Después de despedirme con los chicos, busqué un lugar donde sentarme mientras esperaba a mi hermano.

Por mi cabeza no dejaban de pasar las imágenes de esta tarde. Poniendo de lado lo extraño de la situación, porque de verdad lo era, había sido una linda tarde. Extrañaba a toda la familia. Y la actitud de Edward era desconcertante. Antes de romper, yo sentía que me quería. Cuando estabamos solos era mas apasionado que cariñoso. Pero ahora es distinto. Cada vez que me tocaba, o me besaba era más intenso. Una parte mía se resistia y la otra lo disfrutaba. La misma parte que se resistía decía que esto estaba mal, muy mal, y la otra le gritaba que se callara. Esta situación terminaría por volverme loca.

De pronto sentí que alguien me tomaba del brazo.

-Isabella! Te estoy llamando desde hace rato! No me oías?- pregunto Emmett irritado.

- Emmett, si no te respondí... que crees?- la realidad es que estaba con la cabeza en cualquier sitio.- Como te ha ido?- pregunte abrazandolo fuerte. Necesitaba un abrazo de mi hermano.

- Bien pequeña. Y tu que tienes?- dijo mirándome extrañado.

- Hay algo que...- me corte- necesito contarte algo Emm.- 

- Que paso? Estas bien?- dijo separandome de el y mirándome de arriba a abajo, como buscando que estuviese herida.

- Emmett, no estoy lastimada. ¿Por qué siempre asumes eso?- le dije riendo.

- Porque eres la persona más torpe que conozco en la vida hermanita, solo por eso.- 

- Buen punto. Pero no no estoy lastimada- solo loca- vamos a cenar y hablamos te parece?- Si le iba a contar esto, necesitaba público para evitar que mi hermano me asesine.

- De hecho... por eso te llamaba- dijo mirándo hacia la entrada del estadio. Había un muchacho alto, moreno, bastante grande que mirba hacia nosotros.- El es Jacob Black. Hicimos algunas prácticas en Seattle y nos volvimos a encontrar aquí. Hoy descubrí que trabajamos juntos y pensé en invitarlo a la cena. Te molesta?- pregunto poniendo su cara de "culpable". 

- Claro que no Emm- rayos! ahora iba a tener que hablar a solas con el- pero por favor, cuando lleguemos a casa, necesito hablar contigo. Es muy importante.- me daba terror, pero debo hacerlo.

- Si Bells.- dijo mientras caminabamos hacia Jacob.- Segura estas bien?- 

- Si Emm, en general. Pero te necesito.-

Se puso serio y freno en seco.- Me estas asustando Isabella.-

- Lo se, lo lamento. No es tan grave.- dije sonriendo y tomándole la mano para que camine.- En serio Emmett, deja de mirarme así. Sabes que soy exágerada.- Solo que esta vez de verdad siento eso.

Nos acercamos a Jacob, que nos miraba divertido. Hay que reconocer que teniendo a Emmett de hermano, no hay forma de no ser gracioso.

A medida que me fui acercando me di cuenta que no solo era alto y grande, sino que además muy apuesto. Tenía unas facciones muy marcadas, el cabello negro y algo largo. Su rostro estaba cubierto por una barba sutil, pero que sumaba a su aspecto. Creo que me quedé mirándolo de más porque sonrío mostrando una sonrisa preciosa y extendió la mano al ver que me había quedado callada de pronto.

- Hola Isabella, un gusto.-

- Hola Jacob- volví a la normalidad- igualmente! Pero dime Bella por favor, así me llaman mis amigos.- dije devolviéndole la sonrisa. Y de dónde había salido esta simpatía mía? Emmett me miraba extrañado.

- De acuerdo Bella, pero tu dime Jake si?- 

- Claro Jake!-

- Bueno, ya esta bien de dime asi o asa. Quiero comer!- Emmett, siempre tan gentil.

- Claro Grandote!- dije abrazándo a mi hermano.- Y donde quieren ir?-

- Jake me hablo de un lugar donde las pizzas son de un tamaño gigante. Yo quiero eso!- dijo Emmett mientras se le hacia agua la boca.

