El adiós
Extrañaba y necesitaba muchísimo a Jake, Rosalie no quería ir a la fiesta para no dejarme sola, mi amiga me conocía demasiado bien, sabia que era peligroso que nadie estuviera conmigo, así que invente que Jass vendría a quedarse conmigo esa tarde, necesitaba mas que nunca estar sola para tomar una decisión, no podía dejar de pensar en que Edward se estaba casando, ya no me importaba que fuera Tania, solo no podía vivir con la idea de que estuviera en brazos de otra mujer que no fuera yo.
No me tomo mucho tiempo decidir lo que iba a hacer. Este seria mi adiós, por lo que pensé que era correcto despedirme de las personas que mas me amaban.
Rosalie: antes que nada quiero agradecerte por cuidarme y ser una hermana para mi, “te amo amiga”, voy a dar un paseo por los acantilados, y no volveré. Quiero pedirte que le digas a mi madre, que la amo y que me perdone por la locura que cometí, pero que el amor a veces no te deja vivir.
También dile a Jake que me perdone por lastimarlo tanto, que deseo con toda mi alma que logre ser feliz al lado de una mujer que realmente lo merezca. Y a Edward dile que lo ame y lo seguiré amando donde quiera que este, que ha sido y será el amor de mi vida, que deseo que sea feliz.
Siempre supe que Edward no estaría conmigo, pero también supe que no podría vivir si el…
Dale un beso a Jass y dile que lo quiero muchísimo, que ha sido mi mejor amigo y despídeme de el.
Lo siento Rose…
De verdad gracias… Te adoro
Adiós… Bells
Deje la nota sobre mi cama.
Camine por última vez bajo la llovizna eterna del cielo de Forks, hasta que llegue hasta los acantilados de La Push.
Llevaba en mis manos el brazalete que Edward me había dado en mi ultimo cumpleaños, camine hasta el borde, era realmente alto el risco que había elegido, me pare en la orilla cerré mis ojos y su cara apareció inmediatamente en mi mente, deje su imagen alli, no podía contener el llanto, abrí los brazos, podía sentir la llovizna y el viento golpeando mi rostro, había comenzado a sentir la paz que estaba buscando, su rostro seguía en mi mente.
Un solo paso me separaba del precipicio que me llevaría directo al encuentro con la paz que necesitaba mi alma, respire hondo aun con los ojos cerrados y susurre: “Te amo Edward.”
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