Sufrir, Vivir, Amar (+18)

Autor: Maricoles
Género: Romance
Fecha Creación: 07/05/2012
Fecha Actualización: 08/10/2013
Finalizado: SI
Votos: 20
Comentarios: 76
Visitas: 112294
Capítulos: 33

La vida de Bella ha sido muy dura, su madre la abandono siendo muy pequeña, su padre la ignoro, su mejor amiga la traiciono y la entrego a su novio para que abusara de ella.. como enfrenta Bella la vida después de esto.
¿Será que Bella si permitirá que el amor de Edward tenga cabida en su corazón?

+18

SUFRIR, VIVIR Y AMAR

INTRODUCCIÓN

Soy Isabella Swan una chica común y corriente, Victoria es mi mejor amiga, prácticamente mi hermana. Mi madre nos dejó a mi papá y a mi hace muchos años, por el papá de Victoria, Phil. Desde que mamá se fue la mamá de Victoria pasó a ser una segunda madre para mí. Es muy irónica la vida, la mujer que ha cuidado de mi es la mujer a la que mi madre le quito el marido. Su nombre es Lilly, ella es una mujer hermosa y muy buena.

Victoria y yo somos como hermanas, solo que Victoria es alta, pelirroja y bastante atractiva, sus son ojos azules como los de su padre; yo soy todo lo contrario, soy bajita, mi cabello y ojos son de color chocolate, herencia de mi papá. Mucha gente no entiende nuestra amistad, pero cuando mamá nos dejo Lilly habló con Charlie, mi papá, y ella se ofreció a ayudarle, cuidando de mi.

 

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Capítulo 31: Capitulo 28. Soy Papá

 
 
Disclamer: Los personajes son de S. Meyer, la historia es mía.

Miles de Gracias a Eve, pero en esta ocasión a Vanessa y a PknaPcosa quien beteo el capitulo en modo turbo, solo para poder traerles este capitulo. Espero que lo disfruten y nos vemos en el final.


Soy Papá

James POV

—Camina rápido y deja de… —siempre me consigo una más idiota que la otra —Mariana ¡Apúrate!

—Voy James, voy lo más rápido que puedo —regresé y la tomé con la mano, la jalé hacía a mí y tomé su mandíbula sin presionarla demasiado.

—James se murió hace unos días, me llamo Ian, recuérdalo si no quieres acompañar a mi primo.

—No Ja… —la miré —Ian, no quiero acompañarlo, Ian —volvió a decir.

—Más te vale.

Diablos, eso de entrar a una estación de policía por mi propio gusto se siente bien.

Me acerqué al policía de la entrada.

—Disculpe, me avisaron que encontraron un cuerpo que podría que ser mi primo —traté de sonar dolido.

—¿El nombre de su primo?

—James Owens, mire un tal oficial Harold me llamó y me dijo que habían encontrado a alguien con la descripción de mi primo.

—¿Tiene una identificación?

—Sí, mi licencia de conducir. —le mostré mi nueva licencia, Ian Owens se leía. Mis registros eran perfectos, una multa por velocidad y una advertencia por una luz rota. Si era demasiado perfecto podía ser sospechoso.

—Ok acompáñeme, solo usted, la chica se queda —dijo al notar que Mariana me tomaba la mano.

—Espera aquí amor, no tardo. —Le dije mientras le daba un beso en la mejilla—quédate callada, no hables —le susurré.

—Por aquí.

Seguí al hombre por varios pasillos y bajamos una escalera.

—Erickson, vienen a reconocer un cuerpo. —Gritó el policía —No se mueva hasta que venga el forense y no toque nada —dijo al ver que alzaba una sabana.

—Buenas noches, ¿a quién busca?

—Estoy buscando a mi primo, me dijeron que su cuerpo podría estar aquí. Se llama James Owens.

—¿Tiene alguna fotografía?

—No, no me dijeron que tenía que traer ninguna, si quiere puedo volver mañana en lo que voy por la foto a la casa. —¡Joder! Me habían asegurado que era pan comido.

—No, olvídelo, tengo demasiado trabajo, deme las señas particulares. No, espere —se me quedo mirando— era muy parecido a él ¿verdad?

—Si mucha gente nos confundía mucho —dije fingiendo tristeza— solo que él tenía el pelo largo, y era un poco mas llenito. Éramos inseparables desde niños.

Teniendo en cuenta que nos conocimos hace un par de años, pensé.

El oficial salió y me quedé solo con la forense.

Ella me llevó a identificar el cadáver, al verlo recordé como los traficantes lo habían asesinado. Me estremecí, la forense pensó que era por identificarlo.

—¿Si es?

—Sí, ¡santo cielo! siempre le dije que no se metiera en líos.

—Qué bueno que lo identificó, así nos evita hacer exámenes de ADN —Una alarma se encendió en mí, eso me podía traer muchos problemas.

—¿ADN? — ¿De dónde diablos tendrían mi ADN?

—Sí, un policía de Washington que lo buscaba quería comparar el ADN de su primo con el de su nieto. El muy cerdo violó a su hija en Nueva York, la chica quedó embarazada, lo peor tuvo un hijo. ¿Puede usted creerlo? yo hubiera abortado.

La mujer dijo un hijo, tenía un hijo… Era papá. Bella había tenido a nuestro hijo. Tuve que reprimir una sonrisa.

—Ups, creo que hablo demasiado, por favor no digas que te dije eso, ¡Cielos! Siempre me meto en líos. Si no fuera por mi tío… —La chica se calló e hizo como que se cerraba la boca con un cierre.

Mi celular sonó, contesté inmediatamente, sabía que con los traficantes era mejor estar bien siempre.

—Diga

—¿Ya estás en la morgue? —El acento latino de Vicente era inconfundible.

—Sí.

—Pásame a Patricia, la forense.

—Es para usted. —Le dije extendiéndole el teléfono.

La mujer se quedó algo quieta y lo tomó. Solo asintió y dijo entendí, en español. Me regresó el teléfono y me miró.

—Yo me ocuparé de todo ya váyase. Si me hubiera dicho que Vicente lo mandaba nos hubiera ahorrado muchos problemas.

Héctor, el traficante mexicano, me había dicho que él se encargaría. Vicente era otro de sus socios, era más duro y no aceptaba errores. Yo solo tenía que hacer la farsa de identificarme a mí mismo para no levantar sospechas.

