Mi ángel

Autor: sachiko065
Género: Romance
Fecha Creación: 15/02/2013
Fecha Actualización: 25/10/2013
Finalizado: NO
Votos: 19
Comentarios: 87
Visitas: 43151
Capítulos: 30

Edward es el ángel guardian de Isabella Swan. Él toda la vida la ha amado y nunca ha dejado de protegerla... Pero un día comprende que está perdidamente enamorado de ella. Siente desesperación al no poder estar con su amada quien ya se está convirtiendo en toda una mujer y que está comenzando a vivir. El deseo de Edward de convertirse en humano se hará realidad, pero, tiene un trato que cumplir, ¿Logrará cumplirlo y quedarse para siempre con Isabella?

+ Añadir a Favoritos
Leer Comentarios
 


Capítulo 11: Reglas y preguntas

Bella POV:


Terminé de vestirme y salí del cuarto. Edward estaba afuera esperándome. Se veía demasiado sexy con la ropa que llevaba puesta. No podía sentirme tan mal por lo que había pasado hacia unos minutos. Había tenido deseos de... Tener intimidad con él, pero comprendía que no debíamos hacerlo. Me sentí mal por haberlo casi forzado a subir a mi habitación. Aunque, esto había pasado porque Edward no me había explicado lo de las reglas. Cuando me las explicara ya podría saber que podía pedirle y que no. Tenía pánico de separarme de él lo cual me resultaba abrumador. Edward era hermoso y perfecto pero esta no era una razón para estar enamorada tan rápido. Yo en mi vida hacía visto tipos "Perfectos" Solo me habían gustado pero hasta allí. Con Edward todo era diferente. Estos sentimientos sin duda no eran normales pero no por eso malos. Sentía que Edward y yo estábamos destinados a estar juntos y también tenía la extraña certeza de que nunca podría querer a otro. Todo estaba bien, lo único que me mareaba era que todo había ocurrido muy rápido, mi vida hace dos días era completamente normal, después me desperté y Edward apareció en mi habitación. Me daba un poco de pena pensarlo pero, aun no le creía del todo lo del "ángel". Lo pondría a prueba, le haría preguntas sobre mi vida.

-¿Nos vamos ya?- me preguntó sonriendo.

-Si, sólo deja que me lave los dientes- contesté.

-Muy bien Bella

-No tardo- murmuré mientras me metía al baño. Me lavé los dientes y me peiné. Me puse un poco de maquillaje-. Vamonos- dije saliendo. Él fue al cuarto de nuevo y sacó un cepillo de dientes color azul cielo. Me reí y Edward entró al baño. Definitivamente Dios lo mandó aquí muy bien equipado.

Fue todo un desastre, la pasta de dientes estaba en toda su cara, yo no podía parar de reír y Edward frunció el ceño. Se veía como un niño pequeño.

-Debes practicar más- le dije mientras tomaba una toalla pequeña y le limpiaba la pasta. Aun seguía riendo.

-No te burles por favor- contestó ruborizado.

-Es que fue gracioso...

-A mi no me parece gracioso, soy un desastre

-No te enojes Edward- le di un beso en la mejilla. Él me sonrió de una manera que casi me deja sin aliento.

-Va... Vamonos- tartamudeé.

-Está bien- sonrió.

Los dos bajamos las escaleras.Yo tomé las llaves de mi camioneta y salimos. Por fortuna no había ningún vecino a la vista, nadie diría nada o eso creía.

Nos subimos a la camioneta y antes de que la prendiera me dijo:

-Algún día de estos vas a tener que enseñarme para que sea yo quien maneje... Me pone de nervios cada vez que lo haces

Me eché a reír.

-Eso sonó machista

-No lo digo por ser machista, lo digo porque de verdad no me gusta que te expongas a ninguna clase de peligro

Dios, esto era demasiado lindo.

