POV EDURNE
Estaba completamente ansiosa, desconcertada. Primero; volvería a ver a Demetri. Después de dos largas semanas, llenas de sufrimiento y dolor le volvería a ver; y todas mi heridas se sanarían con tan solo una mirada. Y segundo, ¿se habrían creído mi testimonio los Vulturis? ¿Acaso Alec creería en mi? Eso realmente no lo sabía; solo habría que esperar.
Me faltaba muy poco para llegar a mi casa; mi corazón latía más rapido a cada paso que daba; ¿estaría el dentro? ¿me estaría observando? me sentía como una quinceañera. Tan risueña, tan feliz, y eso solo era por el.
Por fin llegue a la puerta de mi casa, estaba nerviosa. Y por culpa de mi nerviosismo las llaves se me cayeron al suelo.
- Joder, esto es por tu culpa Demetri - dije mientras me agachaba a coger las llaves.
Entre a la casa y estaba completamente oscura; hacia frío, pero era un frío abrasador. Podía sentirle entre las sombras.
Camine a oscuras por el largo pasillo hasta que de pronto sentí como unos brazos fríos me agarraban por la cintura, atrayéndome hacia el. Sin decir ni una sola palabra juntamos nuestros labios. Cada beso era único, diferente. Nuestras lenguas se movían al compás de los latidos de mi frenético corazón, nuestros labios encajaban a la perfección. Nunca me cansaría de el. Entrelace mis frágiles dedos entre sus preciosos cabellos. Le había echado de menos. Me daba igual que me costase respirar; me daba igual si me moría en ese instante. Moriría feliz. El sintió como me faltaba el aire, por lo que se separo un momento. Cuando nos separamos pude perderme de nuevo en sus maravillosos ojos; solo había amor en ellos. Quería más de el.
- Mi único pensamiento eres tu.
El se acercó a mi oído, sentí una corriente eléctrica, su aliento altero todos mis sentidos, y eso me encantaba.
- Ti amo, sei la mia esistenza (Te quiero; eres mi vida)
- Sarebbe un peccato non amare (Sería un pecado no amarte)
El me miro con curiosidad; el no sabía que estaba aprendiendo italiano, pero antes de que me contestara junte de nuevo nuestros labios. No quería charlas innecesarias, palabras de más. Solo le quería a el.
Su maravilloso cuerpo; el era un dios griego, estaba echo exclusivamente para mi. En sus ojos podía ver la furia; el deseo; el amor; la dulzura; podía ver todo a través de ellos. Con mi lengua empece a recorrer su cuello; su perfecta mandíbula hasta llegar a sus labios; el abrio su boca y un embriagador aroma salio de entre sus labios; un aire fresco que me hizo enloquecer. Y volvimos a juntar nuestros labios. En ese momento me sentia en el paraiso, podiamos estar horas y horas entrelazando nuestras lenguas. Decidi tomar el control y antes de arrojarle al suelo le susurre:
- Sera un delicioso pecado descubrir tu cuerpo
Le arroje contra el suelo y en su rostro pude ver una sonrisa realmente sexy. Algo encantador. Me abalance sobre el y empece a descubrir todos los centimetros de su precioso rostro; mientras tanto, el reconocia mi cuerpo gracias a sus frias manos. Note una debil presión en mis caderas; el me estaba colocando entre sus piernas. Miles de sensaciones invadieron mi cuerpo, mi respiración fue aumentando en cada movimiento, nos estabamos convirtiendo en una sola persona. El jugaba tan bien con mi cuerpo, me encantaba. Sensaciones, emociones; caricias, besos... lo quería compartir todo con el. Una eternidad sería poco.
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