Buenos días Mr. Cullen ©

Autor: vickoteamEC
Género: General
Fecha Creación: 12/10/2010
Fecha Actualización: 27/01/2013
Finalizado: SI
Votos: 35
Comentarios: 81
Visitas: 114604
Capítulos: 32

T E R M I N A D O

Un pequeño accidente desencadenará toda una historia.

¿Hasta dónde serías capaz de llegar por defender lo que quieres, sin romper las reglas ? ¿Qué harías si lo prohibido es tu única opción? ¿Gana la razón al corazón?

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Los personajes, algunos escenarios y situaciones son propiedad de Stephenie Meyer. Sólo la trama es de mi creación.

 

 

 

Protegida con derechos de autor por safe creative.

 

 

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Capítulo 18: MÁS DE UN MES SIN TI

 

HOLA !!! 

MIS DISCULPAS POR NO ACTUALIZAR TAN PRONTO CÓMO QUISIERA

FELIZ AÑO !!!!

MIL GRACIAS POR EL APOYO !

GRACIAS ... GRACIAS... !! ^^

ME REGALAN UN COMENTARIO PLISS ??

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BELLA POV

Cuando Edward se fue sentí que todo había acabado, su decisión fue el resultado de la mía…, y eso era lo único que tenía en mente. Duré unos días muy triste, Alice intentaba animarme con sus ocurrencias y me llevaba a todos lados intentando distraerme; aunque fingiera una sonrisa para ella, en el fondo seguía pensando en él: en lo que fue, en lo que hubiera sido y en lo que ya no sería jamás.

El día del baile de verano Alice me obligó a ir, lo único a lo que no me obligó fue a maquillarme y ponerme uno de sus vestidos. En el camino insistí lo más que pude para que dieran vuelta y me dejaran en casa. Como siempre, mi querida Pixie fue más testaruda que yo y terminé en medio de un montón de gente sonriente. Cuando llegamos casi me arrastra a la pista de baile, por suerte Jasper intervino y pude quedarme como hongo en un rincón.

Cuando di un sorbo al vaso de ponche que acababa de servirme, mi mente me jugó una mala pasada haciéndome recordar la dulce y melodiosa voz de Edward. Dudé que en realidad no lo hubiera escuchado y que fuera producto de mi imaginación. Me giré lentamente para corroborar mi teoría, entonces lo vi y su nombre escapó involuntariamente de mis labios. No daba crédito a que él estuviera ahí, a mi lado; lo abracé y disfruté de su mirada por un rato. Después platicamos un poco y me pidió que nos fuéramos.

Cuando llegamos a mi casa dijimos todo lo que teníamos dentro. Afortunadamente los dos queríamos continuar con la locura si importar lo demás. Debo confesar que hubo un momento en el que pensé que Edward me diría que quería terminar conmigo, pero todo terminó mejor de lo que esperaba. Tomamos la decisión correcta, accedí a ser su novia, nuevamente, y afrontaríamos lo que viniera juntos; tal y como debía ser.

Esa noche Edward me dio un hermoso relicario que era de su abuela. Adentro tenía una foto de nosotros. El detalle era fenomenal, debía pensar en algo para recompensarlo.

Edward y yo disfrutamos de nuestra compañía por más de una semana. Luego llegó el abuelo Anthony y se lo llevó para que cuidara de la abuela Cullen. Moría de ganas por irme con él, pero no podía, mis padres habían prometido viajar a Forks.

Fue un verdadero placer conocer a Anthony; era un abuelito muy dulce y cariñoso. Nos adoptó a todos como nietos y dejó abierta la invitación para que pasáramos a visitarlos algún día.

Cuando desperté el día que Edward se iba ya era casi hora de que comenzara su viaje, Alice me prestó su auto y prácticamente volé hasta su casa. Vi que estaba por marcharse, corrí hasta él con el corazón oprimido por la despedida y las lágrimas viajando por mis mejillas sin parar. Lo que más quería era estar con él y lo único que se me ocurrió para que no me olvidara fue darle un dije en forma de llave que tenía desde que era niña.

