Buenos días Mr. Cullen ©

Autor: vickoteamEC
Género: General
Fecha Creación: 12/10/2010
Fecha Actualización: 27/01/2013
Finalizado: SI
Votos: 35
Comentarios: 81
Visitas: 114593
Capítulos: 32

T E R M I N A D O

Un pequeño accidente desencadenará toda una historia.

¿Hasta dónde serías capaz de llegar por defender lo que quieres, sin romper las reglas ? ¿Qué harías si lo prohibido es tu única opción? ¿Gana la razón al corazón?

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Los personajes, algunos escenarios y situaciones son propiedad de Stephenie Meyer. Sólo la trama es de mi creación.

 

 

 

Protegida con derechos de autor por safe creative.

 

 

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Capítulo 17: VIAJES

 

HOLAAA !!!

Aquí les dejo su regalito de navidad ^.^  ...... es un detallito para tod@s ustedes con mucho cariño. Espero que lo disfruten.

Les deseo lo mejor del mundo, mucho amor, felicidad, éxito, salud y ¿Porqué no? riqueza jejeje.

Espero que disfruten estas fiestas al máximo en compañía de sus seres queridos y que todos sus sueños se hagan realidad.

Mil gracias por su apoyo, comentarios, votos, favoritos, etc, etc,. pero sobre todo gracias por el tiempo que se toman en leer esto y estar al pendiente de la historia.

Se les aprecia MUCHO a tod@s !!!

 

Les aviso que trataré de actualizar antes de año nuevo. Peeeero no prometo nada Oki?

^^

De nuevo gracias.

Mil besos de bombón.

twitter: @marie198032

 

****

 

EDWARD POV

Hacía poco más de quince días que estaba en casa de mis abuelos. Ellos vivían en un pequeño pueblo de Suffolk llamado Dunwich,  al este de Inglaterra. El lugar siempre me había parecido hermoso, la playa era exquisita, el clima agradable (para mi gusto), los paisajes muy pintorescos y lo más importante…, que mis abuelos estaban ahí.

Mientras estudié la universidad mi abuelo vivió conmigo una temporada. Ellos siempre trataban de mantenerse unidos, a pesar de los negocios de mi abuelo. Su residencia permanente era esta, nada comparado con la magnificencia de sus otras casas. El lugar transmitía calma y calor de hogar.

Me sentía muy a gusto ahí. Para mi mala suerte, desde que llegué había un problema general con la compañía de teléfonos y no llevaba mi celular; por lo tanto, no me había comunicado a Forks. Sólo había avisado a mis padres que ya había llegado y que estaba bien en el aeropuerto de Londres. 

Quería hablar con Bella y escuchar su hermosa voz; pero hasta ese momento no había sido posible.

Mi abuela estaba delicada de salud y yo me encargaba de cuidarla. Me preocupaba mucho su estado, quería que estuviera bien. La quería mucho y no me gustaría que le pasara algo malo. Mi abuela era una persona muy dulce, siempre confié en ella. Le conté todo con respecto a Bella y le pedí que me aconsejara.

—Oh, cariño. No sufras por tonterías. El que ella sea más joven que tú o que sea tu alumna no tiene nada que ver.

—Abue, sé lo que siento. Pero no la obligaré a nada. Si ella no está segura, pues…, me alejaré.

—Eso me parece bien. Aunque algo testarudo— dijo sonriéndome—. Hijo, creo que lo primero que deberías hacer es dejar de lastimarla.

— ¿Qué? Yo jamás haría algo que lastimara a Bella— contesté sorprendido por su afirmación.

—Pero lo haces. Tu actitud lastima a Bella. No debiste reaccionar así cuando te pidió un poco de  tiempo. Si en verdad la quieres vas a cambiar eso de ti, además de tus celos.

—Sí, abuela— contesté cómo si me estuviera regañando y agaché la mirada.

—Edward, deberás aprender a controlarte. Si sigues así sólo conseguirás perderla.

