Sufrir, Vivir, Amar (+18)

Autor: Maricoles
Género: Romance
Fecha Creación: 07/05/2012
Fecha Actualización: 08/10/2013
Finalizado: SI
Votos: 20
Comentarios: 76
Visitas: 112288
Capítulos: 33

La vida de Bella ha sido muy dura, su madre la abandono siendo muy pequeña, su padre la ignoro, su mejor amiga la traiciono y la entrego a su novio para que abusara de ella.. como enfrenta Bella la vida después de esto.
¿Será que Bella si permitirá que el amor de Edward tenga cabida en su corazón?

+18

SUFRIR, VIVIR Y AMAR

INTRODUCCIÓN

Soy Isabella Swan una chica común y corriente, Victoria es mi mejor amiga, prácticamente mi hermana. Mi madre nos dejó a mi papá y a mi hace muchos años, por el papá de Victoria, Phil. Desde que mamá se fue la mamá de Victoria pasó a ser una segunda madre para mí. Es muy irónica la vida, la mujer que ha cuidado de mi es la mujer a la que mi madre le quito el marido. Su nombre es Lilly, ella es una mujer hermosa y muy buena.

Victoria y yo somos como hermanas, solo que Victoria es alta, pelirroja y bastante atractiva, sus son ojos azules como los de su padre; yo soy todo lo contrario, soy bajita, mi cabello y ojos son de color chocolate, herencia de mi papá. Mucha gente no entiende nuestra amistad, pero cuando mamá nos dejo Lilly habló con Charlie, mi papá, y ella se ofreció a ayudarle, cuidando de mi.

 

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Capítulo 14: POV Edward 2

Disclamer: Los personajes no son míos son de la gran SM yo solo los uso para contarles mi historia.

Antes que nada una gran disculpa pero la semana pasada estuvo algo mas que pesada y no puede actualizar, pero aquí esta la segunda parte de POV de Edward, espero les guste.

Mil gracias a Eve, que ya esta mas desestresada, por corregir y pulir como siempre mis locuras.

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Capitulo 11

Lo que siento y pienso Parte 2

Edward POV

Y pasa que un día en un segundo descubres algo mágico e inesperado; el amor, que recorre tu cuerpo con pasión, te sucumbe en suspiros, en lágrimas escondidas bajo el cojín, en sueños donde no puedes despertar, es cuando no oyes a tu mente susurrándote verdades y escuchas a tu corazón muerto de latidos, comunicándose contigo de una extraña manera. Y después los labios uniéndose con otros, inesperadamente se juntan, se aman en el silencio de una noche sin luna que los espíe… Dos amantes asustados de éste sentimiento, esto es lo que somos tú y yo. "

A partir de ese día decidí ganarme el corazón de Isabella, ella era la mujer con la que siempre había soñado pero no apresuraría nada, seguiría todo igual, tal como iba, y cuando sintiera que era seguro acercarme sin que me rechazara por completo, lo haría. Sabía que no le era indiferente pero hasta que punto, no estaba plenamente seguro.

Los siguientes días nos dedicamos a trabajar y el viernes desgraciadamente para mí, tenía junta con la dirección para saber cómo iban las cosas, en esta además de alabar a mi equipo tratando de no sonar demasiado emocionado, propuse que se dejara llevar a los hijos siempre y cuando estos no intervinieran en la productividad y las responsabilidades de los empleados con su trabajo.

Después de discutir un poco entendieron que era un buen aliciente y que motivaría a nuestros empleados. Aro iba a comunicarlo a las abogadas que tenían hijos personalmente y a los demás les llegaría un memorándum.

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Trabajar con Isabella es fácil e increíble, ella es una abogada realmente ingeniosa, nunca se iba con la primera idea, siempre buscaba algo diferente, algo difícil de rebatir. Era arriesgada, valiente, en los juzgados era otra mujer, era totalmente diferente, podía hacer dudar a Dios, de que él fuera Dios, muchos la subestimaban por lo pequeña que es, pero una vez que ponía en "On" su modo de abogada, era simplemente espectacular.

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Cuando apenas había pasado una semana de la fusión recordé que necesitaba unas copias de un expediente, le iba a pedir el favor a Erick pero no lo encontré, así que fui a sacarlas yo mismo, cuando estaba a punto de llegar a la oficina de papelería choqué con algo.

—Disculpa Jane, no te vi —diablos esta mujer era insistente, no sé quien era peor si Tanya o Jane, se aparecían en todos los lugares que iba.

—Lo siento Ed, pero quiero darte algo —y me haló de la corbata, para ser así de pequeña, era muy fuerte.

No entendía como dos mujeres tan bonitas podían estar con un bastardo como yo, que no les hacía ni miga de caso, deberían de respetarse más; antes de conocer a Isabella yo siempre había estado con las mujeres que quería pero nunca les daba ilusiones a las que no quería. Pero éstas dos parecen no entender.

Estaba perdido en mis pensamientos hasta que escuché a Jane decir algo sobre hacerme feliz, entonces sentí que bajó el cierre de mi pantalón y antes de que pudiera hacer algo, ella ya tenía mi polla en su mano y comenzó a lamerla ¡Dios Jane sabía lo que hacía! empecé a dejarme llevar y alguien abrió la puerta… ¡Diablos era Isabella! Ella al ver la escena, nos miró sorprendida y salió rápidamente.

En ese momento el buen juicio volvió a mí.

— ¡Jane! ¿Qué diablos estás haciendo? —Le dije alejándome de ella —. Deja de perseguirme, esto que hiciste fue caer muy bajo.

Tomé mis cosas y las guardé. Salí del edificio y me fui a mi casa, estaba frustrado y enojado ¿Qué estaría pensando de mi Isabella?

Al día siguiente ella no mencionó nada al respecto pero de vez en cuando ella me miraba y se sonrojaba ¿Qué estaría pasando por su cabeza? como quisiera poder leer su mente, saber qué piensa de mí.

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Una mañana a la hora del almuerzo me dijo que saldría un rato porque quería ver a Ethan… y yo... ¡Lo confieso! la seguí. Verla interactuar con su hijo era sublime. Una chica de la guardería se dio cuenta que los estaba viendo.

—Disculpe señor, por razones de seguridad no puede estar en este lugar, si no quiere que llame a la policía será mejor que se aleje inmediatamente.

—No hay problema estaba solo observando a Ethan y a Isabella. Lo siento es solo que verlos juntos… Solo estaba viendo a mi familia, lo siento.

— ¿Es el papá de Ethan? —me dijo sonriendo.

—Sí, soy su papá —que no diga nada, por favor que no se dé cuenta.

—Se parecen mucho ¿quiere pasar a verlos?

—No gracias, ya tengo que regresar a trabajar.

—Claro, cuando quiera pasar, solo diga que es el papá de Ethan. A los niños les encanta que sus padres convivan con ellos, no lo olvide.