Edward se había ido hacía una semana. Ayer recibí su primera llamada, le hice prometer que lo haría a diario; era la única manera de mantenernos en contacto. El relicario que me dio era hermoso, nunca me lo quitaba. Un día John lo vio y quedó maravillado; dijo que era una pieza exquisita y me felicitó por ser la afortunada portadora de una joya tan valiosa. Al principio casi me da un infarto cuando descubrí que lo que llevaba colgado del cuello eran diamantes y piedras preciosas; Alice, Tanya y Rose me convencieron de que lo conservara. Además, Esme se puso feliz cuando vio que lo usaba.

Los días pasaban y no había noticias de mis papás. A veces me regañaba mentalmente por haber declinado la propuesta de Edward, debí haberme ido con él. Si lo hubiera hecho ahora estaría tranquila. Los chicos planearon sus vacaciones de verano, obviamente me incluyeron, pero estaba indecisa; tal vez no iría, prefería quedarme a esperar a mis padres.

Hoy era viernes y los chicos se encontraban haciendo las maletas para su viaje; al siguiente día se irían. Yo me quedaría con John y Mary a esperar a mis papás.

Me harían falta las tonterías de Emmett, los gritos de Alice, los regaños de Tanya y el alboroto de toda “la pandilla”; pero tenía mucho tiempo deseando esto. 

Ese mismo viernes a mediodía recibí una llamada de mis papás, no podrían venir. Al principio me entristecí, pero mi ánimo cambió cuando papá me dijo que había un boleto esperándome en el aeropuerto de Seattle. En cuanto colgué subí las escaleras corriendo y me puse a preparar mi equipaje.

— ¿Vas a ir con nosotros?— preguntó Alice cuando entró a mi habitación.

—No, Pixie. Iré con mis papás.

— ¿En serio?— dijo dando saltitos de emoción.

—Sí. Me esperan en Las Vegas.

— ¡Wow! ¿Quién lo diría? Mi ovejita en Las Vegas. Obviamente te divertirás. Me encantaría por der ir contigo— dijo con un puchero.

—Eso sería genial, Alice— dije comenzando a emocionarme. Ella me vio con reproche.

—Bella… ese viaje es para que pases tiempo con tus papis. No para que andes de fiesta en fiesta con nosotros—  asentí comprendiendo su punto de vista.

Ese día Esme organizó una parrillada en su casa para despedirnos, todos estaban ahí. Esme, Carlisle, Mary y John dieron una especie de sermón de despedida; Jacob dijo que iría a España de vacaciones familiares y se despidió de nosotros; Tanya casi confiesa quién era el misterioso chico con el que salía, después de mucho insistir no confesó y sólo dijo que iría a un crucero; Emmett, Jasper, Alice y Rose aún no tenían rumbo fijo, pero nos contaron un poco sobre las posibles rutas que tomarían; yo por mi parte les informé todo lo que pude de mi viaje a Las Vegas, ya que mis padres no me habían dicho mucho al respecto. Al final la parrillada se convirtió en pijamada; los adultos se fueron a tomar una copa al pueblo y nosotros hicimos un desastre de la casa. Me compadecía de Esme porque tendría que limpiar nuestro desorden.

Al otro día todos emprendimos nuestros viajes. Yo fui a Seattle y tomé mi vuelo; para mi sorpresa era un viaje privado, exclusivo para mí. De un tiempo acá mis padres habían hecho una pequeña fortuna que serviría para el futuro y para darnos algunos lujos, de los cuales jamás abusaba, no me gustaba alardear sobre eso.

Cuando llegué a Las Vegas un chofer estaba esperándome, al igual que un guardaespaldas y una mujer que me ayudaría en todo lo que ocupara, cuando se presentó dijo que se llamaba Kate.

Mi “asistente” me llevó a la suite de un lujoso hotel; era enorme, parecía penthouse, había varios dormitorios, dos baños, tenía sala, cocina y un pequeño comedor, además de una salita de entretenimiento con bar. Al principio pensé que los tres nos quedaríamos ahí, pero más tarde me enteré que todo eso era para mí sola. 

En cierto punto de la tarde Kate me recitó el itinerario completo de mis padres; estaba más que aburrida, sus instrucciones estrictas eran que yo no saliera de la habitación hasta que ellos llegaran.