—Tienes razón, abuela. Pero… ¿qué hago ahora?

—Ve con ella.

— ¿Qué? No puedo dejarte ahora…

— ¡Hay, mi niño! Yo estoy bien. Ve y arregla tus asuntos con ella. Aprovecha que tu abuelo va para allá unos días. Después, si quieres, regresa con él— dijo acariciando mi mejilla. Mi abuela era como una sabia para mí, siempre encontraba una solución para todo.

Salí de la sala corriendo y fui a mi habitación. Tomé sólo lo más necesario y lo eché en una pequeña maleta; mi abuelo saldría en minutos y si no me apresuraba tendría que ir solo. Por suerte lo alcancé en la entrada.

Me despedí de mi abuela, mandó saludos a todos y nos fuimos a Londres para tomar un avión a Los Ángeles; de ahí yo iría en otro vuelo a Seattle, después llamaría a alguien para que fuera por mí y me llevara a Forks. Mi abuelo consiguió que me dieran un asiento al lado del suyo.

Antes de que despegara el avión, mi abuelo y yo nos pusimos de acuerdo en cómo íbamos a regresar. Él quería ver a mi familia, además quería conocer a mi novia; por lo que acordamos que él pasaría por mí después de que terminara sus negocios en L.A.

La mayor parte del viaje estuve pensando en Bella, en cómo me acercaría a ella y qué le diría al verla. Al final decidí que dejaría que las cosas fluyeran y tomaran su rumbo.

A pesar de sentirme muy cansado por el viaje, lo primero que haría era ir a buscarla. Llamé a Tanya y le conté mi plan; inmediatamente aceptó y fue por mí a Seattle.

—Gracias, Tanya— dije cuando me subí a su nuevo coche.

—De nada, bobo. Para eso estamos, ¿no?

— ¿A dónde la llevarás entonces?— pregunté curioso, tratando de trazar un plan para reencontrarme con mi Bella.

—A ninguna parte, tú irás por ella. Si mal no recuerdo hoy es el baile de verano y Alice la obligará a ir.

— ¿Quieres que me presente en la fiesta?

—Puedes verla antes o después. Tú decide, sólo te voy a dejar en tu casa y punto. Yo tengo una cita.

— ¿Una cita?

—Después te cuento.

—Okey—  yo le había enseñado a conducir, por lo que llegamos muy rápido a mi casa.

—Hasta luego— dije mientras salía del auto.

—Nos vemos. No lo eches a perder— sentenció con una mirada de advertencia.

Mis padres no estaban en casa y al parecer Emmett tampoco. Me di una ducha rápida, cambié mi ropa y salí a casa de los Brandon.

No tuve el valor de bajarme y tocar la puerta; me estacioné varias casas después. Observé un momento y nada. Casi una hora después llegó el auto de Rose, Jasper se bajó y el auto se fue. Poco después él y Alice salieron tomados de la mano; pensé que esa era mi oportunidad, cuando ellos se fueran iría por Bella. Vi que Mary y John salían a despedirlos.

—Demonios— dije por lo bajo. Ella no se quedaría sola, me encontraba sumamente nervioso y con ellos merodeando por algún lugar de la casa me sería un poco más difícil hablar en privado con Bella.

Vi cómo Alice se detenía y volteaba para atrás, lucía impaciente. Mary y John miraban hacia adentro de la casa y de repente apareció mi Bella; iba mucho más informal que los chicos, usaba una blusa y jeans. Evidentemente Alice la obligaba a ir.

Todos subieron al auto de Alice y se fueron; encendí el motor y los seguí. Llegaron a un terreno, propiedad del director. Afuera había una enorme lona que indicaba que ahí era el baile. Esperé a que entraran para salir del coche.