—Lo tendré en cuenta, gracias.

Y así comencé a ir a verlo, primero iba diez minutos, ahora casi dos meses después cuando sabía que ella no iba a estar para el almuerzo me iba a almorzar con él, de vez en cuando lo sacaba un rato. Solamente esperaba que cuando ella se enterara no se enojara tanto.

Por ejemplo el día de hoy había estado almorzando con él y luego habíamos salido al parque, siempre cuidando que no se ensuciara de algo que pudiera delatarnos.

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Todo estaba fluyendo más o menos bien, bueno si no contaba con los dos episodios con Jane y Sandy la recepcionista… sip con Sandy; un día entré al baño y ella entró después, así que ahora todo el mundo cree que me tiro a medio despacho en los baños. Y también está la extraña desaparición de mi saco, sin contar esas cosas, todo en mi vida estaba fluyendo bien.

Hoy teníamos una cita para ver el posible contrato para llevar la parte legal de una empresa, era un negocio buenísimo y si se cerraba no habría pretexto para conservar a Isabella, lo único malo era la dueña de la empresa, solo espero poderla manejar. Pero antes de esa cita teníamos dos audiencias, amaba ver a Isabella en su faceta de abogada.

En la primera audiencia logró hacer que el testigo clave de la fiscalía aceptara que mintió y con eso fácilmente ganamos el caso, amaba a la Isabella abogada, era implacable y agresiva. La segunda solo nos faltó una maldita prueba, si lográbamos tenerla a tiempo el caso ganaríamos.

Fue en esas audiencias que me di cuenta de que estaba seguro de tres cosas en mi vida:

Uno, que amo a Isabella Swan, dos, amo a su pequeño y tres, solo quiero vivir mi vida en compañía de ellos dos, de mis dos amores.

Debo decir que eso fue lo más bella de mi día y que la reunión fue espantosa, la tipa prácticamente estuvo encima de mí en cada momento, y yo tenía que ser agradable para encantar a la señora O'Shea, pero el final de la reunión fue el remate de todo, me dijo que me daría su respuesta sobre si manejaría legalmente su empresa en una cena solo ella y yo. Cuando regresé a la oficina me enteré de que Isabella había salido hace ya bastante tiempo y aun no regresaba ¿Dónde diablos se había metido?

La vi entrar corriendo a la oficina cuando regresaba con un café, estaba tomando sus cosas, se veía bastante alterada.

Al salir chocó conmigo y su café cayó directamente en mi camisa.

—Perdón, perdón, lo siento, Masen discúlpame, te tiré el café, perdóname pero tengo algo de prisa —. Me decía mientras sus manos recorrían mi pecho ¡diablos! se sentía tan bien, era excitante…. espera ¿por qué tiene prisa?

—Ethan ¿está bien? —algo le pasaba a mi pequeño.

—Si es solo que Rose… olvídalo, nos vemos mañana –se paró de puntitas y me dio un beso, un pequeño beso en los labios. Fue la cosa más dulce de mi vida. Cuando reaccioné el teléfono estaba soñando y yo tenía los dedos índice y medios en mis labios. Se sintió tan bien, el teléfono seguía sonando. Era mamá.

—Bueno, hola mamá.

— ¿Estas muy ocupado?

—Para ti nunca ¿Qué necesitas? ¿Pasteles? ¿Una cita con un lindo chico?

—No exactamente pero a unos pasteles no les haría el feo. Mira Emmet tiene la silla del auto de Ethan pero no puede ir a recogerlo ¿podrías ir por la silla y traer a Ethan a la casa?

–Claro, pero ¿por qué no va Isabella por Ethan? —oh sí, quería saber.

—Al parecer van a tener una noche de chicas, no puedo decirte el motivo pero creo que vale la pena, además de vez en cuando es bueno olvidarse de los hijos.

— ¿noche de chicas? ¿Qué salen a algún bar, se emborrachan y consiguen un chico que ligar o qué?

—Hijo no seas metiche pero no, básicamente Alice tortura a Isabela depilándola y poniéndole todo tipo de tratamientos de belleza mientras platican de chicos ¿crees que te dejen sacar a Ethan? no había pensado en eso.

—Oh no te apures, si me dejan me conocen.

—Bueno y no olvides los pastelitos.

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Tenía casi cuatro meses sin ver a mi hermano, desde un día que nos encontramos en casa de mamá. Llegué al taller y me preparé mentalmente para lo que podría pasar entre nosotros.

—Hola ¿se encuentra Emmet? –le dije a uno de los chicos que estaban trabajando en un carro.

—En la oficina —dijo sin voltear a verme y una las chicas que estaba en espera de algo me comía con los ojos.

Caminé rápido hasta llegar a la dichosa oficina.

—Hola Emmett —le dije nervioso.

— ¿Edward? ¿Qué haces aquí? —me dijo mientras me miraba.

—Mamá me mandó por la silla para el auto de Ethan —quería abrazar a mi hermano, me dolía el alma y el corazón por ser tan cobarde y no hacerlo.

Nos miramos unos segundos y el rompió el encanto.

— ¿Para que la quieres?

—Voy a llevar a Ethan a la casa de mamá.

—Por la mentada noche de chicas —me miró algo enojado —Rose se enojó conmigo porque no pude cuidar a Ethan pero tengo una reunión con el distribuidor de aceite.

— ¿Rose? ¿Hale? ¿Sales con Hale? ¿La rubia que trabaja en el despacho?

—Sí pero te lo advierto no quiero tonterías —en serio, mi hermano creía que tenía que advertirme ¡Dios! eso me dolía, si fuera menos idiota estaría llorando.

—Sale sobrando tu advertencia, a mi me gustan las mujeres tiernas, no me gustan los tiburones, gracias.

—Emmet me miró y sonrió ligeramente. Más te vale —aventó las llaves de su jeep, las cuales atrapé en el aire—. Sácala y me regresas las llaves.

Me dirigí a su jeep, esta era la plática más civilizada que teníamos en años. Además me prestó las llaves de su auto, cosa que Emmet no hacía. El jeep de Emmet era un maldito desastre, lleno de cosas, lo único bueno es que no había restos de comida pero había un carro de juguete, un par de tenis, dos sudaderas. Me puse a doblar la ropa, al final eran tres sudaderas, dos playeras, una camisa y dos pares de tenis ¡Cómo podía ser tan desordenado!

—Sabía que estabas ordenando mis cosas, al ver que te tardabas lo sospeché ¡Qué manía de tener todo en perfecto orden!

—Lo siento es inconsciente, no quise molestarte —le dije apenado.

—No te preocupes, harás un poco feliz a Rose, siempre me dice que ordene.

—Nos vemos al rato en casa de mamá —le dije —. Podríamos hacer algo los tres juntos.

— ¿Los tres? —dijo un poco sorprendido.