Ya que tenía el resto de la tarde para mí, encerrada, decidí dedicarlo en mi imagen. Según lo que recordé de cuando Alice me tomaba cómo su ratón de laboratorio, me puse a experimentar conmigo. Me recogí el cabello en un intento de peinado del que caían ondas por todos lados, me maquillé muy natural, me puse un sencillo vestido azul obscuro y unas sandalias plateadas con un poco de tacón. Estaba dando una última ojeada a mi aspecto cuando tocaron la puerta, poco después Kate entró, vi por el espejo que estaba ocupada con unos documentos y caminaba agachada.

—Señorita Bella, sus padres me han dicho que…— levantó la vista y sonrió–. Wow, luce muy linda.

—Gracias— dije sonrojándome–. Por favor, háblame de tú. Me haces sentir cómo mamá— pedí sonriendo.

—Está bien señorita… Bella, Bella.

—Así está mejor ¿Qué me decías cuándo entraste?

—Oh, sí. Tus padres están esperándote en su habitación.

Sonreí abiertamente. Estaba muy entusiasmada por verlos, sentía una rara combinación de ansiedad, felicidad y nervios. Kate me llevó a la siguiente habitación, que se encontraba al dar vuelta a la izquierda por el mismo pasillo.

Nuestras habitaciones estaban en un lugar exclusivo del hotel, mis padres sí que disfrutaban de estar ahí.

Llegamos a la puerta, cuando Kate puso la mano en la perilla mi corazón comenzó a latir frenéticamente, abrió y me hizo el ademán de que pasara. Al principio dudé un poco, tendría que entrar en algún momento, por lo que me armé de valor, respiré profundamente y di un paso adentro. Era igual de grande que la mía, aunque ésta si estaba llena. Parecía oficina, había gente yendo de un lugar a otro; unos con papeles, otros atendiendo llamadas y unos más con una laptop.

Seguí caminando entre las personas hasta que llegué a la “sala de juegos”, era un lugar tranquilo y apartado del bullicio. Mamá estaba en un sillón escribiendo algo en su laptop, papá me daba la espalda mientras se servía un trago del mini bar.

—Hola— dije en una voz apenas audible. Mamá levantó la vista y papá se dio la vuelta.

— ¿Bella? ¿Es ésta mi pequeña Bella?— dijo papá.

—Hola, cielo— dijo mamá poniéndose de pie.

Di varios pasos titubeantes, mamá abrió los brazos y corrí hasta ella. No pude evitar soltar lágrimas de alegría. Me apreté más a mi mamá, comenzó a caminar hasta que se sentó de nuevo en el sillón, me acurrucó cómo cuando era niña y acarició mi espalda.

—Ya pequeña, ya estoy aquí— eso se oía tan bien que no podía creerlo.

—Y yo que pensé que mi bebé ya era toda una señorita. Pero veo que todavía tengo a una pequeña muppet — dijo papá recordando el apodo de cuando era niña y burlándose de mí.

—Charlie, deja a la niña en paz— reprendió mi madre.

—Es que… los he echado tanto de menos— dije entre sollozos.

—Nosotros también— dijo papá sentándose a un lado de nosotras.

Después de un largo momento de sentimentalismos vino la cena. Estábamos en la habitación de mis padres, con la orden de no ser molestados, cenando en familia, cómo hacía mucho que no pasaba. Era genial estar con ellos, me sorprendía fácilmente con sus pláticas y anécdotas; me sentía como una niña mientras ellos hablaban sobre sus asuntos; ellos me preguntaron sobre la escuela, mis amigos y los Brandon, obteniendo así más temas de conversación.

—Podrías decirle a Alice que venga, sería lindo verla ¿No crees, Charlie?— dijo mamá mientras servía vino en su copa.

—Claro, es una buena idea.

—Bella, ¿qué tal vas con los chicos? Quiero decir… ¿tienes novio?— preguntó mamá picándome las costillas.

—Por Dios, Reneé. Mi niña aún es muy pequeña para pensar en esas cosas.

—Pues…— un teléfono sonó cuando estaba por contestarles, interrumpiéndome magistralmente.