Adentro había mucha gente, puros alumnos. Nunca me había mostrado tan casual: jeans, camiseta y tennis; así que me fue fácil mezclarme entre ellos sin que me reconocieran, nadie había puesto atención a mi presencia. Los chicos fueron a la mesa de bocadillos con Bella detrás de ellos. Platicaron un rato, luego Alice insistió en algo mientras Bella no se cansaba de negar con la cabeza; estaba casi seguro que le rogaba para que bailara con ellos. Bella se quedó ahí y los chicos se adentraron en la pista.

Me puse a ver a los demás, unos cuántos platicaban, la mayoría bailaba y sonreía; menos mi Bella. Volteé de nuevo a la mesa y ¡ya no estaba!

—Edward, cálmate, debe andar por ahí. No se ha ido— me dije a mí mismo mentalmente.

Caminé un poco entre la gente sin encontrarla. Llevaba más de quince minutos dando vueltas, comenzaba a desesperarme. No sé ni si quiera cómo, pero miré hacia una pequeña mesita al fondo, un poco alejada de lo demás; Bella estaba a un lado con un vaso de ponche en sus manos. Mi posición le impedía verme, más decidido que nunca, me acerqué.

—Buenas noches— dije muy cerca de su oído. Me alejé, esperé a que volteara y dijera algo.

Pensé que no me había escuchado e iba a acercarme de nuevo cuando comenzó a darse vuelta lentamente.

—Edward— susurró. Me miraba cómo si no creyera lo que estaba viendo, luego miró hacia todas partes un poco asustada—. Mr. Cullen, ¿qué hace aquí?— dijo aclarando su voz. Sonreí cómo estúpido al perderme en sus bellos ojos chocolate.

—Bella, nadie nos está viendo— ella sonrió y desvió la mirada con ese sonrojo que me encantaba—. ¿Ese es el recibimiento que me das?— dije ganándome una hermosa sonrisa de ella.

Se acercó un poco titubeante, hasta que finalmente me envolvió en un cálido abrazo; la apreté contra mí y aspiré el dulce aroma de su cabello. Nos separamos, duramos mucho tiempo sólo viéndonos y sonriendo; pudieron pasara horas mientras nosotros seguíamos sumergidos en nuestra burbuja.

—Ammm… ¿quieres tomar algo?— dijo rompiendo el hielo.

—Lo mismo que tú, por favor.

Estuvimos mucho rato platicando de lo que habíamos hecho los días que yo estuve fuera, claro, omitimos la parte de los sentimientos. Quería gritarle que la quería, que quería que todo fuera cómo antes y que la había extrañado como loco; pero no era el lugar ni el momento. Tampoco encontraba las palabras correctas para decirlo, por primera vez después de mucho tiempo estaba nervioso; se sentía extraño, porque siempre era muy decidido y sabía qué hacer.

 —Bella…— dije tomando una decisión.

— ¿Sí?

—Necesitamos hablar— vi en su mirada un poco de temor. Asintió y salimos del lugar.

— ¿A dónde vamos?— dije después que encendí el coche.

—A mi casa. En la de Alice están sus papás— Bella le mandó un mensaje de texto a Alice para avisarle que se quedaría en su casa.

Para mitigar el silencio puse música, el camino perdió importancia. Cuando llegamos nos sentamos en la sala, no sabía cómo empezar, mi corazón latía a mil por hora.

—Quiero decirte…— dijimos al mismo tiempo.

—Empieza tú— dije

—No, mejor tú— sonreí y me preparé para hablar. Ella me miraba con atención, di un largo suspiro.

—Bella, voy a comenzar con serte sincero. Si regresé, fue por ti. Quiero que definamos bien qué va a pasar con nosotros y que a partir de ahí tomemos una decisión.

— ¿Qué quieres que pase?— preguntó curiosa.

— ¿Tú, qué quieres que pase?— me vio por un momento y luego desvió la mirada.

—Bella, sé que si continuamos así seguiremos yendo contra las reglas. Primero cómo mi alumna y luego… por tu edad. Aún no tienes ni diecisiete y yo tengo veintidós— ella bajó la mirada triste y me odié por eso—. Bella, no deberíamos seguir con esto.