—Si, Ethan, tu y yo —le dije bajando la silla. Iba tarde por estar doblando ropa.

—Me parece bien pero tú pagas las pizzas.

—Ok nos vemos al rato — ¿En serio iba a comer pizza con mi hermano después de casi seis años?

Quería salir brincando pero creo que no se vería bien.

Por fin llegué por Ethan, las misses fueron muy amables, como siempre.

—Señor Cullen, hasta que le tocó recogerlo a usted.

—Sí, digamos que le dimos un rato de chicas a mamá, perdón por llegar tarde tuve unas cosas que hacer de último minuto pero ya estoy aquí

En cuanto Ethan me vio me dijo: —Edar, Edar — y sonreía. El sentimiento que despertaba en mi era tan fuerte que creo que no había nada capaz de arrebatármelo.

—Gracias —les dije a sus misses —. Diles adiós Sapito

—Bye, bye —me encantaba cuando decía Bye bye.

Lo acomodé en su silla y me dirigí a la pastelería, donde compraba unos pequeños pasteles que mi mamá amaba. Pero nunca pensé que fuera tan difícil hacerlo si el sapito estaba conmigo.

—Hola Martha —le dije a la señora que atendía —. Quiero una docena surtida.

—Claro y ese precioso niño ¿es tuyo?

—No, pero como si lo fuera, lo quiero a él y a su mamá.

—Felicidades estás muy enamorado —me dijo su marido.

—Gracias, se siente bien.

— ¿Y la afortunada donde está?

—Ella digamos que salió con unas amigas.

—No niño —me dijo Pietro —. Si realmente amas a esa mujer amárrala a ti como yo amarré a mi Martha.

Y en seguida le dio un beso a Martha.

Pagué los pasteles y quise salir, digo quise porque Ethan dio un manotazo en la caja y los pasteles fueron a parar en el piso.

—Lo siento dije y creo que necesitaré otra docena.

—No te apures, yo limpio —me dijo Martha.

Cuando me dieron la otra docena pensaba como hacerle para no volver a tirarlos.

—Pietro acompáñalo o tú limpias los próximos.

—Gracias.

Pietro me acompañó hasta el coche y espero que pusiera a Ethan en su silla, me entregó los pasteles y me dijo —. En serio si quieres a esa mujer enamórala y una vez que esté enamorada no dejes por nada del mundo que se desenamore de ti. ¡Suerte muchacho!

—Gracias y salúdame a Luigi, y a su pareja —el torció un poco la boca y me dijo:

—Claro, todavía estoy enojado con él por casarse sin avisar pero se enamoró locamente de esa mujer—alzó los hombros y caminó hacia la pastelería.

A Martha y a Pietro los conocí cuando comenzaban con el negocio, su hijo fue acusado de violar a una chica pero él juraba que era inocente, que jamás se había acostado con nadie. Al final la chica confesó que estaba dolida porque él no le hacía caso, fue de los primeros casos pro bono que acepté cuando empecé a ejercer.

Llegamos a casa de mamá, pero primero le hablé por teléfono, no quería tirar los pasteles otra vez.

Me estaba esperando fuera de la casa, sentada en las escaleras, cuando me vio me sonrío y me saludó con la mano.

En cuanto el Sapito se percató de quien era, gritó:

Mesme, Mesme.

—Te cae bien mi mamá, sapo.

—Mesme, yo uno sesito.

— ¿Tú que le vas a hacer a mi mamá? —le dije mientras terminaba de estacionarme.

Mamá ya estaba abriendo la puerta trasera.

—Ethan corazón, hola.

—Mesme —gritó el sapito.

Mamá lo sacó de la silla y empezó a caminar hacia la casa.

—Sí, hola hijo ¿cómo estás? ¿Quieres que te espere? no mamó yo acabo todo y entro gracias.

Esme solo alzó una mano y me dijo: —Hola, y si, te espero adentro.

¡Rayos! mamá me cambió por otro, ya no sería su pequeño.

Saqué todo del auto, hasta la silla de Ethan, no podía seguir con este coche tendría que usar mi otra opción, un volvo que compré un poco antes que este.

Cuando entré a casa de mamá, le dije que dejaba las cosas y volvía en unos minutos, que fuera pidiendo pizza, le dejé un billete sobre la mesa de la entrada y le avisé. Casi para cerrar la puerta le volvía gritar que pidiera varias porque Emmet también iba a cenar en casa, llevé el auto al garaje de mi casa y tomé el otro, ese sería más seguro para trasportar a Ethan.

Cuando regresé mamá me esperaba con la sala convertida en una especie de guardería.

—Edward —me llamó en cuanto pisé dentro de la casa —. Explícate ¿cómo que Emmet va a venir?

—Yo le dije que se pasara un rato para poder tener una noche de chicos con Ethan y él aceptó.

— ¡Oh hijo! —Me dijo con los ojos llenos de lágrimas —. Esto me hace tan feliz, mis dos hijos por fin se vuelven a tratar como hermanos.

—Espera mamá, agradece cuando acabe la noche y no nos hayamos matado.

—Hijo —me dijo y me besó—. Voy a llamar a tu papá, para su noche de chicos

Tomé a Ethan y le dije:

— ¿Tú que vas a cenar? ¿Puedes comer pizza?

Hubiera preguntado.

En seguida sonó el timbre, era Emmet.

—Emmet —le dije a modo de saludo.

—Edward, sapito.

—Met, met —dijo el sapito y aplaudió.

—Ven con tu tío oso ¿anda? —le dijo extendiéndole las manos y una vez más él se agarró de mi.

—No, Edar.

—Ahhh… tú también sucumbiste a la galanura de mi hermano —le dijo revolviéndole el pelo.

—Ya llego la pi….

El timbre volvió a sonar. Emmet abrió y le quitó al repartidor las pizzas.

—El guapo te paga —le dijo y se fue a hacia la sala.

Lo siguiente fue una locura, Ethan comenzó a decir Met, Met io io, quielo Met, Met, y se movía queriéndose bajar de mis brazos, el repartidor esperaba su dinero y yo no encontraba el billete. Como pude saqué otro billete y se lo di, me dijo que no tenía cambio, eran solo unos dólares, le dije que se los quedara. Cerré la puerta pero Ethan ya quería llorar.

—Met, Met io quelo, Met.

—Ya, vamos con Emmet, espera, ves ya vamos para allá —le dije señalando a Emmet.

— ¿Qué? el sapo olió comida y se volvió loco —me dijo riéndose —. Me encanta hacerle eso a Bella, él siempre quiere comer comida de humano grande y este niño es un sapo chiquito.

—Io Met, io met, quielo.

— ¿Puede comer?

—Papá dijo que sí.

Descubrí que Ethan era de muy buen comer, se comió un cacho de pizza y su jugo. Estábamos recogiendo el tiradero que habíamos hecho en la cocina, cuando Emmet me echó agua en la cara.

