Sufrir, Vivir, Amar (+18)

Autor: Maricoles
Género: Romance
Fecha Creación: 07/05/2012
Fecha Actualización: 08/10/2013
Finalizado: SI
Votos: 20
Comentarios: 76
Visitas: 112318
Capítulos: 33

La vida de Bella ha sido muy dura, su madre la abandono siendo muy pequeña, su padre la ignoro, su mejor amiga la traiciono y la entrego a su novio para que abusara de ella.. como enfrenta Bella la vida después de esto.
¿Será que Bella si permitirá que el amor de Edward tenga cabida en su corazón?

+18

SUFRIR, VIVIR Y AMAR

INTRODUCCIÓN

Soy Isabella Swan una chica común y corriente, Victoria es mi mejor amiga, prácticamente mi hermana. Mi madre nos dejó a mi papá y a mi hace muchos años, por el papá de Victoria, Phil. Desde que mamá se fue la mamá de Victoria pasó a ser una segunda madre para mí. Es muy irónica la vida, la mujer que ha cuidado de mi es la mujer a la que mi madre le quito el marido. Su nombre es Lilly, ella es una mujer hermosa y muy buena.

Victoria y yo somos como hermanas, solo que Victoria es alta, pelirroja y bastante atractiva, sus son ojos azules como los de su padre; yo soy todo lo contrario, soy bajita, mi cabello y ojos son de color chocolate, herencia de mi papá. Mucha gente no entiende nuestra amistad, pero cuando mamá nos dejo Lilly habló con Charlie, mi papá, y ella se ofreció a ayudarle, cuidando de mi.

 

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Capítulo 18: Capitulo 15. Larga Noche, Largo Día

Disclamer: Los personajes no son míos son de SM yo solo los uso para contarles las locuras que pasan por mi cabeza.

Mil gracias como siempre a la señorita Eve Runner por siempre estar ahí y dejarme ser muy latosa.

Beta FFADD

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Capítulo 15

Larga Noche, largo día

"Lo que se necesita para conseguir la felicidad, no es una vida cómoda, sino un corazón enamorado."

San Jose María Escrivá De Balaguer

Pasé prácticamente toda la noche en vela, Edward me amaba, él, el hombre que todas deseaban me amaba a mí, a una mujer común con un hijo y llena de problemas.

Él me amaba a mí y yo no pude decirle que lo amaba ¡Qué diablos pasaba en mi cabeza! Debí decírselo sin dudar. Lo miré, se veía tan hermoso tan… vi que la puerta estaba abriéndose.

— ¡Bella! ¡Bella! — ¡Santo Dios! Era Emmet llamándome bajito—. Sé que estás despierta, te vi moverte, si no sales entro.

Me levanté despacio de la cama, tratando de no despertar ni a Edward ni a Ethan. Salí y la luz me deslumbró.

— ¿Qué quieres Emmet? ¿No crees que ya te estás pasando? —le dije enojada, tratando de proteger mis ojos de la luz.

—No Bella, solo quiero saber si estás segura de lo que estás haciendo, si tú me dices que estás segura te juro que te dejo en paz y no vuelvo a molestarte.

—Emmet —le dije tomando aire. Tomé su mano—. Estoy enamorada de Edward y él de mí, me lo acaba de decir y yo no puede contestarle. Aunque sé que lo amo no pude decírselo. Siento que si se lo digo algo malo puede pasar.

Emmet me miró y me abrazó fuerte.

—Tranquila pequeña, si lo amas díselo —él suspiró— ¿Él te dijo que te amaba? ¡Wow! Pues creo que si le pegó el amor a mi hermano, se ve tan tranquilo, creo que nunca lo había visto así. Nunca lo había visto tan en paz consigo mismo.

— ¡Ay! Emmet, me siento tan completa pero al mismo tiempo todo se me está complicando, hoy casi me olvidé de Ethan, no le llevo ropa, ni nada. Esto del amor debería de ser más fácil.

—Sí, debería ser más fácil. Rose está insoportable —me dijo— Tú… ¿Te pusiste insoportable? Ayer me aventó unos zapatos porque no le entró una falda.

—Creo que no, yo tendí a deprimirme un poco. Al principio estaba totalmente emocionada pero luego tuve una gran fluctuación de emociones. De por si las hormonas más lo que me acababa de pasar se convirtieron en una combinación explosiva.

—Solo espero que ella no me mate en… ¿Cuántas semanas están embarazadas las mujeres?

—Creo que 40 pero el parto puede adelantarse o atrasarse.

—Espero que a Rose se le adelante. Son demasiadas semanas todavía por delante.

—Emmet no quiero que estés enojado porque Edward y yo estamos de novios. Yo te quiero como a un hermano, me dolería que estés enojado porque salgo con tu hermano.

—No es eso, es que me estoy acostumbrado a que él… olvídalo es solo que no quería que salieran lastimados ninguno de los dos.

—Solo espero que mañana o mejor dicho en un rato todo sea más fácil.

—Tranquila —me dijo abrazándome.

Los dos saltamos al escuchar un grito.

— ¡Emmet! —gritó Rose— ¡Tengo hambre! —después dulcificó su voz—. Quiero pan de chocolate con helado de vainilla.

—Rose Osita, tranquila ¿Tienen pan de chocolate? —me preguntó, él sabía que Rose no sabía nada de lo que había en la cocina.