—Discúlpame, cielo— dijo mamá levantándose. Contestó su celular y poco después miró a papá—. Es el señor Ferrer— dijo ella tapando la bocina. Papá se levantó inmediatamente y fue a su lado.

Pusieron el altavoz y platicaron un buen rato con el tal señor Ferrer. Después mamá se acercó y acarició mi cabeza.

—Hija, lo siento mucho pero es muy importante que cerremos este trato. Debemos ir a San Francisco— dijo con pesar.

— ¡Pero, mamá…!

—Mañana en la noche estaremos de vuelta, cariño— dijo papá dándome un leve abrazo.

—Está bien— dije resignada. Sabía que por más que rogara no los haría cambiar de decisión.

Se disculparon y me fui de su habitación. Lo último que vi fue que ellos corrían de un lado a otro preparándose para el dichoso viaje.

No sabía si sentir tristeza o coraje; lo único que sabía era que estaba llorando sola, cómo una Magdalena en mi inmenso cuarto de hotel. Era en momentos como ese en los que añoraba estar junto a Edward. Extrañaba a los chicos, pero lo más seguro es que estuvieran más divertidos que yo.

Llegó la noche del día siguiente y mis padres no llegaron. Al otro día muy temprano me llamaron, dijeron que tendrían que quedarse unos días por “asuntos de negocios”.

Los días pasaron lentos y fastidiosos. Ya tenía cuatro días enteros sin salir del hotel, estaba sola y no me daban ganas de ir a ningún lado. Kate era muy amable e intentaba hacerme sentir bien y a lo máximo que accedí fue ir a visitar algunas tiendas del hotel.

Aún era temprano pero ya estaba decidida a meterme en la cama. Fui por un vaso de agua y escuché el tono de mi celular a lo lejos. Corrí al dormitorio que había adoptado como mío y me puse a buscarlo, no recordaba dónde lo había dejado. Estaba en mi bolso, ya había dejado de sonar y tenía dos llamadas perdidas de Alice. De inmediato le regresé la llamada, sonó muchas veces y estaba por colgar cuando contestaron.

— ¿Bella?— preguntó dudoso.

— ¿Jasper?

—Hola, ¿cómo está todo por allá? ¿Qué tal te va con tus papás?

—Ammm ¿bien? ¿Cómo están ustedes?

—Muy bien, gracias ¿y tú?

—Bien, Jasper. ¿Se divierten?

— ¡Uff! Sí mucho, a montones, no tienes una idea— algo en su tono no me convenció.

— ¿Dónde está Alice?

—A… ¿Alice? Emmm— hizo una pausa en la que sólo escuchaba sus “aaammm” “eeemmm”—. ¿Alice?

—Sí, Jasper. Alice… ¿Dónde está?

—Pues esta… ella…

— ¿Jasper?

—Ocupada. Sí, eso. Alice está ocupada, MUY ocupada.

— ¿Ocupada en qué?

—Pues… cosas. Son cosas de mujeres, Bella y…

— ¿¡Estás hablando con Bella!?— escuché gritar a la Pixie de lejos. Después oí una pequeña discusión sobre quién debería de contestarme y algo sobre decirme la verdad.

— ¿Bella? ¿Sigues ahí?— dijo Alice un poco agitada.

—Sí. ¿Qué pasa?

—Es que…— dijo tratando de recuperar el aliento.

—Mmmm, creo que mejor me voy. Te dejo para que sigas pasándola fenomenal, salúdame a todos…

— ¡NO! No cuelgues, por favor— podía imaginar su pucherito.

— ¿Qué pasa, Alice?

—Bella, estamos en el hospital.

— ¿Qué?

—Y acabamos de salir de la comisaría

— ¿¡QUÉ!?

—Es culpa del idiota de tu cuñado.

— ¿Emmett?

—Nooo, el otro cuñado.

—Ja—ja Qué graciosita, Alice. Ya, habla en serio, ¿qué pasó?

—Sólo nos fastidió las vacaciones. Primero el idiota nos llevó de “excursión”.

— ¿Y?

—Resulta que nos llevó a un área de reserva natural en la que no se admiten turistas.

