LO QUE VEZ ES LO QUE SOY +18

Autor: odet_Swan
Género: + 18
Fecha Creación: 08/07/2014
Fecha Actualización: 04/11/2014
Finalizado: NO
Votos: 28
Comentarios: 102
Visitas: 76829
Capítulos: 40

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MI BLOG: εїз Mis Aventuras Twilight εїз 
 

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Isabella Swan, joven Doctora, brillante, ingeniosa aunque un poco molesta con la vida, se ve arrastrada a un mundo que jamás imagino por el Abogado Edward Cullen, hombre misterioso que despierta en Bella cosas que jamás imagino que sentiría por un hombre,  sin poderlo evitar sucumbe a la atracción que el ejerce sobre ella y acepta formar parte de sus juegos sexuales, repletos de fantasías y erotismo. Junto a él aprenderá que todos llevamos dentro un voyeur, y que las personas se dividen en sumisas y dominantes... Pero el tiempo pasa, la relación se intensifica y Edwad empieza a temer que se descubra su secreto, algo que podría marcar el principio o el fin de la relación.

 


Recuerden que esta historia esta basada en el libro de Pideme lo que quieres.

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Capítulo 39: EXTRAÑA NAVIDAD

POV EDWARD

Aparcamos el coche en la entrada del hospital, Ian se quedo pasmado al ver salir a un niño corriendo con un gran globo, casi choca con el, pero logro esquivarlo, yo creo que ni el niño se preocupo por haber terminado en el suelo, el hospital estaba rebosante de alegría, Bella me había dicho que cada año organizaban una pequeña fiesta para celebrar la noche buena con los enfermos, entre doctores y enfermeras y otras organizaciones se cooperaban para comprar comida y juguetes para ofrecerles a todos los residentes.

Se me ponía la carne de gallina, los hospitales nunca me han gustado, ¿a quién si? Su ambiente siempre es deprimente, admiraba a estas personas con sus familiares enfermos, por lo menos trataban de mostrarse alegres a pesar de la situación

                                        


 

-de haber sabido esto, no me vestía tan ridículo- aguante la risa,.  Señalo Ian a nuestro alrededor, entramos en recepción, sonreí al verlo todo decorado con globos y serpentinas, todos y cada uno de los presentes con gorros de navidad u orejas de reno, busque por la habitación a mi chica y la vi, estaba inclinada dándole un pedazo de tarta a una niña, llevaba un saco Rojo y unas orejas de reno con un moño rosa, y una nariz roja, se vea adorable. nos dirigíamos a la fiesta a casa de mis padres, el plan era recoger a Bella aquí en el hospital, el chofer llegaría con mis suegros más tarde, no sé porque Ian insistió en acompañarme por mi chica así llegábamos todos juntos, y como íbamos a una fiesta de gala ambos estamos vestidos con nuestros esmoquin, la verdad si resaltábamos como luces fosforescentes.  Era chistosa la situación

Como si se hubiera dado cuenta que la observaba mi chica levanto la vista y me encontré con sus hermosos ojos, le sonreí, ella me saludo con la mano y me hizo una seña para que la esperara, yo asentí con la cabeza y ella despareció por un pasillo.

 

-yo no sabía que hacían esto en los hospitales, no creo que este permitido perturbar a los enfermos- exclamo mi amigo, pero yo sabía que no estaba molesto, recorría con fascinación toda la estancia,

 

-no creo que a los enfermos les importe un poco de celebración- afirme, a pesar de muchas cosas estaba seguro que muchos agradecían olvidar por un momento los males que los aquejaban

 

-tienes razón, además no todos los enfermos son tan amargados como tu colega, cuando estas postrado en una cama de hospital- Ian estallo en carcajadas, yo le fruncí el ceño, pero no estaba molesto por tu comentario, tenía razón, siempre he sido un mal enfermo, en ese momento una pelota golpeo mi costado y reboto a Ian en el pecho, mi amigo no sé cómo le hizo para que esta no saliera volando hacia el mostrador, alcanzo a agarrarla.  Si no lo hubiera hecho esa pelota hubiera seguido rebotando por todos lados. La pelotita no era demasiado grande, fácilmente cavia en la palma de la mano, ese tipo de pelotas podría ser algo destructivas si se lo proponían.

Ambos miramos para todos lados, tratando de encontrar al dueño o dueña del juguete, de repente salió corriendo un niño, esquivo a las personas que bloqueaban su paso, en cuanto vio que Ian sostenía la pelota se apresuro corriendo hacia nosotros.

 

-Senol……mi pelota- dijo el, estirando la mano,  ¡santo dios!, pestañe asombrado, ambos nos quedamos petrificados, me arriesgue a darle una mirada a Ian, esperando que no fuera el único sorprendido el aspecto del niño, pero no había error Ian estaba tan sorprendido como yo, volví mi vista al pequeño, tratando de reafirmar o desechar mis temores.

 

El pequeño según mis cálculos tenía 3 o 4 años a lo sumo, cabello rubio no tan claro, piel blanca, pero lo que más nos sorprendían eran esos ojos, eso ojos color miel, sacudí la cabeza desechando esa idea, esos ojos me recordaron otros que mi amigo y yo conocíamos muy bien,  seria mucha coincidencia que este niño, se pareciera a  Heidi, ¡no era posible!, seria demasiada coincidencia, además había muchos rubios y rubias en esta ciudad, al ver el seño fruncido del niño y ver que comenzó a mirar alrededor con algo de nerviosismo, reaccione, le di un codazo a Ian, estábamos asustando al niño, mi amigo movió la cabeza saliendo de su estupor, se agacho para quedar a la altura del pequeño

 

-¿seguro que es tuya?- dijo Ian mostrándole la palma de la mano donde tenía la pelota, en eso mi Bella se aproximo hacia nosotros y nos vio con el pequeño, se quedo estática un segundo, yo la mire confundido, pero ella rápidamente se recupero y camino hacia donde nos encontrábamos.

 

-es mia….me la lio, el doltol- dijo el niño muy seguro, irguió los hombros con orgullo, sonreí, estaba dispuesto a defender lo que era suyo

 

-soy testigo- dijo Bella, el niño la miro y sonrió, cuando Bella estuvo a mi lado la abrace por la cintura. –yo vi cuando el doctor disfrazado de Reno se la dio- el niño asintió con la cabeza.

 

-¿así que te gusta el Fut bol?- pregunto Ian, el niño negó con la cabeza, además esa pelota era muy pequeña para jugar fut bol, o Ian estaba nervioso o no sabía de deportes, reí con esa idea, era más seguro que el niño lo intimidaba

 

-me guta el kalate- dijo haciendo algunos movimientos, no pudimos evitar reírnos, era un niño muy simpático,  por un momento olvide a quien tenía parecido, esperaba que sus padres aparecieran por aquí, no sé que esperaba averiguar.

 

-¿te enseño un truco?- pregunto Ian, el niño asintió, mi amigo hizo un movimiento de las manos y después se las mostro y yo tenía la pelota, el niño abrió mucho los ojos, se acerco y lo tomo de las manos, buscando por arriba y por abajo su pelota.

 

-¡eles un mago!-dijo con asombro,  volvimos a reír, Ian hizo otro movimiento, paso la mano por su oreja y volvió a mostrarle la mano con su pelota, el niño sonrió maravillado y aplaudió, reclamando que Ian volviera hacer su truco, mi amigo lo complació, pero como todo niño, este seguro no se iba a cansar de ver el truco,

-¿y cómo te llamas karateka?- pregunto Ian

 

-¡NATE!- Nos giramos a escuchar la voz de la mujer,

 

-¡Mami!- dijo el niño corriendo hacia ella, era la enfermera de la cafetería ¿Cómo se llamaba?... Amaia, si lo recuerdo, la cual había rechazado a mi amigo hace días, ella también se quedo un segundo petrificada viéndonos, antes de reaccionar y tomar a su hijo en brazos,

 

-Me asustaste Nate, te he dicho que no tienes que correr así-

 

-lo siento mami, eque se me fue la pelota- dijo el señalando a Ian, mi amigo estaba asombrado, se levanto poco a poco, ¿así que Amaia tenía un niño? ¿Estaba casada? ¿Esa era la razón por la que rechazo a Ian? Nate se bajo de los brazos de sus manos y regreso con Ian.

 

-es un mago mami, ase tucos, ensenale a mi mami- exigió el niño tomando a Ian de una mano exigiéndole atención, mi amigo estaba asombrado viendo a Amaia, no lo culpaba, yo no sabía qué hacer para aligerar el ambiente,

 

-¿tienes planes para hoy Amaia?- intervino Bella, y creo que todos se lo agradecimos,  no alcanzo a contestar

 

-vamos a ir a una fiesta- se apresuro a decir Ian -¿tal vez les gustaría unirse a nosotros?- no me esperaba eso, Ian solo tenía ojos para Amaia,

 

-¡SI! ¿haba más magos?- grito Nate, eso hizo que Amaia saliera de su asombro, se aproximo a su hijo y lo tomo de nuevo  en brazos.

 

-Lo siento, tenemos planes, no podemos cancelarlos- dijo ella, Nate frunció en seño,  se volvió a zafar se sus brazos y se aproximo de nuevo a Ian

 

-no selto mami, dijites que no iríamos a aluna  fiesta polque tenia que dormir tempano, ¡hoy llega papa nel!- dijo saltando de entusiasmo

 

-de verdad que no podemos ir…..Gracias por la Invitación- dijo Amaia, no sé porque estaba nerviosa

 

-¡polfavol mami, yo quilo…..!-rogo Nate, yo me quede viendo los pucheros que hacían, era una locura pero me seguían recordando a Heidi

 

-Insistimos- dijo Bella, pero Amaia negó con la cabeza, solo nos miro un segundo antes de volver su vista a Ian, era como si ninguno de los dos podría apartar la vista del otro, había atracción ahí, estaba seguro, pero dudaba que esa relación tendría algún futuro, las mujeres casadas estaban fuera del menú e Ian lo sabía.

