo para que coma este sapo —dije mientras cargaba a Ethan para bajar las escaleras.

—Mami, io Edar —me dijo Ethan antes de darle los brazos a Edward.

—Voy a tener que hacer algo, todo lo quiere hacer contigo. Y no quiero que se acostumbre a eso.

La cara de Edward cambio drásticamente, de estar alegre se puso triste y mucho.

— ¿Por qué? Él y yo somos amigos ¿por qué no quieres que estemos juntos?

Me sentí como la mala de la novela que quiere separar a los protagonistas. Pero tenía miedo de que algo pasara, que algo saliera mal y Ethan sufriera.

—La verdad Edward —le dije mientras bajábamos las escaleras —. Me da miedo que algo salga mal e Ethan sea él que sufra, no sería justo. Él esta muy acostumbrado a ti.

Edward detuvo su marcha faltando unos escalones, se ubicó frente a mí. Sus ojos brillaban, estaban un poco vidriosos.

—No tiene porque acabar mal, podemos hacer que esto funcione, que no solo sea —dijo sexo sin sonido —. Nos llevamos bien, yo… nosotros podemos intentarlo —tomó aire —. Y si sentimos que no va funcionando podemos ser solo amigos…

Era un momento perfecto nuestras miradas se conectaron, no había necesidad de hablar, yo quería intentarlo, quería algo más que sexo pero…

—Mami, teno ame —esas palabras rompieron nuestra burbuja y soltamos la carcajada.

—Emmet tienes razón, esto es mejor que las novelas de Telemundo, estos dos son geniales, son tan cursis —dijo Rose doblándose de la risa.

—Nena, no te rías de ellos, déjalos están jugando a la casita —dijo Emmet aguantándose la risa.

Le enseñé la lengua a los dos.

—Mami, no señes la luegua o Chali se va a nojar. Vela Edar no señe la luega mami.

—No Sapito no debe de enseñar la lengua ¿le doy un beso?

— ¡Sí! —Gritó —. Mejo dos sesitos —Dijo poniendo en su manita dos deditos levantados.

Edward me besó dos veces en la boca rápido entre aplausos de Ethan, silbidos de Emmet y gritos de Rose.

— ¿Por qué tanto escándalo? —salió Esme de la cocina.

—Nada Esme ¡Estos inmaduros! —le dije señalando a Rose y a Emmet.

—Déjalos Bella. Tengo carne con verduras para Ethan —me dijo dándome una mirada que no supe interpretar.

—Mil gracias Esme. Ya tiene hambre.

—Ame, amm, ame, amm —decía Ethan mientras abría la boca y la cerraba.

Edward entró primero a la cocina con Ethan y yo entró después. Entre los dos le dimos de comer a Ethan y cuando íbamos terminando llegó la pizza, así que comimos todos juntos.

Prácticamente el día era perfecto. Comimos juntos platicando de Rose, el bebé en camino, de Ethan cuando era bebé y de cuanta cosas se nos ocurría.

Cuando eran casi las siete de la noche Edward se acercó a su mamá y le dijo algo. Ella sonrío y asintió.

—Listo. Esme va a cuidar a Ethan mientras vamos a bailar ¿te gusta el plan?

Me gustaba. Asentí, a partir de ese momento mi mente abandonó mi cuerpo y dejé que Rose me condujera a la casa, me vistiera, maquillara y me alistara para lo que vendría esta noche.

El timbre sonó y yo salí lista para mi primera cita con Edward Cullen.


¿Qué tal el secreto ya no es secreto? Rose esta embarazada y muy mal geniuda, esperemos que le pase pronto el mal genio. O ¿qué tanto hará sufrir a los demás? Se viene la segunda cita de Edward y Bella.

 Mil Gracias por sus favoritos, sus votos y sus comentarios!! un beso grande a todas las que leen la historia

Capítulo 14: POV Edward 2 Capítulo 16: Capitulo 13. Entre peleas y besos

 


 


 
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