Pobre Tom, pero eso le pasa por meterse tanta droga y no pagar. ¿Quién le mandaba a engancharse de esa manera?

Salí y Mariana estaba sentada en una silla, quieta. Moví la cabeza para decirle que nos íbamos.

En cuanto salimos no podía dejar de sonreír, tenía un hijo, ¿Cómo sería? ¿Se parecería a mí? ¿Tendría los hermosos ojos de Bella? ¿Sería un buen niño? ¿Bella estaría pasando problemas económicos? Tenía que encontrar la manera de acercarme a ella, de averiguar sobre mi hijo y sobre Bella. James había muerto, ahora era Ian Owens, sin antecedentes penales, dueño de un bar, donde claro se hacían entregas y negocios nada lícitos, tenía casi tres años sin meterme nada de droga. Me había rehabilitado.

Suspiré.

—¿Puedo saber por qué sonríes tanto? —Preguntó Mariana.

—No puedes, no lo entenderías. Te falta cerebro para entender.

—Mañana hay una fiesta…

—Puedes sacar tus cosas de mi casa, voy a viajar pronto y necesito tenerla desocupada.

—Pero James, nene, no puedes echarme.

—No solo puedo, lo estoy haciendo. Y recuerda, si abres la boca la próxima que se muere eres tú.

Por primera vez vi a Mariana callada.

Necesitaba hablar con Héctor, pedirle unos días libres, solo uno días, necesitaba conocer a mi hijo. Por el momento solo eso, conocerlo, ver como estaba Bella, si necesitaban algo. Volví a sonreír, un hijo con Bella. Esa idea alegraba mi triste y monótona vida.

Llegamos al bar y me dirigí a la oficina, marqué el teléfono de Héctor.

Después de negociar unos minutos, logré poder ausentarme seis días, estarían sin grandes entregas o grandes movimientos en el bar, así que Héctor mandaría a alguien de confianza.

Empaqué mis cosas esa misma noche y salí rumbo a New York. No quería perder el tiempo, llamé a uno de los chicos de Héctor en New York y le pedí que investigara todo lo que pudiera sobre Isabella Swan.

Al otro día tenía bastante información y también fotografías. El tiempo había hecho madurar hermosamente a Bella, ya no tenía cara de niña, ahora era una mujer, próximamente mi mujer. Según el informe estaba saliendo con otro abogado, por el momento no importaba. No podía presentármele y listo. El niño era hermoso, cuando revisé sus fotos fue uno de los mejores momentos de mi vida.

Era hermoso, se veía sano y querido. Bella lo amaba, en las fotos se la veía cuidándolo, queriéndolo. Era una buena madre.

Lo primero era contactar con la gente de Héctor, darles un mensaje que tenía para ellos y luego la buscaría. La vería de lejos.

La vi ese día al salir de la oficina, se dirigió sin el niño a una casa, al llegar un grandote salió a recibirla llevando con él al niño. Necesitaba más información, toda la que pudiera conseguir, horarios, todo. El resto de la semana me dediqué a seguirlos. No quería perderme nada de sus vidas.

Contraté a un investigador, me iba a costar una muy buena pasta pero él era el mejor y no hacía preguntas.

Me dijo que le diera un mes y me daría toda la información. Pero que en una semana me daría la primera parte. Cuando tuve que dejar New York le di órdenes al investigador para que la siguiera todos los días, quería fotos y reportes diarios, vería como crecía mi hijo.

Después de unos meses, el investigador me dijo que se iba a casar, ¡maldita sea!, se iba a casar y no solo eso, el abogado iba a adoptar a mi hijo.

No podía hacer nada por el momento. Los narcotraficantes estaban siendo vigilados y teníamos que estar quietos sin levantar sospechas. Lo único que no me gustaba era la madre de mi nena, esa mujer estaba loca, consumía drogas, era una mala persona. Ya había lastimado una vez a mi nena, ahora había algo que me preocupaba, estaba buscando a alguien para un trabajo y pagaba bien. Le pedí a uno de los chicos que conocía que aceptara el trabajo y en cuanto tuviera la información me la hiciera saber pero sencillamente no me había llamado. Si había aceptado el trabajo no me había dicho nada, y el no poderme mover me hacia rabiar mas. Faltaban unas semanas para la boda y nada.

Tiempo después el detective me envío una serie de fotos y varios papeles. Estaba embarazada, mi nena estaba embarazada. Si el otro tipo había cuidado de mi hijo yo podría cuidar del suyo, eso era seguro. Ahora si tendríamos una familia. Esperaba que fuera una nenita con sus enormes ojos color chocolate. No importaba, juntos seriamos una gran familia. Bella tendría que entender que no podía casarse con el otro tipo. O tal vez de momento si, en cuanto los narcotraficantes aceptaran mí salida del grupo podría empezar de nuevo, solo con ellos.

Héctor no quería dejarme ir, decía que era muy valioso para su organización y que si quería salir solo había una forma. Entonces pedí un tiempo para encargarme de un asunto personal, les dije que traería a mi esposa y mi hijo.

Ellos solo me concedieron un cambio de residencia, no podía dejar de trabajar para ellos, pero podía dejar Texas e ir a México con mi familia a empezar un negocio donde lavaríamos su dinero.

Y aquí estoy de regreso en New York, tenia exactamente seis semanas para arreglar mis asuntos. Si podía hacerlo en menos tiempo mejor.

Lo primero fue buscar al tipo que iba a hacer el encargo que había solicitado la madre de Bella y averiguar qué era lo que estaba pidiendo.

Bella se había casado y estaba feliz, se veía hermosa redondita. La seguía a todas partes cuidándola. Ese día estaba sola el parque cuando lo vi, vi a Joaquín con el cuchillo, esperándola, me acerqué a él, saludándolo disimuladamente.

—Hola Joaquín ¿Qué haces? – le pregunté

—El negocio que me propusiste, es genial, la vieja me dará cinco mil dólares por matar a la tipa y al niño —lo miré, el maldito estaba completamente drogado. Nadie iba a tocar a Bella o a mi hijo, eso era seguro.

—¿Tienes algo? Es que quiero darme algo de valor —dijo interrumpiendo mis pensamientos.

—Claro, pero sígueme, no quiero que nadie nos vea y acabar en la cárcel.

Lo guíe hacia un lugar más apartado, en cuanto estuvimos lo suficientemente lejos de Bella y de mi hijo le quité el cuchillo y lo maté. Sin pensarlo, sin sentirlo. La práctica hace que ya no sientas nada cuando le quitas la vida a otra persona.