El Sapito empezó a reírse.

—Ahhh… con que te gusto que Met, Met me mojara —Le dije mientras sacudía un poco mi mano y le eché gotitas de agua en su cara, primero se sorprendió y se quedó un poco congelado.

—Rayos va a llorar —dije. En ese momento Ethan soltó una gran risa.

—Ma agua, Ma agua y Emmett le echó otra vez, al igual que la vez anterior se congeló un segundo y enseguida volvió a reírse.

—Pensé que iba a llorar —dijo Emmet —. Pero le gusta.

–Yo igual.

Y Emmet se mojó las manos otra vez y sin sacudírselas me echó el agua. El sapito estaba riéndose mucho y su risa nos contagiaba.

Seguimos jugando ya estamos muy mojados Emmet y yo, el sapito un poco. Sentí una mirada sobre nosotros y en la entrada de la cocina estaban mamá y papá abrazados, mamá seguía con los ojos llenos de lágrimas, sin decirnos nada Emmet y yo nos coordinamos y los mojamos. Emmet dijo que era la hora del baño del sapo.

—Ni modo sapo es hora de bañarte.

—Si agua, si —dijo Ethan.

—Vamos, ven con tu tío oso para que te bañe —le dijo agarrándolo.

— ¿Tú sabes bañarlo?

— ¿Quién crees que lo baña mientras tú tienes a su mamá trabajando? Cuando ella llega tarde yo le doy de cenar, lo baño y lo duermo ¿Verdad sapo?

—Siii —gritó Ethan.

—Yo lo baño y tú limpias la cocina —me dijo señalando el piso que estaba bastante sucio.

—Ok, me parece justo ¿Pero creo que no trae ropa?

—Él no conoce a Alice ¿verdad? —dijo viendo a nuestros padres.

— ¿Quién es Alice? —recordé que varias veces Bella la ha nombrado.

—Es una amiga de Rose y de Bella, fanática de la moda y las compras, y aquí y en la casa de Emmet nos deja cada cierto tiempo un kit de emergencia de Ethan.

— ¿Un kit de emergencia?

—Sí, nos deja ropa por si se llega a manchar. No solo ropa, hay de todo —dijo Emmet —. Bueno apúrate cenicienta —me dijo antes de desaparecer y soltar una carcajada.

Limpié la cocina y cuando terminé bajó mamá con unas sabanas y cobijas.

—Déjame te ayudo —Le dije a mamá cuando la vi —. ¿Por qué bajaste todo esto?

—Para que acampen aquí, si los dejo en la recamara de visitas no me quiero imaginar que vaya a pasar.

—No te preocupes mamá, yo me voy a casa, tengo que hacer varias cosas antes de acostarme y no tengo lo que necesito por aquí —dijo Emmet.

— ¿Seguro que no te quedas hijo?

—Seguro ma, nos vemos después despídeme de papá, Edward, Sapo, que descansen.

Mamá y yo nos miramos.

—Tú sube las sabanas y yo al sapo ¿Crees poder dormir con él o prefieres dormir con tu padre? —me dijo divertida mamá.

—Sapo —dije escogiendo.

—Mira, no tenemos una cuna pero la cama es bastante grande para que duerman los dos sin problemas.

— ¿Nunca se había quedado a dormir?

—No, Bella jamás se ha apartado tanto tiempo, por lo regular lleva a Ethan con ella o lo deja conmigo unas horas. Pero jamás la ha dejado a dormir y prácticamente fue Rose la que arregló todo ¿Y tú traes ropa? —cuando pasé a casa a cambiar de carro también traje ropa.

—No te preocupes, voy al carro por una maleta con mi ropa y regreso.

—No olvides…

—Las cobijas —la interrumpí.

—Exacto.

Salí al carro y saqué mis cosas, jamás había dormido con un bebé, solo esperaba no subírmele encima. Ya dentro de la casa subí las cosas y llegué a la habitación cuando mi madre iba saliendo.

—Ya está prácticamente dormido, solo no hagas mucho ruido y listo.

Entré a la recamara, solo estaba prendida una sola lámpara, me desvestí sin hacer ruido. Me puse el pijama y me metí a la cama. Empecé a quedarme dormido cuando pensé que Ethan podría caerse de la cama, así que tomé todas las almohadas y cojines y las puse en el suelo del lado donde quedaría desprotegido.

Cuando acabé volví a meterme a la cama, pero otra vez cuando estaba a punto de quedarme dormido, pero me entró pavor de que yo pudiera aplastarlo. Fui al closet y saqué todas las almohadas, cojines y cobijas que pude.

Hice una especie de protección con las cosas por si movía no le pasara nada, pero la verdad despertaba cada hora para revisarlo, una de las veces que desperté me di cuenta que no se había movido y revisé que siguiera respirando ¿Cómo podían hacer esto las madres del mundo? es angustiante, me desquiciaba el pensar que podía rodar y caerse, que yo pudiera aplastarlo y que… Dieron las 7 de la mañana y yo no había dormido prácticamente nada en toda la puta noche.

Me metí a bañar lo más rápido que pude y me vestí rápido. Cuando estaba terminando de vestirme, tocaron a la puerta.

–Adelante.

Era mi mamá con una mamila con leche y un cambio de ropa para Ethan.

—Ya está despierto —me preguntó.

—No —estaba diciéndole a mamá cuando escuché unos balbuceos —. Ya está despierto.

—Hola Ethan —dijo mamá.

—Yo quielo un sesito de mamá — ¡No! Ethan estaba extrañando a su mamá.

—Mira Ethan que te parece sí, yo te doy un sesito, otro mi mamá y luego otro yo mientras llega tu mamá.

Ethan me miró como evaluando la situación.

—Quielo a mamá —me dijo otra vez.

¿Estaría mal que la llamara para que viniera rápido? Me puse a jugar con Ethan y unos coches mientras mamá ayudaba a ponerle ropa.

—Voy a bajarme con Ethan para ver la tele ¿creo que a esta hora está Hi5? —le dije a mi mamá.

— ¿Y tú cómo sabes que le gusta Hi5?

—Somos amigos ¿recuerdas?

Estábamos viendo la tele pero él comenzaba a ponerse inquieto. Mamá lo tomó y lo llevó a darle algo de desayunar, cuando sonó el ruido de un coche me asomé y vi que era ella. Recordé que se habían reunido a hablar de chicos, eso me hizo enojar un poco. La esperé en la puerta y antes de que tocara, abrí.

Como siempre que estaba frente a ella mi boca perdía el filtro y ahora enojado la cosa era peor, solo salían de mi boca puras estupideces con el fin de ofenderla, me daba ira saber que estaba pensando en otro tipo, que solo yo sentía todas esas cosas cursis por ella. Mientras de mi boca salía cuanta sandez se me ocurría noté que ella no traía blusa bajo su saco, me quedé mirando sus senos, eran preciosos, me moría por acariciarlos y llenarlos de besos. Ella notó que mi mirada se posaba en ellos y me hizo saber que nunca podría tenerlos, eso me enfureció más, cuando estaba a punto de contestarle mamá llegó y nos regañó como a un par de niños. Isabella saludó a Esme y cuando quiso tomar a Ethan, él prefirió que yo lo tomara, por lo menos el sapo estaba de mi lado.