- Pizza será!- dije riendo de mi hermano.

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La cena fue muy divertida. Por un momento olvidé toda la tensión de este día y pude disfrutar comiendo y riendo con mi hermano y Jake. Era casi tan cómico como Emmett, solo que cuando hacia chistes los hacia serio y no sabia si reirme o no. Hasta que Emm estallaba en carcajadas y Jake se le unía y yo me ofendía porque se reían a mi costa. 

Luego de cenar, nos despedimos de Jacob, no sin antes invitarlo a cenar una de estas noches a casa. Era muy agradable y sería bueno tener un amigo por aquí. 

- Adios Emm, nos vemos mañana viejo!- dijo mientras estrechaba la mano de mi hermano.- Bella, espero verte pronto. - dijo mientras sonreía.

- Yo también Jake- dije poniéndome colorada, ni yo sabía por que- Estas invitado a casa cuando quieras.-

- Entonces me tendrás pronto por ahí. Nos vemos chicos.- dijo a modo de saludo yendose.

- "Estas invitado a casa cuando quieras Ohhh Jacob" - Emmett imitaba falsamente mi voz- "Eres encantador Jake"- abría y cerraba los ojos como queriendo parecer coqueto.

- Ya imbécil!- le dije golpeandolo en el brazo- si vas a ponerte con esas pavadas deberé verlo a solas- Reí.

- Ja! Ya lo sabía! Te agradó eh!- dijo riendo.

- Es simpático Emm. No te voy a negar que es bien parecido, pero nada más.- Lo único que me faltaba era ponerme a pensar en otro hombre. Con el que estaba "saliendo" ya era demasiado.

Llegamos a casa y fui directamente a mi cuarto. Quizás no era el momento para hablar con Emmett. 

Estaba terminando de cepillarme los dientes cuando sentí que golpeaba mi puerta.

- Bells? puedo pasar?- preguntó.

- Pasa! - grite- estoy en el baño.

Cuando salí Emmett estaba tirado en mi cama viendo uno de los libros que estaban sobre mi mesa de luz.

- Realmente no se como puede gustarte esto.- Dijo soltándolo.

- De la misma manera que yo no entiendo como te gustan tanto los deportes hermanito- dije sentandome a su lado.

- Bien niña, que esta pasando.- Demonios! Lo recordó. Y como no Bella si prácticamente lo asustaste, me reprendí mentalmente.

- Emmett, debo contarte algo que no te gustará- comencé. Inmediatamente frunció el seño.- Quita esa cara que aún no te lo digo. Debes prometerme algo.-

- Que?- preguntó dudoso. Esto sería muy difícil.

- No te enfadarás y me apoyarás.-

- No puedes pedirme que te prometa eso antes de saber que es. Además, debe ser muy malo para que me hagas prometertelo.- dijo sentándose y mirándome serio. Era raro verlo así.

- Es que debes prometermelo sino no podré hacerlo.- Le dije haciendo puchero.

- Deja ese puchero "Alice" y sueltalo de una vez.- Se estaba impacientando.

- No hasta que me prometas que escucharas toda la historia sin interrumpirme y no te enfadarás!- podía ser muy testaruda cuando me lo proponía.

- Esta bien. Prometo dejar que cuentes toda la historia e intentaré no enfadarme.- 

- Es todo lo que voy a obtener no?- pregunté.

- Y es demasiado. Vamos, ya tengo miedo.-

Tome aire. Me pare y comencé a caminar por la habitación. 

- Bien el asunto es este.- Y comencé a relatarle toda la historia.

Una vez que terminé de contarle todo deje de caminar para mirarlo.

Estaba sentado observando el piso.

Su rostro estaba algo... morado? Oh Dios! Iba a tener la reacción Swan! La bautizamos así por mi padre. Cada vez que haciamos algo que lo enfadaba mucho se ponía colorado, casi llegando al morado. 

- Emmett?- pregunté.

- Dame un momento.- dijo sin mirarme.