Limpié el cuchillo y dejé un poco de drogas alrededor, un crimen por drogas fácil y rápido.

Caminé otra vez hacia ellos. Bella había bajado a mi bebé a caminar, él le dijo algo que no entendí y Bella cerró los ojos. Me acerque al pequeño.

—Hola Ethan.

Él me miro y me sonrío, ¡claro que me sonrío, es mi hijo! me reconoció.

—Hola, ¿tu queles come helado?

—Ven vamos con mami, para ir todos a comer helado.

Ella me miró y sus ojos se abrieron grandes y llenos de miedo, dijo mi nombre.

Yo me acerqué y le toqué su mejilla —Hola, hermosa, vine por ustedes.

Vi el miedo, ella estaba a punto de gritar.

—Tranquila nena, solo vamos a pasear, allá atrás está muerto el hombre que tu mamita contrato para matarlos a ti y a mi pequeño. Nadie va a lastimarlos, solo nos vamos a alejar caminando—le tomé el brazo y ella quiso soltarse.

—Por favor, deja ir a Ethan, estoy embarazada.

—Lo sé nena y estás hermosa. Vamos todos a comprar un helado.

—Si mami, yo quielo un helado. Por favor. —Pidió mi niño muy sonriente.

—Anda Bella vamos a comprar un helado. Camina.

—Mira, si quieres yo voy contigo, pero deja a Ethan.

—No mamá, yo tamien quielo helado.

—Camina Bella y no hagas nada estúpido, no quiero lastimarte. Ni a ti, ni a mi hijo, ni a nuestro nuevo bebé. Solo quiero que seamos una familia. Tengo todo listo, estaremos una semana aquí y luego nos iremos a Texas, te va a gustar donde vamos a vivir, hay un bosque.

—James, —la sentí tensarse— yo estoy casada, no puedo irme así como así, mi papá me va a buscar.

—No, nadie te va a buscar. Tú vas a hablar con tu marido y con tu papito y les vas a decir que te vas, que no quieres estar con ellos, que has encontrado al amor de tu vida. No te asustes, no voy a lastimarte.

—Ya me lastimas, no puedo dejar a mi familia. Ethan se va a poner triste. Por favor dejamos ir.

—Ellos no pueden protegerte de tu madre, que es una basura. Se mete mucha droga, está mal. Ella quiere matarte, pero no te preocupes nena, yo voy a matarla antes de que te toque.

Sentí a Bella detenerse y cuando la miré estaba pálida.

—Tranquila nena, —dije abrazándola— ella no va a hacerte daño, lo prometo. Ahora vamos por el helado.

—Hace frío, Ethan puede enfermarse mejor vamos a casa y hacemos chocolate caliente —dijo intentándome engañarme.

—Sí, vamos a casa, pero a la mía, creo que estaremos bien ahí, tengo todo listo. El edificio se ve feo por fuera, pero el departamento está todo acondicionado. Le pedí a alguien que lo arreglara y quedo muy bonito. Ya verás Bella.

La acerqué más a mí y la sentí temblar. ¿Por qué no entendía que conmigo estaba a salvo? Ningún imbécil podía protegerla, solo yo.

La agarré con más firmeza y caminamos hacia donde estaba el edificio. Lo tenía listo. Nadie nos molestaría.

Al entrar mi hijo estaba dormido en mi hombro. ¡Joder, qué bien se sentía tenerlo dormido ahí! Se veía tan en paz, tan tranquilo.

Era un edificio abandonado, había un lugar de seguridad, mis jefes me lo habían facilitado, y lo iba a usar para nosotros en lo que nos íbamos de ahí, ya tenía todo preparado, había una cuna y una cama, comida en el refrigerador y una televisión.

En cuanto entramos cerré las cerraduras. Mas valía prevenir.

—James, mira, podemos negociar, tal vez si vas a la cárcel cuando salgas podemos arreglar visitas con supervisadas, no sé, algo se nos ocurrirá.

Caminé hacia el departamento, dejé a mi pequeño en su cuna y vi a Bella buscando algo con la vista.

—Ven nena, ven junto a mí.

—No nos hagas daño. Por favor. Mira puedo darte dinero, a ti siempre te ha gustado el dinero, Edward, mi esposo, él tiene dinero. Puede pagarte… —la interrumpí.

—No Bella, no quiero dinero. Ya cambié, ya no soy como antes. No voy a lastimarlos, vamos a ser una familia. Tengo mucho dinero, ya no uso drogas. Soy un hombre nuevo. Solo quiero iniciar una familia, con ustedes.

—James, yo ya tengo una familia…

Me acerqué a ella y sentí como temblaba, estaba asustada. Acaricié su rostro. —Tranquila pequeña, no voy a lastimarte —sentí sus lágrimas, tomé su cara y la alcé, le di un beso en la frente y ella se movió nerviosamente tratando de salir de mis brazos— no voy a hacerte daño. Mira, siéntate, voy a hacer algo de comer para los cuatro. ¿Ya sabes que vamos a tener? ¿Si es niño o niña? Yo preferiría una niña con tus ojos.

Ella se quedó callada, me estaba haciendo enojar, pero debía controlarme. Necesitaba que fuera conmigo, la necesitaba.

Le acerqué una silla donde estaba parada. Y de pronto recordé su bolsa.

—Voy a tomar tu bolsa, tranquila —miró dentro de la bolsa, una computadora, un Ipad y el teléfono. — Voy a guardarlos, te los devolveré después —la miré— por lo pronto voy a mandar un mensaje diciendo que no te busquen, que quieres estar sola.

Escribí el mensaje y lo mandé, recordé que los juguetitos como estos tenían cosas de rastreo. Iba a tener que deshacerme de ellos. Y rápido.

—No quiero que hagas ninguna tontería, necesito deshacerme de esto, no te preocupes, regresaré con él después. Alguien les desactivará el rastreo. Ya regreso.

Salí de la casa con las cosas en la mano, necesitaba encontrar a alguien que le quitara el rastreo o deshacerme de las cosas. No podía hacerle perder sus cosas a mi nena, tal vez si le comprara otras nuevas.

Encontré un chico que se según muchos era el mejor. Me dijo que con un simple programa le quitaría el rastreo. Y si quería bloquearía las llamadas o las podía desviar a mi móvil. Eso me gusto la tendría siempre vigilada. Me dijo que en unas horas lo tendría pero le dije que mañana iría por ellas, porque no quería dejar mucho tiempo a solas a Bella.