Y yo mi bocaza la volvimos a hacer y me gané un zape de parte de mamá por no saber tratar a las mujeres. Mi madre se dio cuenta de que no traía blusa y se ofreció a ayudarle, en fin mi bella madre había acabado con mi bella visión. Y ella y mamá subieron a su recamara, mientras yo tomé sus cosas y a Ethan. Eran cuatro maletas dos de ayer y dos de hoy ¿para qué quiere un bebé tantas cosas?

Salimos de la casa, apreté el botón para abrir la cajuela mientras hacía malabares para que Ethan no me quitara las llaves. Cada día que trataba más con Ethan más admiraba a las madres trabajadoras, bueno a todas las madres.

—Amigo voy a ponerte en la silla en lo que llega tu mamá.

— ¿Y mamá?

—Ella ya viene —realmente estaba tardando. Decidí llamarla por teléfono.

Cuando contestó fui desagradable como siempre.

–Swan mueve tu trasero, estamos en mi coche esperándote.

La vi salir de la casa y buscar el auto, ella solo conocía el negro. Toqué el claxon. Ella me vio y caminó hacia nosotros. Le abrí la puerta del copiloto. En vez de entrar iba a preguntarme algo.

— ¿qué? ¿Creíste que iba a dejar que mi amigo fuera en taxi a la guardería? Esme me prestó la silla.

Escuché un… ¿Gracias?

Conduje lo mejor que pude, si en serio, si.

—Masen no sabía que a esta velocidad pudieras conducir —dijo provocándome.

—Espera que dejemos a mi amigo y voy a hacer que te tragues tus palabras —le dije sonriendo.

Llegamos a la guardería y le ayudé con las cosas las misses nos saludaban, claro ellas creían que éramos pareja, eso instaló una sonrisa enorme en mi rostro.

Me despedí de Ethan.

—Adiós amigo, pórtate bien —le dije antes de darle un beso y comencé a caminar al auto. Observé que Isabella le decía algo a las misses, después caminó al auto y llegamos a la oficina. También iba llegando Hale con unas enormes gafas negras.

—Gracias ¡Rose! —le gritó Isabella a su amiga y le enseñó las dos mochilas de Ethan.

— ¿Puedes dejarlas aquí si gustas? —es chiste, era para tener un pretexto y volver a estar con ella.

—Gracias pero no, es más fácil si ya están en el auto de Rose —me dijo antes de salir de auto e ir con su amiga.

Entonces lo decidí, lucharía por tener a Ethan y a Isabella en mi vida para siempre, eso era seguro.

Al entrar al edificio sonó mi celular ¡maldición! la maldita junta era hoy. Se iba a anunciar quienes serían los abogados que se quedaban y los que se iban, lógicamente me aseguré que ella se quedara en el despacho, dejé mis cosas en la oficina y me dirigí a la sala de juntas, tomé mi lugar detrás de todos y así pasar desapercibido, si era posible.

Isabella se tardaba en llegar, hasta que por fin entró ¡diablos! amaba su culo, amo la forma en que agarraba su pelo y lo ponía detrás de su oreja, amo su boca pequeña y llenita. Ella dijo algo cuando entró pero la verdad yo solo podía verla, Aro empezó a hablar y luego repartieron las dichosas carpetas con el nuevo contrato o con la carta de despido, según fuera el caso, abrí la mía y solo tenía una hoja:

TE AMO

Jane

¡Por Dios! no podía ser, estaba furioso, Jane no entendía negativas ¿acaso no conocía la palabra desprecio? Esas eras las ideas que se apoderaban de mi hasta que vi la cara de Isabella, estaba más blanca de lo normal y con cara de preocupación ¡no ella no estaba despedida! yo lo sabía, a menos de que hayan tomado la decisión sin mí y de no ser así entonces ¿qué le pasaba?

Ella salió corriendo detrás de Aro. Entró a la oficina y Jane se me quedó viendo, si no quería meter a Isabella en problemas debía bajar a mi oficina y esperar

¿Qué tanto tenía que hablar con Aro? yo sentí que eran horas y no minutos los que habían pasado desde que salí de esa junta. Cuando por fin apareció quise saber que pasaba pero para variar el filtro mental no sirvió y terminé diciéndole algo que no quería, ella me dijo que todo había sido una idiotez de Jane, esta me la pagaba la güera desabrida esa. Quise dejarle en claro a mi Isabella que no tenía nada serio con ella, ni con Sandy la recepcionista. Pero se me ocurrió usar el término "quitarse la comezón" de Emmet, no sé qué pasó por mi cabeza pero me fui acercando a ella poco a poco, olía tan delicioso, le ofrecí mi ayuda para quitarse la comezón, quería besarla, prácticamente estaba encima de ella, sus ojos, su boca ¡era simplemente perfecta! Pero Erick llegó y arruinó nuestro momento. Le entregó una carpeta a Isabella y a mí me dijo que Wanda me esperaba en la sala de juntas uno.

Salí a mi encuentro con la bruja mayor, tenía que conseguir esto si o si, la propuesta era demasiado buena como para rechazarla.

Me arreglé el saco y solté el aire, y entré con la mejor sonrisa que pude fingir.

—Wanda, preciosa ¿cómo estás? —le dije dándole un beso en la mejilla pero su olor a perfume caro y su maquillaje recargado me hizo alejar casi inmediatamente.

— ¡Querido! —me dijo sujetándome del saco. Ella me empezó a oler.

—Hueles a mujer ¿te interrumpí?

—No, debe ser porque abracé a una compañera para felicitarla, pero dime Wanda —miré el reloj —. ¿Quieres que vayamos a almorzar?

Ella hizo un gesto sexy, pero nada que ver con los gestos inconscientes que hacia Isabella, en ella eran naturales, no fingidos.

— ¡Me encajaría campeón! —me dijo campeón, si no fuera por el maldito contrato, juro que me iba.

Tomé su brazo y caminamos, ¡diablos! traía el Volvo con la silla de bebé.

— ¿Quieres que vayamos en mi auto? —por primera vez rogué que no quisiera.

— ¿Auto? Para eso tengo mi limosina y mi chofer, que justifiquen el sueldo que paga mi último ex marido. Vamos –Ella entró a la limosina y dentro estaba esperándonos su secretario personal.

—Buenas tardes Matt —dije cortésmente.

—No puede contestarte le castigué y no puede hablar a menos que yo se lo ordene. Y no quiero que hable. Mejor dime ¿a dónde quieres que vayamos? ¿Algún restaurante en especial o yo elijo?