Me senté a su lado y esperé.

Luego de cinco minutos de silencio, que parecieron cinco horas se giro para mirarme. Al menos el color había bajado.

- Te das cuenta que lo que estas haciendo es una estupidez enorme verdad?- dijo en tono monocorde.

- Gigante.- respondi- Pero es lo correcto Emm.- dije tomándole la mano.

- Pero sigue siendo absolutamente estupido. Es su problema. El se metió en eso. No tienes porque ir a "rescatarlo". Menos cuando no tuvo ningún reparo en dejarte.-

Eso me dolió. Tiene razón, pero no puedo cambiar mi desición.

- Emm, recuerdas que nos decía papá cuando nos enfadabamos con Renée?- no puedo llamarla mamá.

- Es distinto Bella. Papá nos enseño que perdonar a mamá era necesario para seguir adelante, para que no tengamos esa carga toda la vida. Pero Edward... 

- Es lo mismo Emmett. El perdón es perdón en todas las situaciones. No digo que vaya a olvidar lon que sucedió, pero debo perdonarlo.-

- Ok. Estamos de acuerdo en eso. Si quieres perdónalo, pero no por eso debes hacerle de noviecita Bells. Es mucho. Hasta hace unos días estabas hecha un desastre, amargada, encerrada en casa para no encontrarte con nadie, y ahora sales corriendo a abrazarte con la familia Cullen? Lo siento hermana, pero no puedo entenderlo.- dijo poniéndose de pie.

- No te pido que lo entiendas. Solo que me apoyes Emm. Sabes que fue lo que me decidió a hacerlo?-

- Estabas ebria?- respire aliviada. No sería tan difícil si bromeaba con eso.

- No Emmett- reí- aunque sería una gran excusa verdad? Cuando Alice habló conmigo me preguntó que hubiese hecho si yo estaba en su lugar, y el que estaba en esa cama eras tu. Ni lo dudé Emmett. La hubiese obligado, golpeado de ser necesario. Yo por tí haría todo.- le dije con todo mi corazón.- Entiendes ahora?- pregunté.

- Entiendo. No se Bells. No quiero verte sufrir otra vez. Menos por el.-

- No hay nada que podamos hacer. Ya lo ví. Estuve con el y estaré hasta que recuerde. Solo espero que sea pronto.-

Emmett estaba parado mirándo por la ventana de mi cuarto. Me acerque y lo abracé.

- Gracias- le dije.

- Por qué?- pregunto envolviendome en su abrazo.

- Por no gritarme ni enojarte... tanto.- 

- Eres mi hermanita, no puedo enojarme. Aunque no este de acuerdo con lo que haces.- Era una gran persona. Lo que me recuerda...

- Emm, Edward preguntó por ti. Quiere verte.- 

- Verme?! No Bella, yo no puedo. No soy tan buen actor como tu.- dijo soltándome y yendo hacia la puerta.

- Tal vez lo haga recordar antes y pueda librarme de esto.- Si quería que funcionará debía tocar su punto debil, o sea, yo.

- Bella... no puedo...- estaba flaqueando. Debía presionar un poco más.

- Esme quiere verte. Te extraña mucho. Hazlo por ellos y por mi. Por favor hermanito!- dije haciendo puchero de nuevo.

- Bien bien! Iré. Pero no puedo prometerte mucho.- dijo molesto.

- Eres el mejor Emmett. El mejor hermano, hombre y amigo del mundo!- Volví a abrazarlo.

- Si si, el mejor.- dijo desganado. - Me voy a dormir. Fue mucho para mi hoy. Entre tu escenita con Jacob y tu ataque de bondad/estupidez me agotaste.- 

- Serás un gran padre algún día.- solté sin pensar.

- O uno muy malvado, considerando que si tengo una hija no saldrá de la casa hasta los 21.- dijo cerrando la puerta.

Me tendí en mi cama. No podía más. Si Emmett estaba agotado, yo estaba sin fuerzas.

Me sentía mejor contándole a mi hermano todo. Al menos no estaba sola con mi locura.