Buenos días Mr. Cullen ©

Autor: vickoteamEC
Género: General
Fecha Creación: 12/10/2010
Fecha Actualización: 27/01/2013
Finalizado: SI
Votos: 35
Comentarios: 81
Visitas: 114585
Capítulos: 32

T E R M I N A D O

Un pequeño accidente desencadenará toda una historia.

¿Hasta dónde serías capaz de llegar por defender lo que quieres, sin romper las reglas ? ¿Qué harías si lo prohibido es tu única opción? ¿Gana la razón al corazón?

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Los personajes, algunos escenarios y situaciones son propiedad de Stephenie Meyer. Sólo la trama es de mi creación.

 

 

 

Protegida con derechos de autor por safe creative.

 

 

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Capítulo 23: *ESPECIAL* Outtake 1

¿Creyeron qué se me había pasado?

jeje ... pues nop!

xD

Gracias por leer la historia!!

espero sus votitos y comentarios

Lo más pronto que pueda la sig. actualización!!

Mil besos de bombón

^_^

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*A N I V E R S A R I O*

 

Bella POV

“Viernes 16 de abril” pensaba una y otra vez. Tenía mil ideas, mil maneras, ninguna me había convencido y aquí estaba, con la fecha encima y sin saber qué hacer. Tenía varias rutas de escape, pero todas seguían sin convencerme.

Estaba en mi casa esperando a que las chicas llegaran al rescate. No tenía ni idea de qué podía estar tramando Edward, no me preocupaba, sería espectacular igual que siempre. Lo importante era yo y mis complicadas no-decisiones.  Estaba sentada en el piso pensando qué iba a hacer cuando el timbre sonó impaciente.

-¡Ya voy!- abrí y frente a mí estaban tres sonrisas inquisidoras –Hola chicas-

-¡Hola!- contestaron al unísono y muy contentas.

Cuando la puerta se cerró la tortura de Alice comenzó. El plan que ellas tenían maquinado parecía bueno, pero no terminaba de convencerme. Entre las tres tomaron decisiones mientras la duende hacía lo suyo con el maquillaje, varios productos y el cabello; después de algunas horas terminó. Me miré en el espejo por enésima vez e inspeccioné cada detalle, todo parecía perfecto, pero no terminaba de convencerme ¿y si no le gustaba a Edward?

-Ya deja de escudriñarte y termina de ponerte el vestido- me regañó Rose.

-Es que…-

-¡Nada! Ponte el vestido y calla- dijo Alice tendiéndome la prenda.

-Bella, te juro que si fuera hombre ya habría enloquecido- dijo Tanya tomándome por los hombros y viéndome a través del espejo –te vez… espectacular-

-Es verdad- dijeron Alice y Rose.

-Está bien- dije agachando un poco la cabeza y sonrojándome un poco. Las chicas me ayudaron a acomodar la tela del vestido y sujetaron las cintas que lo mantenían en su lugar.

Era color azul cielo, hasta el piso, con el escote en v pero no muy profundo, con tirantes anchos, de una tela fresca y caída, las cintas formaban un moño al frente y era tan largo que cubría por completo los zapatos de tacón negros y puntiagudos.

-Recuerda que tienes que soltar ésta- dijo Alice poniendo mi mano en el lugar de la horquilla.

-Ok- el timbre sonó. Ellas dieron brincos de emoción y yo tragué en seco.

Bajamos en formación perfecta. Tanya corrió a abrir y una gran sombra apareció en la puerta.

-Señorita, Bella Swan- dijo Emmett haciendo una reverencia. Traía puesto un traje obscuro y una corbata de corazones de colores –seré su chofer esta noche-

-¡No seas payaso!- le dijo Tanya y le dio un manotazo. Todas nos echamos a reír.

-Gracias, Em- dije sinceramente.

-¡Cuñadita!- corrió y me levantó –Estás bien bonita- dijo emocionado mientras me daba vueltas.

-¡Déjala la vas a romper, bruto!- gritó Alice. Emmett me bajó.

-Adiós, chicas- dije entre risas.

-Suerte- dijeron al mismo tiempo. Em me tendió su brazo y me guió hasta la puerta trasera del volvo de Edward.

-Quiero ir enfrente- dije volteándolo a ver.

-Mi jefe me dio instrucciones muy precisas de que…- dijo muy profesional.

-Haré que tu jefe te despida si no me haces caso- interrumpí.

-Lo que usted diga, señorita- dijo con pánico sobreactuado y me subió enfrente.

Durante todo el camino intenté “sacarle la sopa” pero no logré que me dijera nada. Me llevó por un camino que casi no recordaba pero me pareció familiar. Nos bajamos en un pequeño espacio entre el bosque, la camioneta de Emmett estaba ahí. Me llevó por un buen tramo de bosque, luego vimos unas pequeñas lucecitas.

-Debe continuar sola, madame- dijo haciendo una reverencia.

-Supongo que le debo sus honorarios.

-No se preocupe, milady.

-Gracias- dije abrazándolo. Me levantó levemente, se despidió y se fue.

Caminé por el lindo camino de velas, terminaban en una espesa maleza, me abrí camino y me encontré con algo espectacular. Estaba en el claro al que Edward me había traído varias veces, sólo que ésta vez habíamos tomado un camino alternativo. Había faroles de papel por doquier. Al centro estaban: un gran farol rojo en forma de corazón, una mesita con dos copas y una botella de vino y lo más importante, Edward. Traía puesto un pantalón negro, una camiseta debajo de la camisa desabotonada, su cabello alborotado le daba un toque encantador y sexy.

-Hola- dije con mi tonta sonrisa tatuada al rostro.