A ella le gustaba dominar, así que la dejaría creer que ella dominaba la situación.

—Donde tú quieras para mí está bien.

—No trates de adularme, sé que eres un cazador, somos parecidos pero como me dejaste elegir vamos al Nobu, hace mucho que no salgo en los periódicos.

Y llegamos al Nobu después de un estire y afloje más que nada por lo sexual, hasta que al fin a las cuatro de la tarde cerramos el trato, al otro día solo iría a firmar y después a festejar.

Llegué a la oficina con un poco de alcohol en la sangre y cuando entré, y la vi sentada en su silla, estaba tan hermosa, fui tras ella, era con ella con quien quería festejar independientemente de que ella estuviera involucrada en el proyecto.

— ¡Swan! somos unos fregones —le dije halándola hacia mi —. ¿Adivina quienes son los dos nuevos abogados de la compañía O'Shea & Asoc.? Tú y yo. Logré que Wanda nos diera a ti y a mí la cuenta.

—Wow… yo pensé que tú te ibas a manejar esa cuenta solo —me dijo mirándome confundida.

— ¡Oye! puede que sea un patán pero los dos trabajamos en la propuesta. Esa cuenta era de los dos, ya mañana nos repartimos los demás casos o podemos seguir llevándolos uno como auxiliar y otro como abogado principal.

¿Celebramos? Te invito a cenar. Y no me digas que no puedes porque Rose se va a llevar a Ethan a casa. Me pidió la silla cuando llegué —pero ella estaba algo rara, distante, se veía sexy, era como si se estuvieran preparando para tener… sexo, ¡no! ella no podía.

—Masen acepto la cena pero quiero hacerte una propuesta, antes tienes que saber algo de mí… —pero si yo sabía prácticamente todo de ella, que le gustaba el helado de chocolate, en general todo el chocolate, pero cuando escuché personal y delicado, todos mis pensamientos cambiaron de rumbo. Ella estaba nerviosa.

—Abogada ¿esta nerviosita? — ¿Por qué estaba nerviosa? ¿Qué iba a decirme? —. ¿Qué va a hacerme una propuesta indecorosa abogada? —Ella casi brincó cuando le pregunté, así que decidí seguir jugando por ahí —. No me vendo por menos del millón de dólares.

Definitivamente ella estaba demasiado nerviosa.

—Me gustaría hablarlo fuera de la oficina.

Después de esa pequeña conversación no pude pensar en otra cosa, quedamos en cenar en el restaurante italiano que estaba cerca, ¿Qué es lo que me quieres decir Isabella?

Las siguientes horas traté de actuar lo más normal que pude pero la ansiedad me iba consumiendo. No estaba del todo concentrado, prácticamente alzaba la vista al reloj cada cinco segundos, en la última media hora había visto más veces el reloj que en todo mi vida, por primera vez quería que el tiempo corriera y luego se detuviera.

A las seis cuarenta y cinco no aguanté más y le dije era hora de que nos fuéramos a celebrar. En el trayecto al restaurante ella estaba demasiado callada, le pregunté sobre lo que le pasaba y solo recibí de su parte un intento de sonrisa, eso me preocupó más que si me hubiera dicho que estaba mal, en serio quería saber si estaba bien, ella me dijo que estaba nerviosa por lo que iba a contarme, no dejé que siquiera me adelantara nada de lo que me diría en la cena si le hacía daño, si la alteraba de esa manera no quería que me contara nada. La tomé de la mano y me sentí en el cielo, ella no la apartó.

Llegamos al restaurante y mi estúpida soberbia me hizo pensar que la reservación estaba a mi nombre, cuando la hostess me informó que no había nada a mi nombre pero podía conseguirme algo me sentí desesperado ¿por qué las mujeres eran así? No dejaban de insinuarse. Isabella se me adelantó, yo iba a decirle que nos fuéramos a otro lado cuando la oí decir que la reservación estaba a su nombre, Swan. Lo dijo en su modo abogada, se veía tan segura de ella misma, tan hermosa.

Nos condujeron al salón privado, curiosamente al mismo donde le había confesado por primera vez a mi madre mi amor por Isabella.

Pero Isabella estaba muy distraída, estaba como en su mundo, cuando le pregunté que prefería si vino tinto o blanco ella no sabía ni siquiera de lo que hablábamos.

Cuando salió la hostess nos quedamos callados pero había una especie de intimidad en ese silencio, de electricidad en el aire. De repente se abrió la puerta y otra camarera entró a atendernos, se burló un poco del susto que se llevó Isabella al entrar, me sirvió el vino, pero noté que ignoraba a Isabella y toda su atención se centraba en mi, mala elección, nadie maltrata a mi chica, bueno en sueños pero ere mi chica, pronto lo sería y algún día se convertiría en mi esposa, nadie le hacía groserías a Isabella.

Ni siquiera había llenado su copa, así que la tomé y se la llené, casi se la tomó toda en el primer brindis, se la volví a llenar, jamás la había vista así de extraña y eso me intrigaba, sentía ganas de protegerla.

Parecía concentrada en la carta pero yo veía sus ojos vagar de un lado al otro sin siquiera concentrarse en algo. Cuando la mesera regresó intentó tomar mi orden primero pero le pedí que tomara la de ella, Isabella pidió ravioles en… alguna salsa. Después me preguntó que quería y pedí lo que siempre pedía y una botella de vino. Isabella llevaba dos copas de vino al hilo sin darse cuenta y si en algo me había fijado era que ella rara vez tomaba tan rápido.

Comimos demasiado callados para mi gusto pero verla comer era fascinante, verla como tomaba cada raviol y lo llevaba a su boca, era casi erótico. Cuando regresó la mesera nos preguntó si deseábamos postre, eso fue genial, Isabella intentó decir muy bajito que a ella no pero lo dijo lo suficientemente alto para que escucháramos, yo no pude aguantar la risa y me carcajeé ¿Isabella estaba celosa? O al menos eso esperaba yo. Recordé la vez que me había reído de un mesero y mi ensalada tenía algo viscoso y salado que me hizo odiar a los meseros por un buen tiempo.

Quise advertirle y ella me contestó algo pero no recuerdo el resto de lo que dijo porque me perdí en la intensidad de sus ojos, si no empezábamos a hablar nunca sabría qué pasaba por su cabeza y eso me hacía sentir confundido y emocionado a la vez.

—Entonces Isabella ¿por qué tan callada? ¿Qué quieres proponerme? —comencé ya no quería estar en esta incertidumbre.

—Masen… —no Masen no, quería ser Edward para ella solo Edward.

—Dime Edward—le dije.

Ella me recordó el pacto que habíamos hecho el primer día en la oficia, este era el momento del todo o nada, si ella no se echaba para atrás después de todo lo que había pasado en mi familia por mi culpa, sería el día más feliz de mi vida.