-lo siento- se disculpo le tendió la mano a Nate- cielo debemos irnos, despídete-

-¿Me da mi pelota? Pol favol- Ian se la tendió y el salió corriendo nuevamente hacia su madre, gritando Gracias, Amaia lo tomo de la mano,

 

-Feliz navidad!- nos asintió con la cabeza en señal de despedida y se fue con su hijo, Bella y yo le decíamos también feliz navidad, pero no me paso desapercibido que Ian no dijo nada, es mas dio un paso hacia delante cuando Amaia se giro y comenzó a caminar, no sabia lo que estaba pasando por la cabeza de mi amigo, pero podía ver lo nervioso que estaba, y por la forma en la que apretaba los puños, también podía decir que estaba furioso.

 

-Debemos irnos- dijo mi chica llamando nuestra atención, Ian parpadeo y sin decir nada se dirigió a la entrada, tome a Bella de la mano y lo seguimos, ninguno dijo nada durante todo el camino, cada quien venía sumido es sus pensamientos, esporádicamente le daba miradas a mi amigo por el espejo retrovisor, el venia en la parte de atrás del coche y no apartaba su vista de la ventanilla, quería preguntarle que le pasaba pero ya había decidido darle tiempo hasta que decidiera confiar en mi cualquier cosa que lo estuviera inquietando.

 

Cuando llegamos a la casa de mis padres, me detuve en la entrada, entregue la llave al aparcacoches, redie el auto para ayudar a Bella bajar pero Ian ya se me había adelantado,

 

-¡que comience el espectáculo!-dijo Ian muy teatral haciendo que Bella rodeara su brazo con el suyo, en un acto muy galante, yo tome a mi chica por el otro brazo, Ian había dejado a un lado cualquier preocupación que pudiera tener y en su lugar tenía una sonrisa, pero yo más que nadie sabía que era una máscara, pero no lo presionaría, Bella me miro, también estaba preocupada por Ian, pero yo asentí con la cabeza y le guiñe un ojo.

 

Era momento de la verdad, Bella estaba nerviosa, mas desde que le dije anoche que hoy anunciaría nuestro compromiso, ella no quería, pero este era el mejor momento, todo el que fuera alguien esta noche estaría aquí, la más alta sociedad de Seattle nunca se perdía una fiesta de los Cullen, era publicidad gratis, para mí era un mero espectáculo de televisión, dentro de la fiesta habría fotógrafos plasmando en sus cámaras este gran circo, no es que antes no lo disfrutara, nos encantaba, para Ian para mí era más terreno de caza, era como un itinerario a seguir, llegábamos, solidarizábamos, sonreíamos observábamos a las mujeres como unos depredadores eligiendo su presa y poco después, sin mucho esfuerzo salíamos de aquí con compañía y con un panorama de juegos muy lujuriosos por delante.

 

Hoy a punto de entrar en estas puertas y miro en mi pasado y giro mi cabeza para ver a mi hermosa Bella con ese vestido negro hasta el suelo, su melena sujeta hacia el derecho sujeto solo por un pasador, cayéndole seductoramente sobre su hombre, me robaba el aliento, mi chica era exquisita y tan hermosa, era sexy como el infierno sin abandonar su sencillez y como me encantaban sus sonrojos o la manera en que nerviosamente se mordía el labio.

 

Subimos los escalones y cruzamos la puerta principal, sentí que Bella apretó su agarre en mi brazo, le di una mirada a mi amigo y supe que también a él, el asintió con la cabeza, ambos estábamos de acuerdo, sabíamos que esta noche era difícil, Bella estaba a punto de entrar junto con mis suegros en un mundo diferente, de gente hipócrita que a la menor oportunidad te humillaban, y mi mayor temor era mi padre, tal vez estaba siendo un paranoico, pero muy en el fondo sabia que Carlisle no dejaría pasar esta ocasión para fastidiarme, si por mi fuera no estaría aquí, pero mi madre había insistido, Ian también lo sabía por esto agradecía su apoyo, Emmett aunque ignoraba toda la historia que tenia con nuestro padre y Becca, sabía muy bien hasta qué grado podrían llegar Carlisle y Alice cuando querían sentir mal a las personas, así que estaba seguro que de cierta forma el también me apoyaría, esta tarde cuando le marque, el más que contento junto con Rose estaban dispuestos a recibir a Charlie y a Sue si Bella y yo no alcanzábamos a llegar.

 

Como era de esperar el salón estaba finamente decorado a la altura del evento, Bella estiraba el cuello viendo alrededor, sonreí sin quererlo, sabía que no le importaba ni la decoración, ni los invitados, estaba buscando a sus padres, me encantaba ver a Bella con sus padres ellos eran divertidos, a noche en la cena a pesar de todos los comentarios indiscretos de Sue que avergonzaron a mi chica sentí un poco de envidia, yo que diera por tener unos padres así, o por lo menos una relación tan amorosa como la que ella tiene con ellos.

 

Por unos minutos nos paseamos por el gran salón, saludadnos a unos cuantos conocidos y le presente a mi chica unas cuantas personas hasta que logramos divisar a mis suegros, estaban con Emmett, Rose y Alice, al ver la cara de Emmett supe que las cosas no estaban tan tranquilas como parecían, tenía a Alice sujeta por un brazo como dándole señales de advertencia.

 

-Buenas noches- salude, Sue dio un brinquito de alegría y se abrazo a su hija diciéndole lo hermosa que estaba. Alice tomo un sorbo de su copa, se zafo de Emmett y se acerco a Ian tomándolo por el brazo.

 

-Tengo ganas de Bailar Ian-

 

-Belita, que mal educada eres, ¿no me piensas presentar?- dijo mi amigo ignorando completamente a mi hermana, Rose disimulo su risa fingiendo que tosía

 

-mama, papa, les presento a Ian Somerhalder……- Ian no espero que Bella continuara, se separo de Alice y se coloco en medio de Sue y Charlie.

 

-¡pero qué formalidad hermanita!- dijo Ian con una sonrisa –señores Swan, solo cabe decir que he qui a su nuevo hijo- dijo sonriente mis suegros lo veían como si estuviera loco y yo los entendía Ian podía llegar a ser un poco….Intenso

-Ian es como mi hermano, es mi mejor amigo…..- quería explicar

 

-¡corrección! soy su único amigo- me interrumpió –soy el único que lo aguanta en todo caso, además no es por el por lo que les digo que soy su hijo, sin ofender amigo- asintió con la cabeza, se separo de ellos y paso su brazo sobre los hombro se Bella, -si las cosas hubieran sido diferentes yo sería su yerno, pero desgraciadamente mi amigo se me adelanto, así que no me queda más remedio que adoptar a Bella como mi pequeña, aquí entre nos, Bellita puede llegar hacer un poco traviesa, así que como ustedes no están aquí para orientarla, necesita mano fuerte así que, que mejor que su hermano mayor para guiarla por el buen camino- Bella le dio un codazo en el estomago, Ian dio un salto y todos nos soltamos a reír, menos mi hermana

 

-¡Bravo!- dijo Rose, abrazando a Emmett –eres muy dramático ¿no crees?-

 

-lo que tienes es envidia Bruja- dijo Ian divertido, esta guerra de palabras era muy común entre ellos.

 

-pues bienvenido a la familia hijo- Charlie le palmeo el hombro.

 

-si Ian- dijo Alice, con un brillo maligno –Ahora que ya eres de su familia a lo mejor te pedirá a ti esa cerveza- yo la mire sin comprender le di una mirada a Rose y a Emmett que la estaban fulminando con la mirada.

 

-lo que pasa- dijo Charlie –es que esta bebida de ricos no está mal, pero sin duda es cien por ciento mejor una cerveza- Sue y Bella se veían mortificadas.

 

-estoy de acuerdo- dijo Ian –Sabes Charlie tienes razón, las cervezas son las mejores ¿te gusta el baloncesto? A Edward y a mí nos encanta ir al polideportivo a tirar unas canastas y tomarnos unas cervezas, mientras estés aquí podrías unírtenos-

 

-ustedes no saben de deportes, no hay nada como el beisbol- dijo él,

 

-¡por fin!- dijo Emmett –alguien que me entiende, ¿Charlie no quieres adoptarme a mí también?-

 

-no por favor- dijo Sue –no soy muy joven todavía para tener tantos hijos- todos nos reímos.

 

-mama Sue ¿Qué tal si bailas con tu hijo?- no le dio tiempo a negarse, Ian la tomo del brazo y se dirigieron a la pista –anda hermanita trae a papa Charlie a bailar- Bella sonrió y tomo a su papa de la mano, se perdieron entre las parejas de en la pista de Baile.

 

-¡Que pretendes Alice!- tome a mi hermana del codo con fuerza, sabía que la estaba lastimando, pero no me importaba, no iba a permitir que siguiera con sus jueguitos tontos, la familia de Bella era mi familia ahora y no iba a permitir desplantes en su contra.

 

-¡Me lastimas!- chillo

 

-te estas pasando Alice- dijo Emmett con dureza

 

-yo no tengo la culpa que sea gente sin clase…!por Dios! ¿Cómo se le ocurre pedir una cerveza en este tipo de eventos?-

 

-fue solo un comentario de Charlie- dijo Rose, ella dio un paso amenazador hacia mi hermana –Ándate con cuidado Alice, porque yo también quiero a los padres de Bella como si fueran míos, son buenas personas, así que será mejor que los dejes en paz si no quieres terminar calva- la solté ella nos fulmino con la mirada, sus ojos ardían con rabia, sin decir nada se dio la vuelta y se fue.

 

-¡dios!- me pase frustrado las manos por los ojos, me estada comenzando a dar dolor de cabeza, ¿Por qué tenía que ser esto tan difícil?.