Cuando regresé todo estaba en silencio, eso me asustó, ¿habrían escapado?

Miré la cama y vi la escena más hermosa que jamás había visto, Bella estaba dormida, y entre sus brazos estaba mi hijo, lo tenía abrazado de una manera tan protectora que me hacia querer abrazarlos, me contuve porqué podría asustarlos y no queríamos eso.

De pronto mi pequeño abrió los ojos, sus enormes ojos azules. Me miró y preguntó —¿Done esta mi papá? ¿Quielo ir con mi papá?

—Yo soy tu papá, ¿por qué no te quedas conmigo? ven —dije tomándolo en brazos pero algo me lo impidió, Bella lo tenía fuertemente agarrado, el jalón la despertó, sus ojos se llenaron de miedo y sostuvo mas fuerte a Ethan.

—Tranquila nena, regresé y no quería que te despertara, miren traje helado y pizza para comer —les dije señalando la mesa.

—Yo quielo pizza —dijo Ethan— Y quielo a mi papá.

—James déjanos ir, por favor. Te prometo que no digo nada. Solo digo que necesitaba estar sola. Mira a Ethan, el no merece que lo lastimes.

La miré ella creía que la iba a lastimar.

—Bella, nena —dije tomando su cara, ella intentó separarse— no voy a lastimarlos, los amo. Los amo a los dos, vamos a ser una familia. Una familia feliz. Estoy pensando en aceptar un trabajo, sería en la playa, viviríamos en México. Será hermoso.

—James —dijo bajando la voz como si temiera alterarme— nosotros ya tenemos nuestra vida, nuestra familia feliz, por favor déjanos ir.

¿Que no entendía que eran míos, que ellos eran mi familia? golpeé la mesa fuertemente, asustando a mi hijo y causando su llanto

—¡Mira lo que me haces hacer, asusté a mi hijo! ¿Eso es lo que quieres? ¿Quieres que me odie?

—No James, no —dijo tomando a mi hijo y abrazándolo protegiéndolo de mí. ¿Qué clase de monstruo creía que era? No los lastimaría los amaba.

—Vamos a comer, calma a Ethan y vamos a comer —le gruñí.

Bella tomó al niño y comenzó a cantarle y a decirle que ella lo iba a cuidar, que Edward no podía estar con ellos, estaba comenzando a odiar a ese Edward.

Bella se veía agotada a pesar de haber dormido hace solo unos momentos.

Me acerqué a la nevera y tomé una cerveza.

Ethan por fin se calmó y Bella comenzó a darle de comer, al mismo tiempo que comía ella. Eso me tranquilizó un poco, me senté junto a ellos y comencé a comer, pero necesitaba algo más, algo más fuerte.

—Voy a salir, descansen. Traeré leche y no sé que más necesites.

—¿Puedes traer un poco de queso, y un poco de chocolate para la leche?

—Si te traeré eso, la tele está en la recamara, tiene muchos canales. Yo voy a tardar —estaba harto, quería salir de ahí.

Pase dos horas tomando tequila solo, decidí entrar al departamento. Vi varias cosas movidas, entre ellas una silla que estaba tirada junto a la ventana. Miré la cama y estaba mi niño pero Bella no estaba con él.

Escuché un resoplido y alguien sacudiendo algo metálico. Entré al baño y la vi intentando abrir la ventana. Tonta. Era un lugar a prueba de escapes, una casa de seguridad. Claro que había salidas para escapar, pero no eran obvias.

—No puede abrirse, está sellada, los vidrios son blindados.

Ella se giró violentamente, y me miró asustada.

—Por favor, por favor.

—¿Por favor qué? ¿Qué los deje ir? Nunca, son mi familia, son míos —le grité.

—No James por favor, no somos tu familia… —en ese momento vi todo rojo. No entendía, mi mano se estampó contra su mejilla, quería hacerla entender. La vi abrir sus ojos color chocolate, y tambalearse, se aferró al lavabo para no caer.

Vi el miedo en sus ojos, y recordé su departamento. No podía lastimarla de nuevo, pero era tan terca.

—Yo no quise lastimarte, pero eres tú la que me provoca. Ya no me provoques nena, mira ven, vamos a que te sientes.

Ella lloraba en silencio sin emitir sonidos, eso me mataba. Pero necesitaba hacerla entender.

—¿Tú y el bebé están bien? —le pregunté.

Ella asintió y se sentó en la silla que había acomodado para ella.

—Estaba pensando en conseguir un pequeño sillón, para que podamos sentarnos.

Ella me miró y sonrío un poco, por fin estaba entendiendo.

—No podemos irnos todavía, tengo que arreglar unas cosas y conseguir una camioneta grande y buena para poder viajar a gusto, tranquilos, pero ya verás nena, vamos a ser tan felices.

—Necesito comer algo, creo que tengo un bajón de azúcar o algo así —ella estaba pálida.

—No te pongas mal nena ¿Qué te doy?

—Algo dulce

Busque en la alacena y encontré miel, se la di y luego busque de nuevo una cuchara, por fin la encontré y se la entregué. Ella comió la miel, y el color poco a poco llego a sus mejillas.

—Ethan va despertar queriendo leche, ¿la trajiste?

—No diablos, lo olvide, el queso también. Voy a ir por eso —le tomé la mano— ya no hagas tonterías. No me hagas enojar.

—No James, ya no lo haré.

—Así me gusta nena —le toqué la mejilla y ella intentó hacerse para atrás— no me tengas miedo nena.

—Solo dame tiempo para acostumbrarme.

—Voy por la leche y el queso, no tardo, por favor no me hagas enojar.

Al salir comencé a cuestionarme ¿sería verdad que Bella había entendido o solo me estaría engañando? No confiaría en ella, no todavía.

Pronto seríamos una gran familia, pero primero tendría que hacerle entender a Bella que ahora nosotros éramos una familia.

Llegué a la tienda, una chica muy guapa discutía con un tipo en ruso, ah los problemas de enamorados. El tipo estaba perdido de drogado y ella le reclamaba algo. La rusa era guapa, tenía un cuerpo de infarto.

Salí de la tienda y miré los periódicos, todavía no había nada, esperaba que el mensaje que había mandado fuera suficiente.

