Todavía era temprano cuando dos torbellinos entraron a mi habitación,  “domingo”

-Rayos olvide poner cerrojo- susurre

-Bella no seas grosera- dijeron Rose y Al juntas (demonios me había escuchado), antes de reaccionar me encontraba parada frente al ventana con mis dos amigas a los costados.

-Mira Bella nuevos vecinos- me dijo Al dando pequeños brinquitos y señalando a tres chicos que se encontraba paseando en bicicleta, frente a nuestro depar.

-El oso es mío- comento Rose como quien no quiere la cosa, observando a uno de los chicos que realmente era muy musculoso y tenia el cabello negro rizado, que se habían detenido un momento por lo que pude notar para beber un poco de agua de sus termos.

-Listo Rose, a mi me encanta el rubio- dijo Alice ahogando un risita tonta- me quedo con él-finalizó diciendo.

Luego de esos pequeñísimos comentarios ambas me miraron de forma maliciosa, al notar ese intercambio  y sabiendo a quien quería ponerme como pareja, a decir verdad el chico no estaba nada mal, tenia el cabello cobrizo era poco menos musculoso como sus otros amigos, pero no me podía olvidar de que ya tenia novio.

-Chicas se olvidan de Jake mi novio, ya saben el chico musculoso de piel cobriza, cabello negro, que me llama amor cuando suele venir a buscarme, lo incluyeron en su “brillante plan”- dije de forma sarcástica y buscando a mis compañeras de departamento. Ya que mientras hacia este comentario no me había dado cuenta que mis queridísimas amigas estaban agachadas ahogando sus risas.

-Bbbella  vvvoltea a la vvventana- dijo Al que trataba de respirar para hablar correctamente, al hacerlo me encontré con tres pares de ojos que me observaban entre curioso y divertidos, el grandote al que miraba Rose alzó su mano y me saludo, mientras que los otros  solo sonreían mientras el cobrizo le daba un zape en la cabeza, yo como siempre solo atine a sonrojarme; a lo que las risas de mis amigas se hicieron exageradas.

-Bella estas con tu pijama de Blanca Nieves- dijo Rose apenas, mientras que Alice tiraba de mi haciendo caer  sentada, de manera obvia, al piso.

Estaba a punto de abalánzame sobre mis queridísimas amigas para matarlas cuando mi celular que se encontraba  sobre  la mesita de noche sonó, con el característico tono de Jake, era un mensaje de texto: 

“Amor te espero para comer juntos en la cafetería del vecindario en una hora”

Te extraño

Jake.