Comenzó a preguntarme que tanto sabía de ella, quería decirle que amaba la forma en que se movía cuando estaba nerviosa, o que conocía que cuando no sabía cómo empezar un caso porque movía entre sus dedos una pluma o un lapicero, que nunca rayaba los libros con pluma, que su cabello tenía unos reflejos rojizos, que cuando está preocupada se le hace una pequeña arruga en la frente. Pero hubiera sonado como un acosador así que solo le di información superficial.

Ella tomó aire y me pidió que no la interrumpiera y lo soltó.

Ella, mi Isabella, fue violada y Ethan era el resultado de esa violación. De todas las versiones que hice en mi cabeza jamás pasó esa remota posibilidad.

Quería decirle algo pero no sabía qué, que le podía decir, lo siento no expresaba siquiera el dolor que sentía por lo que ella había tenido que pasar. Pero ella no me dejó siquiera decir algo y continuó. Lo siguiente que dijo me dejó aun más sorprendido, yo era el único maldito perro suertudo que la hacía sentir de nuevo. Dios me amaba de eso estaba seguro y peor aún me pedía ser su… Colega con beneficios ¡diablos era afortunado! solo era cuestión de tiempo para hacer que se enamorara de mi. Pero necesitaba más información.

—Wow —dije después de que me exigiera hablar —. No puedes soltarme tanta información así de golpe, tengo que digerirla, entonces después de lo que pasó ¿tú nunca has tenido sexo? —mi ego al por mayor.

—No.

—Pero ¿eras virgen antes de eso —sería horrible que su primera experiencia hubiera sido tan traumática.

—No pero eso que… —como que eso qué, ahora era mi turno.

—No, ahora espérame tú a mi —le dije tomándole la mano y esa corriente que sentía cuando la tocaba comenzó a llenar mi cuerpo de… ¿amor? o ¿solo sería sexo? No, no podía ser solo sexo.

—Eres una mujer muy valiente, nunca imaginé que tú hubieras pasado por algo tan fuerte, entonces Ethan… atraparon al hombre que… —no podía ni decirlo, deseaba abrazarla y dejarla para siempre en mis brazos, esto no era solo sexo y acababa de comprobarlo.

—No, él huyó, mató a su compañera, Victoria —. Ella fue mi amiga y él cuando escuchó que la policía llegaba huyó—el muy maldito esta libre pero que diera gracias a Dios, porque el día que lo agarren voy a cobrar muchos favores.

Desgraciado pero ella había dicho algo que hacía que mi corazón saltara de emoción, solo yo había logrado que ella sintiera cosas ¿por qué yo?

Le pregunté si de verdad solo era yo, ella se puso toda roja y me preguntó si quería un diploma, no, quería un jodido anuncio en Times Square, donde dijera que solo yo era capaz de hacerla sentirse así. Pero ella me sacó en cara el que debía estar acostumbrado a ir dejando mujeres excitadas a mi paso, eso me hizo regresar a la realidad y pero pensó que me estaba burlando de ella, me dijo que buscaría a otro que le ayudara con la comezón.

Antes de que todo saliera mal decidí mover mi lado del pacto, era la hora de la verdad, le conté lo de mi abuelo, mi Isabella era algo lenta para entender porque no relacionó mi apellido con los del buffet, se lo dije desde que empezó a trabajar en él.

Pero ella se quedó callada y me pidió olvidar lo que me había propuesto pero como olvidarlo, si yo me sentía igual que ella, le pedí que no me tratara diferente, por eso me había cambiado el apellido, no quería que ella me tratara diferente, en estos dos meses habíamos logrado tener cierta clase de complicidad, de amistad podría decirse.

Cada vez nos acercábamos más y más, era algo inconsciente, pero la puerta se abrió con la desagradable mesera, que dejó mi café y el de bella, y su mousse que por cierto Bella revisó bastante bien antes de comer, en ese momento noté una servilleta de papel en mi pierna con un nombre y un teléfono y la clásica frase: llámame.

Eso en verdad me molestó, si Bella fuera mi esposa sería una gran falta de respeto.

Pero antes de poder hacer algo ella comenzó a hablar me dijo que no me trataría diferente pero saco un tema aun más delicado Emmet. Si realmente la quería conmigo tenía que ser totalmente sincero con ella, así que le conté todo aun sabiendo que ella podría decepcionarse de mí y decidir que no quería ningún tipo de trato conmigo.

Cuando acabé de contarle, curiosamente me sentía bien, me sentía liberado por así decirlo, era como si siempre hubiera necesitado contarlo, sacármelo de adentro.

Quería cambiar el tema de mi familia hacia otro lado, además estaba muerto de ansiedad por saber cómo llegaríamos a estar juntos, cómo reaccionaria ella, tendría que contenerme mucho.

Ella me dijo sus reglas. Solo sexo, fuera de la oficina y secreto; aunque estaba seguro de que al menos Hale sabía lo que le pasaba, me di cuenta por la manera en que me miraba y por las cosas que me dijo cuando me pidió la silla de Ethan, su actitud no era normal. También quería que cuando fuéramos a estar juntos no estuviera con nadie más, si supiera que tengo casi un maldito año sin acostarme con nadie.

Una extraña urgencia llegó a mi entrepierna cuando la vi meterse la última cucharada de mousse y decidí ponerme en acción.

En su casa estaba Ethan por lo que no me sentiría cómodo ¿un hotel? No ella se merecía lo que ninguna mujer había logrado hacer, la llevaría a mi casa pero esta mañana ni siquiera había recogido el desorden. Ni modo mi entrepierna no aguantaría mucho.

Toqué el timbre y la mesera llegó muy rápido, le pedí la cuenta. Yo estaba ansioso y ella también pero ella tenía miedo, podía verlo en sus ojos, debía estar seguro de que ella quería intentarlo al menos. Obtuve una afirmación de su parte pero que si no podía no la obligara, en serio ¿por qué clase de bruto me tomaba?, si esa era la imagen que tenía de mi definitivamente debía hacer algo para cambiarla, por supuesto que se lo aseguré. Cuando la mesera volvió a entrar y le dio la cuenta a Bella para que pagara eso se convirtió en la gota que derramó el vaso, pedí hablar con Moris, el capitán de meseros, él era amigo de papá y la actitud de la mesera con mi Isabella ya era el colmo.

Le expliqué la mala atención hacia Bella y el exceso de atención hacia mí, Moris me dijo que él se encargaría del problema. Le expliqué a Moris el problema y le dije que Isabella era mi novia, ella solo se asombró un poco, pero no dijo nada.

Cuando salimos le pregunté que si a mi departamento, ella se puso tensa pero después la vi infundirse valor y subimos al coche. Hablamos de mis coches, me dijo que le gustaba mi volvo, que estaba mono, un coche no está mono.