—Pan con chocolate nop pero helado si —le dije y recordé como Edward agarró varios de chocolate, vainilla, fresa y más chocolate.

—Bella regresa —oí que tronaban los dedos.

—Si decía que pan de chocolate no pero a unas cuadras hay un minisuper de 24 horas —bostecé y decidí ir a dormirme—. Los dejo tengo que dormirme —dije volviendo a bostezar.

Ya no escuché su respuesta, entré a la recamara y el olor de Edward llenó mi mente, se veía tan hermoso dormido.

—Yo también te amo pero soy una cobarde y no pude decírtelo mientras estabas despierto —dije antes de acostarme y dormirme.

No habían pasado ni cinco minutos y un horrible sonido llenaba mi cabeza ¿Qué era eso? ¿Era música? Sí, era música ¿Quién diablos pone a Florence and The Machine de despertador?

Estaba boca abajo ¡Yo no dormía así! y mis piernas estaban sujetas y había una mano en mi pecho.

— ¿Qué diantres? —dije intentando moverme.

—Hola preciosa, buenos días — ¡Cierto! Edward se quedó a dormir conmigo. Y yo sentía como si solo hubiera dormido cinco minutos. Pero lo vi y mi corazón saltó.

Lo besé, olvidándome de todo lo besé, cuando mi mente reaccionó pensó: "aliento matutino e Ethan en la cuna"

—Lo siento —le dije arrugando la nariz.

— ¿Por qué lo sientes? —me dijo jalándome hacia él otra vez.

—Aliento matutino —le dije.

—No te preocupes, estamos igual —dijo volviéndome a besar.

La puerta se abrió. Era Emmet.

—Si yo no duermo ustedes tampoco, despiértense y arréglense. Avisen que Rose no va a trabajar. Está enferma.

— ¿Qué tiene? —le pregunté saliendo de la cama.

—Flojera maternal, eso dijo ella —me dijo alzando los hombros.

—Ese no es motivo de faltar, te da mucho sueño todo el embarazo.

Tenía que bañarme el reloj indicaba que ya eran las siete cuarenta y cinco, y entrábamos a las nueve.

Me bañé a toda prisa porque después de mi se bañaría Edward, por la prisa me entró shampoo en un ojo.

Salí del baño y entró Edward. Me vestí rápidamente y me di cuenta de algo, no había ordenado nada para la escuela de Ethan. No tenía ni una sola maleta hecha.

Saqué todo de una de las maletas, guardé rápidamente las nuevas cosas. Ethan seguía dormido.

—Bebé vamos, anda vamos por favor, no seas malito bebé, necesito que te levantes —Ethan seguía dormido por más esfuerzos que hacía.

—Bella termina de arreglarte, yo me encargo de Ethan —me dijo Edward detrás de mí.

—Gracias —le dije—. Su ropa está… —la busqué con la vista—. A… a…aquí —señalé un montón de ropa que había sacado. La cara de Edward al ver el tiradero que había hecho me hizo sonreír un poquito.

Entré al baño y todo el maldito baño olía a él, abrí la ventana para que el olor saliera, ¡Santo Dios! Mi ojo no estaba rojo, estaba rojísimo y un poco hinchado ¿Qué diablos tendría el shampoo? Intenté maquillarme pero simplemente el ojo no dejaba de llorar y no me dejaba maquillarme, lavé mi cara y solo me puse lo básico. Cuando salí Edward ya tenía listo a Ethan que seguía dormido y él estaba levantando el tiradero que dejé.

—Es tarde vámonos —me dijo—. Yo me llevo a Ethan, tú lleva las cosas —intenté agarrar la maleta pero mis pies se enredaron con una playera y caí de culo.

— ¿Bella estás bien? —el golpe realmente me había dolido y solo pude negar con la cabeza.

—Deja te ayudo —me dijo.

—No vete subiendo al carro con Ethan yo llego en unos minutos. Me levante con esfuerzo sobándome, en serio me dolía, tomé mis cosas y grité a las chicas un adiós. Nos tocó otra vez en el jeep de Emmet.

— ¿Bella estás bien? Te ves rara —me dijo después de dejar a Ethan tarde e íbamos más tarde para el trabajo.

—No, la verdad es que no estoy bien, no dormí gran parte de la noche, se me hace tarde, se me metió shampoo al ojo y me duele el culo —le dije lloriqueando.

—Tranquila, yo estoy contigo y quiero que esto no te estrese. Hoy en la tarde te voy a ayudar para que mañana nos sea mas fácil salir de casa, hasta podemos bañarnos juntos para ahorrar tiempo —me dijo con una sonrisa y besándome.

Eso de bañarnos juntos me gustaba, recordando los momentos vividos en la ducha. Pero recordar donde estábamos me enfrió un poco

—Edward estamos en el estacionamiento de la firma todos van a vernos.

— ¿Y qué? No me importa que todos sepan quien es la hermosa mujer que amo, que es la única y que nada me va a separar de ella —dijo, más bien gritó.

Y todo el maldito estrés que pude haber sentido se desvaneció, solo quería besarlo y amarlo, no dejarlo nunca.

Alguien tocó la ventana del jeep, era Aro ¡Santo Cristo!

—Edward supongo que los rumores son ciertos, felicidades a ambos. Necesitamos reunirnos en junta a las once. Isabella me da gusto que hagas feliz a este hombre —me dijo y su sonrisa me dejó helada ¿Por qué me miraba como si supiera algo que yo no?