 

-cálmate hermano, estoy seguro que Alice después de esta advertencia se comportara o por lo menos se mantendrá alejada de ellos-

 

-¿Cómo quieres que me calme?, ¿sabes lo difícil que es admitir que no quería venir a pasar la navidad aquí con ustedes?, sabes como son Carlisle y Alice-

 

-nuestro padre fue muy amable cuando se los presentamos a la entrada, Incluso le hizo prometer a Sue que le regalaría un baile, así que contrólate, todo saldrá bien, no permitiremos que nadie ofenda a los padres de Bella-

 

Después de ese incidente desagradable con mi hermana, el resto de la velada se estaba desarrollando sin incidentes, Bella se había relajado y ella y sus padres estaban divirtiéndose, mas cuando llego Derek, Sophia y David, al instante todos congeniaron con los padres de mi novia. Pero no me paso desapercibido que en ciertas ocasiones mi hermana estaba platicando con alguna de sus amigas, miraba hacia nosotros con algo de desdén. Ian también con el paso de las horas venia cada vez más insistente el reloj, no sabía que planes tenia para más tarde.

 

-¿te diviertes?-le pregunte susurrando cerca de su oído, nos encontrábamos bailando en medio de la pista, ya era hora que me tocara a mí, ella había bailado con su padre, Emmett, Ian, Derek, David, no estaba molesto, eso había logrado hacerla relajarse en primer lugar.

 

-si..-dijo ella estremeciéndose cuando le mordí el lóbulo de la oreja –excepto por la parte de que los tacones me están matando- no pude evitarlo me solté una carcajada, esta era mi chica.

 

-por mi puedes quitártelos y bailar descalza mi amor- además con ese vestido tan largo dudaba que alguien se diera cuenta, ella resoplo

 

-ojala fuera tan sencillo, pero no quiero parecer una enana entre gigantes- me reí ante su afirmación, le di un beso en la punta de la nariz

 

-me muero por llegar a casa y arrancarte ese vestido- le dije de forma que solo ella escuchara, dándole un pequeño pellizco en ese culo tan fantástico que tenia, como era de esperar mi chica reacciono  a mi insinuación.

 

-¡Edward!- no pude evitarlo me reí, en ese momento me tocaron el hombro, estaba dispuesto a golpear a cualquiera que estaba interrumpiéndonos, en ocasiones mis amigos se pasaban de pesados cuando querían

 

-me permites- me puse tenso al escuchar la voz de Carlisle, instintivamente apreté mas a Bella hacia mi cuerpo, me gire para enfrentarme a mi padre pero me detuve al ver a un lado de él a Esme.

 

-¿le concedes este baile a tu madre cariño, espero no te moleste que te lo robe un rato Bella?-no estaba dispuesto a dejar que Bella se fuera con Carlisle, ¡diablos!, simplemente no podía soportar verlo tocarla aunque fuera en un baile, ¡no podía!.

 

-por supuesto Esme- dijo ella, logrando soltarse de mi agarre. –Baila con tu madre Edward- dijo ella, mi chica me miro a los ojos, en ellos reflejaba todo el amor que sentía por mí, me estaba dando la tranquilidad que necesitaba, no podía hablar si lo hacia lo único que saldría de mi boca, seria maldiciones y advertencias para Carlisle.

 

No me quedo más remedio que asentir con la cabeza tome en brazos a mi madre y comenzamos a bailar, pero en ningún momento aparte de mi vista Bella y a Carlisle, la sangre me hervía de furia, no me pasaba desapercibida la burla en los ojos de mi padre, Bella estaba tranquila y le sonreía cortésmente a todo lo que el le decía, lo cual me frustraba no poder escuchar, los segundos me parecían horas, necesitaba apartar a mi chica de sus brazos, ¡Maldición! ¿Dónde estaban Ian o Emmett en estos momentos?, todo mi auto control me abandono cuando vi que Carlisle se inclinaba demasiado cerca de oído para decirle algo, pero solo fue apariencia porque claramente aspiro de el perfume de Bella y sonreí burlón hacia mí. Eso fue todo, me aleje de mi madre y estaba dispuesto a dejarme ir a golpes contra el, como si Bella presintiera lo que pasaba se aparto y cuando me ir hacia ellos se apresuro a mis brazos

 

-¡Edward!- no me importaba nada, ya no me importaba si mi madre se enteraba lo que era su marido, que todo el mundo se enterara de lo que Carlisle me había hecho, lo único que quería era apartarlo de la mujer que amaba.

 

-¿sucede algo hijo?- dijo el hipócrita.

 

-¿Edward?- mi madre estaba claramente sorprendida por mi actitud, se coloco a un lado de mi padre, el la tomo por la cintura y podía ver claramente el desafío en su mirada, el claramente sabía que si algo me había obligado a estar callado todos estos años fue el hecho de que no quería hacerle daño a mi madre reventando la burbuja donde vivía, por el rabillo del ojo vi a Ian, Derek y David que estaba en el borde de la pista, sabía que ellos intentarían detenerme aunque no me culparían si hacia un escándalo, estaba seguro que ellos presenciaron el acto deliberado de Carlisle para enfurecerme.

 

-lo siento- logre decir, tome a Bella por la cintura y la apreté contra mi cuerpo –lo que sucede es que necesito hacer un anuncio-

 

-¿un anuncio?- Carlisle pregunto enarcando una ceja, juro que todavía tenia ganas de golpearlo.

 

-¡Pido a los presentes, me presten un momento de su atención por favor!- la música se detuvo. De todas formas algunos que estaban a nuestro alrededor se habían detenido curiosos para ver lo que sucedida cuando me lance contra Carlisle

 

-“! Queridos amigos, me gustaría compartir con ustedes una hermosa noticia, hoy este dia es muy especial para mi ¡”- hice una pausa para hacerle una seña a un camarero para que nos trajera un copa de champan.

 

-“!la navidad está hecha para compartir con amigos y familiares, hoy me encuentro rodeado de las personas que me importan más, mis amigos- señale con la copa hacia donde estaban Ian, Derek, Sophia, Rose y Emmett y para no despreciar a nadie más gire en la habitación donde había otros muy buenos amigos cercanos

 

-“!Mi familia!”- ahora le todo el turno a Carlisle y a Esme después hacia Charlie y Sue que estaban platicando con otras parejas –“!pero sobre todo, mi hermosa novia!”- le sonreí a mi chica, que estaba sonrojada, aferrada a mí, sabía que el estar bajo tanta atención la estresaba.

 

-“!y lo que hace mas especial este día, es que Hoy, quiero anunciar que mi vida dará un hermoso cambio, Señoras y Señores, permítanme presentarles a Isabella Swan….. Mi prometida!- el salón estallo en vítores y aplausos

 

-¡”Propongo un Brindis, por mi prometida Bella, Gracias mi amor por aceptar ser mi esposa, no puedo describir con palabras lo feliz que me haces…..!Salud!!”-choque mi copa con mi chica, ambos tomamos un sorbo de champan, brindando con los demás y por ultimo selle mis labios con los de ella, asi todo mundo seria testigo que ella era Mía, solo mía, mi mujer, mi compañera, mi confidente, mi amante y mi futura esposa.

 

Cuando nos separamos, mi chica estaba sonrojada, con los labios hinchados tan tentadores, mi madre nos abrazo he hice todo lo posible por evitar contacto con Carlisle y también evitar que tocara a Bella, el perdió su oportunidad al quedarse en shock por el anuncio, era triste pensar que mi propio padre no podía ser feliz por mi, en mi tarea mis amigos me ayudaron al momento nos rodearon con felicitaciones así que poco a poco pude ir empujando a Bella hacia otro lado.

 

Tome de la mano a mi Bella, tenía un objetivo en mente, así que me dirigí hacia los pasillos que llevaba al garaje, logre evita a la mayoría de personas que nos felicitaban, saque mi celular y le mande un mensaje a Ian, con  solo una palabra “Cúbreme”, este era nuestro modo operandi, el entendería, así que mi único propósito ahora era estar con mi chica.

 

-Edward que……- habíamos dejado el gran salón, cruzamos la puerta del pasillo que daba la cocina y seguí por la izquierda hasta la puerta que daba al garaje.

 

-silencio nena, aras que nos descubran, me detuve antes de entrar, la abrí con cuidado y mire discretamente por si había alguien, se supone que los aparcacoches deben de estar en el jardín de enfrente, pero no quiera tomar riesgo, no es como si los de la fiesta no sospecharan porque Bella y yo habíamos desaparecido, y la verdad no me importaba, yo podía estar con mi mujer en el momento que quisiera, solo me preocupaban mis suegros, no quería dejarlos ahí solos, pero sabía que Ian se haría cargo por unos momentos.

 

Cuando me aseguro de que no había nadie, abrí la puerta e hice que mi chica entrara

                     

-estás loco Edward- la jale a mis brazos y enterré mi cara en su cuello, aspirando su olor, era lo único que me lograba calmar, todavía estaba furioso con Carlisle, solo el pensar que mi padre quiera volver a arruinar mi relación con una mujer que hacer querer matarlo, yo confía plenamente en Bella, sabía que no era como la mujer que me traiciono, pero lo que me preocupaba es que Carlisle intentara cualquier cosa en contra de ella.

 

-¿loco?- me rei – nadie puede culpar a un hombre por desear a su mujer amor, además……- me separe de su cuerpo para recorrerla con la mirada –tú tienes la culpa de ser una tentación- ella rio, me iba abrazar pero me aparte, todavía no llegábamos a mi escondite y aquí cualquiera podría entrar.

 

Empuje a bella hacia la esquina, ella estaba confundida, me subí a una de las cajas que estaban ahí, alcance el cordón que sobresalía del techo, lo jale y se liberaron las escaleras que daba al ático que estaba encima del garaje.

 

-Mi lady, permítame enseñarle la mejor parte de esta casa- le tome la mano y la ayude a subir por las escaleras de madera,

 

-está muy oscuro- exclamo ella cuando llego, yo subí y la sostuve por la cintura, no quería que tropezara con nada, hace años que no estoy aquí, pero se que conociendo a mi madre todo seguía igual, era de las mujeres que le encantaba guardas cosas, aquí había muebles que le pertenecieron a la abuela de la abuela de la abuela.

