Hace un poco más de un año que había terminado con el único hombre, fuera de mi padre y hermanos, que amé. Edward Cullen. Nos conocimos de pequeños. Alice, su hermana y yo, eramos amigas desde jardín de niños prácticamente. Cuando no estaba en casa, me la pasaba en la suya. Eramos inseparables. Ella vivía con sus padres, Esme y Carlisle y su hermano mayor. Siempre fueron la familia perfecta, como la que me hubiese gustado tener desde un principio. Edward y Emmett también eran mejores amigos. Todos estuvimos juntos durante toda la época de estudio secundario, pero cuando fue la hora de ir a la universidad, cada cual tomo caminos distintos. Alice trabajo mucho durante la escuela para poder pagarse un viaje a Paris a estudiar moda y diseño. Si bien sus padres la ayudaron, ella quiso hacer todo con su trabajo. Siempre la admiré por eso.
Emmett y Edward comenzaron sus carreras en la misma universidad, solo que Edward estudió periodismo deportivo, ya que era amante de los deportes como Emm.
Y fue en la universidad cuando finalmente ingresé, que las cosas con Edward cambiaron. Siempre habíamos sido buenos amigos. No los mejores amigos, pero si nos llevabamos bien, charlabamos de vez en cuando, y nos divertíamos, pero creo que en realidad me toleraba porque era amiga de su hermana y hermana de su mejor amigo. Además desde chicos, siempre tuvo novias. No le duraban mucho, pero siempre estaba con alguien. Decir que no es atractivo sería mentir. Era uno de los hombres mejores parecidos que hubiese visto. Alto, no muy musculoso, pero si tonificado, con el cabello color entre rubio y bronce y dueño de unos ojos verdes preciosos. Además de ser educado y simpático. Su madre lo hubiese asesinado sino. Esme era el colmo de la educación. He aprendido muchas cosas de ella. Ha sido una segunda mamá.
Cuando comencé a estudiar mi carrera, en una de las materias, Comunicación, Edward estaba como ayudante. Nos vimos allí luego de casi tres años sin cruzarnos prácticamente y comenzamos a hablar de nuevo. Emmett estaba muy estresado a causa de sus notas, ya que para poder mantener la beca que tenía, sus notas debían permanecer muy altas, por lo que Edward pasaba mucho tiempo conmigo, hablando de la materia, de los profesores y de la familia, siempre de la familia. Fue asi como empecé a sentir cosas por el. En realidad creo que siempre me gusto, pero no le había dado demasiado lugar. Yo no sabía si el tenía novia, porque no lo había visto con nadie, pero eso con el, no era una certeza.
Una vez hubo una fiesta, a la que Emm no iría, en la que Edward se ofreció a acompañarme. Esa noche, luego de divertirnos mucho y reír como hacia mucho no la hacia, me acompaño a mi habitación y nos besamos. Fue un beso muy tierno y especial. A partir de ahí comenzamos a salir. A Emmett no le agradaba demasiado que Edward saliera con su hermanita, porque conocía su historial, pero Edward y yo lo ignoramos.
Ellos terminaron sus carreras, Emmett consiguió trabajo en Seattle y Edward volvió a Forks para escribir en el diario locarl. Nada muy grande, pero para empezar servía.
Nuestra relación, que llevaba meses, continuaba sobre ruedas. Su familia estaba feliz de vernos juntos, Alice me llamaba hermanita y tanto Esme como Carlisle decían que no podia haber mejor mujer que yo para su hijo. Me sentía en las nubes. Estaba de novia con un hermoso hombre, con una gran familia a la que amaba desde pequeña y mismo mis padres estaban satisfechos. Todo iba perfecto.
Edward había recibido, finalmente, una oferta de trabajo en Washington DC. Si bien era relativamente cerca, no podríamos vernos con tanta frecuencia mientras yo estuviese estudiando.
Compró un departamento cerca de su trabajo, y algunos fines de semana iba a quedarme con el, aunque con su trabajo era difícil pasar mucho tiempo juntos. Yo ya imaginaba que cuando terminará los estudios, buscaría empleo allí y me iría a vivir con el. Lo extrañaba y no soportaba tenerlo lejos.