—Me bajé del jeep, no sin antes darme una mirada en el espejo, no estaba tan mal aunque mi ojo seguía rojo.

Todos nos miraban desde Sandy la recepcionista que no era nada discreta, hasta otro de los socios que nos miraba desde la escalera pero lo mejor era la cara de Jane, estaba casi rompiendo el folder que llevaba en la mano.

—Todos nos están mirando —le dije, él tomó mi mano y luego la soltó.

—Sí, nos vamos a ir al infierno gracias a los chismes —alzó mi cara y me besó en los labios, ahí en plena recepción—. Vayámonos con provecho.

¡Santo Cielo! Me había besado enfrente de todos y lo peor era la forma en que respondí al beso.

Él me dejó en mi oficina y luego se fue a la suya que era a un lado. Cuando nos separamos sentí que algo me faltaba pero necesitaba concentrarme.

Erick entró con una cara de pícaro que no podía con ella.

—Te odio, lo sabes pero pienso perdonarte por los sucios detalles —me dijo sentándose en la silla frente a mi escritorio.

— ¿Cuáles sucios detalles? —le dije inocentemente, antes de soltar la carcajada.

— ¿Cómo que cuales? Desde ayer tengo este video en mi teléfono y déjame decirte que eso no es bailar eso es follar con ropa —me dijo mientras me extendía su teléfono donde estaba un video de Edward y yo besándonos en la pista de baile, podía verse claramente el momento en que Jake se acercaba y me separaba de Edward, mi cara era de un desconcierto total pero lo que más me impactó fue la cara de Jake, era de dolor y yo no quería que Jake sufriera.

—Me prestas el teléfono —Erick me miró y me dijo—. Mejor te paso el video. Y quiero detalles y no me digas que no pasó nada porque te conozco y tienes cara de que follaste —me dijo antes de salir.

Sabía que estaba roja, que mañana estaba teniendo, llena de múltiples y complejas emociones.

Mi teléfono sonó era el archivo del video que Erick me mandaba. Me paré y caminé hacia la oficina de Edward, era raro ya no estar juntos.

—Mira —le dije poniendo el video. Tomó mi celular y se quedó mirando.

—Nos vemos geniales bailando e insisto tu culo es hermoso —dijo soltando un suspiro.

—Masen contrólate —escuché un gruñido, el cual supuse que era por el momento en que Jake me separaba de él—. Voy a hablar con Jake, no soporto que este enojado conmigo.

Edward frunció el ceño.

—No digo que ahora o en este momento pero buscaré que Jake acepte lo nuestro.

—No creo que sea conveniente, te insultó y te dijo muchas cosas y tú piensas en perdonarlo y yo en matarlo.

—Ni se te ocurra, por cierto ya te han dicho algo —su cara me lo dijo todo.

—¿Quién?

—Solo la chismosa de Sandy, me preguntó que si yo sabía que tú habías sido abusada —al escuchar esto sentí que toda la sangre hervía en mi cuerpo.

—¿Cómo se enteraron? —pero tan pronto hice la pregunta la respuesta llegó a mi cabeza— ¡Jake!

Salí de la oficina de Edward, quería matar a Jake ¿Por qué me hacía esto que ganaba? ¡Maldito estúpido! Y yo todavia pensando en perdonarlo.

Me paré y entré a la oficina sin llamar y ahí estaban Ben y Jake hablando sobre algo pero callaron en cuanto abrí la puerta.

—Siempre creí que eras mi amigo pero veo que solo… me usaste. Todavía estoy yo de idiota diciéndole a Edward que quiero hablar contigo ¡Jamás te voy a perdonar esto! que vayas diciendo lo que me pasó no es de amigos.

Los dos me miraban con expresión dudosa.

—Exactamente ¿De qué hablas Bella? —me preguntó Ben.

—De que este anduvo diciendo que… que abusaron de mi y sabes que no me gusta que la gente sepa porque me tratan diferente o porque terminan sintiendo lástima por mi.

Jake abrió muy grandes sus ojos y negó con la cabeza.

—Bella ¿En serio me crees capaz de hacer eso? —me dijo indignado.

—Tampoco te creía capaz de insultarme, de decirme esas cosas tan feas y sin embargo lo hiciste.

—¡Touche! Sobre eso… Lo siento, de verdad lo siento, sé que no tengo perdón, que me merezco que me digas todo lo feo que quieras pero juro por lo más sagrado que no dije nada.

La puerta se abrió y eran Angela y Edward.

—No fue Jake fui yo —dijo Angela apenada—. No exactamente, yo sin querer comenté con alguien que tú eras una persona maravillosa, que no entendia porque Jake no aceptaba que ya solo lo veías como amigo después de lo que paso. Esta persona se encargó de buscar la información y al parecer tenía unos días ya con la información. Yo… perdón —dijo antes de llorar y refugiarse en Ben.

—No Angela, lo que pasa es que me enojé, pensé que Jake en venganza lo había dicho. Tranquila —Edward estaba en la puerta expectante.

—No… soy una tonta pero no pensé que nadie… ¡Bella yo simplemente no pensé! Perdóname —me decía llorando.

—Tranquila Ang, no quiero que te sientas culpable —le dije. Lo que me molestaba era que yo creía que Jake lo había hecho por venganza.