— ¡Hay no! — dije rodando los ojos.

—Eso no es todo.

— ¿Hay más?

—Sí, Bella. Hay más. Luego de que nos lleva a un lugar prohibido se le ocurre golpear a un animalito de la reserva, según él porque “era un animal del demonio que estaba por atacarlo”— dijo ironizando—. El inocente estará un tiempo en la veterinaria. Bueno pero aún falta más…, el dichoso animal resultó estar en peligro de extinción.

—No puede ser.

—Pues ¡Sí! Sí puede ser. Cuándo las autoridades se dieron cuenta nos rendimos y nos entregamos pacíficamente, pero cómo siempre el idiota de Emmett salió con sus estupideces e intentó huir. Al final de la persecución lo rociaron con gas pimienta y calló en una trampa para osos.

— ¿Por eso están en el hospital?

—Sí— dijo aburrida–. Estamos vetados de este condado. Bella, mis vacaciones son un asco, no cómo las tuyas de seguro te estás divirtiendo y…

—Alice, mis padres se fueron de viaje. Estoy encerrada en un cuarto de hotel.

— ¿Quéeee?

—Sí, yo tampoco lo creí al principio ¿Porqué no se vienen? Ustedes no pueden seguir ahí y yo estoy sola. Podría funcionar el plan.

 — ¿En serio? ¿Nos quieres ahí?

—Claro, me haces falta, Pixie.

— ¡Genial, genial! prepararé todo para llegar lo más pronto posible. En cuanto den de alta a Emmett nos vamos. Te mando un mensaje para avisarte cuando lleguemos— podía imaginarla dando saltitos por todas partes.

—Okey. Aquí los espero.

Al siguiente día mi pandilla llegó a Las Vegas.

Desde el principio todo fue de maravilla, incluso Kate se unió a una que otra ocurrencia, era nuestra cómplice. Las chicas nos quedamos en una habitación de la suite y los chicos en otra, estaban maravillados con mi suite, había noches en las que la habitación restante la usaban para… bueno, para otras cosas; Emmett y Rose eran quienes más la usaban. Él estaba más tranquilo con todo y la férula de su pie y los vendajes de su brazo.

Ya teníamos una semana en Las Vegas todos juntos, Rose y Emmett conseguían meternos de contrabando a algunos casinos y shows. Las vacaciones se tornaron mucho más divertidas que al principio. Todos estábamos muy entusiasmados e íbamos de fiesta en fiesta; para hacerlo más atractivo, Tanya llegó el siguiente sábado.

A mitad de la segunda semana con la pandilla mis padres llegaron. Las salidas nocturnas con los chicos se extendían hasta muy entrada la madrugada, así que los siguientes días pasaron de la siguiente forma: después de despertar, más o menos a medio día, iba con mis padres y me quedaba con ellos hasta la tarde; luego iba a mi habitación y me preparaba a salir de nuevo con los chicos. 

En dos semanas entrábamos de nuevo a la escuela y otros al trabajo, por lo que el siguiente sábado regresamos a Forks. Teníamos que preparar lo referente a las reinscripciones, clases, etc. Jasper trabajaría un año cómo ayudante de Emmett porque esperaría a que Alice y yo nos graduáramos del instituto para matricularse junto con ella.

Estaba ansiosa por el regreso a casa, de seguro vería a Edward. Casi a diario hablé con él, dijo que si su abuela se mantenía en buen estado regresaría a Forks un día antes que nosotros. Él tenía que regresar para firmar su contrato en el instituto; además, sería mi tutor para los concursos académicos; ambos sabíamos que yo no necesitaba esas clases, pero servirían de excusa para pasar desapercibidos en público.

El viaje de regreso fue entretenido, Tanya y Emmett pelearon la mayor parte del tiempo, haciéndonos reír a todos los demás. Cuando bajamos del taxi del aeropuerto Mary salió corriendo de la casa a recibirnos, detrás de ella iban John, Esme y Carlisle. Abracé y besé a mis padres y a mis suegros, pero sólo estaba concentrada en que Edward apareciera. Entramos todos a la casa y fuimos directamente al patio para la comida que habían preparado Mary y Esme como bienvenida.