El día de mi graduación, no pudo viajar porque tenía una entrevista que esperaba hace tiempo, por lo que apenas me dieron el diploma, decidí darle una sorpresa y viajar para verlo.
Tenía las llaves del departamento, así que subí y entre despacio para sorprenderlo.
Si alguien me decía que iba a encontrar lo que encontré, me hubiese reído por considerarlo absolutamente imposible. Pero no. No hizo falta que me lo dijeran porque lo vi.
Durmiendo, desnuda, en la cama de MI novio, había una rubia impresionante. Serían las 10 de la mañana, ya que viaje temprano. Sin hacer ruido, comencé a buscar a Edward por la casa y no estaba.
Pero sobre la mesa del comedor había una nota que decía " Irina, me fui a trabajar. Desayuna lo que quieras. Cuando te vayas, solo cierra la puerta, el portero ya sabe que hacer. Nos vemos."
No necesite más. Siempre creí en las oportunidades para explicar. Claramente ya no hacía falta.
Como llegué, tome mis cosas y me fui. Cuando estaba saliendo tuve una idea. Volví a entrar, fui hasta el enorme espejo que tenía en la habitación y con mi labial escribí:
"Edward, vine a verte para darte la sorpresa. De más esta decir que la sorprendida fui yo. Espero que tengas una buena vida, porque ya estas fuera de la mía. No se te ocurra llamarme. Isabella"
Al salir del departamento deje mi corazón allí, ya que sabia que nunca más iba a poder amar a nadie como a ese bastardo.
Cuando llegué, tuve un ataque de nervios que me duro mas de tres días, para luego entrar en lo que los médicos llaman catatonia. Durante semanas fui incapaz de hablar. Hasta que Emmett llego golpeado y me dijo que le había dado a Edward la paliza que sabía que yo le quería dar, pero que no podía por mi tamaño. Lloré viendo a mi hermano así, a mi padre preocupado a Sue y los niños asustados. No podía seguir asi. Ahi me di cuenta que tenía que hacer algo con mi vida. Me levanté, me preparé, fui al instituto y comencé una suplencia en literatura, con la que luego continúe al renunciar el titular.
No volví a cruzarme con los Cullen. Edward me llamo, vino a verme, y quiso que "terminaramos bien por el cariño que nos tenían nuestras familias". No le volví a hablar, ni a Esme y Carlisle. Con la única que intercambiaba mails era con Alice. Era mi mejor amiga, no podía correrla así de mi vida.
Así fue el último año de mi vida. Triste. Nunca fui muy alegre, pero desde que estaba con Edward, todo era distinto.
Ahora volví a ser esa persona seria y estricta que alguna vez había sido. Pero ahora era peor. Ya no sentía amor por nadie que no fuera mi familia. No se si podría volver a confiar en un hombre de nuevo.
-Bells... Tierra llamando a Bella!- dijo Emmett mientras me pasaba la mano delante del rostro- estas bien?-
-Si Emm, solo estaba... recordando.-
-Bella, no quiero que recuerdes, quiero que hagas tus valijas y te vayas conmigo. Ya hablé con papa y Sue. Ellos también creen que es lo mejor.-
-Ya no me quieren rondando por aquí verdad? - le dije aún llorosa.
- No pequeña! Sabes que no! -dijo mientras me abrazaba- Solo que quieren verte mejor Bells, y aquí no va a poder ser. A papá le va a costar mucho, Sue y los niños te extrañarán, pero es lo mejor para ti.
Tiene razón. No puedo seguir viviendo aqui con tantos recuerdos.
- Bien Emm. Dejame hablar con la escuela y vere que puedo hacer.-
El siguiente domingo estaba terminando de poner las cosas en el auto de Emmett. Quisiera o no, no podía seguir siendo una carga en mi casa. Y Emm tenía razón. Si quiero mejorar necesito dejar este lugar, junto a todos mis recuerdos felices y tristes.
Necesito volver a empezar de cero.
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