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Develando Misterios

Esme

Pasó un mes que los chicos se habían ido a Forks, al principio no me gusta en nada la idea, pero ahora sobre todo estaba feliz que no estén en casa.

Debía tomar la decisión de contarle a Carlisle lo que estaba sucediendo pero no quería que se preocupe, pero ya no podía mas esconder el secreto. Ahora las cosas eran diferentes Ana también había comenzado a recibir amenazas en la oficina de España desde hacía meses y no se si en alguna otra no lo habían hecho y las tiraron por creer que se trataba de una broma de mal gusto.

Pensé que no tendríamos que preocuparnos más, pero seguían llegando con que fin y ¿culpa de que? tenía mi esposo él no había tenido contrariedades con nadie, nunca hubo problemas en los lugares de trabajo, él amaba por sobre todas las cosas su profesión y había entregado su vida a ella. ¿Por que ese ensañamiento, por que?

Me sentí abatida me dirigí hacia la habitación quería poner todas las amenazas recibidas las escritas en un sobre así se las entregaría a Carl cuando llegue contándole desde la primera, él nunca supo que existían y menos que hacía unos meses también las había telefónicas, Ana nuestra querida Ana había guardado el secreto hasta que fuera yo quien le contara pero al hacerse mas frecuentes ella  me dijo — Mira Esme yo se que es difícil para ti decirle esto a Carlisle pero tienes que hacerlo o déjame que lo haga yo, no sabes que clase de loco esta atrás de esto y puede tornarse peligroso—

—   Yo lo haré esta misma noche, quédate tranquila, hoy mismo le contaré todo— Y ahí me hallaba esperando para darle semejante noticia, sabía que sería un golpe muy duro para él. Pero ya se estaba saliendo de control y debía contarle todo.

Escuché como entraba su auto al garaje, respiré hondo y bajé las escaleras. Él se dio vueltas para saludarme con su eterna sonrisa en sus labios, la cual se difuminó cuando miro mi rostro — ¿Qué pasa amor, que va mal?–

Me apresuré a llegar a sus brazos los cuales me abrazaron fuertes y protectores por favor Esme dime que pasa.

—   Tenemos que hablar de un tema muy serio. No pasa nada por lo menos por ahora, pero tengo que te he ocultado algunas cosas y me siento muy mal por eso—

—   ¿Qué quieres decir con que me ocultaste algunas cosas yo creí que entre nosotros no había secretos amor? Su cara denotaba dolor y sorpresa. Cuéntame todo lo que tengas pero por favor no me ocultes nada.

 Veía el sufrimiento en sus ojos, pero reuní el coraje y comencé a relatar lo sucedido desde el principio, hasta el mismo día de ayer cuando Ana y yo recibimos la última amenaza que implicaba a Alice, Edward y Emmet

Cuando terminé de relatar hasta el último detalle este tenía abierto los ojos como platos ¿Cómo pudiste esconder semejante cosa Esme? Mira si pasaba algo. Si ahora me doy cuenta pero no lo hice por maldad si no que pende que era un bromista  que con el tiempo lo dejaría pero por lo visto no es así.

Deberíamos avisar a la policía no, no podemos hacer una acusación a alguien específico asi que sería en vano pero te puedo asegurar mi vida a ninguno de nuestros hilos les pasara nada.

Pude ver como por cada poro de su ser exultaba resolución y mas lo ame.

Edward

Pasé todo el día pensando en ella quería distraerme pero esa chica se había metido en mi cabeza ya era demasiado tarde no tenía vuelta atrás como dije el juego recién comienza Edward…...entonces mostraré mis cartas agarré el coche y me dirigí hacia el pueblo ¿Cuánto me costaría encontrar un negocio de decoración?