—Tienes razón— dijo cabizbaja y sin mirarme.

—No debería…, pero no puedo. Estos días en Inglaterra fueron… muy pesados y eternos. Me di cuenta que…

—Edward, no sigas— pidió con voz torturada, sin levantar la vista.

—Bella, me di cuenta de que no quiero…, no puedo estar sin ti— tomé sus manos y ella me miró con los ojos llenos de lágrimas—. No me importa lo que debería de ser, ni lo que es mejor. No sé si vamos muy rápido, o muy lento. Sólo sé que quiero estar a tu lado. Estar alejado de todo me hizo pensar y lo único que tenía en la cabeza eras tú— ella apretó levemente mi mano.

—Edward… el día que te fuiste fui a buscarte para pedirte que regresáramos. Pero cuando llegué a tu casa…, Esme me dijo que te habías ido. Pensé que ya no regresarías y que todo había acabado…, que ya no me querías— confesó mientras una lágrima caía por su mejilla.

—Bella, ¿cómo pudiste pensar que ya no te quería? Si yo te amo— la traje a mi pecho y la abracé con fuerza. La había extrañado mucho y a partir de ese momento, ya que sabía que también me quería, no la dejaría ir tan fácilmente—. Bella, ¿quieres ser mi novia?— me soltó y me miró con una enorme sonrisa.

— ¿Otra vez?— asentí y ella se lanzó a mis brazos de nuevo—. Sí, sí quiero— sonreí y la besé.

Era un beso intenso, en el que no le di tregua. Había estado mucho tiempo sin ella y quería que sintiera todo mi amor. De repente escuchamos un trueno, Bella brincó y dio un grito.

—Aquí estoy, amor— dije pasando mi mano por su espalda.

Estaba muy cansado por el viaje. Fuimos a su habitación, estaba a punto de caer una tormenta por lo que me quedé en su habitación. Yo estaba recargado en el cabecero con Bella sobre mi pecho. Amaba tenerla entre mis brazos. Me puse a platicar con ella para que olvidara que afuera estaba por caer una tormenta.

— ¿Por qué no me llamaste ni una sola vez?— dijo con reproche.

—Hay un problema con las líneas telefónicas del pueblo, cuando me vine estaban por solucionarlo.

—Ah.

—Tengo algo para ti— dije mientras metía la mano en el bolsillo de mi pantalón. Se incorporó un poco y me vio curiosa.

— ¿Qué es?— preguntó emocionada.

Tomé la cadena del broche, dejándola colgar para que la observara a la tenue luz de la lámpara del buró. Era un relicario dorado que me había regalado mi abuela; una reliquia familiar. Al centro tenía  una piedra de turmalina negra en forma de corazón y alrededor pequeños diamantes. Lo abrí para que viera la pequeña foto de nosotros que había puesto en el interior.

—Está hermoso— dijo tomándolo entre sus dedos. Sus ojitos brillaban de alegría—. Gracias— dijo dándome un abrazo.

La giré para ponérselo, se veía hermosa. Cuando cerré el broche dejé un beso en su cuello y ella se volteó para darme un beso en los labios.

Me acomodé para dormir con ella entre mis brazos. Caí en la inconsciencia cuando Bella comenzó a dibujar figuras con sus dedos sobre mi pecho.

Al otro día desperté sintiendo un vacío, Bella no estaba. Salí del cuarto y percibí el aroma a comida. Fui al baño y después a la cocina.

Cuando entré la sonrisa más bella me recibió, ella tenía casi todo listo. Desayunamos juntos y luego fuimos a mi casa, nadie sabía que estaba en Forks, a excepción de Tanya.

***

Tenía más de una semana en Forks. Había disfrutado al máximo mi tiempo con Bella. Salíamos de compras con Alice y Jasper casi a diario, y los demás nos acompañaban cuando sus trabajos se lo permitían.