—Bella —dijo Jake poniendo a Edward en sobre aviso—. Yo sé que la regué que dije cosas que no eran ciertas y que te lastimé pero jamás haría algo así.

Jake tomó mi mano ganandose un gruñido de parte de Edward. Yo solo miré a Edward.

—Jake tenemos que hablar muy seriamente tú y yo, y no creo que este sea ni el lugar ni el momento. Bueno aclaradas las cosas voy a trabajar.

Necesitaba salir de ahí ver a Ang llorando me hacía sentir mal, tenía que solucionarlo.

Salí de la oficina de Jake con Edward detrás de mí.

Edward tomó mi mano y me llevó hasta mi oficina. Me dio un casto beso en los labios.

—Ponte a trabajar y olvida los chismes. Yo te voy a extrañar no vamos a poder almorzar juntos, tengo la dichosa junta y no puedo faltar. Voy a extrañar estar contigo.

—Tranquilo voy a aprovechar y voy a ir a almorzar con Ang, se lo debo, la pobre se siente muy culpable.

Edward hizo un mueca de disgusto y abrió la boca para decirme algo pero la volvió a cerrar.

—Si te das cuenta que ella dijo tu… situación ¿Por qué quieres hablar con ella?

—Edward cuando más sola estuve, cuando más débil estaba mis amigos y eso incluye a Jake, estuvieron conmigo, con cada crisis que tuve ellos me ayudaron a salir adelante. Si ahora estoy así fue porque ellos estuvieron conmigo. Ang fue mi única amiga en mucho tiempo.

Edward hizo un sonido con su garganta.

—Esta bien pero yo tomaré un tiempo para perdonarla —despues me dio un beso nada casto, hasta que el carraspeo de Erick nos hizo separar.

—Erick —dijo Edward—. Aquí siempre todos son tan oportunos. Nos vemos a las cinco para ir por Ethan —se acercó a mi oido y me dijo—. Recuerda que te amo.

Se alejó rapidamente sin siquiera darme tiempo de contestarle.

¿Cuántas veces me lo diría sin que yo fuera lo suficientemente valiente de dejar mi corazón en sus manos?

—Tierrra llamando a Bella, tierra llamando a la abogada Swan —era Erick.

—Dime Erick.

—Logré contactarme con la señorita Tamnen y me dijo que si ibas a verla te estaría muy agradecida porque el doctor le prohibió salir de la cama por dos semanas.

—¿Tienes la dirección? —él asintió—. Concierta la cita para mañana en la mañana o para hoy pero en la tarde y antes de las 4.

—El señor Zweller llamó también, al parecer su vecino volvió a agredir a alguien y él le recomendó tus servicios, también llamo tu mamá que por favor te comunicaras con ella y llamó un tal Peter O'Conell que quería una cita y se la di para mañana a las 9 am.

—¿Algún otro pendiente?

—Nop, creo que es todo, sé que vas a salir con Angela a desayunar pero regresando en lo que revisamos una propuesta necesito que me lo cuentes todo —me dijo levantando una ceja.

—Esta bien, solo si prometes no andar chismosiando y solo traerme chismes.

—Palabra de Sexyboy —me dijo lamiendo un dedo y poniendolo en una de sus pompis mientras hacia ruido de algo caliente.

––¿Estás loco lo sabías?

––Sí y me encanta —me dijo saliendo.

Revisé lo que había anotado y decía que mi mamá había hablado ¿Mi mamá? Sería papá y Erick se equivocó.

Alcé los hombros y decidí llamar a papá. Vi la hora y supe que debía estar en su oficina, todavía no debía haber salido a patrullar y era raro que no me hubiera llamado el fin de semana.

—Hola —ese no era mi papá.

—Buenos días ¿Se encontrará el Sheriff Swan?

—No él salió por un asunto personal, habla su nueva secretaria, Renata ¿Quién le digo que le llamó?

—Su hija Isabella ¿Sabe dónde fue?

—Lo siento, para usted dejó un recado. Deje lo encuentro… Sí, aquí lo anoté. Si habla mi hija digale que salí a patrullar —leyó de corrido.

—Lo siento, por favor no le diga que me equivoqué. Practicamente me dio el trabajo por lástima, no quiero perderlo, tengo dos días por favor.

—No se preocupe no le diré, es mas voy a llamarlo al celular y no diga que le llamé a la oficina. Un gusto conocerla Renata.

¿Quién sería esa mujer? Era bastante despistada, mira que leerme de corrido el recado de mi papá. Por cierto ¿Dónde estaba?¿Un asunto personal?

El sonido del teléfono interrumpió mi monólogo mental.

—Bueno

—Isabella ¿Sabes dónde estoy? — era Rose.

—No Rose ¿Dónde?

—En Tiffany, estoy viendo anillos de compromiso me van dar un catálogo ¿Crees que si señalo el que quiero y se lo dejo a Emmet en el Jepp entienda?

—No lo hagas Rose, eso no es bueno.

—Ya lo vi que es lo que quiero, el anillo con el que siempre he soñado, no me cuelgues, espera —gritó Rose y luego la escuché hablar con alaguien—. Se te hace muy caro once mil dólares para un anillo de compromiso, es que me gusta más el de un kilate que el de medio, el de dos es simplemente impensable.

—Rose once mil dólares se me hace caro para todo ¿Estás loca? No me contestes, sé la respuesta.