 No me importa así tenga que buscarla bajo tierra lo haría, fui hasta el estacionamiento mas cercano y como no creo en las coincidencias supe que era el destino justo frente de mí Bella estacionaba su vieja camioneta, perecía molesta fruncía en entrecejo. Al bajar pegó un portazo,  me reí al pensar que su camioneta no  resistirá muchos golpes como ese en las puertas, me quede como un tonto mirándola, se veía tan hermosa su cabello le caía caprichosamente en su cara lo cual parecía fastidiarle mordía con insistencia su labio inferior, dios no había notado sus rosados y carnosos labios, el corazón se me aceleró y algo mas en mi cuerpo respondió, trate de no pensar como sería saborearlos por que las urgencias de mi cuerpo se hacían notorias  me apresuré a bajar del coche para darle alcance.

  —Bella Swan– ella se quedo quieta y se dio vuelta muy despacio como si tendría miedo a enfrentarse a quien la llamaba finalmente clavó sus ojos en mí –….creo que tendré que darme una ducha fría muy fría cuando llegue a la cabaña, tranquilo Edward no la espantes- pensé para mí.

  — Ahh Sr. Cullen ¿Cómo esta? Y Alice, espero que mejor — Hablaba con cortesía pero sus facciones denotaban su fastidio y a mí no me gusto su tono distante ¿Sr.?

  —Todo, muy bien gracias, recuerda que me dijo que nos podíamos encontrar por eso vine a buscarla— Replique con el mismo tono y de la misma manera formal lo cual pareció no incomodarle.

  —A mí— su cara paso del fastidio a la incredulidad. No pude evitar sonreír ante su asombro y más cuando note un tinte rosa intenso en sus mejillas— Creo que me puedo acercar a esta chica y besarla con una intensidad devoradora hasta dejarla sin respiración. Mi mente me traicionaba era como jugar con fuego-

  —Si, recuerdas que aceptaste que te haga unas preguntas sobre la construcción de la cabaña — Estaba nervioso como un adolescente.

  —Recuerdo lo que dije pero pensé que con la visita del fin de semana bastaría para sacarle todas sus dudas Sr. Cullen — su tono fue cortante.

—   Bueno, supongo que me descubrió mi mentira — le respondí  — Alzó las cejas esperando la explicación — Es que deseaba volver a verte Bella y no sabía si aceptarías una invitación directa a tomar algo o a cenar lo que mas te guste —

—   Tiene razón Sr. Cullen, no la habría aceptado pero como veo que se tomó la molestia de buscarme y también reconoció haberme mentido. Acepto— La seguridad con la que me contestaba Bella no le llegaba a los ojos pero no me importa había dicho que si y eso era lo que importaba en realidad.

—   No evité mi sonrisa de oreja a oreja — Que a ella no le pasó inadvertida. —Entonces esta noche a las nueve ¿te parece bien?— Pregunté –Asintió.

—   Muy bien, te estaré esperando en mi negocio ¿te parece bien?

—   Claro, si y ¿donde esta si puedo saber?

—   Allí extendió el brazo para señalarme justo en frente nuestro un hermoso local que resaltaba por gusto y color a los demás, dejando escapar una sonrisa que me derritió.

—   Aquí estaré, y me fui tan contento como hacía mucho no estaba.

—    Justo cuando arrancaba sonó el móvil, lo tomé era el número de Esme, que raro, ya la llamaría en unos minutos cuando llegara.

Bella

 No podía creer lo que había hecho ¿Cómo puede ser que haya dicho que si sin mas? Pero no me arrepentiré, aprovecharía el tiempo que estuvieran los Cullen por aquí para salir para hacer una vida relativamente normal, debía reconocer que Edward me atraía mas de lo que esperaba y que su hermana me caía de mil maravillas, extrañaba tener una amiga a quien confiarle mis cosas, hacía tiempo que Ángela se apartó de mí mas precisamente casi tres años el mismo que descubrí mi nuevo don, no quería ser injusta con Jacob él era mi mejor amigo ahora pero a veces necesitaba a una mujer que vea las cosas bajo las mismas perspectivas.