—Hijo, ¿qué te pasó?— preguntó Carlisle a Emmett.

—Yo te puedo contestar, Carlisle— dijo Tanya llamando su atención–. Tuvo un ataque de torpeza con idiotez aguda y le echó a perder las vacaciones a todos— dijo con una sonrisa socarrona.

— ¿Qué?— cuestionó Esme.

— ¡Exacto! Eso fue lo que pasó— respondió Alice. Se puso de pie y explicó todo por lo que habían pasado en su “excursión” entre ademanes, brincos y gritos. Al final todo mundo terminó carcajeándose del berrinche de Emmett.

Después de comer fuimos a la sala, unos veían películas, mientras otros platicábamos. Encontré la ocasión de acercarme a Esme para poder hablar con ella; se puso muy contenta cuando le conté sobre mis padres, Mary se unió a la plática y ambas me felicitaron por el tiempo que pasé con ellos. Mary se disculpó un momento y me quedé de nuevo a solas con Esme.

—Esme, ¿dónde está Edward?— pregunté sin rodeos.

—Oh, cielo. Justo antes de que llegaran llamó para avisar que no podía regresar.

— ¿Por qué?— dije con un nudo en la garganta.

—Elizabeth empeoró abruptamente y no quiere separase de ella. De hecho Carlisle se irá mañana para allá.

—Quiero ir con él.

— ¿Estás segura?

—Sí— ella asintió y me dio un tierno abrazo.

Al otro día Emmett y Esme fueron a despedirnos al aeropuerto. Preparamos todo e hicimos fila para la revisión. Había mucha gente, Esme  me acompañó un rato mientras Carlisle fue por a comprar revistas.

— ¿Por qué no vienes con nosotros, Esme?— pregunté.

—Bella, ¿recuerdas el asunto del negocio que queremos abrir Mary y yo?

—Sí.

—Pues, esta semana vamos a ver todo con respecto a eso. Además, el doctor de tu suegro no me deja volar por el incidente que tuve con mi presión— concluyó rodando los ojos.

—Es que te quiere mucho y te cuida— dije sonriéndole.

—Lo sé.

Emmett llegó del baño y Carlisle de comprar; llegó nuestro turno en la fila y nos pidieron nuestros documentos. Al entregar los míos mi pasaporte resultó estar vencido, no podía hacer esperar a Carlisle; le pedí que se fuera aunque yo me quedara ahí llorando por mi estupidez, ¿cómo no me di cuenta?

Las dos semanas pasaron volando y ni Carlisle ni Edward habían regresado. La abuela Cullen estaba internada en Londres, Edward había ingresado de manera temporal a trabajar en el hospital, al igual que su papá.

Entramos de nuevo a clases y estuvimos saliendo más temprano por que nos faltaba la última clase con Mr. Cullen. Un día mientras iba a un encargo de la señora Matt a la dirección, escuché sin querer una conversación del director con un maestro; dijo que si Edward no se presentaba en una semana tendría que cubrir la plaza con otro maestro.

Al parecer la señora Elizabeth comenzaba a mejorar, Carlisle regresaría el fin de semana. Eso me daba la esperanza de que Edward regresaría, si no era con él, pronto.

Alice intentó persuadirme de hacer una fiesta con los compañeros de la escuela, porque ese mismo fin de semana era mi cumpleaños. Me negué rotundamente, nunca me habían gustado las celebraciones y la verdad me encontraba un poco susceptible porque Edward estaba lejos. Entre más cerca estaba el fin de semana más insistente era Alice, al final accedí a una cena privada en mi restaurante italiano favorito en compañía de toda la familia.

El sábado desde muy temprano Alice me encerró en mi habitación para alistarme para la dichosa cena. Me compró un lindo vestido strapless blanco, estampado con pequeñas flores negras en el escote y otras tantas en la falda en tonos negro y gris; la falda tenía un poco de vuelo y tablones anchos; el vestido era ajustado en la parte de arriba, afinaba mi cintura; el vuelo de la falda le daba un toque tierno e infantil. Me hizo ponerme unos tacones negros con la punta descubierta y un cinturón negro para acentuar más mi cintura. El peinado era un medio recogido que dejaba caer mechas de cabello por mis hombros y el maquillaje muy natural, sólo remarcó un poco mis ojos con delineador. El resultado era, como siempre, digno de aplaudirse.