—Te voy a mandar una foto —se escuchó algo—. No puedo mandarte la foto pero puedo mandarte la página ¡Qué delicados! Espera no cuelgues.

Mi teléfono vibró y abrí el enlace, era un anillo bellisimo, un Tiffany Grace. Suspiré, en serio era bello. Me llevé el telefono a la oreja.

—Rose es hermoso pero no hagas eso ¿Cómo sabes si Emmett quiere casarse contigo?

—Eso es fácil ayer me lo dijo, solo quiero que me de algo bonito, siempre me da cosas muy raras.

En lo que hablaba por teléfono busqué en mi portatil la página de Tiffany's para ver los anillos. Era una cosa morbosa, nunca me vi casada, siempre quise vivir con alguien pero jamás quise todo eso de la boda con el vestido y conforme lo decía en mi mente se dibujó un hermoso jardín lleno de flores blancas, fresias y orquidias, rosas y alguna otra. En medio de un arco estaba Edward de esmoquín, se veía hermoso. En sus brazos estaba Ethan también con un esmoquín, se veían tan lindos y yo llevaba un hermoso vestido de novia.

¡Por Dios estaba imaginando mi boda con Edward! ¿Yo Isabella Marie Swan? La que siempre decía que jamás se casaría, estaba imaginando la boda de mis sueños ¡Dios! las imágenes no dejaban de arremolinarse en mi cabeza, estaba a punto de llegar al altar cuando vi los ojos de Ethan y esos ojos azules se transformaron en otros que me llenaron de miedo quería gritar pero no podía llenar mis pulmones del aire suficiente para hacerlo.

Alguien me movía, alguien me estaba tocando. Y yo quería gritar.

Escuché su voz ¿Dónde estaba? Otra voz me sacó de la oscuridad donde estaba.

—¿Qué le hiciste estúpido? ¡Mirala como está!

—No le hice nada, tiene un ataque de pánico, antes le pasaba seguido solo hay que recostarla.

—¡No la toques! ¡Cierra las persianas! —escuché antes de sentir que alguien me levantaba mi respiración se fue haciendo más lenta y podía llenar mis pulmones de aire. Ese olor me tranquilizaba. Era Edward podía sentir como su calor me iba calentando, como me iba tranquilizando.

—¿Tarda mucho en reaccionar? —su voz se escuchaba totalmente angustiada, intenté hablar y al segundo intento lo logré.

—Estoy bien —dije débilmente.

—Bella, amor ¿Estás segura? Me asustaste mucho, pensé que éste te había hecho algo —me dijo acariciendo mi cara, había llorado, él estaba con su mano limpiando mis lágrimas.

—No Jake no me hizo nada, fue solo un ataque de pánico, como dijo Jake hace mucho que no me daba uno. Por favor no le digan a las chicas, se ponen algo locas.

—No la toques —gruñó Edward otra vez.

—Tranquilos no peleen, me duele la cabeza.

—¿Tienes pastillas en tu bolsa Bells? —me dijo Jake. Todavía no abría los ojos pero podía ver la situación en mi cabeza.

—No lo sé, creo que en el pastillero.

Escuché moverse la bolsa y sentí a Edward tocarme la rodilla con demasiado cuidado.

—Tranquilo estoy bien, solo fue mucho estrés, no te asustes —mi mente viajó mas rápido que otra cosa ¿Qué tal que Edward se asustaba y me dejaba? Empezó a agitarse mi respiración.

—¡No la toques! —gritó Jake.

—No, esta bien, no me sueltes Edward, abrazame —estar entre sus brazos me hacía sentir segura poco a poco abrí los ojos y estaba asustado su cara era de miedo pero no había rechazo en ellos y eso me tranquilizó, no sin antes soltar un gran suspiro.

Moví mi cabeza y vi la cara de desconcierto de Jake con la pastilla y una botella de agua en la mano. Cuando me daban los ataques no soportaba que ningun hombre se me acercara y en cambio ahora quería estar en los brazos de Edward.

—Gracias Jake —dije tomando la pastilla y la botella de agua—. Por favor no esten enojados uno con el otro, los dos son importantes en mi vida.

—Si yo fui el primero —dijo Jake bajo pero lo suficientemente audible.

—Pero yo voy a ser el último ¿Qué no viste que hasta anillo de compromiso ya está viendo? —le dijo Edward muy enojado.

Jake abrió los ojos, nadie sabía pero Jake me había propuesto matrimonio cuando cumplimos seis meses de novios y yo le dije que no, que yo no creía en el matrimonio, le pedí olvidar eso y seguir con nuestra relación así como estabamos.

—Tú estás pensando en casarte con este? ¿En serio? —no soporté la mirada de Jake y bajé mi mirada—. Lo pensaste —afirmó—. Eres… me voy porque no quiero decir algo de lo que me pueda arrepentir.

Azotó la puerta cuando salió, yo arrugué mi rostro, me sentía culpable. Y me acurruqué más contra Edward, su teléfono empezó a sonar y a sonar. Enojado lo sacó y vio.

—Tengo que irme, me están esperando en la junta pero quedate aquí, voy a decirle a Erick que cancele tus citas y regreso a llevarte a casa.

—No es necesario Edward, solo dile que me de treinta minutos Y yo ya estoy bien, tranquilo —le dije al ver su cara —. No queremos que nos despidan o que hablan de más o ¿Si?