Sonreí al recordar el mensaje: "He reencontrado al amor de mi vida, voy a hacer mi vida con él. No nos busques. Si lo haces jamás volverán a saber de nosotros. Si involucran a la policía juro que jamás me encontrarán."

Era conciso y claro. Antes de ir a casa pasé por la casa de Bella, y se veía una gran cantidad de gente ¿Por qué diablos no podían ver que ella no quería ya estar con ellos? Me alejé y volví a casa donde me esperaba mi familia.

Cuando entré Bella me recibió con una pequeña sonrisa, sé que ese era un pequeño paso. Bella se estaba dando cuenta que estaría mejor conmigo, pronto me amaría y viviríamos felices.

—Traje leche, queso de tres tipos diferentes, un poco de helado de chocolate y chocolate en polvo para la leche.

—Gracias James, voy a guardarlo todo en el refrigerador. Estaba pensando que Ethan va a sentirse con ganas de jugar y no hay ningún tipo de juego, le preste algunas cosas de la cocina, pero sería mejor si tuviera algunos autos de juguete. Podría ir por ellos a casa de Edward.

—No, mañana le compraremos lo que haga falta, pero no vas a volver ahí, mañana saldré a comprarles ropa y esas cosas que necesitan.

—Está bien ¿quieres que te haga una lista o vamos a ir juntos? —me dijo con su pequeña sonrisa.

—No quiero que salgan todavía, así que hazme una lista.

—Tengo una duda mas, en un par de días tengo consulta con la doctora, por lo del bebé ¿voy a ir o la cancelo?

—No lo sé, vamos poco a poco. No me hagas enojar.

—No, no quiero hacerte enojar —dijo dando un paso hacia atrás— tengo una duda mas —Me miró con miedo— ¿Puedo dormir sola? Es que me resultaría algo extraño.

Me acerqué a ella, la abracé y la sentí temblar —Tranquila, no voy a obligarte a hacer nada, —sentí que algo se movió en su estomago— ¿Eso que sentí es nuestro bebé?

—Si —susurró como si le costara trabajo hablar.

—Se siente genial. Ya me puedo imaginar a nuestro nuevo bebé, será como cuando tuviste a Ethan, ya verás lo felices que vamos a ser.

—Sí, seremos felices, pero no te enojes si Ethan quiere a Edward, es que esta muy acostumbrado a él, solo tiene que acostumbrarse a ti.

—Lo sé, no debí dejarte, debí llevarte conmigo. Ahora lo sé, pero en ese momento las drogas no me hacían bien.

—¿Quieres cenar? —me preguntó.

Sonreí, esta familia iba a ser genial, no como la mía donde mi madre solo quería una cosa, alcohol.

—Cenemos juntos. Voy por Ethan.

Regrese con Ethan que jugaba a vender las cosas de la cocina, necesitaba comprarle autos, no fuera a hacerse afeminado.

Cenamos en silencio, Ethan era el único que hablaba me contaba cosas pero yo estaba desesperado por salir. Al final dejé a Bella y a Ethan dormidos y salí.

Habían pasado tres días, en los cuales mi hijo había llorado por un hombre al que le decía papá, eso me enfurecía, aunque Bella era muy hábil intentando que no me enojara, que entendiera, pero era difícil.

Les había comprado ropa, juguetes, ya le había devuelto sus cosas, aunque claro no había señal de Internet y estaba bloqueado el teléfono, pero ya lo tenían. Bella se notaba triste, quería ir a la dichosa cita con la doctora, me hizo enojar, así que decidí salir con Ethan a pasear. Bella no quería que saliera solo con mi hijo pero era necesario, teníamos que conocernos.

Salí con él, paseamos por el parque, compramos helados, paseamos por el zoológico y luego el pequeño se durmió. Había notado que Bella le echaba a todo queso, así que pase a la tienda cerca de la casa para comprar un helado de queso con zarzamora. La chica rusa de la noche anterior brinco al verme. Dijo algo en ruso y luego saco el teléfono. Joder revisaba las noticias a diario y no había salido ninguna noticia. Ella habló en ruso y luego guardó el teléfono.

—Está muy lindo tu pequeño —Me dijo con una sonrisa. — Busco un proxeneta que sea bueno, ¿Conoces alguno? En serio estoy desesperada —su acento ruso era fuerte.

—No conozco ninguno que sea bueno. Pero puedo probar la mercancía y buscarte uno en Texas.

—No, eso está lejos, me gusta aquí. Tu hijo se parece mucho a ti, cuídalo mucho, el mío esta en Rusia y lo extraño.

La rusa se alejó y caminó hacia la esquina, pagué mis compras y llegué al edificio.

Encontré a Bella algo nerviosa.

—Hola mami —la saludó Ethan y corrió hacia ella, se había despertado en el camino.

—Hola Bella ¿vez que no pasaba nada? estamos juntos.

Un toque en la puerta me sacó de balance, pocas personas conocían el lugar. Tomé la pistola y le pedí a Bella que se escondiera en la recamara.

Miré por la mirilla y era una mujer rubia, al verla bien descubrí que era la madre de Bella, me guardé la pistola en la parte trasera del pantalón y le abrí con cautela.

—Hasta que te encuentro —dijo.

—¿Y usted es?

—Renée, solo Renée, soy la madre de Bella. No te preocupes, vengo a ayudarte a que se vayan de Nueva York, mira tengo una camioneta con el tanque lleno y bastante dinero como para que la alejes de aquí y sean felices.

Esta mujer era una hiena, no compraba lo que vendía. Algo escondía. Era la misma mujer que pagó por que alguien matara a mi hijo y mi pareja.

—Gracias pero tengo todo controlado. ¿Por qué no se larga?

Ella miraba sobre mi hombro —Porque necesito ver a mi hija, despedirme de ella.

—¿Sabe que señora? Lárguese de una buena vez y deje de molestar. Nosotros nos vamos mañana, así que no creo que usted quiera siquiera despedirse, el hombre que contrató para matar a mi hijo y a Bella era mi amigo, así que no finja. Lárguese y no vuelva a acercarse a ellos. O le juro que la mato —sentencié sacando la pistola y apuntándole en la cabeza.

—Tranquilo ya me voy, solo asegúrate de que no vuelvan a cruzarse en mi camino, ojala y la mates como hiciste con la amiga.

La maldita vieja se dio la vuelta y caminó hacia la salida, iba a dispararle pero no quería llamar la atención, no podía darme ese lujo.

Toqué en la recamara y Bella abrió de inmediato.