 

-no te muevas – le advertí, me moví a tientas hasta encontrar una de las mesas que recordaba tenía una  lámpara antigua, no me equivoque, logre encenderla y una tenue luz y ilumino la estancia, Bella estaba fascinada, yo me acerque a uno de los amplios sofás de roble que estaba cubierto por una sábana blanca.

 

-¡qué hermoso!- Bella se acerco al sofá de madera antiguo y acaricio los grabados en la madera. Yo me quite la chaqueta y la puse encima del reposabrazos 

 

-si mi amor, hermoso, pero no estamos aquí para admirar el mobiliario- me acerque a su espalda, aparte su cabello para comenzar a besar su hombro, mi chica gimió, encontré la cremallera, deslice lentamente la cremallera y la hice salir de su vestido, lo coloque con cuidado sobre mi saco, para que no se ensuciara.

 

 

Tome a mi Bella en brazos, ella trastabillo un paso hacia atrás termino apretada contra mi cuerpo y lo que parecía ser un closet a su espala, apreté mi mejilla contra la suya, su cuerpo estaba apretado al mío, me maravillaba ver lo bien que nos acoplábamos, mis manos recorría con posesión cada parte su hermoso cuerpo, ella comenzó a jadear.

 

-te necesito- susurre en sus labios, deje pequeños besos por lo largo de su mejilla y su cuello –necesito estar dentro de ti nene, solo tu puedes hacerme olvidar.

 

-alguien puede encontrarnos- protesto ella débilmente, pero la verdad no parecía tan preocupada porque eso ocurriera

 

-tiene que ser aquí mi amor- me puse de rodillas y le abrí las piernas – tiene que ser ahora, ¡Dios eres hermosa!- mi chica con corset negro, medias con liguero a juego y tacones altos era toda una tentación.  No perdí tiempo con un dedo hice a un lado su tanga y hundí mi boca en lo profundo de su centro. Abriéndome paso con la lengua entre sus pliegues comencé a lamer su palpitante clítoris.

 

 

Mi chica dio un respingo, me arriesgue a verla a la cara un segundo sin separar mis labios de su sabroso manjar, mi Bella estaba tratando de ahogar sus gritos cubriéndose la boca con las manos, levante su pierna izquierda y la coloque sobre mi hombro abriéndola mas a mi invasión, me encantaba ver como mi chica disfrutaba de mi toque, ella era toda mía, sentí como su pierna se clavaba mas en mi espalda tratando de acercarme más a ella, aun así estaba siendo cuidadosa de no hacerme daño con el tacón de su zapato, pero la verdad no me importaba, yo estaba concentrado en que deseaba que mi prometida se corriera, necesitaba oírla gritar mi nombre, estaba a punto de explotar, mi chica gemía incontrolablemente, sus caderas se restregaban en mi cara sin ningún pudor, su mano había dejado su boca y estaba ahora en entre mis cabellos, apretándome más contra ella.

 

-Edward……voy a….- coloque mis manos en su culo, amansando sus maravillosas nalgas, succione con más fuerza su clítoris,

 

-¡Oh Dios!- grito cuando se corrió con fuerza,

 

Me puse rápidamente de pie y la tome en brazos antes de que se derrumbara contra el suelo, con prisa la coloque a lo largo del sofá, y me desabroche apresuradamente la bragueta del pantalón, la necesitaba, estaba duro como una piedra. Mi chica estaba tratando de regular su respiración, pero yo la necesitaba con urgencia, me incline sobre ella, levante su cadera con un brazo haciando que su espalda de arqueara, podría tomarla sobre sus manos y rodillas pero quería verla a los ojos, me encantaba el brillo de su pasión en su mirada.

 

Mi chica grito, cuando me enterré profundamente en ella, sabía que no la había lastimado, sabia como le gustaba a mi mujer y sabia lo caliente que se ponía cuando me la follaba duro, cuando era exigente, esa la volvía loca, así que comencé a embestir con fuerza en su interior, estaba tan caliente y mojada que no podía controlarme, ella movía las caderas en compas conmigo, me encantaba la forma en que su vagina apretaba mi polla

 

-eso es nena…apriétame- no iba a durar mucho, nos mirábamos a los ojos, en sus ojos se reflejaba todos los sentimientos que ella tenía hacia mí, así que yo esperaba que también ella pudiera ver lo mucho que me hacía sentir

 

-¡Oh nena….!-Bella se sacudió y grito mi nombre cuando alcanzo el climax, me apretó con fuerza y eso hizo que yo me impulsara hacia mi propia liberación, enterré mi cara en su cuello para evitar gritar, aunque estaba seguro no había logrado ser tan discreto, libere sus caderas y ella quedo completamente recostada en el sofá y yo con ella encima, si mi peso la aplastaba ella no se quejo.

 

No sé cuánto tiempo pasamos así, gozando de ese lapso pos orgásmico, pero teníamos que volver a la fiesta, pero estaba seguro que en cuanto tuviera la oportunidad me llevaría a Bella y a sus padres, ya había venido a esta fiesta y cumplido el propósito que tenía en mente ahora lo único que quería era irnos a casa y pasar una tranquila navidad.

 

Con mucho trabajo me incorpore y acomode mis ropas, después ayude a mi chica a hacer los mismo, le estaba ayudando a ponerse el vestido, ambos sonreíamos y aprovechábamos para toquetearnos mutuamente en plan juguetón, no todo tenía que ser sobre sexo

 

-estos muebles son hermosos- ella levanto la sabana que cubría el gran mueble donde la había tenido atrapada hace un momento.

 

-son muy antiguos, mi madre no tiene corazón para deshacerse de ellos- le di un beso en el hombro, después me separe para colocarme bien la chaqueta y el corbatín muestras mi Bella curioseaba por los demás muebles.

 

-si te gusta algo en particular, podríamos hablar con mi madre-

 

-¡Oh! Eso sería genial, hay cosas que realmente quedarían bien en nuestra nueva casa-le sonreí feliz, era maravilloso pensar en nuestro nuevo hogar, ella a había desprendido de sus temores iníciales y ahora estaba realmente entusiasmada –¿de verdad crees que no le importe?-

 

-mi madre estará encantada ya veras, vamos- la tome de la mano para salir de ahí y regresar a la fiesta, pero ella me detuvo.

 

-Edward…..lo que pasó con Carlisle- yo negué con la cabeza, lo que menos quería ahora era hablar de eso, ya estaba más tranquilo y no quería que mi padre arruinara este momento. Bella comprendió y ya no dijo nada, bajamos del ático, yo primero y estaba ayudando a bajar a mi chica cuando la puerta del garaje se abrió y nos encontramos a Jasper, yo solo le asentí con la cabeza, el estaba algo sorprendido cuando nos vio bajar las pequeñas escaleras de madera, si el estaba tentado a preguntar o hacer un comentario al respecto se detuvo cuando vio mi mirada de advertencia. No me importaba lo que llegara a pensar, lo ignore completamente y regresamos a la fiesta.

 

Rápidamente encontré a Derek en una esquina, el nos sonrió con picardía cuando nos vio, yo rodee a Bella por los hombros, ella estaba sonrojada.

 

-¿Dónde está Ian?- le pregunte mientras buscaba por la estancia.

 

-se ha ido hace como cinco minutos- yo fruncí el seño, se suponía que mi amigo me cubriría. ¡Lo mataría! Ya me había dado cuenta que esta algo ansioso y miraba constantemente el reloj, pero no era para que me abandonara en la estocada, aunque le agradezco que haya estado aquí apoyándome, aun así que definitivamente era hombre muerto

 

-tengo que buscar a mis padres- dijo mi chica.

 

-ellos también se fueron poco antes que Ian-

 

-¿Qué?- pregunto sorprendía y Derek comenzó a reir

 

-se perdieron un gran Show, imagina “Iain, Charlie e Ian”- Derek comenzó a reír y yo no lo pude evitar, definitivamente nos perdimos de una buena.

 

-imaginen a Iain imitando a Frank Sinatra cantando “New york, New york” y Charlie e Ian haciéndole segunda, fue genial, no nos dijiste que tu padre cantaba tan bien Bella-

 

-¡Dios!- dijo ella mortificada, y eso hizo riéramos más alto. -¿Quién es Iain?-

 

-es el padre de Ian, has de cuenta Ian con treinta años más, es un viejo picaron peor que su hijo, pensé que estaba en Nueva York por negocios-con todos mis temores de hoy, ni siquiera sabía que los padres de mi amigo estarían aquí, Iain y Delia eran geniales, siempre me han tratado con un hijo. Mataría a Ian por no decirme, me hubiera gustado presentarles a Bella, este lugar era tan grande y estaba tan lleno de gente que no me sorprendió no haberlos visto, además rara vez vienen a este tipos de eventos ya que Iain y mi padre no se llevan nada bien.

 

-¿y porque se fueron mis padres?-

 

-Iain y su esposa ya se retiraban y se entendieron tan bien con tus padres que los invitaron a tomar una copa y después los llevarían a tu casa Bella- la verdad no me sorprendía que se hubieran llevado también,

 

-será mejor que nos vallamos mi amor, llamaremos a Iain para asegurarnos que lleve a tus padres, Iain casi todo el tiempo cree que tiene dieciocho años y si no le pones un freno es capaz que a tus padres se los lleva de fiesta y no los vemos hasta mañana- todos reímos.

 

Salimos después de despedirnos de nuestros amigos y de mi madre, por suerte Carlisle no se veía por ningún lado, mientras esperábamos que me trajeran mi auto, saque mi celular y le mande un mensaje a Ian.

 

Gracias, aunque todavía de matare por no decirme que tus padres estarían aquí

 

Estaba ayudando a Bella a subir al coche cuando mi celular sonó,

 

por eso siempre es bueno tener un plan de incontinencia secreto….P.D: no soy responsable de cualquier cosa que mi padre instigue hacer a Charlie

 

Eso me hizo reír, cuando me subí al coche le pase el celular a Bella para que leyera el mensaje de Ian.

 

-¡Dios!-

 

-no te preocupes mi amor, los padres de Ian son geniales- tome el celular para mandarle un mensaje antes de arrancar el choche y dirigirnos a casa.