Vi a Edward debatir internamente con él y al final dijo:

—Esta bien pero cualquier cosa llamame, no importa que interrumpas la junta.

—Lo prometo pero voy a estar bien. Cualquier cosa te llamo —le dije para tranquilizarlo.

Cuando salió el desasosiego volvió a a poderarse de mi, cuanto tiempo había pasado desde que vi los anillos hasta ahora. Busqué mi teléfono y recordé la llamada de Rose.

No había pasado mucho tiempo. Afuera se escuchaba a Edward ladrar, no digo hablar porque eso no era hablar.

Erick entró asustadisimo

—¿Estás bien? Tu novio acaba de mandarme a cuidarte —la cara de Erick se puso blanca— ¿Estás embarazada?

—Nooo —le grité—. Claro que no, solo… me dio… me sentí un poco mal pero no estoy embarazada.

—Oye y tu amiguito el grandote ¡Es tan hermoso! También salió muy enojado casi me patea, yo quería decirle ¡Pegame pero no me dejes! Pero tuve miedo ¿No me lo puedes presentar oficialmente? —me dijo y yo solté la carcajada.

—Gracias Erick, necesitaba reirme.

—De nada hermosa para eso estoy yo —me dijo antes de salir— ¿Estás segura que estás bien? No quiero que tu novio me mate.

—Estoy bien y no canceles nada. De hecho ¿Ya sabes sobre la Señorita Tamnen?

—Mañana a las diez porque hoy tenía que ir al doctor, tengo su dirección y tengo una propuesta que hacerte para ese caso.

—Te escucho…

No sentí el paso del tiempo después de ponerme a trabajar. Unos toques en la puerta nos alertaron a los dos.

—¿Se puede? —era Angela.

—Claro Ang

—Me dijo Jake que te habías puesto mal y salí a traerte un sandwich y algo de tomar.

—Bueno esta princesa se sale porque ya es hora que vaya por algo de comer. Regreso en un rato —dijo Erick saliendo como toda una diva.

—Bella ¿Fue por mi culpa? ¿Te pusiste mal por qué te dijeron eso? —me dijo Ang toda preocupada.

—No Ang, no fue por eso, creo que fueron muchas cosas y nada. No les digas a Rose y a Alice, ya sabes como se ponen.

—No voy a decir nada. Bells perdoname yo no quise decir nada, se me salió, es que Jane empezó a preguntarme cosas de ti y me dijo algo feo y yo le dije que desde el ataque jamás habías salido con nadie.

¡Jane! ¿Por qué ella estaba empeñada a hacerme sufrir? ¡Mendiga bruja! Pero esta me la iba a pagar.

Seguí platicando con Ang, cosa que hace rato no lo hacía, me sentía casi como en mis días de universidad. Estabamos recordando una de mis tantas caídas en la universidad por querer llegar a clases cuando la puerta se abrió.

—Me asusté no vi a Erick y vi las persianas bajadas, pensé que te habías puesto mal otra vez —dijo Edward pasando practicamente por encima de Ang.

—¡Edward! No seas grosero practicamente le pasastes por encima a Ang.

—Lo siento pero es que Bella es mi todo —dijo.

Ang puso una cara de enamorada, subió sus cejas, frunció un poco el ceño y suspiró.

—Son tan lindos juntos y felicidades hacen una pareja muy bonita. Yo me voy a trabajar porque tengo que ir a la corte a las cuatro y todavía tengo que repasar algo. Nos vemos Bells, nos vemos Edward ¿Por qué puedo decirte Edward verdad? —le preguntó.

—Puedes, los amigos de Bella son mis amigos —dijo dándole la mano no muy de buenas.

Ang parecía niña de primaria cuando el niño más guapo del salón te saluda.

—Yo me voy —se fue casi brincando.

—Edward estoy bien, no tienes que estar tan preocupado, tranquilo y no estés enojado con Ang no fue por lo que dijo que puse así, más bien creo que fue el estrés de la mañana.

—Pues yo conozco una forma buenisima de combatir el estrés.

Practicamente se me subió encima y comenzó a besarme de una manera posesiva, y algo agresiva pero me gustó, respondí a su beso lo mejor que pude, cuando escuché una risita y un carraspeo.

Eran Jane y Aro, siempre le tocaba el show a Aro.

—Buenas tardes, siento interrumpir pero necesito hablar con los dos y supuse que estarían juntos —dijo Aro como si no nos hubiera encontrado dándonos unos buenos besos.

—Tú dirás Aro —dijo Edward serio.

—Como ya sabes tenemos el caso del jugador de americano que es acusado de violar a su novia y quiero que ustedes junto con Hale lleven el caso. Tú Masen como principal y Swan y Hale como auxiliares.

—No creo que sea conveniente que ellas lleven el caso…

—¿Por qué ellas sufrieron algo parecido? Por eso quiero que ellas esten ahí, necesito que sepan por donde atacar, el señor Kennedy asegura que jamás tocó a la chica y le creo, hay algo en él que hace que le crea. Tienen mañana reunión a la una. Isabella avisale a Rosalie, espero que mañana este ya mejor —dijo antes de salir.

Jane estaba hecha una furia, ella quería que nos regañaran, tendría que tener cuidado con ella ya una vez me había traspapelado papeles importantes.

Nos vamos a la casa a las cinco para pasar por Ethan —me dijo Edward—. Vamos a tu casa y luego a la mía necesito hablar contigo y no quiero que nos interrumpan.