-No es peligroso- repliqué-. Yo manejo muy bien

-Lo sé- suspiró-. Aun así no me agrada mucho que manejes

Sonreí levemente. Edward se estaba poniendo de sobreprotector otra vez. Eso me emocionaba ya que lo hacía de una manera adorable. Prendí la camioneta y eché en reversa para salir de la cochera. Después nos dirigimos hacia el parque. No se me ocurría ir a ningún otro lugar. Estacioné la camioneta y salimos de ella.

El parque estaba lleno de niños y de familias. No pude evitar sonreír. Eso era mi sueño, formar una familia, tener hijos corriendo por el parque mientras mi esposo y yo los veíamos. Me emocionaba la idea de cumplir ese sueño junto a Edward.

Él y yo nos sentamos en una banca y comenzamos con esa conversación que ambos necesitábamos para podernos entender.

-Comienza Edward, quiero que me expliques las reglas

-Muy bien... Como sabes, era tu ángel guardián... Te observaba siempre y nunca dejé que te ocurriera nada, mi trabajo comenzó a hacerse difícil cuando te convertiste en una adolescente ya que los muchachos comenzaban a atraerte y tú a ellos- la última frase la dijo enojado lo cual me emocionó. Él estaba celoso-. No sabía por qué, pero me molestaba mucho, al principio creí que era un sentimiento de tristeza porque habías crecido, ya que siempre te había querido y cuidado como un hermano, pero cuando tuviste esa cita con Jacob me di cuenta de que eran celos, yo te quería como hombre

Suspiré. Esas palabras tan intensas dichas por su sexy voz me estaban matando. Era como ver una película con un actor perfecto, pero esto era la vida real y él me las estaba diciendo a mi. Seguía sin entender como es que tenía tanta suerte.

-Por fortuna no te pasó nada cuando ese idiota se quiso pasar contigo- continuó pero ahora con la voz llena de furia y de dolor-. Tú lloraste de camino a casa, yo lo hice contigo, deseé ser un humano para estar a tu lado y protegerte... Cuando llegaste a tu casa no dijiste nada a tu familia lo cual me molestó y creo que es tiempo de reclamarte

-No... No quería preocuparlos- me defendí.

-No debías callar, no es justo que sufras sola

-Continua con la historia por favor, lo que pasó con Jacob ya no me importa en lo absoluto

-Pero a mi si

-No quiero hablar de eso, continua por favor

-Está bien- asintió-. Tú te dormiste, y yo de repente observé hacia afuera y vi pasar una estrella fugaz, yo consideré tonto eso pero pedí un deseo, ser humano

-Wow- susurré.

-Después de eso no supe de ti, ya no veía tu habitación, nada, solo oía una voz que me dijo que sería humano y me dijo el trato

-Él... ¿Él era Dios?

-No, pero si otro ángel o eso creo, el caso es que hicimos un trato, me puso condiciones que debía aceptar para que me dejaran estar contigo

-¿Y cuáles fueron esas condiciones?- pregunté nerviosa.

-Algunas ya las sabes... No debemos involucrarnos físicamente sin casarnos, lo cual me parece muy correcto

Asentí. Estaba de acuerdo. Yo siempre había querido llegar virgen al matrimonio, pero hoy quise mandarlo todo a la mierda y hacerlo, por fortuna no pasó nada.

-Otra de las condiciones es que no peleemos, yo no te puedo hacer sufrir, cosa que jamás voy a hacer

Sonreí. Yo también estaba de acuerdo en eso.

-Hum... También debo protegerte con mi vida, pero esa regla ya la rompí, así que solo nos quedan cuatro reglas más por cumplir solamente

-¿Qué?

-La rompí ayer que fuiste a Seattle, casi te...- no pudo terminar la frase. Se notaba que esto le afectaba mucho y me sentí mal-. Estábamos dormidos cuando oí la voz otra vez y me dijo que había quebrado esa regla, yo por eso me levanté y te pregunté que había pasado

-Por eso estabas tan inquieto- musité. Estaba preocupada-. Lo siento tanto, pero es que...