 

te agradezco todo lo que hiciste, se que estabas aquí mas por obligación que porque quisieras, ve por ella amigo y si necesitas otra sesión sentimental, lo haremos con helado y chocolates esta vez, ¡feliz Navidad!

 

No conocía a esa mujer que tenia a mi amigo llorando por los rincones, pero estaba seguro que su ansiedad de esta noche era por ir a lado de ella.

 

“!que sentimental! Me harás llorar, sabes que siempre serás mi favorito y mi primer amor, no seas tan dramático, diviértete con mi hermanita los veré después…..ahora deja de molestar, cambio y fuera.

 

No me moleste en contestar ese mensaje, estaba claro que no quería que lo siguiera molestando, eso quería decir que estaba en medio de algo importante y era mejor no ser inoportuno. Ya hablaría con el después, por ahora teníamos que llegar a casa, tenía un celebración privada con mi chica. Claro que tenía que esperara hasta que encontráramos a sus padres o los sacáramos de donde quiera que los hubiera llevado de fiesta Iain

 

 

 

POV AMAIA

Mis nervios no se calmaron al igual que mi agitada respiración, hasta que no llegamos a casa. No sé porque reaccione de tal manera… Pero algo me decía que debía llevarme a Nate de ahí y, no sé porque razón, podrán pensar que estaba loca por la manera en que actué... pero mi sexto sentido me decía que escapase de ahí.

 

—Mami, estoy listo —me llamó mi hijo desde el baño, que estaba metido en la bañera jugando

 

—Ya estoy aquí campeón —le dije tomando su toalla y secando su cabello pillándolo desprevenido, lo que causo mis risas y que el me salpicase con el agua

 

—Mami eso es tampa —protestó cuando lo enrollé con la toalla impidiéndole moverse y cargándolo como si fuera un saco de patatas hasta su habitación

 

—Me estas llamando tramposa —sonreí mientras terminaba de ponerle la crema y comenzaba ayudarle a colocarse el pijama de Spiderman. El me miró travieso y, justo cuando estaba ya vestido asintió echando a correr—. Nada de eso pequeño, tú no te me escapas —dije tomándole en brazos y haciéndole cosquillas

 

—Mami, paa... po favo… paa... mami —chillaba mi hijo entre risas, amaba verle así de feliz, estos momentos eran los mejores de mi vida. Mi pequeño era mi mundo y si alguna vez me faltara, lo más seguro es que me moriría, pues no soportaría estar sin él

 

Luego de nuestra pequeña guerra, acompañé a Nate al salón, donde se quedó jugando de lo más entusiasmado con su mecano y dos aviones que le regalaron Bree y su marido Diego unos días atrás. Aprovechando lo entretenido que estaba me fui a la cocina donde tenía la cena a medio terminar… Quería sorprender a mi campeón con unos canelones, una de sus comidas preferidas. Estaba deseando ver su cara de alegría cuando se sentará a la mesa, pues estoy segura que pensaría que cenaría pescado; me reí al recordar los pucheros que siempre ponía cuando le tocaba esa cena. Era increíble lo que nos parecíamos esos mismo gestos los hacía yo cuando era pequeña.

Todavía recuerdo como mi padre me reprendía delante de mi madre, pero en cuanto nos quedábamos solos me sonreía mientras me revolvía el cabello y, luego chocábamos los cinco celebrando mi victoria.

Rápidamente limpié las lágrimas que se habían escapado de mis ojos; me prometí nunca más volver a llorar ni a sufrir  por ellos, esas personas que alguna vez llamé familia: mis padres y mi hermana; no se merecían nada de mí. Lo más importante siempre fueron las apariencias ante la sociedad neoyorkina y, eso que no pertenecíamos a las familias más adineradas de la ciudad. No éramos millonarios, ni tampoco ricos, pero si que estábamos muy bien acomodados.

Mi padre, uno de los mejores corredores de bolsa de Wall Street,  sino el mejor; todos los que poseían grandes fortunas deseaban contratarle y, eso hacía que la codicia y ambición de mi madre saliese a flote y, nos acabó obligando a cambiar de colegio e ir a uno privado con toda la élite  neoyorkina, vamos rodeados de niños ricos, quienes se creían superiores a los demás por haber nacido en una cuna de oro… Pero si al menos todo hubiera terminado ahí, lo habría soportado, pero no, tuvimos que ir a clases de protocolo, bailes de salón y no sé cuantas mierdas más para poder codearte con esa gentuza, hasta se empeño en que tuviésemos nuestra fiesta para ser presentadas en sociedad, a lo que yo por supuesto me negué, pero mi hermana acepto enseguida, pues se había enamorado de esa nueva vida y dejo de ser un chica amable, sencilla y divertida para convertirse en una Barbie sin escrúpulos, que le daba igual pisar a quien fuera mientras ella saliese victoriosa. No sé cuantas veces me deje humillar por ella, llevándome todos castigos habidos y por haber por cosas que jamás cometí, pero como aparte de no callarme nada, protestar por cosas con las que no estaba de acuerdo, no seguir las directrices que imponía nuestra nueva manera de vida y seguir saliendo a divertirme con mis amigos de siempre, me hacían ser la oveja negra y la culpable de todo lo que ocurriese, por muy zorra y arpía que se había vuelto mi hermana… sin embargo ante los demás era todo ángel.

Y con la entrada a la universidad todo empeoró, pues todos, inclusive yo, habíamos sido seleccionados para las dos mejores universidades del país, Harvard y Princenton.

Mi madre junto consus nuevas amigas, se dedicaron a preparar nuestras vidas universitarias hasta que anuncié que  me quedaría en New York y estudiaría en la universidad de Columbia, enfermería. Aún me acuerdo de los gritos histéricos, maldiciones e insultos que mi madre soltó por su boquita, pero lo que de verdad la molestó fue cuando decidí alquilar un piso cerca del campus con unos amigos. Las palabras más bonitas que me dedicó mi madre fue, que era una cualquiera y una vergüenza para la familia y, que después de todo lo que me habían dado, se lo agradecía  dejando a la familia en boca de todos por culpa de la loca de su hija.

Y desde ese suceso nuestra relación llegó a ser casi nula y, hablándonos los justo y necesario, en las pocas veces que nos tocó reunirnos, ya fueran comidas familiares, reuniones de sociedad, y actos benéficos, donde debíamos acudir la familia al completo, aparentando una felicidad y unión familiar inexistente; sólo por mi padre seguí acudiendo a tales eventos, sabía que era importante para su trabajo y a pesar de que nunca me defendió de mi madre, tampoco me prohibió ni me detuvo en las decisiones que tomé y, eso que muchas de ellas sino no eran la mayoría les avergonzaban y, en varias ocasiones me negaron ante sus supuestas amistades, solamente por defender mis ideales, algo totalmente prohibido en mi familia…Pero como resulté ser la hija rebelde, que sólo buscaba problemas por participar en distintas manifestaciones, irnos en plan mochileros a conocer el país, acudir y participar en carreras ilegales de coches y motos, salir a bailar y acudir a conciertos, algo que todo joven suele hacer… Pero claro a los lugares que yo iba eran antros de perdición, mientras que donde mi hermana acudía junto a sus ricos y mimados amigos eran locales de moda y bien vistos… Eso es lo que pensaban las ingenuas de sus madres y la mía, ya que los buenos hijos se metían de todo y eso sin contar las orgías que se montaban.

No es que yo fuera una santa, porque no lo era, pero la gran diferencia es que yo no me escondía tras una mascara aparentando ser otra persona, que no soy. Disfruté de mi libertad en la universidad y obtuve vivencias increíbles, tanto buenas como malas, de las que no me arrepiento en absoluto. Me divertí muchísimo hiendo a las fiestas que organizaban las fraternidades, saliendo de marcha y de ligoteo con mis amigos; por supuesto muchas veces nos emborrachábamos y cometimos muchas locuras y estupideces, entre ellas probar las drogas, pues era una nueva experiencia; aunque la única que volvimos a consumir fue la marihuana.

Menudas fiestas nos organizábamos algunos fines de semana cuando íbamos a casa de algún compañero a las afueras de la ciudad o cuando alquilábamos una casa en los Hamptons durante las vacaciones. ¡Qué tiempos aquellos!

A raíz de mis pensamientos un pequeño recuerdo llegó a mí, una de las pocas veces que tuve un fuerte encontronazo con mi hermana, hasta el punto de que fueron más que palabras.

 

Flash Back

Seis años atrás…….

 

Habíamos alquilado todos los amigos una casita en los Hamptons, justamente en la playa para pasar la semana festiva, que debido a la celebración del día de Acción de Gracias teníamos en la universidad y, que mejor que pasarla todo el grupo junto sin molestas compañías… Sin embargo para nuestra desgracia al tercer día de estar allí nos encontramos con mi querida hermana Blair y el resto de sus amistades, claro que ellos, se hallaban en una pedazo mansión de alguno de sus millonarios papás. Se nos quedaron viendo como si fuésemos unos sucesos extraños o unos marcianos y eso que sólo estábamos de compras… los ignoramos por completo y seguimos a lo nuestro, era una tontería desperdiciar nuestro valioso tiempo con esa gente, aunque algunos de ellos se salvaban y por eso los consideraba mis amigos, de hecho varias veces se unían a nosotros, claro se trataban de los inadaptados y rebeldes.

El día resultó de lo más tranquilo ya que nos reservábamos para el gran día de mañana, el cual no tardo en llegar y, fue increíble; cocinamos todos juntos entre bromas y risas y, tal como lo planeamos comimos en la playa. Luego de una tarde de lo más entretenida los chicos hicieron una hoguera mientras nosotras preparábamos algo para picotear, que mejor que acabar el día tirados y relajados en la playa disfrutando de la tranquilidad del mar…, pero la suerte no estaba del todo de nuestro lado, ya que justo en el momento que disfrutábamos de unos porros de marihuana y unos tragos de tequila, whisky de lo que había mientras nos reíamos y cantábamos, hicieron acto de presencia mi hermana con el resto de sus amigos, pero lo mejor fue que detrás de ellos, venían sus padres en los que para mi desgracia se incluían los míos.