Todos se habían ido antes al restaurante. Sabía que traían algo entre manos, no me gustaban las sorpresas pero no podía negarles nada. Mary y Alice ponían la misma cara de cordero degollado y cualquier cosa que dijeran era simplemente irresistible. Me extrañó que Alice no hiciera el mayor esfuerzo en arreglarse, iba muy natural y sencilla; cuando le pregunté por qué, se limitó a decir que no tenía ganas de maquillarse, obviamente era una mentira; pero decidí que era mejor así, tal vez no me gustara su verdadera respuesta.

Llegamos a Port Angeles después de un viaje eterno, era cómo si la Pixie intentara ganar tiempo para algo de lo que yo no tenía ni la menor idea y que por el momento, no quería averiguar. Entre más cerca estábamos del lugar más recordaba la ausencia de Edward, tanto, que casi me provoco el llanto.

Entramos al restaurante y Luigi estaba en la entrada; me cantó “happy birthday” en compañía de todos los meseros, luego me envolvieron en confeti, globos y muchos abrazos. Luigi me llevó al área VIP, me dijo que todo estaba reservado para mí. Me pareció extraño que no había nadie más ¿dónde estaba la pandilla, los Cullen y los Brandon? Quise ver hacia atrás pero él no me dejó, me llevó a una mesa al centro.

Había un pequeño adorno de flores y velas; la luz del lugar era tenue. Retiró una silla y me deseó una linda velada. Vi a todos lados buscando a los demás, estaba empezando a enfadarme. Cuando volteé mi vista al frente encontré un plato con una tapa de campana.

— ¿Qué es esto?— susurré. Vi hacia todos lados y nadie aparecía.

Me mordí el labio dudosa, ¿lo destapaba o no? Si estaba ahí era por algo, ¿no? Eso definitivamente era para mí. No entendía mis absurdos nervios, puse la mano sobre la tapa y respiré varias veces. Intenté abrirlo pero algo me decía que lo que estaba ahí era muy importante. Apreté los ojos, la abrí de golpe, abrí los ojos lentamente, cuando vi lo que había en el interior me levanté de un salto y comencé a respirar agitadamente viendo hacia todos lados.

Al centro de ese plato de porcelana blanca estaba mi dije en forma de llave.

 

 

 

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¿QUÉ LES PARECIÓ EL CAP?

ESTAMOS EMPEZANDO BIEN EL AÑO

LES DESEO LO MEJOR DEL MUNDO, MUCHO ÉXITO, FELICIDAD Y QUE SUS DESEOS SE HAGAN REALIDAD ! ^^

¿QUÉ LES PARECERÍA UNA PÁGINA WEB ACERCA DE LA SAGA?

SERÍA ALGO EN COLABORACIÓN A QUIENES QUIERAN AYUDARME CON ACTUALIZACIONES, CON FICS, GALERÍAS, ETC. 

HACEMOS ALGO QUE NOS GUSTE Y ME AYUDAN CON MI TRABAJO DE LA ESCUELA ^^

ES UN POSIBLE PROYECTO A FUTURO DEL QUE LES IRÉ CONTANDO MÁS ADELANTE, CLARO SI A USTEDES LES PARECE Y SI LO QUIEREN :D

OBVIAMENTE NO ES PARA HACER COMPETENCIA CON LNM NI NADA POR EL ESTILO, SERÍA UN ESPACIO DE ENTRETENIMIENTO RESULTADO DE LAS IDEAS DE USTEDES.

ES UNA PROPUESTA, QUE SEGÚN VEA RESPUESTA LLEVARÉ A CABO O NO ^^

LAS ESPERO VÍA TWITTER @marie198032

Y TMB ESPERO SUS COMENTARIO OKI???

^^

MIL BESOTES DE BOMBÓN 

 

 

Capítulo 17: VIAJES Capítulo 19: ¡FELIZ CUMPLEAÑOS!

 
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