Después me besó como solo el sabía hacerlo. Juro que si no estuvieramos en la oficina nada me hubiera detenido para hacer el amor con éll.

—Esperate —le dije quitándole la mano de dentro de mi falda pero él aprovechó y metió la otra por debajo de mi blusa—. ¡Edward espera! —intenté sacarle la mano de debajo de mi blusa y volvió a meter la mano por mi falda pero esta vez llegó hasta mis bragas.

—Estás toda mojada —me dijo mordiéndome la oreja ¡Santo Cristo! Me mojé más y Edward soltó una risita tonta—. Bella ¿Te gusta?

Me separé un poco brusca.

—Contrólate Edward —arrugué mi cara—. Ahora voy a tener que cambiar mis bragas.

Caminé hacia mi escritorio y saqué un paquete de donde tomé unas bragas.

—Bella ¿Por qué tienes bragas en la oficina?

—Por tu culpa —le dije señalandolo y arrugando la cara—. No puedo andar todo el día con las bragas mojadas.

—Entonces desde antes las tienes —me dijo pasando por encima de mi y tendiendo la mano al cajón.

—¿Cuántos paquetes tienes? —dijo mientras sacaba uno nuevo y uno empezado.

—Deja mis cosas y tenía tres ¿Contento? Practicamente me haces cambiar una vez por día. Y hay veces que hasta dos ¡Y deja de burlarte! Voy a cambiarme y regreso a trabajar. Necesito acabar esto para que Erick me lo tenga listo antes de la cita de mañana, tengo que ir a su casa.

—No, no vas —me dijo.

—¿Qué?

—No puedes ir a verla, si quiere tu ayuda legal que venga ella —me dijo enojado.

—No puede Edward, tiene que estar en reposo absoluto, está embarazada y la despidieron y sin liquidación. Lo siento pero no puedes discutir eso conmigo.

—Entonces te llevo ¿Y si te vuelves a poner mal? —su expresión cambió a miedo—. No sé que haría, lo siento pero no puedo permitir que vayas sola, yo te llevo —terminó enfatico.

—Edward no me va a pasar nada, no puedes estar conmigo todo el tiempo. Además eso me molestaría, no soy una inutil, hacía casi ocho meses que esto no me pasaba y puedo decirte que nunca había sido tan pequeño el episodio así que tranquilo, no es nada.

—Voy a llamar a mi mamá y si ella me dice que esta bien entonces te dejo en paz y no es porque no confie en ti, es solo que necesito que alguien me confirme que nada te va a pasar. No quiero perderte, me asusté muchisimo cuando entré y Jake te hablaba. Te vi hecha bolita en la silla y llorabas sin hacer ruido. Eso me desarmó nunca me había sentido tan impotente, sin saber que hacer… —Edward empezó a llorar—. Quería tomarte y salir corriendo, llevarte con mi mamá y… —No pudo continuar, el llanto se lo impidió.

Como pude tomé su mano y caminé hacia al pequeño sofa donde antes estaba recostada y lo senté. Tomé su cara y comence a besarlo, quería quitarle el dolor que reflejaba su rostro.

—¡Esperate! Bella quiero besarte pero necesito saber que estás bien. Me asusté, no quiero verte así ¿Cómo puedes curarte de esto? ¿Tal vez si cambias de psiquiatra?

—Edward —¡Santo cielo! Si me dejaba por esto realmente iba a dolerme—. Esto va a ser parte de mi mucho tiempo hasta que no acabe de sanarme y para eso todavía falta tiempo, si tu crees… —no podía decirlo—. Si tú crees que no puedes con esto es mejor que dejemos todo aquí antes…

Su mano tapó mi boca.

—No lo digas si quiera, yo… me expresé mal, solo quiero que tú estés bien, que nada te moleste o te haga sufrir, no me gusta pero claro que puedo y no solo eso voy a apoyarte para que nada vuelva a causarte algo así. No quiero que sufras, eso es todo, no vuelvas a decir que terminemos esto.

Ahí voy de boca al precipicio.

—Edward yo te amo, tampoco me gusta verte sufrir. No sé ni donde, ni cuando pero sé aquí dentro —le dije poniendo la mano en donde se supone que está mi corazón—. Que te amo que nunca había sentido algo así. Nunca por nadie. Si te dejara ahora creo que moriría de dolor, bueno no lo digo literal pero si me dolería demasiado.

—Bella te amo —me dijo antes de besarme pero cuando la cosa se estaba poniendo intensa se separó y me dijo—. Nos vemos a las cinco, tengo algo que hacer, muy importante —y salió rápido.

¿A dónde diablos iba? No hacía ni cinco minutos le había dicho que lo amaba y me dejó así. Lo mejor sería ponerme a trabajar.

Erick entró.

—Por hoy tienes disculpa médica pero mañana no te salvas, necesito detalles y necesito el teléfono del moreno grandote, Jake, averigüe su nombre. Te imaginas que él y yo tengamos un romance de oficina, que tú y mi novio Edward, pero solo es mi novio en sueños puedes estar tranquila, yo no le pedaleo la bicicleta a mis amigas, no me gusta rayar cuadernos ajenos.

Volví a a reirme gracias a Erick.

—¡Ay! Erick gracias, siempre consigues sacarme una sonrisa. Ahora necesito trabajar y no sé ni por donde empezar.

