POV EDURNE
Por fin estaba en el aeropuerto, quería dejar todo atrás. ¿Por que la vida era tan injusta? Cuando creía que todo marchaba bien; que estaba renaciendo de la larga oscuridad en la que estaba... vuelvo otra vez, oscuridad y oscuridad. Mi vida. Llegué al lugar donde se encontraban la venta de los billetes; era un chico realmente guapo; rubio con los ojos azules; parecía bastante alto; musculoso. Este al verme sacó una magnifica sonrisa... pero no era la del.
- Buenos días señorita; ¿la puedo ayudar en algo?
- Si; me gustaría saber si hay algún vuelo hasta Santander; España o mismamente hacia Madrid.
- Dejame que lo compruebe
Pasaron unos minutos y me habló.
- Lo siento señorita; pero hasta Santander no hay ningún vuelo hasta dentro de tres días; ya están todos reservados... y para Madrid; el único que queda es para mañana por la mañana.
- ¿Y no podrías hacer una excepción...Piero? - le dedique una gran sonrisa y me acerqué más al mostrador - Estaría completamente agradecida; necesito irme de aqui ya.
- Vere lo que puedo hacer - me respondió mientras se secaba el sudor de la frente. Le había puesto nervioso.
- Muchas gracias
- Mire... por ser usted le reservaré un billete; sale hoy... pero hasta dentro de tres horas nada
- Bueno eso no importa; cuanto antes mejor
Pagué el billete y le dedique una gran sonrisa
- Te estare eternamente agradecida, Piero
Salí de aquella terminal y me dirigí hacia fuera; estaba bastante nerviosa y preocupada, ¿Demetri me encontraría? sabía que tenía un don y era el de rastreador... pero...
- Callate ya Edurne; deja de pensar en el... si solo eres un juego para el, no eres nada importante.
- Pero el...
Parecía tonta hablando sola; todo el mundo me miraba; bueno espero que no sepan hablar español... entonces seguro que no me han entendido.
Debido a los nervios de que por un casual me encontrará me fui a fumar un cigarro; realmente no era una adicta al tabaco... pero cuando estaba de los nervios caía en la tentación.
Estaba plenamente concentrada en como se consumía el cigarro cuando alguien me tomo por sorpresa.
- Siento decirtelo; pero por culpa del tabaco... hueles mal. Ya no eres tan apetecible como antes - este soltó una carcajada. No me di cuenta que nos habiamos apartado tanto de la gente.
- ¿Que haces aqui?
|