Alex en ningún momento me dejó abrazar, todo lo contrario me apretó más contra su cuerpo y yo, de lo más feliz me acurruqué entre sus brazos ignorando las miradas de desprecio y reproche por parte de mi madre y hermana; ya que mi padre como el buen cobarde que es, me retiró la mirada en cuanto su querida esposa le golpeó en el hombro disimuladamente para continuar con su paseo como si no existiera. No sé que era lo que veían tan mal como para sentirse avergonzados, estaba segura que no se debía a que nos encontraron bebiendo y fumando, sino a que su hija menor estuviera vestida sólo con un provocativo bikini y en los brazos de su mejor amigo y compañero de sexo.

 

—¿Cuándo piensas dejar de humillarnos? —me preguntó con altivez Blair, nada más alejarse nuestros padres

 

—Aquí la única que puede avergonzarse de tan infame familia, es mi ninfa —soltó con voz dura y cortante Alex, que miraba con gran indiferencia a mi hermana y amigos mientras me abrazaba fuertemente.

 

—Eres una desagradecida, en vez de estar por ahí exhibiéndote como si fueras una mercancía barata y haciendo el imbécil con pobretones muertos de hambre, deberías compórtate como la señorita que eres y apoyar a nuestros padres en todo —me dijo señalándome con el dedo provocando que estallara en risas ante su patético mini discurso—. ¿Qué es lo que te hace tanta gracia? —se cruzó de brazos lanzándome una rabiosa mirada.

¿A caso pensaba que la iba a tomar en serio? cuando lo único que hizo hasta que me marché a la universidad fue joderme la vida. Al principio llegué a pensar que era adoptada, ya que no me parecía a nadie, o eso creía hasta que conocí a mi abuelo paterno; ambos teníamos el mismo carácter y forma de ser. Me alegró inmensamente saber que no era la única cuerda en esta locura de familia.

 

—¡¿Qué coño quieres Blair?! Suelta de una vez tu maldito veneno y lárgate — exclamé hastiada de sus tonterías y aires de diva.

Alex que me conocía bastante como para saber que mi paciencia estaba llegando a su límite, tomó mi rostro en sus manos y me plantó un beso voraz, al cual respondí gratamente pasando mis manos por su cuello y profundizándolo de tal manera, que acabé tumbada en la toalla y con el encima… Y sino llega a ser por los improperios de mi hermana y los silbidos y comentarios de sus amigos hubiéramos continuado en nuestro mundo. Solté un gruñido al separarme de Alex, lo que hizo que mis amigos rompieran en risas mientras yo, aniquilaba con la mirada a mi querida hermana, que no le valía sólo con venir y soltar sus mierdas, sino que también tenía que interrumpir un buen momento. ¡¡¿Cómo no la voy amar?!! ¡¡Si es todo un amor!!

 

—Sólo quería ayudarte a volver al buen camino… Pero veo que es un imposible —comentó simulando estar apenada—. No sabes el dolor que siento al ver que mi hermanita ha echado toda su vida por la borda —su novio se acercó a ella y la abrazó.

 

—Ninfa, nunca me imaginé que tu hermana fuera tan hipócrita —declaró divertida y burlesca Anne antes de dar un trago a su bebida.

 

—¡Cállate borracha! Qué este asunto no va contigo — gritó una de las amigas de Blair mirando furiosa a mi amiga; vi como Danny estaba a punto de saltar por lo que me adelanté; una cosa era meterse conmigo y otra muy distinta hacerlo con mis amigos y, eso no lo iba a consentir.

 

—Estoy harta ¡Ya basta! —Me levanté bastante molesta de entre las piernas de mi amigo, con lo a gusto que estaba—. ¿Qué es lo que tanto te molesta hermanita?, ¿qué viva mi vida como me da la gana y sin dar explicaciones a nadie? Dime de un vez que es… Tengo curiosidad por saber porqué me odias tanto —inquirí poniendo mis manos en la cadera en forma de jarra, lo que hizo que mis amigos silbaran mientras gritaban cuerpazo.

 

—Ninfa, es muy fácil saber lo que la molesta —me guiñó un ojo Danny antes de proseguir—. Eres una chica independiente, guapa, que sabe vivir la vida al máximo, tienes tus propios ideales y luchas por ellos, además de ser tu misma y no una copia barata, tener grandes y verdaderos amigos y, no dejarse manipular por nadie. Eso sin contar que no le das importancia al dinero o al estatus de la gente, para ti, lo importante es su como son en realidad, el interior de las personas, su corazón, y eso, te hace única amiga —aseveró contundente regalándome una sonrisa y, dejando sin palabras a la molesta y para nada grata compañía, mientras que mis ojos brillaban por la emoción de sus palabras.

Mis amigos eran los mejores del mundo, siempre estaban para ti y nunca te abandonarían.

 

—Eso sin contar, la envidia que te tienen, sólo hay que fijarse en como sus novios te devoran con la mirada… Pero lamentándolo mucho chicos, será mejor que lo olvidéis, nuestra ninfa tiene mucho mejor gusto —se pitorreó Alex para luego lanzarme un beso volado ocasionando que nuestros amigos estallasen en carcajadas y provocando que mi hermana explotará en furia y comenzara a expulsar con fuerza y sin piedad su ponzoña.

 

—¡¡TE ODIO, TE ODIO!! —chilló separándose de su novio y acercándose a donde me encontraba, se detuvo frente a mí, sin apenas espacio entre nosotras— . Desde el momento en que naciste no has hecho otra cosa que amargarme la vida. Me quitaste la atención de nuestro padre, siempre fuiste la niña de sus ojos mientras que yo, por más que me esforzara siempre quedaba relegada aun lado, porque su princesita había hecho algo nuevo y brillante… Siempre te ponía como ejemplo ante los demás; menos mal que gracias a mamá se dio cuenta de cómo eres en realidad —sonrió con malicia, ya que sabía el dolor que me estaba produciendo.

Mi padre había sido muy importante para mí, era un luchador, mi modelo a seguir hasta que se dejó influenciar por la avaricia del dinero, las comodidades y las apariencias; convirtiéndose en pusilánime en las manos de mi madre, que lo manejaba a su antojo.

 —Siempre aparentando querer pasar desapercibida, pero yo sabía mejor que nadie, que todo era una estratagema para lograr que todos te tomaran en cuenta y, por supuesto te funcionó. En el instituto te convertiste en popular sin ningún esfuerzo, en cambio yo, había estado peleando todo un año para que me aceptarán; y para colmo, el capitán del equipo de fútbol te invitó a ir al baile de inicio de curso y en el, os hicisteis novios; te dio igual que yo estuviera locamente enamorada de él; paseabais vuestro amor todos los días por el instituto sin que te importaran lo más mínimo mis sentimientos. Así que intenté vengarme de ti a través de falsos rumores y malentendidos mal intencionados… pero como siempre saliste airosa de las situaciones. Al menos los castigos en casa recaían sobre ti, pues delante de nuestros padres yo era un angelito mientras que tú eres la rebelde —me miró con enorme rencor.

Estaba estupefacta nunca me imaginé tal envidia y celos por parte de Blair, ya que siempre la apoyé; hice sus deberes muchas veces para que no suspendiera, y eso que yo, era casi dos años más pequeña. La cubrí cuando se iba de fiesta con sus amigos o novio de turno y no aparecía hasta el día siguiente; siempre estuve a su lado. Ahora me daba cuenta que sólo se aprovechó de mí, nunca me quiso.

—No obstante por fin mi momento llegó. Cuando gracias al trabajo de papá y sus nuevos clientes nuestro estilo de vida mejoro, y a pesar de tus berrinches comenzamos de nuevo y rodeados de gente que si merecía la pena —soltó unas perversas risitas

—¿Y sabes que es lo que más me gustaba y disfrutaba? Qué no le importabas a nadie, tanto para ellos como para mí, eras un cero a la izquierda y, si alguna vez estuvieron apunto de aceptarte fue por mí… pero tu solita te cavaste la tumba al preferir a los pobretones sobre nosotros. Paso el tiempo y todo iba de maravilla hasta que volviste a tener que dar la nota con eso de ir a otra universidad distinta e, irte a vivir con algunos de ellos. —Señaló con el dedo hacia donde estaban sentados mis amigos, quienes la miraban indignados por la cantidad de mierdas hirientes que salían de su boca.

—Y aunque obtuviste la atención de nuestros padres por tus decisiones… Porque mira que preferir estudiar la tontería de enfermería antes que económicas y, así poder a seguir con el legado familiar. La verdad es que eso ya da igual, porque al final me vino de las mil maravillas, te ganaste el odio y desprecio de nuestra madre por poner a la familia en boca de todos y, más al haber aceptado a beca que te ofrecieron; eso fue un verdadero insulto, ya que económicamente podíamos pagar cualquier carrera en las mejores universidades... Sin embargo la señorita idealista e independiente sólo pensaba en ella como siempre… y aunque me pese, debo agradecerte que desaparecieras de nuestras vidas la mayor parte del tiempo… porque ahora somos mucho más unidos y felices, puesto que no hay una oveja negra en la familia que nos pueda dejar en evidencia; lo malo es que algunas veces tenemos que seguir soportando tu insoportable presencia —esas última palabras dieron de lleno en mi corazón golpeándolo con fuerza y rompiéndolo en mil pedazos.

Sino llega a ser porque Alex se levantó y me tomó de la cintura pegando firmemente a su cuerpo habría terminado cayéndome al suelo por el inmenso dolor que sentía

—Te odio Amaia, te odio con todo el corazón por pretender quitarme el amor de mi familia. Menos mal, que el abuelo, él único al que nunca pude embaucar para que dejara de quererte, murió hace un par de meses y, ya, no puede seguir defendiéndote a muerte delante de todo el mundo y con sumo orgullo… No sabes lo inmensamente feliz que me siento en este momento, al saber que papá y mamá han visto lo zorra y drogadicta que es su hija menor. Estoy segura que dentro de poco estarás fuera de la familia para siempre ¡Qué felicidad! —finalizó su discurso dándome un empujón en el hombro y, no sé en que momento, ni como sucedió, cuando la palma de mi mano golpeó fuertemente su mejilla.