—Era tu querida mamá, pero ya se fue. Voy a salir por algo que me quite los nervios, recoge todo, nos vamos en la madrugada, si ella nos encontró pueden encontrarnos otros. No dejes nada.

Salí azotando la puerta, alcancé a escuchar el llanto de Ethan, necesitaba algo fuerte que me relajara.

Iría por un tequila y tomaría solo unos tragos, necesitaba estar alerta si iba a manejar con lo más valioso de mi vida conmigo.

Llegué a la licorería, compré el tequila y regresé al departamento, pero enseguida noté que algo iba mal. La puerta estaba abierta y no se escuchaba ruido, saqué la pistola y me alisté. Termine de abrir la puerta y vi la peor escena de mi vida.

Bella estaba arrodillada, abrazándose el vientre como queriendo proteger a nuestro bebé y su madre les apuntaba con una pistola. Sin duda apunté a la mujer, antes de que tocara a Bella yo la mataría.

En ese momento escuche sirenas entré y cerré la puerta.

Renée se alteró y yo aproveché para tirarla lejos de Bella. Le disparé en una pierna y me acerqué donde estaba Bella.

—Bella —alcancé a decirle antes de que escuchara y sintiera la bala que la perra me había disparado en el estomago. Tomé la mano de Bella y le dije en voz baja —¿Dónde está Ethan?

—Dormido en la recamara. —susurró temblando.

—Ve por él, en el closet hay una salida, búscala y escapa, afuera esta la policía.

Por el rabillo del ojo vi como Renée se levantaba. — ¡Ahora vete, corre con Ethan!

Ella me miró, hice un disparo y ella se estremeció.

—Gracias Bella por darme un hijo tan maravilloso, se que será un buen niño porque tú eres una muy buena madre, gracias por regalarme algo tan hermoso. Se feliz, aunque ya no podremos estar juntos. Ahora vete, ella solo esta herida. ¡Vete! —le dije empujándola un poco. Vi a Bella desaparecer por la recamara, solo esperaba que estuviera bien. Cerré los ojos y los abrí para enfrentarme a la bruja.

Bella POV

James me había llevado a un edificio abandonado y luego había salido. Lo primero que había hecho era correr hacia la puerta e intentar abrirla pero estaba cerrada firmemente, no pude ni moverla, grité pidiendo ayuda pero el sonido solo rebotaba.

—Mamá no gites, no me gusta que gites —me dijo Ethan— ¿Y mi amigo?

No podía asustar a Ethan, tenía que calmarme un poco. Me senté en la cama comprobando primero que estaba limpia, todo parecía nuevo, así que me acosté con Ethan e intentaría dormirlo, no quería que Ethan se asustara o alterara.

—Ven vamos a dormirnos, en lo que viene papá por nosotros.

—¿Papá va a menir?

—Si el va a venir por nosotros.

Ethan bostezo y se acomodó, moría de miedo. En verdad tenía miedo pero necesitaba ser fuerte por mis hijos y por mí, no podía permitir que me lastimara de nuevo. No podía. Cerré un momento mis ojos me sentía tan cansada.

Sentí que alguien me quitaba a Ethan y apreté mi agarre.

Lo miré, estaba aterrada.

—Tranquila nena, regresé y no quería que te despertara, miren traje helado y pizza para comer —nos dijo señalando la mesa.

—Yo quielo pizza y quielo a mi papá. —me dijo Ethan mirándome.

Tenía que librarnos de él, o que al menos dejara libre a Ethan, tomé un poco de valor y hable:

—James déjanos ir, por favor. Te prometo que no digo nada. Solo digo que necesitaba estar sola. Mira a Ethan, el no merece que lo lastimes.

Me miró como si estuviera loca, y si, estaba loca de miedo.

—Bella, nena —tomó mi cara, no soportaba que me tocara, intenté separarme, pero me apretó con más fuerza y habló tan suavemente que me dio miedo— no voy a lastimarlos, los amo. Los amo a los dos, vamos a ser una familia. Una familia feliz. Estoy pensando en aceptar un trabajo, sería en la playa, viviríamos en México. Será hermoso.

¿México? Edward por favor encuéntrame, Dios mío ayúdanos.

—James nosotros ya tenemos nuestra vida, nuestra familia feliz, por favor déjanos ir. —le supliqué, pero cometí un gran error, eso lo altero de mas, de pronto me veía trasportada a la violación. Pero el llanto de Ethan me trajo de vuelta a la realidad.

—¡Mira lo que me haces hacer, asusté a mi hijo! ¿Eso es lo que quieres? ¿Quieres que me odie? —me escupió lleno de rabia.

Tomé a Ethan y lo acuné, no quería que lo lastimara, ni a mí, pensaba en mi bebé, en mi pequeño

—No James, no —cerré los ojos y esperé el golpe. Que no llego.

—Vamos a comer, calma a Ethan y vamos a comer —gruñó y me dejó sorprendida. Estaba intentando calmarse, tal vez si sentía algo bueno por Ethan.

—Vamos a comer Ethan anda, ¿quién quiere pizza con queso? —le dije intentando calmarlo, mi voz sonaba todavía temblorosa pero conforme hablaba con Ethan iba mejorando. Le canté y le dije que ya no llorara, que yo iba a cuidarlos en lo que Edward regresaba, me pregunto a dónde fue y le dije que con el abuelo.

Me sentía demasiado cansada, si algo me había dado este embarazo sería sin duda sueño. Dios, pensé en Edward, y en mi pequeño Kaden, apenas nos habíamos puesto de acuerdo con el nombre y ahora no sabía si mi pequeño conocería a su papá. Tenía que hacer algo, buscar la manera de escapar.

Por fin James había salido, entretuve a Ethan con unos vasos y yo agarré una silla golpeé con ella la ventana pero solo conseguí que Ethan se asustara, dejé la silla en el piso y me propuse dormirlo. No quería asustarlo, necesitaba protegerlo a él y a Kaden, no podía permitir que les hiciera daño. Por fin dormí a Ethan lo puse en la cama y comencé a buscar la manera de salir de ahí. Necesitaba escapar. En lo que buscaba una ventana que pudiera abrir o algo pensé también en seguirle el juego a James y cuando menos se lo esperara escapar.

De pronto tuve una idea, en el baño debería de haber ventilación, corrí lo más rápido que la barriga me permitía y comencé a buscar la ventana pero al igual que las otras estaba sellada. La desesperación me ganó y sacudí los barrotes que había por dentro no, no por favor, rogaba internamente.