La separación había hecho que mi relación con Bella se reforzara más. Me atrevería a decir que éramos la pareja ideal. Como me lo había dicho mi abuela, estaba cambiando mi actitud por ella; cada vez controlaba más mis celos.

Era sábado y regresábamos de la heladería del pueblo. Estaba jugando con Bella mientras intentaba abrir la puerta de mi casa, entramos haciendo mucho ruido con nuestras risas, se hizo un extraño silencio y volteamos a ver qué ocurría. Mi abuelo estaba sentado al centro de la sala; papá, mamá y Emmett estaban parados a su alrededor. Tenía un sentimiento encontrado de tristeza y alegría por verlo ahí. Anthony venía por mí.

—Hijo, ¿no me das un abrazo?— dijo poniéndose de pie y abriendo los brazos.

—Claro— fui hacia él y le di el abrazo–. Hola, abuelo.

— ¿Cómo estás?— preguntó separándose de mí.

—De maravilla, ¿y tú?

—No me puedo quejar— contestó con una sonrisa—. ¿Quién viene contigo, Edward?— dijo viendo detrás de mí.

—Ven, mi amor— le dije a Bella atrayéndola con mi mano—. Te presento a mi abuelo. Abuelo ella es mi novia— dije con orgullo.

—Anthony Cullen— dijo estrechando su mano.

—Isabella Swan, mucho gusto— dijo mi princesa sonrojándose. Mis papás veían la escena con una enorme sonrisa.

— ¿No te parece que mi nuera es adorable, Anthony?— dijo Esme pasando un brazo por los hombros de Bella.

—Así es, Esme. ¿Cuándo conoceré a tu chica?— preguntó refiriéndose a Emmett.

—Más tarde— dijo él con orgullo.

Pasamos el resto del día en casa. Mi mamá organizó una gran cena improvisada en la que también estarían los padres de Alice y todos los chicos. Bella y mi abuelo se llevaron muy bien, cosa que me agradó. La cena de mamá fue estupenda, todos conocieron al abuelo Cullen y congeniaron muy bien con él.

Había una especie de fiesta, alguien puso música y algunos bailaban mientras otros platicaban o bebían algo. Yo estaba sentado con Bella en uno de los sillones.

—Amor…— dije mientras jugábamos con nuestras manos.

— ¿Mmm?

— ¿Recuerdas lo que te conté del estado de salud de mi abuela?

—Sí.

—Tengo que regresar a cuidarla— dije con cautela. Ella sonrió y acarició mi mejilla.

—Amor, eso es muy dulce. No hay problema, ve con ella.

—Pero no quiero irme, quiero estar contigo— ella sonrió y besé su mano cuando la pasó por mis labios–. Ven conmigo. El lugar es precioso, te va a gustar; podríamos ir a la playa y…

—Edward— dijo interrumpiéndome y volteé a verla–. Mis padres vendrán pronto y quiero estar aquí cuando eso pase.

— ¿Cuándo? Tal vez podrías ir unos días y después regresar…

—No fijaron fecha, sólo me avisaron. Lo siento, amor— sabía lo importante que era para ella y no lo echaría a perder por mi necedad—. Ve con ella, yo voy a estar aquí esperándote— dijo con su sonrisa angelical.

—Te amo, preciosa— me acerqué a ella para darle un beso. Apenas habíamos tocado nuestros labios cuando Emmett nos interrumpió.

— ¡Hey, suelta a campanita!

— ¡Emmett! ¡Déjalos en paz!— dijo Tanya un poco molesta.

— ¡Pero está besando a campanita!— dijo haciendo una pataleta como niño.

— ¿Y eso a ti qué te importa? Nadie te dice nada cuando estás con Rose.

— ¡Oye!— dijo Rose quejándose.

— ¡Pues sí! Controla al estúpido de tu marido— dijo Tanya con enfado.

—En primera no es mi marido y en segunda…— Rose se pensó un poco y luego volteó a ver a Emmett una enorme sonrisa–, la verdad sí eres un poco idiota. Pero sólo muy poquito— todos estallamos en risas. Emmett frunció el ceño y se cruzó de brazos. Rosalie intentó remediarlo rodeándolo por la cintura.