—Eres una maldita puta, ni te atrevas a tocarme otra vez o, te denuncio a la policía por muy hermana mía que seas— levantó su mano con intención de golpearme, pero Alex la tomó de su muñeca deteniendo su ataque.

 

—Ni lo intentes bonita, a Amaia no la vas a tocar—le advirtió Alex soltando de un empujón su muñeca, que hizo que mi hermana se tambaleara y se apoyaras en el pecho de su novio, que se encontraba justo detrás de ella —. Será mejor que os vayáis y os llevéis a esta escoria con vosotros, sino queréis que las cosas terminen peor de lo que ya están —les miró amenazante abrazándome férreamente y haciéndome sentir protegida entre sus brazos. 

 

—Ahora que ya soltaste toda tu mierda y te quitaste la careta, quiero que me escuches bien —miré directamente a los ojos de esa desconocida, que hasta hace unos instantes atrás la consideraba mi hermana, por muy mal que nos lleváramos—. Sí para ti soy una cualquiera por disfrutar del sexo, no sabes la pena que me das, porque te pierdes una cosa maravillosa… Pero como sé, que de santa no tienes ni un pelo Blair… Si a alguien hay que llamar puta aquí, sin duda es a ti, que te vendes al mejor postor… o mejor dicho, al mejor prospecto para marido en un futuro… Yo en cambio lo hago porque me gusta y disfruto y, si por eso me quieres llamar zorra hazlo, me da exactamente igual… ya que el premio a fulana del año es… para Blair Kunis —declaré aplaudiendo e intentando ocultar todo el dolor que estaba sufriendo —. Ya nos veremos en la próxima reunión familiar obligatoria hermanita… Y, esto, es por el abuelo —solté antes de volver a cruzarla la cara con todas mis ganas.

 

—Estás loca, maldita delincuente y drogadicta —chillaba histérica revolviéndose en los brazos de su novio, que la sujetaba con fuerza y, mientras le decía que con gentuza como nosotros era mejor no hablar ni perder el tiempo… y, gracias al cielo se fueron y nos dejaron seguir disfrutando de nuestra noche tranquilos.

 

Fin Flash Back

 

A raíz de ese encontronazo nuestra relación fue nula y, cuando nos teníamos que ver de su boca sólo salían insultos hacia mi persona y todo por ser sexualmente activa.

Tampoco es que me acostará con todo el mundo, de hecho solo tuve un par de ligues de una noche y el resto fueron ya noviazgos de larga duración, unos mejores y otros peores… Pero con quien de verdad descubrí el sexo, la pasión y el placer, fue con Alex, mi mejor amigo. Con el que perdí la virginidad encantada, pues era un maestro fantástico, del cual aprendí grandes cosas; entre ellas que me gustaba recibir ordenes en algunos momentos ,aunque jamás comente nada, es algo que quise guardarme para mí… Y que solamente ayer lo experimenté y me encantó.

 

—Piiii —el sonido de la alarma del horno me sacó de pronto de mis pensamientos.

Abrí el horno y saqué la bandeja de los canelos donde vertí la bechamel con queso y nuez moscada que acaba de terminar. Puse de nuevo la alarma y metí de nuevo la bandeja con la cena, para que se terminara de cocinar.

 

Me acerqué al salón para echarle un ojo a mi hijo, ya que estaba muy callado y esos podía deberse a dos cosas; una que estuviera haciendo alguna travesura y dos, que se hallara demasiado sumergido en su juego, que es exactamente lo que pasaba; se encontraba completamente abstraído en su mundo de fantasía volando sus aviones.

Mientras regresaba a la cocina a preparar la mesa y terminar de recoger lo que había utilizado, una sonrisa surcó mis labios, al rememorar como mi vida sufrió un giro de ciento ochenta grados. Hace casi cuatro años .un veinticinco de enero a las diez y media de la noche, llegó mi pequeño Nathan al mundo, iluminando mi vida por completo… y por eso mi temor a dejar entrar alguien en mi corazón y en nuestra vida.

 

Esa fue la causa por la que en cuanto vi a Ian por primera vez en la cafetería del hospital lo ignoré.; claro que me gustó, mentiría si dijera lo contrario. Es un hombre que llama la atención por su atractivo de chico malo y rebelde, además de que sabe bien como utilizar sus armas, es un seductor nato y eso también fue lo que hizo que saliera corriendo… ya había completado el cupo en mi vida, de mujeriegos y niños ricos y, no estaba dispuesta a volver a cometer el error de fiarme de uno de ellos de nuevo… Sin embargo algo había en Ian, que me impedía darme la vuelta sin mirar hacia atrás y olvidarle por muy dispuesta que estuviera hacerlo… Aunque en un principio la cagó con su pose de seductor casanova en nuestro primer encuentro en el gimnasio…pero las palabras que me dijo antes, de darme una prueba de que el no era así… fue lo que me impulsó a darnos la oportunidad de conocernos.

 

Flash Back

 

Llegué al gimnasio como hacía diariamente y comencé con mi habitual entrenamiento. Encendí mi Ipod, me coloqué mis audífonos y mientras disfrutaba de la música comencé a pedalear en la bici, hasta que algo, mejor dicho alguien que estaba en otra de las bicis me llamó la atención.

¡¿Qué diablos hacía este hombre aquí?! Llevo viniendo a este gimnasio desde que me transfirieron de New York  y jamás lo había visto por aquí, ¿no sería que Ian me estaba siguiendo? Deja de pensar estupideces Amaia, seguro que es pura coincidencia; recuerda que una madre soltera ahuyenta a los hombres a no ser que sólo quieran tenerte por una noche en su cama; además de que ya decidiste dejarlo atrás, pues ya sabemos como son este tipo de hombres y, tras reiterarme en mi decisión retiré la mirada de ese hombre que me atrajo desde el primer instante en que le conocí y, me puse de nuevo con el entrenamiento cerrando los ojos y sólo concentrándome en la música que escuchaba e ignorando todo lo que ocurría a mi alrededor.

 

—Hola… eres amiga de Bella ¿cierto?... que casualidad encontrarnos aquí —me dijo sorprendiéndome mi pecado andante. Le miré acusadoramente, ya que en sus ojos se notaba que estaba mintiendo y al percibir el arrepentimiento en su mirada, me hizo saber que tenía razón y nuestro encuentro no era al azar.

 

—La doctora Swan no es mi amiga, tan sólo somos compañeras de trabajo, bueno más bien de hospital —aclaré con tono frío, no me apetecía seguir manteniendo está conversación necesitaba alejarlo de mí.

 

—¿A caso los compañeros de trabajo no pueden ser amigos? —inquirió con una sonrisa—. Me llamo Ian —estiró su mano su mano para presentarse y muy a mi pesar no la acepté como en la ocasión anterior, ya que si la aceptaba sabía que estaría perdida y, no podía permitírmelo… Miré a sus ojos y haciendo acopió de todas mis fuerzas para no perderme en ellos, le lancé una fulminante mirada.

 

—Ya lo sabía, te presentaste en el hospital por si no lo recuerdas —afirmé un poco brusca, detuve la bicicleta y sin prestarle la más mínima atención me encaminé hacia las colchonetas donde comencé hacer abdominales.

 

  —¿No te ensañaron educación tus padres?... Se supone que cuando alguien se presenta, se espera que la otra persona corresponda —declaró tumbándose a mi lado.

¡¿Es que no pensaba darse por vencido?!¡Mierda no quería hacerlo… pero no me quedaba de otra!

 

—Mis padres siempre han dicho que soy una maleduca incorregible… como veras las reglas de urbanidad no son lo mío... Es más, estoy segura que la doctora Swan ya le informó de mi nombre  —dije con voz seca y cortante mientras seguía a lo mío, como si el no estuviera a mi lado.

 

—Tienes toda la razón Mia, no se te escapa ni una —aseveró sonriente y sin dejar de mirarme y, consiguiendo que detuviera de inmediato mis ejercicios de abdominales.

 

—Es Amaia…. “AMAIA” —recalqué mi nombre mientras le aniquilaba con la mirada.

 

—A-M-A-I-A —repitió mi nombre como si fuera un niño chiquito. Se veía tan adorable con esa carita. ¡Amaia céntrate! Tienes que alejarte de él, es lo mejor para Nate y para mí—. Entendido, no tienes porque ponerte furiosa… un error lo puede cometer cualquiera —un gruñido se escapó de mis labios mientras me levantaba dispuesta a irme a otro lado, pero para mi desgracia el se incorporó de un salto—. Espera, no te vayas —dijo tomándome del brazo con suavidad provocando que una corriente eléctrica recorriera mi cuerpo, así que usando todas mis fuerzas me zafe de un tirón  y me giré para quedar frente a frente.

Me dolía lo que iba hacer… pero era la única salida para que me dejase en paz.

 

—¿Sabes algo?... odio a los tipos como tú —solté con desprecio y  al verle estremecerse estuve apunto de retractarme y hacer caso a mi corazón; rápidamente deseché ese pensamiento y volví a ocultarme bajo mi papel de víbora odiosa e hipócrita

 

—¿Cómo yo? —preguntó con inocencia y poniendo ojitos.

No caigas en la tentación Amaia, eres fuerte, sigue adelante con la actuación.

 

—¡¡Sí, como tú!! —le señalé con el dedo. Dios cuanto me iba a costar hacer esto—. Eres el típico hombre arrogante, que piensa que con sólo una sonrisa podrá llevarse a cualquiera a la cama… Eres un petulante, que lo único que busca es diversión… vamos, para que lo entiendas… Soy alérgica a hombres como tú — manifesté sonriendo satisfecha, aunque por dentro estaba desecha por mentir de esa manera.

 Ian retrocedió unos pasos y me dedicó una sonrisa matadora.