Bromeé con ella sobre si quería que la ayudara con volver a conducir y ella me volvió a pegar con el bolso ¿qué tenía en su bolso? parecía como si tuviera piedras, en serio, era súper pesado. Lo más probable sería que al otro día tuviera un moretón.

Por fin llegamos a la casa, de hecho todo el edificio era mío pero ella no tenía porque saberlo, a ella le gustó mi casa y sobre todo el elevador, algún día le haría el amor en uno.

Amaba como su cara me lo decía todo siempre, cuando no estaba en modo Abogada porque entonces no sabía lo que estaba pensando, era como si fuera de hielo nunca reflejaba ninguna emoción.

Le ofrecí algo de tomar ella me pidió una coca cola, creo que mi chica tiene una ligera obsesión con la coca cola.

Ya no soportaba la maldita tensión, le propuse comenzar poco a poco y que si algo no la hacía sentir bien me lo dijera.

Comencé a besarla por el cuello, el cuello que tantas veces quise besar, le quité el saco, ella no se quejó pero tampoco reaccionó como yo esperaba, estaba algo tensa. Decidí concentrarme en su boca y entonces ella reaccionó, decidí avanzar un poco solo un poco y toqué uno de sus senos pero ella se congeló. Decidí parar y preguntar si estaba bien. Ella estaba demasiado tensa.

Ella me pidió ir a la habitación porque… fuimos a la habitación, pensar que la pobre había sufrido en su propia casa me llenaba de frustración.

Cuando llegamos a mi habitación se sentó en la cama y empezó a observarlo todo, ¡diablos! las camisas y los zapatos, ella me dijo que era un exagerado, que para tiradero su cuarto los viernes, en unas horas sabía más de ella que en dos meses de trabajar juntos. Ella me confesó que era desordenada, me encantaría ver su cuarto, sería interesante. Me dijo que odiaba tender la cama y yo era un maldito maniaco que no podía dormir si la cama no estaba tendida. Ella estaba acostada con los pies colgando y yo junto a ella pero extrañamente aunque el deseo estaba ahí lo único en que podía pensar era en seguir conociéndola.

Me di cuenta de que si quería tener sexo con ella, pero quería más, más que sexo y decidí cambiar de estrategia decidí hacer que se enamorara de mí. Que no solo fuera una relación de amigos con beneficios, yo quería que ella fuera mi compañera el resto de mi vida.

Comencé por preguntarle la cosa más obvia que se me vino a la cabeza, su color favorito porque en dos meses nunca vi que tuviera alguno en particular, sé que le encantaba el verde, tenía varias cosas personales de color verde, pero también amaba distintos tonos de rosa, que a Ethan le compraba cosas en color azul y naranjas, pero nunca le vi un color que realmente fuera su preferido. Y ella me lo confirmó. Me dijo que el color blanco e Ethan no se llevaban bien, creo que me enteré de eso algo tarde, ahora tenía siempre una o dos camisas de reserva cuando salía con él.

Me hablo de su amiga Alice, que no me caí muy bien, porque me dijo mi mamá que la torturaba con cosas de belleza, ella creía que nos llevaríamos bien, sería bueno tener a alguien cercano a ella de mi parte. También me dijo que Alice era la que le compraba los zapatos altos y allí me entró la curiosidad, ¿cuánto media realmente? con sus enormes zapatos me llegaba unos centímetro arriba del hombro pero luego estaba al ras del hombro y más aun había veces que estaba por debajo del hombro. Le pregunté pero por la cara que hizo sabía que había mentido.

La puse en pie y la llevé frente al closet, le dije que se quitara los zapatos la puse de espaldas a mí. Nos veíamos tan bien juntos, sentirla cerca de mí me provocaba, me daban ganas de nunca dejarla salir del departamento. Después de discutir sobre cinco centímetros que ella se quería agregar, decidió que volvía a la cama.

Seguimos hablando tonterías, le pregunté que por qué el nombre de Ethan, pensé que tal vez por algún autor o héroe, no sé, pero me dijo que era por el actor Ethan Hawke, le pregunté discretamente que si no era por algún novio y ella lo soltó.

Ella había sido novia del perro estúpido de Black, ella me dijo que era su novio cuando pasó… eso, le pregunté si había sido un ataque al azar, pero no ella me contó sobre Victoria su supuesta amiga que la había entregado por celosos a su pareja, no solo pasó por eso si no que también pasó por la traición de su amiga. Eso debió ser demasiado doloroso. Cuando vi una lágrima que recorría su mejilla se la quité y le pedí perdón por hacerla recordar eso tan desagradable, también me enteré que su papá era el jefe de policía de Forks, el pueblo de donde venía y él estaba todavía rastreando al tipo, menos mal.

Seguimos hablando de Ethan, de sus amigos, de Jane y su encerrona en las copias, de que si Ethan podía o no comer pizza, de Emmet, de su madre, de varias cosas más hasta que se me ocurrió decir que Ethan hablaba chistoso pero no lo decía como cítrica, ella comenzó a pegarme con un cojín, pero fui más rápido le agarré las manos por encima de la cabeza y empecé a besarla, cuando le solté las manos comenzamos a acariciarnos, fue mágico, fue diferente, pero sabía que debía parar en ese momento o me sería muy difícil hacerlo después. Dimos por terminado el primer intento e insistí en llevarla a su casa, era lo menos que podía hacer. Oficialmente éramos amigos y cuando nos dimos la mano de nuevo sentí esa electricidad pero ahora ninguno de los dos separamos las manos dejamos que fluyera libre. Bajé primero, necesitaba enfriarme, sacarme un poco su olor de mi cabeza, unos minutos después ella también lo hizo pero con el mal tino de casi caerse en las escaleras, yo aproveché e hice una broma de eso. Se me ocurrió usar eso a mi favor, y lo aproveché de pretexto para cargarla, me moría por hacer eso desde la primera vez que se cayó en la oficina, la metí en el BMW, el camino lo hicimos en silencio pero era un silencio amistoso no tenso.

Cuando llegamos tuve que gritarle que no se bajara, nunca se esperaba a que le abriera la maldita puerta, llegué hasta ella, le puse los zapatos y la acompañé a la puerta y le di un beso como si no hubiera mañana. Esperé a que entrara pero no encontraba las maldita llaves, de repente la puerta se abrió y Hale la metió de un jalón sin dejar que se despidiera de mi.

Si hubiera tenido sexo con ella creo que no me sentiría así, me sentía feliz, pleno, lleno de amor era la cosa más genial. El amor me había pegado y duro.


A Edward le pego duro el amor que hará para que Bella se enamora de él, me gustaría escuchar sus teorías. Así como también cualquier duda o sugerencia.

Mil gracias por sus Favoritos, sus votos  y sus comentarios. Me regalan una sonrisa cada que me llega uno.

 

Capítulo 13: POV Edward Capítulo 15: Capitulo 12. Miedo

 


 


 
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