 Suspiré feliz y busqué en mi mente que podía ponerme esta noche solo el hecho se sentirme normal un rato y hacer cosas de cualquier persona de mi edad me hacía sentir un hormigueo en el cuerpo, en el alma que daba calidez a tanta fría apatía.

Reí, con ganas al reconocer que no solo la salida me ilusionaba, que el que me haya invitado sea Edward Cullen, tan hermoso como un demonio o un ángel no me quedó muy claro que adjetivo colocarle hacía que mi pulso se acelerara.

El día pasó extrañamente lento, en especial la tarde cerré el negocio media hora antes que lo habitual pero quería cambiarme tranquila y maquillarme un poco, ya que no era amante del maquillaje pero a veces valía la pena.

Me puse un vestido negro que se ajustaba a mi cuerpo como un guante.

Un comodín había dicho la vendedora puedes usarlo de día de noche en una salida formal o informal según los accesorios que te pongas, recordé todo esa perorata y me decidí por el. Donde fuéramos estaría bien vestida pensé, solo me puse una pulsera de perlas y unos tacones negros y muy altos. El resultado final me pareció bastante bueno lástima que no sabía si mi abrigo combinaba del todo, pero ni modo, no tenía otro así que para mí quedó genial.

Miré el reloj y faltaban cinco minutos para las nueve, perfecto por que tenía tanta ansiedad que sentía el estómago revuelto, pero insólitamente feliz.

Escuché unos golpecitos en la puerta y allí estaba Edward. El hombre de los sueños de cualquier mujer, el que te haría perder el control solo con sonreír me quedé sin aire, llevaba una remera blanca ajustada a su cuerpo que no dejaba mucho a la imaginación, mis pensamientos hicieron que un arrebol surja en mis mejillas por suerte se disimuló con mi maquillaje.

    —Hola— saludé tímidamente

    —Bella, estas arrebatadora, no pensaba ser la envidia de todo Forks esta noche estas realmente bellísima—

    —Gracias, tú también te ves muy guapo—

    —Bueno gracias, uno hace lo que puede contesto— y un leve sonrojo se apoderó de sus mejillas lo cual hizo que más me atrajera, realmente no le daba importancia a lo guapo que era.

—   ¿Estas lista?— si— conteste.

—   Pues vámonos entonces y dime dónde quieres ir, seré tu servidor esta noche — Me reí— bueno entonces esclavo vayamos a un restaurante no muy lejos de aquí.

—   Sus deseos son órdenes— su rostro se mostró lo mas serio que pudo pero no tardamos en explotar en una carcajada los dos—

 Fue el comienzo de una noche maravillosa, Edward era muy sencillo pero extremadamente culto y su charla podía variar desde una receta de cocina, hasta viajes maravillosos, deportes, música, pintura, escultura y su profesión por supuesto, cada cosa que conocía de él, sin saberlo me acercaba más, era fascinante. Las horas se hacían minutos a su lado.

Parecía que yo le resultaba interesante por lo menos por que no podíamos parar de conversar, hasta nos aviso el camarero que debían cerrar.

No quería despedirme de él, lo invité a mi casa a tomar un café y este acepto de buena gana.

Fueron otras horas entregadas a  conocernos hasta que sin pensarlo se acercó a mi, rozando sus labios con los míos, yo respondí de la misma manera hasta que nos fundimos en un beso urgente apasionado, me abracé a él como aferrándome, y me dejé llevar noté que se tensó al principio, como yo lo había hecho pero a los segundos se entregó también dejándose llevar por la pasión que nos consumía, que ardía entre nosotros como el fuego eterno, como si el principio y el fin se convertirían en uno solo en un círculo vicioso que nos devoraba.

Bueno chicas espero que les guste como se va desenvolviendo la historia cualquier sugerencia por favor me la trasmiten. Muchas gracias. Las quiero. Verooo.