-Tú no tienes la culpa- me interrumpió-. Nadie la tiene, solo el maldito Jacob- dijo furioso

-Si, sólo él, sólo él, y... ¿Cuál es la siguiente?

-No te las estoy diciendo en orden, pero recuerdo que también me dijeron que debías enamorarte de mi ya que no ibas a tener un ángel guardián- sonrió y yo también lo hice. Si supiera que ya la había cumplido-. Cómo ya te dije, no te puedo hacer sufrir, o sea, no gritarte, no serte infiel

-Espero que lo cumplas- dije con miedo. Él era tan guapo que podría conseguir a cualquier mujer.

-No seas tontita- se rió y acarició mi cabeza-. Yo solo te quiero a ti

Me abracé a él. Estaba sumamente emocionada.

-Hay una regla, la cual es la más importante

-¿Cuál?

-Ningún humano debe enterarse de esto, solo tú eres la única que puede saber esto, pero nadie más

-¿Entonces qué vamos a decirle a los demás? No te voy a ocultar Edward, las cosas no me gustan así

-Ya lo sé, les dirás a todos que soy un nuevo estudiante en tu escuela, que vengo de Inglaterra, mis padres viven allá, mi padre es un empresario, mi madre es arquitecta, vine aquí porque soy estudiante de intercambio y decidí venir aquí porque me gusta el frío

-¿Qué?

-Lo... Lo siento Bella, eso son los datos y recuerdos que tengo en mi mente, antes de despertar me dijeron que me llamaría Edward Cullen y que mis datos los sabría sin necesidad de preguntarlos

-Vaya, hasta te pusieron apellido- dije riéndome-. Muy bonito por cierto y muy bonita la historia también

-Si, Dios es increíble- susurró.

-Tú edad es...

-Diecisiete, nací el 20 de junio de mil novecientos noventa y cuatro

-¡Tú cumpleaños es mañana! cumplirás dieciocho años

-Si, supongo que si- dijo ruborizado.

Yo lo besé por toda la cara. Me alegraba que mañana fuese a ser su cumpleaños pero también me estresaba ya que debía prepararle algo. Quería darle una sorpresa. Si, solo habían pasado dos días desde que lo conocí, pero sin duda se había ganado mi amor. Era imposible no querer a ese ángel.

-¿Cómo quieres celebrarlo?- interrogué. Tenía que saber que le gustaba.

-Hum... Yo solo quiero estar contigo, con eso estoy feliz

-Tonto- gruñí-. Claro que estarás conmigo, pero pide algo más

-No quiero otra cosa- dijo haciendo un puchero-. Para mi ya es demasiado

-Estás mal, yo te voy a dar algo y quiero que me digas ahora que es...

Pareció meditarlo unos momentos y sonrió porque se le había ocurrido una idea. Este niño era tan tierno. Tanto, que daban hasta ganas de llorar. Era tan inocente y puro...

-Quiero ir a la playa, siempre he querido bañarme en el mar

-Está bien, mañana vamos a la playa- le prometí.

-Gracias Bella, y... ¿Puedo pedir otra cosa?

-Si, claro

-Que me enseñes a conducir

-Muy bien, pero te advierto que ese sería un regalo para mi

-¡Si! Yo quiero compartir mis regalos contigo- exclamó feliz. Rayos, ¿En donde había aprendido a ser tan adorable? Su expresión era como la de un niño pequeño y si le agregamos que tiene un rostro perfecto, la ternura resulta aun mayor. Era insoportablemente tierno.

-Pero sería solo para mi- me carcajeé-. Así me quitas el trabajo de manejar

-Eso quiero cielo- me besó la cabeza y mi corazón se aceleró-. Quiero hacerlo todo por ti, eres mi princesa

Joder. Iba a darme un maldito infarto si seguía con esas palabras. Me abracé más a él sin decirle nada. De repente me acordé de que tenía que ponerlo a prueba para ver si el era un ángel de verdad.