—No puede abrirse esta sellada, los vidrios son blindados. —Escuché detrás de mí.

No había escuchado cuando llego James, estaba aterrorizada.

Le supliqué —Por favor, por favor.

—¿Por favor qué? ¿Qué los deje ir? Nunca, son mi familia, son míos —gritó y pude sentir el olor a alcohol, estaba ebrio.

—No James por favor, no somos tu familia… —comencé a decirle pero de pronto sentí su mano estamparse en mi mejilla, tuve que sostenerme del lavabo para no caer. ¡Dios! No podía permitir que me golpeara, Coquito… Kaden dependía de mi salud.

Tenía que calmarme, revaluar y cambiar la táctica. El debía de confiar en mí, para poder escapar. Comencé a marearme, el estrés hacia que me mareara. Estaba llorando podía sentir las lagrimas cayendo por mis mejillas. Debía ser más inteligente que él.

—Yo no quise lastimarte, pero eres tú la que me provoca. Ya no me provoques nena, mira ven, vamos a que te sientes. —James intentó disculparse, me transfería a mí la culpa, clásico en un maltratador. —¿Tú y el bebé están bien?

Asentí y me senté en una silla que él había acercado, estábamos ya fuera del baño no supe ni como. Intenté serenarme, sonreír, pero las lágrimas seguían fluyendo sin parar.

—Estaba pensando en conseguir un pequeño sillón, para que podamos sentarnos.

¿Sillón? ¿Para qué diablos quería un sillón? Solo sonreí, o intente hacerlo.

—No podemos irnos todavía, tengo que arreglar unas cosas y conseguir una camioneta grande y buena para poder viajar a gusto, tranquilos, pero ya verás nena, vamos a ser tan felices.

—Necesito comer algo, creo que tengo un bajón de azúcar o algo así —El mareo no cesaba y recordé que una vez que me paso Carlisle me dio algo azucarado y me sentí mejor.

—No te pongas mal nena ¿Qué te doy?

—Algo dulce —Le pedí.

Trajo miel y una cuchara, comencé a comerla, y me sentí mejor. Miré alrededor y vi que no estaba la leche —Ethan va despertar queriendo leche, ¿la trajiste?

—No diablos, lo olvide, el queso también. Voy a ir por eso —tomo mi mano— ya no hagas tonterías. No me hagas enojar.

—No James, ya entendí. —trate de decirle lo más serena que pude.

—Así me gusta nena —me dijo y puso su mano sobre mi mejilla, instintivamente me eché para atrás. Sus ojos cambiaron vi pena en ellos y eso me asustó— No me tengas miedo nena.

—Solo dame tiempo para acostumbrarme. —Era primordial ganarme su confianza.

—Voy por la leche y el queso, no tardo, por favor no me hagas enojar.

En cuanto salió me derrumbé, me senté en el piso y lloré, pero él no debía verme mal. Tome valor. Le pedí a Dios que nos ayudara, jamás había sido muy creyente pero en este momento me sentía desesperada. Rogaba porque Edward nos encontrara.

¿Estarían buscándonos? ¿Papá ya sabría? Dios casi podía sentir la desesperación de Edward. Su dolor.

—¿Papá? ¿Mamá? —Escuche a Ethan hablar, gracias a Dios que no vio nada. Ya bastante traumático era para él estar lejos de su familia.

Fui hacia él y me miro.

—Mamá ¿ya ponto viene papá? —Preguntó, ¿Qué podía contestarle?

—Sí, ya pronto.

Comenzó a bajarse de la cama, algo que Edward le había enseñado a hacer.

—¿Dónde está mi Mcqueen?

—Amor aquí no están tus juguetes, pero te puedo prestar algo de la cocina para que vendas, vamos —le dije tomando su manita.

Lo llevé de nuevo a la recamara y lo puse sobre una cobija para que jugara.

Cuando volvió James traía una bolsa, era de un minisúper, traté de ver la dirección para poder ubicarme en caso de poder escapar e increíblemente era cerca de donde vivía con Victoria cuando estudiaba.

—Gracias James, voy a guardarlo todo en el refrigerador. Estaba pensando que Ethan va a sentirse con ganas de jugar y no hay ningún tipo de juego, le presté algunas cosas de la cocina, pero sería mejor si tuviera algunos autos de juguete. Podría ir por ellos a casa de Edward. —Casi rogaba que dijera que sí.

—No, mañana le compraremos lo que haga falta, pero no vas a volver ahí, mañana saldré a comprarles ropa y esas cosas que necesitan. —Lo sabía, no sería tan fácil, ahora lo de la consulta. No tenía consulta programada pero estaba segura que a estas alturas Carmen ya sabría el problema.

—Está bien ¿quieres que te haga una lista o vamos a ir juntos?

—No quiero que salgan todavía, así que hazme una lista.

—Tengo una duda mas, en un par de días tengo consulta con la doctora, por lo del bebé ¿voy a ir o la cancelo? —Si me prestaba el teléfono mandaría un mensaje con la dirección de la tienda

—No lo sé, vamos poco a poco. No me hagas enojar. —Cuando dijo esto no pude evitar sentir miedo.

—No, no quiero hacerte enojar. —Le contesté rápidamente —Una duda más. —Tenía que decírselo, estaba aterrada con esta posibilidad— ¿Puedo dormir sola? Es que me resultaría algo extraño.

El se acercó y me rodeó con sus brazos, comencé a temblar —Tranquila, no voy a obligarte a hacer nada, —Coquito se movió— ¿Eso que sentí es nuestro bebé? — ¡Dios! Escucharlo decir nuestro bebé casi me hace gritarle que era mío y de Edward, solo de nosotros. Pero recordé que debía ganarme su confianza

—Si —Respondí en un susurro.

—Se siente genial. Ya me puedo imaginar a nuestro nuevo bebé, será como cuando tuviste a Ethan, ya verás lo felices que vamos a ser.

Necesitaba alejarlo así que le pedí a James que trajera a Ethan para poder comer juntos, confiaba que no le hiciera daño. Hasta que recordé que llamaba y llamaba a Edward.

— Sí, seremos felices, pero no te enojes si Ethan quiere a Edward, es que esta muy acostumbrado a él, solo tiene que acostumbrarse a ti.

—Lo sé, no debí dejarte, debí llevarte conmigo. Ahora lo sé, pero en ese momento las drogas no me hacían bien.