—No dijiste eso cuando…— ella le tapó la boca impidiendo que siguiera, ahora todos nos carcajeábamos.

Nunca imaginé que alguien pudiera ponerse más roja que Bella, parecía que Rose estaba a punto de estallar de lo ruborizada que estaba. Un poco más tarde todos  comenzaron a irse.

—Fue un gusto conocerte, Bella— dijo mi abuelo dándole un abrazo—. Espero que pronto puedas ir a visitarnos a Inglaterra.

—Ojalá, señor Cullen.

—Llámame Anthony o abuelo— ella asintió y fue a despedirse de mis papás.

— ¿Yo también puedo ir, abuelo?— dijo la Pixie colgándose de su cuello.

—Claro que sí, Alice.

—Hija, deja a Anthony en paz— reprendió su padre.

— ¿Por qué? Nunca tuve un abuelo y ahora Anthony es mi abuelo ¿Verdad que me adoptaste cómo nieta?— dijo ella batiendo las pestañas.

—Por supuesto. Vine a Forks a ver a dos nietos y me voy teniendo muchos— dijo con una gran sonrisa–. Esperaría verlos por allá también— dijo dirigiéndose a los Brandon.

—Sería un placer— respondió Mary.

Bella llegó de nuevo a mi lado y me abrazó.

—Regresaré lo más pronto que pueda—  prometí.

—Te amo— dijo con una sonrisa.

—Te amo— dije para después darle un beso. Todos se fueron y yo me fui directamente a dormir.

Al otro día desperté muy temprano, teníamos un largo viaje que hacer y entre más rápido terminara mejor. Alisté pocas cosas, cómo cuando llegué; mis padres me despidieron, al igual que mi hermano. Cuando estaba a punto de subir al coche vi el auto de Alice dando vuelta en la esquina. Bella se bajó y corrió hasta mis brazos. La recibí con gusto, pensé que no alcanzaría a llegar; ni siquiera había amanecido.

—Amor, ¿por qué lloras?— dije alzando su carita.

—Quisiera irme contigo pero…

—Shh. Ya sé. Voy a regresar en cuanto pueda y ya no me voy a ir. Aunque la invitación siempre estará abierta, ¿okey?— asintió y me dio una sonrisa triste—. Todavía no me voy y ya te echo de menos, mi vida— dije abrazándola muy fuerte.

—Yo también.

La miré y le di un beso intenso. La tomé de la cintura y la apreté contra mí; sus manos fueron a mi cuello profundizando nuestro beso de despedida. Nos separamos cuando nos hizo falta el aire, la abracé y pegué nuestras frentes. Nos quedamos un rato así, luego recordé el viaje y me separé de ella reticente.

—Te amo— susurré contra sus labios y le di un beso corto.

Subí al auto y le dije adiós con la mano. Cuando mi abuelo encendió el coche me quedé viendo por la ventana su hermosa figura. Ella me lanzó un beso y dibujó un te amo con los labios. Cuando ya no pude verla me acomodé en el asiento y suspiré ante el largo tramo que me faltaba recorrer para llegar a Londres.

Cuando estaba en mi asiento de avión, metí la mano a mi chaqueta y encontré una pequeña caja dorada. Adentro había una notita de Bella y un lindo dije en forma de llave.

 

“Cuídala, porque es la llave de mi corazón. Te esperaré con ansias.

Te amo.

B.”

 

No pude evitar sonreír como idiota todo el camino. Mi viaje de regreso a Forks había sido un éxito, me había reconciliado con Bella y ella esperaría por mí. Deseaba de todo corazón que mi abuela mejorara pronto para poder regresar al lado de mi hermosa novia y disfrutar de nuestro amor.

 

 

Capítulo 16: RUMBO INESPERADO Capítulo 18: MÁS DE UN MES SIN TI

 
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