-Edward- lo llamé.

-¿Si?

-Quiero hacerte unas preguntas de mi vida...

-Si

-Hum... ¿Por qué escondí el oso de peluche favorito de Rosalie cuando yo tenía siete años?

-Se pelearon

-Eso no prueba nada, pero bueno, sigamos... ¿Dondé lo dejé?

En realidad necesitaba preguntar esto porque ya no me acordaba en donde lo dejé.

-Abajo de tu colchón

-¡¿Qué?!

Edward me miró serio.

-No crees aun en todo lo que te dije ¿Verdad?

-Si, pero...

-Te contaré todo... Naciste el trece de septiembre de mil novecientos noventa y cuatro a las cuatro de la mañana, tu madre tuvo complicaciones para tenerte por eso tuvieron que realizarle una cesárea, afortunadamente naciste bien, pesaste tres kilos doscientos cincuenta gramos y mediste cuarenta y nueve centímetros

-Increíble...- susurré.

-Tu primer traje fue amarillo, tu madre decía que era de buena suerte vestir de amarillo a los bebés cuando los sacaban del hospital, así que te vistió con ropa amarilla hasta que te dieron de alta, fuiste una niña muy amada por tu familia y sigues siéndolo... De niña fuiste muy tranquila y querías ser cantante

"Oh, por favor que no mencione lo que estoy pensando" Pensé nerviosa.

-En las vacaciones, cuando te llegabas a quedar sola en casa tomabas algún cepillo, encendías la música y comenzabas a cantar- rió y yo quise que me tragara la tierra. Sentí mi cara arder como nunca.

-Ya cállate, ya te creí, que vergüenza

-No es vergüenza mi amor, cantas muy bien

-Gracias, pero no es cierto

-Claro que lo es

-¿Y si volvemos a casa?- le pregunté para evadir el tema.

-Si- respondió y su mirada se apartó de mi para buscar algo-. Eh... Bella, ¿Podríamos comprar un helado?

-Si, pero no traigo dinero

-No te preocupes, yo tengo, me traje uno de esos fajos de dinero

-¡Qué imprudente eres!- exclamé-. Salir con mucho dinero a la calle es peligroso

-Lo sé, no lo he traído todo, calma, solo tomé un poco

-Está bien, compra tu helado

-También compraré el tuyo

-No es necesario

-Yo quiero invitarte

-Con una condición

-¿Cuál amor?

-Que mañana me dejes invitarte a mi

-De acuerdo- sonrió y nos dirigimos a comprar el helado.

............................................................................................................................

Espero que les guste. 

Saludos a: 

ISAKRISTEN: Tu historia me gusta mucho, y me alegro demasiado de que te guste mi Fic :D, gracias. 

MARYALCPLATT: Si, Edward es muy lindo, pero también puede mostrar su lado perverso jaja, pero no siempre será así, solo tendrá pequeños toques de pervesión. Muchas gracias por comentar

NANI678PLATT: Gracias por dejarme tu comentario, espero que te guste el capítulo nuevo c:

JAZ_CULLEN: Me alegro que te emocione mi historia. Contestando a tu pregunta, yo actualizo cada vez que se me ocurre una idea jaja, pero no te preocupes, no tardo tanto en actualizar, máximo tardo una semana o menos, siempre se me ocurre algo que añadir al fic. Saludos desde México también :D

Y a todas las demás que comentan esta historia. Prometo que  mencionaré a todas las que me pongan un comentario en el siguiente capítulo :)  y a todas las que comentaron les mencionaré al final del Fic (Aclaro, todavía no se acaba, aunque no será tan largo, estamos como a 1/4 de la historia si sigo mi plan original, si se me ocurren otras cosas, el Fanfic será más largo) 

Capítulo 10: Enojada Capítulo 12: Sorpresa

 
14443774 visitas C C L - Web no oficial de la saga Crepúsculo. Esta obra está bajo licencia de Creative Commons -
 10760 usuarios