 

—Si estas dispuesta, tal vez podríamos encontrar una cura… pero sino… —habló dejando la frase en el aire antes de girarse con elegancia y dirigirse a una cinta de correr donde justo al lado se encontraba una chica trotando y con unos cascos puestos.

El muy maldito se acercó y la sonrió de manera sexy, lo que hizo que la muy tonta perdiera el equilibrio y estuviera apunto de caerse de la maquina. Ambos se pusieron a charlar de lo más felices, la chica reía de manera estúpida mientras movía su cabello en un patético intento de parecer sexy; ¡Dios que ganas me estaban dando de matarla! y, encima el muy idiota la incitaba y seguía su juego.

Los celos me carcomían, así que me di la vuelta y seguí con mi rutina hasta que ambos se marcharon rumbo a los vestuarios, mi corazón se detuvo de golpe al saber lo que ocurriría, no desprendí mi vista de ellos hasta que se perdieron por la puerta.

 

—Esto es lo mejor Amaia y lo sabes… Entonces porque me duele tanto. ¡Maldita sea! —susurré para mí mientras cerraba los ojos e intentaba ahuyentar esas imagines de mi cabeza.

 

—Ligar es fácil como dices, bien me pueden tirara la toalla, pero sólo depende de mí, si la tomo o no… No es bueno juzgar a la gente por lo que ves —me sobresalté al escuchar su voz, pero era imposible se había ido con esa mujer… sin embargo su dulce aroma llegó a mí, haciéndome abrir los ojos y encontrándome con esos hermosos ojos azules tan transparentes como el mar del caribe, que me tenían completamente hipnotizada. Sin romper la conexión de nuestras miradas decidí dejar mis miedos de lado y darnos la oportunidad de conocernos.

Siendo de lo más atrevida llevé mis manos hacia su toalla, la cual estaba rodeando su cuello y, con suma delicadeza tiré de un lado para tomarla entre mis manos y, secarme lentamente el sudor de mi cuello y escote ante su atenta mirada.

 

—Hola, soy Amaia Kunis —sonreí dulcemente—. Eres Ian ¿verdad?... Encanta de conocerte —le di un beso en su mejilla, que le hizo sonreír mientras se sentaba a mi lado en el banco.

 

Desde ese momento empezamos a juntarnos todas las tardes donde manteníamos agradables conversaciones en las que nos íbamos conociendo mejor y, me di cuenta que no era para nada el estúpido chico que un principio pensé. Lo único malo de todo esto, es que cada día me gustaba más y estaba próxima a enamorarme de él, si es que no lo estaba ya.

 

Final Flash Back

 

Ian… no dejo de pensar en ti... no quería dejarte entrar en mi corazón… sin embargo lo invadiste de lleno y me da miedo esto que siento… estoy muerta de miedo…necesito tenerle a mi lado y eso es lo que más me asusta… No obstante no me arrepentía de haber bajado las barreras y haberme dejado llevar por mi corazón y sin duda es lo mejor que hecho.

Sólo el recordar como apareció hace dos noches en mi apartamento muerto de nervios y sintiéndose culpable, por haber estado con alguien mientras sentía que me traicionaba, me llegó al alma y, más al saber que estaba siendo sincero; cualquier otro en su lugar habría ocultado que había tenido sexo y que se sentía sucio… Al principio estaba un poco renuente, una pequeña parte dentro de mí aún tenía miedo y, al parecer mi chico lo notó, pues sin dudar un segundo unió nuestros labios en un tierno beso, que no insistió en profundizar, lo que sin duda me sorprendió… aunque no tanto como cuando me pidió que lo besara y probara; en ese momento mandé todos mis temores a la mierda y me entregué a ese beso con todas mis fuerzas y, aceptando que Ian ya se encontraba dentro de mi piel, cuerpo, alma y corazón.

No puedo olvidar su mirada de asombro cuando le dije que le iba a limpiar para mí y que sólo quería cuidarle… Sus ojos reflejaban ternura por como lo estaba mimando pero también un deseo irrefrenable provocando que mi cuerpo se encendiera más, si era posible, ante su mirada de lujuria al recorrer mi cuerpo cuando le tendí la esponja… No sé como ocurrió pero apenas sus manos hicieron contacto con mi piel, un fuego abrasador corrió por mi cuerpo mandando la poca cordura que me quedaba a la basura y, dejando salir a la luz después de tanto tiempo a la ninfa apasionada que habitaba en mí.

Me es imposible poder describir todas las sensaciones y sentimientos que experimenté cuando me hizo suya por primera vez.... Pero lo que sucedió ayer noche, en las bodegas, verle en su faceta dominante dejando aun lado al divertido, bromista, y travieso, para convertirse en un hombre dominante me excitó de una manera que jamás me imaginé experimentar; en ningún momento sentí miedo, todo lo contrario me encantó su forma de hacerme el amor con ese sentimiento de posesión, demostrándome que era sólo suya y de nadie más, me hizo sentir poderosa… puede sonar extraño, pero estar a su merced fue algo sublimé, que me llevó a una cúspide de placer inimaginable… Siempre tuve fantasías de ser dominada e incluso atada, si a alguien se lo contará seguro que saldría corriendo, pensando que soy una loca chiflada…pero este tipo de juegos siempre me llamaron la atención; aunque con ninguno de los chicos con los que salí me sentí a gusto o con la confianza suficiente como para hablarlo y mucho menos intentarlo… Sin embargo con mi tigre, me sentí protegida y amada todo el tiempo y, sin duda es algo que me gustaría seguir experimentando… Creo que mi chico había abierto una puerta llena de fantasía y deseo que se ocultaba en mí. 

 

—Mierda ¡Qué susto! —chillé pegando un salto cuando el maldito reloj del horno pito sacándome abruptamente de mis pensamientos.

Menos mal que Nate se encontraba en el salón con música puesta y no me había escuchado gritar, porque de haberlo hecho ya habría venido corriendo todo preocupado… Mi niño es mi sol, por el que daría mi vida.

 

Mi cabeza vagó sin poderlo evitar a esta noche, cuando vi a mi tigre e hijo juntos, resulto un momento maravilloso… pero un golpe de realidad llegó a mí, al observar como mi novio iba impecablemente vestido con ese elegante y caro esmoquin, que le hacían verse asombrosamente atractivo e increíblemente lejano a Nathan y a mí… Éramos de mundos completamente diferentes; en ese instante por primera vez me sentí inferior y, no por el hecho de pertenecer a clases sociales distintas, en mi caso por elección… sino por sus amistades y el ambiente que le rodea; seguramente estaba exagerando por que no había sabido nada de él durante el día… pero la realidad es que me sentí fuera de lugar, quizás se dio cuenta que no me encontraba a su nivel y se avergonzaba de nosotros, o el tener tiempo para pensar le hizo retroceder y no querer complicarse la vida al estar con una madre soltera.

¡Deja de pensar tonterías Amaia! Ayer Ian te demostró que quiere estar contigo y con Nate… olvídate de los miedos de una vez… y por mucho que intentaba seguir mi propio consejo, me era sumamente imposible… el imaginar a Ian en esa gran fiesta rodeado de mujeres hermosas , elegantes solteras, y sin la carga de un hijo… Y sé que ese estilo de vida le gusta, por eso comprendía que el prefiriera pasar la navidad en ese ambiente rodeado de su familia, amigos como siempre había hecho… ¡¿Cómo competir contra eso?!  ¡¿Qué es lo que yo puedo ofrecerle?!... una cena en mi pequeño apartamento con mi hijo… Es lógico, él ya tenía sus planes hechos y nosotros no entrábamos en ellos.

¡Por Dios deja el dramatismo!... Seguro que le ocurrió algo que le impidió llamarte; no seas paranoica; mañana le veras y le podrás entregar el regalo. Ahora deja los pensamientos de lado y a disfrutar de la cena con mi maravilloso campeón.

 

—Nate, cielo, la cena ya esta, ve a lavarte las manos —le dije dulcemente a mi hijo mientras acariciaba su rebelde cabello.

 

—Si, mami, voy codiendo —me miró con sus hermosos ojos miel—. Tengo muta hambe —afirmó sonriendo mientras se levantaba—. Te quieo mami —besó mi mejilla y salió corriendo al baño.

 

Me quedé sonriendo como tonta mirando por donde mi hijo había desaparecido…Mi bebé, mi pequeño, mi amor, mi mundo, mi Nate, lo más maravilloso e importante que tengo, no me arrepiento de nada y mira que pasamos por momentos muy duros que sino llegamos a…

 

—Ding, dong, ding, dong —sonó varias veces el timbre de la puerta, me pareció raro pero supuse que sería la vecina, ya que siempre me pide café, azúcar o sal… Vete tu a saber que sería esta vez. 

Nada más abrir la puerta me quedé petrificada en el sitio… No podía ser, esto era una alucinación, mi cabeza y corazón, me estaban jugando una mala pasada... ¿Sería posible que mi deseo se hiciese realidad? Abrí y cerré mis ojos un par de veces esperando despertar y que este espejismo desapareciera… Pero no era un sueño, él estaba parado en mi puerta con su típica y picara sonrisa. Me era imposible hablar, estaba demasiado emocionada y, en el momento que fuera a decir algo miles de lágrimas se deslizarían por mis ojos.

 

—Mami, ¿quen es? —preguntó mi pequeño y, obligándome a llevar mi mirada hacia él— ¡¡El mago, es el mago!! Mami, mia, mi amigo el mago —comenzó a dar saltitos debido a su entusiasmo—. Ven, pasa, vamos a cena ¿te quedas veda? —sonrió tomando su mano y tirando de Ian para que entrara en la casa.

 

En el instante que nuestras miradas se unieron, cualquier miedo que sentí desapareció y, fue sustituido por una gran felicidad y un inmenso amor, hacia Ian, que hablaba alegremente con mi hijo mientras ambos reían.

Con una enorme sonrisa cerré la puerta y, me marché a la cocina donde me esperaban los chicos de mi vida para disfrutar de una maravillosa cena de navidad.

 

 

 

 

 

Capítulo 38: PANICO Capítulo 40: SORPRESAS, SORPRESAS

 
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