—Empecemos con el caso Zweller, tienes cita para mañana en la tarde, todavía no confirma exactamente la hora, va a traer al nuevo agredido para que tú lleves el caso.

.

.

.

No dejaba de ver el reloj en la pantalla del portatil mientras tecleaba, tendría que revisar en casa que lo que escribiera fuera lo que debiera estar ahí, pero es que el día de hoy había sido más que largo.

A las cinco Erick me avisó que se iba, yo comencé a guardar las cosas y a esperar a Edward.

—¿Lista? —dijo entrando por la puerta, se veía hermoso algo sofocado pero hermoso.

—Lista, vamonos.

Edward estuvo callado todo el camino hasta la guardería, donde no me dejó bajar por Ethan, me pidió lo esperara en el Jeep.

Llegó con Ethan de la guardería y me preguntó si me quería ir detrás con él, cosa que acepté, me gustaba hablar con mi peque.

—Hola corazón de melón —le dije.

—No, io sapo bapo, no son melón —me dijo.

—Disculpa hola sapo guapo ¿Cómo te fue en la escuelita?

—Mien comi iuto de uva y pan, juegue con Many y le di uno sesito así —y paró su trompita y tronó un beso.

—¿Le diste un beso a Many?

—Sí, le li uno sesito como Edar te la sesitos —me dijo feliz.

Edward se rió.

—¿Dónde le diste el beso sapo?

Ethan tocó su boca y dijo:

—Aquí, le li el sesito —y volvió a tronar el beso.

—Ethan los niños no dan besos en la boca a las niñas —le dije.

Pero Ethan no tardó en contestarme.

—Si lan mami, Edar te la sesitos, Oso la sesitos a Tia Ouse y io le loy sesitos a Many.

Edward iba a carcajearse cuando vió mi cara en el retrovisor y se aguantó la risa. O al menos lo intentó.

—Los sesitos en la boca solo los dan los grandes, los peques no dan sesitos en la boca, las mamis de los otros niños pueden enojarse.

Ethan me miró con su carita confindido.

—¿No loy sesitos a Many?

—Dale sesitos en el cachete así —le dije y le di un beso en su cachete.

—No guta io quelo da uno sesito a Many aquí —y se tocó la boca.

Pero su mamá se puede enojar ¿Qué te parece que no le des sesitos hasta que le pidamos permiso a su mamá?

Ethan aruggó la boca y cruzó lo bracitos.

—Ta bien mami.

Llegamos a la casa curiosamente estaba vacía.

—Ok. Empecemos con la recamara —dijo dirigiendose a ella—. Ethan —le dijo poniéndolo en el suelo—. Agarra tus juguetes y ponlos en esta caja, así —le mostró.

—Ti —y comenzó a meter sus juguetes.

—Tu —me señaló —. Recoge la ropa o huelo lo que me encuentre.

—Está bien —le dije recordando la vez anterior.

Él comenzó a quitar todo de la cama y a sacudir las sábanas, se detuvo y me dijo—¿Tienes otras limpias?

—Si, están en el closet de blancos, voy por ellas —le dije saliendo.

Cuando regresé con ellas, estaba Edward enseñándole a Ethan a poner la ropa sucia en el canasto, su cuna ya estaba hecha y la cama ya no tenía nada encima.

—¡Qué rápidos! —les dije.

—No más bien tú te tardaste mucho —me dijo Edward.

—Buscaba algo que no fuera muy femenino y encontré estas azul cielo.

—Por eso te quiero —me dijo besándome, olvidándonos de Ethan pero sus carcajadas nos trajeron de regreso.

—Edar ¿Ya pelites pemiso a mi mami? —le preguntó Ethan a Edward.

—Si ya le pedí y a ti también ¿Te acuerdas? —Ethan se fue corriendo por su pelota ignorando a Edward.

—¿Le pediste permiso a Ethan para salir conmigo?

—Claro, le dije que si podía besar a su mamá y decirle que la quería, él me dijo que si, aunque no estoy muy seguro de que lo entendiera porque quería un helado y lo estaba haciendo esperar.

Después de un rato mi recamara ya parecía algo más normal y tenía hecha las maletas de Ethan, Edward no solo me ayudó a hacerlas si no que quiso saber que era lo que necesitaba para Ethan en la guardería y por qué.

—Lista —le dije doblando la ultima playera sucia de Ethan para echarla a la canasta.

—Entonces toma todo lo que ocupes para ir un rato a mi departamento porque necesito hablar contigo y sin interrupciones.

—¿Qué es eso tan misterioso?

—Pronto lo sabrás.

Salimos de la casa con Ethan y Edward iba ansioso, llegamos a su departamento y entramos.

Tenía todo preparado, una mesa puesta muy bonita pero con un mantel de plástico, una silla alta y dos sillas más, había platos y cubiertos especiales para bebé.

—Bueno cenemos —dijo.

— ¿A qué se debe tanto? Digamos… ¿Por qué tanta ceremonia?

—Digamos que hoy vamos a celebrar algo muy especial, hoy celebraremos el inicio de algo nuevo.


Mil Gracias por sus votos, favoritos y comentarios. Me hacen muy feliz.

Pórtense mal, pero cuídense bien.

Capítulo 17: Capitulo 14. Soñando empiezo a vivir contigo Capítulo 19: Capitulo 16. Cásate conmigo

 


 


 
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