-Hola, hermosa- dijo sonriendo de manera deslumbrante -¿Brindamos?- dijo descorchando la botella. Me acerqué a él, me tendió una copa y se sirvió la suya.

-Por la felicidad- dije alzando la mía.

-Por ti- dijo él. Chocamos las copas y le dimos un sorbo al vino.

-Llegaste justo a tiempo- dijo contento.

-¿A tiempo para qué?

-Para media noche.

-¿En serio?

-Sí- miró su reloj y alzó las cejas –Wow-

-¿Qué?- pregunté curiosa.

-6-5-4-3-2-1…… ¡Feliz aniversario!- dijo dándome un caluroso abrazo para después fundirnos en un beso.

-Ven- me tendió la mano y yo se la di gustosa. Me mostró el gran corazón, por un lado decía “Te amo” y del otro “Ed y Bells”. Estaba suspendido por un pequeño hilo, lo soltamos y juntos vimos cómo se elevó.

-Qué bonito- dije emocionada. El rió y me dio un beso en la frente.

-Los chicos vendrán a soltar los demás. Pero nosotros ya nos vamos- asentí un poco nerviosa y nos fuimos del claro.

Edward me llevó a la cabaña. Cuando entramos encendió el estéreo de la sala y la canción que había hecho para mí sonó. En la mesita de centro había un enorme arreglo de flores y al centro un montón de flores blancas formaban un curioso y lindo perrito.

-Aww, que lindo ¡Gracias!- dije colgándome de su cuello y llenándolo de besos.

-Sé que quieres un perrito, pero no puedes por la alergia de Mary. Así que…- sonreí y prácticamente me lo comí a besos. El perrito de flores era genial, había sido un detalle hermoso.

Nuestro beso fue subiendo de tono, él comenzó a encaminarnos a la habitación. Cuando abrió la puerta se separó para que pudiera ver lo que había: al centro de la cama estaba un lindo decorado con sábanas formando un corazón y en medio tenía pétalos de rosa.

-¿Edward?- pregunté con la voz un poco temblorosa. Tomé su mano y la llevé al moño de mi vestido -Abre tu regalo- dije sonrojada. El alzó una ceja incrédulo, asentí y apreté los ojos cuando sentí que hacía lo que le había pedido.

La tela azul se deslizó con una tortuosa lentitud a través de mi piel, cada segundo que continuaba por su camino me estremecía y entre más quedaba al descubierto, me sentía más nerviosa. Cuando por fin cayó al suelo esperé un momento, abrí los ojos, agaché la vista, moví mis pies fuera de la trampa que era el vestido en el suelo y solté la horquilla de mi cabello; una cascada ondulada y rebelde cayó sobre mis hombros. Lentamente alcé la vista. Edward estaba sentado en la cama, con los ojos casi saliendo de sus cuencas y la mandíbula desencajada.

-¿Qué?- pregunté con pánico.

-¡WOW!- dijo apenas con aliento. Cuando su vista conectó con la mía supe que estaba más que encantado. Tenía esa mirada obscura que sólo hacía cuando estábamos juntos. Una sonrisa triunfal escapó de mis labios y la seguridad regresó.

-¿Te gusta?- él no contestó, seguía embobado viéndome -¿Edward?- me vio a la cara, me dio risa su apariencia, poco le faltaba para babear.

-¿Eh?- preguntó distraído.

-Que si te gusta.

-Ajá- dijo asintiendo mecánicamente. Me acerqué lentamente a él. Cuando estuve enfrente se abalanzó sobre mí y me hizo caer sobre la cama.

-Me encanta- dijo y después me devoró la boca –Gracias por el regalo, me encanta- reí y comenzamos con nuestra interminable lucha debajo de las sábanas.

 

Edward POV

Y aquí estábamos, una vez más, envueltos en éxtasis puro y total. No había mejor adicción que ella. Creo haber enloquecido, pero ¿quién no? Al principio me extrañó un poco su actitud, pero cuando me pidió que deshiciera el moño de su vestido sentí emoción igual que cuando era niño y me daban un regalo que yo sabía que al terminar con la envoltura lo de adentro era genial. Y así fue.

Bella tenía un conjunto de lencería muy lindo con encajes y varios moñitos: un corsé negro, con cintas blancas al frente con un moño al final, en la parte inferior tenía liguero; usaba unas medias negras, que estaba seguro no habían sobrevivido, de seguro terminaron rotas de algún lado; también tenía puestos unos sexys tacones de charol negro. Luego el detalle del cabello… esa melena rebelde la hacía lucir muy gutural. Se veía endemoniadamente espectacular, provocativa y sexy. Me cegó al instante.

La noción del tiempo parecía no importar, verla así: entregada, amorosa, delicada, dulce pero a la vez atrevida; me hacía desfallecer de amor una y otra vez. Nunca había tenido un primer aniversario, pero este fue excelente y dudo que cualquier otro lo superara. Sólo nosotros sabíamos cómo, cuándo y dónde hacer que rogáramos que el tiempo se detuviese y nos dejara encapsulados en nuestro amor.

Los rastros del amanecer nos indicaron que era suficiente y que debíamos dormir un poco. Esperé a que Bella se quedara dormida para verla por un rato, era encantadora. No me cansaba de ella, hoy más que nunca estaba seguro de que ella era la única dueña de la reliquia que guardaba con tanto celo en un rincón de mi habitación: el anillo de compromiso Cullen.

Era tan especial que no sabía cómo ni cuándo dárselo. Bella merecía mi mejor plan. Por ahora me dejaría envolver en sueños con ella, mientras dormíamos exhaustos en la habitación de nuestra cabaña.

Capítulo 22: SUSPENSO Capítulo 24: INCREÍBLE DOLOR

 
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