—¿Quieres cenar? —Cambié el tema.

—Cenemos juntos. Voy por Ethan.

La cena fue tensa, muy tensa. Solo Ethan en su inocencia le contaba cosas de sus abuelos, de sus coches, de su tío Memet, de cómo arreglaba los coches.

Nos fuimos a dormir, yo seguía con la misma ropa al igual que Ethan y así nos dormimos.

Los días pasaban y hacia mi mayor esfuerzo por no desesperar, por seguir adelante, Ethan estaba desesperado preguntaba por Edward, le di el teléfono móvil para que viera las fotos y hacia como que lo llamara.

Con los juegos del Ipad y unos autos que James le había comprado intentaba entretenerlo pero seguía preguntando por Edward.

James se veía más confiado en mí, pero aun así me dijo que no iría a la cita con Carmen, que ya en Texas buscaríamos otra doctora.

Ese día lo había tensado demasiado y estaba algo irritable. De pronto dijo que él e Ethan irían a pasear, quería negarme pero no pude.

Cuando por fin llegaron Ethan corrió hacia mí y me dijo algo de una pelota, en ese momento tocaron la puerta. James me mandó a la recamara con Ethan. Escuché voces, abrí un poco la puerta pero no distinguía qué decían, solo que discutían, pensé que podía ser alguno de los compañeros de James y decidí cerrar la puerta con seguro.

Unos toques en la puerta y la voz de James me hicieron abrirle.

—Era tu querida mamá, pero ya se fue. Voy a salir por algo que me quite los nervios, recoge todo nos vamos en la madrugada, si ella nos encontró pueden encontrarnos otros. No dejes nada.

Salió azotando la puerta y eso asustó a Ethan, diablos Renée ¿Qué diablos quería? ¿Hacernos daño? Por primera vez rogué que mi madre hiciera algo por mi y avisara dónde estábamos.

Consolé a Ethan y después de un rato de estar llorando por su papá por fin se durmió, me sentía cansada y harta. Necesitaba tranquilizarme. James me había dicho que ese día nos íbamos y me daba miedo. Si nos íbamos menos oportunidad tendría de poder escapar.

Salí a la cocina a recoger las cosas de Ethan, no podía dejar nada, apenas se acostumbraba a algo. Y eso me dio una idea, tal vez la próxima persona fuera materialista. Podía dejar un recado pidiendo que le avisaran a Edward Cullen y que a cambio recibirían una gran recompensa. Comencé a buscar papel, lápiz algo con que escribir.

Escuché que abrían la puerta, James había tardado muy poco. Pero no era James era mi madre, pensé que nos iba a rescatar, al menos dejarnos ir.

—Miren nada más, si aquí está escondida la mujerzuela que todo mundo busca.

No le contesté y por primera vez rogué que James regresara rápido. Tenía una pistola en la mano.

—Vine a despedirme de ti, va a ser muy triste cuando Edward se entere de que ese James te mató a ti y al pequeño. Pobrecito va a sufrir mucho, pero no te preocupes yo voy a consolarlo. Él necesita una mujer de verdad.

¡Estaba loca! Esta mujer está loca de remate, necesitaba que alguien me ayudara. James. Casi rogaba que James llegara rápido.

—¿No vas a contestarme? tan tontita, tan parecida a tu padre. El también va a sufrir mucho, eso me hará tan feliz. Destruiste mis planes, mi vida. Pero ahora voy a hacer lo que tenía que hacer. Híncate —Algo en mi se reveló.

—No, déjanos en paz, yo no deshice nada. ¡Lárgate!

—¡Miren, la niña se hace la valiente! hace unos meses todavía te quedabas calladita. ¡Dije híncate! —Empujó el cañón de la pistola en mi estomago— Imagínate que mato al bebé, al mayor y luego a ti te dejo invalida, sería un buen castigo.

En ese momento su risa me recordó a Victoria, me aterré.

—Vamos Bellita que no tengo todo el día, todavía necesito matar a un par más.

—Por favor no le hagas daño a mis hijos, puedo irme lejos. No volveré a meterme en tu vida, solo déjame irme con mis hijos por favor.

Mis lágrimas ya mojaban el piso

—Déjame ir, puedes quedarte con Edward, solo déjame ir.

La puerta se abrió y pasaron tres cosas en un segundo, James entró, las sirenas sonaron y yo aproveché la distracción de Renée y la empujé alejándola de mi.

Escuché un disparo y luego James se acerco a mí.

—Bella —dijo cuando otro disparo se escuchó, Renée le había disparado, James tomó mi mano y habló en voz baja —¿Dónde está Ethan?

—Dormido en la recamara.

—Ve por él, en el closet hay una salida, búscala y escapa, afuera esta la policía. ¡Ahora vete, corre con Ethan! —Me gritó al final.

Lo miré y disparó de nuevo a Renée. James apretó un poco mi mano que seguía sujetándole y me dijo

—Gracias Bella por darme un hijo tan maravilloso, se que será un buen niño porque tu eres una muy buena madre, gracias por regalarme algo tan hermoso. Se feliz, aunque ya no podremos estar juntos. Ahora vete, ella solo esta herida. ¡Vete! — me soltó y me empujó, esta vez no perdí tiempo y corrí a la recamara. Escuché varios disparos mas mientras buscaba como loca en el closet cómo salir, tenía a Ethan cargando y lloraba porque estaba asustado. Oí la puerta abrirse y seguía sin encontrar por dónde salir.

—Bella —escuché que me hablaban y apreté a Ethan contra mi pecho. Era James, no quería que Ethan viera eso. —Ya todo acabo, ya nadie va a hacerte daño.

Lo vi caer y sonreír un poco. Sin soltar la cara de Ethan salí corriendo, Renée estaba inmóvil en un charco de sangre, salí sin mirar atrás, Edward estaba detrás de unos policías y corrí hacia él. Tropecé con algo pero los policías me agarraron. Escuchar la voz de Edward y verlo me hizo tranquilizarme.

Los policías me decían algo de una ambulancia, Edward tomó a Ethan y yo simplemente no pude más y me desmayé.


Pues llego el final, espero les halla gustado, y sobre todo lo hallan disfrutado. Quiero darles un beso a cada persona que me lee pero como sería imposible les mando uno cibernetico.

 

Capítulo 30: Capitulo 27. Abordando el final. Capítulo 32: Capitulo 29. Final

 


 


 
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